domingo, abril 14, 2024

DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE ABRIL.

 


El crepúsculo. Rosas se abren a las calladas pisadas de los cetáceos. El oleaje se consume en un adiós donde los tangibles ojos miran su desvanecimiento. Mis espaldas pesan. Un desprendimiento me lleva a la dejadez de mis emociones y soy ave en el aire que en remolinos se vuelca en la tranquilidad. Hace tiempo que no espero. El agotamiento son hogueras donde mis piernas corretean en la nada. Y continuó con este crepúsculo como maravilla de la vida. Escucho al sol. Escucho ese universo que susurran el canto del silencio. Y me siento donde las cumbres son mar de nubes de un pensamiento. El crepúsculo. Soy poema que tiembla en la reanimación de sus ojos, desterrados, aislados. Y sin embargo , amo.  Pieza que se pierde en las vertientes de la reconditez cerrada.

miércoles, abril 10, 2024

LA DANZA

 



Un piano

La danza

Los soles de lo cotidiano

El sosiego del cosmos

Una visión rota

El aleteo de las olas

Lo eviterno de los sentidos

Las manos ojos de lo venidero

Y el piano

Y la danza

Y este instante

en la isla.

lunes, abril 08, 2024

Y EL AHORA ES AHORA...

 


Siempre retirada de la intemperie de los sentidos. Andamos, amamos y caemos en el silencio donde las manos se vuelven llanuras de un follaje espeso. Así, en la soledad, en compañía de nuestros ojos conversando con las estrellas más allá de lo eterno. La calma retira los escombros de la juventud y el almanaque marca el nacimiento de un viento norte donde nuestro ritmo crece en las tonadas de un piano, solo. Y el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana. Y siempre retirada de los acantilados donde los vientres rozan la inquietud, la ceguera. Arrimándome a la mudez de una danza. Arrimándome en esas esquinas donde las gotas de una tenue lluvia me llevan al abrazo, el abrazo de mis pechos bailando con el silencio. Trepo donde las rosas no son visibles solo , el eco de su perfume. Trepo donde las aguas cristalinas me dejan beber siendo el rumor de su camino donde me dirijo. Y el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana.

miércoles, abril 03, 2024

LAS OLAS DUERMEN

 


¿Sabes de mí?

No sé, las olas duermen

Las flores de abril me llaman

Y la luna esboza calma

Pienso en ti

No se de que manera

Luzco esa bahía

Donde las ballenas cantan.

¿Estás ahí?

No te siento,

Una gélida raja sacude mis hombros

Y me alargo en un llanto sentado en una pequeña plaza

Me visto de un deseo

Me visto de un sueño

Me visto de un duelo

Me visto de pájaros apiñados en su rumor

Con las calladas calles de esta ciudad

Y me confundo

Y me atraganto

Y me pierdo

La voz rota del mañana no se cansa

Emerge donde los cuerpos se lían

Como amantes de los soles.

martes, abril 02, 2024

FLABES

 


Estamos aquí, en la tierra. Un lugar donde la vida es posible o imposible. El agua escasea, el agua crea guerras infinitas en las corrientes de los harapos de nuestras ideas. Miramos el cielo, un azul añil baña nuestro escudo y es tan perfecto y es tan bello…que nos hacemos perezosos para contemplar la realidad. No hay agua, los campos en su soledad se queman de sed, las gargantas son oprimidas por el desgarro de la falta de agua. El mar está contaminado y los cetáceos no cantan. Estamos aquí, en la tierra. La estación está preparada , unos pocos seremos exploradores de es cosmos salvaje donde la existencia corre peligro. Nos embarcamos, en nuestras naves, corre el siglo 25 y aun así seguimos mirando el cielo, con su azul añil. El eje de la tierra se ha desviado posiblemente provocando en mezcla con el efecto invernadero y nuestra dejadez incontables avalanchas de inclemencias terroríficas a nuestro planeta. Estamos esperando, un viaje donde vagaremos más allá de este cielo de azul añil que nos protege. Expectativos vemos como nuestros navegantes del universo despegan. Convencidos de que llegarán al planeta Flabes donde se espera que se un bálsamo de tranquilidad para nuestro mañana ¡Uhm¡ Qué será…qué será de nuestro mañana, de unos pocos!  En flabes se supone que hay agua, agua pura. Y ahora , en este instante que han partido me pregunto del futuro de nuestras generaciones venideras. Flabes se encuentra en el cinturón de Kuiper. Los peligros abundan debido a la basura estelar. Pero confío en que llegarán y traerán buenas noticias. Flabes. Muchos años luz y llegarán y traerán gratas noticias. Solo hay un inconveniente, que este poblado. No sabemos nada de él. Llegan ondas de radio, pero es difícil descifrar la realidad. Nosotros que estamos aquí, en la tierra. Que no más somos una partícula dentro de una galaxia, en los brazos de una espiral que se vuelve imponente , gigantesca y casi inasimilable a nosotros. Y llegaremos a Flabes. La tierra está en la desesperación. Y después qué. El cielo, con su azul añil nos muestra que esta es nuestra casa y teníamos que cuidarla. Solo, unos pocos podrán viajar allí. Aquí seguirán las guerras, las batallas con un velo de metrallas, gases virulentos asesinando la vida, la atmósfera. Es un viaje peligroso. Es un viaje donde los pensamientos recalcan nuestro error. Es un viaje donde la pena te hace cerrar los ojos y caer en el sentido de este mundo. Miramos al cielo, un azul añil nos presente que aun hay esperanza. Estamos aquí, en la tierra. Y otros pensamos como descontaminar esta agua, como hacerla derecho universal para todos los habitantes de este lugar. El dióxido de titanio a lo mejor es nuestra salvación. Pero nos empecinamos, nos empecinamos en irnos y ello solo para unos pocos. Vivimos aquí, en el planeta tierra, un cielo de azul añil nos mira, nos aconseja que la amemos como raíces de nuestras singladuras. Y pienso que todo es posible, que todo puede cambiar y que todo cambia. Se ha perdido la señal con los exploradores a Flabes y nos sentimos decaer. Las jornadas pasaran y volveremos a tener noticias de ellos. De ellos, en ese espacio misterioso de la vía láctea. Salvar nuestra madre, que de sus fuentes aflore un agua limpia, pura, cristalina. Y porqué no. Aquí la tierra, con un cielo de azul añil proclamando los deseos , los sueños.

sábado, marzo 30, 2024

DISTANTE...

 



Distante, materia oscura que se expande y contrae en curso de las lunas. Nos unimos a las montañas donde los arroyos abundantes son maravilla de los sentidos. La existencia se vuelve extraña, una condición olisqueada por el encogimiento de nuestros estómagos ante tanto desgarro, ante tanta ruptura de lo sensible, de lo frágil. Distante, en donde las mareas hipnotizan los cetáceos, las aves nocturnas. Sin embargo, me aproximo, aquí estoy, aquí estamos divagando nuestra condición de amar y ser amadas. Un suspiro. Un agujero que sustrae cada tic-tac de la respiración para ser muelle donde escalan los ojos de la penumbra. Y no es tristeza asumida, es un girar y girar entorno a tu mirada ausente, desvaída, pálida. Distante…

martes, marzo 26, 2024

TRAGALUNAS


Y  Tragalunas miraba la luna, la blanca luna, en una noche de marzo cuando la primavera era obertura de la sinfonía de las flores. Y Tragalunas en la orilla miraba su barca. Y Tragalunas se embarcaba en el infinito de las estrellas, miraba el océano como padre de su condición y admiraba las ballenas como canto a su razón. Y Tragalunas no tenia ganas de trabajar, de pescar para su vida diaria. Tragalunas observaba fijamente el cosmos, esa vía láctea enredada en sus ojos claros. Su frente era seña de la sal  y algas. Su canto se condicionaba al canto apenado de los cetáceos. Si, Tragalunas estaba triste aunque la mar lo amaba, lo quería como parte de ella.  Su vieja barca danzaba al son de la marea, esa marea respetada en un mutuo acuerdo en el ayer. Y Tragalunas por momentos se sentía feliz. Una felicidad ausente en otros. Su contemplación, su amor por el océano lo conquistaba. Pero la desdicha también se arrinconaba en él. Estaba solo en una sociedad donde el refugio de la tecnología y las prisas lo dejaban invisible. No, su labor no era valorada. No más que un simple pescador. Un simple marinero de madrugadas gélidas. Había entregado su entereza al mar y por ella suspiraba. Y hoy mitigando su profundo firmamento complacido se mostraba dichoso pero a la vez un llanto reventaba su estómago, estaba solo. Tragalunas en las corrientes del aislamiento es voz del silencio de sus manos, gruesas, trabajadoras, deformadas en el paso de las estaciones. Y Tragalunas saludó a una pardela que se poso en su barca, ya conocida durante en el transcurso de la oscuridad, de las noches donde Tragalunas salía con su barca a pescar. Se miraron fijamente. Una comunicación se enervo en el sentido del callar cuyo significado implicaba la calma de estos dos seres. Supo de la cura de esta sociedad. Supo que el amor nunca le llegaría. Supo que su vida era prodigiosa. Supo de su pasión por ese destierro donde las ballenas cantan. Supo del sufrimiento que cruzan ese mar al encuentro de la esperanza, de la paz. Supo que el era parte de él y no le importaba. Un hombre donde la profundidad de su voz resonaban las caracolas.