miércoles, mayo 29, 2013

Lluvia...

Lluvia. Liada a los pasos cotidianos en el amanecer cuando a la deriva nos embarcamos a un mundo desconocido. Un ambiente donde el resonar de su tintineo contra espejos donde nuestro ser se muestra más allá de la reconditez. Lluvia. Retornamos a ese encuentro con los pajarillos que se escabullen bajo las ramas de la naturaleza cuando ella se va. Su sonoridad es rienda del auge de la alegría, de la contemplación de sus vuelos a ras de esta ciudad. Y pienso que a veces yo vuelo con ellas bajo el plomizo cielo y que me evado en la sintonía de la libertad. Lluvia. Emociones nos rescatan cuando descendemos en los fondos de la incertidumbre. Emociones que en su recorrido nos embellecen cada trago de las horas que en esta ciudad nos alienta. Y seguimos. Sí, seguimos por esa ruta donde después de una lluvia acabada nos hace navegar por carreteras pacíficas hacia un océano de la perfección del reino natural. Lluvia. Hoy en eses primeros instantes de la claridad nos refresca con nuevos propósitos, nuevas perspectivas que nos inducen a la calma. Calma y paz. Paz y calma. Cuerpos con rostros serenos que van en busca de la oportunidad. De esa esencia que nos de los pilares para edificarnos bajo el peso de nuestro impulso, de nuestra fuerza. Lluvia. Volar y volar con alas de mariposas al encuentro de ese néctar que nos de la vida, la vida… 

viernes, mayo 24, 2013

PASOS...

Pasos. Manos que emanan pétalos tras una mirada entre montañas. La libertad de ser naturaleza hechizada por el manar de una sonrisa, una sonrisa que se ha ido en el transcurso de los meses, de las horas. Somos eco del hoy, un hoy que va enjaulándose por los imperiosos deseos del declive. Miras. Sí, miras más allá de la frontera y quieres…quieres pasar. Pero no puedes ¡No puedes¡ Te abandonan las fuerzas y la quejadumbre de tu alma te vuelve estática. Maciza columna de acero impenetrable donde el impulso del viento no la tirará, no la hará cambiar de ese cavilar que como serpiente va consumiendo cada paso, cada mano alzada a la esperanza. Cabizbaja y con un firmamento que oscurece miras los primeros astros. Una ambiente agradable te apresa, es el susurro de los montes. Das medida vuelta y te evades en una danza descomunal donde graznar de los cuerpos te tiende un puente de cipreses. Adiós, dices. Adiós a ese mañana que tanto añorabas. Pero te balanceas, te columpias entre el temor y la verticalidad ¡Tu peso¡ Fúnebre tonada de unos ojos que se marchitan a medida que observa a sus seres queridos alejarse, huir del detrimento de una tierra. 

miércoles, mayo 22, 2013

El piano....


Repican las campanas de la iglesia. Una plaza y el azul de la caída de la tarde hacen emerger dos figuras. Una mujer sentada delante un piano y un hombre frente a ella.

YY: Y tocas con la ternura impulsiva una melodía que lleva la brisa a los corazones ausentes.

XX: Y taconeas al son que tu rostro tapado por tus penas se va desquitando de ellas.

YY: Y, ¿por qué? Me pregunto. Hace frío aquí. Las campanas no dejan de sonar y tú en tu atmósfera eres viaje de las notas, de cada pisada de tus dedos sobre ese piano. Detente. Escucha, escucha. El crepitar de ese badajo metálico que al compás de nuestra respiración da un cierto aire de nostalgia. Ahora, aquí. En medio de esta ciudad que se mueve a una velocidad voraz.

XX: No. Y taconeas. Derramas la sangre de tus ojos. Me das la espalda ahora. No quieres mirar. Es como si todo se hubiese acabado.

YY: Si. Todo se funde en el tragar de esta tarde que se evade. Como esos pajarillos que ya no oyes cantar. Me siento dolido. Tu y tu piano. Llamas sobre cada adoquín que aquí piso. Te vas. Observo como te evaporas a medida que tu música se apaga.

XX: Si. Me voy. Pero no es por qué yo quiera sino el impulso de esas algunas veces que me hace desfallecer. Hoy es nuestra despedida. Hoy es nuestro adiós. Adiós Amor.

YY: No. No permitiré ese adiós. Vago en el sin sentido. Vagas en la boca de la muerte. Tú y tu piano ¡Tus manos…¡ Siento que tu inspirar y espirar se hace cada vez más eterno, más largo. Y yo  aquí. Solo

Repican las campanadas de la iglesia. No cesan. La noche se hace. Una noche sin luna. Las farolas esta noche no alumbran y la oscuridad es absoluta. Ella y su negro piano. El y su negra mirada, deja de taconear. Se vira. Ella no está. Solo un piano de cola de su más bello recuerdo del ayer.


martes, mayo 14, 2013

El retorno...(poema)


El retorno.
Astros que abrazan la noche.
El murmullo de las olas.
Y yo aquí y tú ahí.
Frente a frente
Con las fumarolas de los deseos. 
Aprisa somos ese labio
Que roza el océano.
Lentamente somos esa caricia
Que estallan los lamentos de las pardelas.
Vuelves, sí.
Yo aquí. Tú ahí
Y cuando la luna nos embriaga
Un solo ala orientada por los brillantes del universo.

sábado, mayo 11, 2013

El mantel de lunares...(relato)


El mantel de lunares sobre la mesa, un jarrón de margaritas sobre el. Y ella frente a él. Es la caída de la tarde, un firmamento que se afianza a una luna llena que rebosa de luminosidad en una ciudad donde el ruido se difumina. Se miran. El  la mira. Ella la mira. Al encuentro de unos ojos que han perdido toda la juventud, todo ese esplendor de años atrás. Se sienten agotados. La rutina y la monotonía de esas jornadas que pasan desde que se jubilaron los hacen transitar en una cuerda floja de mirada a mirada. Antes no se daban cuentan. Sí, ignoraban todo ese proceso que lleva a una vida juntos. Una vida que se les hacía ahora demasiado largo.
-         Podemos ir al parque- dice él
-         Al parque para que- contesto ella.
-         A dar un paseo, a coger aire fresco.
-         No. No tengo ganas. Vete tu solo.

No. No tengo ganas. Se levanto de la silla con una nube en sus ojos grises y se fue. Ella delante del mantel lunares y un jarrón de margaritas marchitas sobre el. Se quedo estática, pensativa, cansada. Un cierto quemor la embriagaba. Por qué habrá dicho que no. Se entristeció. El solo dando vueltas y más vueltas en el parque. Ya la noche dice de los astros, ya la noche dice del vacío. Se detuvo y miró hacia su casa. Una cierta pena lo embargaba. Esa distancia entre los dos. Como si nunca hubieran habitado el mismo techo, la misma cama. Me tendría que hacer quedado, pensó el. Dio media vuelta  y regresó. Ella, se levanto y fue abrir la puerta. Allí se encontraron. La mira. Le mira. Y esa mirada emana el hechizo mágico de un amor que todavía no se acabado. Se fueron a la habitación. Hicieron el amor. Descubrieron que aún existía algo. Algo que va más allá de sus mentes entre ellos dos. 

jueves, mayo 09, 2013

Tú......



Sube y sube por esas cascadas que revientan al sentir tu cuerpo, tu esencia manoseada por la bestia negra. Sus huellas se implantan y giras en torno a las flores que algún día te harán revivir, reencontrarte con tu persona. A lo lejos un cielo rojizo dice del mañana, de ese mañana que arrancará de tus entrañas la muñeca de cabeza rota que dejo rastros en ti. Lloras, ya lo se. Te angustias, me lo imagino. Tus penas son ese escarpado risco que tienes que ascender para ser cumbre del olvido ¿Cómo olvidar?, te preguntas. Si las cadenas ardientes a tu ser pesan, pesan….Ya verás que alzarás el vuelo de nuevo. Ya verás que alguna luz te mirará, te hará mirar y podrás erupcionar como luna nueva, como imagen que una vez distorsionada vuelve a la normalidad. ¡El dolor¡ ¡El dolor¡ Te hace sangrar cada recuerdo de su brutal puño. Pero ahora eres libre y no te das cuenta. Qué lástima siento por ti ¡Girar y girar al son de la memoria¡ Una memoria que te ciega, que te evada por terrenos oscuros donde ortigas y fango hacen arrastrarte, revolverte en el ayer ¿Quién te salvará?, te preguntas. Tu misma. Tu misma has de empezar a danzar con la sepultura de las atrocidades.  Tú misma desencadenarás un arco iris que te lleve por las sendas de rejuvenecidas motivaciones, de emociones que te impulsará hasta ser tú.

lunes, mayo 06, 2013

La Ermita...(relato)


Pasos que se pierden a la sombra de una tarde. Una tarde que con la caída del sol nos recuerda lo agradable que es dar un paseo por esos pueblos solitarios. Había salido de su casa no muy lejos de la ermita y a ella se dirigió con la calma de los pétalos de los lirios blancos. Quería reencontrarse con ella misma, con ese punto de sus entrañas que le enseñara la estrategia para continuar el día después. Sus ojos claros se clavaron en ese monumento blanco ya gastado por los años. Atrás un monte que se oscurecía. En su mente imágines de mujeres que habían ido muchas veces allí para rezar a no se quien: un muerto, un amor, un adiós, una bienvenida o para ellas mismas. Tranquila se sentó ante ella y comenzó a mirarla, a buscar que es lo que los habitantes de su pueblo habían encontrado ahí.
-                          ¿Que escondes? Tal vez los cadáveres andantes de antaño. Tal vez las penas del ahora. Tal vez algún espíritu que emerge cuando ellas se encuentran contigo.
-                          Nada. No oculto nada- respondió la ermita- solo paz. Una paz que ofrezco sin nada a cambio a medida que las almas se sientan a meditar.
-                          Para mi eres extraña. Pero hay algo en ti, en tus paredes desnudas que me atrae con cierta calma.
-                          Sí, la calma de los corazones. De esos que con sus angustias rezan hasta brotar en ellas una cierta serenidad, una esperanza.

Una esperanza, la paz se dijo para sus adentros. Una estructura de piedra ofrece algo que en la cotidianeidad no hallan. ¡Una piedra¡ Una piedra perfilada puede dar cobijo aquellos que se buscan. La verdad que es admirable observarla, tocarla. Da ganas de danzar alrededor de ella cuando la noche se avecina y las hogueras dan luz a este lugar. ¡Cuanta gente ha pasado por aquí¡ Todos con distintas inquietudes, con distintos sentimientos, con distintas esperanzas. Y solo han hallado la paz. Esa paz que a veces se retuerce en el quehacer diario.
La ermita elevo su cruz, una cruz que parecía un ave y se aproximo con unas de sus alas a  ella. Ella la rozo. Comprobó que no era nociva sino algo neutro, algo por los que muchos viven por un mañana. 

domingo, mayo 05, 2013

Lástima....


Lástima que te hallas ido. Te has consumido en una habitación donde flores se dibujaban bajo nubes de ensueños. Yo aquí. Como siempre. Pensándote en el transcurso que una cascada fresca de amaneceres cabalga sobre mi. En estos momentos de intimidad me encuentro contigo. Sí, con la solemne sonata de los pajarillos que llegan a mi ventana. Con un cielo límpido que nos dice de la pureza de las almas. Tal vez donde estés me recuerdes. Como cierta gota que a ras de tus ojos fue arrastrándose hasta no se más cenizas del adiós. Entre tanto te imagino y algunas veces danzo al son de espejos que miran lo que fuimos.  Me alejo más allá de las montañas sobre un océano que lo lleva el viento. Me sumerge más allá de las tenebrosas mareas cuya espuma rodea pétalos que se van, que se alejan como tu. Sí, es una pena que te hallas ido. Ahora que la llama de las raíces de esa tierra donde quisiste ser ave de aventuras se pudre, se evaden.  Yo aquí. Como siempre. Pensándote a medida que me azota la nostalgia. Esa añoranza que te hace reavivar el fuego emotivo de tu existencia.