Rojo. Rojo que merodea tras las lágrimas del sin sabor.
Despertamos y prietos somos erupción sobre islas donde la pena ronda. Andamos y
sol gris viene a guarecernos del desplome de una hoja verde que se esfuma en
blanco jadeo.
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
viernes, junio 27, 2014
El violín y ella...
Y tocaba un
violín. Yo la observaba en cada movimiento espontáneo y ávido. Hipnotizada
admiraba ese violín que transmitía algo
especial. Una música que me hacía confundir la realidad con el sueño, el sueño con
la realidad. A ella, la veía más bella. Joya que se mece en el sentido de las
mareas y un viento que no cesaba. Estábamos en una calle céntrica. Yo sentada
en un muro. Ella, de pie. Y tocaba el violín con la melodía de la memoria. No
sé qué añoranza se desprendía de él. Quizás el alma de ella. Ella tan bella. El
tan correcto, tan perfecto. Y yo desde el muro intentaba alcanzarlos.
Alcanzarlos con unos ojos que no sentían el paso el tiempo. Un tiempo que nos
arrastra, que nos estrangula, que nos destripa para luego continuar. Embelesada
a cada nota, a cada sonata era singladura de mundos infinitos, de esos mundos
paralelos que tal vez deseábamos vivir. Pero que belleza. Ella estática y solo
sus manos. Manos huesudas, frágiles, pálidas invocando al corazón. Latidos que
con celeridad al ritmo de esas cuerdas. Y tocaba un violín. Sí, yo desde el
muro la escuchaba. Ella vertical impregnaba con un cierto aire que daba aforo a
la imaginación. Nubes blancas pasaban lentas pero dejaban algún resquicio de ese
cielo celeste. Las horas andaban y andaban. Pero ella no se detenía. El violín
y ella. Ella y el violín. Una misma sustancia flotante que me llevaba a la
calma. Me imantaba, me absorbía, me adhería a esos instantes donde todo parece
eviterno en el recuerdo.
miércoles, junio 25, 2014
Con los ojos...
Con los ojos
escarchados miraba el horizonte en su despertar. Un cielo cobalto la embriagaba
a esas horas cuando la luna se escabulle y solo el astro rey desea sobresalir.
Meditaba en la jornada del hoy, una jornada envuelta en la pesadumbre, en la
nostalgia. Desde su ventana los pajarillos no dejaban de cantar la balada del
alba, el ronroneo del oleaje le llegaba como un eco lejano que se precipitaba
por veredas desconocidas. Comenzó a
soñar. Sí a soñar. Caravanas de yeguas que en su galopar transmitía el brote
salvaje de la naturaleza. La rodeaba. La atrapaba. Y con ella crecía el musgo
que en su piel se iba impregnando. Ahora era toda verde, toda humedad con ese
aroma especial de la madre tierra. Se sentía protegida, acogida por el imperio
de las arboledas que iba arrimándose como hermanas suyas. El sol no se veía. La
sombra de las ramas solo dejaba pasar algunos doradas hebras que incidía en sus
ojos. Se quedó estática, inamovible de lugar de manantiales y frondosidad.
Despertó. La lluvia venia y el firmamento plomizo le decía que tenía que cerrar
las ventanas. Pero no. No quiso. Quería saborear la esas gotas como telón de
fondo a lo cotidiano. La nostalgia se había ido y la sombra de la pena también.
Ahora era más ella. Solo ella y este mundo que gira y gira.
sábado, junio 21, 2014
Y dijo el sol y dijo la luna...
Y dijo el sol “ Arriba los corazones verdes, blanco, azules
que sueñan con esos espejos donde nos reflejamos y vemos y observamos los sueños
edificados en nuestra mirada”.
Y dijo la luna” Penetremos por los túneles donde la luz de
la esperanza sea ese manantial subterráneo que solo nuestras manos verticales
pueden tocar”.
Y dijo ella” Pues caminemos hacia costa donde las gaviotas
pacen en paz”.
Y dijo el sol “ Gaviotas y gaviotas, aves que nos hacen
migrar donde el ronroneo del oleaje es eviterno a la calma”
Y dijo la luna” Gaviotas y gaviotas, aves de ensueño que nos
hace ver tras un leve cristal de arco iris”
Y dijo ella” Sí, caminemos, abracémonos, sintamos la tibiez
de un cuerpo amigo que nos acompaña”
Y dijo el sol” Levantémonos y ascendamos a las profundidades
de las almas caídas en la angosta senda de la pena, del hambre, de la sed, de
la injusticia”
Y dijo la luna” Sí, levantémonos y estiremos nuestras alas a
este globo donde todo parece pudrirse, hastiarse, cansarse”
Y dijo ella” Aquí estamos. Aquí seguiremos en la ruta de
esos refugios donde el erupcionar de siemprevivas serán lengua que sedará todo
mal”
Y dijo el sol” Te creo. Creo en la evolución humana más
bonancible, más serena, más equilibrada, más justa, más solidaria”
Y dijo la luna” Te creo. Creo en la igualdad de cada ser, de
cada roca, de cada tierra, de cada conciencia.”
Y dijo ella” Aquí estamos sol y luna. Vigilantes de este
planeta azul ¡Qué siga! ¡Qué siga…!”
viernes, junio 20, 2014
Retorno...
Retorno. Pasos cancelados que
muerden las entrañas. Paraíso perdido en el alberga las melodías recónditas del
sin sabor. Volver. Sí, volver. Por las junglas donde el trotar de arroyuelos
asciende hasta nosotros como metamorfosis a otra vida. Aquí estamos. Sí, aquí.
Entre la duda y lo cierto. Nos mezclamos con el salvaje aroma de las flores
silvestres hasta trepar a las copas más altas de arboledas que insinúan nuestro
grito. Sí, gritar. Gritar cuando emancipados de los eclipses deseamos ser
nosotros mismos. Por qué no. Y gritar cando la brisa fuerte nos seduce con el
gemido de las ramas, con el vuelo de las hojas secas, con la disipación de las
nubes. Y alto, muy alto. Y nos desnudamos. Solo la brisa y el grito engendrando
nuestro devenir en el acumulo de los años. Todo se ha ido. Ahora queda el hoy y
el mañana. Un mañana donde regresarán las sonrisas a nuestra faz. Sí,
esbozaremos dibujos en el aire donde nuestros sueños vagarán a nuestro derredor
como centinelas de la alegría.
jueves, junio 19, 2014
Sol
Sol. Luz.
Claridad extrovertida
Que tiñe los cuerpos de tonadas al viento.
Lágrimas. Rocas.
Murmullo débil del oleaje
Que navega por sus rostros
De miradas cerradas.
Melancolía. Caracolas.
Resonar de los silbos de los rayos
Sustentados por una bóveda celeste
Que cuenta de la claridad de nuestros sentidos.
Caída. Orilla.
Aproximación de unas huellas evanecidas
Por la marea de los sueños.
lunes, junio 16, 2014
Cuando la noche...
Cuando la
noche me abraza. Ay, estos parajes desérticos a los que bajo con la tonada de
los cipreses me hacen sentir, no sé, un estimulante sabor a silencio. La luna
allá arriba diciendo adiós. Sí, es tiempo de decir adiós por unos instantes.
Laberintos de rosas negras amarran el llanto y me desmayo en una barquilla sin
rumbo ¿Dónde me llevará?, me pregunto. No me importa. Quizás donde un faro me
indiqué mi norte. Pero para que. Deseo en esta sombra de noches ser indiferente
a los sentidos del viento y perderme…Perderme por esos indescifrables lugares
del misterio. Una lágrima caricia mi mejilla y no sé por qué. Cuando la noche
me llama soy ave solitaria al encuentro de pacificadoras hogueras. Me da igual
todo. No soy hilo que converge en el origen de la bulla. Me identifico más bien
con el aliento de la nada. Ya…Ya sé que es tenebroso, grotesco. Pero es así. La
noche y yo. Yo y la noche girando en torno al vacío, a la soledad. El vacío y la
soledad. La soledad y el vacío. Qué bien suena. Me asomaré a las estrellas y
las contaré. Y ese faro…Ese faro que me guía en la ruta perdida me alimentará
de sueños, de un despertar en medio de mi yo.
jueves, junio 12, 2014
Blanco...
Solo te pedía un poco más de
tiempo. En esta carta que me has enviado todo se ha desvanecido en un velo
blanco que anuncia la muerte, el adiós. Corro rápido al metro y parada tras parada
pienso si tú te subirás como antaño. Pero no, rostros de ojos blancos priman en
cada detener de este aparato. Llevo puesta la misma ropa de siempre, de cada
jornada de que se enciende el día hasta la caída de la tarde: unos vaqueros,
una camisa negra y unas playeras. Me
bajo en la última parada y desesperada asciendo hasta donde la luz del día
incida en mis ojos marchitos. No estás. No lo entiendo, me digo. Sobre mi llevo
esa carta y comienzo a leerla en voz alta, muy alta. Para que me escuchen. Ya
sé que la primavera se ha ido. Ya lo sé. Pero tú en ella insiste, insistes en
que toco se acabado y que no tienes más palabras. Para qué, me pregunto ¡Tanto
hemos hablado¡ No sé. Persigo cada mirada y solo una paloma se posa ante mí.
Qué pena no tengo nada que darle solo tus últimas palabras “Todo se ha acabado”.
Rompo la carta y se la doy. Quizás se puedan alimentar de algo de tu adiós como
yo me alimento en lágrimas, me digo. Tendré que parecer uno de esos oradores
que se ponen en la puerta del metro con el mismo sermón. Lo que ocurre que el
mío es diminuto y punto “Todo se ha acabado”. Una especie de rabia penetra en
mi estómago y trepa hasta mis sienes y grito. Sí, grito. “Maldito seas”, digo. “
Te maldigo”. “Espero que te pudras en los banco blancos mientras esperas a otra”.
Ahora me miran. Alguno que otro me aplaude ¡Que he hecho¡ Pero me siento feliz,
me siento desahogada de tanta y tanta mentira. Sí, el amor eterno. Tú creías
no. Tú lo aceptabas no…Tú lo repetías. Pues muy bien “Todo se ha acabado”. Ay
me siento decaer. Este descargue me ha infiltrado cierta fatiga, cierto
agotamiento. Me voy.
martes, junio 10, 2014
Decayendo
Decayendo, va
el día decayendo a medida que las constelaciones se animan a ser supervivientes
detrás de esta atmósfera. En una roca que mira el océano está sentada ella.
Contemplando el sinuoso danzar de las olillas. Espera. Espera el resurgir de la
luna. Quiere su encuentro, su sabiduría, sus leyendas de siglos y siglos. Habla
en un murmullo que se va haciendo mayúsculo a medida su respiración toma el
aliento del mar.
XX
Aquí estoy.
Sí aquí.
Mirándote.
Hablándote.
Cariciandote
con los sentidos
Que me elevan
hasta ti.
YY:
Aquí estás.
Sí aquí
Mirándome.
Hablándome.
Acariciándome
con tu quejido.
XX:
Sí, mi quejido
Corre desesperado
Por las grutas
de mi cuerpo.
Despiadado se
apodera de mí
Y me hace
revolverme entre serpientes
Que bailan al
viento, al viento.
YY:
No. No más
quejas.
Sube sobre
barricadas
Que hagan de
ti una sonrisa perenne,
Una sonrisa
donde las tempestades no tienen cabida.
Ven, ven.
Arrímate a mí
en esta noche que viene.
Seremos
amantes.
Amantes en la
luz de las estrellas, de mi esencia.
XX:
No. Me quedo
con mi pena.
Una pena que estremece mi
verticalidad
Soy peso del ayer.
Quiero mirarte.
Quiero hablarte.
Pero tú debes callar.
Aguarda el tiempo.
Un tiempo que viene y va
En el girar y girar de las horas.
YY:
Silencio me pides.
No.
Quieres amarme censurando mi voz,
mi luz.
Y me miras.
Y me hablas.
Yo luna no me rindo ante la
tristeza.
XX:
Silban las caracolas,
Lloran las ballenas,
Duermen las algas.
Yo mujer de la nada
Te reclamo respeto.
Solo quiero mirarte, hablarte.
Un desahogo que se evapora
A medida que te deseo.
YY:
Y me miras.
Y me hablas.
Como ola rompiente
Me entrego a ti.
Callaré.
XX:
Quiero gritar.
Sí, gritar alto.
Decir que estoy cansada.
Sí, cansada.
Tengo la sed en mis ojos.
Tengo heladas en mis labios.
Y mis manos, ¡ay mis manos¡
Estriadas de tanta y tanta
soledad.
Te invoco a ti luna.
No me hables.
No me mires.
Solo déjame esta noche
Ser yo.
Sí yo.
Mujer dividida en dos.
¿Quién tirará más fuerte?
El llanto o la sonrisa.
Ambos son la misma cosa.
Y con ellos sobreviviré.
Me miro en ti.
Un reflejo de mi alma
Me envuelve en un gris inmenso.
Sí, grito.
Y continúo.
He de continuar.
domingo, junio 08, 2014
Ahora
Ahora que somos envergadura de
las cimas que colindan con los astros. Bebemos de ellos. Alzamos nuestros
brazos y volamos por el paraje de los sueños que bien temprano anuncian la ida
de la madrugada. Aquí estamos. Somos ese rincón de esperanzas que se mueve
vigilante a través de las entrañas de este mundo agotado. Anunciamos la luz de
la paz con el tintineo de algún océano que sobrevolamos como oasis fértil de
vida. Me miras. Te miro. Y cuentas cada estrella que en nuestro viaje
interminable se va cruzando ¡Qué belleza¡, dices. Todo se mueve en el sentido
de nuestro aliento vertical. Sí, ascendemos como fuente que mana el sabor de la
bondad, de la honestidad. Aquí estamos, digo. Sí, aquí en medio de un paraíso donde
las aves migratorias están al acecho para tomar su rumbo. Mientras aquí en esta
cima. El universo anuncia buenos tiempos, tiempos cambiantes que fecundará las
manos en que nos agarramos para continuar por esas estrechas cuerdas que dan al
vacío. Te he dicho que te quiero. Creo que sí. Yo no sé lo que tú habrás
mencionado. Pero en este instante eterno nos conmueve un beso. Para qué
palabras. Sí, amarnos. Amarnos en los lindes de este paisaje de ensueño ¡Qué
pintoresco es¡, digo. Y me miras. Y te miro. Y con nuestra miradas somos
bocetos de esos colores que un arco iris de una lluvia ida nos trae el sol. Ahora viene esa calidez que nos hará
erupcionar con los vuelos de nuestra imaginación, de nuestra ilusión. Seremos…Seremos
gaviotas que descenderán hasta las mareas al encuentro de las ballenas que nos
guiarán en el surcar de la jornada. Nos hundiremos. Hallaremos esos ahogados
que en la celeridad por el bienestar duermen en las profundidades. Otra vez en
la superficie saludaremos aquellos que vagan en la ruta de los sueños. Y cuando
anochezca volveremos a esa cima. Sí, esa cima que tanto nos embriaga.
sábado, junio 07, 2014
Vagas...poema
Vagas arrimada a las orillas solidarias
De un vergel que te da de beber
Cuando las aves huyen
lentamente
Por el infinito océano del subconsciente.
Te dejas ir como flor despellejada
De sus raíces a esos
rincones
Donde la belleza de la caída de la tarde
Suspira en nombre de los desaparecidos.
Territorio infranqueable
Para los que no entiende de emociones
De lo hermoso que estar semi desvanecida
En los círculos de los versos.
Vienes y vas, das un grito
En la luz de tu mirada y amas.
Sí, amas ese ir y venir
De naves que arraigadas al firmamento
Lucen sus astros más perfectos, más estáticos
Y eres emoción, y eres alegría
Emerge la semilla del avanzar
Por esas ramas y te buscas y te encuentras.
jueves, junio 05, 2014
martes, junio 03, 2014
Te vistes....
Te vistes.
Así, con el sutil vuelo de una paloma de un ventanal. Miras. La observas y en
su aleteo sientes ganas de ser como ella. Te vas. Así, con el silencio de tu
mirada cuando la aurora pronuncia una multitud de colores en el horizonte.
Adiós, te digo. Tú, no dices palabra.
Solo las mareas despuntan un cierto rumor que me hace pensar que ya no
te veré más. Ahora solo. Sí, solo con
estas cartas que te he escrito a media luz con los ecos del llanto. No sé lo
que haré con ellas. Tal vez encienda una fogata de rosas y sople para que el
viento se las lleve al infinito del universo.
O mejor pensado, serán entrañas de una botella que viaje por los
océanos. No sé. Es todo tan difuso
ahora. Me acercó a la ventana. Veo alejarte. Sí irte por esas calles donde tus
huellas no volverán con tu aroma. La primavera acaece con el gemir de los
delfines que pierden su libertad, la libertad de los mares en su danza. Lanzó
botellas. Una a una. Quién las recogerá. Qué pensará. Quizás seas tú cuando en
la próxima orilla te des cuenta de todo lo que te he amado. De tanto que te
querido. Te da igual. Sigues por esas calles con la sombra de los primeros
rayos diciendo adiós. No te viras. Tambores ensangrentados oprimen mi pecho. Mis
lágrimas caen sobre mis manos calladas y una cierta pena me cancela. Estoy
embotado. Estoy difuso. Estoy confundido. Y todo por la creencia de que me
querías. Sí, no había señales de una ida hoy. Precisamente hoy cuando el sol
sonríe, cuando los pajarillos toman de la fragancia de las flores.
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