viernes, junio 27, 2014

Rojo...

Rojo. Rojo que merodea tras las lágrimas del sin sabor. Despertamos y prietos somos erupción sobre islas donde la pena ronda. Andamos y sol gris viene a guarecernos del desplome de una hoja verde que se esfuma en blanco jadeo. 

El violín y ella...

Y tocaba un violín. Yo la observaba en cada movimiento espontáneo y ávido. Hipnotizada admiraba ese violín  que transmitía algo especial. Una música que me hacía confundir la realidad con el sueño, el sueño con la realidad. A ella, la veía más bella. Joya que se mece en el sentido de las mareas y un viento que no cesaba. Estábamos en una calle céntrica. Yo sentada en un muro. Ella, de pie. Y tocaba el violín con la melodía de la memoria. No sé qué añoranza se desprendía de él. Quizás el alma de ella. Ella tan bella. El tan correcto, tan perfecto. Y yo desde el muro intentaba alcanzarlos. Alcanzarlos con unos ojos que no sentían el paso el tiempo. Un tiempo que nos arrastra, que nos estrangula, que nos destripa para luego continuar. Embelesada a cada nota, a cada sonata era singladura de mundos infinitos, de esos mundos paralelos que tal vez deseábamos vivir. Pero que belleza. Ella estática y solo sus manos. Manos huesudas, frágiles, pálidas invocando al corazón. Latidos que con celeridad al ritmo de esas cuerdas. Y tocaba un violín. Sí, yo desde el muro la escuchaba. Ella vertical impregnaba con un cierto aire que daba aforo a la imaginación. Nubes blancas pasaban lentas pero dejaban algún resquicio de ese cielo celeste. Las horas andaban y andaban. Pero ella no se detenía. El violín y ella. Ella y el violín. Una misma sustancia flotante que me llevaba a la calma. Me imantaba, me absorbía, me adhería a esos instantes donde todo parece eviterno en el recuerdo. 

miércoles, junio 25, 2014

Con los ojos...

Con los ojos escarchados miraba el horizonte en su despertar. Un cielo cobalto la embriagaba a esas horas cuando la luna se escabulle y solo el astro rey desea sobresalir. Meditaba en la jornada del hoy, una jornada envuelta en la pesadumbre, en la nostalgia. Desde su ventana los pajarillos no dejaban de cantar la balada del alba, el ronroneo del oleaje le llegaba como un eco lejano que se precipitaba por veredas desconocidas.  Comenzó a soñar. Sí a soñar. Caravanas de yeguas que en su galopar transmitía el brote salvaje de la naturaleza. La rodeaba. La atrapaba. Y con ella crecía el musgo que en su piel se iba impregnando. Ahora era toda verde, toda humedad con ese aroma especial de la madre tierra. Se sentía protegida, acogida por el imperio de las arboledas que iba arrimándose como hermanas suyas. El sol no se veía. La sombra de las ramas solo dejaba pasar algunos doradas hebras que incidía en sus ojos. Se quedó estática, inamovible de lugar de manantiales y frondosidad. Despertó. La lluvia venia y el firmamento plomizo le decía que tenía que cerrar las ventanas. Pero no. No quiso. Quería saborear la esas gotas como telón de fondo a lo cotidiano. La nostalgia se había ido y la sombra de la pena también. Ahora era más ella. Solo ella y este mundo que gira y gira. 

sábado, junio 21, 2014

Y dijo el sol y dijo la luna...

Y dijo el sol “ Arriba los corazones verdes, blanco, azules que sueñan con esos espejos donde nos reflejamos y vemos y observamos los sueños edificados en nuestra mirada”.
Y dijo la luna” Penetremos por los túneles donde la luz de la esperanza sea ese manantial subterráneo que solo nuestras manos verticales pueden tocar”.
Y dijo ella” Pues caminemos hacia costa donde las gaviotas pacen en paz”.
Y dijo el sol “ Gaviotas y gaviotas, aves que nos hacen migrar donde el ronroneo del oleaje es eviterno a la calma”
Y dijo la luna” Gaviotas y gaviotas, aves de ensueño que nos hace ver tras un leve cristal de arco iris”
Y dijo ella” Sí, caminemos, abracémonos, sintamos la tibiez de un cuerpo amigo que nos acompaña”
Y dijo el sol” Levantémonos y ascendamos a las profundidades de las almas caídas en la angosta senda de la pena, del hambre, de la sed, de la injusticia”
Y dijo la luna” Sí, levantémonos y estiremos nuestras alas a este globo donde todo parece pudrirse, hastiarse, cansarse”
Y dijo ella” Aquí estamos. Aquí seguiremos en la ruta de esos refugios donde el erupcionar de siemprevivas serán lengua que sedará todo mal”
Y dijo el sol” Te creo. Creo en la evolución humana más bonancible, más serena, más equilibrada, más justa, más solidaria”
Y dijo la luna” Te creo. Creo en la igualdad de cada ser, de cada roca, de cada tierra, de cada conciencia.”

Y dijo ella” Aquí estamos sol y luna. Vigilantes de este planeta azul ¡Qué siga! ¡Qué siga…!”

viernes, junio 20, 2014

Retorno...

Retorno. Pasos cancelados que muerden las entrañas. Paraíso perdido en el alberga las melodías recónditas del sin sabor. Volver. Sí, volver. Por las junglas donde el trotar de arroyuelos asciende hasta nosotros como metamorfosis a otra vida. Aquí estamos. Sí, aquí. Entre la duda y lo cierto. Nos mezclamos con el salvaje aroma de las flores silvestres hasta trepar a las copas más altas de arboledas que insinúan nuestro grito. Sí, gritar. Gritar cuando emancipados de los eclipses deseamos ser nosotros mismos. Por qué no. Y gritar cando la brisa fuerte nos seduce con el gemido de las ramas, con el vuelo de las hojas secas, con la disipación de las nubes. Y alto, muy alto. Y nos desnudamos. Solo la brisa y el grito engendrando nuestro devenir en el acumulo de los años. Todo se ha ido. Ahora queda el hoy y el mañana. Un mañana donde regresarán las sonrisas a nuestra faz. Sí, esbozaremos dibujos en el aire donde nuestros sueños vagarán a nuestro derredor como centinelas de la alegría.

jueves, junio 19, 2014

Sol

Sol. Luz.
Claridad extrovertida
Que tiñe los cuerpos de tonadas al viento.
Lágrimas. Rocas.
Murmullo débil del oleaje
Que navega por sus rostros
De miradas cerradas.
Melancolía. Caracolas.
Resonar de los silbos de los rayos
Sustentados por una bóveda celeste
Que cuenta de la claridad de nuestros sentidos.
Caída. Orilla.
Aproximación de unas huellas evanecidas
Por la marea de los sueños.  


lunes, junio 16, 2014

Cuando la noche...

Cuando la noche me abraza. Ay, estos parajes desérticos a los que bajo con la tonada de los cipreses me hacen sentir, no sé, un estimulante sabor a silencio. La luna allá arriba diciendo adiós. Sí, es tiempo de decir adiós por unos instantes. Laberintos de rosas negras amarran el llanto y me desmayo en una barquilla sin rumbo ¿Dónde me llevará?, me pregunto. No me importa. Quizás donde un faro me indiqué mi norte. Pero para que. Deseo en esta sombra de noches ser indiferente a los sentidos del viento y perderme…Perderme por esos indescifrables lugares del misterio. Una lágrima caricia mi mejilla y no sé por qué. Cuando la noche me llama soy ave solitaria al encuentro de pacificadoras hogueras. Me da igual todo. No soy hilo que converge en el origen de la bulla. Me identifico más bien con el aliento de la nada. Ya…Ya sé que es tenebroso, grotesco. Pero es así. La noche y yo. Yo y la noche girando en torno al vacío, a la soledad. El vacío y la soledad. La soledad y el vacío. Qué bien suena. Me asomaré a las estrellas y las contaré. Y ese faro…Ese faro que me guía en la ruta perdida me alimentará de sueños, de un despertar en medio de mi yo. 

jueves, junio 12, 2014

Blanco...

Solo te pedía un poco más de tiempo. En esta carta que me has enviado todo se ha desvanecido en un velo blanco que anuncia la muerte, el adiós.  Corro rápido al metro y parada tras parada pienso si tú te subirás como antaño. Pero no, rostros de ojos blancos priman en cada detener de este aparato. Llevo puesta la misma ropa de siempre, de cada jornada de que se enciende el día hasta la caída de la tarde: unos vaqueros, una camisa negra y unas playeras.  Me bajo en la última parada y desesperada asciendo hasta donde la luz del día incida en mis ojos marchitos. No estás. No lo entiendo, me digo. Sobre mi llevo esa carta y comienzo a leerla en voz alta, muy alta. Para que me escuchen. Ya sé que la primavera se ha ido. Ya lo sé. Pero tú en ella insiste, insistes en que toco se acabado y que no tienes más palabras. Para qué, me pregunto ¡Tanto hemos hablado¡ No sé. Persigo cada mirada y solo una paloma se posa ante mí. Qué pena no tengo nada que darle solo tus últimas palabras “Todo se ha acabado”. Rompo la carta y se la doy. Quizás se puedan alimentar de algo de tu adiós como yo me alimento en lágrimas, me digo. Tendré que parecer uno de esos oradores que se ponen en la puerta del metro con el mismo sermón. Lo que ocurre que el mío es diminuto y punto “Todo se ha acabado”. Una especie de rabia penetra en mi estómago y trepa hasta mis sienes y grito. Sí, grito. “Maldito seas”, digo. “ Te maldigo”. “Espero que te pudras en los banco blancos mientras esperas a otra”. Ahora me miran. Alguno que otro me aplaude ¡Que he hecho¡ Pero me siento feliz, me siento desahogada de tanta y tanta mentira. Sí, el amor eterno. Tú creías no. Tú lo aceptabas no…Tú lo repetías. Pues muy bien “Todo se ha acabado”. Ay me siento decaer. Este descargue me ha infiltrado cierta fatiga, cierto agotamiento. Me voy. 

martes, junio 10, 2014

Decayendo

Decayendo, va el día decayendo a medida que las constelaciones se animan a ser supervivientes detrás de esta atmósfera. En una roca que mira el océano está sentada ella. Contemplando el sinuoso danzar de las olillas. Espera. Espera el resurgir de la luna. Quiere su encuentro, su sabiduría, sus leyendas de siglos y siglos. Habla en un murmullo que se va haciendo mayúsculo a medida su respiración toma el aliento del mar.
XX
Aquí estoy.
Sí aquí.
Mirándote.
Hablándote.
Cariciandote con los sentidos
Que me elevan hasta ti.

YY:
Aquí estás.
Sí aquí
Mirándome.
Hablándome.
Acariciándome con tu quejido.

XX:
Sí, mi quejido
Corre desesperado
Por las grutas de mi cuerpo.
Despiadado se apodera de mí
Y me hace revolverme entre serpientes
Que bailan al viento, al viento.

YY:
No. No más quejas.
Sube sobre barricadas
Que hagan de ti una sonrisa perenne,
Una sonrisa donde las tempestades no tienen cabida.
Ven, ven.
Arrímate a mí en esta noche que viene.
Seremos amantes.
Amantes en la luz de las estrellas, de mi esencia.

XX:
No. Me quedo con mi pena.
Una pena que estremece mi verticalidad
Soy peso del ayer.
Quiero mirarte.
Quiero hablarte.
Pero tú debes callar.
Aguarda el tiempo.
Un tiempo que viene y va
En el girar y girar de las horas.

YY:
Silencio me pides.
No.
Quieres amarme censurando mi voz, mi luz.
Y me miras.
Y me hablas.
Yo luna no me rindo ante la tristeza.
XX:
Silban las caracolas,
Lloran las ballenas,
Duermen las algas.
Yo mujer de la nada
Te reclamo  respeto.
Solo quiero mirarte, hablarte.
Un desahogo que se evapora
A medida que te deseo.
YY:
Y me miras.
Y me hablas.
Como ola rompiente
Me entrego a ti.
Callaré.
XX:
Quiero gritar.
Sí, gritar alto.
Decir que estoy cansada.
Sí, cansada.
Tengo la sed en mis ojos.
Tengo heladas en mis labios.
Y mis manos, ¡ay mis manos¡
Estriadas de tanta y tanta soledad.
Te invoco a ti luna.
No me hables.
No me mires.
Solo déjame esta noche
Ser yo.
Sí yo.
Mujer dividida en dos.
¿Quién tirará más fuerte?
El llanto o la sonrisa.
Ambos son la misma cosa.
Y con ellos sobreviviré.
Me miro en ti.
Un reflejo de mi alma
Me envuelve en un gris inmenso.
Sí, grito.
Y continúo.
He de continuar.


09/06/2014 - Telenoticias 2

domingo, junio 08, 2014

Ahora

Ahora que somos envergadura de las cimas que colindan con los astros. Bebemos de ellos. Alzamos nuestros brazos y volamos por el paraje de los sueños que bien temprano anuncian la ida de la madrugada. Aquí estamos. Somos ese rincón de esperanzas que se mueve vigilante a través de las entrañas de este mundo agotado. Anunciamos la luz de la paz con el tintineo de algún océano que sobrevolamos como oasis fértil de vida. Me miras. Te miro. Y cuentas cada estrella que en nuestro viaje interminable se va cruzando ¡Qué belleza¡, dices. Todo se mueve en el sentido de nuestro aliento vertical. Sí, ascendemos como fuente que mana el sabor de la bondad, de la honestidad. Aquí estamos, digo. Sí, aquí en medio de un paraíso donde las aves migratorias están al acecho para tomar su rumbo. Mientras aquí en esta cima. El universo anuncia buenos tiempos, tiempos cambiantes que fecundará las manos en que nos agarramos para continuar por esas estrechas cuerdas que dan al vacío. Te he dicho que te quiero. Creo que sí. Yo no sé lo que tú habrás mencionado. Pero en este instante eterno nos conmueve un beso. Para qué palabras. Sí, amarnos. Amarnos en los lindes de este paisaje de ensueño ¡Qué pintoresco es¡, digo. Y me miras. Y te miro. Y con nuestra miradas somos bocetos de esos colores que un arco iris de una lluvia ida nos trae el sol.  Ahora viene esa calidez que nos hará erupcionar con los vuelos de nuestra imaginación, de nuestra ilusión. Seremos…Seremos gaviotas que descenderán hasta las mareas al encuentro de las ballenas que nos guiarán en el surcar de la jornada. Nos hundiremos. Hallaremos esos ahogados que en la celeridad por el bienestar duermen en las profundidades. Otra vez en la superficie saludaremos aquellos que vagan en la ruta de los sueños. Y cuando anochezca volveremos a esa cima. Sí, esa cima que tanto nos embriaga. 

sábado, junio 07, 2014

Vagas...poema

Vagas arrimada a las orillas solidarias
De un vergel que te da de beber
Cuando  las aves huyen lentamente
Por el infinito océano del subconsciente.
Te dejas ir como flor despellejada
De sus raíces  a esos rincones
Donde la belleza de la caída de la tarde
Suspira en nombre de los desaparecidos.
Territorio infranqueable
Para los que no entiende de emociones
De lo hermoso que estar semi desvanecida
En los círculos de los versos.
Vienes y vas, das un grito
En la luz de tu mirada y amas.
Sí, amas ese ir y venir
De naves que arraigadas al firmamento
Lucen sus astros más perfectos, más estáticos
Y eres emoción, y eres alegría
Emerge la semilla del avanzar
Por esas ramas y te buscas y te encuentras.


martes, junio 03, 2014

Te vistes....

Te vistes. Así, con el sutil vuelo de una paloma de un ventanal. Miras. La observas y en su aleteo sientes ganas de ser como ella. Te vas. Así, con el silencio de tu mirada cuando la aurora pronuncia una multitud de colores en el horizonte. Adiós, te digo. Tú, no dices palabra.  Solo las mareas despuntan un cierto rumor que me hace pensar que ya no te veré más.  Ahora solo. Sí, solo con estas cartas que te he escrito a media luz con los ecos del llanto. No sé lo que haré con ellas. Tal vez encienda una fogata de rosas y sople para que el viento se las lleve al infinito del universo.  O mejor pensado, serán entrañas de una botella que viaje por los océanos. No sé.  Es todo tan difuso ahora. Me acercó a la ventana. Veo alejarte. Sí irte por esas calles donde tus huellas no volverán con tu aroma. La primavera acaece con el gemir de los delfines que pierden su libertad, la libertad de los mares en su danza. Lanzó botellas. Una a una. Quién las recogerá. Qué pensará. Quizás seas tú cuando en la próxima orilla te des cuenta de todo lo que te he amado. De tanto que te querido. Te da igual. Sigues por esas calles con la sombra de los primeros rayos diciendo adiós. No te viras.  Tambores ensangrentados oprimen mi pecho. Mis lágrimas caen sobre mis manos calladas y una cierta pena me cancela. Estoy embotado. Estoy difuso. Estoy confundido. Y todo por la creencia de que me querías. Sí, no había señales de una ida hoy. Precisamente hoy cuando el sol sonríe, cuando los pajarillos toman de la fragancia de las flores.