Y después que…eso te preguntas constantemente inmersa en la
duda. Sí, esto es una ruptura. Raja que después camuflada en el paso de los
alientos de las jornadas dirá. Toca y toca….Tus manos envejecidas sobre un
piano de espejos donde se refleja cada pena, cada decadencia de tu vida, de
nuestras vidas. No…no lo hicimos bien. Solo aquella mirada…mirada mentirosa,
mezclada de insensatez y de ciegos sentidos que nos llevo a dormir bajo este
techo. Ja…solo el sueño calma la tormenta, solo el letargo interminable en
nuestros deseos captura cada zarpazo de la realidad. Dices que tan mal nos ha
ido ¿Tú crees? Silencio. Eso somos, silencio, herméticas alas cuyo granizo se
cierne a través de nuestra mirada. Sí, lo estaba esperando. Dime adiós. Un
adiós perpetuo donde la cicatriz sobre este suelo no nos haga temblar. Siento
frío ¿tú no tienes? Nuestros cuerpos exhortan heladas interminables cuando nos
rozamos en cada habitación ¡Míralas ya¡ Son cartas de otro amor, de otra
ilusión a lo largo de los años que hemos estado juntas. No…no te lo dije,
supongo que tú lo sabías. Ya no hay nada. Quien se va tú o yo, yo o tu. Me es
indiferente ¡Cansada¡ cansada de verte, de examinar cada movimiento, cada
huella olorosa que dejas aquí. No, no puede ser. Ni discutes, no quieres
replicarme. Estática, frente a mí, me observas como si no escucharás. Ya sabes
lo que hay ¡Qué frágiles somos¡ Por qué esperar. Dime, te lo ruego, adiós. El
día ha oscurecido precozmente, lloverá en esta noche de difuntos, de espíritus
huidos de sus tumbas en su danza alegre. Toca y toca…
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
lunes, octubre 31, 2016
viernes, octubre 28, 2016
Amanece...
Amanece, perennes deshechos de nubes arropando a una luna
ida. Se rajan las olas en el infinito de rocas de este aliento servidumbre de
la vida. Jamás llegaremos a la frontera…La nada es un ciclo marchitando,
deshojando nuestras manos sudorosas, ensangrentadas tras las alambradas cuyo
pulso es sombra del destierro. Memoria que viene del tiempo malgastado a ras de
los sueños, de la paz rota. Ojos que miran una rama quebrada, enraizada en un
pájaro gris y melancólico. Jamás llegaremos a la frontera…Vacíos manantiales de
sabiduría dudosa vienen, nos arropa en la condena del adiós. Solo las
estaciones dirán…
jueves, octubre 27, 2016
Cenizas...
Se espera mal tiempo. Eso dicen…lluvias
que arremeten con los transeúntes de la mañana apagada. Pero no sé…una bola de
fuego calma sus andaduras en el viento voraz asumiendo un cielo claro, limpio.
Estoy aquí, frente está caja donde los restos de él me llevan a una memoria
desnuda, sin pausa consumiendo mis horas de verticalidad. Mi techo y estas
paredes azuladas me arropan. Sola, sola en el último instante de mi despedida.
Sentada, escudriñando estas cenizas del recuerdo ¿Cómo puede ser? Somos
pequeñas motas en este universo que no acaba.
Aquí,
sentada frente a ti. Tus cenizas reposan en una mesa donde la lumbre de la
jornada da cierto ánimo a observarte. Voy
a abrir la ventana, necesito que la luz del día de hoy me de fuerzas
para el olvido, para olvidarte. Un aire fresco penetra en mis ojos que miran al
horizonte lejano. Barcos en el rumbo de sus destinos salpican al océano
impaciente, revoltoso. Vuelvo a ti, no sé qué hacer contigo. Si te quedas aquí seré constante descenso a
tu ser, a tu ser que jamás volveré a ver. Dime, qué hacer de ti….me siento
confusa, contrariada. Me desagrada verte en esa caja rectangular apresado,
encerrado de la efervescencia de la vida, del correr a través de esta tierra
que pisamos. Esparcir tus cenizas aquí y allá, allá y aquí. En el monte, en el
mar, en la ciudad. Cercado movimiento que tú solías emotivamente pisar. Eso
haré, después, un nuevo designio caerá sobre mí. Perdóname, ya te has ido.
Tengo que vivir, ser singladuras sin que mis ojos en su monotonía giren en
torno a esta mesa, en esa caja donde tus sentidos apaguen mí mañana. Cenizas. Solo cenizas embriagando mi sed de
ti. No. No puede ser, te tienes que ir para yo avanzar, ser entereza de las
jornadas que me quedan. El tiempo está cambiando, nubarrones se aproximan,
nubarrones que te extenderán en la perpetua ausencia, lejos.
miércoles, octubre 26, 2016
Ven...
Ven. Suelta esa melena a las lluvias primerizas de un otoño
lamido por la sequedad. Ven. Sube en los sueños sepultados bajo añejas
arboledas estáticas, esperando que tus manos desentierren de esas raíces de las
que te nutrirás. Ven. No esperes, desenrédate con los retazos de un viento que
hace girar y girar en hogueras de la fecundidad de tus deseos. Ven y quédate
con el ánimo de pétalos acariciando cada mirada en el infinito ¡El infinito de
los instantes¡ Verdaderos, puros, límpidos a espaldas de tus pasos. Ven. El
nocturno se hace transparente tras un cielo violáceo donde suena tambores,
gaitas, chácaras al ritmo de cuerpos adheridos a la vida.
martes, octubre 25, 2016
Salir y entrar...
Entrar. Salir. Salir
y entrar a la sombra de pinares que dan la lucidez de unos ojos. Ojos que
miran, que examinan, que rastrean el olor de la madre tierra. Quebrada, rota,
rajada se difumina bajo la tala gigantesca de sus boscajes más allá del
horizonte. Ahora, levantamos la vista y erguidos aparatos metálicos nos conecta
a la inconsciencia, al paisaje perpetuo de la pena. Lástimas y lástimas
clamando a un firmamento entre nubes y estrellas renunciando al manar del agua
de la vida ¡Agua de la vida¡ Ven y engrosa en nuestros sentidos las emociones
de la danza a ras de un oleaje tempestuoso remoto ¡Agua de la vida¡ Congrega
los bien nacidos en las lunas habitadas por la verticalidad de la belleza.
Entrar. Salir. Salir y entrar a la par que larguísimos puentes colgantes nos
dan las huellas a seguir ante tanta batalla ensangrentada, ante tanta miseria
reunida en este globo deshilachado por las manos manchadas de hogueras a
lugares donde amanece. Sí, amanece y somos sonoro encuentro en las fronteras
invisibles de nuestras manos homogéneas, iguales. Entrar. Salir. Salir y entrar
en la paz agarrada en la entereza de nuestras palabras, de nuestras acciones en
el devenir de los soles.
domingo, octubre 23, 2016
Despacio...
Despacio, alas arrastradas
Servidumbre de insonoridad,
De un callar que te vuelve ojos blancos
En los pasadizos relampagueantes de la nada.
Despacio, te levantas
Enderezas tu mirada cristalina
Más allá de un horizonte tormentoso,
Desplomado en tu pecho.
Ahí estás, hermética,
Canicas danzando en su agujero
De azabaches trenzas
Movidas por la ventolera.
Despacio, elevas anclas
Te escondes bajo los crudos cráteres
Que te lamen en su calor,
En su temblor pasajero.
viernes, octubre 21, 2016
La cruz...
Ecos. Ecos que se escuchaban en la lejanía de los
campos. Escaleras arriba corría hasta estar en la azotea. Un cielo límpido con
gotas de una brisa caliente azotó su rostro. No le permitía al principio
observar lo que se mecía en esos chillidos de la claridad. Vio la cruz de su
pueblo, un aire enamorándola en el gemido demoniaco que insuflaba aquel
eco. Sonaba ha desdicha, sonaba a una canción erguida a los desamparados,
sonaba a un aliento en sus últimos segundos. Tic-tac moribundo quejido del
adiós. Una despedida que lamia sus sienes en el ardor de la nada. Todos dormían.
Es la hora de la siesta, de ese calor que agota a las almas y las envuelves
sábanas blancas almidonadas de calor y sudor ¿Quién sería? Iría hacia la cruz.
Escaleras abajo y ahora el castigo de la atmósfera caliente que la rodeaba.
Ando y ando hasta la cruz. De ahí venía ese llanto, ese cantar de la despedida.
Cuando llegó no vio nada. Todo era un vacío, todo eran chillidos altisonantes
que venía de las entrañas de aquella cruz. Pensó, meditó de quien podría ser.
Ni tan siquiera a lo largo de su vida se había preguntaba por qué esa cruz de
piedra estaba ahí. Nadie salía. El tiempo pasaba. En sus mejillas brotaban
ciertos pétalos de jazmín engarrotándola con su aroma. Jazmines, decía ella ¿Por
qué? Se miraron, ella y la cruz, la cruz y ella. Un perro la olisqueó, se sentó
junto a ella y ahí se quedaron hasta que los astros primerizos anunciaban la
ida de la tarde y la venida del nocturno. Secretos se devolvieron bajo esa roca
de siglos. Un accidente, un asesinato. Almas idas por la represión cuando la
guerra estuvo presente en aquel rincón del silencio. Se acarició el rostro. El
perro la miraba. Y posó los pétalos de jazmín sobre aquella tumba como memoria
de un ayer. Tic-tac calló el eco, la tonada quejumbrosa y ella retornó a su
casa con las miradas a través de las ventanas de los ancianos de aquel lugar.
jueves, octubre 20, 2016
Sombras...
Sombra bajo los centinelas de los cielos.
Siemprevivas adormilando la sonoridad de las pisadas.
Ecos que se expansionan y contrae con el libar de los deseos.
Siempre convergiendo sobre barcas de acero
Que nos ahogan en el tremor de blancas espumas,
De planicies arrugadas al son de la muerte.
Ojos blancos a la deriva,
Brújula que abduce a la pérdida de los años.
Años y años en la
pesadez de los sueños,
De las añoranzas corroídas por el chirriar
De un arco iris cenizo.
Ven, ven aquí
En el resplandor inexorable de la vida,
De las imágenes que la razón endereza
En las vertientes de la esperanza.
Yeguas trepando, rasgando
Las malas mareas, las malas murallas punzantes
En sangre de la inocencia, de la libertad.
Ven, ven aquí
No me enseñes tus palmas corrompidas,
Gimiendo el rodar y rodar de los días.
Batallas de atrocidades, de aberrantes conductas
A través del tiempo, de los siglos
Que amparan a esta esfera de cristal quebrado.
martes, octubre 18, 2016
las horas pasan
Las horas pasan. Estoy aquí
consumida en el pensamiento. Hoy brota cierta calima, cierta bóveda celeste que
me induce ir allí. Iré a su sepultura y arrancaré cada raíz que la cubre. Ahora
supongo que no habrá nadie, solo su cuerpo corrompido y yo. Quiero saber la
verdad. La verdad de esa huída cuando cayó enfermo. Yo lo quería…me visto,
cierro lentamente su último aroma bajo este techo y me dirijo firme al
cementerio. No hay nada, todo es un vacío a este tic-tac que late en mi
corazón. Estoy ante su tumba, con mis manos la desentierro ¡Quita tierra
maldita¡ déjame llegar hasta su ataúd. Aquí estoy, con el sudor estrangulando
mi lengua seca. Papeles y más papeles. No hay ningún féretro sino cartas y más
cartas ¡Qué es esto¡ La fatiga quiere abatirme, tirarme dentro de ella y
asfixiarme con sus palabras. Cojo una y leo hasta el final. Tiemblo. Un
estremecimiento que me hace desdichada, llanto corrosivo a ras mío. No. No me
quería solo un cierto aprecio que por ello desapareció, invisible bajo las
tonadas de mi olvido. Pero no he olvidado querido. Vine a darte el último beso.
Te fuiste sin avisar por qué había otra esencia balanceando tu entereza.
Mentiras, solo mentiras. Yo que creí…Sí, creí que no existías, que estabas en
otro mundo infinito para alcanzarte. Ahora lo sé. Te has marchado, te has
disfrazado de otra persona y te has deslizado sutilmente en la ausencia, en el
adiós. No entiendo. Qué sencillo es decir no. Pero tú has actuado así. Cartas y
cartas como remiendo de la búsqueda, de mi encuentro. El cura viene, me abraza,
me entiende. Me voy, retorno bajo ese techo donde su aroma aún persiste ¡Qué
impertinente eres¡ Déjame ya. Uf, que calor. Hace mucho calor. Quisiera
desvincularme con todo lo que me rodea. Soy ridícula en creer…en creer que
estabas muerto. Aquí sentada me quedaré, deseo una explicación. Las horas pasan
y una bruma de asco me atiza en las sienes. Me siento débil, muy débil.
Engañada, todo una mascará agolpándose en mi verticalidad. Cierro ventanas,
cierro puertas. Aquí estaré hasta el fin de mis días. Cierro mis ojos, cierro
mis manos. Aquí falleceré con la memoria fija en tus cartas.
sábado, octubre 15, 2016
Pasos...
Colillas.
La dejadez del viento.
El insomnio de las rocas.
Rompe el oleaje
En la tibieza de los cuerpos
Desvestidos de la rutina.
Manos.
Barcas.
Ojos que absorben del eco de la luz.
Ahora, en estos instantes eternos.
Somos hijos de la madre tierra,
Ella nos nutre de la sangre
Manando de sus raíces.
Lejos.
Muy lejos.
Horizonte plano.
Gaviotas olisqueando las huellas
De la nada, de esa oquedad
Ante paredes rajadas
Por la mirada perdida
De un niño, de un anciano
De debilidad creciente
En los resoplidos del atardecer.
Solas.
Estamos solas.
Vertiente que incauta
El devenir de los amaneceres.
jueves, octubre 13, 2016
Sin más..
Sin más,
Transeúntes de ajenas olas
Enfocadas en las grietas
De un dilema
Viajero de rocas deformes
Cantando a la luna,
A la luna bella.
Sin más,
Verdaderas manos
Caricia de unos ojos
Mirando el desenlace
De perros moribundos
En la oscuridad.
Sin más,
Llantos de libertad
Emancipándose de cadenas
Rotas a la lumbre
De océanos de sonrisa
Maldiciente, de sueños
Acabados, atragantados
Por el desafío de punzadas
Bajo el retorno de la esperanza.
Sin más,
Ahora,
La noche
Desvaída sombra
Metamorfosis de la languidez.
miércoles, octubre 12, 2016
Octubre...
Octubre. Es octubre en las horas precoces al amanecer. Un
horizonte anaranjado azulado son ojeras de este aroma que nos rodea. Traerá la
lluvia, una lluvia mezcla de las sonatas alejadas de las aves en su revuelo con
la claridad. Ahora estoy inmersa en el tejer de un sueño. Un sueño puro y
verdadero abogando por deseo impaciente de verticales espejos donde nuestro
rostro sea sendero de la paz. Me tomo un café, un cigarro gravita con su humo
en este diminuto espacio. Paredes de un blanco gastado me rodean y miro el
titilar de mi ropa de hoy. Monotonía consumiendo las jornadas. Me peino, agua
que corre por mi tez desabrida a la par que renazco en la aventura del vivir.
Octubre. Es octubre en el parir una hechizada memoria que viaja, que se
consuela bajo los estados del yo. Coso un botón caído, me amarro las playeras,
me pongo una blusa y soy corriente del asfalto. Por ahí navega un meditar que
me vierte en la ensoñación galopante a través de la ciudad. Mi pulso se calma
después de ser velocidad desorbitada ante ojos muertos transeúntes del vacío.
Aquí estoy, en estos momentos, saboreando del sudor alegre, de mis piernas
cansadas por el ritmo de la brisa que me acoge. Octubre. Es octubre y la luz
viene, ya es hora de descansar.
lunes, octubre 10, 2016
DIVAGACIONES DE UNA NOCHE DE OTOÑO...
Cerrada. Cerrada noche donde los grillos cantan a los pasos
guiados en la profundidad del cosmos. Estrellas, nebulosas, galaxias se
enaltecen cuando como ojos somos tentación de ser vigías en el movimiento
relativo de su lejanía. Subimos al roque más alto. El asombro conquista una
sonrisa de vida ¡Ay la madre tierra¡ Que pequeño somos. Sombras nada más,
sombras minúsculas en un espacio grandioso como es el universo ¿Estamos solos?
No. No quisiera pensarlo, el vacío de nuestros espíritus emerge en la energía
cuando nos vamos, idos más allá de la oquedad de un nicho, de un agujero.
Viajamos a través de las ondas
espaciales en un ritmo lento para que la luz regrese a nuestro yo. Y aquí el pleito, las guerras abusivas que
atascan las calles de sangre, de un tremendo horror visionado por la inocencia de
la impotencia. Llanto. Llanto que se alarga y detiene frente a una estrella
fugaz, un meteorito desintegrándose al rozar esta atmósfera agreste, repleta de
desahucios al propio ser humano. Sí, humanos nos llamamos. Terráqueos en alguna
parte de Andrómeda. Horizontes lejanos se avistan tras una lente, muy lejanos.
No sé…espero que esos otros mundos, esas otras historias no sean replica del
hambre, del desgarramiento, de las penurias no lejos de aquí. Seguimos abogando
en la vieja espera, espera acosada por el milagro de otros ¡Ay madre tierra¡
Ven a por mí, bésame, hacer el amor a ras de la ventura de las arboledas sostén
de la verticalidad de nuestra respiración. Cerrada. Cerrada noche…
domingo, octubre 09, 2016
la esperanza
Aparcamos bajo las sombras de la esperanza. La paz viene con
un listón que hemos de pasar a través del trepar en nuestro yo. Silencio, todo
es silencio, todo se vuelve colina que ascendemos para contemplar la belleza de
la madre tierra, de los corazones que se revuelven en sus andanzas cotidianas,
simples. Una luz de otoño se empeña en desterrar toda duda, toda vivencia
ensangrentada en los comienzos de la jornada. Ahora el equilibrio que ahuyenta
los escalones inalcanzables de aquellos sueños que tanto deseamos. Agua que
corre. Agua antojadiza resbalando por nuestros rostros, por nuestras manos.
Agua de eternos suspiros ampliándonos en el consumo de verdes tonadas al son de
una paz. La paz viene, ahí está, en los impecables ojos de nuestra alma.
Círculos de corazones unidos en la cima de la reconditez de nuestro yo. Aquí estamos, tendiendo sábanas blancas
cuando el viento norte sopla y nos dice del tecleo incesante del sosiego, de la
abolición de las cadenas que nos ata, que nos arroja a incesantes acantilados
tenebrosos.
miércoles, octubre 05, 2016
Es la madrugada...
Es la madrugada. Gritos al acecho cuando las siemprevivas
duermen en el regazo de la luna. Me yerto y ante la ventana lumbre de farolas
intento escuchar que son esos chillidos de amargura, de una angustia que
simplemente es luz del sudor de mi cuerpo. Calla. Sí, se ha censurado cada compostura
de dolor de esa voz desconocida ¿Quién será?, me pregunto. El silencio de la
noche vuelve con sus colmenas de estrellas aletargadas. A la sombra de una
lámpara recorro con mis ojos la habitación tras el trémulo desembocar de
aquella que en calles sucias alborota los sentidos. Cojo un libro, medito, y
bajo mi techo observo la huída de las ganas. Entre sábanas me envuelvo y me
voy. Adiós. Lejos, muy lejos por un campo donde yeguas blancas corren en cada
movimiento de mi existencia. Paisajes de distintas tonalidades se entremezcla adormeciendo
mis sentidos. Hacia ellos voy. Peces verdes me saludan, perros azules me lamen.
Me reflejo en un arroyo y de nuevo vuelvo. Vuelvo a un amanecer de lluvia
fértil sobre mis huellas.
martes, octubre 04, 2016
El nocturno..
El nocturno de la dejadez, de
estrellas parloteando con un brillo fugaz que nos hace admirarlas. Ella
cansada, hastiada de todo el quehacer cotidiano, de las riendas dislocadas que
la llevaban al caos. Ya no le faltaba mucho, en su cama, para que sus ojos en
blanco murmuran adiós a esta vida. Su último suspiro fue tranquilo, expulso su
espíritu y sobre ella a cierta distancia se mantenía. Era azul, era blanco, era
rojo, era verde…un sinfín de colores los cuales había saboreado en vida. Un
espíritu que ahora en volandas iba a su lugar, aquel de donde había sido
engendrado. Como sumidero de poderosa energía una estrella más allá de la vía láctea
se fue. Sí, se fue a su sitio de origen, otro mundo donde el paralelismo con
este era el mismo pero con otros rostros. Rostros de bondad y benevolencia que
se repartían, que se fragmentaba cuando cada uno se entrega al otro. No tenían se
sexo, no tenían religión solo, el resonar profundo de la fe en ellos
mismos. Allí llegó ella. Al principio no
comprendía pero luego con le ofrecieron las manos de la alegría, de la
esperanza y la paz todo su ayer fue olvido. Tanto fue el recuerdo extraviado
que solo un leve fotograma cuando la alumbró su madre era en lo que su memoria
se encendía. Miro al cielo de ese otra esfera, pájaros de un color intenso
volaba a ras de sus ojos, sus ojos claros y verdaderos.
lunes, octubre 03, 2016
Ecos...
Ecos , ecos y ecos. Vienen con el nombre de cierto sentido
que aboga a la elasticidad de mis manos. Los acojo bajo la lluvia otoñal de
pétalos pobres que gozan sobre mi cuerpo desnudo ¡Su nombre¡ Viene con el aroma
de las gaviotas alejadas de la mar, graznando el enraizar de las profundidades
que nos asienta en la mirada. Su nombre, sonoridad ciega para aquellos que
tiempo atrás quisieron desecharlo pero ahora es corazón abierto insuflando el quehacer
diario. Ven , ven y abre los cielos colmados de la sabiduría serena, encarnando
la máscara antigua de tus singladuras a través de las mareas. Te siento, me
entrego a ese nombre retumbante en los titilar de mis ojos cuando pausadamente
soy cometa en la atmósfera que nos rodea ¡Su nombre¡ Qué bien sabe, qué bien
regala las palabras de la dicha. Me estremezco, se erizan las sensaciones cada
vez que penetra y raya mi mirada en azules baladas del querer.
domingo, octubre 02, 2016
NOche..
Noche. Perpetuadora de astros ambulando en nuestras
sensaciones. Es hora de dormir. El bullicio se expande hasta las raíces de una
marea que baja, que sube lamiendo nuestras huellas dejadas atrás. Miro a través de los ojos de
la oscuridad y un afluente de máximos olvidos hace que mis pasos se pierdan en
las aguas tranquilas del silencio. Noche.
Luna mordiendo el azotar de una brisa potente, exuberante en los aromas
marinos que absorbo. Noche. Elocuente en la paz, en la soberanía de un sosiego
induciéndome al eclipsar de mis párpados. Mañana te esperaré y seremos rotunda
sonata de olas que se mece en mis sueños.
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