jueves, abril 30, 2015

Mujer valiente...

Mujer valiente
Llevada por las alas del viento
En el sentido donde las raíces
Emanan el beso a la tierra.
Mujer que canta a la vida
Con el tacto sutil
De las nubes de colores
Acogiendo los sueños.
Mujer de deseos
Pasos de los latidos de las entrañas
Que surgen de las mareas.
Avanzas sobre puentes colgantes
Donde la esperanza es la identidad
De los rostros

Cuando danzas a la vida, a la vida.

FERIA DEL LIBRO LAS PALMAS DE GRAN CANARIA


martes, abril 28, 2015

Amantes del olvido...

Flores de una tormenta que se avecina.  El levantamiento de anclas que volarán a ras de una noche de luna. Ahora, la calma, las palabras.
XX:
Amantes de la soledad. Amantes del olvido. Amantes del adiós. Eso será lo que a partir de ahora seremos. Todo ha acabado. Y con este peso del ayer y del hoy nos despedimos. Fardos de aniquilación del amor de aquella pasión de los primeros años sobrevuelan ahora este firmamento como astro que se extingue. Las horas pasan y aun estás aquí. Márchate. Cierra despacito la puerta y solo con tu sutil mirada comenzaremos un nuevo sueño.
YY:
Ah, un nuevo sueño…Como cuesta después de tanto tiempo. Amantes de la soledad. Amantes del olvido. Amantes del adiós. Las olas rompen sobre las ventanas ¿Están abiertas?
XX:
Si
YY:
Ciérralas. No quiero oír su cántico una y otra vez. Siempre lo mismo, la misma monotonía. No más que navegaremos en un mismo velero. Faros cuya luz irá palpitando según el rumbo que tomemos. No me des la espalda mujer. Ah tu atracción por el mar. Ahora quedarás con él a solas. Es verdad, siempre lo he detestado. Yo hijo de los árboles mecidos por las alas del viento me disuelvo bajo los espíritus de la despedida.
XX:
 ¿Aún no te has ido?
YY:
No
XX:
Vete. Recuerda, la puerta. No quiero sentir este instante como eterno.
Amantes de la soledad. Amantes del olvido. Amantes del adiós. El silencio en sus miradas. La nada en sus corazones.  Lentamente se cierra la puerta. Lentamente se abren las ventanas. El oleaje desempeña el coraje de llamarla, de llamarla. Ella lo escucha. Atenta sus ojos son antorchas de melancolía. El viento viene y arrastra a favor a ese hombre cabizbajo pero seguro. No mira atrás. La noche sin la plateada lo consume en nostalgia. Nunca más se dice. Nunca más se dice ella. Amantes de la soledad. Amantes del olvido. Amantes del adiós.



lunes, abril 27, 2015

Nubes grises...

Nubes grises.
Viento que arrastra inquietudes
De trepar por las cadenas del desierto.
Silencio.
Amparada bajo las palabras soledad.
Manos estériles.
Besos secos.
Y el vuelo de la nostalgia.
Una canción.
Agua sobre mis senos.
Que larga es la espera.
Noches sin luna
Meciendo mis pensamientos.
Tomo aliento.
Tomo cada paso ido.
Aquí estoy

Con el callar de los mirlos. 

domingo, abril 26, 2015

Divagaciones de una tarde de abril...

No se la tarde transcurre serena con su aliento de pétalos que se expanden sobre tu vientre. Vienes y no sabes que hablar. El silencio no se seca e intento danzar un beso a esta atmósfera que nos rodea, e intento acariciar cada una de tus heridas. Heridas que desean huir pero tú terca memoria las trae una y otra vez. Olvídate te digo. Olvida cada regreso de las tinieblas que te prensa en un andar vago, monótono. Te gusta ponerte triste, lanzar gemidos que perros grises recogerán con su llanto. Tiemblo. Tiemblas en la perdida de tus ganas. Ven aquí, te digo. Abrázame, prométeme que no más serás reminiscencia de las luces apagadas en tu vida. Admira esta tare donde el azul del cielo parece la paleta de un viejo pintor. Calles vacías. Paseemos, dame la mano. Que la fuerza sea contundente y ya no dirijas más de callada manera a ese muro edificado por tu memoria. Un beso. Solo uno. Los pajarillos avanzan en su juego mientras la ciudad duerme ¡No lo escuchas¡ Arboles que permanecen intactos en el tiempo y las ramas por una brisa suave emiten una cierta canción. Agarrémonos a ella con el hermoso aliento que trae la tarde. 

sábado, abril 25, 2015

Rápido...

Rápido.
Mareas negras que se nutren
De la esencia de la vida.
Y el llanto
De delfines abandonados
En los riscos del silencio.
Las lágrimas de las pardelas, de las gaviotas,
De aves que en su paso buscan la armonía de sus rutas.
Rápido, rápido.
Un halito maléfico viene
Insuflando las mareas oscuras
Sobre las rocas.
Un error.
El desconocimiento
De una esfera que rompe en agonía.
Rápido, rápido.
Qué débil somos
Envueltos en barca a la sombra
De una negritud
Embargándonos el aliento
De seguir adelante.
Solo el tiempo…
El tiempo volverá a ser eco
De la fecundación de la belleza.
Rápido. Rápido.
La muerte viene.
Muerte que con celeridad
Desorienta nuestras alas
En el hundimiento de los sentidos.


martes, abril 21, 2015

Océano....

El mar. Un vertido.


Pardela:
Ay Ay, manchas negras se acoplan a mi ser, a mi plumaje. Me siento débil. El frío son cuchilladas que me derrotan. Creo que la muerte está cerca. Sí, océano. La muerte. La muerte…No puedo más ¡Por qué¡ ¡Por qué¡ Yo iba a por mi presa y de repente zas un manto negro y pesado me acorraló en el dolor. Ahora siento veneno sobre mi piel, un veneno que se nutre de mi hasta caer en las entrañas de tu corpulencia. Ay Ay. Qué será. Qué será de mis compañeros. Tengo que avisarlos como sea. Qué se alejen. Qué huyan de este  infierno, de este daño. Pero no puedo. Me hundo. Soy ser del ahogar su vida.
Océano:
No. No amada mía. Amiga mía. Tienes que luchar. Has de ser fuerte y avisarlos. Qué huyan y huyan donde la mar sea azul y vital para ellas, para ellos. Diles que soy flecha ardiente de la muerte ¡Oh mi mundo¡ ¡Oh mis seres¡ Las algas ya no bailan. Las caracolas ya no cantan. Todos idos ¡Qué aberrante es el ser humano¡ Arrasan todo lo que tocan, todo lo que acarician ¡Malditos seáis¡ Animo amiga. Yo no puedo hacer nada. Estoy mal, fatigado.
Pardela:
Ay Ay. No puedo más. Los mataré océano. Ay Ay.
Señora de los mares:
Qué ha pasado. Qué es este negror. Mi cuerpo deseado luce hoy de negro. Un negror que anuncia la desgracia. Pardela deja de quejarte me produces un vomito de llantos.
Pardela:
Los mataré. Ay Ay
Océano:
Olvídate. Ya es tu fin. Tus ojos se apagan, se difuman en el olvido. Cipreses vendrán a ti. Y como tantos náufragos compartirás estas profundidades. Dolor. Angustia.
Señora de los mares:
Déjalo en paz en su delirio fúnebre, en su último hilo de vida. Yo ya no seré amante de los pescadores cuando la luna llena me abrazaba. No me verán jamás y no podré guiarlos cuando los vientos sean maléficos a su labor. ¡Qué oscuridad¡
Pardela:
Ay ay. Señora de los mares sálvame, te lo ruego. Todavía no puede ser mi fin.
Señora de los mares:
Yo con mis manos negras. Yo con mis piernas negras. Yo con mi cuerpo negro. Pobre criatura. Como acogerte en mi regazo. Te haría más daño. Adiós amiga pardela.
Pardela:
Ay Ay
Océano:
Que se levanten las olas. Apártate de mi mancha negra. Deseo el azul de mi vestido, el blanco de mi vuelos. Olas levantaos qué la muerte ha llegado. Huid. Huid de aquí compañeros, hijos míos.
Señora del océano:
Cállate océano. Me hieres. No ves que es inútil. El tiempo. Si, el paso de los años dirá. Ahora todo destruido, todo yermo. Mi corazón estéril. ¡Ah marineros¡ Venid. Ayudadnos. Solos no podemos. Una fuerza externa hace que nos empuje a la nada.
Tortuga:
Súbete amiga pardela
Pardela:
Ay Ay. No puedo. Mis fuerzas son escasas. Ya no.
Tortuga:
Ahora podrás. Te llevaré a la orilla. A lo mejor…
Océano:
Que dices tortuga. Esos son unos malditos ¿Te arrimas a ellos? Sí, a ellos. Ellos que han desgraciado nuestra vida con el infortunio, con la fealdad.
Tortuga:
No todos.
Señora del océano:
Déjala. Quizás algún pescador salve a la pardela. Sí, la vida, la vida otra vez para ella.
Océano:
Tu siempre confiando en ellos hasta en la muerte, en la toxicidad de sus garras. Me siento débil. No sé  qué hacer.
Señora del océano:

Yo también. Adiós amigo océano. 

lunes, abril 20, 2015

Te sientes bien...

Te sientes bien. Eso dices pero tus ojeras delatan que algo se ennegrece en ti. El sol ha salido. La primavera no te seduce y el bello trinar de los pájaros no te llama. Esta claridad de la jornada te agarra a cadenas que llaman al llanto. Náufragos que en la inclemencia de la deriva ahogan sus sueños. Sí, que lástima. Aquellos que abogaron por un aroma mejor en sus vidas están ahora en la desmemoria de mareas que tragan y tragan. En las profundidades sus almas surcando el bello espejismo de llegar a ese horizonte que abre, que cierra puertas. Por qué te preguntas. Te aíslas y el peso de tu conciencia te embriaga de impotencia. No sabes que hacer. Qué frío bajo este techo. Las paredes son secuelas de manchas negras que  discurren ante tu mirada. Salir. No. Prefieres la noche. Esa cuando la luna viene balancearte con sus esperanzas, con sus deseos. Te esperaré. Quizás te pueda acompañar. Dame la mano, así. Y cuando los astros sean presencia iremos a la orilla. Miraremos el oscuro horizonte y juntas lloraremos por ellas. Seremos vela llameante de sus muertes, del nunca más.

domingo, abril 19, 2015

Arriba....

Arriba, nubes preñadas de imágenes que se van esparciendo en los rostros de ojos cerrados de los sueños. Avanzas ante la tempestad de las naves vacías que van a la deriva de tus inquietudes. Te arrimas bajo el lucero de la mañana conquistando pedacitos de corazones extraviados por la oscuridad de sus profundidades. Y a ti misma te dices “ Qué será. Qué será de las cartas derivadas al infinito de un universo que cambia, que se transforma, que se contrae y expande con el suceder de las estaciones. Cartas abandonadas a su fortuna cuando el nocturno nos retuerce en los recuerdos. Ay, aquel ayer lleno de gozo, balanceado  en la alegría de tenerte aquí”.
Xx:
Vienes y vienes en el suceder de las jornadas. Plomizas hoy, envueltas en una penumbra que aborta los reflejos de la luz. Aquí estoy en el cavilar incesante de mi reconditez. Soy oscura. Soy latente. Soy pardela perdida en el infinito de mareas negras. No sé por qué tu espíritu regresa a mí. Con sus formas de nombrarme, cuando soy aliada del olvido.

Yy:
Sí, vengo para ver. Para hallar que ya en ti no hay lamento. Solo el resonar de una sonrisa que repartes en cada paso con tu belleza.
Xx:
Sonreír dices. Ja, ja. No ves mis ojos, plenos de amargura por donde quiera que pisa. Los desiertos se han hecho hueco en mí. Me aíslo. Me destierro donde las golondrinas no puedan besarme. Nada me hace feliz. Estoy abúlica, desganada, impertinente con el rito de la vida. Son tantos años de luchas, de deseos no hallado…Huye. Huye de mí. Ya es demasiado tarde. Estoy cansada, déjame dormir.
Yy:
Dormir…Así desde la huída de mi ser. Ahora regreso para ver tu espabilar en las tonadas del despertar.  Siempre una nueva oportunidad brota como brotan las magarzas cuando el alba anuncia nuevos retos.
Xx:
No. No me nombres el amanecer. Este amanecer envuelto en jardines de brumas. Márchate, déjame dormir.

Déjame dormir fueron sus últimas palabras.  Palabras que se extendían en un universo lleno de paz. 

sábado, abril 18, 2015

En calma

En calma.
Si, en calma
Eco en la distancia
Donde cuerpos desnutridos
Avanzan a un sur
Donde enjambre de árboles secos
Nutren sus sueños.
Rostros perdidos.
Manos abolidas.
Vientres pálidos.
Y la danza de la noche.
Y la danza del despertar
Entre la herida y el dolor.
Mudos, absortos
Miramos más allá de la frontera
Una línea que se desune
Fuera de nuestra realidad.
Su realidad.
Su infértil tonada
En el suceder de las estaciones.
Llantos.
Lágrimas yermas
Invadiendo campos estériles,
Nutridos por la preñez del infortunio.
Dame la mano, te pido.
No.
No.
No más incoherentes ritmos de vida.
No más moscas muertas
Rondando, rondando el rostro en pena.


martes, abril 14, 2015

Silencio...

A la luz de la luna y cama desecha. Dos cuerpos semidesnudos que se mueven en su sombra. Se dan la espalda.                      

Xx: Silenciosa, porque eres silencio. Como la espuma que viene, que va a las profundidades de nuestra alma. Jugueteando con el ardor de la mirada. Ronroneando palabras que nunca nacerán.
YY: Si, el silencio. Hace su papel en mi vida. Para que hablar si con mis ojos yertos sobre los tuyos puedo decirte lo que siento.
XX: Segura. No te entiendo. Hoy no logro comprender lo que tu mirada quiere decirme.
YY: No. Mejor es así. No logras adivinar que mis ojos ya no te pertenecen. Que para ti solo hay vacío. Estoy harta de esta situación.
XX: ¿Qué situación? Si te hecho algo, te lo ruego, perdóname.
YY: Sí. Tus desvaríos. Tus celos. Tu amor compulsivo me ha hecho mucho daño. Tanto…Que rozo el desequilibrio, la inseguridad. Y tú no lo ves. No. No lo ves. Solo me mirar y miras y en tu olisquear que hay dentro de mi observo la desconfianza.
XX: Perdóname. Solo trataba de saber que me amabas ¡Amar¡
YY: Para ello me persigues a todas partes. No soy libre. Me siento presa de tu aliento que en mi cuello resbala como cuchillas. A ver. Mírame. Ya no siento nada por ti. No intentes descifrar el por qué, con el paso de las lunas ya verás.
XX: Temía que te fueras con otro, con otra. No sé. Tu silencio…A veces me hacía dudar.
YY: Dudar mi silencio. Eres un hipócrita. Ahora déjame tengo que recoger mis cosas.
XX: No. No te vayas. Intentaré…
YY: Qué intentarás. Ya es demasiado tarde, los años pasan y yo tengo que renacer de nuevo. Déjame.
Ella se va con su cabeza baja. El se queda derrotado, murmurando para sí el por qué de su torpeza.
XX:
Se ha ido. Solo. El silencio. La noche. Desde la ventana la observo alejarse a paso lento. No mira para atrás. Para qué. No me quiere. Qué he hecho. La tormenta. Una tempestad cae sobre mí y no me arrepiento. Este amor…lleno de contradicciones. No comprendo. Soy culpable. Esta inestabilidad que me desgarra. Me siento caer. Como he podido ser tan posesivo pero no lo puedo evitar. Su mirada. Mía ¡Mía¡ Ahora se ha ido, para siempre. Qué hacer. La duda me invade maléficamente. Me he quedado sin nada, arrastrado en arenas movedizas que me ahogan hasta el final. Ya no la veo. Ha desaparecido bajo el influjo de la luna a no sé dónde. Ir a por ella…no. No. Tal vez retorna. Sí, vuelve amor mío…
YY:
Sé que mira. Que está detrás de esa ventana examinando cada movimiento. Pronto desapareceré de sus ojos obsesivos. Ya está bien.  Me pierde en su confusión. Sus arrebatos no son benevolentes. No más que son escenas de la posesión. No. No. Ahora soy libre bajo el halo lunar. No daré marcha atrás. Hay tanto daño…Llantos y risas. No. Deseo estabilidad. Me transformaré en plumas plateadas bajo la protección de mi silencio, de mi mirada y nos más que volaré donde el rumiar de las olas me designe. Sí, lo quería.



















Aquí estoy...

Aquí estoy
Con mis espaldas desnudas
Frente a un espejo.
Marionetas buscan mi rostro
Ido en las desventuras de la luna
Sin ojos palpo
El sin rumbo de los cometas
Que en la atmósfera se desintegran.
Aquí estoy
Buscándote a ras de escarpados acantilados.
Sangre que brota
Fatiga que se adhiere a mis alas sin plumas.
Sin embargo, aquí estoy
Mirando las rotas cartas

Que el viento se llevo. 

domingo, abril 12, 2015

Divagaciones de una tarde abril...

La tarde se hace larga. Se lía a las constelaciones venideras con el sonido del silencio. Lentas pero vienen a sorprendernos con su brillo, con su belleza que conquista cada instante recogido en las manos del adiós. Sí, nos vamos. Ya es hora. Rebozarnos junto a las mareas que venturosas y en calma nos da el suficiente aliento para proseguir. Hasta mañana, decimos. Otra jornada donde los mirlos curiosos vendrán a las ramas secas de nuestras venas. Ahora gozamos de este momento. Sí, con la furia de la alegría, de la vida que nos invita a dar pisadas sobre la hierba húmeda ¿Estás ahí? Pregunto. Sí a ti que me examinas desde la distancia ascendente en tapias de papel. Contémplanos en el girar y girar bajo las hogueras blancas de la luna. Ven. Quedas invitada. Este silencio. Esta serenidad. No sé si será atributo de bonancibles mañanas pero me gusta. Me deleita este callar del mundo. De esta atmósfera que nos embriaga con la bravura de ojos que te miran. 

Astros...

Astros que se levantan
Cuando la aurora anuncia
Montañas quebradas
Donde va el aliento
De los pinzones de abril.
Te meces en el pensamiento
Vasto, sutil, liviano
Agarrado a una danza
Que se difumina en los azules valles.
Vuelves.
Retorno que incuba el amanecer
De tus labios sobre mis labios.
Aquí estamos.
Somos el resonar esplendoroso
De un amor eviterno
Luchando por el descifrar de nuestras huellas
A la intemperie de fuentes
Dando calidez a nubes amarillas
Que dibujan nuestras emociones.
Y sigamos, que no se detenga la danza
De nuestros cuerpos desnudos
En la senda de los boscajes.

            

jueves, abril 09, 2015

No me preguntes...

No. No me preguntes por mi nombre yo misma diré. María, si así me llamo, así me llaman. El motivo por el que estoy aquí ronda la indecisión. No sé. He venido para ver las gaviotas marchar. Si alejarse de esta orilla donde la arena húmeda me da un cierto aliento para continuar insomne por el resto de mi vida. Es cierto, no quiero dormir en la plácida espuma de los sueños. Quiero estar latente, despierta en el abrir y cerrar del nocturno. Alumbrada por una serie de astros que saben a brío, a belleza. Mis ojos se fijan al horizonte y busca con sus párpados cerrados ese halito de violetas blancas para elevar mi corazón al sol. Sí, te recuerdo que me llamo María. El por qué de ese nombre no lo sé. Te parece grato. Tan agradable que con un suspiro lo pronuncias. Sí, en vela hasta que el camposanto venga por mis piernas, por mis manos, por mi desnudez. Ahora no tengo tiempo, sigo aquí contemplando este maravilloso océano que arrebata el dolor, la angustia. Me serena. Sus palabras son como un manantial que entra en mis venas como sangre que circula, como sangre que me hace andar. Sí, aquí estoy. Mi nombre es María. No tengo nada que hacer. Solo ser parte de esta masa humana, de esta esfera que me calma hasta la saciedad de mis desencuentros, de mis despistes. Aquí me quedo. Mirando ese horizonte que tanto embellece el alma. Te vas. Adiós. Mañana estaré por aquí y recuerda mi nombre es María. 

distante...

Distante.
Aves azules
Aquí.
Ahora.
El refugio de una hoguera.
Vientre a vientre.
El deseo que va y viene
Y serpentea por los párpados cerrados.
Labios.
Besos que se nutren de sudor
Cae la noche.
Olor a jazmines
Cuando la luna es rostro
Que quiere saber.
Agua de rosas
Sobre senos desnudos.
Caricia que se pierde

Y el adiós. 

miércoles, abril 08, 2015

Y miras...

Y miras desde el ceniciento rostro del firmamento. Disimulas tu pequeña tristeza con veleros de  papel que van más allá de la mar revuelta. No quieres que te vean. Así, con esos fantasmas del ayer que te envuelven en murallones negros. Te alejas. Sí, te vas errabunda por puentes colgantes sobre precipicios de agujas candentes. No te decides si ahogarlo todo bajo tus pies o se espalda de fardos en la línea de tu vida. Te agotas y las lágrimas vienen con un mismo color a ras de tus mejillas. Por qué, te preguntas. Por qué tanta desdicha pesa sobre tus sienes. Aquel ayer…Vuelve y vuelve. Con sus puñales de calaveras engarrotando cada pasa, cada huella que dejas. Profundamente meditas. Respiras hondo. Inspirar y espirar. Y te concentras en el mañana. Sí un mañana donde la mano verdadera será tendida a ras de tus párpados cansados. Ahora, has de seguir. Con tu dolor, con esa molesta amenaza que te distrae. Llamas a los cipreses, a esos cuervos para que aniden sobre tu cuerpo. Pero no…todavía no es tu hora. Quizás en el curso de las estaciones bajo un piano azul volverás a sonreír. De alguna manera tendrás que revivir, reverdecer la esencia que existe en ti. Olvidar y olvidar la hoz brutal de antaño. Tal vez un beso. Un beso del mañana, del mañana…

domingo, abril 05, 2015

He pasado por aquí...

He pasado por aquí.
Las nubes desdibujan la luz de tus ojos
En cenizos recovecos
Donde el llanto azota
Con su voraz sombra.
Simplemente pasaba.
Puede ser que el retorno de las aves grises
Involucren el giro de tu mirada
Más allá de los montes azules, malvas, rojos
Cuando el crepúsculo te despierte.
Así, a un paso del grito quebrante
Arrebatador de todos tus sueños perdidos.
He pasado por aquí.
Donde tú estás
Entre arenas movedizas
Y te he dado el largo túnel de los sentidos
Ahora me miras
Como yo te miro
Dices sentirte cansada.
Alas que se alargan hasta esa ventana
Donde los lirios plateados regresaran
Como pilares de tus pasos,
De tu andar por este pequeña esfera azul.
Simplemente pasaba…


viernes, abril 03, 2015

Las cartas...

Largo es el recorrido inmerso en la sutileza de mirarte. No se te imaginaba de forma distinta. Amplia gaviota de plumas doradas que emerge de los cráteres de la esperanza.  Pero no. No eras así, tus ojos vestidos de gris y canturreando alguna melodía del ayer. Algo que en la memoria te hacia retroceder y albergar momentos entrañables, bellos. En tus cartas escribías de algo, de una necesidad de encontrarnos en algún lugar donde las fuentes bajo el sol refrescaran nuestros cuerpos. Me gusto eso. Eras alta y delgada, con unas manos solemnes. Manos cuya caricia te remonta a vergeles cuyo eco es simplemente el izar de una sonrisa. Ay, tu sonrisa. Siempre intacta. Siempre columpiándose aunque la jornada se empecinara en ser ceniza. Así te quiero. Así te recuerdo. Aquí estamos ahora. Cara a cara. Pides un café y tus palabras surgen como si de toda la vida nos conociéramos. Son instantes eternos. Instantes que nos pierden en el olvido. Tus cartas las guardaré en algún lugar donde el eclipse de mis dedos sean campos de jardines sin flores. No más quiero leerlas. Te prefiero así. Tal como te observo en este presente. No sé por qué las escribiste. Te imaginaba distinta. Por ellas estoy aquí, ante ti. Con la realidad danzando bajo mis ojos, bajo tus ojos. Sí, dame la mano. Me hace sentir fuerte, vital. Dices que te vas. No. Todavía no. Deja que aspire el aliento de los mirlos al verlos pasar. Deja que bese tu tez como signo de la belleza. No te olvides escribirme. Te lo digo por si acaso no regreses. Me dejes aquí, con mis codos sobre esta mesa pensándote, amándote.