miércoles, julio 24, 2024

RECUÉRDAME...



 

Recuérdame que estoy aquí,

Agarrada a los puentes de los deseos,

Atrapada en la oscuridad de tu mirada.

Y no sé, me enamoré

De la distancia de tus besos, de tus abrazos

Las estaciones se van,

Un verano desfallece mis ganas.

Mis ganas de pensarte, de quererte, de esperarte, de conversarte

En las paredes blancas que me atrapan

y me escupen frente a un espejo.

Recuérdame que estoy aquí,

Frente a un muelle donde las olas duermen

Donde olor impreciso de tu llegada se hace mudo,

Donde la brisa conversa con las ballenas

Y gaviotas me cogen de las manos

Para volar en el paraje de los sueños.

jueves, julio 18, 2024

LAS VOCES DE LAS BALLENAS

 



Las voces de las ballenas,

La bahía,

Un largo paseo con vistas al crepúsculo.

El silencio de los cuerpos

Los ojos desnudos en la amplitud de un mañana.

El callar de la mar

Mientras desde la orilla de una playa

Las pardelas gravitan en un juego en espiral.

Mis deseos

Mis sueños

Mi hambre

Mi sed

Pronuncio silenciosa tu nombre,

Pronuncio alas cortadas en una idea

De pensarte, de amarte.

Las voces de las ballenas

Y soy olvido

Y soy insonora

Y soy latido que se confunde con el bramar de las olas

Y aquí estoy

Y esto soy

Inanimado columpio emergiendo al son de las jornadas.

 

domingo, julio 14, 2024

AL FINAL DE LAS OLAS...


 







Al final de las olas.

Incorrupto mensaje de ballenas

Insomne llamada a la luna.

El tránsito de la luz de un verano

Batiéndose con cenizos ojos

Cuando somos sonoridad del ánimo,

Caricia de las viejas mareas de nuestra memoria

Y llega, al final de las olas

Conversando con el todo, con la nada.

martes, julio 09, 2024

JULIO,...

 

Suave, llega el verano. Un sol estridente desciende hasta los ojos. La mirada se pierde en el horizonte. Los cuerpos , lentos, toman el silencio del vacío. Un túnel nos transporta a otra dimensión. Aletean los pájaros, cantan cuando la llegada se hace dueña de rostros perdidos, enlutados de desgana. Se tumban, el oleaje se vuelve tranquilo, relajado, lamiendo los pies desnudos gentes a la deriva. Suave, llega el verano. Un mes de julio, me asomo, un árbol. Besos viajeros aprendiendo a sonreír mientras la caricia se hace levita en la ausencia.

Saludos, ojos verdes latiendo en lo prófugo del día. Cómo estás, hace tanto tiempo….tanto tiempo que las paredes de mi habitación tiemblan. Y ahora el frío se ha ido, camino por calles inanimadas , camino por nubes descoloridas, camino por ramas donde las hojas sangran. Saludos, aquí estoy , otra vez. Sí, otra vez, con ese vestido que me regalaste, con ese beso que se fue , perdido en la inconciencia de amar. Sí, he venido. He venido para amarte. He venido para verte. He venido para hablarte de los pájaros que cantan.

Regresas, es julio. Las estaciones avanzan y con los años todo va más rápido. Una celeridad que desalma nuestros pilares, aun estáticos. La muerte llegará. El beso volverá. El amor se despedirá como yo me despido de ti ahora. Vete. Sí, regresa de donde has venido. Todo quedo terminado. Solo lo terquedad. Solo la memoria desganada. Solo las caricias perdidas. Regresas , es julio. Por tu cara el sudor rastrea tus lágrimas. Sabes que no puede ser. Sabes que es no e insistes. Respiras el aliento descarado de seguir columpiándote sobre mis manos. Pero, no. Ya todo no es igual. Nada se repite. Mira, el océano, olillas que vienen, olillas que van y siempre igual unos días más tranquilo , otros más violento pero siempre con la misma sintonía. No querida. No querida. Regresas, es julio y las  aves han partido a otro lugar. Adiós querida. Regresas, es julio.

Saludos, cómo estás, hace tanto tiempo…tanto tiempo…

Suave, llega el verano y los recuerdos nos hace reiterar las épocas idas. Un jardín enhebrado en la sombra nos ampara en nuestras divagaciones y caemos en el ridículo regreso de un querer. Es julio. Es la tarde. Nos emancipamos de las penas mientras los deseos , los sueños cancelan ese espejo donde la realidad se muestras. Más mayores, más cansadas. Entregamos nuestra alma a los demonios de la oscuridad y somos hijos de los vientos del regreso al pasado. Un pasado estático, quebrado en el olvido y que no podrá recuperarse. Sin embargo, suave, llega el verano y los recuerdos tropiezan en nuestros corazones, en nuestra razón. Y nos entregamos a la duda, a ese quizás, a ese todavía…todavía amanece.

domingo, julio 07, 2024

Seca lágrima...

 



Seca lágrima en las latitudes de la existencia, lejana. Cae bajo el insomne sol cuando despierta. Y despierta en las airadas tierras de la caída. Y se levanta…se levante en el labio a labio, en el vientre a vientre de un amor, de conversaciones extraviadas en el misterio.  Mágicas secuencias de un sueño , en vertical, se establece sobre sus hombros y saluda. Qué tal ¿ como con tus jornadas?  tal vez un auge de la pena, tal vez un desvanecimiento en las esferas de la nada. Y la seca lágrima cae, agotada, con la esperanza en los vientos calmos de un mañana. Cetáceos recogen la dejadez , ese saludo la emociona. Los mira como se mira el reverbera de la memoria alojada en las cárceles de la consolación. Y de nuevo despierta, de nuevo se levanta …se levanta en el labio a labio, en el vientre a vientre de un amor. Uhm, el amor. Pieza tierna, valerosa donde los humanos entablamos la libertad, la paz eviterna. Y los cetáceos cantan y las palomas regresan a su balcón y ella se asoma.

sábado, junio 29, 2024

CADA MAÑANA---

 



Cada mañana se anima el jardín del océano. En el horizonte un sol, perfecto, olisqueando el camino a continuar sin las desganas de los hombros. Cada mañana suspiro pensándote, amándote, conversándote en paredes blancos que se prenden de tu ausencia. Cada mañana , estoy aquí, donde los cetáceos penan cuando en el crepúsculo pronuncio lo impronunciable , tu nombre. El mal viene a mí y me ciño a velos blancos sobre nubes cenizas. Cada mañana me llamas y me desalojo las púas que se clavan en mi pecho sonoro y caigo, caigo donde las mariposas son alas rotas en los pozos de la memoria. Cada mañana….sí, cada mañana…

domingo, junio 23, 2024

SIN EMBARGO-

 








Sin embargo, aquí estoy

Como guerrera de los astros

Cuando la oscuridad se sucumbe

Sobre mis hombros cansados.

Aquí,

En el girar y girar entorno a las hogueras del mal

Donde la benevolencia alienta mis pasos.

Aquí

En la intemperie trazada por columnas de gaviotas

Danzando al ritmo de las ballenas calladas.

Aquí

En la conversación de un café

Sabiendo de mis sentidos en la verticalidad

De las calles ausentes.

 

viernes, junio 21, 2024

quiero

 




Quiero verte venir

Así , como la brisa de un junio

Escurrido en la bahía donde cantan los cetáceos.

Así, como una luna perdida

Suspendida en los pasos tempranos.

Así, como una canción latente

En los suculentos ritmos del oleaje.

Quiero verte venir

Así, como las calles solitarias

Al encuentro del beso a beso

Cuando los cuerpos duermen.

Así, como lo sonoro de los pájaros

Ausentes a las lluvias amargas

Cuando el amor te encuentra.

domingo, junio 16, 2024

LA MAQUINA DE LAS ALMAS DE LOS ESPEJOS

 

Rápido…rápido. Vaya jaleo se ha creado aquí a deshora, la maquina de coser heredada de mi tía y ella de mi abuela no deja de pedalear. Rápido…rápido. A través del espejo escucho su impulso a medida que las prendas se edifican ceñidas a un patrón de tiza azul. Rápido…rápido…oigo desde el pasillo. Allí viene ella, con su perfil recto, con su carácter indomable, seguro confiada de que estamos desbaratando el vestido. Pero vaya jaleo, dice ella. Todavía no está terminado y ustedes de risas y fiestas. Rápido…rápido niñas , que ya tenemos que irnos. No me la habrán estropeado, la maquina de coser de mi madre. Oh, mi querida madre, pequeñita , pincelada por una sonrisa eviterna. Siempre sonriendo, aunque las paredes fueran acuchilladas por el hambre. Ella en la noche salía, iba al taller…al taller de su maestra y allí tejía los más esplendorosos trajes de esta ciudad. Y algo ganaba, no mucho, algo para sustentar a sus hijos. Rápido…rápido, que viene la tía a mirar si esta todo bien. Nos quiere guapa. Nos quiere presumida. Mientras la máquina, una Singer de los años cuarenta seguía en su función. Sí, una máquina de leyendas, en ella se tejió un mapa estelar donde cada estrella era una de nosotras y todas las noches cuando había luna salíamos de la casa de campo y nos entregamos en la intemperie a mirar las estrellas fugaces, tendíamos el mantel del mapa de las estrellas y con nuestros dedos jugábamos a los sueños. Ella nos miraba, detenidamente, mientras le rezaba a san Antonio por nosotras. Fruncia el ceño y una mirada astuta, firme y de felicidad nos decía de nuestras aventuras amorosas. Cómo le encantaba la tía sacarnos novios. Y nosotras tirábamos para acá y ella tiraba para allá. Solo deseaba nuestro bienestar. Solo deseaba lo bueno de cada enamoramiento. Y ella consciente, y ella entera, y ella vertical nos lo adivinaba. Cuando la madrugada nos cogía regresábamos a la casa con unas velas donde la cera casi nos quemaba ante nuestro risueño. Ella se quedaba la última , como protectora de nuestras almas y siempre alegre y vestida de negro. La máquina de coser seguía andando, sola, sin que nadie pisara sus pedales y ella decía , es la abuela que nos esta hablando , que nos esta saludando del más allá, de esas estrellas que conforman el firmamento. Asustadas nos mirábamos unas a otras, después frente al espejo buscábamos al espíritu de abuela . Niñas, a dormir, no se miren al espejo que les roba el alma. Desconcertadas, la mirábamos. Con severidad y picaresca nos convencía. Nos acostábamos todas en la misma habitación en distintas caminas. De pronto cuando la luz ya no nos alumbraba todo era silencio. Un silencio dirigido por las palabras de ellas y nuestros noviazgo que danzaban como sábanas de algodón en nuestros deseos.

martes, junio 11, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO (NARRATIVA)15

 

15

El pájaro azul. Yo. El garrote. Me adentro en la cueva, la miro con la decisión de la despedida, de un adiós hasta estaciones venideras…si vuelvo. Cojo el garrote, su tersa madera me dice que ya he de partir. El pájaro azul cuando salgo de mi escondrijo me espera, se posa en mi hombro. Nos dirigimos a Nor por los riscos casi , por no decir imposible, de practicar las pisadas sin alguna ayuda. Me lanzo en caída libre a la vez que el palo me sirve de apoyo. Prefiero así, por si quizás, por si tal vez, tengo que volver. Voy por esos lugares donde no hay senderos, estrangulados de maleza, de piedras y alturas difícil de llegar. Por un momento me paro, observo la humareda que escupe la ciudad. El viaje no es largo solo la abruptes y lo grave del terreno lo hace lejos. El pájaro azul sigue en mi hombro, escucho un tambor, una flauta, las chácaras que me acompañan en mi regreso. Un regreso donde las almas de los idos me amparan , me hacen vertical en este descenso vertiginoso de los riscos. Uhm, el olor a mar me viene y me refresca la memoria de lo que fue Nor. El ahora no lo sé, bajo y bajo hasta encontrar la carretera más cercana a ella. La nada me rodea, no se escucha ningún quejido, la fiebre de la ciudad debe de ser infernal. Todo es callar y la conversación se la han dejado a los muertos. Me retraigo y recelosa observo todo lo que me rodea, silencio. Un vació raja mi estomago y de mi ombligo derrama la vida. Nor cerca ya y yo con la ansiedad de abrazarlo, de pisar nuevamente sus calles ahora, ensangrentadas, con las campanadas del duelo eterno. Y qué haré cuando llegue, esa es mi cuestión. Un interrogante que me estremece, albergando cierto nerviosismo. Me dejo ir y este garrote donde doy un salto hacia abajo me anima…aun me quedan fuerzas. El pájaro azul sigue en mi hombro. No se aparta de mi en cada brinco. Y aquí estoy , he llegado a una carretera donde el polvo y la nada la hace hermética, fría. Pienso que estaremos en invierno. Un petrificante halo gélido se clava en mis espaldas pero el pájaro azul sigue en mi hombro. Mis palmas sangran algo y es el esfuerzo, las ganas de ver mi querida Nor. Oh, Nor, se que no serás la misma pero te abrazaré con el impulso de un amor que no olvida. Sí, no olvido sus antiguas callejuelas acariciar mis pisadas. Si, no olvido sus modernas calles visitar mis ojos. Y el baile comienza, un baile donde cadáveres posan en el asfalto , fuera y dentro de él. El pájaro azul se despide, de vuelta a la cumbre. El garrote me acompaña. Me hallo indefensa, lo inimaginable estalla en mis sentidos. Me detengo, un cierto miedo me impide avanzar. Aprieto el palo y continuo. Estar a salvo. No estar a salvo. Es una pregunta que me es indiferente en estos instantes. Estar o no estar. Jalo de mi respiración , inspiro y espiro…lento…muy lento. Cierro los ojos y dejo que la calma alcance cada vena que llena mi cuerpo. No sé que decir. No sé que dirección tomar. No sé como comportarme. Sin embargo, continuo. Las moscas y gusanos son escuadrones del hambre, escuadrones de la miseria , de la muerte. Ya estoy en Nor, en su capital. Estoy en sus entrañas, en la columna vertebral que lo sostiene. Ahora, es la nada. Es un quemante hierro al rojo vivo que azota mis cimientos. Pero tenia que estar preparada para esto. Sí, tenía que estar preparada. Unos ojos se asoman donde los escombro, porque todo es destrucción, y me mira. Deletreo la infelicidad, el pánico, el sórdido ruido de años soportando sobre sus sienes, los desastres antinaturales de los hombres, la descabellada razón humana. Me aproximo, hay en ella, en esa mirada, algo familiar. Y ese ser también viene a mí. Es una anciana con harapos negros, con un pañuelo blanco en la cabeza. Intento agarrar mi memoria esos ojos y son los mismos. Son idénticos a la anciana de la cumbre. Escucho por un instante corto de tiempo el cantar del pájaro azul, escucho por un instante corto de tiempo el cantar del amor. Me coge de una de las manos y con su dedo sigue las líneas de la palma. Pone una mano en mi frente y de callada manera me invite a que me siente.

sábado, junio 08, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO (NARRATIVA)14

 

14

Me llama los vientos alisios de estas islas. Me llama para decirme que he de prometer la continua danza con la vida. La noche, a veces, se atasca en una niebla que me hace temblar ante la insonoridad de mi yo, de alguien posando sus manos sobre mis manos. De repente toda calla. No se escuchan estallidos y el alarido de los muertos flotando con su olor en esta atmósfera. Me llama, un silbo preciso, un silbo sutil se inmiscuye en mis carnes, en mis ropas echa girones de vagar y vagar en lo incierto. Me cuelgo la esperanza y me entra ganas de gritar mientras este solemne silencio de la noche canta al fin. Y yo me prometo ser ese jardín donde las flores en invierno florecen. Un apartado paraíso que conserva la verticalidad de su aliento. Me llama…me llama los vientos para decirme que todo ha terminado, que solo queda una ciudad descolorida, en la penumbra, en la queja que se prolongará en cada crepúsculo del despertar. Y yo prometo…prometo vale la pena continuar existiendo, en esta dimensión donde los terrores parecen expandirse a otros lugares. Primero aquí, después…allá. Sí, las guerras no tienen fin, siempre habrá una excusa inentendible, ininteligibles y tonta para rematar a tu vecino. Me llama, hoy ha aparecido los alisios una fina capa de humedad se va apoderando de mí. Me siento levantar del abismo y construyo mi corazón con mi alma elevada a esta isla que tanto…tanto a sufrido. Mientras escucho unas pisadas, rompiendo este silencio, naciendo de la obscuridad. Mientras miro a ver que quien es y un pájaro azul se cruza por mis ojos…un pájaro azul que canta algo. Hace tanto tiempo que no escucho el trinar de los pájaros. Extiendo mis manos, esas manos solas, gélidas, mojadas y se posa para beber de su concavidad. Y ese pájaro azul en su gesto desinquieto me mira y yo lo miro a él. En su mirada puedo descifrar la anciana de cumbre cuyo espíritu es libertad que viene a visitarme, que viene avisarme. La comprendo. Pasa el tiempo y todo sigue callado, converso con el pájaro azul como consejero de mi mañana. Y el con sus ojos tristes me asiente a medida que le pregunto. No entiendo de esa pena si todo había acabado. De un instante a otro se va y me deja con esta niebla que también va atenuándose en el tiempo. Y yo aquí sola, sin embargo, los años me ha castigado, me ha dado una canción donde solo soy sombras negras de ese caos filtrado en la ciudad de Nor. Nor ya está enfermo. Nor ya esta viejo. Nor ya está casi muerto. Nor ya está distraído de la existencia. Y yo aquí sola, con los esqueletos flotando en este aire que respiro. Y todo ha terminado para continuar en otras tierras.  Con cautela iré a Nor. Abrá quien me aprecie , habrá quien me odio, habrá quien me mirara , habrá quien quitará sus ojos de los míos y no me importa, todo ha finalizado. Prometo ir a Nor, llevar todo el ánimo para su nuevas venturas, sus singladuras a través de los años. Prometo ser mano de su nueva vida y ojalá que la acidez, que el amargor se desvanezca bajo la tierra. De nuevo reverdecerá y su follaje de edificios despertarán después de este delirio tórrido, maligno. Sí, iré a Nor cuando el crepúsculo y el pájaro azul se puse sobre mis hombros. Bajaremos y veré la miseria, el quejido, el disparo a la sonrisa, pero todo se ira bajo las nuevas ilusiones. La niebla se ha ido, corre una brisa fresca y la luna viene con su lluvia de blanca por el sendero que he de tomar. Y la sigo. Es una luna cuyo brío perfecto me estimula, me convierte en un disparo de esperanza en la desnudez de la noche y el silencio.

martes, junio 04, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO 13(NARRATIVA)

 

13

La noche cabalga con Pegasus como antesala a lo maravilloso de estos instantes donde el roce de mis manos con otras manos es yermo. Las explosiones aún se sienten, lo malo de nuestra especie se consagra en su más macabra faceta. Una tenue brisa me inspira, me sumerge en este escondrijo donde una latente esperanza reverdece por momentos, algunos. Otros, me alojo en la negra máscara que nos seduce y pienso que esto no tendrá fin. Y ese vagabundear en la razón me lleva a qué será de mí. Si vuelvo a la capital seré sentenciada o no una más en una fosa que se alarga por las carreteras de la oscuridad. Las constelaciones bosquejan una telaraña ramificada en el infinito y ese infinito lo temo. Temo que esta guerra descomunal , impredecible no acabe. En mi prolifera acelerados cavilaciones que me hace dividirme Una dualidad de que me convence de que si…de que si hay un fin. Un fin donde todos saldremos malheridos, trastornados. Un fin donde el labio a labio sea rosas de los vientos de la concordia. Una dualidad de que me convence de que no…de que no habrá termino. Lo grotesco venciendo la debilidad de nuestros sueños en el hoy, en el mañana. Cada jornada más frágil. Ojos blancos columpiándose alrededor de nuestras desgracias, de nuestras penas. Y yo aquí, con el universo como amante, con este Monteverde de escudo a cualquier infiltración traidora. Seccionada me escurro barranco arriba y atisbo con mis ojos tristes . Sí, porque tengo ojos tristes, no hace mirarme en un espejo. Cada lágrima se ahoga cuando siento el estruendo indefinido de una explosión. Es como si me clavasen agujas ardientes que me han ido tejiendo mi desgana. Y tengo desgana. Y tengo fatiga. Y tengo aún vida. No me lo explico pero entiendo que el poder de la mente humana suma un gran desafío a la muerte, esa muerte que amuralla a Nor. Ay, Nor. Nor del alma mía. Cuando regrese besará tus ruinas y juntos reactivaremos, edificaremos en armonía los sonidos de la libertad, la fraternidad, la esperanza. Ahora, me encuentro cansada, el ruido sórdido me distancia de ti, la amenaza odiosa me lleva a ser ausencia. Y para que estar allí, ya no seria parte de esta tierra. Un escuadrón de aviones arruina el firmamento con sus gases mortales. Ay, Nor. Nor del alma mía , pienso en ti. Pienso en mis seres amados, todos en tumbas anónima. Tú, Nor, que me viste nacer. Tú, Nor, cierro los ojos mientras lo perfecto y lo bello me protege y escucho cada llanto prolongado de tu gente, de la gente que te quiero y no desea el mal. Pero el mal baila frenéticamente , desquiciado a tu rededor, en el núcleo de tu existencia donde todos carecen ya de fuerzas para detener el horror de los horrores. La música del cosmos la siento, una balada que me llega en estos instantes como bonancible vientecillo que me sostiene. Ay, la isla. Esta isla del alma mía. Su decadencia es tan profunda que no se puede saber a ciencia cierta cual será su escapatoria, esa salida del mal. Cambiamos tanto, lo que hoy es negro, mañana es blanco. Hoy te quiero y mañana te odio. Así somos, no se puede pronosticar nuestro futuro , todo cae en lo incierto, en la incertidumbre. Las palabras son una bola de plastilina que se modifican según la visión, según nuestras mutaciones. Todo cambia. Sí, todo cambia. Pero hay una ilusión, un halito donde muchos corazones se congregan en su manera de las ideas. Tendemos pañuelos blancos en las azoteas sin el temor de desaparecer y somos tangentes al respirar y respiramos. Me parece ver los ancianos en una de las plazas, charlando entre ellos, conversaciones que se dirigen al ayer. Y ese ayer de ello es nuestro hoy. Desencajado se seguirán sentando hasta que la muerte los lleve…hasta la muerte los lleve con la desilusión en un puño de sus manos haciendo tic-tac, tic-tac. La brisa de hace más fuerte, yo , observando a Pegasus. La brisa tira de mi y me tiendo sobre ella con toda la plenitud que me queda y me agarro a ella. Está humedad, mis ojos observando a Pegasus.

sábado, junio 01, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA)12

 

12

Ando en la huida. Culpable. Un tremor desata en mis piernas un vértigo. Culpable. Quiero avanzar , ser barrera que se interpone a la muerte y tropiezo. Mis rodillas son borbotones de sangre y me levanto. Culpable. Nor, porqué. El engaño y la mentira son cuchillos al viento que sacuden mi espalda. Me enderezo y busco un rincón donde yo no sea vista por los cazadores furtivos del odio, de la estupidez. Sí, el odio, los celos, la envidia, la mentira hace presa a una de un delito no cometido. Culpable. La guerra ha comenzado y todos nos prestamos a la incertidumbre , ha erigirnos aquello que nos pueda salvar. Culpable. Tocan a la puerta de mi casa, allá en Nor. Estoy con mis padres. Estamos cenando. El toque se hace repetitivo y feroz, violento. Culpable. Abro, hombres y mujeres vestidos de calles preguntan como me llamo. No entiendo. Mi madre me llama ¡Qué pasa Ann¡ ¿Quién es a estas horas? Se habrán equivocado. Cierra la puerta y ven a cenar. Culpable. Escucho las pisadas de mis padres al comprobar mi tardanza, al escuchar el vocerío de esta gente desconocida. Culpable. En ese instante estalla la radio. La guerra a comenzado. Mi padre esboza el espanto en toda su entereza y se lanza precipitadamente a esos extraños, a esas extrañas. Sacan las armas y zas…Padre mío, madre mía. No. No. No puede ser. Culpable. Mis ojos se reviran, mis manos temblorosas suplican. Tu Ann eres culpable. Busco y busco donde está el delito. Mi compresión no llega. Mi madre y padre tumbados boca abajo en el suelo. No queda mucho. La guerra ha estallado. Culpable. Escaleras abajo salgo agresiva. Lo único que sé es que tengo que huir. Mis padres. Culpables. Se oyen disparos. Me encapsulo en la nada. Se escuchan estruendos, el estallar de algo. El fuego impregna la ciudad de Nor. No miro atrás, corro y corro hacia las afuera de la ciudad. Por un instante me detengo, no hay nadie atrás y sigo en mi huida. Culpable. Me sacude por momentos cortos una especie de convulsiones, vomito. La fatiga me dice que mis madres han sido asesinadas pero una fuerza anormal me impulsa a continuar. Barranco arriba voy con el dolor de mis sentidos, barranco arriba voy con mis penas por las piedras, con mi ombligo colgando el amor perdido, con mis manos desamparadas arrancado cada obstáculo de mi huida. Culpable. Y no entiendo. Y no comprendo. Esos hombres y mujeres, vestidos de calle, con la mirada afilada en la mortandad, con los ojos extraviados por la locura obsesiva de sus convencimientos.  Culpable. Un desorden perpetra en mi estómago, en mi pecho y el dolor aqueja mi respiración. Me detengo de nuevo. Pinares abultan esta tierra. Y tanto , tanto he avanzado. Bajo un poco hasta el Monteverde, ahí, donde la maraña de la madre tierra me oculte, me salve. Culpable. Esta palabra rebota en mi mente. Muerte¡ Ay madre¡ ¡Ay padre¡ Padre y madre del alma mía. Qué ha pasado. Una ventisca de engañosa y brumosa se ha clavado en mi existencia y ustedes se han ido. Se han ido por protegerme. No. No. Culpable. Me paro y me sumerge en el firmamento, puedo observa dos estrellas fugaces y la ramificación de la vía láctea. Puedo observar a Nor encendida en negros mañanas, herida de muerte. Culpable.  

domingo, mayo 26, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA)11

 

11

Aquí. Cuanto tiempo llevo aquí. Las jornadas son palpable a lo diverso. Un día, una tarde, una noche…no más. Sigo la ruta de los crepúsculos, pero cuantos años. He perdido la noción del tiempo. Solo miro ese dragó que planté cuando aquí llegué y ha crecido. Los años pasan, uno , dos, tres…no sé pero me da igual. Solo quiero que esta guerra acabe, que la estupidez humana se vuelve sones llenos de paz. Aquí, donde habito existe solo el tremor cuando la noche azota. Los gritos en la claridad no se escuchan, un eco escalofriante son flores sin pétalos y púas que acribilla mi estómago. Sí, una desgana enorme a veces se interpone entre la vida y la muerto. Pero observo este sol ¡Oh amado sol¡ y su maravilla me hace respirar y respiro. Anclada donde las estrellas rompen su mutismo para prender mis ojos en su belleza, en el enigma hambriento de esta vida. Aquí. Un día donde continua con los ritmos de la brisa y ante mi este drago y los años han pasado. Desterrada , inmersa en mis ideas extermino las penas que posan sobre mi pecho y soy canción de seguir, de continuar en esta existencia. Abajo, las aceras guardan cadáveres, se limpian con sangre sobre sangre, los sótanos son alojo de almas en penas en la desesperación, desquiciadas de tanto y tanto ruido atroz. Algún niño correrá al lado de un perro flaco , hambriento al encuentro de la luz de la supervivencia. Alguna mujer será llanto agonizante del horror, de la impotencia. No. No se puede hacer nada y el tiempo pasa. Las horas imprecisas pasan. Nací donde los cetáceos cantaban, donde las playas atiborradas de juegos nos veían correr para aunarnos con la mar. Mi juventud , en la monotonía, pasaba entre libros y apuntes. Y siempre ahí donde las olas terminan, como ombligo que nos daba aliento. Aquí, es la tarde. Una tarde fresquita y dentro de un rato las sirenas de la huida sonaran. Ese ruido me provoca, hace desfallecerme en mis pilares y un temblor en mis piernas que me paran…me detienen como hermética hija del abismo. Me fijo en un pequeño emanar de agua de las rocas que componen esta cueva y bebo de ella, bebo de la madre tierra como parte de mí. Yo nací aquí, en Nor, una ciudad de adoquines por donde corre ahora los escombros y la muerte. Me gustaría saber en que año estamos y si esto pronto acabará, las señales se pierden cuando la noche viene en busca de la tarde y las sirenas…A veces pienso en bajar a la ciudad. Pero un sopor de temor me entrega al aislamiento. Me veo correr por la arena con mis amigos, con los que eran mis amigos, mejor dicho. Ya se sabe que cuando los conflictos asaltan sabes de quien esta ahí, ligado a tu mano. Por desgracia pocos, muy pocos. La nada rebrota en mis sentimientos y mi huida se endereza en el sentido que fue la mejor opción. Aquí, cuando termine, me miraran. Algunos cerraran los ojos, sobre todo los que pensaban que era nicho donde las flores secas derramaban lágrimas. Sí, abajo, en Nor, fui acusada de un hecho. Oh¡ Sol¡ Te despides y yo regreso donde el cosmos me alienta , donde mis sensaciones exploran esta vía láctea!

miércoles, mayo 22, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO (NARRATIVA) 10

 

10

Blancas paredes de esta cueva. He regresado. He enterrado aquella anciana donde nació y con quien la amamantó, la madre tierra. He puesto un crucifijo de romero en su tumba para que ahuyente los malos vientos según sus creencias. Ahora. Aquí. Un sudor destempla mis huesos. Un estado febril y amargo me succiona y me siento decaer. Me tumbo en mi cama, me arropo con todo lo que encuentro hallo encima de ella y el temblor estremece mis cimientos. Sueños podridos se aposentan en mis pensamientos corroyendo todo lo que soy. Siento navegar sin rumbo, desorientada, más allá de estas islas. Cuervos olisquean mis ojos ¡Mis ojos¡ y estoy despierta , esa es mi impresión. Cuervos me avisan , me agarran en su enorme tamaña y me llevan lejos…muy lejos, donde las cárceles del horror aplastan mis deseos, mis ganas de seguir con vida. Escucho el retumbar de su graznido, escucho el retumbar de mi lucha. Me agarro a mi cama porque me siento caer. Un vértigo insoportable me sacude y la fatiga y la angustia recae en los ojos de esa mujer, esa mujer de la cumbre. Me santiguo o creo que lo hago, lo único que sé es que este estado febril delirante me abandona. Empapada de sudor mis ojos recaen en el techo de esta cueva y me siento revivir. Y no entiendo esta insensatez de la vida. Es como un exorcismo, como si vomitara todo mal que hay en mí, en este mundo distorsionado, trincado en la venganza y poder. Comienzo por desquitarme de todo lo que está encima de mí. Me levanto, me miro en un espejo estropeado y soy yo, soy la misma. Detrás se descubre una sombra, una sombra negra humana por su silueta. Sin temor me doy la vuelta y no hay nadie solo, la entrada a la cueva donde aun la claridad del día se percibe, donde aun callan las bombas hasta que la oscuridad llegue. El sol toma su brío , las ganas de vivir son intensas, sigo sus pasos hasta que se vaya. Mi memoria recoge aquella mujer anciana, esa curandera de soledades. Sí, de soledades. En su atención por el bien. En su esperanza del mañana. Y, sin embargo, ella no lo verá o sí. Miro al cielo, no hay nubes, solo un azul perfecto, como un nuevo renacer, unas nuevas ganas de vivir. En la verticalidad del horizonte el rumor del oleaje lo percibo…desde hace tiempo…desde que los pájaros dejaron de cantar. Inspiro y espiro. Me consagro como las mariposas que emigran muchos kilómetros y escuchan el dolor, las amarguras de este planeta, pero también hay alegrías, reconciliaciones que unas sobre otras manos son propósito de paz. Vale la pena esperar,  me digo. Esperar que esas otras manos sean unión en la isla de Nor ¡Qué belleza¡ tan perfecto me lo imagino que solo cabe en mi corazón, en otros corazones que lo anhelan fervientemente. Pienso que vale la pena esperar, con un canto, con un silencio la viveza del ser humano. Un arco iris se extiende en el horizonte, las olas murmullan y  yo soy participante de este estado de la climatología. Un estado agarro al existir, al estar vivo para que generaciones venideras sepan con su escucha activa lo que no se debe repetir solo, el abrazo y flores columpiándose a medida que nos respetamos sea cual sea la clase de idea. Ideas positivas , constructivas, mecenas de un nuevo mundo, de un nuevo despertar de esta sensación nefasta que nos hiere con su veneno. Sí,¡ qué belleza¡ quiero esta tierra. Esta tierra que vio nacer, crecer, consumirme hasta regresar donde el sol marca las horas, donde el arco iris habla de la esperanza, de una libertad alentada por las palabras al viento cuando el oleaje me susurra que volveré. Sí, volveré, regresaré donde la sangre es danza monótona de los días y todo habrá acabado. Nos daremos de cuenta que solo estamos de paso y en ese camino nos tenemos que deshacer de lo malévolo, de esas barricadas que nos impide, que nos prohíben degustar de la diversidad de este planeta. Porque el ser humano es diverso oh ¡ Cuan bello es¡

 

 

jueves, mayo 16, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA)9

 

9

Las paredes de esta cueva se retuercen en la memoria. Veo la luz de como avanza la jornada cuando me asomo. Un voraz callamiento de las bombas me hace temblar para lo que vendrá cuando la tarde caiga. Un canto no lejano me llama. Será la anciana de la cumbre. Esa mujer forjada por los años avanzados en su más literal ausencia de la existencia solo, cuando alguien la necesita. Escucho su canto desvencijado, mustio, como la queja de todo lo que retumba a esta isla. Atenta me precipito de donde viene ese jadeo, ese sonido de dolor. Un sonido mezcla de desgana y una pena que avanza en la dejadez de sus huesos. Atenta intento averiguar donde esta su guarida que supongo en la más recóndita de las sombras donde nadie puede llegar. Pero yo estoy aquí, en este lugar inhospito e intento ser hija de su canto que me atraviesa como ventolera enloquecida cuando la mañana todavía no ha concluido. Atenta localizo su gruta. Al principio la timidez me deja estática en la verticalidad de la duda. Luego cuando su canto se hace más agónico, más depredador de las miserias de la vida entro. Una mujer de negro de ojos negros ante una mesa carcomida mira una baraja. Levanta su mirada, se santigua y dice algo para si, para que yo no sepa adivinar sus palabras. Nos observamos. Un rasgo de confianza me invita a pasar y sentarme frente a ella. Continuar con sus barajas y de nuevo levanta la cabeza con sus penetrantes ojos negros. Pone su mano en mi frente y hace una señal con la saliva de su boca. No me inmuto, me da ese calor perdido hace tiempo. Sus arrugas van desde sus ojos a la comisura de sus labios. Sigue con su juego de cartas , que no es un juego. De inmediato se detiene en seco. Te enamorarás, me dice en un murmullo. Una sonrisa convencida me agita y mi corazón palpita con la celeridad perpleja ante sus palabras. Todo acabará, me dice en otro murmullo. Es como si ese juego le diera satisfacción ante el desastre. Yo asiento y sin saber de su hechizo , del aroma que suelta esas paredes en que se envuelve me relajo. Sí, te vas a enamorar y te irás. Veo el mar. Veo tu libertad. Veo tus sueños. Por uno de los lados de su boca un hilillo de sangre se perfila. Mi compresión se desata y sobrecargada de tensión intento decir algo, ayudarla pero me es imposible, una barrera invisible me detiene y vuelve a mirarme con sus ojos negros. Todo ha terminado querida…todo ha terminado. Ayúdame, venga. Deja que me recueste y descanse en paz que estos años han sido muy duros, demasiados, más allá de lo humano. Moja la yema de su dedo índice en su lengua y ya acostada , con ese hilillo oscuro recorriendo su barbilla me vuelve a hacer una señal en la frente. Vete. Le cierro los ojos y en su faz se pinta la calma, la paz, el esfuerzo de su creencia de que las trincheras serán erradicadas y vendrán los buenos tiempos. Me voy. Me precipito donde su canto va dejando de ser pulso en mis oídos hasta mi cueva.  Oh un canto libre y único salvará a la isla. Nor se verá gratificada por las luchas internas entre el bien y el mal para ser una oda por la paz. Ensalzaremos las manos libres, la vida, los ojos de un niño trotando en la caricia liviana de la brisa , de las mariposas. Y ellas volverán. Oh un canto libre y único nos traerán  el pinzón azul de nuevo y entonces bajaré donde sinrazón y la bestialidad no habita.

 

 

sábado, mayo 11, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA¿)8

 

8

Un día bajaré monte abajo con la frescura de la hierba renacida y veré la libertad de mi pueblo, de estas islas donde la decadencia las arroja acantilados acallados. Solo, el rugir del fuerte oleaje contra las rocas y ese faro indomable. Ya no habrá más muertos por el desprecio, por la oquedad de los gritos del silencio. Sí, bajaré un día cuando el brío del sol esculpa en mis ojos la mortandad de las armas. Bajaré y abrazaré a todo que pase a mi lado. Todo ser cubierto de podredumbre, de una esperanza marchada de sus almas. Hermética, como si no haya pasado nada, aunque en la memoria sea rasgar de cicatrices que se volverán silenciosas en el paso del tiempo. Aún no es tarde y Nor brillará como la edificaron nuestros antepasados. Un grito de amor se desbordará de mi estómagos y flores blancas dirán del cimbrar de la paz. Porque la paz llegará y un día bajaré monte abajo, no para donde los presos de las guerras enseñan sus dedos fríos, heridos, putrefactos ante tanto y tanto horror tras unas rejas e iremos de la mano como oxigeno a la vida. Correré con mi melena suelta al viento a esa ciudad devastada y hallaré algún rincón donde la alegría del final es verdadera ¡Uhm¡ Y el amor volverá a mis andanzas y dejare esta cueva de aislamiento donde la humedad perpetra mis extremidades! Y hoy el sol brilla, pero su brillo es falso, todavía no es hora . Un silencio demoledor estrangula mi garganta. Un silencio que dice que lo peor está por llegar. Cavilo en caravanas de prisioneros , de hermanos con hermanos, hostigados por la incoherencia, por la falsedad, por la traición pasando por una de las calles principales , desnudos, indefensos, ciegos a lo que esta por venir. Un muro y ahí esperan. Un tiro. Otro tiro. Cientos de tiros en la sien donde una bocanada de sangre escupe el último aliento. Alguien se queda de pie, es un reo más, es un amigo más. Señalan a otro prisionero. Con pistola en mano lo tiene que matar. Sus manos tiemblan , un sudor duro y sucio resbala por su tez. Y no puede….y no puedo. Por favor, que venga la esperanza, una esperanza que haga añicos toda esta sin razón. Lo presionan. Dicen de una libertad si aprieta el gatillo a su compañero. Cierra los ojos . en un movimiento rápido gira el revolver a su boca y dispara…y dispara. Un día bajaré monte abajo y seré abrazo, y seré saludo. Escucho las balas salir, escucho esas fosas comunes donde buscaré cada nombre, cada cuerpo caído en su peso donde los bichos habitan. Y haré un jardín, una ofrende de aquellos injustamente fueron torturados hasta la saciedad de la cara oculta humana, la maldad. Y un día bajare con la hierba fresca liándose a mis piernas donde una bandera blanca indica que es el momento, el momento de recoger nuestros muertos, el momento de erguir la isla de nuevo con toda su esbeltez, toda su belleza aunque rastros de infelicidad y amargura queden temblorosos en nuestros recuerdos. Pero espero que no regrese más, jamás. Y ante barbarie, me digo, vale la pena seguir invicta en este apartado sitio, vale la pena en el mañana bajar por la fresca hierba donde el dolor silba a los sueños. Sueños lentos…muy lentos. Pero sueños creando la prosperidad de una nueva existencia, aquí, en Nor. Miro el horizonte, miro ladera abajo, la humareda me dice que tendré que esperar y caigo en una desilusión. Y lucho…lucho monte abajo con la hierba fresca en el preciso instante que cierro los ojos y veo la paz.

 

 

miércoles, mayo 08, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 7

 

7

Cosas de la vida, he terminado en esta cueva remota donde los ojos de los otros son mudos, son inaccesibles. He escalado aquí con el ímpetu dibujado en mis piernas, en mis manos. Ahora, la retama florece en este apartado lugar, sus flore amarillas dan una victoria a ser existencia. Siento mi cuerpo ascender donde las guerras acabadas, las armas extenguidas acosan arrebatadamente a la mente humana. Y soy humana, me considero en este reducto de belleza una privilegiada aunque a veces esta soledad torture mi conciencia. Me he quedado desterrada, no volveré hasta que los gritos del horror callen. Y cuando regrese veré una atmósfera ensangrentada, inmersa a un mortifero perfume de muerte. Muertos encogidos, esparcido por toda esa ciudad. Esa perspectiva me retrae, produce una cierta tristeza que clava agujas ardientes en mis pasos a seguir en el mañana. Un anciano se lamenta, un lamento surdido estremeciendo cada una de mis extremidades. Un anciano se lamenta, un lamento que le hace verter sus manos a la cabeza en la incomprensión. No, no comprende el repetitivo pulso de las guerras, se condiciona en que nada ha cambiado y sus ojos se rajan cuando las lágrimas es sequedad hirviendo en su tez marcada por el sufrimiento. Un anciano se lamenta, un gato famélico maúlla acorde a su dolor, se restriega en el y el lo acaricia. Un anciano se lamenta, un anciano de huesos y harapos pegado a su pellejo. Somos mezquinos, la huida hace esta mezquindad como hija de esta tierra, como hija de los océanos donde los cetáceos no cantan sino gimen. Y oigo ese gemido cuando la mañana se presenta en esta pequeña isla de Nor. Nor, mi isla. Sin embargo, los pinares están ahí, creó oír aquí, ahora un pinzón azul pero no es el llanto de los ballenas. Un anciano se lamenta, sigue con ese gato famélico. Un gato que ya no puede cerrar los ojos. El sufrimiento llega a todos…a todos. Y he de decir que sufro. Está es la condena, ahora, en el amanecer de un nuevo día. Hoy vendrá la lluvia así se avisa cuando se ven claramente otras islas desde aquí, desde esta cueva que me protege. Y vale la pena protegerse, me pregunto. Siempre aspiramos al vivir, aunque esto será efímero. Solo, de paso…estamos de paso. Todo es tan breve y mis ojos caen donde la derrota de los hombres cercena la ilusión del final. Y vale la pena, vale la pena seguir cantando ante tanto y tanto desastre. No quiere decir un canto alegre, mi canto ese de agonía, un canto que como los cetáceos gimen a la oscuridad humana. Pienso que la normalidad retornará. Al principio seremos mejores pero con el paso de las estaciones todo se repetirá. Una normalidad donde un beso será flor abriéndose a un nuevo punto de vista de afrontar esta realidad, la realidad de las batallas inconclusas. Unas gotas caen, me dejo mojar, dejo que este recinto natural me entregue algo de su espíritu pacificador del exterminio de la razón.

 

sábado, mayo 04, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 6

 

6

Parece que el amanecer quiere llegar, un cielo malva anaranjado fuerte me seduce. Miro ese sol que dice de una nueva jornada donde mis alas caídas se afirman a esta subsistencia. Somos hijos de las armas, hermanos consagrados al daño. No sonrías…no sonrías y tu entereza será codiciada por el exterminio. En esta distancia me pienso y medito donde estarán mis seres queridos. Ya no existen corpóreamente, habitan el olvido de este estado material y su luz brilla en un rincón de mi alma, en una apartada extensión del universo. Sus energías se perseveran en mi condición, busco sus miradas, sus alientos, su olor y los encuentro. Ahora, en este instante donde el crepúsculo de la mañana me observa, me examina, me vigila en cada uno de mis movimientos sutiles, humildes. Somos eso, polvo de estrellas y por allá seremos tripulantes en la desconocida oscuridad del espacio. Y aun así, me doy cuenta que están conmigo. Esta fortaleza, este ser de mi verticalidad, esta espera hasta que las armas callen, hasta que el hambre acabe. Admiro este despertar del día, un halito de brisa penetra en mis miembros, estoy fría, la humedad de la noche cala mis huesos y me cuesta moverme, levantarme. Y aun así, me yerto , me embarco en mis pisadas latentes de seguridad hasta la cueva. Una cueva enredada de maleza, difícil de encontrar, segura. Siento la caricia de mis abuelos. Siento esa sopa de pollo embriagando el cariño esmerado de sus manos. Las manos de mis abuelos, manos trabajadoras, hacendosas en el amor. Pero están aquí, logro tomar una visión que hace que vengan a mí y me acaricien y me besen mientras el brío de una hoguera a la luz de este nuevo día me calienta. El crujir de la leña recogida es un ruido que me alimenta, que me acuna en cada una de las vivencias del ayer. Ven mi niña, nieta mía, ven donde los vientos soplan donde el amor solo tiene cabida. Ven mi niña, nieta mía, nunca para mí crecerás y serás esa niña de mis ojos, de cada deseo que ampare mis sueños. Está caliente la sopa, ten cuidado. Y su mirada con la picaresca de la felicidad me nutre, me da un potente brebaje que sacude todos mis nervios en la entereza. Donde estarán , intento cogerlos, pero el humo de esta hoguera danza con la ida. El viento…el viento arrastra sus aromas hasta la nada. Complacida me quedo estática y soy feliz, cuando los traigo hacia mi en mi razón. Parece verlos aquí, corriendo , brincando a medida que esta hoguera crepita. Vienen y se van…lejos, muy lejos. Un sendero de rosas doradas me cubre, me protege y soy hija de cada secuencia enervada por ellos. Y vienen y van…lejos , muy lejos. Oh, qué bello. Oh, los adoro. Oh, que visión más perfecta de la ternura de una niña con quien la ama. Mis manos, mi cuerpo, rodean esta pequeña hoguera, su tibieza atempera mis sentidos y me siento elevar donde los pájaros cantan. Y, cantan los pájaros, por un dimito tiempo. Luego callan y la realidad se embiste contra mi ser. Hijos de las armas, hermanos conclusos en el mal. No todos…no todos. Esta hoguera parece apagarse y la avivo. Avivar en el esmero de la vida. De esta vida donde la dualidad planea a ras de nuestros sentimientos. Un sendero de rosas doradas me cubre, me protege y percibo el andar inesperado de ellos hacía mí. Oh, mi niña. Porque eres una niña y siempre los serás en los ojos innatos de este amor que te tenemos. Superviviente de naufragios, de la ira incontenida de la venganza. Si, somos hijos de las armas. No todos…no todos.

 

martes, abril 30, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA)5

 

5

Hola , los tambores del callar vienen a ti. Sí, a ti, como ola que se estira y se recoge para ganar la fuerza suficiente de continuar. Soy aquella que en tus sueños se presenta con un rostro con velo cuando el dormitar te acoge. Hola, soy aquella que vive en los riscos donde las tabaibas alertagan a los curiosos…esos curiosos donde crece la maldad de ser, de estar. Estoy aquí, contigo. No me ves pero sientes cada latido…pum..pum…de mi esencia como existencia. Porque existo como puedes comprobar ¡Oh que no tan espléndida¡ estrellas fugaces se difuminan en nuestro cielo. Este cielo que tu y yo observamos con detenimiento, con la suficiente pausa que nos deja respirar. No dejo de tocar, está sonido transciende en nuestros sentidos y nos hace estar vivos. Una emoción se dibuja en tus ojos, en tus ojos claros y dejas de preguntarte quién soy. Soy el viento, la lluvia, este aire que se insufla tus pulmones y te hace meditar acerca de nuestro porvenir. Y ese mañana vendrá. Y , yo. Como sueño tuyo vendré.  Pacificadoras velas blancan anunciaran mi encuentro contigo y no te darás cuenta pero, te lo diré. Hola, estás aquí, me cuentas una historia que vaga sutilmente por mi mente cuando me arropo en esa cueva , es como si mi llamada en los sueños se hubiera vuelto realidad. Percibo tu aliento, un aliento jovial, un aliento desatado de la sed y el hambre, un aliento danzando en mi soledad y el universo. Dices que llegará ese instante en que te descubra y mi entendimiento no alcanza a hacer una escena de tu. Sí, tengo un velo en mis ojos. Un velo que me invade adivinar quién eres, pero tu voz, me queda tu voz. Una voz gutural que se desplaza en la quietud. La quietud de las horas. Estas horas que pasan ante este magnífico despojo de lo material, de lo corrupto, de la pena. Sí, aquí estoy en este auto destierro mientras te pienso, mientras converso contigo. La plenitud nos alcanza mientras intento descifrarte. Ese tambor me hace ser latidos de la espera. Y espero, espero ese día en que los pueblos callen sus atropellos, sus matanzas despiadadas. Hola, mi conciencia me dice que estás bien, solo he venido a darte un aviso. Ya nos veremos, ahora me iré donde los riscos son resonar del dolor, de la enfermedad que afecta a este mundo. Más adelante, no se cuándo tu velo será borrado y me verás y te veré. Alcanzaremos la cima del amor ¡Ay , el amor¡ Qué extraño es pronunciar esta palabra en estos tiempos, pero, ahí está, sin saber ni cuando ni dónde. Ahí está, nutriéndose de expectativas , mientras saboreas este cosmos en un rincón de la vía láctea. Qué este silencio nos cubra, nos proteja. Qué este tambor de un canto a la paz. Qué este instante quede en tu memoria como ecos del mañana. Suavemente, con el tintineo de un viento lento se diluye el tambor. Su voz queda en mi memoria, su olor impregna todo lo que soy , todo lo que aguardo. Y , no sé, es como se generara una nueva juventud, un nuevo deseo ¡Ay, el amor¡ Amor del alma mía, te he sentido callo. Porque he de callar y esta mudez es tan hermoso como este paraje. Me siento hija de este lugar. Soy hija de esta isla. Soy hija de cada penar andando en mi vientre. Soy hija de cada muerte en esta sociedad perturbada. Soy hija de cada anciana, de cada mujer indefensa en sus derechos de vivir. Y cómo vivir con el amparo de aberraciones , de la bestia bailando al son de la sangre derramada. Pongo como horizonte la bandera de la esperanza, de la paz. Pongo como horizonte la mortandad de esos homicidas descabellados de este presente, este presente que es mío  y ahora se arropa en está reclusión donde las estrellas habitan. Y quizás más adelante sentiré ese…pum…pum… Y quizás el abrazo será cúspide de este aislamiento. Mientras habito aquí ¡Ay, amor¡ Te he sentido y el vibrar de estómago me hace ser paciente, ser ala con plumas en el canto de la espera

sábado, abril 27, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO (NARRATIVA) 4

 

4

Todavía el frescor viene a mí. Es como manantial incesante que responde a la esperanza de que hay algo, algo queda en este planeta donde los desastres habitan. Habitamos en el sistema solar y este sistema solar habita en la galaxia de la vía láctea. Una galaxia espiral como el humo desvanecido de un cigarro que me fumo. Caigo en el asombro cuando detenidamente contemplo su auge cuando cae la noche. Y entra la madrugada, una madrugada lucida en su espectáculo, bello, sincronizado con nuestros comportamientos. Somos tan diminutos que se diría cuando intento formularlo en mi razón que no más que un islote de este gran sistema solar. Y que no es grande, solo que nuestra perspectiva se pierde en un yo, en un egocentrismo que no nos deja ver más allá. Habrán más tierras, más planetas donde la condición de vida será favorable. Pero, quién las habita. El callar conmueve mi conciencia. Un callar que se vuelve ávaro, desconfiado y viajo más allá de este sistema organizado por planetas, satélites, cometas, asteroides dependiendo del sol y sus propios ejes. Y si esa vida no estuviera muy lejos, me pregunto. Hago viaje interestelar, no envejezco y me sumerjo en el ayer. Atravieso un agujero negro y estoy en otra época, otro siglo distante al ahora que no es el ahora , que es el mañana. Veo la humanidad, al igual que ahora, con sus mismos desprecios a lo foráneo, con su mismo desdén al extranjero. Solo quiere poder más poder. Veo un camino , un camino oscuro que me hace temblar, sacude mi cuerpo y me dejo llevar . Cierro los ojos, me transporto en el tiempo y soy más allá de esta conciencia, una conciencia, azul, malva, blanca donde las pacíficas ganas de mi viaje me dejan ver ese más allá de esta esfera. Es como me succionaran para luego escupirme en otra dimensión, parece que floto, me respiración se atenúa y estoy aquí en la tierra, en el mismo planeta. Miro a mi derredor y una exuberante arboleda está ante mi y me veo reflejada. Soy una persona de mediana edad, de pelo castaño claro y ojos claros. Soy una persona que la desidia la abandono a un lugar remoto de las islas. Soy una persona de estatura media. Soy una mujer o no soy. Soy un ser humano. Una persona involucrada al canto de los pájaros cuando la pena no la embarga, cuando la jovialidad de un día es plausible en su corazón. Soy una persona involucrada a la no violencia. Soy una persona sin raza, sin etiquetas impregnando cada acto. Soy naturalmente neutro, mis ojos se fijan en las copas de estos árboles y no logro ver su final y no logro ver el cielo solo, la sombra de ellos, ese frescor inconfundible de la madre naturaleza. Doy un paso, me aproximo a uno de ellos y lo abrazo, su diámetro impide que mis dedos se toquen pero prietamente lo abrazo. Me transmite tranquilidad y me habla. El árbol conversa sobre lo que ha vivido a lo largo de los años, de los siglos y me cuenta su historia, que es la historia de todos. Creo escuchar una flauta o es el viento. Un viento que viene, que va y al final se desvanece. Cierro los ojos. Yo abrazado a este árbol…hacia tanto tiempo. Y aquí la vida existe, de repente pierdo el conocimiento y siento como algo me traga en su oscura masa y al abrir los ojos estoy en el mismo lugar. Otra vez en mi siglo, en el año 2050, aquí donde las mareas de plástico barren las playas vacías. Un tambor. Una noche. Las constelaciones. Mi retiro donde aun queda algo de vitalidad, de entusiasmo. Y el tambor se ronda alrededor de mí a medida que viene. Su ritmo es acompasado, sinónimo de ilusiones, de existencia, de un cambio.

jueves, abril 25, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 3

 3

¿Cómo te va?, una voz trascendiendo a la neutralidad me habla. La linterna se ha apagado y a solas en la oscuridad con un firmamento increíblemente estrellado escucho. Me pregunta cómo me va y yo respondo, converso con esta voz a la vez masculina y femenina. Todo va bien. Sí, todo va bien , hasta que las maletas dejaron de pesar ante la huida. Todo va bien. Sí, todo va bien, hasta que la sequedad rajó los vientres. Todo va bien. Sí, todo va bien hasta que las gargantas se languidecieron de tanto y tanto suplicar. No estoy débil solo, inmiscuida en mis pensamientos, en mi yo. El interior en lo más hondo me dice que guarde la paciencia y que todo esto terminará. Sí, terminará esa ráfaga de tristeza que se apodera de la isla. Todo va bien. Sí, todo va bien, hasta que las armas de la estupidez asesinaron los sueños. Todo va bien. Sí, todo va bien hasta que los alambres de sangre rozaron nuestros rostros. Aquí, en la insonoridad del llanto cabalgo en las hogueras del universo. Míralo…míralo, observa con detenimiento lo pequeños que somos, no más , una mota de polvo. Viajo más allá de este lugar y me conecto con los puentes de las constelaciones donde habita la paz. Hay más mundos, nosotros somos un réquiem de mortandad.  Y me preguntas, cómo me va. Dame un beso. Un beso que insufle mis alas donde se escuche algún pájaro cantar. Qué canten. Cuando vuelvan sabremos que la esperanza estará con nosotros mientras, somos resonar de lo absurdo. Vienes, vas, me visitas pero no descubro el misterio que guardas pero el pronostico de mis sentidos dice que es bueno. Escucha, escucha, suenan campanas. Campanas en el chillido escalofriante de la muerte. Y la muerte viene, más y más, la impotencia arrebata mi condición de ser por estos instantes y la desgracia es cadencia que se repite una y otra vez. Y te digo, todo va bien, aquí en la cumbre donde la respiración se hace latente, donde mis manos perciben el clamor cálido de la tierra. Y me preguntas, cómo me va. Y todo va bien, todo hasta que ….que digo. Cuando todo termine seremos espejo de nuestros ojos. Las ojeras se irán, pero todavía somos hijos del infierno. Este infierno azotando a esas almas en su condición errónea de los sentidos que toman. Las horas pasan, una densa niebla viene. Mírala…mírala, es como nosotros, como nuestro yo cuando intentamos empecinadamente seguir la ruta de la victoria. Y de que victoria estamos hablando. Yo no quiero ninguna. Ninguna donde haya habido tumbas anónimas a mi alrededor.  Y me preguntas cómo me va. Todo va bien….el engaño rasca a los hombres, a las mujeres. Estoy harta, la molicie de este planeta me quita el sueño y aquí estoy, todo va bien mirando la belleza del firmamento. La linterna se enciente, su luz me impide ver su cara, su mirada y se va. Vigilo como ese alma neutra penetra por el boscaje de laurisilva y se extingue en el silencio

martes, abril 23, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO 2

 

2

Humanidad. Y qué es lo humano. Lo humano tiene un compendio de referencias que se absorbe cuando somos vacío. Lo humano de ser y estar. Lo humano del todavía hay esperanza. Lo humano de un sueño. Lo humano de una paz. Lo humano de tender la mano al amigo, a los seres queridos. Lo humano del respeto. Lo humano en la actitud cuando el desastre nos emancipa de las ganas de sentir, de vivir. Lo humano de una sonrisa cuando la inocencia viene a nosotros. Lo humano de una razón que no desate la catástrofe. Humanidad…Ahora, sola, después de que se halla desintegrado el sistema político social económico sanitario de un país. Donde el caos nos consume en el desinterés, en una elocuente desgana en ser el pilar de una nueva vida. En este rincón, desconectada con todo, con esos monstruos de una tierra donde las prisas, la gravedad de las guerras avanzan terroríficamente. Donde somos seres no pensantes, alimentando a la inteligencia artificial todo aquello que nos gustaría hacer. Ellos gobiernan, nosotros pegados al curso de sus movimientos . Si fue un gran avance, pero también como todo lo que proviene de un buen descubrimiento viene su lado maligno. Tan mal que nos hemos estropeado, conversamos con robots y ellos responden a todas nuestras necesidades. Humanidad, donde está. Y yo aquí, todavía humana o me considero humana, ajena a lo podrido que andan nuestras ideas. Ahí abajo luchan contra la nada, con el descontrol del egoísmo e injusticia. Me fijo en unos ojos, en unos ojos claros. Se levanta. Se viste. Coge su bolo y sale. La ciudad en un mutismo total. La ciudad rota total. La ciudad escena de gases letales. Pero a esos ojos claros le es lo mismo. Sale. Pasea por una ciudad donde aun quedan restos del ayer. Por una ciudad donde el cielo es pesado y cenizo. Y esa mirada clara se pierde en los restos de un parque, un parque de su juventud, de su infancia. Solo su mirada percibiendo la muerte lenta de las arboledas, todo es ruina, todo es un canto fenecido en la memoria y se da cuenta que habita en el lamento de esta tierra. Esa mirada se viste ahora de estrella, allá en la cumbre, allá donde se deposita la calma, donde los días se hacen lento .  Y anuncio un atisbo de felicidad. Porqué no, estoy en mi derecho. A lo lejos se divisa una linterna que se balancea de su movimiento. Una linterna que desprende un andar tranquilo hasta aquí, hasta donde estoy. La vida es así, quién será. Aunque no me importa. Los presentimientos se aposentan y se yerguen en la confianza.

viernes, abril 19, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 1

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Vuelves, como se puede volver lo interminable. Una espesa capa de fresco acoge mis ojos y habito donde las estrellas placen en el caos y el equilibrio de este mundo. La noche se hace cristalina y yo de mi casa cueva me asomo a la puerta. El fresco de un otoño derrotado acaricia mi cara y me siento renovada visión de lo que habita más allá de esta esfera. El tiempo , inestable, se contiene y puedo respirar por unos momentos ese regalo del cosmos. Sola, con mi perro Arturo, guía de mis pasos perdidos me mezclo con el follaje de este apartado lugar. Voy al lugar de mi encuentro, donde tengo todos esos aparatajes para observar detenidamente, insistentemente esa zona visible del universo. El tiempo es grato, mi madre me viene a la memoria. Ella me crío como hija de los astros, como hija de esta cueva acogedora donde ahora me quedo, como hija de noches que terminan cuando el crepúsculo besa mis párpados. Me siento donde una roca en la intemperie de mis sensaciones y una brisa pertinaz pero sutil se cruza en mi espíritu. Me siento elevar en los pensamientos, en una memoria perdida donde que escala en la armonía. No espero visita. Yo he designado mi modo de vivir, ajeno a la polución. Quiero disfrutar por los pocos años de existencia que me queda de mí, de mis ojos perdidos este cielo oscuro con sus gotitas brillantes de maravillas. Y es que es algo maravilloso. Yo, aquí, sentada, observando el nacimiento repetitivo de las noches. Y es que es agradable, sensato el estar aquí, en medio de la nada humana, donde aun sus quebrantos dolientes no han podido hacer cenizas, hundir este apartado canto de la naturaleza. La madre tierra me saluda. Mi madre me saluda e inspira cierta tristeza confortable que me aleja de todo, del todo. Aunque la noche sea clara, el mar de nubes asciende hasta ser parte de ellas, la humedad me rinde y disfruto mientras la celeridad de esta se disipa a medida que las horas se van. Mi madre está conmigo, esta madre que es madre de todos. Y confío, confío en las horas, confío en este destino que describe cada uno de los puntitos luminosos de este firmamento bello, increíble. Ramalazos de la vía láctea se perciben y que más decir de esta belleza. Una belleza donde la paz es sonora es invita especial en este mundo convulso, desquiciado. En estos momentos anoto cada observación de manera sosegada, ya llegaran otras noches. Inspiro y espiro, mi vientre se insufla de recuerdos, de una cotidiana calma infinita, de un querer, de una dejadez como máscara inquebrantable de mi esencia. Y ella vuelve, vuelve como las flores del amanecer cuando la primavera se expande ante nuestros sentidos. Miro por uno de los telescopios, mi ojo se retracta a un satélite de los innumerables que forman esta respiración del cosmos. Su danza es la similitud incorpórea de retazos de la lentitud. Su danza es detenida, casi estática y yo me dirijo a el como fuente de una oportunidad, de una ilusión que produce esa necesidad de saber por quien son succionado nuestros muertos cuando su energía abandona este planeta llamado tierra. Si , estoy en la tierra, corre el año 2050 y una grave violencia tanto del reino natural como antropogénica azota a este planeta. El agua es escasa, estamos en abril. Un abril cualquiera . Pero aquí, donde habito, este abanico de desesperación aun no hay hace escala para el sufrimiento, la ansiedad, la pena del humano.  Y me gusta conversar a solas, conmigo, con esta pizca de maravilla que me envulve. No sé, dreno como una felicidad en mis entrañas que desfila en el asombro de mis ojos. El asombro de contemplar este más allá de este globo.


miércoles, abril 17, 2024

AL AMOR...

 



Un apego…

     Al amor.

Resistiremos

A los vientos violentados

Por la nostalgia.

Un deseo…

   Al amor.

Esperaremos

A las flores bellas

Del amanecer.

Una dichosa gana

De verte,

De que me veas

De hablarte

De que me hables.

De besarte

De que me beses

   Tic-tac

Tic-tac

El tiempo se agranda

Y la intemperie es sutil abrazo

De nuestras espaldas.

Una danza

    A la caricia

Aquí estamos

Aquí estaremos

Donde las imperfectas pisadas

Se vuelve amor.

 

domingo, abril 14, 2024

DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE ABRIL.

 


El crepúsculo. Rosas se abren a las calladas pisadas de los cetáceos. El oleaje se consume en un adiós donde los tangibles ojos miran su desvanecimiento. Mis espaldas pesan. Un desprendimiento me lleva a la dejadez de mis emociones y soy ave en el aire que en remolinos se vuelca en la tranquilidad. Hace tiempo que no espero. El agotamiento son hogueras donde mis piernas corretean en la nada. Y continuó con este crepúsculo como maravilla de la vida. Escucho al sol. Escucho ese universo que susurran el canto del silencio. Y me siento donde las cumbres son mar de nubes de un pensamiento. El crepúsculo. Soy poema que tiembla en la reanimación de sus ojos, desterrados, aislados. Y sin embargo , amo.  Pieza que se pierde en las vertientes de la reconditez cerrada.

miércoles, abril 10, 2024

LA DANZA

 



Un piano

La danza

Los soles de lo cotidiano

El sosiego del cosmos

Una visión rota

El aleteo de las olas

Lo eviterno de los sentidos

Las manos ojos de lo venidero

Y el piano

Y la danza

Y este instante

en la isla.

lunes, abril 08, 2024

Y EL AHORA ES AHORA...

 


Siempre retirada de la intemperie de los sentidos. Andamos, amamos y caemos en el silencio donde las manos se vuelven llanuras de un follaje espeso. Así, en la soledad, en compañía de nuestros ojos conversando con las estrellas más allá de lo eterno. La calma retira los escombros de la juventud y el almanaque marca el nacimiento de un viento norte donde nuestro ritmo crece en las tonadas de un piano, solo. Y el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana. Y siempre retirada de los acantilados donde los vientres rozan la inquietud, la ceguera. Arrimándome a la mudez de una danza. Arrimándome en esas esquinas donde las gotas de una tenue lluvia me llevan al abrazo, el abrazo de mis pechos bailando con el silencio. Trepo donde las rosas no son visibles solo , el eco de su perfume. Trepo donde las aguas cristalinas me dejan beber siendo el rumor de su camino donde me dirijo. Y el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana.

miércoles, abril 03, 2024

LAS OLAS DUERMEN

 


¿Sabes de mí?

No sé, las olas duermen

Las flores de abril me llaman

Y la luna esboza calma

Pienso en ti

No se de que manera

Luzco esa bahía

Donde las ballenas cantan.

¿Estás ahí?

No te siento,

Una gélida raja sacude mis hombros

Y me alargo en un llanto sentado en una pequeña plaza

Me visto de un deseo

Me visto de un sueño

Me visto de un duelo

Me visto de pájaros apiñados en su rumor

Con las calladas calles de esta ciudad

Y me confundo

Y me atraganto

Y me pierdo

La voz rota del mañana no se cansa

Emerge donde los cuerpos se lían

Como amantes de los soles.

martes, abril 02, 2024

FLABES

 


Estamos aquí, en la tierra. Un lugar donde la vida es posible o imposible. El agua escasea, el agua crea guerras infinitas en las corrientes de los harapos de nuestras ideas. Miramos el cielo, un azul añil baña nuestro escudo y es tan perfecto y es tan bello…que nos hacemos perezosos para contemplar la realidad. No hay agua, los campos en su soledad se queman de sed, las gargantas son oprimidas por el desgarro de la falta de agua. El mar está contaminado y los cetáceos no cantan. Estamos aquí, en la tierra. La estación está preparada , unos pocos seremos exploradores de es cosmos salvaje donde la existencia corre peligro. Nos embarcamos, en nuestras naves, corre el siglo 25 y aun así seguimos mirando el cielo, con su azul añil. El eje de la tierra se ha desviado posiblemente provocando en mezcla con el efecto invernadero y nuestra dejadez incontables avalanchas de inclemencias terroríficas a nuestro planeta. Estamos esperando, un viaje donde vagaremos más allá de este cielo de azul añil que nos protege. Expectativos vemos como nuestros navegantes del universo despegan. Convencidos de que llegarán al planeta Flabes donde se espera que se un bálsamo de tranquilidad para nuestro mañana ¡Uhm¡ Qué será…qué será de nuestro mañana, de unos pocos!  En flabes se supone que hay agua, agua pura. Y ahora , en este instante que han partido me pregunto del futuro de nuestras generaciones venideras. Flabes se encuentra en el cinturón de Kuiper. Los peligros abundan debido a la basura estelar. Pero confío en que llegarán y traerán buenas noticias. Flabes. Muchos años luz y llegarán y traerán gratas noticias. Solo hay un inconveniente, que este poblado. No sabemos nada de él. Llegan ondas de radio, pero es difícil descifrar la realidad. Nosotros que estamos aquí, en la tierra. Que no más somos una partícula dentro de una galaxia, en los brazos de una espiral que se vuelve imponente , gigantesca y casi inasimilable a nosotros. Y llegaremos a Flabes. La tierra está en la desesperación. Y después qué. El cielo, con su azul añil nos muestra que esta es nuestra casa y teníamos que cuidarla. Solo, unos pocos podrán viajar allí. Aquí seguirán las guerras, las batallas con un velo de metrallas, gases virulentos asesinando la vida, la atmósfera. Es un viaje peligroso. Es un viaje donde los pensamientos recalcan nuestro error. Es un viaje donde la pena te hace cerrar los ojos y caer en el sentido de este mundo. Miramos al cielo, un azul añil nos presente que aun hay esperanza. Estamos aquí, en la tierra. Y otros pensamos como descontaminar esta agua, como hacerla derecho universal para todos los habitantes de este lugar. El dióxido de titanio a lo mejor es nuestra salvación. Pero nos empecinamos, nos empecinamos en irnos y ello solo para unos pocos. Vivimos aquí, en el planeta tierra, un cielo de azul añil nos mira, nos aconseja que la amemos como raíces de nuestras singladuras. Y pienso que todo es posible, que todo puede cambiar y que todo cambia. Se ha perdido la señal con los exploradores a Flabes y nos sentimos decaer. Las jornadas pasaran y volveremos a tener noticias de ellos. De ellos, en ese espacio misterioso de la vía láctea. Salvar nuestra madre, que de sus fuentes aflore un agua limpia, pura, cristalina. Y porqué no. Aquí la tierra, con un cielo de azul añil proclamando los deseos , los sueños.

sábado, marzo 30, 2024

DISTANTE...

 



Distante, materia oscura que se expande y contrae en curso de las lunas. Nos unimos a las montañas donde los arroyos abundantes son maravilla de los sentidos. La existencia se vuelve extraña, una condición olisqueada por el encogimiento de nuestros estómagos ante tanto desgarro, ante tanta ruptura de lo sensible, de lo frágil. Distante, en donde las mareas hipnotizan los cetáceos, las aves nocturnas. Sin embargo, me aproximo, aquí estoy, aquí estamos divagando nuestra condición de amar y ser amadas. Un suspiro. Un agujero que sustrae cada tic-tac de la respiración para ser muelle donde escalan los ojos de la penumbra. Y no es tristeza asumida, es un girar y girar entorno a tu mirada ausente, desvaída, pálida. Distante…

martes, marzo 26, 2024

TRAGALUNAS


Y  Tragalunas miraba la luna, la blanca luna, en una noche de marzo cuando la primavera era obertura de la sinfonía de las flores. Y Tragalunas en la orilla miraba su barca. Y Tragalunas se embarcaba en el infinito de las estrellas, miraba el océano como padre de su condición y admiraba las ballenas como canto a su razón. Y Tragalunas no tenia ganas de trabajar, de pescar para su vida diaria. Tragalunas observaba fijamente el cosmos, esa vía láctea enredada en sus ojos claros. Su frente era seña de la sal  y algas. Su canto se condicionaba al canto apenado de los cetáceos. Si, Tragalunas estaba triste aunque la mar lo amaba, lo quería como parte de ella.  Su vieja barca danzaba al son de la marea, esa marea respetada en un mutuo acuerdo en el ayer. Y Tragalunas por momentos se sentía feliz. Una felicidad ausente en otros. Su contemplación, su amor por el océano lo conquistaba. Pero la desdicha también se arrinconaba en él. Estaba solo en una sociedad donde el refugio de la tecnología y las prisas lo dejaban invisible. No, su labor no era valorada. No más que un simple pescador. Un simple marinero de madrugadas gélidas. Había entregado su entereza al mar y por ella suspiraba. Y hoy mitigando su profundo firmamento complacido se mostraba dichoso pero a la vez un llanto reventaba su estómago, estaba solo. Tragalunas en las corrientes del aislamiento es voz del silencio de sus manos, gruesas, trabajadoras, deformadas en el paso de las estaciones. Y Tragalunas saludó a una pardela que se poso en su barca, ya conocida durante en el transcurso de la oscuridad, de las noches donde Tragalunas salía con su barca a pescar. Se miraron fijamente. Una comunicación se enervo en el sentido del callar cuyo significado implicaba la calma de estos dos seres. Supo de la cura de esta sociedad. Supo que el amor nunca le llegaría. Supo que su vida era prodigiosa. Supo de su pasión por ese destierro donde las ballenas cantan. Supo del sufrimiento que cruzan ese mar al encuentro de la esperanza, de la paz. Supo que el era parte de él y no le importaba. Un hombre donde la profundidad de su voz resonaban las caracolas. 

jueves, marzo 21, 2024

DICEN...

 


Dicen que llega la primavera. Dicen que los cuerpos despiertan de un dormitar en los sueños. Dicen que el querer conversa con las estrellas. Dicen que las cumbres son arroyuelos de alegría. Dicen que nuestras manos , al unísono, desean la paz. Y la tregua viene. Viene con sus ojos azules, con sus ojos verdes, con sus ojos negros a vestir la gelidez de un hechizo que nos hacía herméticas masas corpóreas en el vacío. Y tenemos ganas de soñar despiertos. Y tenemos ganas de brincar donde la hierba danza con la brisa. Y tenemos ganas de abrazar los rostros cargados de sombras. Y tenemos la esperanza hilando manantiales de quietud. Y bebo de ti. Y bebes de mí. Y aquí estás cuando el día se turbia y los labios besan otros labios incondicionalmente. Dicen que llega la primavera….Y nos esforzamos por ser habito de pisadas que concluyan en una cima donde alas libres acarician nuestros párpados. Y , aquí despiertos, con el tiempo olisqueando nuestras cosquillas, nuestro ánimo. Y tenemos que caminar en el fuego de pañuelos blancos.

domingo, marzo 10, 2024

TODAVÍA

 






Racimos de astros

Noche templada

La sibilina pieza de las miradas

El auge de los cabellos al viento…al viento

Tu beso

Mi dejadez

Tu despedida

Todavía, las batallas de la tierra

Todavía, el sudor de nuestros hombros

Todavía, el silencio de nuestras manos

Todavía, el llanto de las pardelas.

Rasgueo de una luna

La huida

Los sentidos de las raíces en el temblor

El encuentro de playas vacías

Tu beso

Mi dejadez

La despedida

Todavía, la sed de los vientres

Todavía, el agotamiento de nuestras espaldas

Todavía, la memoria utópica

Todavía, el llanto de las pardelas.

Tu beso

Mi dejadez

La despedida.