Y yo la buscaba. Sí, la buscaba
donde las tierras eran ásperas con la entereza de edificios absurdos. Sí, la
buscaba en las nubes después de una soterrada noche de verano donde el sudor
alimentaba mis carnes. Y yo la buscaba, fijamente, divisaba el faro…el faro. Y
se perdía donde los cetáceos van a morir. Y yo la buscaba, combatiendo contra
el derroche del tiempo que de un almanaque exprimía más y más mis sueños. Y yo no
la encontraba, abatida, tirada donde el faro…el faro saborea cada llegada
dejaba que el oleaje lamiera mi rostro. Y yo la buscaba y yo no la encontraba,
caballitos marinos emergiendo donde las esferas de la sensibilidad me llamaban.
Y, sin embargo, sabiendo de su callar conversaba con las pardelas. Vuelo
perfecto de la belleza, del amor. Y yo la buscaba y ellas me acompañadas
sentada en una roca negra evidencia de nuestro ayer. Se había ido con el silbo
del viento ¿A dónde te has ido mujer? Cuento cada tic-tac…tic-tac que marca mi corazón
y me dicen de otras tierras. Y yo la buscaba y yo la encontraba y con mis alas
de colores fui a esas tierras desconocidas, donde la mirada extraña araña al
extranjero. Te vi en el suculento baile de una despedida, de un nuevo comienzo y
no obstante, yo te buscaba y no te encontré.