viernes, marzo 14, 2025

LA VISITA (NARRATIVA) 15

 

15

Me detengo. He llegado al punto de encuentro, en estas casas cuevas del pueblo. La lluvia también se detiene. Estoy mojada, estoy húmeda y ello me lleva a mi ayer. Un ayer de sábanas frías. Cuantas veces suspiré por amor, no mucho, pero existió alguien en mi camino que me hacía dormir despierta mientras acaricia mi vientre, mientras la gelidez y un aire hiel rajaba mi cama. Y yo me quejaba para mis adentros. Y yo lloraba para en mi reconditez. Y yo imaginaba zarpando en la libertad de un beso, de un abrazo. No se porqué me vienen estos recuerdos a mi memoria pero , vienen. Vienen con el vencimiento de mi derrota en el paso de los años. Y me da igual que no lo supiera, me inventaba sus labios, sus ojos , sus manos acariciando mi cuello. Y ese mismo frío que sentía en esos años lo siento ahora, desolada, sola, rumiando que a lo mejor, que quizás te acercarás a mí. Tu sin nombre. Tu emergiendo de una canción de antaño. Yo me agarraba a mis sueños. Yo me agarraba a la verticalidad de las jornadas. Yo , con mi fuerza , evolucionaba a tu encuentro. Los días se hacían plomizos, con pasos perdidos en calles que desconocía sus habitantes. Sí, te busqué en el vacío, en la nada. Ahora estoy aquí en el monte, en este monte laureada de naturaleza viva, donde los pájaros después de escampar retoman su murmullo. Estoy mojada, estoy húmeda. Observando estas cuevas cuyas gentes estarán en la hora de la siesta. Temblor. La tierra se estremece y despierto de mi ayer para da cabida al presente. Este mundo cada vez marcado por desastres naturales ya sea antropogénicos o por su raíz. La huida se presenta. Aldeas enteramente destruidas, ofuscadas, eclipsadas por el reino natural. Y entonces, la huida. Ya no solo las batallas perdidas, sino los desastres de la naturaleza, las sequías, las inundaciones etc…. Retomo el silencio de mi mente y me siento, espero el encuentro. Y Anne se sienta en un banco de piedra, húmeda, temblando. Siente el tremor de la isla vecina y desde el lugar que se encuentra podrá visionar la humareda. Ahora, el cielo aun con nubarrones se va sorprendiendo como van descendiendo estos. Se halla algo fracasada, sus pensamientos frágiles, lánguidos , vacilantes la llevan a la memoria de un pasado que la hace agotarse. Ahora que se encuentra. Ahora que es ella. Ahora que todo lo referente al corazón le es igual. Ahora que el mediodía es un susurro de calma. Ahora que su libertad es altitud de donde puede visitar todo su ayer, todo lo ido, todo sus errores. Se mira a si misma y ya no tiene excusas para continuar su vida. Se mira y sus manías se vuelven refugio de su equilibrio cotidiano. Escucha las aves, se detiene en esas cuevas casa y su mente se revira y piensa la yerma compañía de aquel hombre ciego, de aquel muchacho, aquella muchacha. Parece que le pinchan el corazón y por un instantes siente esas punzadas en su pecho mientras la tierra es meneada por un pequeño terremoto. Y la nada, todo vuelve al silencio, a la penumbra de esta jornada. Mojada, húmeda, se quita la mochila y la abre. Quiere asegurar que esta en lugar exacto del encuentro, del comienzo de ese proceso de investigación. Y entonces, sus pensamientos olvidan…olvidan que se ha olvidado de ella.

 

domingo, marzo 09, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 14

 

14

El. Ella. Qué más da como me definan. Yo afirmo que soy manantial de la indeferencia ante mostrar mi sexo, mis tentaciones. Transita por la existencia en la búsqueda de la tranquilidad de mis cimientos, bien arraigados a los instantes cotidianos de la vida. Me alzo en los sentidos donde unas manos, donde unos ojos de lumbre a mi sombra cuando la conversación se instaura ante mí. La noticia de la erupción me preocupa, me mortifica. Mi padre, mi adorado padre Tragalunas. Habrá embarcado de hoy como de costumbre sin el temor del empuje, de la violencia de la marea. Habrá regresado ya ¿ Lo desconozco, hacia su casa en el muelle del norte me dirijo. Hacía esa bahía donde el relampagueando y el estruendo es más sentido. El . Ella. Me es igual lo que me consideren, solo sé que soy yo , me trago mi ruta con la naturalidad de las aves que contemplan este mundo. Este mundo enrarecido por la contaminación. El cambio climático se deja notar , me dice mi padre. Cada vez más barcas se llegan a esta tierra, a estas islas en el escape de las atrocidades del clima. Un insospechable insoportable que hace estragos en otros pueblos. El . ella. Soy yo, me personifico en la corriente briosa de mis pasiones, de mis amores. Ahora distantes. Camino en la suavidad con la belleza de jardines colgantes en la pasividad influenciable a mi aceptación. Y eso es, aceptarse asi misma, así mismo sin discriminar a nadie por sus ideas, por sus atracciones. Nómadas del vivir en un entorno donde la libertad te abraza. Sí, la libertad. Medito y escucho las nieblas de esos países donde la tortura y el castigo es tan increíblemente dramático. Y me pregunto el porqué de esta suciedad en este mundo. Un mundo privilegiado, con el don de un despertar. Y no sé por qué una alegría me asalta de vivir donde vivo. Ay estás gentes que todo asiente, todo aceptan mientras no hallan ideas malditas contra ellos. El. Ella. Así , soy, un corazón tendido en el edificante arte de la ventura. Me siento afortunado o afortunada. Pero, mi padre. Tragalunas, es tan valiente que habrá salido a la mar en su rutina. Le es igual. El y la mar. El habrá ido hasta Lobos a ver a su amada, esa amada que no conozco y es mi madre. A veces me pregunto el por qué de su distancia, de su alejamiento. Siempre he soñado que un día me lleve con él. Pero respeto su decisión, me quiere ausente de es amor de su fortuna en la verticalidad de su vida, de su estabilidad, de su calma. De este autobús veo la humareda de la isla contigua, qué mal lo estarán pasando. El pánico es fruto amargo que los desespera en una esperanza rajada, oxidada, árida. Tengo presente que somos islas volcánicas y que nuestro subsuelo duerme y duerme y ahora se ha levantado con la ira descontrolada de la penumbra a esos que viven allí. En cualquier momento la vida nos puede dar un frenazo fatídico, una parálisis que amputa cada uno de nuestros pasos. Anne respira el sabor del monte, un mestizaje que comprende lo arrebatado del verde en sus pisadas. Da gracias a este clima, a este invierno primaveral que la acompaña. No sabe cuantos kilómetros ha realizado, pero, la cuestión es no detenerse. El hijo de Tragalunas baja de la guagua , ya ha llegado a su destino. Con una mirada directa y fija y un cierto temor se enfoca en la marea. Mala marea…muy mala marea. Una lágrima resbala por sus ojos, tiene un mal presentimiento. Sus hombros , mientras llueve y esta quieto en la parada, se caen. Se mira las manos  y mira el cielo.

 

miércoles, marzo 05, 2025

LA VISITA(NARRATIVA)13

 

13

Una lengua magmática consume la isla vecina en ansiedad, en una caótica ráfaga de penar. Los hogares destruidos bajo esa masa corpulenta. Mientras en la isla comienza a llover, al principio sutilmente para luego ser bocanada de una tormenta que hace que los barrancos se desahoguen de su sequedad. Ella camina, bajo esa lluvia gélida y potente. Sabe que no tiene más remedio que llegar a ese lugar de encuentro a pie. Avanza contra la fiereza del temporal, con sus labios rajados por el frío mientras asciende. Y se sienta segura. Y siente una belleza casi perfecta de su situación. De rato en rato se limpia el rostro para poder continuar. De rato a rato mira su reloj que aguanta todo. Se sabe el paso que tiene que dar. Ya en otras ocasiones no tan drásticas se ha visto así. La visión se casi imperceptible, perseguida por el aguacero frenético. Y ella continua como aliento de su interior, de esa fuerza recóndita que la hace dar paso tras paso. Se le hielan las manos y expulsa bocanadas de su aliento para que sientan. La lluvia se va suavizando, hasta detenerse y sin esperarlo el sol viene a acogerla en su regazo cálido. Hacía tiempo que no sentía esas sensaciones y recuperarlas la hace más ella, más mujer de entereza indomable. Una verticalidad que le hace trepar por los toscos senderos reales que se encuentran en la zona. Sigue cada una de las flechas, cada una de las marcas de los caminos y sabe no se porque intuición que va bien encaminada. Estoy aquí, en medio de la nada, no se avista ninguna casa, solo el Monteverde y yo, y esta senda embarrada. Me siente purificada de todo mal que atrae la monotonía, la polución de una ciudad que duerme sin saber que el mundo , la madre tierra está despierta. Estoy aquí, sola, como siempre al encuentro del investigación que he de hacer. Mi visita será como agua que cae y corre libre…libre. Me dejaré ir, aquí, en la cumbre y sus gentes. Un sosiego despega de mi vientre y a pesar de las malas noticias me siento en paz. A veces tenemos que aislarnos y ser observadores de lo que a nuestro alrededor se esboza. Estoy aquí, mojada, en medio de la nada y del todo, de camino a mi visita de una cultura ancestral del Risco caído.  Estoy aquí y cavilo como serían esas formas de vidas en esta isla cuando era un virgen vergel de follaje implorante a las fuerzas del más allá. Escucho…escucho sus oraciones, sus cantos, sus danzas en el febril encuentro con el firmamento. Donde las armas no actuaban por el mero hecho de matar. Ahora aquí, veo esas guerra perdidas y eternas que hace del hambre y la enfermedad un desequilibrio descomunal, supurando el odio, supurando la envidia, supurando obsesiones de posiciones, de poder. Entre tanto, otros, los inocentes caen en lagunas de miseria, en cadenas de huida muchas veces con el termino en las fosas comunes anónimas. Estoy aquí y la colera me asalta ante tanta y tanta injusticia…ante tanta y tantas desdichas Estoy aquí y por un momento el vértigo me hace arrojar una piedra al vacío como honramientos a esos muertos del silencio.  Pero quiero olvidar ahora. Sí, ahora que me columpio entre riscos y naturaleza salvaje, quiero que esta pasión negué a mi mente y sepa disfrutar de este día, de estos instantes donde soy hija de esta tierra, de esta isla. Mi respiración se hace lenta y trota al compás de las aves que sobrevuelan estos montes. Y eso me hace feliz. Una felicidad que será perenne en mi memoria cuando llegue bajo algún techo, cuando visite ese lugar de encuentro. Yo Anne, me declaro ciudadana de este mundo. Sí, ciudadana. Como una parte más del complejo mundo de cada uno de sus seres. Porque todos tenemos nuestras propias percepciones. Yo, estoy aquí, envuelta ahora en bruma, sentada en una roca , contemplado todo lo que gira a mi derredor. Y soy parte de este lugar y de otros, donde me sienta bien. Todos tienen su maravilla singular y tenemos que valorarlos y ello no quiere decir que nos apropiemos, Déjemelos correr libres y a sus anchas. Solo la caricia mínima y frágil de nuestros ojos, de nuestros sentidos. Continua su andar ella, mientras se escucha el estruendo de la isla continua y ella lo escucha. Sabe que es algo que proviene de la tierra , de sus adentros y es natural, pero, cuando su mente se fija en las gentes , animales que lo están sufriendo es como si corriera por sus venas. No, no soporta el dolor de los pobladores de este planeta y ya sea de aquí o de allá…de allá o de aquí.

jueves, febrero 27, 2025

LA VISITA(NARRATIVA)12

 

12

Espera , me digo. Sola en el autobús camino al pueblo más inmediato para mi punto de partida. Sin más, un escalofrío recorreré mi cuerpo y mi mente se fija en ese chico, en esa chica que dice ser hijo de un tal Tragalunas. Lo siento, fatigado, desfallecido que a igual que yo supongo que todavía anda en el viaje. Una palidez me llega con la sutilidad de un velo que se cae. Sus ojos cerrados y un sudor con ganas de devolver lo revuelve, le provoca un estado de pulso débil. Y no se el porqué de estos pensamientos pero algo me dice que va bien. Tal vez la noticia halla caído sobre el como la pesadez de la desgana, del desánimo, de un delirio de como estará su padre. Lo siento mirar al mar, un mar que por un momento se vuelto turbulento, tenebroso, con un oleaje indómito , hostigador en su dimensión. Y ello , creo, que teme el hijo , la hija de Tragalunas. Solo, en esa guagua cual chófer con la cabeza en otro lado escuchando como transita esta erupción inesperada. Es como si de la tierra emergiera un látigo voluminoso, grotesco y lanzará llamas de muerte. Y yo. Sí, yo, siento como si su vida se acabará, como si todo lo hubiera perdido en su velatorio fuera conquistado por endemoniado filo de una navaja de la muerte. No se como actuar, el frio se vuelve más frío mientras subimos, el dolor se vuelve más dolor mientras el suceso continúa escuchándose. Por mi columna corre un cosquilleo que toma función de punzadas. Mi corazón exhala celeridad y parece que todo se para. El chofer se detiene y mira para mí, la única en este vehículo. Hace señas de si me encuentro bien y yo asiento. Por unos largos minutos, estático no baja la mirada de mi. Por unos largos minutos su preocupación quita importancia al trayecto. Una tos casi letal se cuece en la garganta del muchacho y la oigo y no comprendo que conexión existe entre nosotros. Espera, me digo. Respiro profundamente, tanto, que por instante pierdo conciencia de la realidad. Una realidad que no veo, que se me hace inverosímil. El chofer sube más la radio, crepita una angustia , una huida del infierno. El hijo de Tragalunas estará escuchando lo mismo y esa percepción hace que su dolencia agujeree sus sentidos. Se ha desmayado. Lo veo, lo intuyo y su chófer continua. Y yo tengo ganas de decirle al miro que se detenga, que tengo que ir de nuevo a la estación. Pero espera, me digo. Esta visión que me daña, que me raja se borra. Todo se congela. Todo se paraliza. Y decapitada de esos pensamientos continuo. Después de la oscuridad , la luz, una luz que hace que ella siga su rumbo por el centro de la isla hasta la cumbre. El paisaje se vuelve verde, con una frondosidad coronando sus ojos, lagrimosos. Los cambios del clima de la isla también se perciben, aquí el invierno es más inquieto, es más consistente. Se pone un abrigo. Mira el cielo, un cielo cenizo evocando una mezcla homogénea entre los gases de la erupción y el tiempo. Espera , se dice. Intenta mantener la calma. Y de un momento a otro el chofer de para de nuevo, un cierto y pequeño temblor de la isla se nota. No hay miedo exagerado sino un estático desierto en sus ojos. Frío, esa es la palabra correcta. Siente frío…mucho frío. El hijo de Tragalunas permanece adormilado, cansado, temeroso de que su padre le halla ocurrido algo. Fue noche de luna y de bien seguro a pesar de su avanzada edad salió en su costumbre a pescar. Y ese no saber nada de él le inquieta, lo pone nervioso, con un ataque de ansiedad en su interior que solo le apetece dormir y dormir hasta llegar a su destino. Una respiración ralentizada la acusa, llega casi al final de su camino. Se baja de la guagua y la humedad insufla sus pulmones. No ve a nadie en las callejuelas de ese pueblo y una paz se adueña de ella. Y no sabe por qué, una paz en medio de las catastróficas noticias. Su temple refugiado en su pecho hace que de pasos, no sabe si habrá más transporte habiendo pasado el egocentrismo de la tierra de forma más maligna hasta el lugar de encuentro con el que le envió la carta. Saca su móvil y comprueba que no tiene cobertura. Le da lo mismo, tal como están las cosas. El hijo de tragalunas despierta en medio de una pesadilla, una pesadilla que hace que le duela todos los huesos, cada movimiento que intenta dar hasta bajarse. El ciego y su perro bajan también , el olfato le dice del terror en cada persona por lo que está ocurriendo. Anda con su amigo, con su compañero por la ciudad callada, embebida del terror de la isla cercana. Y ella. Sí, ella. Se pasea por todo el pueblo mudo, solo, el ritmo de las noticias rompe el silencio, rompe la entereza, rompe el revoltijo de los pájaros, de los perros, de los gatos que no paran. Sí, no paran de gemir. Una sensación de desazón va adhiriéndose ha ella a cada pisada que da, a cada exhalar de su aliento que en espiral navega a su derredor. Y se siente caer y no porqué motivo, sus piernas comienzan a flaquear a su encuentro de algún sitio que exista cobertura. Mientras pasa el tiempo, el todo se vuelve insostenible, la nada es espejo que le azota y quiere derrumbarla. Pero no, no caerá, no se verá involucrada en el pavor.

domingo, febrero 23, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 11

 

 

11

Ya está aquí el autobús que me llevará primero a un pueblo de las medianías y luego otra para llegar al lugar de encuentro. Me despido de está estación donde la libertad murmulla en cada de sus transeúntes y subo, lentamente, con mi mochila. Todavía la mañana nos saluda, llegaré en unas horas a esa zona rural donde el frescor del invierno imperará en mis pulmones. Me imagino respirar con mis manos, con mis piernas donde las montañas explotan en maravilla. Oh, tierra madre, me digo. Somos hijos de ella. Somos la profundidad de un canto de un pájaro que esta época y desganado se curruca a sombra de un árbol. Oh, tierra madre, voy donde las noches son estrelladas y entra en la confusión al ser invadidos por el cosmos en toda su plenitud, una revolución de astros y polvo estelar que nos confunde, que nos tocar lo imperfecto del universo. El chofer tiene la radio puesta, una noticia viene como aliento rajado, como espasmos de una isla vecina que tiembla. Una erupción acaba de estallar. Siento ese temblor de las entrañas de la tierra en mis huesos. El miedo, la perdida y el duelo se hace volumen intransigente desesperando a esas gentes. Gentes como yo. Escucho la noticia y parece irreal, nunca razonas que vives en islas volcánicas y en cualquier momento el tremor es capaz de escupir un volumen de magma de esos cráteres que parecen tumbas. Y no, no están muertos, están sepultados en vida bajo nuestros pies. El volcán ha despertado, su lengua bestial se nutrirá de toda obra humana. En mi mente se cincela cada mirada, ojos desgarrados, ojos marchitos, ojos yermos cuando todo se pierde bajo el paso lento de la lava. Todo ido, todo prendido en el adiós. Todo lo material fundido en un mar de fuego y pena. Una ira recóndita  y bruta se escapa de nuestro espíritu , la impotencia aterra una despedida…una despedida de todo nuestra labor a lo  largo de los años, de los siglos. Los pájaros claman al llanto. Los perros recuren a un aullido indefinido, infinito a lo largo de estas horas donde todo es huida, donde todo es grotesco y cruel. Me contengo, el verdor de ese pueblo ahora es un absoluto negro humeante de pesadez. Y es pesada esta pesadilla , de este delirio de la garganta de la tierra. Se revuelca en sus gentes. Gentes que se sienten despechada por la isla….la isla. Por un momento el chofer se detiene, todos callamos, todos miramos a la nada. Se disculpa, comenta que la noticia le ha sentado como una ráfaga turbulenta en sus huesos y va a parar. Nunca creemos nada hasta cuando ocurre. Y ha ocurrido el Dios terráqueo triunfa y arroja todo su mal. Un silencio contundente se infla en los rostros de todos pasajeros, aterrados, cavilando en que puede llegar esta catástrofe descomunal. Y ella, medita, piensa en ese insulto maléfico de la naturaleza y por unos minutos su mirada se pierde tras los cristales de la guagua. Las arboledas ya empiezan a asomarse, está ascendiendo y la temperatura va decreciendo. Se fija en sus manos, sudorosas. El hijo de tragalunas, escucha la noticia. Se siente calmo y el clamor de los gritos de los que sufren penetra en su pecho. El chofer también se detiene de camino al aeropuerto. En un instante todo se ha congelado, todo es mudez. El tráfico también se ha parado y estático contemplan la gran nube de gases que transita en el cielo de la isla. Estamos conectados, subterráneamente, allí donde el mundo abisal impera hay una unión que nos produce un febril tremor. Este aberrante chillido que emerge de la tierra nos hace paralizarnos y pensar. Pensar lo poco que somos y el significado de la nada. De un vientre a la luz, de la luz a un vientre de cemento. Un hilo fino hace llorar al perro guía, ellos también lo siente como manera precoz, una forma temprana del movimiento del suelo no lejano. Lo pesado de la atmósfera los consume en un sudor frío, en un sudor que extrae toda tentación de movimiento. El chofer del autobús ha parado, escucha. Escucha un sórdido estremecimiento, un repetitivo lamento que se extiende hasta esta isla…la isla más próxima. Somos hijos del mismo origen, de la misma madre y la madre tierra enfada, enfurecida, codiciosa nos avisa. Sí, nos avisa que somos tan frágiles como el fino cristal. Y nos rompemos. Y caemos. Y nuestros deseos ansían que las vidas sean salvadas. Adiós hogares, todo quedará bajo el fango de la faz de la tierra. Ella, cierra los ojos, respira , un olor característico también se incrusta en sus venas, en las paredes de su garganta, de sus pulmones. Lleva sus manos a sus sienes, se hace un ligero masaje como si ello templara, calmara el gran exhalar de la madre tierra. En vilo, todos, sentados, incrédulos , esperando que alguien realice alguna maniobra. Se levanta, se dirige al chofer. Tenemos que continuar. Los ojos inexpresivos del conductor son desesperante, incompresibles. Arrancan motores. Apaga la radio y continua en un ambiente temeroso, que lo presta a la confusión. Se concentra, lleva personas en su vehículos, todos hinchados de estupefacción, todos asombrados, todos con el incómodo mutismo, con sus palabras reservada en el transcurso del viaje.. Un vértigo se huele cuando los barrancos pasan al lado. Un vértigo que hace que muchos se bajen. No quieren ir al lugar que deben ir, por el que han pagado. Y ese pensamiento negativo los invade como aguijones ardientes de abandono de la guagua. Pero ella se queda, sola, con sorpresa para el chofer que no sabe que hacer. Pero tragalunas se queda, solo, sola, con asombro para el chofer que tampoco sabe que hacer. Y el ciego con el gemido de su perro guía también se queda. Tres almas solitarias, intentándose equilibrarse, intentado espabilar ante la magnitud de la noticia. Se dejan ir en su ruta y esperaran a lo que posterior suceda. Almas conectadas con sus potencias enraizadas desde muy adentro, sin ese temor de la traición de los días, de las horas, de los minutos venideros.

jueves, febrero 20, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 10

 

10

Sentada. Sí, sentada mientras el tiempo se va, mientras las horas parecen no querer avanzar. Un señor con un bastón de ciego se sienta al lado de ella, en sus pies, su perro guía. Sus pensamientos se yerguen donde la mirada el no alcanza. Se interroga …que es vivir sin el color, sin ese campo de visión de los que vienen , de los que van. Tranquila, le dice él. Mi percepción de la realidad es aumentado en otros sentidos y ya estoy acostumbrado a esta oscuridad. Deme la mano señora, solo con palparla se de usted, me la imagino. Se que lleva pantalón vaqueros, se que lleva unas botas, se que lleva un pullover, se que lleva un abrigo, se que lleva una mochila, se que está sedienta por el misterio de donde va ir, pará que la querrán se pregunta, y percibo el olor de su entereza, el olor castaño verdoso de sus ojos, su pelo abandonado en los años, de su soledad, de lo somos que estamos, se que se pregunta como puedo yo estar en esta vida donde mis ojos son silencio pero, ya ve usted, es mi sino, es mi manera de continuar. No lo considero una discapacidad sino una capacidad que muchos temen, el contactar con su reconditez, con eso que lleva usted en su espíritu. Usted, que le encanta observar todo lo que se mueve a su derredor, usted que tienes ojos poblados de sueños, de un imaginario que muchos carecen. Y usted a igual que yo ve más allá de la oscuridad y córteme si ando mal encaminado, pero es así, usted le gusta mirar el universo en su complejidad , un universo oscuro y va dibujando como es , que es e igualmente hago yo. Sancho, se llama el, mi compañero eterno, inseparable, me ayuda a salvar obstáculos. Ella no dice nada, sus ojos se desvían de sus gafas negras entretanto el deja de catar su mano. Uhm…ese callar, a veces necesario, hablamos por hablar sin saber lo que estará cavilando quien está ante nosotros. Sonríe, acaricia a Sancho. Usted y su cosmos particular, y ahora que estamos aquí, los dos, esperando, le voy hacer una pregunta ¿Existe vida más allá de sus ojos? Sí, más allá de esta tierra. Si, señor, yo creo que sí, somos una minúscula partícula microscópica en la amplitud del cosmos. Somos la nada y un todo. La nada en su observación detenida de perpetuo y dantesco. Un todo, somos moléculas que se proyecta con orientación de la comunicación, organismos vivos que interactuamos y tenemos lo preciso para relacionarnos y socializarnos. Este microscópico mundo tiene su existencia, una vida peculiar distinta a otros mundos, cada uno con una característica de avance bien distinta. Y sabe una cosa señor, me da lástima que no valoremos nuestro planeta. Sí, esta tierra donde ha tenido la oportunidad de crecer en conocimientos por muy diversos que sean. Ese conocimiento debería tratarse para el bien, pero no, muchos desencadenan maléficos planes. Que los lleven a cabo o no es otra cosa. Pero somos el bien, somos el mal. Almas contradictorias que a veces desajusta el equilibrio. Quiere agua caballero, voy a ir a comprar agua. Se queda callado como pensativo. Ella lo mira , quiere ver más allá de esas gafas oscuras, acaricia a su perro, se levanta a comprar. Cuando regresa, el señor y su perro pancho ya no se encuentra. Se detiene en seco, respira y su cabeza comienza a florear cuestiones que antes no tenía. Y se siente agraciada, ese chico cuyo padre se llamaba Tragalunas le viene a la memoria. Su existencia, hijo de una mujer según le conto proveniente de la isla de Lobos. Intenta construirla, edificar como sería ella. Una mujer en un lugar donde habita solo el rumor de las olas, donde cada madrugada iba el padre del chico a visitarlo cuando la luna tejía su balada. .Qué hermoso, piensa. Qué pintoresco, piensa. Qué extraño, piensa. Somos tan pequeños y la vez tan gigantescos, que no percibimos lo sutil, lo diminuto de las relaciones, de las vidas. Y hay muchas vidas en la isla…la isla, traficantes de sueños bordados con los halos de las estrellas. Y suspira, quieta, estática ve el sitio donde estaba Pancho con su amo, no se pregunta a donde habrán ido. Solo se presta a un mayor conocimiento de mundo, de un mundo del cual ignoramos su origen. Que si cometas. Que si asteroides. Que si otros mundos. Que si un Dios. Todos juntos, reunidos en una mesa de juego al azar asegurando nuestra existencia. Y es que existimos y somos algo, pequeños, pero algo. Aun no contamos con técnicas avanzadas para el estudio del más allá de nuestro sistema solar. Solo hemos pisado la luna. Quién será ahora el primero en colonizarla, en hacerse dueño de una parcela de este accidentado satélites. Miles de lunas, miles de planetas. Y tendrán todas las condiciones para la vida, ello es algo obscuro. No sabemos. Seremos muchos sepultura,  sin saberlo. Deberíamos de mimar lo que poseemos, como se mima el amor entre dos, como se mima una amistad, cuidándola, protegiéndola ante las tempestades. Y ella quieta, de pie, con el silencio de sus alas, examina todo lo que le rodea, una estación donde vienen y van lo variopinto de una pequeña ciudad en medio del atlántico, una ciudad donde su receta de convivencia se vuelve pacífica, con la variedad suficiente de ser sostenible. Porque existe el respeto, porque existe esa educación que nos han inculcado y podemos vivir en armonía. Y ella se alegra…una satisfacción que hace grande. Todos somos grandes en el minúsculo lugar que habitamos, con nuestras penas, con nuestra felicidad, con nuestro don de ser humanos. Una especie a veces algo dañina y otras no. Y tenemos que valorar esto, ser humanos convivientes con otros humanos, con nuestros pesos acuestas, pero sin culpar a nadie, tomando decisiones en lo cotidiano. Abre la botella de agua, de pie, estática y bebe, casi hasta el final y se sienta para continuar con la espera.

domingo, febrero 16, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 9

 

9

En la estación, azocada de los filigranas solares que llegan a su cenit, ese punto más alto que por su inclinación invernal ciega los ojos. Se sienta, a la espera de un autobús que la lleve al primer pueblo para luego continuar su rumbo. Al lado de ella , un joven. Lo examina , sus rasgos delicados y refinados toma la apariencia de una joven. Pero no es chico con uñas pintadas y zapatos de tacón plano. Consuma en su belleza ante su extravagancia, ante su aspecto asexuado, androgénico que le sorprende…tanto que su mirada quiere evitarlo, evitarla. Tanto que sus ojos se pierde escoltándolo, ocultándola a la espera de un movimiento de sus palabras. Y su voz no se siente, callado, callada con el azul de iris en la guarda de la guagua se pasa el tiempo. El transporte para esos lugares lejanos o no de la isla tarde, cada dos horas sale el autobús y hay que tener paciencia. Una paciencia que no poseemos hoy en día. Giramos a ritmo desorbitado, emergiendo en el tremor de un cráter que arroja el malestar de las entrañas de nuestros sentidos. No, nos damos cuenta lo grato que es esperar, observar, embelesarse con cada mecer de una brisa que refresca nuestras ideas. Es natural y esa naturaleza en su pose, en su manera de sentarse y observar le crean un escudo eviterno donde las malas lenguas mueren por el mero hecho de dañar por dañar. Es natural y lo miro y me avergüenzo y como arroyo equivocada de donde fue manantial de la curiosidad revierto mi sendero y escondo mis ojos antes de que se de cuenta.Y antes de que me de cuenta ha desaparecido, ha sido absorbido por la muchedumbre. Me quedé con aliento cortado, iba a saludar. Escucho alguien cantar con su guitara en esta subterránea estación, me despisto y me desvío de aquel muchacho , de aquella muchacha. Me es lo mismo su sexo. El se siente , ella se sienta libre en su persona, como debe ser, acomodarse a cada una de las sensaciones que nos da la vida. Me suena lo que toca, pero no logro localizar el título en mi memoria y cuando ya ha cesado me viene y empieza con otra melodía. A ras de sus pies descalzos, una gorra. Las prisas nos llevan. Las prisas nos traen. Y el muchacho , y la muchacha otra vez está sentado, sentada al lado mío. Una extraña sensación me violenta, ha permanecido aquí todos estos momentos o se ha levantado por algún tiempo. Buenos días, le digo. Sus ojos de aguas cristalinas tropiezan con mis ojos oscuros. Advierto una cierta neutralidad que se ve pintada con el suave ángulo de su rostro impasible.  Me escondo en mi reconditez y de repente.

:Buenos días

Buenos días, repito. Hace un día bonito. Qué cantidad de gente en está estación

-Sí, un día bonito. Mucha gente en la estación, es el origen de diversas idas y venidas de la isla, es normal. Se encuentra bien señora

-si, le contesto. Solo quería hacer observación de hoy.

Sus ojos infiltrados en los míos me aferraron a un ardor de mis mejillas, supongo que lo habrá notado. Es como si se hubiera metido en mi circulando por mis arterias,  por mis venas. Es como si su todo comprendieran mi todo. Como si su nada comprendiera toda mi nada.

-Pero da pena que toda esta gente sufra de un traumatismo irrefrenable en la contaminación de esta tierra. No se extrañe señora. Yo soy así, converso con el mundo. Converso con los pájaros y ellos me dicen que cada vez les cuesta más danzar en sus vuelos, en la libertad bajo una bóveda celeste donde la atmósfera se hace irrespirable. Tanto, señora, que no hemos avanzado mucho o sí ¿Usted qué cree?

No logró comprender de esta conversación y sigo su ritmo. Se me hace raro. Todo es raro. Esta situación de mi vida, este sitio, este viaje.

-Sí, el futuro es incierto. Hay anomalías que hacen daño y ese daño viene a nosotros. Es verdad, ya no se sienten tanto los pájaros trinar. Se habla de islas de plásticos. Se habla de ríos de basura. Se habla de la desertificación. Se habla de catástrofes aún con más virulencia. El clima está cambiando, aquí, en todos lados. Los hijos de esos demonios de la sed, del hambre, de las enfermedades huyen y aun lo ignoramos…lo ignoramos. Ya no son las guerras sino el agua, los virus. No es especial que enfermedades erradicas en occidente vuelva a la luz, eso pienso . Sí, el futuro es incierto.

-Parece usted comprensible, señora. Es extraño encontrar alguien que escuche a la tierra. Sí, eso señora, escuchar a la tierra. La tenemos que escuchar en su silencio. En su herrumbre presa de incendios de despiadados, en sus muertos por guerras idiotas que llevan a ninguna parte. Más…¡Más¡ venganza, solo eso. Le puedo hacer una pregunta…no suelo hablar con nadie, ya sabe como están las cosas ¿A qué se dedica? Y perdón por la intromisión.

Perdón por la intromisión. El reflejo de sus palabras me deja ensimismada. Tu actitud respetuosa clava en mi la confianza…la confianza de confiar en él, en ella.

-          Soy investigadora.

-          -Uhm, interesante. Y puedo hacerle otra pregunta más.

-          Sí, muchacho.

Compenetrados, esta es la palabra exacta. Cómplices de una conversación que se va hilando de modo natural y sencillo, sin el asalto de lo artificial.

-          ¿Qué investiga? Por curiosidad, me parece usted una persona interesante.

-          El medio ambiente . Si investigo como la basura espacial , hará añicos el sueño de muchos en el mañana. Llegará un momento en que las naves espaciales no podrán salir de la atmósfera terráquea siente presa de la basura que orbita entorno a este planeta. Creará un caos, porque ya sabes, buscamos otros planetas donde la posibilidad de vida sea suficiente para dentro de décadas. Este mundo está sufrimiento una polución tal que somos hijos insostenibles del mañana, cuando el mañana debería ser mejor par los herederos de este planeta. Un entorno sostenible donde hombre y tierra conviva en respeto y armonía.

-          Uhm. Me recuerda cuando dice donde hombre y tierra conviva en respeto y armonía a mi padre. El siempre lo decía, el hombre de la mar, de cetáceos hablándole cuando salía a pescar para llevar su mercancía bien temprano al mercado. No me mire así, señora. Mi padre, un humilde pescador y que todos llamaban Tragalunas me crío lo mejor que pudo. Y yo creo que falta de mi madre , lo hizo de la forma más excelente que se pude hacer. Saqué mis estudios, me cultivó en la cultura y la libertad y aquí me ve, este soy yo. Siempre…siempre hablándome de mi madre. OH, mi madre.

-          Al verlo cerrar los ojos cuando pronuncia aquella mujer le digo lo siento. No sé por qué, un suspiro contenido lo agarra, lo acoge y por su tez , frágil, una lágrima deja que recorra su piel hasta su cuello, perfecto.

-          No. No lo sienta señora. Mi madre se marchó, no me refería a ella como si estuviera muerta. Ella es de Lobos, supongo que seguirá viva. Eso decía mi padre, que allí es feliz, que allí hizo su vida y que el la visitaba cada vez que se embarcaba. Siempre me decía , no sientas desazón, no te molestes por que ella no está. Si la necesitaras vendría.

-          El muchacho se levanta. El muchacho coge la guagua del aeropuerto no sin antes darle un apretón de manos y beso en la mejilla. Estando para subir, mira atrás y ella lo mira y lo mira…no sabe si es una ilusión o una visión dos alas de mariposas de colores como el arco iris, salen de su espalda y desaparece. El guitarrista continúa con su actuación y ella ahora recuerda esa canción que toca, se levanta, le da unas monedas y vuelve al sitio que estaba. El autobús con el muchacho o muchacha de alas de mariposas de arco iris ya se ha ido. Meditativa saca un libro de su mochila y toma apuntes. Apuntes que rompe en ese preciso instante porque no sabe como describir tal situación. Las claraboyas de la estación le dice que el tiempo está cambiando, todo se va haciendo más gris, más pesado y un olor a lluvia penetra en sus fosas nasales.