martes, septiembre 10, 2024

divagaciones de un 10 de septiembre

 


Vienes lenta, con la brisa dando su ultimo aliento a esta estación veraniega. El calor se arrima, son las primeras horas de un amanecer donde los pájaros permanecen callados y me llamas. Me llamas con la frágil promesa de alas partidas en el transcurso de las horas, de los minutos, de los segundos…de los años. No estás triste. Esa tristeza la has dejado atrás donde tu soledad se columpia con la edificación de tus raíces más allá de la verticalidad. Y vienes lenta. Y me miras. Y yo te miro. Y te digo que un mañana se asomará a nuestra memoria al unísono como eje de una nueva vida. Mientras, estamos aquí ¿Me hablas? Si te entiendo, un novedoso escenario nos presentara como hija de los vientos, como hija de los océanos , como hijas de un mundo donde el lamento no tiene cabida. Se que cuesta creerme. Confía en ti y después en mí. Dame la mano amor mío y conversemos con los soles, con las lunas que nos despierta esas sensaciones maravillosas del arte de vivir, del arte de amar. Porque te quiero. Me callo. No diré tu nombre. No diré donde el querer tiene su bella cuna meciéndose con ese otoño que llega. Descorro las cortinas. Me asomo al balcón. Un niño llora, toda la noche. Y no se que porqué intento localizar el llanto prolongado en la oscura noche. Y no lo encuentro amor…no lo encuentro. Y vienes, procuro abrazarte en mis pensamientos entretanto el amargo grito del nocturno aviva la incertidumbre de esta atmósfera que nos envuelve. Pero cuando duermo amor…cuando duermo y te sueño, la paz y la calma acarician mis sentidos. No obstante, esos gritos estremecen mi visión de este planeta. Un punto , un epicentro de una masiva cantidad de niños, de niños en la soledad que da la violencia, el maltrato, las incompresibles que guerras que desbaratan su mañana. Ay , amor. ¿Qué cansada estoy y tú, cómo estás? ¿Duermes? Sigue querida amiga, hay que descansar, hay que reponerse para las sacudidas intermitentes de la existencia. Yo sigo aquí, donde siempre, escribiendo lo mismo. Tal vez esperándote pero con la decisión de ser frente al infortunio, a la fortuna de ser hija de la vida, hija de la alegría. Ahora, todo es silencio. Y en este instante te converso, te llamo , te siento, te beso.

domingo, septiembre 08, 2024

lo insonoro

 


 Una tarde insonora,

Donde los cuerpos cabalgan en cansancio de la rutina.

Ojos que se miran

Más arriba de un cielo de arco iris

Con la palabra imperfecta de la tristeza.

Y llamamos, venid….venid

Astros de nuestros destinos

Cuyo misterio se lía a las jornadas calladas

En el mañana incierto de nuestros pasos.

Las huellas quedan,

Los sueños se estremecen y estropean

A medida que a través de una ventana

El sol no nos despierta, no nos da aliento

Para la nueva travesía de las olas.

jueves, septiembre 05, 2024

CINCO DE SEPTIEMBRE

 




Atardece

Una jornada donde su último suspiro

El frío se escribe en nombre anónimo

Viajero en mis sentidos.

Atardece

Y enamorada de la nada

Susurro una balada a tu ausencia

Perenne en mis manos.

Atardece

Y tú no lo sabes,

Las calles están aisladas

A mis ojos dañados por lo turbio de una brisa

Que me agota en la sombra del silencio.

Atardece,

Y callas

Y tú no lo sabes

De esa belleza …

De esa maravilla de hablarte

Frente espejos dispersando mis sueños .

Atardece,

Es septiembre, las cinco.

Y tu no lo sabes

Historias que duermen en mis espaldas

Tan cansadas...tan fatigadas.

Atardece

Y tú no lo sabes

Yo aquí

Tu, en un boceto de mis pisadas

Inventadas en la nada.

martes, septiembre 03, 2024

EL VIAJE

 

El secreto. Un secreto donde las lenguas de las tormentas atravesaban su espalda. Ella y las olas. Las olas y ellas. Gran cantidad de dinero había pagado para ese viaje de ida, de ida y posteriormente si las cosas salían bien de vuelta. Una embarcación la dejo a ella y a otros en una barca donde se estremecía, donde se rompía, donde la muerte era soga que los acosaba, los perseguía hasta no más que ser espíritus flotantes en lo profundo y la oscuridad de las mareas. El secreto. Todos guardaban el secreto, el secreto de un viaje de ida , de la muerte si no llegaba a la costa. Había dejado todo y sus espaldas presas del vacío, de sus queridos seres vagaba en sus sentidos para mantener la verticalidad. Una verticalidad descuidada, una verticalidad rota, una verticalidad de una pena de la agonía, una verticalidad de otros en la despedida . Un viaje de ida y una vuelta estática en el naufragio de los sueños. Pero su deseo era verdadero, se sentía abatida, llena de una esperanza que a veces era ráfaga inestable. Soñaba con llegar a la costa, iba dejando atrás sus otras ilusiones. Soñaba con sobrevivir. En su mente una mezcla de sopor y desaliento luchaba con la brutalidad , la agresividad del mar. Un mar de espíritus flotantes en lo profundo y oscuro que la llamaban. La llamaban y le decían regresa, regresa…vete de aquí mujer, no es lugar para ti. La desdicha abogaba en sus cimientos y su mirada firme, neutra solo era amparada por la mala mar. Atrás había dejado todo. Ese todo que era ahora la nada. La nada de su vida. La nada de su rutina. La nada de las guerras. La nada de una tumba que la llamaba. Ella, hermética, era ave que persistía en su secreto. El secreto de su sueño. Un sueño frenético. Veía ya próxima la costa. Un halito de esperanza vagaba en sus fatigadas fuerzas y su entereza se elevó, se levantó donde las caracolas cantan al adiós. Pensamientos inagotables traía su memoria. Toda una vida.  Toda una vida en la ruta de deseos y en un minúsculo espacio de tiempo se pierden y las caracolas cantando el adiós . Y ella se durmió. Un letargo acompañado de cetáceos en su canto de la despedida. Y ella se durmió. Ya era tarde en ese viaje de ida.

viernes, agosto 30, 2024

LA IDA DEL VERANO

 


El verano se va, una lluvia de este estado luce cuando despierto, cuando el sueño abandona mis ojos cerrados. Miro el techo, siento los pájaros cantar, siento el rumiar de la polución pasar alumbrando mis sentidos. Desvío mis ojos y el silencio de tu nada se cobija en mi frío, aunque es verano.  Llego a la ventana. El faro, girando, girando en esa bahía donde barcos gigantes se van y vienen. El tronar de sus voces se mezcla con la balada de las ballenas y yo te pienso, te converso aunque el silencio de tu nada se cobije en mi frío. Me levanto, doy mis primeros pasos. No se escucha nada, un mutismo que me hace temblar a medida que me aproximo a la cocina y hago el café. Uhm, su aroma despierta mis emociones. Un nuevo día, un nuevo amanecer donde tal vez…no , las murallas arañan mi corazón. Hermética permanezco frente a la ventana y sorbo a sorbo gatos famélicos maúllan en la calle y el verano se va.

El terror invade esta estancia, bajo este techo el temor de la soledad en años venideros son martillos que esculpen tu espaldas. Estás sola…muy sola. Siempre. Sí, siempre lo has estado. Y ahora ese callar de estas paredes la temes. Te haces mayor, te haces torpe y no encuentras y a lo mejor ni tan siquiera quieres encontrar a ese amor. Lamentos vanos. Ya se que vivimos momentos confusos, una lluvia ácida raja las estatuas y tu te conviertes en mujer desafortunada. Oh, Anne….Oh , Ann…qué hacer. Las estaciones golpean bruscamente y te sientes cansada, decaída, desganada. Sin embargo tus ojos dicen de la vida, una vida quieta en la armonía. Eres paciente. Esperas y esperas y las cosas han cambiado. El amor es un arte efímero que se instala en el vacío. Y no es por desilusionarte, habrá alguien más como tú…en esa espera. Pero el tiempo no se detiene, solo se pausa cuando somos ataúdes donde todos concurrirán a nuestra ida, donde cada uno ira componiendo cada pedacito de tu existencia hasta tenerla casi completa…casi. Y nada sabrá de tus penas, de tus deseos. Ah, Anne, deseas que te abracen, estás gélida. Te observo mientras tomas el café. Busca en los posos de el para hallar tu destino. Y todo es incierto, tenemos que ganarlo, tenemos que edificarlos con los suspiros al viento, al viento norte. No perder la cordura, no perder cada fragmento de ser tu misma. Tu, mujer única, como todo ser humano.

 

Y siguen cantando los pájaros, aquí los escucho, en un rincón de mi cuando la mañana continua. Venid, venid, posaros en mi ventana. La maravilla de la naturaleza hay que contemplarla y dejarla fluir. Qué bello es sentirlas, me acompañan, pero sin darme cuenta, te pienso, te converso. Hablo sola por estos pasillos donde el polvo de los muebles me estropea más.  Y tu, espíritu de las soledades, de las almas en pena vienes y me hablas, vienes y me escuchas, vienes y veo la realidad. Mi realidad, única, vagando donde los muertos son campos de mareas ante la huida. Un mundo que cambia delirante en batallas perdidas, donde somos ecos del horror.  Y la verdad, no salgo de mi asombro ante tantas situaciones aberrantes. El veneno esculpe las lenguas. El veneno se reproduce en la conciencia. El veneno llena el poder. Pero mi realidad, única, escritas al aire. Y ya no hay nadie.

Oh, preciosa mujer, te has ido. Tan lejos, que has sido olvidada. Te da igual. Eres indiferentes con esos años que llevas sobre tus hombros lo que opinen. Eres como un rompeolas donde no te pueden dañar. Oh, bella mujer, pero aun esperas, espera que llegue. Y llegará, cuando duermas, cuando tus sentidos adormecidos sean despiertos por el brío de su jardín de magnifica confianza. Sí, confianza. Eso necesitas- Ahora te abandono, alas grises son cumbre de tus sentimientos, arráncalas y serás libres y serás mujer donde el amor real visitará tu corazón. Observa, escucha esos pájaros que vienen a tu ventana. Ellos te darán la lumbre necesaria para saber de la vida. Una vida que se queda derruida ante las noticias horribles, tremendas en mal del ser humano…¡ Oh, el humano¡ Tan inteligentes para unas cosas y tan retorcido para otras. Y esos retorcimientos lapidan vidas que están gozando del sol, de la luna, de los días. Y ahora, llegando a ti, todo lo sufres pero te has hecho fuerte y tus lagrimas son no más espejo de tus latidos. Disimulas y con la brisa y la llovizna de esta mañana de los últimos días de verano te ilusionas y cavilas tal vez, quizás, a lo mejor llegará aquella que te acompañe en final de tu viaje. Una sonrisa se enhebra bella mujer en tus ensueños y continuas….y continuas. Uhm, la esperanza. La esperanza de una hoguera en una playa vacía donde trotan yeguas al son que las pardelas lloran de emoción y tu abrazada. Sí, abrazada a tu amor. Uhm, la esperanza y continuas…y continuas.

jueves, agosto 29, 2024

DESPERTARME...

 



Oh ,aves que rondáis mis sentidos, despertarme. Un sueño avaro, atroz lame mi vientre y mi rostro sudoroso clava agujeros en mi presente. Oh, aves de la mañana, de ese latir en lo más profundo del cielo, de las ramas venid…venid para ser alas de mis manos cansadas. Aquí estoy entre el silencio , en habitaciones gélidas donde ronda mi alma caída en las entrañas de la mala marea. Oh, aves del hoy y el amor no llega y mis cabellos canos se retuercen donde el sol se oculta. OH, aves , despertarme de este delirio. La espero, aquí, donde rumian los pasos cotidianos. Oh, aves, despertarme…la insonoridad me apresa y me entrega en las hogueras donde los cantos se hacen gemidos, donde la palabra se hace usurera y muda. La espero, aquí, donde las flores amanezcan. Flores nuevas de cada jornada cuando rondáis mis sentidos, despertarme¡ No merezco ser pozo de soledades, de calladas acaricia en el retorno de la mañana! Oh, aves del alba, despertarme. Un halito de luz penetra por la ventana e intento beber de él y no puedo, mi ánimo cae donde las sombras tatúan mi aliento. Oh, aves del alba, despertarme…aquí estoy acaso ¿ no me encontráis? Que el amor venga. Venga con su labio a labio en el surcar de los días. Y es bello este día, lo presiento, despertarme…

domingo, agosto 25, 2024

LA MUJER DE LAS TRENZAS GRISES

 


Atardece, casas blancas se asoman al ronroneo del oleaje, quieto. Es un día cualquiera donde los jardines de arena aurea anuncian que algún día vendrá. Se perdió en la noción del tiempo entre montañas agrestes donde la pisada se hace insoportable, intransitable. Atardece, una ventana de azul se rinde al sol, vahído en el temblor de la brisa. Y aquí espera…sí, espera , esa mujer de largas trenzas canas, de vestido negro anunciando el duelo. Pasan los años y sus arrugas es como lo degastado de las paredes que escuchan su sórdida pena. Y, mientras, friega y pone la mesa con un mantel a rayas, de rayas rojas. Ese color que la empuja a continuar en su soledad comida para dos. Pero no llega, los años ya han son almanaques mugrientos que quema su alma. Atardece y esa mujer de largas trenzas canas se asoma por un instante y mira esa violácea corpulencia del cielo, la lluvia viene. Pero el….pero el, efímero sueño donde las caracolas anuncian el hondo y ultimo aliento de los ahogados.