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laguna198@hotmail.com
Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Tal vez, las almas se encuentren. Tal vez, regrese antes de
lo que esperabas. Quizás, a lo mejor, me despediré de este noviembre cuando el
desinterés me cubra de soles ahí donde las batallas son infinitas. Tal vez,
esté caminando donde la memoria es esa frontera donde los corazones mueren. A
lo mejor, te visite y quizás no estés. Me gusta el frágil movimiento de la
brisa. Me gusta danzar, sola, con los olores de tus ojos. Tal vez, algún día de
maletas vacías, estaremos en el sendero donde los pájaros cantan y el teléfono
calla. Regreso donde los ecos del silencio son aullidos de un adiós. El adiós
de esos muertos entre murallas de escarcha. La vida se hace ardua, dura, para
aquellos donde sus camas están aisladas en un paredón de corazones anónimos.
Tal vez, la tierra cambie. Siempre lo mismo o quizás no. Tal vez, este rajar de
nuestros cimientos sirva para recomponernos, más humanos, más bonancibles. Caemos.
Nos levantamos. Y , tal vez, las se encuentro en el brío de una hoguera de la paz.
La noche luce estrellada, las luces de la polución no dejan distinguir cada
constelación, cada misterio que nos aboca a continuar, esperando. Sí, tal vez,
regrese antes de lo que esperabas. El tiempo escucha los cuerpos sonoros en
soledad, en decadencia. Sin embargo, surgimos. No. Que no se vuelva repetir los
gritos de la oscuridad, de la miseria.
Estaba aquí, sin saber el porqué.
No era mi sitio más mi conciencia me llevaba al desaliento. No me sentía incómoda
pero sin embargo era extraña a este lugar. Miraba la luna. Miraba los pájaros y
la noche se hizo y la lluvia vino. Un silencio hermoso comentaba del sabor de
una mirada, ausente en estas jornadas. Un oleaje calmo comentaba de la desnudez
de nuestros deseos. El universo , pensaba, se involucraba a este sino de mis pisadas.
Un camino errático donde la desgana alarga sus cadenas. Hechizada por la luna,
observaba los astros como señal de un despertar entre cenizas. Derrotada
levanto la vista, cultivo el arte del distanciamiento como cansancio monótono
que se apega a mis espaldas. Tocan a la puerta, rápidamente fregó la losa del
fregadero y es que la dejadez amplia el aislamiento. Tocan a la puerta,
estática soy temblor que se ramifica más allá de mi vientre. Lo pesado hace
cerrar mis ojos y me doy cuenta que está ahí. Y me doy cuenta de que ya no
yo.Y me doy cuenta de que la bestia se
engancha a mi garganta hasta saciarse. Veo mi cuerpo tendido en el piso,
muerta. Veo su odio enhebrando la maldad, un gesto de desprecio se vincula a la
bestia. Y, ahora qué. Ahora soy ausencia en este plano de la tierra. Veo mi
boca de la cual un hilillo de coágulos sanguinolentos corren. Veo mis ojos ,
abiertos, inertes. Ahora, miro las estrellas, cuento cada fugacidad de los días
en que sido condenada, martirizada y la pena incrusta lágrimas secas.Te lo he dicho, no , no te quiero. Quizás no
lo sepas, solo el miedo me hace ser árbol cuyas raíces van cortando a lo largo
de los años. Ahora estoy muerta. Veo mi cuerpo tendido en la mala vida que me
has dado.
XX; Aquí, tendida, sobrellevando
el peso sobre mis hombros. Con mis ojos henchidos, con la mezcla de la nada.
Aquí, donde las olas suenan cuando golpean las rocas, mi cuerpo arrojado en la
soledad. Tu, ahí, como si nada hubiera pasado, como si yo fuera un derecho tuyo
y tu poder tirándome en la marea mala, en la marea fea donde no seré hallada.
Pero bucearé donde la verdad se esconde y saldrás culpable. Sí, culpable de mi
decadencia. Sí, culpable de mi dolor. Sí, culpable de mi mudez. Sí, culpable de
mi destierre donde los cetáceos cantan. Aquí, te veo mientras tira ese cuerpo
que no más es germen de este mundo. Y te observo, sudoroso, delirante en tu
poder, en tu error.
YY;
¿Dónde estas? Ya no existes,
pero, un tormento se venga de mí. Escucho tu voz, siento tu sombra y sabes, te
detesto. Este mar no dirá nada, ni de ti , ni de mí. Solo has desaparecido en una
ciudad donde todo parece ruidoso. ¿No me dejas vivir Dónde andas? Con mis
propias manos me he deshecho de ti. Con mis propias manos te he quitado la
vida. No veré más tus ojos. Esos ojos me ponían nervioso. Tu secuencia aparece
ahora ante mi , como fallo de mi amor. Te lo mereces mujer. ¿Déjame descansar
Dónde estas? Es como si tu aliento viniera a mi y tu no más que eras algo que
no se merece amar. Veo la oscuridad de
la noche, de una noche otoñal donde todo se revuelve y tu te revuelve desde esa
tumba desconocida, que nadie hallará. Te he hecho el bien y no lo entiendes. Me
molestas, sacas maldiciones a tu existir. Nunca debiste cruzarte conmigo, me
amargaste y aquí esta la solución. Nadie te verá jamás. Nadie te extrañará.
Solo eres una persona en su trinchera escupiendo el mal. Quieres ser más que yo
y no es así. Yo soy el que domino toda esta atmósfera.
XX;
Vuelo donde las pardelas me escuchan.
Vuelo donde la justicia me abre su frontera. Y entraré. Verás como entraré y tu
serás culpable. Culpable de mi desorden. Culpable de mi muerte.
YY:
Calla¡ Calla¡ Y aun sigues, es
como si tu olor me acosará. Mi cabeza parece estallar. Vete mujer. Vete donde
las mareas hagan trizas de ti.
XX:
Las ánimas vienen. Las ánimas te convocan.
No vivirás tranquilo. Irás por las calles como rareza de esta ciudad y caerás.
Sí, caerás como enjaulado culpable por el resto de tu tiempo. Eres culpable.
Sí, eres culpable de las mareas terribles de la existencias ¡culpable¡
Desfigurado hombre de intenciones falsas con los que te rodean. Culpable. Sí,
eres culpable que yo sea ahora no más que un pedazo de velo en las fosas del
vacío.
Y no sé, la
extrañeza que exhala las nubes. Una brisa tenue se apaga y los pájaros callan. Caen
en lo yermo, en la aridez de las ganas. Ella me mira. Yo la miro. Gigantes olas
atrapan a las rocas cuando vienen. Y yo vengo y tu vienes. Y nos vamos donde
las almas son secuencia de cada fotograma de nuestros pasos. Y no sé, todo es
tan extraño. Mis alas cansadas se duermen, tus alas cansadas se duermen.
Juntas, al unísono del rumor de la urbe que encendida en su otoño precipita emociones,
una sensibilidad tardía cuando abrazamos el rumor del oleaje. Y yo vengo y tu
vienes. Y nos vamos donde lo bello mece a la luna, una luna distante. Y la
miramos y nuestras manos, suaves, regresan al hoy. Este presente donde los
despertares se vuelven lentos, imprecisos, distantes a nuestra visión de la
ruta de los soles. Y no sé, me dices, te digo. La tierra también esta cansada,
agotada de tanto abandono y nos miramos y me miras y te miro. Caemos donde el arco
iris suena al latido. Un pulso aun latente en nuestros ojos, nos animamos,
continuamos el curso del destino. Buscamos la luz, una hoguera nos llama y
yeguas en su ritmo nos acercamos, olisqueamos el aliento de las flores y subimos
a la bahía donde menguan las ballenas. Somos hijas de los mares. Somos hijas de
la buena tierra. Somos hijas viajeras donde los sueños pronuncian nuestros
nombres. Más allá, en el devenir del tiempo nos encontraremos y me darás la
mano y te daré mi mano mientras, seremos quieta raíz profundizando en el deseo.
Y no sé, es noviembre, un mes inquieto en su temperamento. Cojo la maleta,
coges la maleta y nos desvanecemos en el naciente de la calidez, de esa brizna
frágil que es el amor ¡aléjate¡ de espejos falsos donde tus ojos muertos
repelen las ganas del vivir ¡Aléjate¡ de esos arroyos donde la sequedad de su
tintineo ejerce la sed. Tengo sed, tienes sed. Bebamos del agua de la
existencia , de esas estrellas fugases donde nuestros deseos vagan hasta el
encuentro. Y no sé, esta extraña formas de las nubes. Quietas, empecinadas en
un silencio que molestas nuestras espaldas batidas en los campos donde la
hierba se lía a nuestros tobillos. Sin embargo estoy, estás en este noviembre
donde la luna nos viste de serenidad, de unos pasos distantes a la pena, aunque
exista, aunque este ahí en un rincón relamido de cerrojos.
Noviembre. El mestizaje de las nubes clavan la nostalgia.
Con los hombros levantados continuamos en la rutina, una rutina ausente de
crujidos en los pozos oscuros del dolor. Aquí estamos. Estamos aquí. Noviembre.
Un otoño donde las piezas de música se tejen a través de las manos, estas manos
laboriosas en el sentido del alma. Y el alma se anima. Y un halo de bondad se rasguea
en las pisadas monótonas de las calles vacías. Un gallo canto. El despertar
luce un color dulce y es noviembre. Mi visión explora la memoria llevándome a la
dejadez de un ayer, llevándome a la siembra del hoy. Noviembre. Aquí estamos.
Estamos aquí. Nos movemos donde el misterio embelesa las sensaciones y todo
cambia. Sí, todo cambia, nosotros cambiamos en los surcos de la vida. Noviembre.
Noviembre. Soledad. Una azotea con vistas es brío de la luna
llena. Aquí. Siempre, cuando las mareas traen la melancolía. Espaldas cansadas.
Espaldas rasgadas. Espaldas dolidas. El sabor de la respiración, pausada, con
la lentitud de las horas. Noviembre. Noche. Un piano, el desdén de los sueños,
arropados con harapos, alimentados de un sufrimiento en las esferas de la
sensibilidad. Noviembre. Conversan las estrellas, una luz de una ventana se
apaga y somos hijos soñolientos de nuestras pisadas. La pisada de un otoño, el
indescifrable vaivén de la existencia. Y, sin embargo, sonrío. Noviembre. El universo
me mira y no más que buceo en agujeros negros que extraen la memoria. Noviembre.
Silencio…
Está ahí, esa maleta donde los
viajes son esencia humana. El asombro disemina cada existencia en una sola y
nos repartimos entre tierras donde las mareas azotan. Nos da miedo…si, hay
miedo cuando cruzamos y colgamos las sogas que nos tiran hasta agotarnos más
allá de esa frontera que es el océano. Somos islas, como tales somos nómadas en
la sombra de las raíces de esta tierra, de otras tierras. Está ahí , esa maleta
naranja donde los viajes se consumaron hasta la desmemoria. Ahora, me asomo y
distante , con los hombros caídos y los ojos cerrados admiro las maravillas de
esta madre tierra tan pequeña que de un soplo se pierde en el cosmos ¡Qué
majestuosos monumentos¡ Que capacidad de embellecer lo que se ha ido , ahora,
en nuestros recuerdos del ayer. Considero que no es una perdida de tiempo ¿qué
es el tiempo? Un espacio ramificado a nuestro antojo, a nuestras necesidades.
Es noviembre y hace calor. Cada viaje, cada paseo esta contenida en el abrazo
de la experiencia. Y vamos envejeciendo o más bien madurando y nos hacemos más
observadores. Observar la dimensión humana en este apartado lugar del Universo.
Qué habrá más allá. Una amplitud difusa de contener en nuestros pensamientos,
en nuestros estudios. Quizás más allá de nosotros suspire de la misma manera .
Quizás alguien sueñe nuestro sueño con pinceladas reales de lo que puede ser.
Está ahí, esa maleta que me acompaña, esa maleta naranja. Ha visto mundo donde
entorna en la misma hoguera. Seamos conscientes, apartémonos del egocentrismo y
seamos sensato. De la misma forma seamos honestos con nosotros mismos, con
nuestra fuerza, con nuestra voluntad, con nuestros pesares y andemos donde las
miradas florecen.