miércoles, noviembre 30, 2022

EL CAMINO INVERTIDO(NARRATIVA) 1

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No está. No estará. No estaremos cantando a la paz. Aun rememoro aquel día donde la frontera se extinguió y nosotros corríamos tras los camiones que nos llevaron a este país, a esta ciudad donde los ojos se vuelven desconfiado ante el extranjero cuando se mece en los pozos de la miseria. No, no somos extranjeros, no somos foráneos de esta tierra, de este mundo que nos ha visto crecer, sufrir, morir. Ahora miro a mi hijo, porque es mi hijo y lo quiero. Va creciendo velozmente con el fenecer de las hojas de un almanaque. Al fin he conseguido los papeles. Sí y ello me lleva a un estado tanto de alegría como de tristeza. Pienso en aquellos que aun son causa de penalidades, de esferas corrosivas que los asfixia hasta la desesperanza. Todavía continuamos caminando por tierras de cenizas punzantes, quemantes cuando tu tez es ajena a ellos. Pero, al fin, yo he conseguido los papeles. Pero, al fin, yo he conseguido un trabajo. Me diversifico entre este niño y mi labor cotidiano en un centro hospitalario. Por un momento un estruendo hace temblar este piso , las ventanas. Es una queja sórdida del más allá de este planeta. Un universo confuso y caótico que nos entrega el desdén. Me abrazo a mi hijo, el me pregunta, no entiende de esa explosión portentosa. Sus se muestran quietos, algún daño en su memoria le viene. Un daño ocasionado cuando no era más que una existencia indefensa y sola en un campo de refugiados. El recuerda, recuerda la pena, lo ingrato que es el clima cuando te hallas en la desnudez de la vida. El recuerda, recuerda tal vez a su madre, a su padre . No sé. No hemos hablado de ello ni pienso comentárselo. Tal vez en el transcurso de los años. Cuando sea un muchacho autónomo. El recuerda, su mirada se pierde en algo inconcreto. No dice nada solo, se abraza a mi como refugio de todo ese inteligible daño de su ayer. Yo me siento caer, caer donde las ráfagas de bombas destrozaban todo mi mañana, un despertar imbuido en la fatalidad. No pasa nada hijo. Solo ha sido un temblor de la entrañas de la tierra, le digo. Algo natural que viene sin mal¡ Ah , el mal¡ Se esconde donde lo menos lo esperas y en ocasiones sale a la luz en un minúsculo acto. En la vida las cosas se revelan por si solas, todo sube, todo cae. No está. No estará. No estaremos cuando nos demos cuenta del error…

CONTINUARÁ

domingo, noviembre 27, 2022

EL FALLO...

 


El fallo. Sí, el fallo, correr la cortina y verla ahí postrada en su silla con sus ojos latentes a una pantalla de ordenador. Por ahí circulaban todas las impresiones cargadas en sus espaldas, en su vientre y se desinflaba como mujer valiente a los gritos del silencio. No debí correr la cortina ¡Ah, un fallo ¡Embelesada con su juego de palabras hilaba cada trazo de sus sentidos con la sonoridad de una música que la llevaba al epicentro de sus sentidos! Se dejaba ir…dejaba que cada letra tomara forma hasta constituir su obra…una obra de lamentos y esperanzas. No se daba cuenta, embelesada en su rutinaria persecución de frases travesías de su razón, de que yo estaba detrás de ella, con la cortina corrida. Por un momento se quedo estática con su mirada en ascua y comentó algo, algo referente al cancelar de su intimidad. Corrí la cortina de nuevo y la deje sola, sola y sus pensamientos y esas palabras pilares de sus sentidos. Me puse a mirar por la ventana todavía la noche estaba aquí, mantuve la paciencia, hasta que el horizonte engendrara el sol del hoy, de este presente ausente.  Una brisa fresca se enredaba en mi rostro, una nostalgia se apoderaba de mi corazón. Por qué se ha ido, tras esa cortina, un alejamiento que me hacía sembrar la despedida. Sí, el fallo. El fallo de continuar cuando todo es vacío. Ella en su ruta, yo en mis ganas de seguir queriéndola. Había algo extraño en el ambiente. Un otoño donde las nubes dan descanso, donde un sol picón rasguña las sensaciones y te invita a la despedida. Sí , el fallo, correr la cortina de nuevo e inquietarme al no verla ahí, en su silla frente la pantalla. Dónde estaría. Di unos pasos y me enfrenté a lo escrito, nada. No había nada. Y ella donde, dónde se encontraba. Caí en la silla, frente la pantalla en blanco, frente la pantalla callada y la música que sonaba silenció. La soledad son lazos ardientes que nos viene cuando los años agotados responden a nuestra monotonía. Sola, conversando con las alas del alma frente una ventana de donde penetra una brisa fresca y del horizonte el nacimiento de un sol picón. Y me di cuenta… me di cuenta que algo de mi se perdía, se iba diluyendo en la sensación de despertares de sábanas gélidas.

jueves, noviembre 24, 2022

UN CIELO CENIZO

 


Un cielo cenizo. Un cielo estrangulado por el peso de los nubarrones. Una impertinente llovizna se hace hueco en las pisadas por una urbe plomiza, densa donde la verticalidad de las alas se arrima a un árbol cual supura las heridas de la polución, de la desganas de ser lumbre de ataúdes ¡la vida¡Nada más. Seguir entre edificios grotescos donde los chillidos de las miradas perdidas lo desesperan. Un cielo corrosivo envuelve ojos vetados al más allá. Ojos revolcados en lo cotidiano de una supervivencia en lo absurdo, en lo trivial. Somos hijos de esta casa que se despeña donde los acantilados callan, donde las mareas muerden el adiós. Y llueve, circulamos como náufragos de esta atmósfera. Ajenos a todo silencio regido por el dolor. Ausentes nos apoyamos en una esquina, vemos el paso del tiempo, un tiempo perdido en donde nuestro reflejo se hace marmóreo. Los cipreses cantan y las tumbas vienen donde la sed, el frío y guerras perdidas o vencidas se apoyan en nuestros hombros. Y caemos y un cielo cenizo besa nuestra garganta. Y nos levantamos y un cielo cenizo huele nuestra hambre. Indefensos, vestidos de miedo con las manos abiertas pedimos clemencia, basta ya, no más. Derrotados nos embarcamos a rumbos oscuros, brumosos, tenebrosos. Un temblor se enreda en nuestros rostros y llueve y hace frío y no sé porque pensamos en el ayer. Qué hermoso ver los pájaros cuando el alba nos llama. Que hermoso ver los años en un jardín donde los niños corren bajo la lluvia, sobre la hierba fresca.  Que hermoso ver la sonrisa de las jornadas, acostada en la plenitud de soles , de nuevas estaciones donde la paz sea retumbar de nuestras venas ¡Ah esos nuevos despertares¡ en la plenitud de la tierra, de una tierra que somos resonar de su vientre.

sábado, noviembre 19, 2022

LA LUZ VIENE

 

La luz viene. Un crepúsculo girando en gaviotas que en espiral son hijas de las mareas. Los ojos cansados se elevan y son puente donde las ballenas van a morir. Un lamento lejano se escucha, un lamento que rumia el silencio de ese adiós a esta tierra azotada por los males de la humanidad. Pero, la luz viene y los ojos cansados se arriman a la voluntad de los deseos, de esos sueños ensimismado en un mañana. Mañana seremos alas de arco iris coloreando cada instante de una sonrisa. Guardaremos los malos ratos en las calles del adiós y seremos promesa de la verdad de nosotros mismos, una verdad sin velo. La luz viene. Me siento en mi silla y frente a una hoja callada disimulo el callar de mis estaciones. Y amanece y todo es esperanza en lo alto de una roca que mira al mar ,donde las ballenas van morir.

miércoles, noviembre 16, 2022

AQUÍ


 

Estamos aquí

Estás aquí

Estoy aquí

Donde la intemperie arrastra los cuerpos.

Ojos sonámbulos buceando en la nada

Ojos penosos acostumbrados a la herida.

Ojos apagados en la fugacidad de las jornadas.

Calles vacías ronroneando el silencio, lo estático

De las horas.

Estamos aquí

Me miras

Te miro

Y un aliento de lamento cincela nuestras espaldas.

La pesadez nos acosa,

El cansancio nos deseas

Y como almas que estamos aquí

Somos llanto unísono.

Una alambrada

Un muro

Un mar

Tierras baldías de nuestro norte

El sur es muerte

El sur es agrío

El sur raja cada instante de sueños

Donde la hierba fresca juega con las piernas.

Estamos aquí

Estás aquí

Estoy aquí

Una ráfaga repelente nos entrega a la frontera

Ceñida en la terca razón del vacío.

Caemos.

Nos giramos, cementerio de elefantes

Se entregan a nuestros pasos.

Y de alguna manera, continuamos

Con astillas en nuestro corazón.

Estamos aquí,

Estás aquí.

Estoy aquí.

En el despertar de la soledad,

De fúnebres tonadas

Acostándose con nuestro silencio.

 

 

domingo, noviembre 13, 2022

DE RODILLAS...


 

De rodillas. Un grito. La evasión de los sentidos. Se siente caer y es llamarada a la vida…sí, a la vida. Triste, se levanta y en la verticalidad de sus plumas plomizas trepa donde el eco de la luz dilata su memoria. Porque ella recuerda toda escena petrificada en su vientre, escenas de dolor. Un grito. Se fija en un árbol que tiene delante de ella. Ve brotar una hoja, una esperanza. Pájaros inquietos se mece en sus ramas. Ella observa con sus ojos de velo, turbios, cansados. Y ahora está de pie, camina y lo abraza…siente sus latidos. Siente que este mundo es arañado por el grotesco y aberrante murmullo de las balas mortíferas. Y ella es ella. No se queja, su callar es temblor de sus manos. Cierra los ojos donde ya no hay lágrimas, gastadas…emparedades de tanta y tanta cicatriz. Pero está de pie, camina y abraza ese árbol donde los pájaros cantan.

martes, noviembre 08, 2022

LUNA BLANCA


 

Luna llena. Una luna cuyo blanco luce en balanceo de unos ojos inconclusos en sus cavilaciones. La esquina de los espejos. Para muchos, lugar donde la luna llena los esboza en un fragor interminable. Los rostros se vuelven jóvenes, inocentes en el transcurso de una mirada vertida a los océanos de la libertad. Luna llena. La esquina. Una esquina donde el reflejo del espíritu enerva mariposas pacíficas con el vigor de las pisadas, mudas.

 

JANE:

Yo vestida como la luz de la luna, la bella luna. Susurro a la brisa nocturna un canto con el ritmo de las olas. Entrego mi cuerpo a la noche. Una noche estrellada donde se divisa la calma. Pero esta calma es ficticia, las entrañas del ser humano hierven. Hierve de penurias y guerras inconclusas donde las olas no cantan.

 

Elle:

Yo vestida como la negritud del universo. Imperfecta y la vez saboreando los instantes que rozan mis espaldas. Te miro, me miras. Somos hijas del océano. Somos hijas de los naufragios ocurrido en el paso de generaciones. Y da lástima que aun se reproduzcan de igual manera sin la paz gritando balas de algodón.

 Anne:

Aquí. Entre ustedes dos. Soy vertical. Soy equilibrio que se mece en las alas de una travesía infinita. Luchamos y somos madres de cada anochecer donde los ciegos duermen.

 

 

 

 

 La canción de las olas rasguea un sueño, un deseo y la luna llena en la esquina de los espejos reproduce cada abrazo a esa vida del mañana. Sin embargo, se inquieta, masas corpóreas descienden a la miseria, a las guerras, a esas travesías como bocanadas del adiós. Y la muerte llega. Y la luna llena llora. Y la esquina de los espejos es atizadas por las herrumbres del ser humano. Todo es arrasado. Todo es arrastrado a faz de las tinieblas.

Jane:

Al unísono somos balada que profundiza en los deseos. Deseos ambiciosos en este mundo que parece morir y no muere. Estamos ajenas al sufrimiento. Estamos ausentes a los chillidos del dolor en el silencio de nuestros oídos. Pero hay gritos. Pero hay sufrimientos.

 

Ellen :

No cambiaremos, todo es repetitivo en este planeta donde las almas no despiertan ¡Qué tranquila está la noche¡ Respiro hondo y soy tierra que he de pisar y soy mujer que ha de luchar. Una lucha sin armas solo, con la bocanada de nubes blancas sonando a nuestros caminos.

 

Anne:

Qué largo se hace el camino de vuelta a casa. A esta casa llamada tierra. Tan violenta, tan desaforada, tan injusta en su porvenir. El hombre se vuelve huraño, perseguidor de fronteras condenadas al llanto, a agujas danzando al son de la desgracia.

 Luna llena. La esquina de los espejos. Ruptura. Y volvemos a ella. Regresamos a su mirada estática y hermosa, nos rendimos a su luz. Una grandiosidad que nos eleva en la marginación de las penas, de hombros divagando la pesadez de las jornadas. Luna llena. La esquina de los espejos. Tejo el corazón en el derivar a ese tiempo que se va y todo vuelve a reverder.

 

Jane:

Y si yo mujer de blanco, sonrío. Y si yo mujer de blanco, doy un abrazo. Pasear por calles, por pueblos donde el saludo sea bienvenido a la alegría. Yo vestida de blanca con el halo de la luna, de la bella luna.

Ellen:

Y si yo mujer de negro, sueño. Y si yo mujer de sueño cediera mis sueños. Sí, mis sueños en la globalidad de este mundo ¿Qué pasaría? Las armas serian esponjas absorbiendo todo mal con el auge del arco iris alentando a las almas que pueblan este planeta. Sí, soñar y soñar, levantar la cabeza y borrar esa lágrima putrefacta que revienta los rostros del hambre, de la sed, de la muerte precoz. Y todos cantaríamos como cantan los desiertos, como cantan los océanos.

Anne:

Asesinar la pena. Asesinar cada sufrimiento de cada niño cuando correo tras una cometa perdida. Asesinar la desnutrición, la sed con el extraordinario beso de la luna, del sol. No obstante, la nada no se puede evitar. Somos como plumas , tan ligeras, tan frágiles que el mal nos puede. Y el mal se tiene que extinguir si queremos continuar por esos paisajes que se rinden al amor. Amor y amor….hace falta amor a la alza con el respeto.

 

Y la nada no se puede evitar. Una bruma se hace incansable y repentinamente cerramos los ojos. Y la luna llena desaparece, suspiramos y la soledad nos aturde, nos encasilla en desfiladeros donde solo el eco de nuestra respiración truena indefenso.  Levantamos los ojos y la luna llena sigue ahí y la esquina de los espejos estática siguen desfilando escenas de esta atmósfera. Nos contraemos y nos expandimos. Nos expandimos y nos contraemos. Un grito. Luna llena. La esquina de los espejos. Y al final todo es lamento.

 

Jaen, elle, Anne:

Cantemos, Bailemos antes que la luna llena blanca se vaya. Cantemos, bailemos antes que la Penumbra pronuncie nuestros nombres. No, no nos nombres. Déjanos como las mariposas de un nuevo día surcando la balada de la paz. Cantemos , bailemos por aquellos que se han ido entre el tormento y la tortura, que las cicatrices caigan donde una mirada atrás sea para el nunca más. Escribamos cartas al viento donde el ronronear de las mareas las lleven lejos….muy lejos, hasta la última existencia y sea entendimiento, el entendimiento de todos somos iguales sea cual sea su creencias. Que la armonía nos acompañe, que la armonía bese nuestras espaldas y nuestras manos sean pañuelos blancos…muy blancos.

domingo, noviembre 06, 2022

TUS MANOS....


 

Tus manos, mis manos…oleaje incesante donde las espaldas parecen cansadas, donde el brío de las aves despierta a los somnolientos sentidos. Tus manos, mis manos. Aquí. Ahora donde mar de nubes cuelga a vulcano como extraño individuo enhebrando la densa naturaleza. Tus manos, mis manos…a ras de vuelos lúcidos donde nuestra existencia inspira, espira. Y todo se hace simple y que belleza lo simple, esos instantes donde una sonrisa rozan tus manos, mis manos.