martes, abril 30, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA)5

 

5

Hola , los tambores del callar vienen a ti. Sí, a ti, como ola que se estira y se recoge para ganar la fuerza suficiente de continuar. Soy aquella que en tus sueños se presenta con un rostro con velo cuando el dormitar te acoge. Hola, soy aquella que vive en los riscos donde las tabaibas alertagan a los curiosos…esos curiosos donde crece la maldad de ser, de estar. Estoy aquí, contigo. No me ves pero sientes cada latido…pum..pum…de mi esencia como existencia. Porque existo como puedes comprobar ¡Oh que no tan espléndida¡ estrellas fugaces se difuminan en nuestro cielo. Este cielo que tu y yo observamos con detenimiento, con la suficiente pausa que nos deja respirar. No dejo de tocar, está sonido transciende en nuestros sentidos y nos hace estar vivos. Una emoción se dibuja en tus ojos, en tus ojos claros y dejas de preguntarte quién soy. Soy el viento, la lluvia, este aire que se insufla tus pulmones y te hace meditar acerca de nuestro porvenir. Y ese mañana vendrá. Y , yo. Como sueño tuyo vendré.  Pacificadoras velas blancan anunciaran mi encuentro contigo y no te darás cuenta pero, te lo diré. Hola, estás aquí, me cuentas una historia que vaga sutilmente por mi mente cuando me arropo en esa cueva , es como si mi llamada en los sueños se hubiera vuelto realidad. Percibo tu aliento, un aliento jovial, un aliento desatado de la sed y el hambre, un aliento danzando en mi soledad y el universo. Dices que llegará ese instante en que te descubra y mi entendimiento no alcanza a hacer una escena de tu. Sí, tengo un velo en mis ojos. Un velo que me invade adivinar quién eres, pero tu voz, me queda tu voz. Una voz gutural que se desplaza en la quietud. La quietud de las horas. Estas horas que pasan ante este magnífico despojo de lo material, de lo corrupto, de la pena. Sí, aquí estoy en este auto destierro mientras te pienso, mientras converso contigo. La plenitud nos alcanza mientras intento descifrarte. Ese tambor me hace ser latidos de la espera. Y espero, espero ese día en que los pueblos callen sus atropellos, sus matanzas despiadadas. Hola, mi conciencia me dice que estás bien, solo he venido a darte un aviso. Ya nos veremos, ahora me iré donde los riscos son resonar del dolor, de la enfermedad que afecta a este mundo. Más adelante, no se cuándo tu velo será borrado y me verás y te veré. Alcanzaremos la cima del amor ¡Ay , el amor¡ Qué extraño es pronunciar esta palabra en estos tiempos, pero, ahí está, sin saber ni cuando ni dónde. Ahí está, nutriéndose de expectativas , mientras saboreas este cosmos en un rincón de la vía láctea. Qué este silencio nos cubra, nos proteja. Qué este tambor de un canto a la paz. Qué este instante quede en tu memoria como ecos del mañana. Suavemente, con el tintineo de un viento lento se diluye el tambor. Su voz queda en mi memoria, su olor impregna todo lo que soy , todo lo que aguardo. Y , no sé, es como se generara una nueva juventud, un nuevo deseo ¡Ay, el amor¡ Amor del alma mía, te he sentido callo. Porque he de callar y esta mudez es tan hermoso como este paraje. Me siento hija de este lugar. Soy hija de esta isla. Soy hija de cada penar andando en mi vientre. Soy hija de cada muerte en esta sociedad perturbada. Soy hija de cada anciana, de cada mujer indefensa en sus derechos de vivir. Y cómo vivir con el amparo de aberraciones , de la bestia bailando al son de la sangre derramada. Pongo como horizonte la bandera de la esperanza, de la paz. Pongo como horizonte la mortandad de esos homicidas descabellados de este presente, este presente que es mío  y ahora se arropa en está reclusión donde las estrellas habitan. Y quizás más adelante sentiré ese…pum…pum… Y quizás el abrazo será cúspide de este aislamiento. Mientras habito aquí ¡Ay, amor¡ Te he sentido y el vibrar de estómago me hace ser paciente, ser ala con plumas en el canto de la espera

sábado, abril 27, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO (NARRATIVA) 4

 

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Todavía el frescor viene a mí. Es como manantial incesante que responde a la esperanza de que hay algo, algo queda en este planeta donde los desastres habitan. Habitamos en el sistema solar y este sistema solar habita en la galaxia de la vía láctea. Una galaxia espiral como el humo desvanecido de un cigarro que me fumo. Caigo en el asombro cuando detenidamente contemplo su auge cuando cae la noche. Y entra la madrugada, una madrugada lucida en su espectáculo, bello, sincronizado con nuestros comportamientos. Somos tan diminutos que se diría cuando intento formularlo en mi razón que no más que un islote de este gran sistema solar. Y que no es grande, solo que nuestra perspectiva se pierde en un yo, en un egocentrismo que no nos deja ver más allá. Habrán más tierras, más planetas donde la condición de vida será favorable. Pero, quién las habita. El callar conmueve mi conciencia. Un callar que se vuelve ávaro, desconfiado y viajo más allá de este sistema organizado por planetas, satélites, cometas, asteroides dependiendo del sol y sus propios ejes. Y si esa vida no estuviera muy lejos, me pregunto. Hago viaje interestelar, no envejezco y me sumerjo en el ayer. Atravieso un agujero negro y estoy en otra época, otro siglo distante al ahora que no es el ahora , que es el mañana. Veo la humanidad, al igual que ahora, con sus mismos desprecios a lo foráneo, con su mismo desdén al extranjero. Solo quiere poder más poder. Veo un camino , un camino oscuro que me hace temblar, sacude mi cuerpo y me dejo llevar . Cierro los ojos, me transporto en el tiempo y soy más allá de esta conciencia, una conciencia, azul, malva, blanca donde las pacíficas ganas de mi viaje me dejan ver ese más allá de esta esfera. Es como me succionaran para luego escupirme en otra dimensión, parece que floto, me respiración se atenúa y estoy aquí en la tierra, en el mismo planeta. Miro a mi derredor y una exuberante arboleda está ante mi y me veo reflejada. Soy una persona de mediana edad, de pelo castaño claro y ojos claros. Soy una persona que la desidia la abandono a un lugar remoto de las islas. Soy una persona de estatura media. Soy una mujer o no soy. Soy un ser humano. Una persona involucrada al canto de los pájaros cuando la pena no la embarga, cuando la jovialidad de un día es plausible en su corazón. Soy una persona involucrada a la no violencia. Soy una persona sin raza, sin etiquetas impregnando cada acto. Soy naturalmente neutro, mis ojos se fijan en las copas de estos árboles y no logro ver su final y no logro ver el cielo solo, la sombra de ellos, ese frescor inconfundible de la madre naturaleza. Doy un paso, me aproximo a uno de ellos y lo abrazo, su diámetro impide que mis dedos se toquen pero prietamente lo abrazo. Me transmite tranquilidad y me habla. El árbol conversa sobre lo que ha vivido a lo largo de los años, de los siglos y me cuenta su historia, que es la historia de todos. Creo escuchar una flauta o es el viento. Un viento que viene, que va y al final se desvanece. Cierro los ojos. Yo abrazado a este árbol…hacia tanto tiempo. Y aquí la vida existe, de repente pierdo el conocimiento y siento como algo me traga en su oscura masa y al abrir los ojos estoy en el mismo lugar. Otra vez en mi siglo, en el año 2050, aquí donde las mareas de plástico barren las playas vacías. Un tambor. Una noche. Las constelaciones. Mi retiro donde aun queda algo de vitalidad, de entusiasmo. Y el tambor se ronda alrededor de mí a medida que viene. Su ritmo es acompasado, sinónimo de ilusiones, de existencia, de un cambio.

jueves, abril 25, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 3

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¿Cómo te va?, una voz trascendiendo a la neutralidad me habla. La linterna se ha apagado y a solas en la oscuridad con un firmamento increíblemente estrellado escucho. Me pregunta cómo me va y yo respondo, converso con esta voz a la vez masculina y femenina. Todo va bien. Sí, todo va bien , hasta que las maletas dejaron de pesar ante la huida. Todo va bien. Sí, todo va bien, hasta que la sequedad rajó los vientres. Todo va bien. Sí, todo va bien hasta que las gargantas se languidecieron de tanto y tanto suplicar. No estoy débil solo, inmiscuida en mis pensamientos, en mi yo. El interior en lo más hondo me dice que guarde la paciencia y que todo esto terminará. Sí, terminará esa ráfaga de tristeza que se apodera de la isla. Todo va bien. Sí, todo va bien, hasta que las armas de la estupidez asesinaron los sueños. Todo va bien. Sí, todo va bien hasta que los alambres de sangre rozaron nuestros rostros. Aquí, en la insonoridad del llanto cabalgo en las hogueras del universo. Míralo…míralo, observa con detenimiento lo pequeños que somos, no más , una mota de polvo. Viajo más allá de este lugar y me conecto con los puentes de las constelaciones donde habita la paz. Hay más mundos, nosotros somos un réquiem de mortandad.  Y me preguntas, cómo me va. Dame un beso. Un beso que insufle mis alas donde se escuche algún pájaro cantar. Qué canten. Cuando vuelvan sabremos que la esperanza estará con nosotros mientras, somos resonar de lo absurdo. Vienes, vas, me visitas pero no descubro el misterio que guardas pero el pronostico de mis sentidos dice que es bueno. Escucha, escucha, suenan campanas. Campanas en el chillido escalofriante de la muerte. Y la muerte viene, más y más, la impotencia arrebata mi condición de ser por estos instantes y la desgracia es cadencia que se repite una y otra vez. Y te digo, todo va bien, aquí en la cumbre donde la respiración se hace latente, donde mis manos perciben el clamor cálido de la tierra. Y me preguntas, cómo me va. Y todo va bien, todo hasta que ….que digo. Cuando todo termine seremos espejo de nuestros ojos. Las ojeras se irán, pero todavía somos hijos del infierno. Este infierno azotando a esas almas en su condición errónea de los sentidos que toman. Las horas pasan, una densa niebla viene. Mírala…mírala, es como nosotros, como nuestro yo cuando intentamos empecinadamente seguir la ruta de la victoria. Y de que victoria estamos hablando. Yo no quiero ninguna. Ninguna donde haya habido tumbas anónimas a mi alrededor.  Y me preguntas cómo me va. Todo va bien….el engaño rasca a los hombres, a las mujeres. Estoy harta, la molicie de este planeta me quita el sueño y aquí estoy, todo va bien mirando la belleza del firmamento. La linterna se enciente, su luz me impide ver su cara, su mirada y se va. Vigilo como ese alma neutra penetra por el boscaje de laurisilva y se extingue en el silencio

martes, abril 23, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO 2

 

2

Humanidad. Y qué es lo humano. Lo humano tiene un compendio de referencias que se absorbe cuando somos vacío. Lo humano de ser y estar. Lo humano del todavía hay esperanza. Lo humano de un sueño. Lo humano de una paz. Lo humano de tender la mano al amigo, a los seres queridos. Lo humano del respeto. Lo humano en la actitud cuando el desastre nos emancipa de las ganas de sentir, de vivir. Lo humano de una sonrisa cuando la inocencia viene a nosotros. Lo humano de una razón que no desate la catástrofe. Humanidad…Ahora, sola, después de que se halla desintegrado el sistema político social económico sanitario de un país. Donde el caos nos consume en el desinterés, en una elocuente desgana en ser el pilar de una nueva vida. En este rincón, desconectada con todo, con esos monstruos de una tierra donde las prisas, la gravedad de las guerras avanzan terroríficamente. Donde somos seres no pensantes, alimentando a la inteligencia artificial todo aquello que nos gustaría hacer. Ellos gobiernan, nosotros pegados al curso de sus movimientos . Si fue un gran avance, pero también como todo lo que proviene de un buen descubrimiento viene su lado maligno. Tan mal que nos hemos estropeado, conversamos con robots y ellos responden a todas nuestras necesidades. Humanidad, donde está. Y yo aquí, todavía humana o me considero humana, ajena a lo podrido que andan nuestras ideas. Ahí abajo luchan contra la nada, con el descontrol del egoísmo e injusticia. Me fijo en unos ojos, en unos ojos claros. Se levanta. Se viste. Coge su bolo y sale. La ciudad en un mutismo total. La ciudad rota total. La ciudad escena de gases letales. Pero a esos ojos claros le es lo mismo. Sale. Pasea por una ciudad donde aun quedan restos del ayer. Por una ciudad donde el cielo es pesado y cenizo. Y esa mirada clara se pierde en los restos de un parque, un parque de su juventud, de su infancia. Solo su mirada percibiendo la muerte lenta de las arboledas, todo es ruina, todo es un canto fenecido en la memoria y se da cuenta que habita en el lamento de esta tierra. Esa mirada se viste ahora de estrella, allá en la cumbre, allá donde se deposita la calma, donde los días se hacen lento .  Y anuncio un atisbo de felicidad. Porqué no, estoy en mi derecho. A lo lejos se divisa una linterna que se balancea de su movimiento. Una linterna que desprende un andar tranquilo hasta aquí, hasta donde estoy. La vida es así, quién será. Aunque no me importa. Los presentimientos se aposentan y se yerguen en la confianza.

viernes, abril 19, 2024

LA MEMORIA QUE HABITO(NARRATIVA) 1

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Vuelves, como se puede volver lo interminable. Una espesa capa de fresco acoge mis ojos y habito donde las estrellas placen en el caos y el equilibrio de este mundo. La noche se hace cristalina y yo de mi casa cueva me asomo a la puerta. El fresco de un otoño derrotado acaricia mi cara y me siento renovada visión de lo que habita más allá de esta esfera. El tiempo , inestable, se contiene y puedo respirar por unos momentos ese regalo del cosmos. Sola, con mi perro Arturo, guía de mis pasos perdidos me mezclo con el follaje de este apartado lugar. Voy al lugar de mi encuentro, donde tengo todos esos aparatajes para observar detenidamente, insistentemente esa zona visible del universo. El tiempo es grato, mi madre me viene a la memoria. Ella me crío como hija de los astros, como hija de esta cueva acogedora donde ahora me quedo, como hija de noches que terminan cuando el crepúsculo besa mis párpados. Me siento donde una roca en la intemperie de mis sensaciones y una brisa pertinaz pero sutil se cruza en mi espíritu. Me siento elevar en los pensamientos, en una memoria perdida donde que escala en la armonía. No espero visita. Yo he designado mi modo de vivir, ajeno a la polución. Quiero disfrutar por los pocos años de existencia que me queda de mí, de mis ojos perdidos este cielo oscuro con sus gotitas brillantes de maravillas. Y es que es algo maravilloso. Yo, aquí, sentada, observando el nacimiento repetitivo de las noches. Y es que es agradable, sensato el estar aquí, en medio de la nada humana, donde aun sus quebrantos dolientes no han podido hacer cenizas, hundir este apartado canto de la naturaleza. La madre tierra me saluda. Mi madre me saluda e inspira cierta tristeza confortable que me aleja de todo, del todo. Aunque la noche sea clara, el mar de nubes asciende hasta ser parte de ellas, la humedad me rinde y disfruto mientras la celeridad de esta se disipa a medida que las horas se van. Mi madre está conmigo, esta madre que es madre de todos. Y confío, confío en las horas, confío en este destino que describe cada uno de los puntitos luminosos de este firmamento bello, increíble. Ramalazos de la vía láctea se perciben y que más decir de esta belleza. Una belleza donde la paz es sonora es invita especial en este mundo convulso, desquiciado. En estos momentos anoto cada observación de manera sosegada, ya llegaran otras noches. Inspiro y espiro, mi vientre se insufla de recuerdos, de una cotidiana calma infinita, de un querer, de una dejadez como máscara inquebrantable de mi esencia. Y ella vuelve, vuelve como las flores del amanecer cuando la primavera se expande ante nuestros sentidos. Miro por uno de los telescopios, mi ojo se retracta a un satélite de los innumerables que forman esta respiración del cosmos. Su danza es la similitud incorpórea de retazos de la lentitud. Su danza es detenida, casi estática y yo me dirijo a el como fuente de una oportunidad, de una ilusión que produce esa necesidad de saber por quien son succionado nuestros muertos cuando su energía abandona este planeta llamado tierra. Si , estoy en la tierra, corre el año 2050 y una grave violencia tanto del reino natural como antropogénica azota a este planeta. El agua es escasa, estamos en abril. Un abril cualquiera . Pero aquí, donde habito, este abanico de desesperación aun no hay hace escala para el sufrimiento, la ansiedad, la pena del humano.  Y me gusta conversar a solas, conmigo, con esta pizca de maravilla que me envulve. No sé, dreno como una felicidad en mis entrañas que desfila en el asombro de mis ojos. El asombro de contemplar este más allá de este globo.


miércoles, abril 17, 2024

AL AMOR...

 



Un apego…

     Al amor.

Resistiremos

A los vientos violentados

Por la nostalgia.

Un deseo…

   Al amor.

Esperaremos

A las flores bellas

Del amanecer.

Una dichosa gana

De verte,

De que me veas

De hablarte

De que me hables.

De besarte

De que me beses

   Tic-tac

Tic-tac

El tiempo se agranda

Y la intemperie es sutil abrazo

De nuestras espaldas.

Una danza

    A la caricia

Aquí estamos

Aquí estaremos

Donde las imperfectas pisadas

Se vuelve amor.

 

domingo, abril 14, 2024

DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE ABRIL.

 


El crepúsculo. Rosas se abren a las calladas pisadas de los cetáceos. El oleaje se consume en un adiós donde los tangibles ojos miran su desvanecimiento. Mis espaldas pesan. Un desprendimiento me lleva a la dejadez de mis emociones y soy ave en el aire que en remolinos se vuelca en la tranquilidad. Hace tiempo que no espero. El agotamiento son hogueras donde mis piernas corretean en la nada. Y continuó con este crepúsculo como maravilla de la vida. Escucho al sol. Escucho ese universo que susurran el canto del silencio. Y me siento donde las cumbres son mar de nubes de un pensamiento. El crepúsculo. Soy poema que tiembla en la reanimación de sus ojos, desterrados, aislados. Y sin embargo , amo.  Pieza que se pierde en las vertientes de la reconditez cerrada.

miércoles, abril 10, 2024

LA DANZA

 



Un piano

La danza

Los soles de lo cotidiano

El sosiego del cosmos

Una visión rota

El aleteo de las olas

Lo eviterno de los sentidos

Las manos ojos de lo venidero

Y el piano

Y la danza

Y este instante

en la isla.

lunes, abril 08, 2024

Y EL AHORA ES AHORA...

 


Siempre retirada de la intemperie de los sentidos. Andamos, amamos y caemos en el silencio donde las manos se vuelven llanuras de un follaje espeso. Así, en la soledad, en compañía de nuestros ojos conversando con las estrellas más allá de lo eterno. La calma retira los escombros de la juventud y el almanaque marca el nacimiento de un viento norte donde nuestro ritmo crece en las tonadas de un piano, solo. Y el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana. Y siempre retirada de los acantilados donde los vientres rozan la inquietud, la ceguera. Arrimándome a la mudez de una danza. Arrimándome en esas esquinas donde las gotas de una tenue lluvia me llevan al abrazo, el abrazo de mis pechos bailando con el silencio. Trepo donde las rosas no son visibles solo , el eco de su perfume. Trepo donde las aguas cristalinas me dejan beber siendo el rumor de su camino donde me dirijo. Y el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana.

miércoles, abril 03, 2024

LAS OLAS DUERMEN

 


¿Sabes de mí?

No sé, las olas duermen

Las flores de abril me llaman

Y la luna esboza calma

Pienso en ti

No se de que manera

Luzco esa bahía

Donde las ballenas cantan.

¿Estás ahí?

No te siento,

Una gélida raja sacude mis hombros

Y me alargo en un llanto sentado en una pequeña plaza

Me visto de un deseo

Me visto de un sueño

Me visto de un duelo

Me visto de pájaros apiñados en su rumor

Con las calladas calles de esta ciudad

Y me confundo

Y me atraganto

Y me pierdo

La voz rota del mañana no se cansa

Emerge donde los cuerpos se lían

Como amantes de los soles.

martes, abril 02, 2024

FLABES

 


Estamos aquí, en la tierra. Un lugar donde la vida es posible o imposible. El agua escasea, el agua crea guerras infinitas en las corrientes de los harapos de nuestras ideas. Miramos el cielo, un azul añil baña nuestro escudo y es tan perfecto y es tan bello…que nos hacemos perezosos para contemplar la realidad. No hay agua, los campos en su soledad se queman de sed, las gargantas son oprimidas por el desgarro de la falta de agua. El mar está contaminado y los cetáceos no cantan. Estamos aquí, en la tierra. La estación está preparada , unos pocos seremos exploradores de es cosmos salvaje donde la existencia corre peligro. Nos embarcamos, en nuestras naves, corre el siglo 25 y aun así seguimos mirando el cielo, con su azul añil. El eje de la tierra se ha desviado posiblemente provocando en mezcla con el efecto invernadero y nuestra dejadez incontables avalanchas de inclemencias terroríficas a nuestro planeta. Estamos esperando, un viaje donde vagaremos más allá de este cielo de azul añil que nos protege. Expectativos vemos como nuestros navegantes del universo despegan. Convencidos de que llegarán al planeta Flabes donde se espera que se un bálsamo de tranquilidad para nuestro mañana ¡Uhm¡ Qué será…qué será de nuestro mañana, de unos pocos!  En flabes se supone que hay agua, agua pura. Y ahora , en este instante que han partido me pregunto del futuro de nuestras generaciones venideras. Flabes se encuentra en el cinturón de Kuiper. Los peligros abundan debido a la basura estelar. Pero confío en que llegarán y traerán buenas noticias. Flabes. Muchos años luz y llegarán y traerán gratas noticias. Solo hay un inconveniente, que este poblado. No sabemos nada de él. Llegan ondas de radio, pero es difícil descifrar la realidad. Nosotros que estamos aquí, en la tierra. Que no más somos una partícula dentro de una galaxia, en los brazos de una espiral que se vuelve imponente , gigantesca y casi inasimilable a nosotros. Y llegaremos a Flabes. La tierra está en la desesperación. Y después qué. El cielo, con su azul añil nos muestra que esta es nuestra casa y teníamos que cuidarla. Solo, unos pocos podrán viajar allí. Aquí seguirán las guerras, las batallas con un velo de metrallas, gases virulentos asesinando la vida, la atmósfera. Es un viaje peligroso. Es un viaje donde los pensamientos recalcan nuestro error. Es un viaje donde la pena te hace cerrar los ojos y caer en el sentido de este mundo. Miramos al cielo, un azul añil nos presente que aun hay esperanza. Estamos aquí, en la tierra. Y otros pensamos como descontaminar esta agua, como hacerla derecho universal para todos los habitantes de este lugar. El dióxido de titanio a lo mejor es nuestra salvación. Pero nos empecinamos, nos empecinamos en irnos y ello solo para unos pocos. Vivimos aquí, en el planeta tierra, un cielo de azul añil nos mira, nos aconseja que la amemos como raíces de nuestras singladuras. Y pienso que todo es posible, que todo puede cambiar y que todo cambia. Se ha perdido la señal con los exploradores a Flabes y nos sentimos decaer. Las jornadas pasaran y volveremos a tener noticias de ellos. De ellos, en ese espacio misterioso de la vía láctea. Salvar nuestra madre, que de sus fuentes aflore un agua limpia, pura, cristalina. Y porqué no. Aquí la tierra, con un cielo de azul añil proclamando los deseos , los sueños.