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Aquí.
Cuanto tiempo llevo aquí. Las jornadas son palpable a lo diverso. Un día, una
tarde, una noche…no más. Sigo la ruta de los crepúsculos, pero cuantos años. He
perdido la noción del tiempo. Solo miro ese dragó que planté cuando aquí llegué
y ha crecido. Los años pasan, uno , dos, tres…no sé pero me da igual. Solo
quiero que esta guerra acabe, que la estupidez humana se vuelve sones llenos de
paz. Aquí, donde habito existe solo el tremor cuando la noche azota. Los gritos
en la claridad no se escuchan, un eco escalofriante son flores sin pétalos y púas
que acribilla mi estómago. Sí, una desgana enorme a veces se interpone entre la
vida y la muerto. Pero observo este sol ¡Oh amado sol¡ y su maravilla me hace
respirar y respiro. Anclada donde las estrellas rompen su mutismo para prender
mis ojos en su belleza, en el enigma hambriento de esta vida. Aquí. Un día
donde continua con los ritmos de la brisa y ante mi este drago y los años han
pasado. Desterrada , inmersa en mis ideas extermino las penas que posan sobre
mi pecho y soy canción de seguir, de continuar en esta existencia. Abajo, las
aceras guardan cadáveres, se limpian con sangre sobre sangre, los sótanos son
alojo de almas en penas en la desesperación, desquiciadas de tanto y tanto
ruido atroz. Algún niño correrá al lado de un perro flaco , hambriento al
encuentro de la luz de la supervivencia. Alguna mujer será llanto agonizante
del horror, de la impotencia. No. No se puede hacer nada y el tiempo pasa. Las
horas imprecisas pasan. Nací donde los cetáceos cantaban, donde las playas atiborradas
de juegos nos veían correr para aunarnos con la mar. Mi juventud , en la monotonía,
pasaba entre libros y apuntes. Y siempre ahí donde las olas terminan, como
ombligo que nos daba aliento. Aquí, es la tarde. Una tarde fresquita y dentro
de un rato las sirenas de la huida sonaran. Ese ruido me provoca, hace
desfallecerme en mis pilares y un temblor en mis piernas que me paran…me
detienen como hermética hija del abismo. Me fijo en un pequeño emanar de agua
de las rocas que componen esta cueva y bebo de ella, bebo de la madre tierra
como parte de mí. Yo nací aquí, en Nor, una ciudad de adoquines por donde corre
ahora los escombros y la muerte. Me gustaría saber en que año estamos y si esto
pronto acabará, las señales se pierden cuando la noche viene en busca de la tarde
y las sirenas…A veces pienso en bajar a la ciudad. Pero un sopor de temor me
entrega al aislamiento. Me veo correr por la arena con mis amigos, con los que
eran mis amigos, mejor dicho. Ya se sabe que cuando los conflictos asaltan
sabes de quien esta ahí, ligado a tu mano. Por desgracia pocos, muy pocos. La
nada rebrota en mis sentimientos y mi huida se endereza en el sentido que fue
la mejor opción. Aquí, cuando termine, me miraran. Algunos cerraran los ojos, sobre
todo los que pensaban que era nicho donde las flores secas derramaban lágrimas.
Sí, abajo, en Nor, fui acusada de un hecho. Oh¡ Sol¡ Te despides y yo regreso
donde el cosmos me alienta , donde mis sensaciones exploran esta vía láctea!