domingo, septiembre 28, 2014

Abrazados...

Comprendió que abrazados en la profundidad de una danza bajo el arco de colores eran capaces de soñar. Un soñar despierto de mirada a mirada. Y así siguieron en la caricia pura de los besos cuando la lluvia en la lejanía era sonoridad de los pájaros. Así abrazos, cierto es. Cada uno con sus puertas como eco de sus entradas y salidas. Se amaban. Esbozan un vuelo que iba más allá de la plenitud de las mareas. Luego regresaban así abrazados, comiéndose a besos. Saboreando esas noches de luna llena cuando son singladuras monte arriba. Sí, arriba ¡Pa arriba¡  Y abrazados llegaban al pico más alto elevaban anclas y con plumas de pinzón azul anuncian su vuelo más alto a la plateada. Se entregaban a ella, abrazados. Y estoy es lo que hay, digo.  Ay de esos sueños que venían los sosegaba en medio de la duda. Sueños que plantaban como árboles en el silencio de la noche y la luna llena. Abrazados. De cada uno de ellos manaba un haz azul, verde, rojo de sus deseos. Desaparecieron, abrazados, en ellos. Adiós dijeron. No miraron atrás. Y en ese instante el firmamento brilló  un astro junto a la luna. El y ella. Ella y el. Abrazados. 

Relatos de arena...(libro)

Relatos de arena. Relatos que van más allá de los sentidos donde se mezcla lo real e irreal en un mundo donde la naturaleza es llamada a la nobleza. Seres que se pierden en sus pensamientos cuyo dolor y ganas de reír es una meta alcanzable. Todo se mueve, todo se estremece en el vaivén de unos monólogos intensos donde la sonoridad de las mareas vierte esos recuerdos, ese hoy que nos encauza en vagar como aves de la paz, de la libertad. 

Caminemos...

Caminemos. Las cristalinas aguas de la vida vienen corriente abajo hacia nosotras con el clamor de un beso más. Aquí estamos. La esperamos. Nos envolvemos en el designio del crepúsculo que con un suspiro nos hace arrimarnos a su frescor. Agarramos fuerte la brisa y el horizonte broncíneo son hojas secas que guardamos en algún libro donde nuestros labios besan sus singladuras. Caminemos , el aliento de los arboledas nos invade con su fragancia especial, hechizante. Monte abajo  corremos rumbo a la armonía entre humanos y naturaleza. Todo es bello. Todo es perfecto. Y seguimos dejando atrás el dolor, esas penas que nos molestan en el ritmo de la memoria. Aquí estamos. Tu y yo. Yo y tu. Escondidas, con las puertas bien cerradas, colgadas en las ramas de los vientos.


jueves, septiembre 25, 2014

El nacimiento...

El nacimiento de un río que inquieta a las aves que bajo el monte verde beben de su sabiduría. La calma apremiante solo el mecer de las ramas cuando la brisa emana belleza. El amanecer. Luces que evocan el equilibrio de las almas, de los pasos por las insonoras orillas del horizonte. Y otra vez la conquista de nuestro corazón. Y otra vez aquí estamos.  Saboreando la distancia, esa llamada de los fuegos de las miradas. Todo es mágico. Todo es ascensión hacia al pico más alto donde lagos intactos en el tiempo transmite cierta verdad. La verdad de lo grandiosa que es la madre tierra. Tu mirada. La mirada de las arboledas. Cierro los ojos y dejo que me embriague de emoción, de su abrazo honesto hasta el fin de la jornada. El río sigue su curso. Su agua inmaculada crea unos lazos tan perfectos que me miro, me observo. Reflejada la imagen de mi esencia me sereno y sigo su rumbo hasta la mar. Aquí estoy. 

martes, septiembre 16, 2014

Empecemos...

Empecemos.
Si.
No.
Tal vez.
Bajo nubes que emanan el dulzor de la aventura.
Aquí estamos.
Así somos.
Animales libres cuyo razonar se declina por un arco de colores
Que nos nutre de la esencia de un vuelo vertical
Hasta las colinas del beso risueño, del beso amargo.
Una lágrima.
Manos que se evaden.
Puede ser la esperanza llegada.
Puede ser el ronroneo de la paz
Que se enciende en los espíritus de alas bonancibles.



sábado, septiembre 13, 2014

Tic-tac.

Tic tac. Tic tac. El tiempo se fuga en el rodar y rodar de las jornadas. Tú ahí, intentando guarecerte en una cueva de los grotescos ojos blancos. Quieres detenerlo cuando el crepúsculo enciende mariposas de variados colores pero no puedes, algo te lo impide. Quieres conservar esos instantes eternos en tu memoria con el aletear de una madurez estática. La vejez te asusta, viene con su pesado saco de piedras y te hace caer cara al abismo. Tic tac. Tic tac. No se detiene y esto crea el emerger de las penas negras que azotan tu rostro. Quieres conservar cada vivencia, que tus recuerdos no se deshagan en mil pedazos. Parece que se van. Y tú corres. Es imposible. Tiemblas hasta el cansancio de tu verticalidad y dices querer dormir. Dormir con el espejo de tus sueños envueltos en la eternidad. Tic tac. Te haces enamorado de la luz pero ella te rechaza, huye de tus pasos desesperados, tristes. No hay otra. Cara a cara con la vida. Rendirse a lo que nos caricia. Aunque su caricia sea de navajas que vuelan a ras de tu esencia. Te desmoronas. Te pierdes. Caes a un pozo infinito cuyo fondo de lodo y púas te desequilibra. Tic-tac. Tic-tac.  

jueves, septiembre 11, 2014

Amanece...

Amanece con el rumor de cierta brisa
Recorriendo cada instante eterno de la memoria.
Seguimos por las rutas de un sol
Que en vertical guarda los secretos de la vida.
Aquí estamos, así  somos
Enganchados con el prender de nuestros sentidos
Cuando la claridad se incrusta en nuestros párpados apagados.
Amanece y un poema se extiende por cada pulso influyente
En alguna roca de este océanos que nos rodea.
Nos entregamos a nuestros pasos
Buscando el rajar del abismo
Un pájaro como animal de la libertad
Vuela alto, vuela firme.
Aquí estamos, así somos.
Bajamos  a beber del silencio de las horas tempranas
Y un canto erupciona entre las lanzas del astro rey
De este entorno que nos observa

Cuando la paz nos acoge en sus manos serenas.

miércoles, septiembre 10, 2014

Que ganas de reir...

Que ganas de reír, se decía. Miraba la luna llena con ese resplandor que hechiza las almas desdichas, afortunados y susurraba una balada a medida que las constelaciones huían. A orillas de una playa vacía emergía como si  aquel fuera el último día de su vida. Que ganas de besar, se decía. Miraba la luna llena con la fugacidad de unas palabras que pierden su significado y cantaba cada vez más alto. Que ganas de abrazar, se decía.  Miraba la luna llena con ese trotar de espumas y algas y cada latido de su corazón crecía y crecía como mujer cuya esencia es el amor. 

domingo, septiembre 07, 2014

Avanzas...

Avanzas como gotas en el aire
Por la belleza de la existencia.
Te arrimas a un pinzón
Cuyo vuelo sigues
En el eco gutural de una gruta.
Allí te quedas quieta,
Así con el frescor de un manantial

Que fluye de tus manos de plumas. 

sábado, septiembre 06, 2014

Te has levantado...

Te has levantado cuando el sol incide en tus párpados como alimento de la vida. Lenta y con delicadeza te yertas ante él. Te tienes que ir. Sí, vagar por esas aceras grises de la ciudad con carta en mano al encuentro de una ilusión. Te sientes cansada. Siempre lo mismo. Puertas que se cierran ante  tus  experiencias. Años de trabajo, piensas, que terminan en una cloaca. El sol que te desenlazó tu ánimo a seguir se ha vuelto tosco, monótono, oscuro. Retornas bajo tu techo cuando eres alianza con la caída del sol. Te encierras. Te miras al espejo. Y tus penas son sombra que se mece con aliento de la desgana, de la desesperación. Vas a la cocina. Solo un bote de leche y un pizco de café. Eso es lo que te queda. Miras tus manos. Manos vacías. Manos ensangrentadas de tanta desesperanza.  Te acuesta y el rumor de los sueños te lleva por precipicios que tienden un puente a la nada. Todos caen y caen. El sudor te despierta. Miras el blanco techo y tus ojos castigados caen vencidos por temor, por el miedo a la miseria. Respiras hondo y la calma vuelve a ti. Mañana será otro día.

viernes, septiembre 05, 2014

Y dije que iria....

Y dije que iría a verla. Sí, a mi ahijada. Esa que apadriné vía carta hace tantos años. El viaje fue largo, fue arduo pero la grata sorpresa de encontrarme cara a cara con aquella joven que ya contaba con 17 años me lleno de gozo. Sí, gozo. Una alegría que derramo lágrimas y lágrimas por mi tez. Vivía en un pueblo de no más cuarenta familias. Y ahí todos estaban. Sí , todos. Me miraban. Con una mirada dulce, extraña de otras tierras, de otros lares. Mis movimientos fueron torpes al encontrarla y la emoción indescriptible. Familias muy humildes, digo. Otra cultura. Otras gentes. Qué enriquecimiento a ser, a mi esencia. Que serán de sus pensamientos. Todos callaban. Nos fuimos a dar un paseo por aquel bello lugar y todo el pueblo detrás de nosotras. Guirnaldas de flores elaborados por ellos recorrían mi cuello ¡Su aroma¡ Me transmitía un cierto equilibrio entre los seres humanos, una cierta verdad de lo bello que puede ser la vida. Allí los dejé. Me fui. Una pena ahondaba en mis entrañas. Un tremor cuando me despedí. Esto es así. Ese nocturno un sueño se introdujo en mi cerebro, un sueño con cierto mensaje llevado por el viento en la última rama de aquellas arboledas de aquella aldea. Volverás. Cuando desperté todo era difuso. Tenía que partir, me dije. Pero con el paso de las estaciones retornaría. Sí retornaría para simplemente ver la verticalidad de ella, de otros bajo el techo de astros que me dicen que sí. Que sí, que todo es posible. 

martes, septiembre 02, 2014

Naciente...

Naciente de caracolas
Adormecidas por el columpiar de la brisa.
La mirada se pierde
Por los laberintos de las mareas.
Cantamos a los pájaros silenciosos.
Cuando la tarde cae.
Cuanta paz hay en el verso
Que emerge en la mirada

Serpenteante por un sol ido.