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Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Vienes aquí, a
este lugar donde las estrellas nos hablan de las inquietudes del ser humano,
donde el amanecer es manantial que recorre cada una de nuestras venas como eco
de nuestro amor a su atmósfera. Nosotros aquí estamos con nuestros rituales,
con nuestra oración a la madre tierra, con nuestras humildes cabañas, con
nuestro quehacer cotidiano. Y tú vienes aquí, pasas de largo en esos vehículos
como si fuéramos un espectáculo. Ya no os
basta con ser caza en pleno
avance de las estaciones por esos lugares donde los animales corren salvajemente
con el impulso de su instinto. Ahora nosotros. Os miro. Os observo. Somos de
carne y hueso. O tal vez pensáis que
nuestro ser es de otra particularidad distinta a la vuestra. Puede que sí ¡Qué
ignorancia¡ Nosotros hijos del sol, de la luna seguimos la ruta del firmamento.
Ellos nos dicen recorrido que tienen que tomar nuestras vidas. Ustedes seguís
la ruta de cazadores que aunque no levante fuego nos hieren, nos hace vagar en
la muerte de nuestra existencia. Sí, tribus en alianza con los dioses del reino
natural. Eso somos ¡Marcharos¡ ¡Alejaros¡ Que nuestra calma envuelta en el
exuberante y perfecta naturaleza es canto unísono a la vida, a la libertad.
Somos alas de los colores que se van distribuyendo durante la jornada y ella
nos dice, nos habla de la danza de
nuestro mañana.
En el crepúsculo del día Elda se levanta y se asoma en la
ventana. Desde ella divisa las gaviotas y escucha el rumor de las olas. Una
cierta añoranza la embarga, la masacra.
Elda:
El alba asoma satinado de un cierto estupor
broncíneo y mi amante, mi amor…¿dónde se halla? Ha desaparecido entre las
tinieblas de nuestras sábanas después de una tormenta pesada en nuestras almas
¿Dónde estará ahora? Se ha evaporado en la inercia de mi danza, de su danza con
la soledad de nuestros corazones ¿Cómo estará? Yo…al principio la quería tanto
como el despuntar de fresnos sobre mis alas dorados cuando en el ocaso mis
labios rozaban sus labios ¡El tiempo nos ha separado ¡Injusta sentencia sobre
nuestro jardín del amor( se sienta en la cama alejándose de la ventana)
¡Cuantas cartas de amor habrán volado desde mi reconditez¡ ¡No me ama¡ La pena
eclipsa mi sonrisa. La penumbra absorbe mi ser. Pero no, no. Deseo retomar el
camino de nuevo y, ¿Cómo ¿ Ese camino donde el arco iris da brinco de alegría.
(el teléfono suena) ¿Quién será? ¿Ella tal vez? Ojala su voz sea de nuevo
torrentes de armonía y poder así ser otra vez parte de ella(Coge el teléfono se
hace un silencio y luego pregunta) Diga, ¿Quién es?
Brean:
Hola Elda. Soy yo Brean ¿Cómo te encuentras
hoy después del desastre del ayer?
Elda:
(llora)
Oh Brean. No puedo soportar su ida. Ahora estoy condicionada por infernal
gemido que aniquilan todas mis ilusiones, todos mis sueños. Y yo que creí que
el amor era eterno…¿Cómo esquivaré estas borrascas que respiran a ras de mi
mente, de mi cuerpo? ¡Sin ella¡ ¡Sin ella¡ Ataúdes juegan con mis lágrimas y mi
pecho tatuado de marchitas amapolas me lleva, me lleva… ¡Sin ella¡ ¡Sin ella¡
Brean:
Cálmate
Elda. Ya verás que volverá sino otro ser
emocionará tu corazón.
Elda:
¡No¡
Ella, tan bella…Tan perfecta ¡Qué su regreso sea ya¡ Sí, ahora. Antes que la
luna nueva sea ceremonia de aridez en mis manos ¡ Mis manos¡ ¡Mis manos¡ Aun
siento mi piel sobre su piel. El olor de su cuerpo impregna la casa. No, no
puede ser Brean. (cuelga el teléfono porque no desea escuchar más a su amiga.
Medita) Y vagar y vagar por la sombra de nuestro ayer cuando vientre con
vientre éramos frutos de lirios. Si, lirios. Esos que en el mercado íbamos a
comprar. Si, juntas. Raíces de un mismo río embarcado en el estelar impulso de
nuestra mirada ¡Cruje su alma¡ La siento ¡La siento. Revoloteando con su
risueño. Con ese olor de su cuerpo que ahora es perfume de estas paredes, de
esta habitación donde hacíamos el amor ¡Estás ahí¡ ¡Contesta¡ ¡Como calla su
ser¡ ¡Como desaparece su luz¡ ¡Ay¡(suspira y llora) Intento recordar cuando de
las manos juego silencioso de los beso acariciaba mi cuello(se levanta de la
cama y se mira al espejo) Intento tocarte pero no puedo. Me miro al espejo y mi
cuerpo desnudo es un pozo de brumas ( detiene su grito y una canción suena)
Coro:
¡El
dolor¡ ¡El dolor¡
Paraíso
desleal
Que nos
lleva a la duda
Como
hijos de la mala fortuna.
Elda:
¡Qué
escucho¡ ¿Quién canta bajo este techo? Sola estoy. Pero presiento un cierto
vagar de almas por ese pasillo que da a mi habitación. Se acercan, se
aproximan…¡Su canto es cada vez más intenso¡ ¿Quién será? No. No puede ser ¡Oh
dioses de este universo¡ ¿Me estaré volviendo loca?
Coro:
¡Desencanto
hiriente¡
¡Tétricas
son los lirios del ayer¡
¡Raída
estas¡
(la
puerta suena)
Elda:
¡No¡
¡No¡ Están ahí pero… por qué ¿Será ella…? (abre )
Eloísa:
(apenada)
Hola Elda ¿Cómo estás? Me ves y ahora callas ¿Por qué? Dime algo ¿Cómo te
encuentras?(Elda no dice nada. Desnuda y con el rimen corrido de tanto llanto.
Eloísa se acerca) ¿Puedo pasar? (Elda asiente pero calla. Eloísa se sienta en
un sillón que hay en una esquina de la habitación. Elda la sigue y se sienta en
la cama. Frente a frente) He venido para despedirme, para zanjar ya con todo
esto…nuestro amor.
Elda :
El nocturno ya asoma y engendra los
primeros astros. Nosotras, aroma de la luna en el fascinante mundo del amor .
Eloísa:
No. No
es noche de amantes. Nuestros cuerpos nunca más será ese leve roce guiado por
la tersa palabra, por la sutil acaricia.
Elda:
No. No
hables así ¡Me martirizas¡ ¿Para que has venido entonces? Para rajar y rajar
más mi corazón con los sables del
rechazo, del adiós.
Eloísa:
Si, el adiós…Tienes que comprender que
todo llega a su fin. Nada es eterno, no somos eternos. Todo ha acabado Elda
entiéndelo.
Elda:
(herida)
Fuertes
turbulencias arrastran mi ser. Olvidarte…¡No¡
Eloísa:
No me evoques Elda nuestra relación ha
terminado. Nada es para siempre. No siento nada por ti. Ese deseo placentero de
ser rama de tu árbol, de ser navegante de la profundidad de tus océanos. ¡No¡
Tu lo has destrozado.
Elda:
¡Yo¡ Yo que procurado protegerte, ser escudo
en cada amanecer de tus singladuras.
Eloísa:
¡Sí¡ Escudo
de mis singladuras. ¡Sí¡ escudo posesivo como cadenas de lavas que me iba
quemando, quemando…¡Sí¡ escudo que iba marchitando mi libertad ¡Si¡ Tus
palabras que solo han acercado nieblas en mi razón. Así me he quedado. No me
ves. Confusa, desconcertada, decepcionada hasta alberga en mí ser el
desequilibrio. Me has tirado erosionando mi personalidad con tu obsesión , con
tu posición sobre mí.
Elda:
¡Solo
era amor¡ No lo entiendes. No es cierto. No he causado ningún mal sobre ti. Eso
es lo que crees pero no¡ Solo era amor¡
Eloísa:
¿Eso crees? ¿Amor?
Elda:
Te
burlas de mí. Te veía tan feliz…
Eloísa:
¡Tan feliz
crees…¿
Elda:
(Rencorosa)
¡Qué rara estás¡ Siento temor. Das miedo.
Eloísa:
(grita) ¡Ya empiezas¡ ¿No te das cuenta?
Siempre lo mismo. Ese es tu amor. ¡Tu la perfecta¡ Y yo…Eres impenetrable.
Zarzas al viento que me abrigaron, que me rompieron.
Elda:
Perdóname amada mía si he fallado ¡No me
abandones¡ Los nocturnos sin ti serán tifón que enhebra serpientes venenosas en
mi, en toda mi existencia ( se hace un silencio. Elda llora y llora. Casi no
puede hablar. Todo es un balbuceo) Perdóname amada mía ¡Vuelve¡ Gira y gira con
tu fascinantes velas de arco iris sobre mi ser.
Eloísa:
(Se
levanta callada. La mira fijamente) Adiós Elda. Muchas fracturas hay.. Yo ya me
he desquitado de ti en mi mente por ello puedo hablarte. Te pido que me
olvides, que me dejes seguir la ruta de otros mares. Adiós Elda.
(Eloísa
se marcha. Elda sola se levanta y se mira de nuevo en el espejo)
Eso pensaba
mientras las estrellas de la noche se iban, se extinguían en las alas nutridas
por la aurora. Sí, estaba enamorado. Cada margarita que recogía en sus paseos
matutinos era el si y el no del amor. Creía en esas cosas o eso parecía. Se
tenía que agarrar en algo aunque solo fuera en una flor. Una flor que a medida
que sus pétalos eran llevados por la brisa le iban diciendo si o no. Su paso
era pausado metido en un cavilar que iba haciendo la imagen de ella en su mente
¿Acaso existía? Se llegó a preguntar. No, no había llegado aún. Pero el era
paciente. Para que tener prisas. Solo se puede apurar si la muerte negra
viniera a por el, a por su esencia. Mientras seguía y seguía con el pensamiento
de la llegada de su amor. De esa mujer ideal que se había creado en su mente.
Una ráfaga de viento fuerte y frío dio con su rostro y eso le hizo renovar la
fuerza de la espera. Se sentía feliz así, solo.
Tú,
Asciendes por
las nubes
Donde el gris
de su mirada
Anuncia una
lejana distancia
Que se estira
y contrae
Como aves en
el aire
En busca de
otras tierras
Donde la
caricia
Sea ese eco de
gotas
Que hace danzar
En la
esperanza.
Solo bailaba
en su paseo. No quería que alguien lo interrumpiera en ese instante de llamada
de su ser, de su esencia. Se detuvo, miró ese cielo que ya pasaba a unas
doradas avalanchas de esplendor. Se sentía maravillado, en conjunción con el
juego que la naturaleza iba creando y respiró muy hondo, muy
profundamente. Se sentía dichoso y no
sabía por qué. Así solo como parte de aroma del crepúsculo que nos guía por las
entrañas de nuestro corazón. Se quitó el sombrero que llevaba, se deshizo de la
chaqueta y con el frío otoñal dejó poco a poco su cuerpo desnudo. Por qué no,
se preguntaba. Entregarse a ese océano cuya sonata anuncia el renacer de una
nueva espera.
El viento
sopla. Déjame en paz, le dice como si cada azotaina la nutriera de cierto
desequilibrio condenándola al silencio. Déjame en paz, le dice. Féretros que
arrojados a las huellas que ella deja la columpia como barco sin rumbo. Gime, a
su espalda el viento, el viento. La empuja con fuerza. Revolotea en toda su
corpulencia hasta casi hacerla caer. No se explica por qué, por qué es tirada;
arrastrada hasta ser bruces de la tierra de lodazales donde el grito efímero la
asusta, la hace temer de que sus fuerzas son cauce de la nada. Contempla la
vida, esa vida que se escurre en la añoranza de ser abrazada por las alas del
amor. Sus emociones son cómplices de sus sentimientos y en la dures de los
pasos por esa senda que ha de seguir es grito.
XX:
Yo aquí. Sola. Aislada de todo mecer de la libertad. Dime viento que he
de hacer ¿Cómo desquitarme de esta pesadez? Esa pesadez que encadena mis manos
a ser piano horizonte de esperanzas.
YY: Tú ahí. Estática. Con ese fallo que
los demás te den aliento ¡No¡ ¡No¡ Alza tus brazos y danza con las fogatas
bienaventuradas de tu ser, de esa conciencia que bien fuerte es y puede
sobrevolar acantilados de donde solo bulle hogueras.
XX: No. No puedo. Me ramifico en
la cobardía cayendo sobre la duda. Me desoriento, el temor hace mella en mí y
parece que el eco de la impotencia me desquita de las ganas.
YY: No pienses, que el cavilar demasiado crea fronteras indisolubles,
difíciles de traspasar en nuestra persona. Solo tienes que dar unos pasos,
saludar a esa brisa que azota tu faz y ser corriente de lo que va surgiendo.
Anímate ¡Tú sola¡ y verás que la compañía ya vendrá con manos de seda. Ya
amanece, los últimos astros soplan otros lugares y tú tienes que salir. Déjate
ir y desquítate de esos prejuicios que nublan tu mente.
XX: Son tan fuerte esos
prejuicios…
Su voz interior calla. La claridad comienza
a ser ubre que alimenta a los pajarillos mañaneros. Se mira en el espejo, un
espejo que roto reparte todos sus fragmentos en el suelo. Ella tiene cuidado al
no pisar, al no cortarse. Piensa que es así la vida. Su imagen ante un espejo
rajado y que tiene que tener cuidado donde poner la desnudez de sus pies ¡Su
desnudez¡ ¿Quién la abrazará?, piensa.
La tarde esta en calma. Las nubes vacías no
pueden llorar. Ella se encuentra en la puerta de su casa, acaba de llegar. El día ha sido agotador.
La casa, el trabajo…. Ella entra por la
puerta de su casa y se sienta en el sofá. Lo primero que hace es encender la tele,
inmediatamente la apaga. Muertes y más muertes. Solo hay desgracias en la caja
tonta, solo estupideces que al pueblo
bajo engatusa carcomiéndole lentamente el cerebro. Enciende la radio, es más de
fiar. Como no hay programa que le interese pone algo de música, una música que
le permita respirar pausadamente para descansar. Ella siente sus pasos
aterciopelados y deja que penetre en ella, deja que la contagie de sueños. Sueños
que se evaporan cuando va a preparar la comida. Esta ella sola y no sabe que preparar.
Su imaginación se despierta igual que su hambre y se le apetece algo apetitoso,
algo a su gusto.
Eva:
Si, una comida
a mi gusto. Ahora lo he de aprovechar. Ahora que él no esta conmigo y dirigía
todos mis pasos, todos mis movimientos. Tienes que hacer esto, tienes que hacer
aquello. La blusa no esta bien planchada.
Mis pantalones, ¿dónde están mis pantalones?, decía a puro grito. Un
grito que era como astillas que atravesaban mi pecho. Y cuando no, su mano ¡Ay su mano ¡ Más que una mano era un cuchillo que impactaba
en mi estómago. Sí, en el estómago, así no se notan las marcas. Esas marcas que
a lo largo de los años te van degradando, como un difuminado. Solo fue un
intruso en mi vida. Si, un intruso ¿Qué se cabe esperar de alguien quien cuando
comparte tu mismo techo se vuelve
extraño, exigente, dominante, obsesivo, celoso, absorbente, dictador? Y un
desfile más de palabras que es casi para no acabar. Ahora me siento libre. Sola y libre. Saboreo
la soledad como ese jardín de las delicias donde las mujeres somos el centro de
atención. Veo la realidad de otra
manera. Yo no soy culpable. Mi sentencia es no ser culpable. El culpable no más
que fue él, y nada más que él. Aunque, a veces, la duda me envuelve. Me
envuelve como el rocío nocturno, como caparazón de espinas pinchándome
fuertemente, como siroco en pleno desierto y me siento caer ¿Soy acaso una
persona capaz? El deterioro me amenaza e insolente guía mis pasos del hoy ¡Un
cierto temor a todo ¡ ¡ Un cierto vaivén que me expande y me contrae ¡ Gravitar
como en tierra de hielo donde la luz es un pozo.
(Una nube de color la envuelve y se observa un puente con dos flancos, el flanco derecho
el del culpable y el flanco izquierdo el de los inocentes y, en su centro, una
especie de sol que más bien parece un juez)
Sol:
¡Aquí, la vida ¡ La vida soy yo, quien dirige
cada uno de vuestros caminos soy yo. A mi derecha tenéis la pena perpetua y el
arrepentimiento y, a mi izquierda, la libertad; la oportunidad de dar comienzo
una nueva vida.
Patricius:
Tú, me dices a mí que eres la vida. Ja, ja, ja.
Sobre mi vida solo dirijo yo. Sobre la vida de ella tiene lo que se merece.
Eva:
Esto no puede ser. Estoy viviendo una pesadilla.
El está aquí, lo percibo, lo veo. Igual que siempre. Con prepotencia, con su
intolerancia. Sin indulgencia hacia las
personas ¡Qué es esto ¡ Es como si la muerte blanca se arrimará a mi.
Me mira con el brillo de sus ojos
¡No¡ No puede ser ¿Acaso estoy
delirando ?
Patricius:
Si, deliras. Te has pasado toda la vida
delirando. Solo ves la sombra que se halla ante ti. Tú sombra. Tu sombra aun me
persigue ¡Qué clase de magia usas ¡ Dile
a tu amigo que se aparte de mi. Bruja, que no más que eres una hechicera. Me
quieres atrapar con tus trampas pero, no podrás.
Sol:
Eva no te preocupes, le ha llegado la hora de su
castigo. Cada marca, cada cicatriz, cada trauma que te ha dejado impregnado en
tus alas las pagará todas juntas.
Eva:
Si, mis labios ¿Podrán besar de nuevo? Serán
esas alas en busca de nuevas bahías ¡No¡ ¡No¡ No confiaré en nadie más. El ha
acabado conmigo y de seguro exterminara a otras tantas. Como volver a confiar?
Es tan difícil después de esta estampida de balas.
Patricius:
Pero,¿qué dices disparatada mujer ? Yo he sido
tu amor. Tu único amor. No hay nadie más, ni lo abra. Y, tú, ¿quién eres para
castigarme? Ella ha encontrado lo que buscaba ¡A mi ¡
Eva:
Dile que se calle ¡Qué calle para siempre ¡ ¿Por
qué he de sufrir de nuevo ? Otra vez,
esa cocina donde el con su alarido me estremecía desembocando en un mar de
angustia. Tu, astro maravilloso, dile que se aparte de mi ¿Qué pasa?
Parece que me desdoblo. Veo una persona exacta a mi frente a mi ¿Quién es?
Patricius:
(En bajo)
Ahora no son una, sino dos. Seguro que va a
incordiar también.
Sol:
Eva eres tú. Tu otra parte. Esa que es veraz,
firme, segura, luchadora, valiente.
Eva:
¡Yo¡ Mi levedad . Lo que no gravita en el cara a
cara.
Sol:
Si. Ella expulsará a este mal nacido de esta
esfera que nos rodea. No merece estar aquí.
Patricius:
Dejadme en paz. Yo tengo mi vida. De ella me he
olvidado.
Sol:
Si otra vida. En que la repetirás lo mismo. La
llevarás por las tierras de las amarguras y el sufrimiento. La llevarás por una
cama de duros alfileres y la harás danzar.
Patricius:
Dejadme en paz. Ello es asunto mío y de ella.
Eva dos:
¡No¡ No es asunto tuyo Patricius:
¡Si¡
Este tema me concierne a mi y a ella. A ella solamente. No tienes llama del
infierno a juzgarme.
Sol:
Yo no te voy a juzgar. Ella es la que dará el
paso. Ese paso que debió alzar cuando vivíais juntos.
Doble:
Si yo designaré lo que será tu mañana. Nunca más
podrás poner tu monstruosa mentira ante las mujeres. Ya no caerá ni una más
¡Entiendes¡
Patricius:
Cállate estúpida mujer.
(Debajo del puente comienzan a verse imágenes
del ayer. Patricius hace como que no quiere mirar. Eva frunce el seño y sabe
que ello lo va a prestar al dolor)
Doble :
Mira Patricius. Mira debajo de ti desde este
puente que estamos. Ahí esta tu pasado y tu presente. Es decir, lo que tú eres
y serás.
Imagen 1:
(Se observa como una laguna ceniza con pétalos
marchitos sobre ella. En su centro sobre sale una mujer de mármol)
Lágrimas grises. Pétalos que se carcomen en cada
sentimiento tuyo. Soy mujer de la libertad, de la libertad que has diseccionado
para no más que dejar rastrojos de mí.
Patricius:
Que dices ida mujer. Cada uno dirige sus pasos y
desemboca según lo que halla hecho. No me culpes a mi. Eres lo que has querido
ser.
Imagen 2:
(La laguna se va volviendo más oscura
sobresaliendo de su centro un cuervo con cuerpo de mujer)
Lágrimas negras. Vuelo que naufraga y se
destruye en cada abrazo de astillas tuyas. Soy mujer del aire, del aire
sulfuroso que tú desprendes.
Patricius:
¡Mentiras¡ No más que mentiras ¿Acaso la creéis ? Yo no recuerdo nada malo de
mi vida. Soy amable, soy cordial y de una comprensibilidad tan colosal que a
cualquiera podéis preguntar.
Imagen 3:
(El tono sigue cambiando. De gris a negro, de
negro a un rojo intenso del que su centro se alza otra estatua roja derramando
lágrimas de sangre )
Lágrimas rojas
¡Impotencia y dolor ¡ Soy mujer de lava y de lluvia de calamidades. Por ti
¡Por ti ¡
Patricius:
Por mi ¡Qué decís¡ Ratas más que ratas que
succiona cuando uno no está en alerta.
Yo no os conozco de nada. De donde salís. Seguro que de esa endemoniada
mujer.
Doble:
Ignorante
¡Soy yo¡ Todo es lo que has hecho
sufrir. Sabes, eres como el calentamiento global trayendo la enfermedad a
medida que avanzas.
Eva:
¿Sol donde andas? Acógeme en tu regazo. No me
dejes sola con él.
La oscuridad viene. Las constelaciones comienzan
a florecer y una radiante luna es ahora
fuente que me he de mecer. El aire fresco se introduce en cada uno de los
orificios de mi vestido. Siento que soy aire. Aire que viene y que va. Aire que
se contrae y se expande. Aire que inspira y espira. Aire que elimina toda la
suciedad.
Doble:
Si, la suciedad en que te ha bañado él. Unos
cimientos jóvenes volverán a ser parte de ti.
Eva:
¿Parte de mi?
Patricius:
¿Parte de ella? Hablas de una nueva juventud
para ella y no sabes que su único amor he sido yo. No hallará hombre como yo.
Doble:
De eso no estoy segura. Tu nada no hace más
que castillos de magmas viscosos que a
quien logras atrapar terminas haciéndola cenizas. ¡Mujer de cenizas ¡ ¡Mujer que la brisa se la
lleva ¡ ¡Mujer que en otra semilla lejana a la tuya florecerá ¡
Imagen 1:
Tu tiempo ha acabado y sigues siendo igual. Nada
más que eres degradación de tu conciencia. Nada más que eres un corazón pétreo
que no ve más allá de tus ojos malevolentes.
Imagen 2:
Tu tiempo ha acabado y la tempestad recaerá
sobre ti. Nada más que eres tierra yerma de tu conciencia. Nada más eres un
corazón de tinieblas sin sentimientos a los humanos.
Imagen 3:
Tu tiempo ha acabado y tendrás que pasar por
todas las penurias que ella ha pasado. Nada más eres un cuchillo de ácido
enmascarado ¿Qué pretendes hacernos ver? Todo lo sabemos nosotras.
Patricius:
¡Locura¡ Esto no es más que una locura de esa
descarada mujer ¡Serpiente¡ Que tu
lengua la extermine una plaga de langostas ¡Locura¡ ¿Esto que es? ¿Como os ha podido convencer esa condenada
mujer?
Eva:
¿Cómo puedes hablar así?
Imagen 1:
Te atreves Eva
Imagen 2:
Eres capaz
Imagen 3:
Venga Eva
Doble:
Ser persona es tu fuerza.
Eva:
Si, me atrevo, soy capaz, tengo la fuerza
suficiente para expulsarlo totalmente de mi vida. Aunque mi voz sea ronca de
tanto callar y callar ¡Cuánto me he tragado¡ Me cuesta hablar. Pero se que con el puedo.
Solamente es un bocazas.
Imagen 1:
Si puedes Eva. Eres libre, tu lucha es la
claridad de tus pensamientos.
Imagen 2:
Claro que puedes como la lluvia otoñal tapiza de
verde los amarillos campos.
Imagen 3:
Tu, mujer de agua. Lo puedes disolver y hacer
nada de el.
Eva:
¡Tu¡ Ser extraño que te has entrometido en mi
vida ¡Lárgate¡ ¡Tú¡ Ser aborrecible que me has robado todo la hermosura que
tenia en mi ¡Púdrete¡ ¡Qué de vuelta este todo lo que me has quitado de mi vida
ulterior ¡ Ahora, comenzará una nueva etapa donde mis alas se desplegaran y se
embarcaran para rajar cada roca impetuosa. Ahora, despertaré de esa muerte de
tantos años y viviré dentro de una esfera de la que solo filtrará cada rayo de
felicidad. Ahora, ¡seré yo¡ Seduciré al amor por respeto, por deseo, por la alegre tonada que
hacen los cuerpos cuando en verdad y en vertical se aman.
¡Fuera¡
Fuera de mi vista ya. Mis ojos enrojecidos quieren ser otra vez serenidad de su
esplendor, de la nitidez.
Doble:
Si Eva. Aun es temprano. Muy temprano. Son años
en lo que tu puedes renovar todo tu ser, toda tu alma más allá de los acantilados
que se pusieron en tu camino. Escucha, escucha el mundo. Ruiseñores pueblan
ahora este lugar y, si te fijas, el puente son alas de pinzón azul.
Eva:
¡Alas de pinzón azul ¡
El ha desaparecido. Se lo ha tragado las marismas
enrarecidas del falso amor. Un huracán ufano despliega toda su potencia y lo
hace fluir entre esas imágenes del ayer. Ahora, me siento más libre aun. Un
paso que he dar. Una mano que he de acariciar. Unos labios que he de besar. Un
cuerpo que he de saborear. Un respeto que me han de ofrecer. Agazapada entre la
duda y la decisión. Tendré que caminar de nuevo. Rápido, rápido. Para embellecer
mi vida con la felicidad.
Me desnudo.
Con la lentitud del paso del día a la noche. Dejo mi cuerpo presente como hija de esta
tierra capaz de tener contacto humano. Salgo
al balcón. La lluvia cae con armonía. Dejo que sus gotas sea mi llanto, que
arrastre todo ese pasado azocado por terremotos. Me acaricio. No me importan
las miradas, no me importa el que dirán. Soy libre ¡Libre de él ¡ Libre de cada
azotaina brusca de sus manos, de sus palabras. ¡Volver a nacer ¡ Concierto que
se mece en alas de un albatros que me llevará lejos, muy lejos. Tan lejos que
las nubes vacías que habían en mi vida sean jardines de tulipanes con el carmín
de mis labios.