viernes, octubre 30, 2015

Miradas y miradas...

Miradas y miradas. Oscilan bajo la sombra de tu ida. Yo feliz. Porque no…porque no ir deshilachando una sonrisa mientras mis alas se retuercen en tu olvido. Me has olvidado…si, lo presiento…hace tiempo que tus ojos no son lumbre de mi rostro desvaído, fatigado. Ahora, a mi manera, busco un faro. Un faro lejano donde el morder del oleaje alcance mis manos, mi vientre para hallarte de nuevo. Sí, otra vez…otra vez girar y girar en las hogueras prósperas de tus labios. Dichoso el sueño, dichoso la veracidad, dichosa las ganas, dichoso recordarte…así…aliada a mí cuerpo con los puentes de arboledas formando un coro que al unísono gritan: ven aquí que el otoño me aprieta. Hojas caídas, pasos inciertos, lluvia vespertina que amputan al astro rey pero tu ahí. Sí, ahí, en un rincón de la penumbra de mirada. Miradas y miradas. Puertas que se abren y se cierran…se cierran y se abren. Bienvenida seas. 

miércoles, octubre 28, 2015

Espaldas mojadas...

Espaldas mojadas
Por la inquietud de un alba
Vientre de nubarrones.
Hojas que vacilan
En la amplitud de las almas
Disueltas en los barrizales
Que lamentamos en la lucha
Por atravesar como cometa blanca
A las esferas de la serenidad.
Ojos abiertos con la mirada a la nada
De rocas rajadas por el silencio duro
De las plumas azules que van a reposar.
Nos levantamos, avanzamos
Aglutinando nuestras manos
Bajo un arco incoloro
Que nos lleva, nos trae
Con erguidos sueños.


domingo, octubre 25, 2015

Un dolor...

Un dolor.
El cimbrar de las ramas.
La oscuridad de la jornada.
Incesante solapados
A una nave del olvido.
La memoria retrocede
Y es cenit de encuentros, de experiencias.
Se desangra la duda
Cuando ameniza las horas espejos rotos.
Te miras.
Te observas.
Te examinas.
Las cadenas son puentes al vacío

Donde has de nacer. 

jueves, octubre 22, 2015

Amanece

Amanece.  En una casa de paredes de pintura carcomida se halla madre e hijo. En una habitación. En la cama la madre. En un rincón sentado en el suelo el hijo.

 Pero a dónde vas hijo de las mil lunas a estas horas.
Nada, busco agua. Si agua que has de beber, que debo de beber. No ves que esta sequedad nos estás matando.
Si, cierto. Pero no robes a nuestros vecinos, ello traerá una batalla campal donde  a ti no te quedará ni el suspiro.
Que no robe. Pero que dices madre. No puedo más. Estoy cansado y sediento…tanto que mis fuerzas son nimias. Necesito beber y tu también de esa agua que da la vida. Mira nuestro pozo, contaminado.  Si  muero por ese delito lo prefiero antes de contaminarme con ese lodo.
No hijo. No. Te matarán, mira que eres bestia. No comprendes. Ya vendrán tiempos mejores. Aguanta, aguanta…hasta que la lluvia rebose nuestras bocas, humedezca nuestros labios.
Estás loca madre. No te ves. Ahí encamada sin nada que llevarte a la boca solo pan y pan. Agua. Sí agua que engendra la vitalidad, el surcar por estos campos aislados de todo bullicio. Iré madre y al primero que tenga agua potable se la pediré sino….
Sino qué. Dime, dime….lo matarás.
Si madre.
Dios santo de todos los Cristos que el demonio no invada esta casa, esta casa oxidada, derruida por tanta mierda. La miseria nos abate, la miseria nos daña, la miseria nos corrompe. Pero hijo…Dios Santo de todos los Cristos  no hagas barbaridades. No me dejes sola.  No ves mi estado.
Si, madre. Veo tu estado y por ello soy fusil al encuentro de tu vida. No es fácil. Pero me hallo descosido al verte tan decaída. Maldita pobreza. Adiós madre, voy a por el agua. Agua que has de beber, agua que he de beber nada más.
Hijo ¡Hijo¡ Aquí te espero, siempre te esperaré…

Y se fue, con la sombra de un sol que llagaba sus ojos, con la rabia de una madre muerta. 

Despacito...

Despacito. Sí, con la lentitud de una lluvia que agoniza en la jornada.  Pasos entre riscos que te darán la lucidez de ser alas de tus emociones. Pasos en los que engendraras árboles cansados de tanto y tanto ser tachados con las navajas del desamor. No te preocupes. Despacito. Poemas del viento que se evanecen en la boca de algún volcán. Lágrimas de cicatrices que te hacen avanzar. Sudas, te yergues y despacito alcanzas el filo de una cumbre. Tu misma. Qué más da lo que piensen.  Arrastras la pena de las violetas bajo la sombra de algún quebrantahuesos. El irá a por ellas y verás que despacito engordarás tu verticalidad en el sentido  de una sonrisa. Sonríe mujer. Que bellos son tus ojos cuando la efervescencia de un otoño te hace ser feliz. Sí, han llegado las lluvias. Te desnudarás y despacito te bañaras con su frescor, con su pureza y serás otra. Despacito. El camino a tomar no está lejos. Solo la calma, la paciencia de tus sentidos te llevará inexcusablemente a tu sur, a tu norte. 

lunes, octubre 19, 2015

Barcas vacías...

Barcas vacías. La extensión de una mar que se nutre de arenas doradas. La pasividad de un pueblo. La calma rondando a través de sus entrañas. Es la hora de la siesta. Paulatinamente los imperios de los rayos solares los embriaga hasta el despertar bajo sus viejos tejados. Somnolientos se yerguen en la cúspide de la paz. Danzan descalzos lentamente. Libres de todo bullicio, de todo estruendo ambientado en otras esferas hasta que la luna los acoja en sus redes. 

domingo, octubre 18, 2015

Ausente...

Desvanecimiento prematuro
Otoño embargado de lluvias.
Oleaje brusco, cortante.
Un cuerpo.
La expansión de los sentidos.
Ausente.
Búsqueda grávida
De los ojos hecho añicos
Por la espesa furia

Del tiempo.

sábado, octubre 17, 2015

la búsqueda...

Vagaba bajo los influjos de un deseo. Caminaba lento, con la parsimonia que en alguna esquina la encontraría. El tiempo era pegajoso, impregnaba todo el ambiente. Su frente sudorosa parecía manantial de su existencia. Ay….pero ese deseo…lo tenía embarcado en su búsqueda.  Su sombra ya no se divisaba. El no se sorprendió. Tal vez el agotamiento de su cuerpo había hecho que se difuminara en las aceras sucias. Se yerto sobre el pequeño paseo marítimo. Horas que no dan lumbre a la existencia de alguien. Solo. Solo y sus pisadas. La mar formaba un verde azulado que cautelosamente lo elevaba que ya estaba cerca. La proximidad de hallar lo que buscaba lo absorbía en nubes de ensueño. Se apresuró. Se descalzó y por la orilla de dorada arena vagaba. No podía estar muy lejos.  Ahí estaba. Escuchaba su voz como eco con se desplazaba vibrante por sus cuerpo. Ese era el secreto. La cogió entre sus manos y la puso en su oído. Sus sueños, sus deseos se habían verificado. Una brisa tenue comenzó a soplar. El entumecido por aquellas palabras se sentó. Si, sentarse. Frente a ese océano bello y maravillo. Lo contemplaba sin decir palabra. La dejó en la arena. Allí estaba lo que buscaba, la ondulación espectacular de esa masa viva de agua frente a sus ojos. 

miércoles, octubre 14, 2015

Acurrucada...

Acurrucada.
Vencida.
Desempolvando la nostalgia
Sobre mareas infinitas.
Agita un viento feroz.
Rostro de espejos
Surcando su yo.
Pétalos de rosa purpúreos
Acogiendo el firmamento.
Estás ahí.
Sí, ahí
Donde las arboledas colgantes

Recuerdan y recuerdan.

martes, octubre 13, 2015

Una luna---

Una luna que roza la polución. Cráteres silenciosos en la densa espesura de una bóveda anaranjada.  Andamos con nuestra fisionomía a través de los cantos del crepúsculo. Todo está callado, todo rememorando cada huella dejada atrás. Un mundo extraño, divergencia de pensamientos que amputan el sentido de su belleza.  La paz, mensajera cuya calma se encoje bajo las cenizas de la nada. 

domingo, octubre 11, 2015

La voz...

La voz de las arboledas que bajo filigranas de nubes se empeñan en ser coro de una laguna de olivino con motivo de puñales baldíos de montañas.  Una luz emerge en el sentido de la serenidad de la tarde. Un octubre donde las aves pescan la resaca de los sueños ¡Qué grande es la soledad¡ Fraccionando cada haz del esbelto silencio.  Arrumbar por otros lugares donde la mirada se pierde. 

la danza

Es hora de levantar, se dice. Llueve con las palabras solemnes de la eternidad. Es hora de danzar, se dice. Se mira en un espejo. Cuerpo pulido a través de los años, de los sueños. Solo un slip se pondría esta vez. Quería lucir su desnudez a todos los transeúntes que pasarán. Se embardunó de aceite para resalta así su fina musculatura. Pero llovía. Un cielo gris se perfilaba ante sus ojos. Salió bajo su techo y comenzó con sus deseos, danzar y danzar. Aceras húmedas le hacían casi resbalar a sus pies descalzos. Le daba igual. La gente lo miraba en sus movimientos perfectos, en esos instantes que su brío navegaba en la verticalidad. Y danzaba y danzaba a medida que la jornada ceniza avanza. Su rostro era dudoso. Era hombre o mujer. No se sabía. Solo su cuerpo y bajo su vientre delataba su sexo.  Y entre más lo observaban se sentía más impulsado a su danza. Su fibrosa sustancia más el rigor de sus posturas atraían a cada mirada. Un espectro de tristeza se le veía en sus ojos idos. Una belleza que sin igual colmaba a todos los que pasaban. Hombre o mujer. Qué más da, pienso.  Las finas gotas no cesaban. Su ser impulsado por los que lo miraban se dejo caer cuando la tarde sucumbía en una noche larga y perezosa. La neblina lo abrigó pero él seguía y seguía en su sudor, en su llanto, en su dignidad. Ceso la lluvia y los nubarrones es escurrían en la fuga. Una luna esplendorosa y armónica nacía al son que él, que ella seguía y seguía. No pararía. No quería parar en la hermosa plateada. Así continuó con el esplendor de sus muecas corpóreas. El cansancio no llegaba. El cansancio eclipsado por su éxtasis.  

sábado, octubre 10, 2015

No te olvides...

Rebosas de cierto aroma que nos hace concluir bajo las cenizas de la despedida.  Sí, ya ha amanecido y has de irte lejos. Muy lejos. Donde las ballenas te guíen por esa senda de la beldad. Aquí estamos, acurrucados, a la saga de tus sueños.  Sigue con ellos. Se materializaran cuando los alisios de lumbre a tu rostro. Mientras anda, vete ya. Deja que el rumiar de las mareas abrace tu cuerpo.  Aquí nosotros nos quedaremos esperando el abrigo de tu verticalidad. No te preocupes ni te desesperes. Alzaremos cierta oración a este universo que nos acoge para tu prosperidad.  Si todo va bien no sabremos nada de ti. Si no regresa. Aquí estamos. Con los brazos abiertos emitiremos la sonrisa que te falta y alcanzaremos la dicha en tu retorno. No te olvides las horas pasan, un tiempo que pasa embriagado de tu esencia.  Enredada en tu adiós no escuchas. Ya sabes, aquí estamos, vigías de ese horizonte que te aguarda. 

miércoles, octubre 07, 2015

Suena---

Suena,
El grito de la alegría
A través de los montes oscuros
Cuando el nocturno describe círculos
De astros sobre lo hondo del universo.
Y si no suena, conspiremos
A los dioses de esta atmósfera
En el escalar a través del aire
Con sueños de alas plateadas
Anticipándose al agotamiento.


lunes, octubre 05, 2015

Un piano...

Un piano. Rosas al viento. Un cuerpo sentado ante él. El eviterno aliento del otoño que lo apresa con nubes marrones, con las ásperas manos de su suspirar. La nostalgia le acompaña. No sé qué ensoñación cubrirá su mente. Seguro que es ella. Lejana, distante, ajena a su trance en cada trozo de sus composiciones. Horas y horas donde el jaleo de un gallo de la madrugada lo hace silenciar. Luego continúa sin tregua con el lento baile de sus manos sobre esas teclas. Inesperadamente lanza un grito a su soledad, a su silencio y se estremece. Sus párpados se cierran es como la muerte presente. Sigue. A amanecido y un cielo azul lo invita a pasear. Se levanta, se viste y con la mirada fija en los adoquines que pisa imagina como será ella, como se encontrará. Bajo el brazo un diario donde anota cada inspiración. Su energía sigue viva. Su energía lo apresura hasta volver de nuevo ante aquel piano. Se sienta ante él. Ya está agotado de tanto y tanto teclear. No hay inspiración pero cierto eco de su proximidad lo despierta. Ojala me recuerde, se dice. Y cae. Sí, en este mes de otoño. Todo se vuelve amargo, con lo insípido de las jornadas. Adiós, dice. Mi despedida está aquí. Tal vez bajo los astros de la luna nos encontremos. Ya estoy viejo. Rosas al viento. Un piano. Un cuerpo sentado ante él. El eviterno aliento de calladas manos.

domingo, octubre 04, 2015

Espaldas húmedas

Espaldas húmedas sobre cayados nacientes de pozos. Un viejo árbol que te habla de ese ayer rajado en la mirada. Lágrimas conformando en el adiós. Sí, el adiós. Cansancio sería la palabra correcta. Un agotamiento creciente en murallas de ortigas. Sí, me voy.  No sé quiero dormir. Dormir bajo los brazos de arenas donde el ronroneo de las olas me alejen, me acoten cada paso, cada ojos en la vertiente de la oscuridad. Sí, adiós. Dejadme descansar…

sábado, octubre 03, 2015

Tranquila...

Tranquila,
Los cuerpos rompen el silencio
De una madrugada dichosa
Embriagada de sudor.
Ahora,
El amanecer
Con la dejadez de los besos.
Nos distanciamos
Sobre los ecos de las gaviotas
Al romper de las olas
Emancipando el deseo.
Tranquila,
Brío de la desnudez
Encadenada al adiós.
Ya nos encontraremos
Calladas, aisladas
Andando por los hoscos terrenos
Donde arboledas extinta
Serán lumbre de nuestro querer.
Solas, aisladas
Atmósfera que nos agazapa

Rumbo de nuestra mirada. 

jueves, octubre 01, 2015

Se va....

Se abre la bóveda celeste para permitir el paso de enrarecidas nubes que anuncian chubascos. Me encuentro aquí. Sí aquí, en la orilla de la playa mirando el horizonte. El reflejo de una mar en calma me trae mi rostros, mis manos, mi cuerpo y ensimismada me quedo observándola. De repente el cielo se cierra con nubarrones gris-marrones y es evidente que pronto la lluvia vendrá. Mi ser se hace más claro en esa agua tranquila, en el reposo del oleaje. Mis dedos se agrandan y arrugan, mi cabello crece en canas, mi rostro demacrado visiona un monte bajo su fondo. Un monte de cenizas y magma. Eso es lo que me espera en lo que logro entender. Suspiro. Temblores penetran en mis piernas y cierto remolino causada hace desaparecer esa espantosa imagen. Me calmo. Todo vuelve a la normalidad, gotas resbalan por mi tez, gotas nacidas del vientre de las nubes. Camino por la orilla. No hay nadie, es temprano y la lluvia espanta a todos. Deprisa…Sí, me apuro y llego a la avenida. Miro de nuevo ese horizonte cenizo y agua.  Me miro las manos se han alargado sus dedos y arrugados. Me toco el cabello solo mechones grises caen en mis manos, enmarañados. Sí, ha sido larga la espera o mejor dicho este decir que no al amor. Me doy cuenta que aquella verticalidad tan asumida que tenia se tambalea para caer bajo los rastros de una vida ida. No al amor. Destino que me aprieta entre candados hasta solo abogar como perro verde por los adoquines de la desidia. Ahora, es tarde. Me miro las manos  y mis dedos son largos y arrugados. Cojo un mechón de pelo y es gris quebradizo. Ya no puedo avanzar. Alguien se aproxima. Me tiende la mano. Me da la sensación de que es como un auxilio. Se la doy. Se va y en mi solo queda recuerdos negros, recuerdos ascendentes bajo las tinieblas de la espera.