lunes, febrero 28, 2011

UN INSTANTE ETERNO(RELATO)


Vago en el abrupto templo de la ciudad, cantinelas de pajarillos posan sus alas en ramas grasientas por la polución. Ando por el manar de vehículos con sus gases mortíferos a larga para la salud, la gigantesca bola de fuego que nos da calidez luce hoy su traje naranja de gala, la bóveda un intenso celeste. Tan perfecto que se diría que esa obra maestra de la naturaleza es realizada por un gran artista. Vago con mi sombra, que a ras de mí amortaja todo recuerdo de ayer obtuso. Solo aquello que ofrezca energía constructiva y el presente me sirven para seguir. Me paro en una cafetería, son horas tan tempranas que necesito un café. Una cafetería cuya terraza da a un océano límpido, a un océano gigantesco, a un océano animal de bucles verdes y azules. Me sirven el café, su humo es espiral donde circulan mis pensamientos, mis sueños. Hay una señora que se me aproxima con sus muletas, trae consigo una silla de las que están allí.
-¿Puedo sentarme con usted?- me pregunta tímidamente
-Por supuesto que sí- contesto yo
Sus manos son monumento de la madurez, del trabajo, de la vida atrás. Sus ojos, dos perlas grises que describen la nobleza de su personalidad.
- Es que no me gusta tomar el café sola. Y…
- No se preocupe señora. Siéntese aquí conmigo.
- Somos pasajeras de los desiertos, de la abundancia de esta tierra, de las desazones de la vida pero a la vez de la riqueza que se va enervando en nuestra reconditez.
- Sí, lleva usted toda la razón.
- Somos sensibles, monte por el que la serena lluvia nos hace respirar y exhalar algún que otro suspiro en murmullo con su musicalidad. No hablas, me miras y me observas. ¿Algún dolor o es que eres callada?
- Soy más bien callada. Me agrada escucharla y …
- Sí, escuchar este bello océano que nos envuelve tal vez en nostalgias. Recuerdos felices que por un momento atrapamos y los hacemos presentes.
- Tiene mucha razón.
- Me despido de ti muchacha. Me voy a dar un chapuzón.
- ¿A estás horas? No tiene frío.
- No te preocupes no se siente el frío, la temperatura del agua está más o menos igual que la del ambiente. Me despido muchacha. Recuerda estos momentos como un pequeño beso eterno de la vida, un instante imperecedero que hará reír a tu corazón, a tu corazón.
La señora se marcha. Yo sigo con mi café, un huracán de alegría se mezcla con mi calma, con mi silencio. La observo. Se va a bañar a la playa. ¿Quién tuviera su espíritu? Ella tan delicada, tan frágil es decidida. Quizás más adelante, con el paso de los años. Ahora guardare este instante como eterno.

Como alegra....(poema)

Como alegra el azul de tus vuelos
En el arrojo de pinocha por el viento.
Erupcionas en esas fogatas ya extinguidas
Arrebatando la melancolía de las miradas,
Suspirando un silencio entre pinares,
Arrebolando la fragante melodía de la madre naturaleza
Con la emoción de tus trinos.
Dices que estás enamorado,
Enamorado de las cumbres
Cuyos senderos te llevan a la libertad,
A ese rito particular de ser beso balsámico
De cada roque, de cada alelí
Estallido de cascadas de arco iris.

miércoles, febrero 23, 2011

divagaciones de una tarde


Todo es cuestión de esas alas de la imaginación para que tú seas cima del vuelo más emblemático, guía de tus sueños.

martes, febrero 22, 2011

Y vuelas alto


Y vuelas alto
Mientras el frío lejano
Es queja en otros lugares.
Vagas aún en esos templos
Donde el crujido de un cernícalo
Da sabiduría a tu existencia.
Arropada por el amor
Eres abundancia de felicidad,
Felicidad que compartes a cada rostro
De calles espectrales
Donde el grito de la pena es despejado
Por un saludo.
Hola, ¿Cómo estas?, dices
Anidando así a las almas desnudos
El sabor de los sueños, del calor.
Y vuelas alto
Mareas te abrazan, te hacen el amor
Y tú te dejas, te dejas llevar
Por las llamas de la pasión.
Descuartizas la mesa sin el aroma de las flores
Cuando en cualquier cafetería
Entras y eres sorbo de un café.
Sí, es temprano, aún la oscuridad pisa esta tierra
Y tú, vuelas alto
Solo quieres unas florecillas sobre ese mantel blanco
Que da cierta impresión a muerte,
Muerte de los sentimientos, del aroma de la naturaleza
Solo el ronroneo de una caja tonta
Que nos hace cada día más y más burdos.
Esplendorosa la hoguera de tu volar y volar
Por esa vertiente de esperanza
Aunque andes aprisionada a tu soledad.
Venga, sigue así
Verás que algún día el arco iris
Será puente de manos nobles, pacíficas
Junto a las tuyas.

viernes, febrero 18, 2011

Divagaciones

Pasa el viento a ras de esas cumbres donde mis llamaradas son duermevela de mi corazón. Quiero ser caricia de un pinzo azul escurridizo, la naturaleza me llama. Y cuando lo consigo de nuevo vuelvo a la mar. Oleaje que se extiende por mis manos hasta sombrear el fenecer de ese astro broncíneo en el horizonte para resurgir en el pensamiento ágil y constructivo bajo la danza de la luna rota. Y danzo sobre corales a la deriva de mis sentimientos. Sueños colonizan mis movimientos que al unísono de gaviotas extraviadas desean la paz en este globo azul. Por qué no. Desear la paz donde la impetuosa tempestad grita libertad, divinidades por las que hay que ser lucha con espadas de arco iris. Pasa el viento a ras de mi rostro el refluir de mariposas verdes en mi cuerpo desnudo es pasadizo por el que habito tiñéndolos de esperanza. ¡Adiós al hambre¡ ¡Adiós a la sed¡ ¡Adiós a las armas¡ ¡Adiós a ese odio de las tragedias, de las penas¡ Los yacimientos de la nobleza de las almas está bajo ese volcán dormido de nuestra mente, de nuestro corazón.

sábado, febrero 12, 2011

Y tienes que soñar...(poema)

Y tienes que soñar,
Es cierto, en la bravura de las alas
Que siguen amándote
Cuando buscas, exploras, examinas
Esa mirada allende a tus ojos.
Sueña bajo un cúmulo de astros
Cosecha de un universo
Edificado por la fragancia
Pura y serena como la mar de amapolas,
Como el aire del amanecer
Que a hurtadillas se extiende por tu rostro
Cuando eclipsas tus párpados.
Y tienes que soñar,
En tu callamiento, amando ese encuentro
Con las rápidas nubes que acechan
Tú andar y andar por plomizas aceras.
Sueña con el vigor de un relámpago,
Con la invisibilidad de un trueno
Surcando la belleza, tú belleza
Que viste de laurisilva la libertad.

jueves, febrero 10, 2011

El río(relato)

Existió una vez un pueblo, un pueblo donde la frondosa odisea de sus montes era esplendor al observar fluir su río. Un río que daba esbeltez a las siembras. Siembras siempre coloreadas por los rayos solares por un verdor y un amarillento resplandeciente. Gracias a ellas sus vidas eran proliferas, rasgueando felicidad en cada uno de ellos. Hay que ver aquel río que daba sombra a todo el pueblo. Con su serpentear maravilloso, con sus doradas aguas cuando el ocaso era anuncio, con sus claras aguas cuando el sol era bandera de la bóveda celeste, de serenas aguas cuando algún que otro lugareño iba a remojarse o beber un poco de él. Hay que ver ese río sonriente en las primeras horas, en la fresca, cuando todos iban a recolectar, a sembrar, al mercado a dejar la mercancía o regar sus campos. La verdad que la vida en ese lugar era un placer, el placer de una cotidianeidad vinculada entre montañas, apartados del mundanal ruido, de las prisas. Pero, llego un día. Un día inesperado, un día que se transformo en muchos días en un sequía asesina. El río comenzó a secarse, a destellar un tormento que derivo a los campos sembrados, a los árboles, a todo el follaje allí existente incluso, a las gentes de ese pueblo. Todo se fue secando de tal manera que aquello parecía un campo de muerte, silencio y desolación. Ellos, necesitaban de su trinar diario, de su canto colosal a la naturaleza, de su amor por las tierras. Por ello, una jornada que era más precaria que otras, todo el pueblo se reunió junto al río. Comenzaron a rogarle, a suplicarle el por qué, el por qué de todo esto. No hallaron respuesta solo un silencio atroz peinando sus campos con un olvido de la frondosidad. Entonces, decidieron cavar. Cavar en el río una especie de túnel para así ser parte de él. Querían morir junto al río ya que era el único que les ofrecía ilusión y esperanza. Todo el pueblo se puso en marcha con sus piquetas y sus palas. El río al sentirse tan amado les habló:
“ Gracias amigos míos. Gracias por cavar vuestra tumba dentro de mí. Yo no quiero ser fosa común de vuestras vidas. Queréis morir conmigo pero, yo, no he muerto aún. Aún soy sol de vuestro fruto. Aún soy vena de de vuestra siembra. Cuando la luna llegue ya veréis. Ya veréis como mí, de mi corazón, surgirá de nuevo el agua que necesitáis para sobrevivir. Seré brío portentoso para vuestros campos. ¡No os enterréis¡ ¡Esperar¡ Esperar el despertar de la luna”
Al escuchar las profundas palabras del río dejaron de cavar. Sin embargo, los días pasaban y nada de nada, estaban desesperados y no eran crédulos a las palabras del río. No sabían como afrontar esa perdida en sus vidas y querían morir junto a él. Se introdujeron en ese túnel cavado sin nada y se dejaron que el hambre, el frío, la sed los atacara cruelmente. Nadie decía nada. Todo era un silencio demoledor. Pero, llego ese día. Un día inesperado porque ya no sabían si era de día o de noche en aquella gruta cavada por ellos mismos. De las paredes comenzó a surgir como un líquido marrón. Ello hizo que se despertarán de ese letargo inclinado a la muerte. ¡Parecía un milagro¡. Ya casi sin fuerzas uno por uno fue saliendo de aquel lugar llevándose una sorpresa, estaba lloviendo. Una luz de ánimo se formó en sus ojos, en sus cuerpos. Era tanta la felicidad por aquel retorno a la vida que a partir de ese día, cuando había luna llena, le hacían una ofrenda al río.

miércoles, febrero 09, 2011

Deseas volar...(prosapoética)

Deseas volar. Esquivar ese frío del silencio de tus labios, de tu cuerpo que solo es pozo que te da cobijo. Ahora con el invierno tiemblas. Tiemblas de la mala herida de la soledad, de los sótanos que descubren tu sonrisa disimulada cuando intentas huir. Deseas volar, necia es la vida que tras un sol animado de esplendor y sabiduría te deja escapar por los caminos de colmillos donde el amor no está. ¡No está¡ Pero presiento que a veces te levantas, te elevas espantando el horror de las fisuras de tu espíritu y sigues. Sigues sin el lamento atroz que tambalea tu esencia de mujer. Continúas sin la infértil hoguera que se te arrima, que te hace sombra, que te escupe y vuelas. Vuelas con la lejanía de tu mirada al atrás, vuelas con la belleza de tu corazón.

lunes, febrero 07, 2011

El paso del tiempo...(poema)

A lo lejos suena una flauta
Al ritmo de un beso arrastrado por viento frío
Y esa esfera de fuego goza de su algidez.
Presiento como te vas,
Como te vas consumiendo en el ulular de las horas.
¡Malditas seáis¡, digo
Que no detienen el paso del tiempo
Mientras danzo atada a hilos
Que manejan mi destino.
Soy escena de barrancos, de acantilados, de angostos desfiladeros
Donde desvaídos tambores me sumergen bajo un añejo roble
Del que cuelgan mis ropas, del que admiro su desnudez.
Me abrazo y le confío el adiós.
¡Qué despedida tan cruel¡
Ahora solo me queda cantar a la ciega luna,
Cantar a tus labios extinguidos,
Cantar a un sueño verde,
Cantar al adiós.
¡Maldita despedida¡
Muerte de una mirada,
Muerte del calor de tus manos,
Muerte de la belleza de tu sonrisa.
Si, la esperaba.
Esperaba la marejada de tu ida,
El estriar de mis labios de tanta hojarasca
Engendrada en el llanto de mi corazón, de mi corazón.
Cariño soy lánguido cernícalo desorientado
En los campos del ensueño.
¿Cómo te recuerdo?
Sí, tierna, afable, amante de la felicidad.
La añoranza es piedra, es siempreviva
De ese otoño en que te fuiste, en que te fuiste…

A MI ABUELA

domingo, febrero 06, 2011

CUANDO NOS DESCUBRIMOS...(RELATO)

El alba es alianza de los pajarillos que con su vivaz allegretto dona la bienvenida al ritmo del universo. Embelleciendo así esa atmósfera de las almas en el renacer de las singladuras. Siempre despertamos a igual que ellas. Ellas cuyo nombre no menciono en estas líneas aprisionadas por el destiempo. ¡Qué más da¡ Más crucial es lo que surcan en sus corazones. Corazones de magmas ardientes en el concebir del amor.
Ella levantó cuando en su ventana un golpe de viento hizo que se abriera haciendo bailar las cortinas al son que el astro rey incidía en su cuerpo y daba la bienvenida a las callejuelas de la ciudad. Su amor del mismo sexo, de cuerpos similares parecía no despojar sus párpados del sueño sino levitar en el liar de su cuerpo junto a su amiga. ¡Amigas¡ Más que amigas. Ella se aproximó tersamente a su faz y con la sedosidad de sus labios y la pureza de sus manos acaricio su piel.
-Amor mío- susurró ella al oído de su amiga- Ya es hora de despertar querida mía. Las gaviotas que conforman nuestras almas brotan sus cumbres en nuestra pasión.¡Un amor dichoso¡ Acaparado por el solaz de nuestra respiración. ¡Despierta¡ Despierta que hemos de descubrir ese repujar brioso de la naturaleza en nuestro amor desterrado.
Su amiga lentamente eclosiona sus párpados luciendo una llama de rubor en su mirada.
-Déjame descansar- dejó caer su voz su amiga- Hemos atravesados muchos caminos, muchos desencuentros, muchos desiertos y siempre igual. ¡Siempre igual¡
Sus labios se rozaron con la calidez de sus cuerpos. Cuerpos en la deriva de sus sentimientos, de sus deseos.
-Mejor es quedarnos en este rincón, donde las paredes son secretos, donde nuestras palabras y forma de querernos son libres. Donde tú y yo somos un solo vaivén de auroras. ¿¡Para qué¡? Para qué quieres atravesar nuevos pantanos. Acaso no ves la paz, la felicidad y el briznar de nuestro amor bajo este techo.
- Te entiendo pero yo deseo volar. Ser parte del aire que nos ronda. Ser eco arraigado de mi amor por ti. No quiero este eclipse constante que no más que son brumas en nuestra verdad del amor. ¡ Amor embarcado en un mismo universo¡ No unos luceros marginados de esta esfera. Yo anhelo gritar mi amor. Decir esta es mi compañera, mi pareja, mi fiel sendero en llamada del calor, ala de mi ala.
- Calla.¡Calla¡ Ahora la fortuna es lumbre luego las balas serán ese estruendo que afligirán a nuestro ser.
Su amiga se calla. Ella la examina para intentar adivinar lo que se cuece en lo más hondo de ella. La entiende.
- Dime, cuando nos marchamos de nuevo.
- Ya, ya es tarde. Debemos colmar nuestro vuelo por ese océano al son de las candelas de las sirenas, de las náyades, de los delfines y ser despecho de las palabras reacias a nuestra ruta.

Desnudas con el último acto de amor son cuerpo a cuerpo de la llamarada que emana de sus adentros. Al finalizar se levantan, se acarician, se dan de la mano y son metamorfosis de un albatros plateado al encuentro de esas cimas donde puedan hospedar sus ilusiones y libertad.

Suavemente...(prosapoética)


Suavemente, desfile de incontables flores en sintonía con el viento, con el viento…Te desnudas ante un espejo azul y yo detrás soy refulgente péndulo que en su mecer espera, aguarda que te gires y me mires. Suavemente te voy amando, confeccionando una caricia lejana en tus pensamientos, evaporándose a medida que conquistas otros horizontes lejanos para yo ser faz de tu cuerpo, de tu mirada. Suavemente mis manos recapacitan su hambre, sus deseos de ser seda de tus labios. Hojas muertas me describen, hojas que con el paso del tiempo eclipsan el reverdecer de tus ojos en los míos. Necesito mirarte. Sí, vagar por el sueño de un arco iris sin el oscilar sombrío de un amor que se va. Suavemente retorno a tu aliento dueño de mi duda con el nacimiento de la jornada, me sumerjo en las vivaces bandadas de gaviotas mensajeras y el blancor de sus palabras me dicen de la nada, de la nada…

Suavemente...(prosapoética)


Suavemente, desfile de incontables flores en sintonía con el viento, con el viento…Te desnudas ante un espejo azul y yo detrás soy refulgente péndulo que en su mecer espera, aguarda que te gires y me mires. Suavemente te voy amando, confeccionando una caricia lejana en tus pensamientos, evaporándose a medida que conquistas otros horizontes lejanos para yo ser faz de tu cuerpo, de tu mirada. Suavemente mis manos recapacitan su hambre, sus deseos de ser seda de tus labios. Hojas muertas me describen, hojas que con el paso del tiempo eclipsan el reverdecer de tus ojos en los míos. Necesito mirarte. Sí, vagar por el sueño de un arco iris sin el oscilar sombrío de un amor que se va. Suavemente retorno a tu aliento dueño de mi duda con el nacimiento de la jornada, me sumerjo en las vivaces bandadas de gaviotas mensajeras y el blancor de sus palabras me dicen de la nada, de la nada…

sábado, febrero 05, 2011

LA ESPERA..(POEMA)

Andas por aquí,
Perdida entre nebulosas perennes
Que cabalgan por un universo oscuro
Apoyadas por eco del amor.
Sí, el eco del amor
Sombra de montes y mareas
Cuyo regazo es siempre
Hogueras donde tu espíritu aguarda.
No desesperes
Arrójate sobre ese vendaval aterciopelado
De pétalos de rosas y aspira la espera
Para cuando llegue, para cuando llegue…
Déjate llevar por el silencio
Solo perturbado por perros naranjas, por pájaros verdes
En el hueco del crepúsculo.
Andas por aquí,
Como siempre, suspirando de ese amor
Entre florestas de estrellas,
Los vestigios de tus derrotas, de tus errores
Se suman y suman retornando a un ayer
Que tal vez sea nieblas que te linchan
Sin saber el por qué.
Desnúdate y sé estallido de la expansión,
Extiéndete sobre olas de plata
Cuando la luna dice que te escucha
Y serás olvido, y serás recuerdos.
Olvido y recuerdo purificado en la bonancible
Danza de la espera, la espera…

martes, febrero 01, 2011

LA INSONORIDAD DEL VÁSTAGO(TEATRO)




LA INSONORIDAD DEL VÁSTAGO

INTRODUCCIÓN:
El sórdido estruendo es eco agonizante para aquellas almas donde el hombre es depredador de la conciencia, de los sueños de libertad.
Tierras lejanas donde se mezcla las tinieblas y la pólvora en los rostros. El cielo se dibuja cenizo, el astro rey solo alumbra tragedias. Solo el rojizo de unas ciénagas donde los cuerpos ambulan entre amputaciones, demacraciones, atormentados salvajemente para el resto de sus vidas. Ahí se encuentra un niño combatiente y un anciano entre las ruinas de un viejo muro.


1º parte
Un niño con fusil en mano descubre al anciano. Apunta con su fusil al anciano. El lo mira, no tiene temor.

Anciano:
¿Qué pasa? Por qué tú que estás en las primaveras de la vida me apuntas. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Sabes lo que haces?

Niño:
(No deja de apuntar. Su rostro se baña en sudor)
Yo. Valiente luchador entrenado por un general solo soy arma cuyo objeto es la muerte. Tú muerte. ¡Mi condición es la muerte y tú condición es la muerte¡

Anciano:
¿Vas a caso a matar más mi vejez? No ves que ya soy viejo y que mucho no me queda. Dime, joven ¿haces sólo lo que dicen tus superiores ¿

Niño:
Educado para matar para la victoria de mi pueblo. Sí, te voy a matar si no eres de mi parte. Mis superiores lo dictan y yo soy promesa.

Anciano:
Qué rectitud la tuya. Quien te ha engañado niño.

Niño:
No soy un niño. Soy soldado estúpido.

Anciano:
Das pena. No sabes nada de la niñez, de tu niñez. Se ha ido por culpa de unos cerebros malignos. Han hecho de ti un corazón de roca.

Niño:
Soy roca y dinamitas. Un campo de minas para los enemigos. Sin perdón, sin indulgencia, sin caridad a los enemigos de nuestro pueblo.

Anciano:
Qué lástima. Te han amortajado en vida. Tus sentimientos se han eclipsado. Te han hurtado tus alas rosáceas de la niñez. Dime ¿Cuántos años tienes?
Niño:
Y a ti que te importa. Para llevar un arma no importa la edad.

Anciano:
Eres muy joven aunque andas hipnotizado por esos malditos ¡Deja esa arma¡

Niño:
Soy joven y soy hombre. Tus sienes van a estallar. Esto se está prolongando demasiado.

Anciano:
Me vas a matar ya. Me vas a arrebatar así el alba que se avecina.

Niño:
¡Sí¡ Eres enemigo. ¡Baja la cabeza¡

Anciano:
Yo no soy tu enemigo. Ellos son tus enemigos. Esos que te dirigen y han quemado tus decisiones. ¡Esta absurda sangre¡ ¿Cuándo parará? Solo hay cuerpos arrojados a acantilados donde buitres vienen en busca de más y más.

Niño:
Si no eres mi enemigo. ¿Quién eres?

Anciano:
Alguien igual que tu. Sangre de tu sangre en esta desterrada parte del mundo. Ahora eres solo objeto y no persona. ¡Me duele tanto¡ Tus superiores no más que te han inundado de un futuro inútil para luches ciego. Eres la mirada de la muerte y al mismo tiempo estás en primera línea para saborearla. Se aprovechan de ti.

Niño:
Levántate. Responde a mi pregunta. ¿Qué haces en medio de la lucha?

Anciano:
Acaso, ¿eres ciego? No tengo piernas y mis manos están tan agotadas que solo esperan mi último suspiro. La muerte. Esa muerte que tan amiga eres.

Niño:
Aquí donde estás nadie te matará, entre estas ruinas. Estás bien atrincherado.
(Baja el fusil)

Anciano:
Tú me viste. Otros igual que tú me pueden descubrir.

Niño:
Te vi porque iba a esconderme aquí para atacar, para disparar a todo embustero que se cruzará en mi camino.



Anciano:
Dime, ¿Cómo te llamas? No escuches las ordenes que manejan tu cerebro y acompáñame.

Niño:

Me siento porque mis piernas se sienten cansadas. Aunque ello es falta de valor y por esto seré castigado si se enteran.

Anciano:
¿Es falto de valor el agotamiento? Una bala menos no implica una batalla ganada. No gana el más descabellado sino el más inteligente. No gana el más atroz sino aquel que con su paz vuelca a los corazones.

Niño:
Nosotros somos inteligentes. Inteligentes y valientes. Por ello triunfaremos. Hay que extinguir al enemigo y ello con la paz es absurdo.

Anciano:
Eres un niño. Un niño pequeño y débil. Tus enemigos son fuertes, altos, robustos.

Niño:
Soy un hombre. No me digas que soy un niño. Cuando lucho soy como ellos o más.

Anciano:
Eres alto por estar educado en la mentira. ¿Ves esta piedra?

Niño:
Sí.

Anciano:
¿Ves esta otra?

Niño:


Anciano:
Se diferencia que una es más grande que otra. Tú eres la pequeña. Mira como la grande aplasta a la pequeña.

Niño:
Yo soy la grande.

Anciano:
La grande es tu jefe. Tú para tu jefe no eres nada solo una ametralladora al encuentro de la muerte.

Niño:
No. No es así. El nos quiere. Nos promete un mañana mejor sin esos intrusos. Ellos manchan nuestra sangre.

Anciano:
¡Mentira¡ Todo es mentira. Solo por tu superiores corretea la venganza y por ustedes. Ay ustedes…Eres tan vulnerable, tan inocente. El os hace sordos, ciegos a la realidad.

(El anciano pone su brazo sobre el hombro del niño, quiere transmitirle toda la calidez que el lleva dentro)

Niño:
Siento tu aliento en mi cuello.

Anciano:
¿Te molesta?

Niño:
No. No. Solo es una sensación extraña. No podría explicártelo.

Anciano:
¿Cálida?

Niño:
¿Qué es cálida?

Anciano:
¡Cálida¡ Es el abrazo del amigo. El contacto humeante que da calor para el crecimiento del espíritu. Es el amor ¿Qué sientes?

Niño:
No sé. Nunca me ha atrapado la palabra cálida.

Anciano:
Acaso, ¿nunca te han abrazado?

Niño:
No señor.

Anciano:
Solo has recibido latigazos. No sabes nada del amor.

Niño:
He oído hablar del amor. No crea que soy tan tonto. El amor con una mujer para que nazcan otros como yo para combatir por nuestros ideales.

Anciano:
Grises rejas aprisionan tu cerebro. El amor no es engendrar. El amor es la palabra, la calidez, la ternura.

Niño:
No te entiendo.

Anciano:
La palabra es la compresión al unísono que circula de tu alma hacía el ser amado. Yo con ella te respeto. Tú con ella me respetas a mí. Con ella se entona el sufrir, la alegría y todas las virtudes humanas.

Niño:
Tu palabra es rara. No hay lucha. Solo calma de una noche cuando no somos esculpir de las bombas.

Anciano:
La amistad entrelaza a las palabras suaves, comprensivas, atentas y justas. Con la amistad puedes mezclarse en un paraíso donde las estrellas y tu conciencia son tus únicas guías. Confía en ella. Confía en mí. Te ayudaré con ella a salir de esta penuria. ¡Esta asquerosa agonía de los hombres y mujeres¡ ¡Ay¡ Yo soy amigo tuyo si tu me dejas. Si tu me dejas te enseñaré un mundo nuevo. Un mundo donde las palabras y la amistad circulan como aves libres, libres…
(En medio de un bombardeo parado transcurre entre ambos el silencio. El anciano pone una mano sobre el hombro del niño)

Niño:
¡Tus palabras¡ Me dan confianza. Es como un imán que me aparta de mi mundo, de mi lucha.

Anciano:
La ternura es la melodía de los pájaros, son las palabras del corazón, en el tacto de mi mano con tu mano, es la acogida de mi ser en tu ser, es la cima del amor que puede ser de tus padres, de tus amigos…

Niño:

Tú eres ternura conmigo. Tú eres calidez conmigo. Tú deseas mi amistad y yo te concedo mi palabra. Estoy confuso pero hay algo que me dice que eres amigo, que eres hermano aunque no se muy bien el significado de esas palabras.

Anciano:
Me alegro de comiences a confiar en mi. Es la calidez y la ternura con una pequeña dosis de amor lo que te convence de mí.

Niño:
Soy duda sabes. Es como si me hicieras estar en dos bandos: entre la guerra matando a todo intruso o ser combatiente de la tranquilidad, de la paz.

Anciano:
Sonríe niño. No has soltado sonrisa desde que estamos hablando. Se ha ido de ti o nunca ha existido. No has amado ni te han amado. No has sentido el alboroto de la hierba cuando sopla el viento jugar contigo. Solo unas tinieblas sonámbulas buscando el diseminar de tu cuerpo por un campo de rosas enlutadas. Solo cadavéricas arboledas de espinas abriendo tu ser más y más hacia el odio.

Niño:
Por lo que me dices es que he estado toda mi vida engañado.

Anciano:
Si hijo.

Niño:
Te entiendo pero se me es difícil.

Anciano:
Porque duermes en un sueño que no es el tuyo.

Niño:
Dormir bajo incendios
Retumbar febril del lamento
A un aliado de la masacre.
Brota el fluir de la sangre de mi cerebro.
Pesadilla infiel de todos los nocturnos.
¡Gritos que asustan¡
Aunque yo intento ser tapia
A ese gemir tormentoso.
Su muerte se aproxima
Y yo intento cegar mis lágrimas.
Su cuerpo es ruina
Y yo intento despertarlo.
Su rostro es fosa
Y yo intento olvidarlo
Mi mejor compañero ha muerto
Bajo la inclemencia de la lucha
¡Ha muerto¡
¡Ha muerto¡
Y nadie lo hará revivir de nuevo.
Sus ojos me rajan, me rajan
Me avisa a mí también
Del fin de mis días
Y lo deseo
¡Lo deseo¡
Como medio del olvido.

Anciano:
(el anciano cuidadosamente se levanta de su posición y le hace unas señas al niño)
Vamos a mi casa.

Niño:
¿Al refugio?

Anciano:
No. A las fueras de este torbellino mortal.

Niño:
¿A dónde ¿
Anciano:
Yo se de un pasadizo que nos aleja de todo esto. Ayúdame y llegaremos.




ACTOII
(Ya han atravesado el pasadizo el niño y el anciano. Ahora se encuentra en una vivienda subterránea que resulta ser cómoda y acogedora. Es amplia, iluminada por candelabros.)

El niño:
(con asombro)
¿Es esta tu casa?

Anciano:
(Se sienta sobre una alfombra que ocupa toda la vivienda e invita al niño a sentarse)
Si, es mi casa. Nunca has estados en ninguna. Se ve reflejado en tu rostro que solo has estado bajo los techos de la destrucción. Esto es una casa, un hogar donde existe el afable descanso.

El niño:
Nunca había estado en un lugar así. Me impresiona. Parece cómodo. No se como explicarme. El silencio. No se escucha el estruendo tormentoso de las bombas, de las metralletas.
Yo me críe sin mis padres en un campo de militares. Dormíamos en el suelo-uno junto al otro- con la frialdad de la noche y con única lumbre la luna para hacernos hombres.

Anciano:
(Sus ojos eclosionan en tristeza)
Aquí, en mi casa, eso que me cuentas es intangible. Aquí solo hay calidez y amor. Eres huérfano y no sabes nada de la vida. No sabes nada del amigo, de lo que es un hogar. Aún no has erupcionado. Aún no has evolucionado. Solo te inundan pantanos y estás eclipsado por la mentira de esos que dicen ser tus superiores. ¡Qué frágil eres¡ Ven. Aproxímate a mí. Dame tu mano y verás que no soy mármol frío, gris.

El niño:
Me haces dudar. Hay aquí tanto silencio y afuera…Es acaso así la paz.
(el niño se acerca al anciano y le tiende la mano)

Anciano:

Sí. La paz es así. Es alianza de los seres que no se destruyen entre sí. Es como un océano cuando su calma resurge y nosotros maravillados lo observamos en un atardecer, en un amanecer.

El niño:
Me gusta la paz (suspira)

Anciano:
Bien. Bien estas caminando.
El niño:
Nunca había sentido la paz. Esta constelada bahía que desemboca en un firmamento acogido de espléndidos astros. ¡Este hogar¡ Tan cómodo. ¡Tú mano¡ tan suave. ¡Tus palabras¡ Son tan suculentas y a la vez en su tono marca seguridad y dulzura. ¡No hay gritos¡ ¡No hay muertes¡ ¡No hay fétidos olores¡ Solo, el longevo callar de la bestia.

Anciano:
Sí. Aquí la bestia negra con sus campos de minas y metralletas no incurre. No conoces tu vida. Nunca la has conocido. Te han eclipsado la verdad para no más que ser bala que desangra los corazones, los sesos, los vientres.

El niño:
Comprendo. Robaron mi personalidad antes de que yo, por mi mismo, pudiera tomar decisiones.

Anciano:
Si pequeño. ¿Quieres te?

El niño:
Si amigo mío.

Anciano:
Te observo y veo la madurez prematura en ti. Pero te queda mucho por aprender.

El niño:
Si amigo mío. Soy ya el mañana. El ayer no lo vi. El hoy eres tú.

Anciano:
¿Y tus compañeros? Son de la misma edad que tú.

Niño:

Sí, más o menos. Ahora me vienen a la memoria cuando una macabra pesadilla se embarca en sus sueños cuando descansan. ¡Chillan¡ ¡Sudan¡ Corren hacia al abismo hasta caer en un rincón con el temor en sus ojos. Otros, las enfermedades de la mente los hacen evadirse por precipicios donde rocas afiladas y malignas acaban con sus vidas. ¡Los siento¡ Brazos amputados, piernas cortadas, muertes inútiles.

El anciano:
¡Oh, que horror¡ ¿Y tu puedes descansar? ¿Alguna vez has tenido un plácido sueño?

Niño:
Yo no duermo, sabes. Mis sueños se mezclan con el delirio como si una plancha de hiel cayera sobre mí. Mis sueños son corrosivos. Me asustan sus gritos, esos alaridos que en el descanso estremece las carnes de otros. Pero yo callo. ¡Me asusto¡ Pero yo callo cuando en la noche de una luna turbia y amenazante yazco al lado de sus almas dolidas. ¡Me torturan¡ ¿Cómo poder soñar algo agradable? Solo soy invierno eviterno, malpaís que he de pisar y pisar. Y, cuando despierto, se interrumpe la pesadilla y soy realidad de ella.

El anciano:
Solo eres eco de la aberrante bestia. El martirio y las pesadillas desfilaran por tus sienes el resto de tu vida.¡Serás guarida de guadañas¡ ¡Serás absorción del grito del dolor¡ ¡Serás solo féretros flotantes en tus sueños¡ No querrás dormir cuando la paz te tizne con sus alas de colores, te carcomerá el sufrimiento que agota a la alegría. Habrás muerto o ya estas muerto. Muerto por la terrible guerra. ¿Dónde está tu niñez?

Niño:
Mi niñez dices. La rabia de los perros muerde mi mente.

Anciano:
¿Vale la pena?

Niño:
El que.

Anciano:
De lo que el viento del ayer y el presente se ha llevado de ti sin que tú te hayas dado cuenta. ¡Estas heridas que tienes ahora en tu alma¡ De verdad, ¿vale la pena?

Niño:
No. No vale la pena. Ahora lo veo. Ahora soy capaz de tocarlo. Esos nubarrones de serpientes venenosas que me atrapan, que me asfixian. Tengo miedo. Mucho miedo. Mi amigo….
(se produce un silencio)

Anciano:
¿Qué amigo? ¿Qué le paso a tu amigo?

Niño:
El era cada día más pesadillas en el dormir, era más pesadillas del rifle, era más pesadillas de los gritos. Se odiaba. Ya no quería combatir más. No quería matar más. Se sentía débil, cobarde le decían. Hasta que una noche sus sesos volaron por el mismo.

Anciano:
La fatalidad de las guerras. Gentes destruidas en todos los ámbitos. Tanta venganza, ¿para qué? Para destruir, para destruirnos. No hay más.

Niño:
Es el odio. Ese odio que ahora comprendo se va reventando en nosotros.

Viejo:
Ese odio se puede evitar. Podemos cambiar y esa transformación puede ser una fuente de luz para la paz. Por cierto ¿tienes novia?

Niño:
No

Anciano:
¿Acaso? En vuestro mundo no hay chicas.
Niño:
Si. Y las que lo son objeto de placer de los superiores. Solo hacen llorar y llorar y quejarse. Y las de nuestros enemigos son instrumento de violación, de duros golpes hasta la muerte. Ingerimos de su sexo con el dolor de sus sentidos, éxito para nosotros. Corren, huyen de esquina a esquina donde no tienen escapatoria. Son nuestras.

Anciano:
¿Por qué estas atrocidades? Me fatigo. Tus palabras me fatigan.

Niño:
¿Se encuentra bien señor?

Anciano:
Si

Niño:
Lo hacemos porque tenemos que mostrar nuestro valor, nuestra fuerza.

Anciano:
¿Qué sientes ante un ser indefenso bajo vuestra crueldad?

Niño:
Hombre. Nos sentimos hombres ante las suplicas de ellas. ¡Lamentan¡ ¡Gritan¡ ¡Lloran¡ Luchan sabiendo que todo es inútil. Las siento, las siento ahora mismo en su lamento, en su grito, en su llanto, en su dolor.

Anciano:
Endemoniados seres. La malignidad está en vuestros corazones.

Niño:
Es nuestro lema.

Anciano:
¡Escupe ese erróneo lema¡ Vuelve a tu niñez. Vuelve a ser humano. A ti te utilizan.

Niño:
Defraudaría a mis compañeros. Me llamarían cobarde.

Anciano:
¡No¡ No serás cobarde porque dejes las armas. Solo es cobarde el que mata por matar. ¡Por qué¡, insisto.

Niño:
Por qué nos hostigaron en el ayer que aun hoy son rumor y viven.

Anciano:

¡Ay el pasado ¡ Chorradas. Tienes que ver el presente, el mañana. El ayer es un error. No podemos continuamente ser vertiente de el, sobretodo de sus cosas malas. ¿Entiendes? Os vais pasar así toda la vida, generación tras generación. No, basta ya. La venganza es signo de infelicidad. Bajar la cabeza y daos la manos.

Niño:
Si hago eso me declaran cobarde o traidor a nuestras creencias. Me encerrarán en una celda sufriendo incontables calamidades y sufrimientos hasta la muerte. Hasta la muerte.

Anciano:
Mentes cerradas. Mentes obtusas. Huye, ¡huye…¡ Refúgiate en otro lugar donde la paz sea bandera que se alza. Necesitas ver otras tierras, otros hombres, otra manera de pensar. Descubrirás el amor en lugar de sangre en sus miradas. ¡Hazlo¡ ¡Huye¡ No mires atrás, no escuches más la muerte de forma cruel, aberrante.

Niño:
Si huyo, estaré solo. Solo y aislados. Moriré en ese frío detestable.

Anciano:
Yo te apoyaré. Seré tu bastón para que veas la realidad.

Niño:
Acaso ¿no es esto realidad?

Anciano:
No. ¡Esto no es la realidad¡ Basta ya. Te han inculcado mentiras, mentiras

Niño:
Soy duda.

Anciano:
Aparta la duda

Niño:
Soy tropiezo

Anciano:
Aparta el tropiezo.

Niño:
A quien creer.

Anciano:
A tu corazón has de creer.

Niño:
Me siento derrotado.

Anciano:

No. No te sientas derrotado, caído. Enlázate a los consejos de tu alma y verás el camino que has de tomar.

Niño:
Si. Mi alma dice del terror que carcome mis huesos, mi mente.

Anciano:
Huye de todo eso. Zanja lo que es desagradable para ti. Sálvate.

Niño:
La amistad, el amor, la fraternidad. Me salvas tú. Y, ¿Cómo?

Anciano:
Yo. Yo te ayudaré a ser persona, a ser humano.

Niño:
¡Me quedo contigo¡ Porque desprendes un cierto aroma pacífico. No hay mala sombra en tu mirada.

Anciano:
Te tratare como un hijo, como un amigo, como un hermano. Como tú quieras. Bailarás con la vida a medida que poco a poco vas reconstruyendo tu ser.

Fin
El niño y el anciano. El anciano y el niño. Consciente son del manantial de la felicidad. Son verticales a la esperanza liada por la amistad.