domingo, julio 28, 2019

PALABRAS...


Palabras.
Involucración a través de un viento que pasa,
Se extingue y la nada.
Se enderezan los sentidos y la mano acogida
Vuela en el curso de su aliento.
Palabras.
Acaso, no es mejor el callar.
Acaso, la conversación nula
Puede ser eco de su significado.
Palabras.
Flores marchitas que se agitan
En los acantilados insonoros.
Palabras.
Encuentro efímero de una mirada
Que se pierde, que se cierra
En el tintineo del tiempo.

viernes, julio 26, 2019

pequeño viaje....


Pequeño viaje. Sí, el viaje es pequeño. Solo tienes que mirarme y te mirare, con los ojos estáticos en el tiempo ¿Qué dices? Qué aun amas. Me parece bien por ello la espera de luna  tras luna. Las horas no existen, las estación solo son influencia de un girar y girar en las corrientes de la calma, del deseo. Sí, te observo, en mí se mueven minúsculas castañuelas en mis sentidos. Sí, el viaje es pequeño. Me tiendes una mano, yo te tiendo la mía y asciendo donde el beso imperfecto de dos cuerpos en único habita. Sí, te quiero. Quererte con la desnudez de tus manos, con la nada de tu espalda, con el callar de tus huellas, con el vacío de tus ojos. Así, desmaquillada, limpia de la contaminante ojeada al mundo. Sí, te quiero. Quererte entera, con tus pensamientos sibilinos, con tu andar certero. Sí, el viaje es pequeño, no camines más, no busques donde el dolor aflora en acantilados de hiel. Aquí estoy, como tú en las ráfagas que nos consume los años.

jueves, julio 25, 2019

TUS OJOS...















Ay, tus ojos, inyectados de lodazales
Te embarga en un océano desconocido, silencioso
Esbozando huesos grises, muy grises.
Tus ojos.
Sí, tus ojos, penas ondeando tus alas de hojarasca
Lamiendo tus sentidos.
Tus ojos, en la huída.
Tus ojos, en la búsqueda.
Retorcidos muros de punzones atravesando tú pecho
Y sin embargo, respiras.
Tomas aliento de un norte ensombrecido
Por espíritus opacos, amargos, atormentados.
Sí, el miedo.
Embarcando estridentes jaurías humanas con desprecio.
Sí, el miedo.
Azotando llanuras de agua infinitas, en la eternidad del adiós.
Sí, el miedo.
Invocado por las bestias de la sin razón.
Tus ojos…
Una costa donde las alambradas de sangre te mira
Y te mira, y te vuelve a mirar despóticamente.
Unamos nuestros ojos, mirada con mirada,
Refugio riguroso de la verticalidad,
Del tal vez algún día despertemos bajo sábanas blancas
Y contemos los sueños…los sueños de las manos de la tierra.


martes, julio 23, 2019

Ya no es....


Ya no es lo que era antes, insisto. Son las cinco de la mañana y la guagua me lleva al centro de trabajo. Los astros se disuelven en mis ojos a medida que la madrugada avanza y yo me siento complacida. Ella no me mira, estará con sus pensamientos. Llegamos al lugar y bajamos, una luna aun poderosa me hipnotiza en una brevedad de tiempo y me siento respirar. Hoy no se lo que haré, me dirijo a las cuarterías y allí me cambio de ropa para comenzar la jornada. Hasta mi viene el capataz y me dice con tono calmo que he de arrancar la mala hierba de cierta zona. Ella no sé lo que le tocará, ajustar creo que las tomateras.  Sola, en medio de plásticos y raíces me muevo con lentitud. El capataz se aproxima y me espanta, más rápido , dice.

Ella no lo sabe, pero la van a castigar por lo de ayer. El ajustar, los tomates verdes no son para ella. La apartarán de mí, no conviene confianza con las compañeras. No la veré hasta que nos cambiemos para irnos. Estrellas embelesan su mirada, perdida en no que parte del universo. Ella y las estrellas. Las estrellas y ellas. Mientras cambio de invernadero observo gentes de otros lugares. No esto no es la isla. Es una aglomeración de mujeres ausente de sus nacionalidades sobreviviendo. De ellas, nos tienen apartada. Aquí la gente es mi tosca, hoy he visto desfilar cuchillos entre dos, cuchillos amenazantes ante alguna discusión estúpida ¿Cómo estará? En esa soledad que le han dejado. Mira que se lo había dicho, aconsejado, no hables con nadie, no sabes cómo pueden actuar. Termina la jornada, no sé qué temperatura hace pero debe ser alta.  Nos dirigimos a la cuartería y nos vestimos de nuevo, observo una cocinilla, qué no se para quien será pero imagino para esas mujeres de otros países, países sangrantes en desigualdad, en sufrimiento, en penalidades  y cualquiera sabe.

Todo ha acabado, me permiten marcharme a mi hora. No entiendo porqué no dejan trabajar a los hombres como las mujeres. Ellos realizan otras tareas o las mismas, en otro lado. Veo en mi vuelta a la cuartería con mis manos dolientes, aquellas apartadas a nuestra conversación. No miran, su rutina continua y continua por más horas. No son de aquí, este mundo, pienso, está disparatado. Me viene una gota de abuso, de algún secreto guardado para que nadie las descubra. En la cuartería no la hallo, ella ya estará en la parada. Salgo y ahí está, de pie, esperándome para coger la guagua juntas.  Nuestras palabras se nublan, un agotamiento sobrecogedor nos envuelve y preferimos callar.  Pero aún así somos testigo de las desigualdades que ensucian nuestra esencia. Pongo mi mano sobre su hombro, me mira. Sus ojeras son negra germinación del vacío que la acecha ¡Hace tanto calor¡

Su mano sobre mi hombre, para qué hablar.  Me transmite cierta verticalidad, cierto levantamiento de los ánimos ante este macabro trabajo. La guagua avanza, son las tres de la tarde. Sí, las tres y parece que la isla está muerta, tatuada por una somnolencia hasta que la brisa fresca despierte. No sé porqué  estamos decaídas, cansadas. Esa es la palabra exacta , cansadas. Miremos donde miremos de aquel lugar de trabajo solo se halla la miseria humana, la descomposición de lo humano ¡Hace tanto calor¡


viernes, julio 19, 2019

toc-toc









Toc-toc…Toco la puerta , qué se esconderá bajo tu techo. Mis manos acarician tu puerta, dentro no se escucha pasos sino un viento desposeído de fuerza. Toc-toc... arrimo mi oreja la vieja puerta de madera e intento escuchar algo, no sé el que y solo las pisadas de un viento que debe entrar por tu balcón. Tu balcón de geranios, de rosas, de claveles alimentando las paredes de tu ajada casa. Toc-toc..noto que la vecina mira por la mirilla y silenciosa se va, la puerta se abre y un viento nostálgico atraviesa mi rostro. Te vas y me dejas, hoy, en el presente, donde el verano presenta una llovizna débil con sus nubes grises pesadas, muy pesadas. Paso y cierro, me nutro de ti, de tu olor mezclado de geranios, de rosas, de claveles. La noche viene, una luna abultada y grandiosa de asoma desde tu balcón.  Me quedo ahí, en el balcón donde geranios, rosas y claveles aromatizan nocturno. Un piano suena, la duda se me incrusta y entre bajo tu techo, dejo la luna  abultada y grandiosa. En el salón, en la soledad aguda , el piano canta, solo. No me extraño y me siento ante él. Sus teclas mezcla tonalidades que te describen , que configuran la ida y vuelta de tu existencia. Se detiene. Las notas callan pero yo, suavemente, soy dedos que se mueven al ritmo de un recuerdo. Tu recuerdo, mi recuerdo…mi recuerdo, tu recuerdo ¿Te acuerdas¿ No, no me digas que no, cuando abrazadas éramos hijas de una luna abultada y grandiosa, dejábamos nuestros cuerpos en el romper de las olas y el beso….el beso con sabor a geranios, a rosas, a claveles imantaba el canto de las ballenas. Ahora callas y callas, eres navegante de paraísos indescifrables, sibilinos con el tintineo de tu fragilidad. Porque eres frágil…muy frágil como esta tonada que suena en tus paredes. No sé porqué me viene ese beso, ese beso de luna abultada y grandiosa que conversa con las almas. Dejo el piano y vuelvo al balcón, una anciana con rosas raídas vende a los enamorados, a las enamoradas estación en estación. Observo tu balcón de geranios, de rosas, de claveles que me nutren y te hallo. Hola , ¿cómo estás? El tiempo no pasa, solo nosotros aliados a la vejez. Me das un beso con sabor a geranios, rosas y claveles y me siento explosionar en el sentido de la luna , una luna abultada y grandiosa ¡Qué bella eres¡ lo eterno queda en el rastro que dejamos a medida que nuestras manos se rozan. Toc-toc…toco la puerta y una bocanada de inexistencia me embriaga hasta desfallecer.  Despierto ante un piano que suena, solo.

miércoles, julio 17, 2019

ausente...






Ausente.
Estoy ausente.
Silla vacía donde el sudor de las estaciones
Estampa cansancios serpenteantes.
Temblor.
Estoy temblando.
Mis ojos se esconden
Bajo las brumas de las ciénagas.
Pesadez.
Soy peso.
Lentamente mis manos se distorsionan,
Mis piernas languidecen
En las sombras de la dejadez.
         Y duermo.
              Y callo.
Y soy cometa sin rumbo
Donde los vientos desmenuzan mis sentidos.
                         Idos.
                                 Desfallecidos.
   

jueves, julio 11, 2019

Desnuda...


Desnuda, barranco abajo donde las aves alimentan a las raíces de las aguas con destino al océano. Un océano impoluto, sustancial, emergido de naves caóticas en el abandono. Desnuda, inmersión al encuentro de las almas flotantes de los naufragios al encuentro de la esperanza, del esplendor de corazones verticales a la vida. Desnuda, va y viene, luceros del crepúsculo en la búsqueda de la paz, del equilibrio entre tierra y humano. Desnuda, procesión de espíritus danzando en torno a la muerte ¡Ay la muerte¡ venidera colina donde ascendemos con el paso del tiempo, de las horas, de la nada. Desnuda, sumidero de arriesgados destinos localizando la sonrisa, la respiración pausada…espirar e inspirar, inspirar y espirar paulatinamente con la gama de colores ofrenda de la existencia.  Desnuda, avista la desidia, sobresaltados hombres, mujeres, niños tragados por el incoherente balazo del miedo ¿Hay miedo? Mirar a los ojos, no hay extrañeza en estos seres del vacío. Desnuda, somos eco de las sombras palpitante en juicios falsos, en el deambular de un sonoro desdén. Desnuda, cuerpo con cuerpo y la canción de los ahogados. Un réquiem suena, trotando por esta atmósfera callada, huída.

martes, julio 02, 2019

EL OCÉANO










El océano.
Gaviotas revueltas en las mareas.
Anegada por su cuerpo flotante
Amaneciendo en su claridad.
Simplemente el océano.
Nos atrapa, nos conmueve
Y la respiración pausada
Es vertida en su buen saludo,
En su estado vertical ante la muerte,
Ante los náufragos de la libertad.
El océano.
Viene lamiendo mis ojos, sus ojos
Viene vomitando la desesperanza
De la huída.

lunes, julio 01, 2019

LA DESMEMORIA...


Salí de la ducha mojada…muy mojada, sin toalla. La extrañeza de la casa donde me cobijaba me sonaba estridente, desconocida. Me puse ante el espejo, desnuda…muy mojada. Examiné cada trazo de mi. Mi rostro envejecido sin saber porqué. Mis pechos estriados, flácidos sin saber porqué. Mis manos arrugadas sin saber porqué. Mi vientre abultado, desparramado en la deformidad sin saber porqué. Mi pelo canoso sin saber porqué. Creí que ese espejo me engañaba, una broma delirante de no sé quién. Pero aquello era un espejo, fiel reflejo de la realidad. Yo no podía ser ella o si lo era. En cierta manera me parecía aunque estuviera muy envejecida. El calor en aquel cuarto era insultante, tanto, que no tenía ganas de secarme, de vestirme sino de observarme y observarme  fijamente.  Mi mente jugaba conmigo, en ella  veía mis abuelos …¡cómo me besaban¡ ¡cómo me abrazaban¡ Sí , los veía, yo que era una joven pero ese dichoso espejo me engañaba. Estaba más retorcida, más desgreñada, más cansada. Y esa casa , qué hacía yo aquí. Pasaron las horas, mi cuerpo mojado se secó, el calor daba golpes fuertes y yo aquí…sí, aquí , ante un espejo que me hablará. Que me dijera que había pasado. La nada y el vacío de sus palabras me hacía ver un rostro envejecido, unos pechos estriados y flácidos, unas manos arrugadas , un vientre abultado y desparramado en la deformidad, un pelo canoso. Una lágrima resbalaba por mi mejilla y entonces caí en una fosa de oscuridad, de soledad. Mire mi alrededor, era de día, debía de pisar el mediodía un sol sonoro abrasaba mi espalda desnuda. Sí, desnuda. No, no quería vestirme. Y llegó la luz, esos momentos que despiertas sin darte cuenta del sueño. Aquella de rostro envejecido, de pechos estriados y flácidos, de manos arrugadas, de vientre abultado y desparramado en la deformidad, de pelo canoso…aquella era yo, en el hoy, en el presente. Un presente que me sacudía en el olvido, en callar de mis pasos por la vida. Volvía a la ducha, abrí el agua fría, caía como cascada pronunciando mi nombre, mi despertar, mi presente. Entonces, la pena estrujó mi corazón. Sola y el espejo que me acompañaba en el recorrido hasta la muerte, la muerte de mi memoria. Pánico, miedo, terror, repugnancia ¡no¡ solo llanto y llanto. Y maldigo la vida, soy insulto a ese castigo ¡por qué¡ ¡por qué¡ ¡Dolor¡ Dolor y más dolor. Y me puse ante el espejo y vi mi aislamiento y vi la muerte ¡Muerta ven a mí¡ cuando la tonada de mi adiós sea muda, sea ciega, sea sorda. Ven a mí antes que mi salud se encoja, se debilite. Frágil, frágil somos. Hojarasca que olvida de la rama que la hizo nacer ¡Muerte ven a mí¡ con tu traje de negro, con tu tierra marmórea, con el sigilo de la usencia. No, no me recuerdo, solo, el espejo. Y mirarme y mirarme para contemplar la corrosión, lo podrido de mi espíritu. Navegante de astros desvaídos, de astros lamiendo la desmemoria, la sin razón ¡Muerte ven a mí¡ Te espero, aquí estoy , acaso ¿no me ves? Todo ya ha terminado. Basta ya de esta tortura, de este mañana de pantanales asestando mis sentidos. Alas de mariposas se reflejan en el espejo, intento acariciarlas, intento besarlas pero se van como yo.