sábado, septiembre 12, 2009

El vaivén de las olas...


Las nubes muerden su vientre que a la deriva la mira y la mira en el engendrar de una noche que en su extensión la sacude con el amor. Su cuerpo desnudo como camino de la perfección ante la observación nítida de ella. El sudor del verano las llama con la alegría y la calma que aporta una sobre otra, otra sobre una en el surcar de sus sueños. No desean despertarse de esa maravilla que sus caricias transcurren de manera sutil en un círculo de intimidad. La paz es velada por el beso, el beso es velado por la paz. Pero hay que levantar, hay que elevar anclas y seguir con la rutina de cada jornada marcada por el paso de las horas hasta que la sabiduría de sus deseos se vuelva a encontrar. Por el angosto sendero del olvido abren sus párpados, mareas que en el espacio presente las hace cómplices de sus secretos. Sus pasos ahora serán aves con distintos destinos pero un pensamiento en común, ese pensamiento que sopla en otra dimensión donde nada tiene cabida. Solo ellas. Cae la lluvia con veracidad, las calles empapadas dicta el recorrido que tomará cada una. Sus pasos ahora serán rocas que no desenmascarará el ciego amor que las ampara. Solo ellas. Solo una despedida hasta que el ocaso sea principio de unos labios que se unen en el terso y sensual vaivén de las olas.

domingo, septiembre 06, 2009

Camina al viento...(poema)


Camina al viento, al viento
Con el trasluz de unos poemas
Que los besos se lo llevan
Por un arroyuelo concienciado
Del sabor de unos labios de hogueras
Cuyos latidos se propagan y expanden
Por la vía láctea como refugio de las estrellas.
El sonido del océano la invita
Aproximarse a las gaviotas que en el crepúsculo
Juguetean en la arena virgen
Y le hablan, le hablan
¿Cómo estas mujer del viento?
Cimbra en ti tierras lejanas donde
La danza y el bello canto es refugio tibio
De tus sentimientos.
Mis sentimientos, se galopan a ras de un firmamento
Que enmudece, que se humedece, que jadea
En el instante eterno de un amor.
Un amor desvaído, desfallecido, languidecido
En el transcurso de una tormenta de ortigas
Que cae y cae en el vaivén que mi cuerpo
Se desnuda del mortífero columpio de las emociones.
Camina al viento, al viento
Con la desconcertante visita de la luna rota
Que con su pulso infecundo erupciona tulipanes negros
Con su mascara de vieja espera en círculos de hielo.
El sonido del océano la invita
Aproximarse a las gaviotas que en el crepúsculo
Juguetean con la arena virgen
Y le hablan, le hablan
¿Cómo estás mujer del viento?
Refulgida cometa de verano
Que se incrusta en acantilados de papel
La pena despacito revienta en flores marchitas
Y los propósitos de tu mañana
Se envuelven en tela de arañas
Que hará curar tus heridas.
La pena vuela y vuela en el roce
Con las rocas agrietadas de donde un magma negruzco
Recorre mis venas, mis venas abiertas
Aborreciendo toda lágrima de ese amor del ayer.
Ahora soy como vosotras: libre, blanca y gris
Como la espuma que renace después
De la duda, ¡la duda¡