domingo, mayo 31, 2009

Un sol rojo



Un sol rojo del que emana las raíces de la vida,
Del que erupciona una bóveda turquesa
En la que árboles disecados dan sombra
Al manantial de tierras arrastradas
A un nuevo nacimiento.

martes, mayo 26, 2009


El océano bajo montañas oscuras
Donde los sueños no son aniquilados
Cuando la lluvia crece y crece
En nuestras venas.
El océano, hijo de las estrellas y la luna
Se mece por los secretos de los chacalotes,
Uniforme, es antorcha donde los cuerpos se aman
Y enmudece cuando el sol agita sus primeros rayos
Para decir besaros, abrazaos, atad el amor
En vuestros corazones, en vuestra esperanza.

sábado, mayo 23, 2009




Desemboca la calma
En un templo donde su camino
Es para el refugio sonoro de la esperanza.
Apartada está, entre islas cuyos pilares
Evocan erupciones de begonias
Y delfines cuando el alma reposa.
¡Venid¡
Venid aquí dice el ave de la vida
Para vestiros de la paz floreciente
Que conforma el abrazo, el amigo…

viernes, mayo 22, 2009

Camilo(relato)




El pueblo está lejos aún. Pero no cree que tanto. El océano lo baña con sus palabras de espuma. Piedras y un cielo que extingue las nubes dice que está cercano. Ella no piensa en nada. Solo en llegar a esa casa cuadrada de pintura desgastada. Allí está Camilo, un pescador que el paso de los años no lo cansa. Antiguamente lanzaba sus redes cuando la madrugada aún daba cabida a sus fuerzas para pescar algo y venderlo posteriormente en el mercado. Ahora sigue pescando, sigue pescando esos cayucos que se remojan en su mar y que sedientos y moribundos necesitan de la mano amiga. Todas las madrugadas al océano con sus redes al encuentro de almas perdidas por la esperanza y los sueños. Hoy, ella, quiere encontrarse con él. Preguntarle el porqué es manta cálida de esta pobre gente. Que siente, si su felicidad está ahí, en la mano tendida aquellos que los eclipsan las estrellas. Sabe que una llamarada de fértiles palabras brotará de él. Que temblará y se enternecerá cuando Camilo cuente su historia, su vida. Una vida humilde alumbrada por los ecos de los espíritus que vagan por el misterioso océano.

Donde el sol nace(relato)




Cuerpos que ambulan en la madrugada cuando los pájaros son color de su canto. Ella despierta lentamente, forma un poema en la mano que enrollado tirará después dentro de una botella al mar. Ese mar misterioso, que se clava con su belleza en su mirada con la sed del amor. Pausadamente su llanto se eleva bajo su techo, maravillada de una música que la hace meditar. Se sienta en el sillón del salón y desde ahí vaga y vaga por el mundo del recuerdo. Las lágrimas rozan sus labios y un vacío se va edificando a medida que las primeras luces de la mañana van a su encuentro, al encuentro de otros que como ella erupcionan cargados del reencuentro del ayer. Ya es hora de tirar esa botella al mar en el que el mensaje escrito está rebosado de ternura y soledad. Su cuerpo desnudo se viste con ropa sencilla. Quiere sentir todo el frescor de la brisa marina. Sale de su casa, baja las escaleras con la pesadez del pasado a cuesta. Y, ahí, frente a ella, ese universo que conforma las mareas y las olas. Se descalza, quiere sentir la humedad penetrante de la arena. Lanza la botella con una leve danza que la devuelve a la vida. Lanza la botella con un suspiro que sonríe a su corazón, a su corazón…Cuerpos que emergen del océano cuando ya el crepúsculo es entrada. Y emergen a medida que la botella se aleja y se aleja. Cuerpos que con sus algas y caracolas se dirigen a ella y la llevan, la llevan donde el sol nace.

domingo, mayo 10, 2009

Cuando...(prosapoética)

Cuando la leve borrasca pasa por tu mirada. Te pierdes en tu habitación con las gotas de tus llantos haciendo un océano de sueños. Pareces mujer gris, mujer que habita en praderas de plúmbicas esperanzas. Te entristeces y yo te miro, te miro… Un suspiro germina y revolotea en el aliento eterno de aquellas playas vacías. Y, tú, entre tus paredes dibujas un mundo que no existe, que no existe…Rememoro ahora aquel día en que la lluvia te hacía girar y girar por aceras escuchando tus pisadas y sonreías, y sonreías. Ahora parece que todo se ha acabado, un bosque de ramas secas se incrusta en tus venas levantando una ventisca irrefrenable que te impulsa en al silencio. Nieblas que barruntan termitas correteando por tus labios, por tus labios…