miércoles, diciembre 31, 2014

Algunas veces...

Algunas veces me envuelvo en las fuerzas cósmicas y nada más soy alas que se evaporan en la dirección sur. El viento llega y una masa de polvo es beso que lame el rostro en sentido de calles solas. Yo con la manera de amarte te olvido por unos instantes y nada más soy el rumor de esas olas que vienen y van. Te doy una melodía que constantemente despierta mis manos, mis ojos, mi vientre y ahí estás tú. Amor de penas. Amor ingrávido. Amor de la nostalgia. Cuando se ejerce en mi el hecho de hallarte. 

martes, diciembre 30, 2014

Un violonchelo..

Un violonchelo sueña en medio del ocaso. Estáticas permanecen las estrellas, así, como los ojos que miran al horizonte añorado. Quedan pocas horas y somos cumbre de un nuevo destino con aliento a renacer. Estás ahí. Parada. Realojando cada uno de tus sentimientos. Todo se va, se extingue y el anuncio de un vacío que tendremos que llenar con las huellas que se van quedando te hace subir al roque más alto, al pico más alto.   Edificas un jardín entre nubes rojas y la pasión te lleva a una existencia que has de continuar. Un susurro te dice de mariposas plateadas que ascienden a tus manos. Las abres y posadas responden a la belleza, la belleza de los montes que nos pueblan con su sonrisa, con esa húmeda tierra que permanecerá en la memoria del tiempo.  Pero otras cosas tendrás que olvidar. Sí, a medida que un violonchelo te cerca en el sueño. Y no más. Sí, no más. Caes en la nostalgia.  Con un gesto te desprendes de las lágrimas mientras las campanadas dan las doce.  Otro año que seco da verdor a otro que se engendra. Así somos. Lo rutinario se extingue y vuelas y vuelas hasta ese jardín entre nubes. Te enredas en ellas como amantes de un mañana. No te cansas y vuelas y vuelas…


sábado, diciembre 27, 2014

Quien sabe...

Quien sabe
Nos estiramos en el amanecer
Al alcance de un ala
Que nos expanda por el aire.
Aquí, en estas ínsulas
Donde la magmática esencia
Parte en busca del beso.
Sí, ese beso
Que pase por las manos desgastadas
De tanto y tanto silencio.
Y habló de ti
Para aquellas cuevas
Donde el olvido no tiene cabida.
Una rosa en el jardín
Imperturbable en el paso del tiempo
Allí aguarda con los sueños del mañana,
Con los rejos del ayer.
Sí, te espero.
Por ello nostálgica cabalgo
Más allá de la memoria.
Un sol que nace,
Me dice de tus manos

Acariciando mis labios. 

viernes, diciembre 26, 2014

Divagaciones de una noche de invierno...

Arraigada a las raíces que se prolongan a lo largo de los mares cuando la desnudez de mi cuerpo emerge en las orillas de estructuras flotantes donde el ave plateada descansa.  Me arrimo a ella y subo unas escaleras de caracolas cual tonada siembra un pacífico movimiento en mis pasos. Me arrastro bajo sus plumas cálidas y mis ojos solo ven un mundo perfecto. Un mundo que gira y gira en torno a las fogatas del invierno. Me gusta.  Pero he de elevarme, avanzar  ante la escarcha que se posa en mis palmas. Elevo los brazos y como mágica seducción las entrego al don de las mareas.  Se consumen. Más y más un largo recorrido que me llevará lejos, muy lejos. Aquí he perdido mi lugar. Aquí me he extinguido en las grietas difusas de la desorientación. Gravitar por nuevas fronteras donde el resonar de tambores y flautas erupcionan como nutriente a la vitalidad. Adiós, te digo. Sí, un adiós metamorfosis de ese arco de colores que se entrega en mi entrada a otro yo.

martes, diciembre 23, 2014

huellas

Puede ser que mis propias huellas me visiten tras dejarlas atrás agotadas. Vienen a mí rastreando que es de mi vida, que es de mí. Las miro, las observo y absorbo aquellas que dan la buenaventura en mi ascenso al mañana. Ellas me interrogan una y otra vez. Y yo respondo aquí me veis más de lo mismo.  Somos ecos que en silencio tejen esas grutas de los sueños que quedan por fabricar. Ellas no se contentan. Se enojan. Siempre lo mismo. Sueños y más sueños.  De repente quedan borradas todas ellas. Sola, si sola me quedo con mis sueños e incesantemente vago en ellos. Una puerta se cierra y tras ella el viento parece introducirse en mi cuarto. Una habitación pintada con el humo de la despedida.
Viento:
Que haces mujer. Han venido a por ti. Una visita que tal vez deberías recibir mejor. No eclipsarte en tu reconditez  de acero que sobrevuela donde las campanas se retuercen de llanto.
Ella:
Huellas y más huellas. Para que. El ayer quedo estancado en foso profundo y oscuro. Miro y observo y no veo más que una bruma que asciende hasta mis ojos como velo. No, no recuerdo nada del ayer. Sea una sonrisa, sea una pena. Ahora soy hoy. Ahora soy mañana. Enciendo las velas del destino y a cada paso voy marcando escalar otro escalón más. El ayer no existe. Solo ha servido para edificar mi rutina, no más.
Viento:
Mira. Mira atrás. Hay algo que te has dejado escapar.  Algún corazón rajada por la impertinencia voraz de seguir corriendo, corriendo hacia al mañana.
Ella:
No. No me importa. Ahora como hija del océano, de la tierra me erecto sobre plataformas inmóviles y avanzo, avanzo.

  La puerta se abre. El viento se va. La deja en su desierto de espejos donde la imagen de ella se desdobla. Sus yos gravitan bajo esferas  de otros mundos, de otros seres que le tienden la mano. Ya es la noche. Una noche sin luna. Donde los brillantes del universo la invitan a sentarse en su sillón y desde su ventana contemplarlos. Pide algún deseo. Lanza un beso. Y duerme, duerme apaciblemente. 

lunes, diciembre 22, 2014

llamas y llamas...

Llamas y llamas.  Sí, las del olvido. La de la memoria que queda en un rincón sobrevolando el ahora, el hoy. Apilamos suspiros y el jadear de una yegua que avanza bajo la niebla. Todo es turbio, rostros que no se ven pero se presiente el alzar de su vuelo sobre la densidad de esta. Seguimos caminando al encuentro de un alma paralela que nos muestro su beso Oh, su beso…Tan distante que los faros de los naufragios corretean por nuestras venas. Llamas y llamas. Sí, las que nutrimos con nuestro aliento calmo. Inspirar, espirar. Espirar, inspirar. Y otra vez  retrocedemos donde hemos dejados nuestras huellas. Invisibles con un aroma a vivencias nos envuelve en una pequeña sonrisa. Campanadas redoblan a ascenso de esta sutil alegría. Y nos contentamos por unos instantes. Nos abrazamos al árbol más anciano acariciándolo como si de ella se tratase.  Venga la danza alrededor de su cuerpo estático, de su cuerpo que ánima con el ronroneo de sus ramas a seguir, a continuar escalando por torres donde las luciérnagas dan lumbre a nuestra mirada. Llamas y llamas. Las hogueras del bien entonan el ritmo de las aves migratorias que vienen, que van como los corazones perdidos en la amplitud de un magma que tibia nuestras manos. 

domingo, diciembre 21, 2014

El descenso...

El descenso de la tarde cuando el invierno se precipita bajo el insomne silencio de los ojos.  Visitamos acantilados donde acecha una caída del sol en su perpetua unión con la luna. Avistamos el vuelo del cernícalo que desde su guarida nos avisa del tiempo frío. Nos entregamos al vacío con esos puentes tangibles a nuestros pasos y volamos y volamos. Nos dirigimos a un universo como si fuera padre o madre nuestros. Engendramos cierta melancolía que seduce la mirada ausente de una sonrisa.  Repartimos besos alados que van más allá del Monteverde , de las piedras que perfilan este lugar. 

miércoles, diciembre 17, 2014

Sonríes...

Sonríes,
Deambulas por las insomnes colinas
De la eternidad de tus deseos,
La noche te espera.
Sola,
Con la aventura de caracolas y pétalos
Que te llenaran de frescura y himno de los mares.
Ya no esperas,
Solo sonríes en vertical
Soplando serenidad
Y una bella mirada
A cada huellas que dejas.
Te acuestas sobre ramas sedosas
Y con la llovizna de la sombra de la luna
Emigras a los paisajes de los sueños.
Sirio está presente.
Lo miras y miras,
Orbitas con las raíces del tiempo
Alargadas en tu rostro intacto
A los aruñones de murciélagos
Que huyen y huyen
En el desembocar de la esperanza.

 

domingo, diciembre 14, 2014

Divagaciones de una mañana otoñal....

Un horizonte sombreado de naranjas, rojizos, malvas nubes que dicen de la lluvia venidera. Un horizonte donde el océano en su plano infinito disemina esperanzas a los que respiran de él. Un horizonte embarcado a la deriva de nuestros sentidos cuando en calma esbozamos nuestra primera mirada a la jornada. Un horizonte de ecos fecundos transmitiendo el erguir de nuestras energías al son de su quieto paso. Tú aquí, ronroneando alguna balada que te viene  a la memoria después de muchos años. Canturreas algún himno echo tuyo alimentando tus pasos a través de los pasillos de tu casa. Abres, cierras ventanas en busca de esos filigranas broncíneos que te más aliento para continuar. No quieres despertar a nadie. Descalza y con ese murmullo de una tonada avanzas en tu quehacer. Sales, te vas al patio, un gran patio donde el aroma de la mañana después de la lluvia te llena. Eriges cierto monólogo. Sí, ahora que nadie te escucha.  “ Aquí estoy sumisa entre la realidad y el sueño. Estos años atrás han sido duros, muy duros. La siembra de mis manos cansada no ha dado su fruto. Todo perdido. Todo devastado por el tifón de la calma. Todo igual. Me elevo como si fuera un albatros al encuentro de algún desierto que me alimente. Sed, mucha sed que me va consumiendo, dejándome en un estado de aislamiento. Ellos duermen y no lo captan. Mi silencio. Mi soledad. Mis lágrimas intangibles al aleteo de sus huellas sobre mí. No sé lo que me espera el mañana. Desorientada y orbitando en nebulosas que se pierden con la claridad me emancipo de todos. No, no habéis comprendido. Nauseas vienen a mí y me siento caer. Si caer en una playa donde la mar de fondo me llama. Nadar y nadar, sentirte la ahogada, la que se estremece contra las rocas. Pero la serenidad me hace eternamente salir, respirar y de nuevo en la orilla desnuda con el frío otoñal. Regreso bajo mi techo. He rejuvenecido con este baño. Escribo algo en mi diario. La experiencia de hacerme la ahogada y otra vez aquí, en este patio. Todos duermen, no quiero despertarlos. “

jueves, diciembre 11, 2014

Dentro, muy adentro...

Dentro, muy adentro
Donde las piedras cuecen hogueras
Donde el viento retuerce las lágrimas
Que divagan en el peso de una soga
Aislante de la atmósfera.
Dentro, muy adentro
Donde los pueblos decaen en soledad
Donde las cruces ambicionan el firmamento
Que es molicie de nubarrones
Fuera de la realidad.
Dentro, muy adentro
El alma resbala por acantilados
El cuerpo duele ante la tempestad
Los ahogados sueñan con cetáceos
Que los devuelva a la vida,

Que los alongue a la luz. 

Adiós...

El firmamento anunciaba un manto de constelaciones intocables al adiós. Habías llamado. Sí, llamar y llamar con la sonoridad de un gemido vertido en cien vasos de alcohol. Tu aliento apresaba la duda, la negativa de ser atendido. Te dejabas llevar por cierta melancolía que revelaba cada paso que dabas, cada bar que ibas por un vaso más.  Te fuiste haciéndote él solo, digo. No querías compartir esos momentos de desgarra que sufrimos durante la existencia. Así te ibas. No, no te contesté. No estabas en ese estado que diríamos sobrio. No eran coherentes tus palabras por aquel entonces. Una distorsión te iba consumiendo poco a poco y no te dabas cuenta.  A las horas me enteré que habías desaparecido. Que te habías ido lejos, muy lejos. Sobre aquellos mundos azules que imaginabas. Tal vez tu mundo paralelo. Que allí eras feliz. Sí, feliz. La pena me embargó. Sabía que no te vería más. Sabía que mi teléfono dejaría de sonar.  Sabía que no te había socorrido en el amplio panorama de posibilidades. Me arrepiento. Me castigo. Y me siento caer bajo las inclemencias que muerden mi conciencia. Muchas veces te dije por qué no lo dejas. Tú ni caso. Vivías en esa atmosfera de tristezas con las que bailabas, danzabas, hablabas. Fue en el lago donde te vieron por última vez. Sí, ese lago que en barca solías salir. Hoy he ido allí. He navegado bajo el imperio de los astros con ayuda del haz de la luna. No te he visto. No te he sentido. Por un rato he echado el ancla en una zona donde el temblor comenzaba a inundar mis sienes, mis piernas. Nada. He escuchado las voces de los desaparecidos.  Unas voces que anunciaban descanso y paz. Tal vez, digo, tú te encuentres con ellos. Después de esos instantes levante el ancla. No pude. Algo me lo impedía. Un terror me cegaba. Pasar la noche con las navajas del frío y la humedad. Quizás, fueras tú. Sí, respondí a tu llamada. Te hable y hable y así durante horas.  Almas decaídas comenzaron a erupcionar del lago. Te buscaba. No te vi. Me rodearon y sentí como si tú fueras.  De repente el cielo se hizo rojizo, malva, había amanecido. Me hallaba en la orilla. Adiós, te dije. 

martes, diciembre 09, 2014

Temblor...

Temblor.
Las raíces se elevan
Más allá de la tierra.
Olisquean la lluvia que viene,
Los pasos invisibles de la oscuridad.
Yo aquí,
Sumergida entre la irrealidad y la realidad
Persiguiendo faros de algún océano
Mágico, sereno.
Sed.
Los desiertos bucean
Entre sus entrañas
Al encuentro de una mirada perdida
En su inmensidad.
Yo aquí,
Vomitando la duda, la incertidumbre
Entre cercos de espinas
Que cubren mis manos.
Sangro pero el dolor es incierto
Es un foso profundo donde las alpispa
Picotean en busca de la brisa que la despierte.
Luz.
Y viene con sus cantos y bailes
Al hallazgo de ojos cerrados
Por las ventiscas de un hoy
Que revuelve los estómagos.
Yo aquí,
Solapada a una imagen
Que se hace difusa
A medida que las estaciones furiosas
Pasan y pasan.
Si, aquí
Esperándote, llorándome, llamándote
Cuando los cernícalos de la noche

Lanzan sus gemidos. 

sábado, diciembre 06, 2014

Viviendo...

Viviendo en el árbol viejo que nos lía y lía en su sabiduría centenaria. En una rama habitamos, nos acoge con su espesura protegiéndonos de las ventoleras de la realidad. Somos peso que se incorpora por un haz de sueños que brillan en las alturas. Aquí estamos atiborrándonos de ciertos alientos que vienen de la desembocadura de nubes azules cuando alzamos nuestras manos al horizonte. La calma nos reinicia en el camino que nuestros pasos dejarán. Lejos, muy lejos…sobre vertientes donde el rasgar de la brisa será la tonada mensajera de nuestros pensamientos. Y aquí estamos, sobre una vieja rama. A veces tiembla otras da entereza a nuestra mirada perdida en las llanuras donde río emerge con su aliento precoz. Expulsa deseos. Arroja gotas de lágrimas que se pierden en algún pozo oscuro. Vomita aquellas emociones inconclusas que vagan en la certidumbre. Erupciona la calma que vendrá con flautas y tambores a restaurar la sonrisa de unos labios ¡Oh que paz¡ Qué el equilibrio entre la madre naturaleza y el humano se establezca para generaciones venideras. Y el árbol viejo sonríe, habla. Nos dice de lo dichoso que se siente a medida que en cada una de sus ramas se posa un sueño, un deseo. 

jueves, diciembre 04, 2014

Los pinzones...

Los pinzones retoman el vuelo.
Cesa la caída de los blancos astros
Que resplandecientes se agolpan sobre el firmamento.
El frío llega con sus armas de hogueras
Encendiéndose al compás que la danza
Se vuelca con celeridad.
Mes de diciembre
Donde la atmósfera se torna cansada.
Los ojos son de un vacío
Que hace de  la noche pasos

Perdidos  en el aislamiento.

martes, diciembre 02, 2014

Un suspiro...

Un suspiro. Un jadeo. Cuerpos que al unísono siguen su ciego ritmo. Caricias. Besos. Cuerpos que tras la tempestad perfilan en un recóndito desván desastrado. Susurros. Sudores.  Cuerpos que emergen del silencio y se yerguen cuando todo ha acabado. Despedidas. Adioses. Cuerpos desterrados del sexo, de la pasión desenfrenada que se derraman en un vaso de porcelana. Rupturas. Llantos. Cuerpos fragmentados en sus máscaras ocultas. Decaimientos. Sueños. Cuerpos lejanos que responden al balanceo de otras miradas, de otros hechizos

lunes, diciembre 01, 2014

Acabado.-..


Acabado.
Recuerdos ahogados.
Una penumbra que azota.
Nos desvanecemos en la memoria inconclusa.
Aquí estamos
Estirando un poco más la vida.
Si esta vida que se evapora
A medida que los cipreses cantan al viento.
Ay ese viento,
Encogido viene,
Palpa nuestros rostros
Y nos sentimos caer.
Fosas profundas nos protegen
Cuando de la alada rama plateada
Nos agarramos como ave del sosiego.
Y sin embargo seguimos aquí.
Sí aquí, aquí…
Donde el resoplido de la memoria
Se entorpece cuando albergamos la extenuante torre alta
Donde nadie puede llegar.
Solo nosotros.
Trepamos al vacío
Entre zarzas y ortigas.
Ya no hay dolor.
Ya no hay llanto.
Acabado.

Todo ha acabado. 

viernes, noviembre 28, 2014

Te acercas...

Te acercas. Yo de mi rendija veo cierta claridad de la jornada aunque este perturbada por una fuerte lluvia y viento. Te paras en ellas pero no te das cuenta que estoy ahí debajo. Tu ropa mojada y tú haciendo contra el viento. Abre los brazos. Recoges todo lo que la naturaleza te puede dar aunque esta vez sea violenta. Yo aquí debajo, encerrada entre cuatro paredes donde voy marcando los días que pasan. Hace tiempo que no pruebo bocado y el olor de mis heces y orín hacen de las ratas un lugar apacible. Pero tu ahí con el viento y la lluvia. Les hablas. Dices “venid, venid hacía mi”. Ya me gustaría estar a tu lado, grito. Pero no me oyes. Yo en este pozo de mierda, de tinieblas estoy condenada. De repente todo cesa. Todo. Y miras por la rendija. Me vez en un rincón acostada. Te extrañas de ese mundo tan y tan oscuro, tan y tan grotesco. Te preguntas por qué.  Yo te digo por qué lo he decidido así. No, no puede ser, dices y me tiendes las manos. Abres las rendijas. Y mi mano débil toca la tuya. Siento el vibrar de la vida, del optimismo existente en ti y me contagias. Por qué estaré mendigando, haciéndome la pobre, haciéndome la muerta, me digo. Sí, me digo si tú estás ahí. Ahí, empapada, tiritando de frío pero con una energía edificante, hechizante. Me animo a salir. Hace tiempo que no veía la luz. Mis ojos se cierran. Grito para saber dónde estás. Pero no me oyes. No…No me oyes. Sola a través del sueño. De un mal sueño del que no logro despertar. Otra vez vuelve a llover. Otra vez el viento sopla bestial. Y dejo que me arrastre con su sabiduría brutal. Aquí estoy, arriba de mi agujero.  Presiento que regresas. Abro los ojos y estás ahí. Me das la mano y corriendo nos guarecemos bajo techo. Me miras. Yo demacrada. Tu vital. Nos abrazamos y esta unión se unifica. Ahora somos una tú y yo, yo y tú. 

miércoles, noviembre 26, 2014

Ecos y ecos...

Ecos y ecos. Las paredes se estremecen, mi cuerpo tiembla, mis ojos son blancos. Creo estar muerta, embargada en otro mundo del cual no podré regresar. Me pregunto por qué. Por qué a mí. Su bestial grito abre la puerta. Viene y viene. El miedo me paraliza, me deja estática y helada. Siento que me hago las necesidades encima. No puedo moverme. Viene y viene con sus dientes de cuchillos, con su grosera voz, con su aliento de tumbas. En un rincón me siento de cuclillas. Esperando, esperando su último golpe. Herida.  Ya no se llorar. Solo esperar y viene y viene. No recuerdo nada.  Solo mi vida barnizada de un gris oscuro, de cenizas.  No pude levantarme. Ya era tarde. Psíquicamente y físicamente me siento agotada, encarcelada. Un golpe y viene y viene. Adiós. Está bien de mascaras. Estoy cansada. Tanto que bajo tierra no soy más que un leve aroma de una vida perdida. Sí, perdida en el laberinto negro de sus manos. 

domingo, noviembre 23, 2014

Espacio...

Espacio de un hechizo de lluvia.
La vida se hace perfecta
Para desnudas manos
Beber de ella.
Los astros susurran un adiós
Ante el nocturnos
Que nos envuelve en brumas
Traídas y llevadas por el viento.
Somos equilibristas de un mundo
Que tiembla ante la desidia, el abandono.
La madre naturaleza emerge
Y convulsa estalla en mil suplicas
Fuera de nuestro entendimiento.
Viene y va apegada, devota
Al manantial que la engendró.
Esferas  que colisionan , que se fragmenta
Para el correr de la vida.  


Contemplaba....

Contemplaba las aguas reminiscente del ayer. Aguas que correaban en el curso de las horas, de los días, de los meses. Sumisa a su juego encendía hogueras que dibujaban tu fisionomía. También corrías con el soplar de la brisa hacía mi. Tu espíritu albergaba cierto aroma que intentaba atrapar en mis sentidos. Pero la levedad de tu susurro se iba. Sí, se iba hacia donde nadie habita. Te habías ido. Y yo también corrí, corrí hacia ti. Halle una gruta. Una gruta profunda. Allí me refugié. Me encerré eternamente conquistando todos los recuerdos del ayer. No salí jamás. Me alimentaba de cada imagen que venía de tu esencia, de tus manos con las mías. Y llorar y llorar. La oscuridad y el frío lugar me auxiliaban a estar más cerca de ti. Las jornadas pasaban. Mis ojos se iban apagando, tanta luz perdida hizo que me agarrara más y más a esa cueva. Me molestaba la claridad, el tic-tac de mis pasos en el exterior. Me acostumbre. Solo en la noche y las campanadas silenciosas luminiscente de las constelaciones salía de mi agujero. Muerte en vida. Vida muerta. Era presa de un otoño donde las ventoleras me arrastraban más allá del hambre. Y así me quede. Con ese ayer lleno de alegrías, de alguna otra pena. Bebía de las aves nocturnas que me llevaban hasta ese arroyuelo. Me alimentaba de las raíces que emergían del barro. Curioso, no echaba nada en falta. Solo su ser que me azocaba en un soñar despierto. La veía…La veía latente, bella. Que más necesitaba. Nada. Solo el venir de su aroma, con eso me bastaba. 

miércoles, noviembre 19, 2014

Vienes...

Vienes. Sí vienes. Yo aquí sentada en un banco de algún parque. La lluvia que cae con reminiscencias de un largo pasillo que nos lleva a la dejadez. Estoy mojada. Pero sin embargo no tengo ganas de moverme. Quedarme aquí. Y tú vienes. Te sientas a mi lado. Tu alma azul, gris, blanca. Ya perdida en el infinito de los astros. Dejas caer tu mano invisible, tu energía sobre mi mano. Presiento como el temblor se alberga. No te veo. Solo un halo que deja en compañía tuya. Hace tanto tiempo que te has ido…Que no sé. No sé por qué tu espíritu regresa en estos momentos cuando una masa de agua cae sobre mi cuerpo. No dices nada. Solo me miras. Lo siento. Te pregunto pero tu luz es lejanía. Solo vienes aquí, a estar sentada conmigo en este parque deshabitado, con el frío trepando por las piernas, por mi vientre hasta llegar mis ojos que miran tus ojos. Tus ojos vacíos. La lluvia cede el paso a un luminoso sol. Todo se vuelve verde, frescor con un aroma a hierba. Inspiro y espiro. Lentamente. Muy lentamente. Y en mi memoria vienen esos recuerdos cuando tú eres ser de este mundo, con tus raíces apegadas bajo tierra y el imparable movimiento de tu persona. Ahora mira, aquí a mi lado. Muerta. Mis ojos miran tus ojos y la nada es la respuesta. Una lágrima emerge de mí. Cae sobre mi mano y tu mano. Desapareces. No dejas rastros. Solo fue un instante, un sueño. Un mal o buen sueño, según como se mire de que todavía estás aquí. 

lunes, noviembre 17, 2014

Te has levantado...

Te has levantado con la pesadez de áncoras oxidadas abandonando tu garganta. Te elevas por una mar donde las gaviotas plateadas anuncian vientos nuevos, vientos que te llevarán y traerán al ritmo de los dioses por los dominios de la serenidad. “Sopla, sopla. Ven hasta mi y desarma todo esta amargura que pesa sobre mis sienes, sobre mis espaldas”, dices.  Y viene, sopla el viento norte con sus lluvias, con sus brumas eclipsando en ti esas ganas de andar en penas. Como  sobrevives…Te admiro. Creas cierto magnetismo que sobrecoge mi corazón en el estallido de silvestres flores alegres. Sí, flores y más flores. De todos los colores. Circulas como ángel de alas blancas que rememora cada instante de una felicidad, esa felicidad puntual que tenemos en el curso sinuoso de nuestra vida. Ahora vienes. Si. Aquí. Conmigo, con los brazos abiertos y el palpitar insepulto del abrazo. 

sábado, noviembre 15, 2014

Pasos...

Pasos.
Huellas incesantes.
Olor a raíces
Y el canto de las ramas.
Un crujido.
Un gemido.
La oscuridad del nocturno.
Luciérnagas a la sombra de un tronco
Que se retuerce y retuerce
En sus siglos.
Una paloma blanca.
El descenso de un arroyo
Bajo mi desnudez.
Pasos.
Huellas de lágrimas.
Soledad.
Solo el gravitar del viento, del viento
Que me lleva a la ventura de seguir.
Aquí estoy.
Monte que cobija el corazón

De la escarcha, de la ida. 

jueves, noviembre 13, 2014

Lo viré...

Lo viré hacia mí. Solo balbuceaba un nombre. Un nombre perdido en las brumas de su rostro pálido, sudoroso. Intente reanimarlo. Pero no, solo el silencio fue atmósfera que hipnotizaba el lugar con sabor a muerte. La decadencia de su entereza era estimulada por un feroz eco que venía debajo de la tierra. Levántate y anda, le dije. Aunque sea por última vez y llévame al origen de ese nombre. Me miraba. Me miraba con sus ojos sumidos en la pena que le embargaba. Del nombre nada. Se incrustaba en mi cierto dolor. Sus ojos querían hablar pero no…No la tumba estaba más cerca. Sin más levantó un brazo y puso su mano sobre mi hombro. Y cayó, cayó bajo las ciénagas de la nada. Le cerré los ojos en ese instantes los cristales de la casa crujieron en ruptura, en ese instante las puertas se abrieron y cerraron, se cerraron y se abrieron. Un halo azul verdoso emanó de su vientre. Un halo que daba cierta paz. Me envolvió. Me arrastró hasta las afueras de la casa. Era de noche. Noche de luna llena. Oh que bella estaba. Me llevó hasta las oscuras profundidades del bosque donde la luna no se avistaba. Allí había una fosa cavada esperando ser ocupada por alguien. Me empujo dentro. Sentía como poco a poco la tierra iba cayendo sobre mi cuerpo. Yo luchaba, gritaba. Pero había algo, algo que me había quitado toda la energía. Estaba inmóvil, mudo…

martes, noviembre 11, 2014

Aquí...

Qué haces aquí, me pregunté.  Embelesada en el surcar de una tarde ceniza con la mudez de las aves me retuerzo sobre cadenas que respiran calma. Aquí, aquí…Frente una ventana donde la luz rancia de las horas cae con la rapidez de un relámpago. Lluvia que viene con su sonora canción. Me adormecerá. Me entregaré desnuda hasta que la danza de los fuegos al amanecer sosiegue su ritmo. Así como amantes perfectas girando y girando  con los ecos del paso del tiempo. Un tiempo que te hace crecer hasta envejecer. Miro mis manos. Observo sus movimientos.  Y las alas del agotamiento vienen a mis pequeños pies que pisan y pisan cenizas. Lastimada. Dolida. Tal vez sean las palabras…Ay el cansancio con sus plumas de buitres viene hasta mí y yo danzo y danzo como ser del vacío, como ser de la oscuridad.
               YY: Venid. Venid que ha empezado la danza de la lluvia que se nutre de fuego, que se funde por aceras contaminadas donde el auge de la pena retumba.
            XX: No. No queremos albergar la desesperanza desenterrada de tus entrañas. Guárdala ahí. Ahí donde nadie la vea.
     YY: Venid. Venid que el despertar del llanto ahoga el mañana. Los mismos pasos. Los mismos rostros opacos. La misma raja sobre mi pecho. Me siento herida. Loba que huye por las sendas de denso bosque en busca de su negra guarida. Fango. Lodo. Y el llanto…el llanto.
XX: No. No iremos. Aquí estamos bien. Sí en este rincón donde la brisa otoñal nos anuncia de la existencia de un lago donde los cuerpos engendran alegría.
  YY:  Venid. Venid. No hay sueños. No sueño. En vela cuento los suspiros que alzan como barcas vacías sobre un mar extraño. Y me dejo ir. Ir a la deriva hasta encontrar la luz. Esa que te emancipe de este fiero castigo. La nada. La nada…¡la nada¡
Qué haces aquí, me pregunto. Sola. Sola en  esferas que indagan el por qué de esta tristeza. La respuestas se presentan con telón de acero que me aparta, me aparta al sin sentido. Quizás vuelva otro día frente a la ventana. Quizás otro día cualquiera encuentre la solución. O tal vez no. Estaré saltando, brincando, distanciada del gemir y gemir.


Pájaros enjaulados...

Pájaros enjaulados. Manos rotas. Rostros que se difuminan en la oscuridad. Náufragos de un viento que asola hasta una orilla. Arrastrados, condenados, apiñados en los escombros de unos puñales que les llevaran a la concentración entre rejas. Presos, marginados, heridos por un sueño que se revuelca en tierras tenebrosas. Habéis llegado cansados, cansados de vagar en vuestro pecho la esperanza. Murallas y mentes rancias se ponen en vuestro camino. Y ahora navegáis como si las velas alzadas al sol se hubieran oscurecido. Destino incierto el vuestro bajo las garras de un enrarecido olor que rodea estas ínsulas. Adiós, gritáis. Un adiós que hace temblar los pilares de la humanidad. 

Solo...

Solo los alientos de un beso que se fue.
Solo y en vertical las caricias
Que se emancipan del alma.
Reboso de mareas
Nos condiciona a una lejanía
Donde las pardelas llaman al llanto
Tras el oscurecer de mis ojos, de tus ojos.
Chácaras, tambores entonan
El viejo baile del adiós
Sobre llanuras secas
Que corren a la ventura de nacer.
Solo tú. Solo yo.
Otra vez el tintineo de la madrugada.
Otra vez faros que velan por nuestra esperanza,

El reverder de nuestras ganas. 

domingo, noviembre 09, 2014

La cueva

“Ahí. Ahí están esas cuevas que nos habían dicho en sueños. Cuevas donde el circular del viento y el agua emiten cierta esperanza. Introduzcámonos. Todos. A la vez para que el sonido de sus oscuridad nos de la luz de nuestros pasos a dar.  Vamos compañeros. Agacharos, retorceros. Y todos seremos ese navegar por el cuerpo de roca de este rincón inhóspito.”, dijo uno de ellos.  Se agacharon, se retorcieron y como serpientes de carne y hueso rastrearon aquella cueva. Iban en busca de la verdad. Esa verdad que se adentra en nuestra reconditez y pace en las esferas del alma. Ya dentro de ella hallaron estalagmitas, estalactitas y pudieron erguirse de nuevo. Solo la luz de una antorcha los alumbraba. El goteo incesante del agua era eco que los hacía tambalearse de vez en cuando. El piso era resbaladizo. Seguían caminando, con esa antorcha que a veces parecía que se iba a apagar, el frío correteaba por sus venas. Al final de ella se encontraron con tres espejos. Tres, ellos eran tres. Cada uno se detuvo en uno de ellos y desaparecieron absorbidos por el. La cueva vacía y los tres espejos. Al rato cada uno de ellos comenzó a mirar desde el interior de el. Cada uno veía sus dos compañeros reflejados por el espejo que había sido absorbido. Se llamaban el uno al otro, el otro al uno ante ese encuentro. “ Qué es la vida aquí adentro. Observo una inmensa llanura donde yeguas de arco iris corren detrás de un rayo azul. Todo es hermoso, perfecto”, dijo el primero. “ La luz de una luna llena hechiza los riachuelos animados por el ritmo bello de una canción de peces, de árboles cuyas raíces nacen de él. Todo es hermoso, perfecto”, dijo el segundo. “ Ay que tarde, con ese cielo excelso, con el impecable aleteo de las aves que en migración van de un lado a otro. Todo es hermoso, perfecto.”, dijo el tercero.  Pasaba el tiempo, cada uno dentro de un espejo. Ellos no se percataban, sus sueños se habían edificado fiero remar del esfuerzo. Cada uno compartía sus debilidades con otro de sus compañeros y así sucesivamente. No quisieron más regresar. No quisieron decir de su secretos atrapados en su mundo.


jueves, noviembre 06, 2014

Y quisiste...

Y quisiste elevar tus pilares a través de las constelaciones del otoño cuando los sueños se vertebran bajo un haz de lluvia fina.  Y quisiste perderte en las colinas encerradas al son de cristales azules para que te ofrecieran algo de vida. Y quisiste volar más allá del horizonte donde las palomas mensajeras resquebrajaran un piano que no quiso tocar. Y quisiste amarla con las llamas de tus sentidos, con el peso de tu corazón cuando noche te visitó. 

miércoles, noviembre 05, 2014

Desde aquí...

Desde aquí, desde la distancia comenzamos las singladuras que nos llevará al invisible manto yerberas. Nos acostaremos, seremos colonizar de un suspiro y danzaremos con nuestros pies desnudos bajo la masa de astros que son visibles en este mundo.  Tal vez nos besaremos, nos desnudaremos y nuestros cuerpos como si fuera uno solo vagarán en el ritual del amor.  Izaremos la bandera de los llantos, de las penas, de la paz, de la justicia y de un hambre erradicada. Sed. Sí, tendremos sed. Sed de que batallas nefastas se calmen bajo la luz del arco iris. Y quizás nos abracemos, nos acariciemos cuando todo esto haya acabado. Ahora, desde aquí bailamos, saltaremos para que los fusiles sean metamorfosis de plumas de aves, de lavandas que difundan el equilibrio entre la humanidad y este planeta. 

sábado, noviembre 01, 2014

El silencio...

El silencio. Se retuerce bajo los oscuros cielos donde los astros entonan cierta luz. La marea corretea en el hechizo de los corazones sobre sus  pieles. Historias de dos se vierten en esa lluvia venidera de un otoño que luce la calma.
XX: Estoy mayor. La casa se me hace grande. Los cuadros que cuelgan de sus paredes emanan un llanto que hace que se revivan secuencias del ayer. Estoy cansado. No sé. Todo se vuelve sombra de nubarrones que adquieren el lánguido cuerpo de mis pasos. Sí, ya sé que me escuchas. Ahí sentado. Mirando siempre ese rosal blanco que parece el manto de lo que nos esperas. Sí, agotamiento. Mi ser se extingue y tú ahí. Mirándome, observando. Ahí amor…
YY: Aquí estoy mirándote. El rosal ya se ha secado, es estéril como nosotros. La vejez llega y con el ella la desgana nos embriaga en un mundo de paredes blancas. Te acuerdas de nuestra última velada. Sí, ese concierto hace años donde los componentes de traje negro nos decían de lo triste que es la vida, ese ser anciano sin que nadie te venga a visitar. Solo cartas y cartas. Cartas que llegan de los pocos amigos que nos quedan, que nos recuerdan. Me siento cansada yo también. Deberíamos hacer algo. Hay marea baja. Un baño, no te apetece…
XX: Que hablas mujer. Esto mullido. Por muy pequeñas que fueran las olas nos llevarían. Ya no hay fuerzas.
YY: Fuerzas. Aunémoslas. La tuya y la mía. La mía y la tuya. Dos cuerpos en uno.
XX: Hacer el amor cuando las estrellas son horizonte que nos acoge. Hacer el amor cuando el océano precipita un ronroneo que nos hará crecer a lo largo de nuestro yo. Tú y yo. Yo y tú. El último baile. Para que más. Horas y horas pasan aquí sentados. Tú con tu viejo rosal yo con mis viejas pinturas. Sí, levantémonos. Ya es hora.


viernes, octubre 31, 2014

Sonidos...

Sonidos.
El viento.
Arrebatado corazón
Que erige sus vuelos
Al son de una melodía.
Se despeja el cielo
El color intenso de una llanura celeste
Nos embriaga hasta el ocaso del día.
La miramos.
La saboreamos.
La amamos.
Aquí estamos, en vertical
Con la inconclusa historia
Que fluye por nuestras venas.
Veleros insuflan el aroma de las lavandas,
Las mareas nos azocan

En la ventura de ser y estar. 

domingo, octubre 26, 2014

Culpable...

X: Si. Culpable.
Y: Sí. Culpable.
Temblorosa se lleva las a su rostro. Un rostro demacrado, en la decadencia de la vida. Se te va. Te han condenado a ser carne bajo tierra. Por qué te preguntas. Por ser mujer. He aquí la razón. No vales nada. Lo sientes en tu piel, en tus sienes. Y caes y caes de rodillas rogando, suplicando que tu no…que tú no has hecho nada, que fue él. Sí, el. El poder de una sociedad patriarcal.
Z: Sí. Culpable.
W: Sí. Culpable.
Condenada estás. Que bajen los dioses, las diosas de antaño y te auxilien. Pero no. Hoy no. El presente es muy bien distinto. No hay derechos. No hay libertad para ti mujer.
La caída de la tarde. Tus palabras no sirven. Son materia que se pierde en la sordera del hombre, de las leyes discriminatorias a tu sexo.  Ay, si lo supiera el dios verdadero. Ibas tranquila en tu paseo nocturno. Una noche que engaña, una noche sin luna, una noche que huele a cadáver.  Y te asaltaron. Cometieron aberraciones contra ti. Quisiste defenderte. Y así lo hiciste, le arrebataste la vida, su impulso bestial. Ahora todo ha acabado. Te acusan. Se burlan que tú también eres un ser humano.
Culpable

Ahí viene. Con su estacas y martillos a enterrarte en vida. Serás ejecutada por los más peligrosos de los pecados, cruzarte con un hombre. Mirarlo.  Miras atrás, aquellas leyendas donde tu sexo tenía poder, igualdad. Todo se ha acabado.  La muerte te espera con su palidez y opacidad. La nada. 

Presentación


viernes, octubre 24, 2014

El retorno...

El retorno. La duda. Enjambre de ideas que exploran más allá de la conciencia. Aquí estoy. Aquí estamos.  Surcando mareas donde los veleros nobles a la paz crean una esfera azul imperceptible al malestar de las almas. Queremos volar. Queremos soñar. Sí, avanzando a una próxima orilla donde una pardela nos incite al beso, al abrazo. Amo. Amamos. Nos desatamos de esas ligaduras que nos apresan en valles cerrados y nos abrimos a la libertad. Esa libertad de amar. Hombre o mujer nos disolvemos bajo las cascadas de la realidad y todo lo demás son muros de ortigas impuestas por unos cuerpos sin rostros, sin aliento, sin ideas.  Leve. Soy leve. Somos leves. Y volamos ante la resistencia que insufla el presente. Sí, el retorno. La duda. Las ideas comienzan a estirarse más allá de las colinas donde se pone el sol. Aquí estamos y volamos y soñamos. Amarte así. 

miércoles, octubre 22, 2014

Esas llanuras...

Esas llanuras inconfundibles donde el auge de la hierba fresca juguetea con tu piel. Esas cimas en las que gravitas como pinzón azul de la libertad. Nubes que pasan. Una lluvia que viene. Y tú.  Así, ensimismada en el girar y girar de esas horas que no más que son la llamada a la caída de la tarde, al regreso de la luna. Ves el horizonte de un azul oscuro, astros que se esconden tras el resplandor de esa masa gris. Vienes por puentes de donde fluyen hojas verdes como beso a la vida, a la vida.  Algo triste, tal vez. Algo alegre, quizás. Pero vives. Vives en ese paisaje que tus ojos alumbran cuando la noche te hace un hueco. Ay la noche. Silenciosa, solemne. Carruaje que se expande detrás de los muros llevados por una brisa suave. Ahí estás. Corriendo, corriendo. Hasta que el agotamiento colme tu inquietud. 

lunes, octubre 20, 2014

Hace calor...

Hace calor en esa casa. Te desnudas lentamente. Estás cansada. Miras a través de la ventana el oleaje de la noche. De una noche sin luna, solo las luciérnagas luminosas cabalgando a través del universo. Hay marea baja, no hay nadie. Y desnuda sales hacia la playa, hacia ese océano que congrega miles de vidas en sus profundidades. Te entregas a él. Así, como si fuera tu amante. Un amante eterno porque siempre vuelves a su acaricia. Pierdes la noción del tiempo. Ese tiempo que se va. Pero tú lo haces perpetuo en la oscuridad de la madrugada. Te sientes bien. Ahogados, náufragos, seres que vagan en su masa viva. Te produce cierta congoja. Eres fuerte y a ellos te abrazas con tus lágrimas de sal.  Y todo se ilumina. Un haz de no sabes dónde viene hacia ti. No puedes ver. Lo agarras con tus manos, con tus sentimientos y sientes ascender tu cuerpo sobre uno de esos astros ocultos de la noche. Desde allí miras y miras. Miras el llanto crónico de esa masa azul. No sabes que hacer. Sí, hace calor aunque es otoño. Sí, la muerte ronda con sus agujas y navajas. Te quedas hasta el amanecer. Ves ese horizonte que se emancipa de la oscuridad. Todo sigue igual. 

sábado, octubre 18, 2014

Iba a tu encuentro...

Iba  tu encuentro. Sí, un encuentro entre las nubes malvas de la caída de la tarde. No te vi. No te encontré. Solo el ronroneo de un misterio que impregnaba mis manos de aridez. Liada a la añoranza volé. Sí, volé muy alto donde los acantilados alcanzan la muerte, el deseo. Dónde te hallabas, me preguntaba. Pero un humo en espiral y negro me relataba que habías desaparecido más allá de las mareas, del fuerte oleaje que hace los cuerpos se rajen, que las almas olvidan.  No me convenció la respuesta. Y volé. Sí, volé hasta ese horizonte donde las criaturas son fuente de felicidad. Y ahí estabas. Arrinconada. Sonriendo. Callada. Me gustó verte pero había algo más. Calaveras danzaban a tu derredor. Y ahí estabas. Arrinconada. Sonriendo. Callada. Intenté aproximarme. Imposible. Una barrera invisible me impedía el paso por más que lo intentará. Me di cuenta de que estabas lejos, muy lejos. Arrinconada. Sonriendo. Callada. 

miércoles, octubre 15, 2014

Y en silencio...

Y en silencio descubres ese lugar insospechado de tu reconditez. Vuelas entre cimas que te entregan vida, ese aliento provocando el ascenso de tus emociones. Eres vertical.  Trepas hasta la luna. Una luna blanca  que hará cosquillas a tus sentidos.  Sensible.  Tus ganas se envuelven en fogatas de donde mana el equilibrio, el tesón de seguir adelante. Miedo. No, no hay temor. La fatiga de que se te solape la sudas y se va. Corre por la desnudez de tu ser en raíces rajadas por tu aliento. Ruptura. Destrozas todo aquello que te hace pensar en la pena y sobrevives.  Sí, eres vida que se entremezcla con la belleza de la nada, del silencio. 

martes, octubre 14, 2014

Oleaje..

Oleaje que viene, que va. Acantilados suspirando el vuelo de nuestros sueños bajo un firmamento gris. 

Y viene la ola...

Y viene la ola. Viene con el rumor de un viento que no cesa. Sobre una roca nos sostenemos, en equilibrio aguardando esos deseos que de nuestro corazón manan. Sí, nos decimos. Vendrán. Con su cuerpo azul. Con su cuerpo verde. Con su cuerpo rojo. Con su cuerpo amarillo a ampararnos cuando la mar nos no lleve a sus profundidades oscuras.
Y viene la ola. Un seno rajado al tiempo que la espera se alarga. Puentes de raíces nos agarran fuerte para ver más allá de un horizonte hijo de la noche. Podemos avanzar. Caminar sobre arrugadas mareas que nos alcen sobre cielos donde los astros tiendan su luz para seguir, para continuar esa aventura de lo queremos.

Y viene la ola. Más sutil. Más apagada. Seguimos sobre la roca y los días corren tras un aro hasta al infinito. Vemos pasar nuestra vida. Alegrías. Penas. Neutralidad. Nos acoge un cierto aroma de cansancio. Pero la mente es rival de este nimio agotamiento. Y saltamos, danzamos sobre la roca. 

viernes, octubre 10, 2014

Y llegó el otoño...

Y llego el otoño. Los cambios giran en torno a una brisa que escupe hojarasca. Y aquí estoy. Sí, no sé. Voy a dar un paseo hasta el parque. Unos pasos que se enturbian cuando no te encuentro. Te has ido, me digo. Hace tiempo que no te observo en la distancia. Más no quiero que lo sepas, mis ojeras son oscuras en la danza de una lluvia que cae sobre mi ropa. Mi salud no anda bien. Mis sentidos andan agotados de tanta y tanta espera. Sé que no vendrás a mí. Aquí, sola. Las nubes se alejan y parece que la lluvia se retrae en otro plano. Pero me gusta. Me gusta ser vigilante en la lejanía. Así, aislada. No sé por qué, me digo. Soñar despierta que algún día cuando el sol regrese y nos abrigue del frío tú vendrás. Y tal vez me mires. Y tal vez te mire. Pero la noche llega y he de regresar bajo mi techo.  Un canción me acompaña.

jueves, octubre 09, 2014

Entras y sales...

Entras y sales
La habitación huele a lavandas
La noche nos alumbra
Con sus veleros de ensueños.
Cada hora que pasa
Somos alas rotas
Sin ganas de seguir.
Cansancio.
El agotamiento dicen los astros
Que es cima a arrimarse.
Adiós, dices.
Cierro los ojos
Y tu vuelo se erige ante los astros
Un poema se extingue entre mis manos frágiles
Desterrando lo que fue, lo que es.


Sobrevuelas...

Sobrevuelas el infinito de las estrellas y una eterna canción seduce a tu inocencia. Los arboles que transpiran de tu cuerpo dormido anuncian algún dolor, algún quejido. En tu mente se forma un monólogo que no entiendes, que escapa de tu comprensión. Por qué todo está en calma. Es de madrugada. Escuchas pasos. Un alboroto que por un momento te hace abrir los ojos, se aproximan, van a por ti. Pero no comprendes. Todo es oscuro. La luna que te mece alguna que otra noche se ha olvidado que hoy la necesitabas. Cuentas con pocos años. Tan niña eres que todo te parece un cuento de monstruos. Sientes que te tapan la boca. Por qué, si solo quieres dormir. Sientes que te cogen de pies y brazos. No, no entiendes. Y te llevan y te llevan al cuarto de baño. Escuchas algo que se afila. Se aleja, se aproxima. Se aproxima, se aleja.  Ese es tu deseo que se aleje, que te devuelvan a la cama y seguir escuchando el crujir de las ramas. Se aproxima. Te abren las piernas, los muslos. Y el dolor no lo sientes. No sientes nada.  Solo una extraña sensación de desgracia. Un charco de sangre baño a tu alrededor. Lo ves. Sangre y más sangre. Murmullos y más murmullos. Otra vez en tu habitación. Se han ido y te levantas. Que te han hecho, no entiendes. Tu corta edad no llega a comprender. Por qué ¡Por qué¡ Llamas a la luna, no viene. El dolor llega. Dónde está tu madre, tu abuela. La puerta está entreabierta y sientes que ellas te observan. Sonríen. No. No puede ser. Sangras y en silencio te quejas y ellas sonríen. Te revuelves. Deseas huir. Tal vez haya hecho algo malo hoy. Por tu memoria pasan fotogramas de la jornada. Pero no ves. No ves nada. Solo una densa neblina en tus ojos que te hace desmayar.  

lunes, octubre 06, 2014

El viento...

El viento baja hasta ti, te dice de los largos caminos de la vida que se envuelve entre arboledas cuya sombra perfecta te da de beber. Viene a por ti, te recoge en sus alas desnudas, invisibles y te lleva bajo una luna sobre esas copas donde la paz vierte un grito de esperanzas. Te dejas. Dejas que te invada. Tu, el viento, la naturaleza. Un círculo que se vuelve mágico cuando de un arroyuelo te ves reflejada. Aquí estás. Aquí, escribiendo un poema que no agota su esencia por tu amor inagotable. Aquí estás. Aquí, hablando a la madre tierra y al viento, al viento…
Xx: escúchame, que son de los desaparecidos. De esos que en precipicios de sal y caracolas susurran un canto a su muerte, a su muerte…
Viento: Aquí están. Unificados forman la danzan del fuego, de las olas que te llevan y te traen hasta la realidad. Su realidad es difusa, entremezclada con el cansancio y el adiós por el derecho de vivir. Vivir en calma. Sí. Que la calma los abraces ahora que en reunión son eco quejumbroso del llanto.
Xx: escúchame, que son de esas batallas.  De esas calamidades que raja este planeta en desequilibrio hasta no más ser lluvia agónica de la muerte, de la muerte…
Viento: Ahí siguen. Destruyéndose, aborreciéndose , engendrando la grotesca matanza de rostros y manos iguales. Qué será. Qué será.  Sea mi beso violento exterminio de esta tremendo temblor que sufren seres inocentes. Soplar y soplar hasta derribar el último fusil.
Xx: escúchame, hambre que siento, hambre que sienten. Pálidos y esqueléticos un ave carroñera avista sus últimos suspiros para ser viaje eterno a la muerte, a la muerte…
Viento: Eterno. Todo perdurable con el paso del tiempo, todo es existencia maldita que nos introduce por cavernas donde los ecos del silencio de sus almas los hará perpetua cadena de la desdicha, de las mocas que zarandean y zarandean a su alrededor. Soplar y soplar…

Xx: No. No me escuches. Me recojo. Me encojo. Doy la espaldas y ya veo un amanecer sin sol. Huyo. Huyo por las vertebradas lagunas de la muerte, del dolor. Me miro y solo veo muerte, muerte…

viernes, octubre 03, 2014

Cuando llegó...

Cuando llegó bajo su techo las puertas se cerraban, se abrían. Quedo dudosa si continuar volando entre ellas. Puertas que se cierran y abren. Por qué, se preguntaba. El temor no hizo hueco en sus carnes sino que se extendió en un entrar y salir que la llevaba por unas atmósferas abierta donde el tintineo de su vida se visionaba en fotogramas. Puertas que cierran en el último aliento del recuerdo. Puertas que se abren en el inspirar  e espirar de una visión nueva. Observaba un jardín  donde la plenitud del astro rey desenvolvía las flores en perfumes que le susurraba cierta paz. Se erigió a su cama de sábanas blancas y allí se tendió rodeada por la más exuberancia gotas de pétalos de rosas. Todas las puertas se abrieron y una fugaz brisa acarició su tez. Espero hasta el anochecer a su amante. Ese amante que tan había ensoñado en el curso de las horas. Tic-tac. Tic-tac. Un beso en el cuello la elevo hasta el amor y la luna hermosa descendió para mirar, para ser caricia de esa pasión. Una pasión perdurable en el transcurso de los tiempos. Sus bailes enfocaban un sudor de pecho a pecho así abrazadas con el girar de los años. Y la luna miraba. Y los pétalos de rosas crecían y crecían. Y las puertas ya ni se abrían, ni se cerraban. Solo ellas y el infinito amor.

jueves, octubre 02, 2014

Ven...

Ven. Acércate
La armonía de los cuerpos
Se nutren del universo.
Nos miramos.
Nos tocamos.
Y lentamente con el oscurecer
Somos vientre a vientre
En el beso que se expande
Tras los astros.
Tras esa luna enmascarada

Que nos sacude con su melancolía. 

domingo, septiembre 28, 2014

Abrazados...

Comprendió que abrazados en la profundidad de una danza bajo el arco de colores eran capaces de soñar. Un soñar despierto de mirada a mirada. Y así siguieron en la caricia pura de los besos cuando la lluvia en la lejanía era sonoridad de los pájaros. Así abrazos, cierto es. Cada uno con sus puertas como eco de sus entradas y salidas. Se amaban. Esbozan un vuelo que iba más allá de la plenitud de las mareas. Luego regresaban así abrazados, comiéndose a besos. Saboreando esas noches de luna llena cuando son singladuras monte arriba. Sí, arriba ¡Pa arriba¡  Y abrazados llegaban al pico más alto elevaban anclas y con plumas de pinzón azul anuncian su vuelo más alto a la plateada. Se entregaban a ella, abrazados. Y estoy es lo que hay, digo.  Ay de esos sueños que venían los sosegaba en medio de la duda. Sueños que plantaban como árboles en el silencio de la noche y la luna llena. Abrazados. De cada uno de ellos manaba un haz azul, verde, rojo de sus deseos. Desaparecieron, abrazados, en ellos. Adiós dijeron. No miraron atrás. Y en ese instante el firmamento brilló  un astro junto a la luna. El y ella. Ella y el. Abrazados. 

Relatos de arena...(libro)

Relatos de arena. Relatos que van más allá de los sentidos donde se mezcla lo real e irreal en un mundo donde la naturaleza es llamada a la nobleza. Seres que se pierden en sus pensamientos cuyo dolor y ganas de reír es una meta alcanzable. Todo se mueve, todo se estremece en el vaivén de unos monólogos intensos donde la sonoridad de las mareas vierte esos recuerdos, ese hoy que nos encauza en vagar como aves de la paz, de la libertad. 

Caminemos...

Caminemos. Las cristalinas aguas de la vida vienen corriente abajo hacia nosotras con el clamor de un beso más. Aquí estamos. La esperamos. Nos envolvemos en el designio del crepúsculo que con un suspiro nos hace arrimarnos a su frescor. Agarramos fuerte la brisa y el horizonte broncíneo son hojas secas que guardamos en algún libro donde nuestros labios besan sus singladuras. Caminemos , el aliento de los arboledas nos invade con su fragancia especial, hechizante. Monte abajo  corremos rumbo a la armonía entre humanos y naturaleza. Todo es bello. Todo es perfecto. Y seguimos dejando atrás el dolor, esas penas que nos molestan en el ritmo de la memoria. Aquí estamos. Tu y yo. Yo y tu. Escondidas, con las puertas bien cerradas, colgadas en las ramas de los vientos.


jueves, septiembre 25, 2014

El nacimiento...

El nacimiento de un río que inquieta a las aves que bajo el monte verde beben de su sabiduría. La calma apremiante solo el mecer de las ramas cuando la brisa emana belleza. El amanecer. Luces que evocan el equilibrio de las almas, de los pasos por las insonoras orillas del horizonte. Y otra vez la conquista de nuestro corazón. Y otra vez aquí estamos.  Saboreando la distancia, esa llamada de los fuegos de las miradas. Todo es mágico. Todo es ascensión hacia al pico más alto donde lagos intactos en el tiempo transmite cierta verdad. La verdad de lo grandiosa que es la madre tierra. Tu mirada. La mirada de las arboledas. Cierro los ojos y dejo que me embriague de emoción, de su abrazo honesto hasta el fin de la jornada. El río sigue su curso. Su agua inmaculada crea unos lazos tan perfectos que me miro, me observo. Reflejada la imagen de mi esencia me sereno y sigo su rumbo hasta la mar. Aquí estoy. 

martes, septiembre 16, 2014

Empecemos...

Empecemos.
Si.
No.
Tal vez.
Bajo nubes que emanan el dulzor de la aventura.
Aquí estamos.
Así somos.
Animales libres cuyo razonar se declina por un arco de colores
Que nos nutre de la esencia de un vuelo vertical
Hasta las colinas del beso risueño, del beso amargo.
Una lágrima.
Manos que se evaden.
Puede ser la esperanza llegada.
Puede ser el ronroneo de la paz
Que se enciende en los espíritus de alas bonancibles.



sábado, septiembre 13, 2014

Tic-tac.

Tic tac. Tic tac. El tiempo se fuga en el rodar y rodar de las jornadas. Tú ahí, intentando guarecerte en una cueva de los grotescos ojos blancos. Quieres detenerlo cuando el crepúsculo enciende mariposas de variados colores pero no puedes, algo te lo impide. Quieres conservar esos instantes eternos en tu memoria con el aletear de una madurez estática. La vejez te asusta, viene con su pesado saco de piedras y te hace caer cara al abismo. Tic tac. Tic tac. No se detiene y esto crea el emerger de las penas negras que azotan tu rostro. Quieres conservar cada vivencia, que tus recuerdos no se deshagan en mil pedazos. Parece que se van. Y tú corres. Es imposible. Tiemblas hasta el cansancio de tu verticalidad y dices querer dormir. Dormir con el espejo de tus sueños envueltos en la eternidad. Tic tac. Te haces enamorado de la luz pero ella te rechaza, huye de tus pasos desesperados, tristes. No hay otra. Cara a cara con la vida. Rendirse a lo que nos caricia. Aunque su caricia sea de navajas que vuelan a ras de tu esencia. Te desmoronas. Te pierdes. Caes a un pozo infinito cuyo fondo de lodo y púas te desequilibra. Tic-tac. Tic-tac.  

jueves, septiembre 11, 2014

Amanece...

Amanece con el rumor de cierta brisa
Recorriendo cada instante eterno de la memoria.
Seguimos por las rutas de un sol
Que en vertical guarda los secretos de la vida.
Aquí estamos, así  somos
Enganchados con el prender de nuestros sentidos
Cuando la claridad se incrusta en nuestros párpados apagados.
Amanece y un poema se extiende por cada pulso influyente
En alguna roca de este océanos que nos rodea.
Nos entregamos a nuestros pasos
Buscando el rajar del abismo
Un pájaro como animal de la libertad
Vuela alto, vuela firme.
Aquí estamos, así somos.
Bajamos  a beber del silencio de las horas tempranas
Y un canto erupciona entre las lanzas del astro rey
De este entorno que nos observa

Cuando la paz nos acoge en sus manos serenas.

miércoles, septiembre 10, 2014

Que ganas de reir...

Que ganas de reír, se decía. Miraba la luna llena con ese resplandor que hechiza las almas desdichas, afortunados y susurraba una balada a medida que las constelaciones huían. A orillas de una playa vacía emergía como si  aquel fuera el último día de su vida. Que ganas de besar, se decía. Miraba la luna llena con la fugacidad de unas palabras que pierden su significado y cantaba cada vez más alto. Que ganas de abrazar, se decía.  Miraba la luna llena con ese trotar de espumas y algas y cada latido de su corazón crecía y crecía como mujer cuya esencia es el amor. 

domingo, septiembre 07, 2014

Avanzas...

Avanzas como gotas en el aire
Por la belleza de la existencia.
Te arrimas a un pinzón
Cuyo vuelo sigues
En el eco gutural de una gruta.
Allí te quedas quieta,
Así con el frescor de un manantial

Que fluye de tus manos de plumas. 

sábado, septiembre 06, 2014

Te has levantado...

Te has levantado cuando el sol incide en tus párpados como alimento de la vida. Lenta y con delicadeza te yertas ante él. Te tienes que ir. Sí, vagar por esas aceras grises de la ciudad con carta en mano al encuentro de una ilusión. Te sientes cansada. Siempre lo mismo. Puertas que se cierran ante  tus  experiencias. Años de trabajo, piensas, que terminan en una cloaca. El sol que te desenlazó tu ánimo a seguir se ha vuelto tosco, monótono, oscuro. Retornas bajo tu techo cuando eres alianza con la caída del sol. Te encierras. Te miras al espejo. Y tus penas son sombra que se mece con aliento de la desgana, de la desesperación. Vas a la cocina. Solo un bote de leche y un pizco de café. Eso es lo que te queda. Miras tus manos. Manos vacías. Manos ensangrentadas de tanta desesperanza.  Te acuesta y el rumor de los sueños te lleva por precipicios que tienden un puente a la nada. Todos caen y caen. El sudor te despierta. Miras el blanco techo y tus ojos castigados caen vencidos por temor, por el miedo a la miseria. Respiras hondo y la calma vuelve a ti. Mañana será otro día.

viernes, septiembre 05, 2014

Y dije que iria....

Y dije que iría a verla. Sí, a mi ahijada. Esa que apadriné vía carta hace tantos años. El viaje fue largo, fue arduo pero la grata sorpresa de encontrarme cara a cara con aquella joven que ya contaba con 17 años me lleno de gozo. Sí, gozo. Una alegría que derramo lágrimas y lágrimas por mi tez. Vivía en un pueblo de no más cuarenta familias. Y ahí todos estaban. Sí , todos. Me miraban. Con una mirada dulce, extraña de otras tierras, de otros lares. Mis movimientos fueron torpes al encontrarla y la emoción indescriptible. Familias muy humildes, digo. Otra cultura. Otras gentes. Qué enriquecimiento a ser, a mi esencia. Que serán de sus pensamientos. Todos callaban. Nos fuimos a dar un paseo por aquel bello lugar y todo el pueblo detrás de nosotras. Guirnaldas de flores elaborados por ellos recorrían mi cuello ¡Su aroma¡ Me transmitía un cierto equilibrio entre los seres humanos, una cierta verdad de lo bello que puede ser la vida. Allí los dejé. Me fui. Una pena ahondaba en mis entrañas. Un tremor cuando me despedí. Esto es así. Ese nocturno un sueño se introdujo en mi cerebro, un sueño con cierto mensaje llevado por el viento en la última rama de aquellas arboledas de aquella aldea. Volverás. Cuando desperté todo era difuso. Tenía que partir, me dije. Pero con el paso de las estaciones retornaría. Sí retornaría para simplemente ver la verticalidad de ella, de otros bajo el techo de astros que me dicen que sí. Que sí, que todo es posible. 

martes, septiembre 02, 2014

Naciente...

Naciente de caracolas
Adormecidas por el columpiar de la brisa.
La mirada se pierde
Por los laberintos de las mareas.
Cantamos a los pájaros silenciosos.
Cuando la tarde cae.
Cuanta paz hay en el verso
Que emerge en la mirada

Serpenteante por un sol ido. 

domingo, agosto 31, 2014

Latidos...

Latidos que se confunde con el rumor de las olas cuando cada amanecer los filigranas solares vienen a mí. Conservando los colores de la mañana cuya luz raja de pétalos las rocas soy sueño que gira y gira en el tremor de unos ojos que se abren en alas verticales que buscan el horizonte bello. Me elevo. Y la fuerza de cráteres sumergidos dicen del vuelo sobre este océano que nos rodea. Avanzo de puntillas sobre él y esferas de hogueras me dan cierta calidez que acojo en mi regazo. Ay. La mañana cantos que vienen de las aves del universo, ramas que crujen, hojas que caen y un viento leve besa mis labios fríos. 

jueves, agosto 28, 2014

Si...

Si. No sé cuando el aliento de la sombra vendrá para cobijar cada paso que se pierde entre las filigranas solares. Ese animal de fuego aprieta, produce cierto malestar en la cotidianidad de los movimientos cuando corremos con yeguas salvajes. Sabíamos que el callar de nuestras manos nos llevaría a ser alas marchitas en el curso de las estaciones. Pero si. No sé cuando nuestros cuerpos se verán azocados por un viento sutil que nos lleve por esa masa arbórea donde los cirios de la noche cuelgan. Aquí estamos. Nos miramos conduciendo el despertar de nuestros sentidos en un rastro horizontal que abrirá los cerrojos del sueño.  Sueños en las travesías inmaculadas del arco iris, del amar. Si. Observamos ese roque que en la caída de la tarde trae nuevas. Noticias que con soltura se introducen por nuestros poros hasta sentir cierto estremecimiento que nos alarga en una gran calma. Son buenas. Pero temblamos en la espera. Y ahí estás. Sí. Conmigo.