jueves, agosto 28, 2014

Si...

Si. No sé cuando el aliento de la sombra vendrá para cobijar cada paso que se pierde entre las filigranas solares. Ese animal de fuego aprieta, produce cierto malestar en la cotidianidad de los movimientos cuando corremos con yeguas salvajes. Sabíamos que el callar de nuestras manos nos llevaría a ser alas marchitas en el curso de las estaciones. Pero si. No sé cuando nuestros cuerpos se verán azocados por un viento sutil que nos lleve por esa masa arbórea donde los cirios de la noche cuelgan. Aquí estamos. Nos miramos conduciendo el despertar de nuestros sentidos en un rastro horizontal que abrirá los cerrojos del sueño.  Sueños en las travesías inmaculadas del arco iris, del amar. Si. Observamos ese roque que en la caída de la tarde trae nuevas. Noticias que con soltura se introducen por nuestros poros hasta sentir cierto estremecimiento que nos alarga en una gran calma. Son buenas. Pero temblamos en la espera. Y ahí estás. Sí. Conmigo. 

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