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Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Es
la madrugada. Una madrugada donde la guaridaes el mundo de los sueños arrastrando sirocos inesperados.El albergar de minúsculos copos trotando por
los ventanas de los hogares. Una noche donde la arboleda gime cuando el viento
raja sus ramas cansadas, viejas y el tintineo grotesco de persianas haciendo
despertar los pasos por los pasillos bajo un techo. Ahí, en la ciudad, donde el
verdor del ayer evaporado son pilares de edificios grises, opacos, ásperos en el
avance de la tecnología. Farolas y más farolas colonizando el espacio donde los
seres pasean con la cabeza gacha, con el andar perpetuo de estrellas diluidas
en su luz. Parecen que olvidan. Olvidar que existe un firmamento estelar donde
los astros nos miran para que nosotros los miremos, los amemos y con nuestras
manos abracemos los latidos del cosmos.
Ese cosmos enigmático que con sus misterios juega alcaos de la humanidad ¡La noche¡ ¡La noche¡ Y
es la noche que sin saber del olvido va huyendo de las lanzas cobrizas del
crepúsculo en el horizonte. Y surgió el temblor, el crujir de las entrañas de
la tierra que en su maldición de años despierta . Un temblor que solo afecto aquellos
desahuciado por la sociedad, aquellos durmientes en bancos helados, en cajas
mojadas, aquellos que tras el trago de la mugre de la marginación duermen a ras
de una acera sucia, podrida, desgastado, aquellos que en los rincones de la
basura van en busco del aliento a la vida. Hipnotizados, idos, locos,
emborrachados de derrotas, acribillados de miseria. Y eclosiona la mañana ,
todos desaparecen tras las alcantarillas de la sordera, dela ceguitud de los andantes en sus reinos del
equilibrio, de la vida, de una sociedad marcada por el avance ¿El avance? De qué,
en un mundo descompesado, oprimido , de unos pocos o unos muchos, pregunto....continuara
Aquí. Presente. Escuálidos espejos donde la belleza se
desfigura.Cansancio.Alas de mariposas entorno a hogueras donde la
danza de estrellas fugaces habla de lavida. Un desierto se antepone en
la sombra de las pisadas que no detienen. Y la danza humana en la en el regazo de una
luna, de dos lunas, de tres lunas al encuentro de la calidez, de la tibieza
perenne de unas manos.
Inclinados. La batalla a acabado, se ha deshecho en el
aliento del cansancio. En cierto ritmo conversan con el viento que viene,
calmo, alado de astros que avanzan a la serenidad. Dos cuerpos armados, con el rostro de sangre y
sudor se sientan espalda con espalda. Una bandera blanca ondea entre ellos.
Xx:
El silencio. El silencio….Parece que ha despertado. Pero sin
embargo me disgusta este lugar yermo de existencia. Casas destruidas y el
relampagueante ladrido de un perro. No hay nadie, solo, silencio…silencio que
hace estremecer mis entrañas, que desborda mi conciencia en remordimiento. No
sé, quisiera mirar la belleza de unos ojos que no lloren, que no estén secos,
que no sean inertes en devenir de las jornadas. El sol no vendrá, solo una
bruma de pesadillas a lo largo de los años.
Yy:
El silencio. El silencio…se nutre de mi pecho. Estoy abatida
por las inclemencias de esta guerra ¿En qué año estamos? No. No lo sé. Todo se
retuerce, todo retrocede, todo descansa en la indiferencia, en la ignorancia, en
la retorcida mente de esos. Sí, esos…sí, sí…los que están ahí sentados con sus
manos dirigiendo nuestras pies de guerreros bestiales contrano sé quién, ni el por qué.Ahora, aquí estática miro las estrellas
difusas por cierta neblina de codicia. Siento algo detrás de mí. Pero, me
aterra este silencio. Sí, el silencio. Somos estúpidos, una manera razonar que
nos lleva a la locura…la locura de la muerte.
Xx:
Y ahora qué. Todo ha terminado pero la nada sabotea mi
entereza, nuestra entereza. Quisiera llorar pero mis fuerzas están en un estado
de vacío. Precipicios volcándose en cada fotograma de mi memoria. Sangre y más
sangre. Llantos y más llantos ¡No¡ que el mal se aleje de mi, que se aleje de
esta esfera enrarecida y los jardines de la calma eterna se aposenten sobre mis
hombros, sobre sus cuerpos: ausentes, desnutridos, desesperanzados.
Yy:
Y ahora qué. Quisiera tener ganas de bailar ante la reactivación
de la vida, de alguna sonrisa ¡Ven¡ ¡Ven¡ Acapara todos sentidos y hazme
saborear alguna brizna enriquecedora de paz . Correr y correr por campos donde
la hierba enrede mis piernas desfallecidas y bajo un algún árbol edificante de
estas ruinas ¡Ven¡ ¡Ven¡ Mis manos se vuelven lucidas, inquebrantables ante
este firmamento.Parece que vuelven las
estrellas. Parece que todo se recupera después de la oscuridad.
Verticales. Espalda con espalda. Entre ellas, ellos una bandera
blanca…muy blanca. Palomas se yerguen ante el mañana, el mañana…Dan unos pasos
y la danza por la vida, por el existir, por la tierra comienza.
He llegado hasta aquí, me dices. Cuentas que el sudor y las
espaldas pesadas te han acompañado como sueño de un mañana.Te arrugas y te sientas con los ojos abiertos…muy
abiertos mirando a no sé dónde. Sin embargo, dices, he llegado hasta aquí. No
despides esa frase de tus labios, de tus silencios y monótona derivas a una
sonrisa. No sé por qué ríes, no sé por qué deseas, no sé por qué esperaste.
Ahora cuando has llegado no sé te miro y palpo cierta calma en tu rostro,
cierta tempestad en tus entrañas. Y callas, y te sientas con los ojos abiertos…muy
abiertos y sonríes. Y tus sueños
soncómplices de la certeza. No te
entiendo, por qué tanto tiempo. No dices nada, tu conversación se alza sobre la
oscuridad de ayer. No recuerdas, todo es mudo y has llegado hasta aquí. Te
desentiendes del peso, de las magulladuras y ahí estás. He llegado hasta, me dices. Estática y con las
manos libres te levantas. Una ventana al firmamento donde las estrellas miman
tu aliento y sonries….
Están quietos en el zumbido de una bala que desangra sus
corazones. La belleza de la tierra se opone ante los gemidos del silencio. Un
niño y una madre. Un niño y un padre. Un niño y un anciano. Un niño y una
mano.Grotescas consecuencias de un aire
enrarecido a ras de sus ojos, abiertos, blancos. La batalla viene con su denso
y perpetuo caparazón de metrallas que llaman a la desidia, a la languidez de un
pueblo. Fatigado deja de gritar, deja de orar a los miles de dioses que rajan
la humanidad. Quietos…muy quietos. Las ventiscas de la paz no brotan de sus
entrañas dolidas, heridas, muertas. Y viene por un instante el silencio, será
realidad ¡no¡ ¡no¡ es el brutal desenlace del hoy. Somos testigos del genocidio
y no entiendo el por qué, no llego aclararme cuanto un niño y su llanto, un
niño y su callar, un niño y su dolor, un niño y su mano sangrienta roza el
abismo. Quietos…muy quietos, anclados en tierras polvorientas de un estruendo
atroz por las ganzuadas garras sanguinarias y endemoniadas de la bestia. Ahí
viene con su estupidez, con su ignorancia, con su indiferencia trazando
cuchillas afiladas en sus rostros.Se
cierran los párpados ausentes al desastre y meditan, abocan a la derrota de la
humanidad como existencia.
Marea alta , suculento vals de oleaje en las entrañas del
viento…del viento.Tú, abrigada con la
silueta de la desnudez de los sentidos. Yo, embarcada en un sueño reiterante en
el suceso de las jornadas.Gaviotas en
vuelo, pasaje de plumas grises y blancas alentando su vuelo…su vuelo. Tú,
embriagada con la fragancia de las mareas, algas y caracolas juegan con tus
pies vestidos de arena húmeda. Yo, profundizando en el vaivén de que si, de que
si no caminar por puentes lejanos, por puentes indecisos de armonía ¡La mar¡
¡la mar¡ oh cuerpo extraño que se acerca con el ralentizar de las horas. No me
detengo y avanzo. Nos cruzamos, desviamos los ojos envueltos en tul azul y el
navegar se hace pausado. El viento se pacifica y las mareas callan y la barca
que nos mece nos entrega en lo hondo del océano. Bebemos de él y con el retorno
a la orilla nos distanciamos ¡Adiós¡ ¡La mar¡ ¡La mar¡ Nuestra sed es ahora
invisible mano acariciante en el resonar de un piano no lejos…no lejos. Yo
aquí. Tú ahí. Círculos de plumas enhebrando el mañana.
Lenta, se mece lenta la tarde, se alarga en horizontes donde
el hechizo de algún pájaro de ojos blancos señala la desidia de los sentidos.
Un viento. Unas gotas que remueven las pisadas indecisas a ras del asfalto y el
retorno a la casa. Una habitación. Un café. Un cigarro. Eternos soplos de vejez
mirando sus manos. Un sueño. Un vuelo. Y la danza briosa entre paredes azules,
verdes, amarillas. Una soledad. Un encuentro. Tic-tac…tic-tac , el tiempo para
y suena el aliento de una canción quizás, olvidada…tal vez presente en el recorrido
intocable de una acaricia agarrada en la atmósfera que respiramos.
Somos grises plumas en el descender por las colinas del
callar. Andamos ciegas, torpes, arrinconadas en la ventura de echar una jornada
más para atrás. Nos perdemos por los túneles oscuros de un hechizo del destino.
Pero, sin embargo amanecemos en lo cotidiano, en la verticalidad de nuestras
manos que nos lleva, que nos trae el gozo del ser. Un cielo animado por nubes
cenizas nos ensucia hoy, tal vez, en el parloteo de las horas el brío de nuestros
ojos se hallen, se hablen y quizás, lleguemos al final de las mareas.
Las mareas se cruzan entre nuestras miradas ajenas.Seguimos rumbos semejantes pero con la
distancia de las tierras. Las tierras allendes, las tierras distintas pero con
el mismo eje donde confluyen los corazones. Ya…ya sé que no me escuchas. Ya…ya
sé que no me ves. El hechizo de la tarde me trae tus ojos, me los imagino
compasivos, benevolentes, bellos…muy bellos. Ahora para que entiendas, para que
sepas ando frente un dibujo donde aves imaginarias se yerguen en la
esperanzaverde…muy verde. Y me entra
ganas de danzar, violines y pianos me mecen en pensarte, en amarte así sin más.
Y este cuerpo que brinca con la sonrisa de la entrega, del deseo. Esperemos
tiempos serenos donde nuestras manos se unifiquen en vertical.
Ausente. Te noto ausente. Ya sé que me escribes. Qué
tontadas son estas.Me llegan…me llegan
estas cartas fragmentadas en los años. Giran en torno de antorchas
hechiceras…será de tanto pensarme…será de tanto desearme. Si te escucho, en el
vaivén del letargo edificando una cierta nostalgia a no sé quién.Las mareas se cruzan entre nuestras miradas
ajenas.Mis pisadas se pierden bajo un
sol monótono y me pregunto ¿Quién serás?Me uno a una pandereta y bailo al son de la reconstrucción de tu olor en
mis sentidos. Y río también, a solas, claro está, cuando nadie me ve. Y te digo
te amo y la nada me atosiga, con celeridad te pienso. Ojalá que tu también.
Esperemos. Esperemos tiempos serenos donde nuestras manos se unifiquen en
vertical.
Y las mareas se cruzan entre sus miradas desconocidas. Algo
dice de un sueño, de un sueño que hacen que se reconozcan cuando el horizonte
levanta el sol de la mañana. Se dan de la mano calladas, caminan a lo largo de
la playa donde aún solo hay gaviotas, pardelas y alguna que otra paloma enla llamada de la jornada.Y las mareas se cruzan entre sus miradas
afables de lo que tendrán que recorrer.Aún la frialdad del ambiente las ampara, las besa sutilmente. Y las
mareas se cruzan entre sus miradas cómplices. Una sonrisa. Una vida.
Corría y corría a través de la soledad de las calles en la
madrugada. Se dirigía al oleajebruto
que la llamaba…la llamaba. Sudorosa llegó a la orilla. Una marea oscura con lo
violento de las olas provocadas por un viento de navajas que se deslizaban en
su rostro.Ella sentía que la llamaba y
la llamaba. Penetrar en ese mundo desconocido o quedarseen esa orilla observando su actitud tosca.
Pero la llamaba y la llamaba. Se introdujo con los ojos cerrados, noche de luna
desahuciada, noche de constelaciones perfectas, noche de silencios, noche con
el grito grave del océano. Desapareció por unos momentos, unos momentos que
girabanhasta el crepúsculo de la
mañana. Ahí está, seca, con su vientre abultado, desnuda. Se miro su estómago y
de repente rompió aguas ¡Qué será¡ ¡Qué será lo que llevo dentro¡ No sintió dolor
mientras el océano ahora sereno la llamaba de nuevo. Entre sus piernas se deslizó
algo, no había sangre, no había alguna señal de lo que pudiera ser. El océano
callo y de una especie de ave se movía torpemente por la arena. Sus ojos al
principio llorosos en la pena por de su podrá o no volar. Sus ojos luego luminosos,
alegres cuanto está se emancipo de ella, del oleaje calmoen un vuelo. En un vuelo lleno de brío, de
belleza. Revoleo alrededor de ella, de las mareas y se hizo invisible a medida
que se alejaba.Retornó bajo su techo
pensativa, conforme con el mensaje de esta detrás de la frontera. Todo tiene un
final, se ha visto muchas veces en la historia de los grandes imperios. Todo
tiene un comienzo detrás de la frontera, una frontera de náufragos y rostros muertos.
Me dices. Te digo. Así en la contemplación de un almanaque
que se desgasta, que se ensucia. Aves colonizando nuestro rincón. Me dices. Te
digo. El susurro de las olillas maneja nuestro conversar monótono,
aburrido.Y ahora acantilados
perpetuando nuestros ojos cansados, desorientados en el devenir de las
jornadas. Callemos. Una insonoridad que nos hará desaparecer como náufragos en
la orilla. Huyamos. Adiós me dices. Adiós te digo. No hay más, ya nos hemos
burlado bastante de las estaciones gélidas, áridas, hurañas. Durmamos me dices.
Durmamos te digo. Eviternas ventoleras del fin de nuestros sentidos trotando
alrededor de nuestros vientres. Adiós dices. Adiós te digo…Mira , algo se ha
posado en la rama frente nuestro balcón…nuestro balcón…Me acerco. Te acercas.
Somos manos distantes, el sol brilla, la marea se divierte con desnudos
cuerpos. Solo fue un instante, ya se ha ido de la rama. Creía...Creías. …Será
el deseo de la espera, de aguardar más este tiempo en que somos una. No nada
que hacer. Adiós te digo. Adiós dices. Sueña, sueña…
Ella lo eligió así. Soltar palabras mientras echaba las
cartas ¿Dónde estará? ….donde estará el infinito astro de la buenaventura. Una
y otra vezcada movimiento, cada
barajar, cada sentencia creyente ella de su destino. Cerró ventanas. Cerró
puertas. Y en su salón de piso gastado por los años se sentó. Cogió su manojo
de cartas habitual y las echó. Siempre la misma respuesta acorde con sus
pensamientos, con su conciencia. Cada suelta la estrangulaba en una tez más
pálida, más decadente. Sus ojeras pesaban…mucho pesaban, se aproximaban a un
mundo abisal cuya entrañas la agotaba, la fatigaba.Sintió una sombra, una sombra tras de
ella.Pero ni caso hizo, seguía echando
las cartas hasta que una mano hermética, fría como plomo cayó sobre su hombro.
Se estremeció, se le antojo que sería el espíritu de la muerte que la venia a
buscarla. Pero echa continuaba echando las cartas. La muerte, si o no…no o si.
Un fuerte fuego atacó a su estómago y vomitó sobre las cartas. La mano seguía
sobre su hombro, pesada. Miró las cartas, la sangre arrojada sobre ellas, el
maldito destino la engañaba otra vez ¡basta¡ escuchó y se levantó. No había
nadie. Abrió puertas. Abrió ventanas. La noche sin luna y las cartas manchadas
de rojo intenso por la fuerte brisa se esparcieron en la pérdida. Primero un
disgusto. Segundo un asombro. Tercero la nada. Afligida miraba todo su
derredor, toda su existencia. Intento retroceder no se hacía donde. Daba marcha
atrás al compás que su quejido engendro una luz azul. La luz de la tumba, ella
misma la había cavado año tras año. Se dejo ir en el mecer de unas cortinas por
la brisa fuerte. Ella lo eligió así. Las
cartas se perdían en el sentido del callar, de palabras consumidas a ras de sus
ojos apagados.Se asomo en la ventana,
la noche cerrada traspasada por la fuerte brisa emitía no sé qué quejido de
algún viejo árbol. Y vio esa luz fúnebre, ahora que estaba gastada, arrugada en
lo frío del aliento nocturno. Todo había terminado, sus viejas cartas en no
sabe dónde, sus anhelos perdidos en un precipicio de desorientación. Abrió la
puerta que daba a la calle y salió. Con su camisón gris, con sus sueños grises.
Se desprendió de él. Al día siguiente encontraron su cuerpo desnudo bajo un
árbol chirriante ante la brisa fuerte , en la mano, unas cartas.
No lo sabes. Sí, no lo sabes, voy hacia ti con la sonoridad
de la memoria. Una memoria acompañada de un deseo en las vertientes donde las
mareas ambulan en rotos sentidos, en serpenteos de olas que me ayuda a inspirar
y espirar…espirar e inspirar. No lo sabes y me siento frente a un piano, una
melodía alcanza mis manos secas, distantes de tu mirada. Ojos retorcidos en al
encuentro de cada esquina desvencijada, obsoleta. Me abrigo, tiritar por
eviternos nubarrones que aburren, que hastían hasta que la memoria te halla, te
encuentra sentada frente a mí. No…no lo sabes, enigma absorbidos por la
ceguedad de mis pisadas. Y, ¿si supieras? Todo sabe amargo, distante. Todo gira
en torno a candados de lo real, de esa verdad que nos lleva a la nada.
Súbitamente me encuentro y dejo de sonreír. Te pienso y nada más…y nada más.
Manos. Miradas ausentes entre los oleajes continuos de los
pasos. Nos perdemos bajo astros protegiéndonos del don de los besos. Abultados
espacios concurren como sombra perenne esparcida al vaivén de los vientos.Solitarias canciones se encogen a medida que
el tiempo se desviste de su tic-tac, tic-tac…se enciende una vela y remotos
deseos palpan el rostro empobrecido por tercos desiertos. Yaquí estamos, desveladas, consumidas en la
sempiterna deshojar de un almanaque callado, indeciso. Manos. Miradas a través
de náufragas singladuras de almas abatidas. Silencio, mucho silencio…