domingo, abril 29, 2018

las manos


Las manos.
                Árboles decaídos.
El susurro de las hojas.
Aquí.
Ahora.
La belleza de los cuerpos.
Vientre con vientre.
El sudor.
El agotamiento.
                La noche
Y la danza de los astros.

LA MUJER DE ARENA(NARRATIVA)


1
Es la madrugada. Una madrugada donde la guarida  es el mundo de los sueños arrastrando sirocos inesperados.  El albergar de minúsculos copos trotando por los ventanas de los hogares. Una noche donde la arboleda gime cuando el viento raja sus ramas cansadas, viejas y el tintineo grotesco de persianas haciendo despertar los pasos por los pasillos bajo un techo. Ahí, en la ciudad, donde el verdor del ayer evaporado son pilares de edificios grises, opacos, ásperos en el avance de la tecnología. Farolas y más farolas colonizando el espacio donde los seres pasean con la cabeza gacha, con el andar perpetuo de estrellas diluidas en su luz. Parecen que olvidan. Olvidar que existe un firmamento estelar donde los astros nos miran para que nosotros los miremos, los amemos y con nuestras manos abracemos  los latidos del cosmos. Ese cosmos enigmático que con sus misterios juega al  caos de la humanidad ¡La noche¡ ¡La noche¡ Y es la noche que sin saber del olvido va huyendo de las lanzas cobrizas del crepúsculo en el horizonte. Y surgió el temblor, el crujir de las entrañas de la tierra que en su maldición de años despierta . Un temblor que solo afecto aquellos desahuciado por la sociedad, aquellos durmientes en bancos helados, en cajas mojadas, aquellos que tras el trago de la mugre de la marginación duermen a ras de una acera sucia, podrida, desgastado, aquellos que en los rincones de la basura van en busco del aliento a la vida. Hipnotizados, idos, locos, emborrachados de derrotas, acribillados de miseria. Y eclosiona la mañana , todos desaparecen tras las alcantarillas de la sordera, de  la ceguitud de los andantes en sus reinos del equilibrio, de la vida, de una sociedad marcada por el avance ¿El avance? De qué, en un mundo descompesado, oprimido , de unos pocos o unos muchos, pregunto....continuara

viernes, abril 27, 2018

Divagaciones de una tarde abril..........


Aquí. Presente. Escuálidos espejos donde la belleza se desfigura.  Cansancio.  Alas de mariposas entorno a hogueras donde la danza de estrellas fugaces habla de la  vida.  Un desierto se antepone en la sombra de las pisadas que no detienen.  Y la danza humana en la en el regazo de una luna, de dos lunas, de tres lunas al encuentro de la calidez, de la tibieza perenne de unas manos.

miércoles, abril 25, 2018

El silencio


Inclinados. La batalla a acabado, se ha deshecho en el aliento del cansancio. En cierto ritmo conversan con el viento que viene, calmo, alado de astros que avanzan a la serenidad.  Dos cuerpos armados, con el rostro de sangre y sudor se sientan espalda con espalda.  Una bandera blanca ondea entre ellos.
Xx:
El silencio. El silencio….Parece que ha despertado. Pero sin embargo me disgusta este lugar yermo de existencia. Casas destruidas y el relampagueante ladrido de un perro. No hay nadie, solo, silencio…silencio que hace estremecer mis entrañas, que desborda mi conciencia en remordimiento. No sé, quisiera mirar la belleza de unos ojos que no lloren, que no estén secos, que no sean inertes en devenir de las jornadas. El sol no vendrá, solo una bruma de pesadillas a lo largo de los años.
Yy:
El silencio. El silencio…se nutre de mi pecho. Estoy abatida por las inclemencias de esta guerra ¿En qué año estamos? No. No lo sé. Todo se retuerce, todo retrocede, todo descansa en la indiferencia, en la ignorancia, en la retorcida mente de esos. Sí, esos…sí, sí…los que están ahí sentados con sus manos dirigiendo nuestras pies de guerreros bestiales contra  no sé quién, ni el por qué.  Ahora, aquí estática miro las estrellas difusas por cierta neblina de codicia. Siento algo detrás de mí. Pero, me aterra este silencio. Sí, el silencio. Somos estúpidos, una manera razonar que nos lleva a la locura…la locura de la muerte.
Xx:
Y ahora qué. Todo ha terminado pero la nada sabotea mi entereza, nuestra entereza. Quisiera llorar pero mis fuerzas están en un estado de vacío. Precipicios volcándose en cada fotograma de mi memoria. Sangre y más sangre. Llantos y más llantos ¡No¡ que el mal se aleje de mi, que se aleje de esta esfera enrarecida y los jardines de la calma eterna se aposenten sobre mis hombros, sobre sus cuerpos: ausentes, desnutridos, desesperanzados.
Yy:
Y ahora qué. Quisiera tener ganas de bailar ante la reactivación de la vida, de alguna sonrisa ¡Ven¡ ¡Ven¡ Acapara todos sentidos y hazme saborear alguna brizna enriquecedora de paz . Correr y correr por campos donde la hierba enrede mis piernas desfallecidas y bajo un algún árbol edificante de estas ruinas ¡Ven¡ ¡Ven¡ Mis manos se vuelven lucidas, inquebrantables ante este firmamento.  Parece que vuelven las estrellas. Parece que todo se recupera después de la oscuridad.
Verticales. Espalda con espalda. Entre ellas, ellos una bandera blanca…muy blanca. Palomas se yerguen ante el mañana, el mañana…Dan unos pasos y la danza por la vida, por el existir, por la tierra comienza.



martes, abril 24, 2018

He llegado...


He llegado hasta aquí, me dices. Cuentas que el sudor y las espaldas pesadas te han acompañado como sueño de un mañana.  Te arrugas y te sientas con los ojos abiertos…muy abiertos mirando a no sé dónde. Sin embargo, dices, he llegado hasta aquí. No despides esa frase de tus labios, de tus silencios y monótona derivas a una sonrisa. No sé por qué ríes, no sé por qué deseas, no sé por qué esperaste. Ahora cuando has llegado no sé te miro y palpo cierta calma en tu rostro, cierta tempestad en tus entrañas. Y callas, y te sientas con los ojos abiertos…muy abiertos y sonríes.  Y tus sueños son  cómplices de la certeza. No te entiendo, por qué tanto tiempo. No dices nada, tu conversación se alza sobre la oscuridad de ayer. No recuerdas, todo es mudo y has llegado hasta aquí. Te desentiendes del peso, de las magulladuras y ahí estás.  He llegado hasta, me dices. Estática y con las manos libres te levantas. Una ventana al firmamento donde las estrellas miman tu aliento y sonries….

domingo, abril 22, 2018

Quietos...


Están quietos en el zumbido de una bala que desangra sus corazones. La belleza de la tierra se opone ante los gemidos del silencio. Un niño y una madre. Un niño y un padre. Un niño y un anciano. Un niño y una mano.  Grotescas consecuencias de un aire enrarecido a ras de sus ojos, abiertos, blancos. La batalla viene con su denso y perpetuo caparazón de metrallas que llaman a la desidia, a la languidez de un pueblo. Fatigado deja de gritar, deja de orar a los miles de dioses que rajan la humanidad. Quietos…muy quietos. Las ventiscas de la paz no brotan de sus entrañas dolidas, heridas, muertas. Y viene por un instante el silencio, será realidad ¡no¡ ¡no¡ es el brutal desenlace del hoy. Somos testigos del genocidio y no entiendo el por qué, no llego aclararme cuanto un niño y su llanto, un niño y su callar, un niño y su dolor, un niño y su mano sangrienta roza el abismo. Quietos…muy quietos, anclados en tierras polvorientas de un estruendo atroz por las ganzuadas garras sanguinarias y endemoniadas de la bestia. Ahí viene con su estupidez, con su ignorancia, con su indiferencia trazando cuchillas afiladas en sus rostros.  Se cierran los párpados ausentes al desastre y meditan, abocan a la derrota de la humanidad como existencia.

sábado, abril 21, 2018

Marea alta...


Marea alta , suculento vals de oleaje en las entrañas del viento…del viento.  Tú, abrigada con la silueta de la desnudez de los sentidos. Yo, embarcada en un sueño reiterante en el suceso de las jornadas.  Gaviotas en vuelo, pasaje de plumas grises y blancas alentando su vuelo…su vuelo. Tú, embriagada con la fragancia de las mareas, algas y caracolas juegan con tus pies vestidos de arena húmeda. Yo, profundizando en el vaivén de que si, de que si no caminar por puentes lejanos, por puentes indecisos de armonía ¡La mar¡ ¡la mar¡ oh cuerpo extraño que se acerca con el ralentizar de las horas. No me detengo y avanzo. Nos cruzamos, desviamos los ojos envueltos en tul azul y el navegar se hace pausado. El viento se pacifica y las mareas callan y la barca que nos mece nos entrega en lo hondo del océano. Bebemos de él y con el retorno a la orilla nos distanciamos ¡Adiós¡ ¡La mar¡ ¡La mar¡ Nuestra sed es ahora invisible mano acariciante en el resonar de un piano no lejos…no lejos. Yo aquí. Tú ahí. Círculos de plumas enhebrando el mañana.

jueves, abril 19, 2018

lenta


Lenta, se mece lenta la tarde, se alarga en horizontes donde el hechizo de algún pájaro de ojos blancos señala la desidia de los sentidos. Un viento. Unas gotas que remueven las pisadas indecisas a ras del asfalto y el retorno a la casa. Una habitación. Un café. Un cigarro. Eternos soplos de vejez mirando sus manos. Un sueño. Un vuelo. Y la danza briosa entre paredes azules, verdes, amarillas. Una soledad. Un encuentro. Tic-tac…tic-tac , el tiempo para y suena el aliento de una canción quizás, olvidada…tal vez presente en el recorrido intocable de una acaricia agarrada en la atmósfera que respiramos.


martes, abril 17, 2018

Somos grises.-..


Somos grises plumas en el descender por las colinas del callar. Andamos ciegas, torpes, arrinconadas en la ventura de echar una jornada más para atrás. Nos perdemos por los túneles oscuros de un hechizo del destino. Pero, sin embargo amanecemos en lo cotidiano, en la verticalidad de nuestras manos que nos lleva, que nos trae el gozo del ser. Un cielo animado por nubes cenizas nos ensucia hoy, tal vez, en el parloteo de las horas el brío de nuestros ojos se hallen, se hablen y quizás, lleguemos al final de las mareas.  

domingo, abril 15, 2018

un...


Un desahucio.
Una guerra.
El rotar monótono de la existencia.
Un llanto.
Una indiferencia.
Un alzamiento de derrotas
De la humanidad.
La nada.
El vacío.
Baladas de muertos.
Cantos de sordos
Al genocidio de almas de la inocencia.
Somos violencia.
Somos crueldad en las esferas de la lejanía.
Sentados.
Acomodados.
Y la muerte,
Y la herida,
Y las cicatrices
Haciendo de las suyas.
¡Llanto márchate¡
Conversa  con la paz, con la libertad.




viernes, abril 13, 2018

las mareas se cruzan...


Las mareas se cruzan entre nuestras miradas ajenas.  Seguimos rumbos semejantes pero con la distancia de las tierras. Las tierras allendes, las tierras distintas pero con el mismo eje donde confluyen los corazones. Ya…ya sé que no me escuchas. Ya…ya sé que no me ves. El hechizo de la tarde me trae tus ojos, me los imagino compasivos, benevolentes, bellos…muy bellos. Ahora para que entiendas, para que sepas ando frente un dibujo donde aves imaginarias se yerguen en la esperanza  verde…muy verde. Y me entra ganas de danzar, violines y pianos me mecen en pensarte, en amarte así sin más. Y este cuerpo que brinca con la sonrisa de la entrega, del deseo. Esperemos tiempos serenos donde nuestras manos se unifiquen en vertical.
Ausente. Te noto ausente. Ya sé que me escribes. Qué tontadas son estas.  Me llegan…me llegan estas cartas fragmentadas en los años. Giran en torno de antorchas hechiceras…será de tanto pensarme…será de tanto desearme. Si te escucho, en el vaivén del letargo edificando una cierta nostalgia a no sé quién.  Las mareas se cruzan entre nuestras miradas ajenas.  Mis pisadas se pierden bajo un sol monótono y me pregunto ¿Quién serás?  Me uno a una pandereta y bailo al son de la reconstrucción de tu olor en mis sentidos. Y río también, a solas, claro está, cuando nadie me ve. Y te digo te amo y la nada me atosiga, con celeridad te pienso. Ojalá que tu también. Esperemos. Esperemos tiempos serenos donde nuestras manos se unifiquen en vertical.
Y las mareas se cruzan entre sus miradas desconocidas. Algo dice de un sueño, de un sueño que hacen que se reconozcan cuando el horizonte levanta el sol de la mañana. Se dan de la mano calladas, caminan a lo largo de la playa donde aún solo hay gaviotas, pardelas y alguna que otra paloma en  la llamada de la jornada.  Y las mareas se cruzan entre sus miradas afables de lo que tendrán que recorrer.  Aún la frialdad del ambiente las ampara, las besa sutilmente. Y las mareas se cruzan entre sus miradas cómplices. Una sonrisa. Una vida.



jueves, abril 12, 2018

El oleaje


Corría y corría a través de la soledad de las calles en la madrugada. Se dirigía al oleaje  bruto que la llamaba…la llamaba. Sudorosa llegó a la orilla. Una marea oscura con lo violento de las olas provocadas por un viento de navajas que se deslizaban en su rostro.  Ella sentía que la llamaba y la llamaba. Penetrar en ese mundo desconocido o quedarse  en esa orilla observando su actitud tosca. Pero la llamaba y la llamaba. Se introdujo con los ojos cerrados, noche de luna desahuciada, noche de constelaciones perfectas, noche de silencios, noche con el grito grave del océano. Desapareció por unos momentos, unos momentos que giraban  hasta el crepúsculo de la mañana. Ahí está, seca, con su vientre abultado, desnuda. Se miro su estómago y de repente rompió aguas ¡Qué será¡ ¡Qué será lo que llevo dentro¡ No sintió dolor mientras el océano ahora sereno la llamaba de nuevo. Entre sus piernas se deslizó algo, no había sangre, no había alguna señal de lo que pudiera ser. El océano callo y de una especie de ave se movía torpemente por la arena. Sus ojos al principio llorosos en la pena por de su podrá o no volar. Sus ojos luego luminosos, alegres cuanto está se emancipo de ella, del oleaje calmo  en un vuelo. En un vuelo lleno de brío, de belleza. Revoleo alrededor de ella, de las mareas y se hizo invisible a medida que se alejaba.  Retornó bajo su techo pensativa, conforme con el mensaje de esta detrás de la frontera. Todo tiene un final, se ha visto muchas veces en la historia de los grandes imperios. Todo tiene un comienzo detrás de la frontera, una frontera de náufragos y rostros muertos.

lunes, abril 09, 2018

Flores negras en un sueño de primavera


Flores negras en un sueño de primavera,
Venerar la oscuridad cuando desde un acantilado
Te digo vete, márchate ya
Da media vuelta y retuércete del rincón que has venido a visitar
Mis sueños, mis sueños….
Me vendo los ojos, me cierro las manos
Y hondamente inspiro y espiro,
Inspiro y espiro el venir de candados
Que cierren mi beso, mi deseo
En la penumbra de cortinas mecidas por la brisa.
Me amas…
No me amas…
Me amas…
No me amas…
Pétalo a pétalo yermo voy soplando
Y los veo volar a ras de tu ausencia, de tu misterio.
Me amas…
No me amas…
Me amas…
No me amas…
Círculos  epicentro del estallido de la noche
¡Ay la noche¡
Redoblar de campanas de una vieja ermita
Por quién, por quién…
Y se anuncia la despedida.
Y se anuncia la locura.
Y se anuncia la carcajada.
Yo, sobre mareas cenizas
Cuando te hallo…
Cuando te hallo en mi despiste de olvidarte.
¡olvidarte¡ y olvidarte
Pequeña melodía nocturna
Donde la lluvia barrunta el insomnio de alas muertas.
Me amas…
No me amas…
Me amas…
No me amas…
Aquí estoy, frente la frontera imposible de alcanzar
Alambres espinosos me ahuyentan, me alejan
Con mi vientre ensangrentado bajo una rama herida.
Flores negras en un sueño de primavera.
Que venga, que venga…
La pena aupada por unas lágrimas  de ausencia.
Me amas…
No me amas…
Me amas…
No me amas.






domingo, abril 08, 2018

Sueña, sueña...


Me dices. Te digo. Así en la contemplación de un almanaque que se desgasta, que se ensucia. Aves colonizando nuestro rincón. Me dices. Te digo. El susurro de las olillas maneja nuestro conversar monótono, aburrido.  Y ahora acantilados perpetuando nuestros ojos cansados, desorientados en el devenir de las jornadas. Callemos. Una insonoridad que nos hará desaparecer como náufragos en la orilla. Huyamos. Adiós me dices. Adiós te digo. No hay más, ya nos hemos burlado bastante de las estaciones gélidas, áridas, hurañas. Durmamos me dices. Durmamos te digo. Eviternas ventoleras del fin de nuestros sentidos trotando alrededor de nuestros vientres. Adiós dices. Adiós te digo…Mira , algo se ha posado en la rama frente nuestro balcón…nuestro balcón…Me acerco. Te acercas. Somos manos distantes, el sol brilla, la marea se divierte con desnudos cuerpos. Solo fue un instante, ya se ha ido de la rama. Creía...Creías. …Será el deseo de la espera, de aguardar más este tiempo en que somos una. No nada que hacer. Adiós te digo. Adiós dices. Sueña, sueña…

jueves, abril 05, 2018

la echadora de cartas...


Ella lo eligió así. Soltar palabras mientras echaba las cartas ¿Dónde estará? ….donde estará el infinito astro de la buenaventura. Una y otra vez  cada movimiento, cada barajar, cada sentencia creyente ella de su destino. Cerró ventanas. Cerró puertas. Y en su salón de piso gastado por los años se sentó. Cogió su manojo de cartas habitual y las echó. Siempre la misma respuesta acorde con sus pensamientos, con su conciencia. Cada suelta la estrangulaba en una tez más pálida, más decadente. Sus ojeras pesaban…mucho pesaban, se aproximaban a un mundo abisal cuya entrañas la agotaba, la fatigaba.  Sintió una sombra, una sombra tras de ella.  Pero ni caso hizo, seguía echando las cartas hasta que una mano hermética, fría como plomo cayó sobre su hombro. Se estremeció, se le antojo que sería el espíritu de la muerte que la venia a buscarla. Pero echa continuaba echando las cartas. La muerte, si o no…no o si. Un fuerte fuego atacó a su estómago y vomitó sobre las cartas. La mano seguía sobre su hombro, pesada. Miró las cartas, la sangre arrojada sobre ellas, el maldito destino la engañaba otra vez ¡basta¡ escuchó y se levantó. No había nadie. Abrió puertas. Abrió ventanas. La noche sin luna y las cartas manchadas de rojo intenso por la fuerte brisa se esparcieron en la pérdida. Primero un disgusto. Segundo un asombro. Tercero la nada. Afligida miraba todo su derredor, toda su existencia. Intento retroceder no se hacía donde. Daba marcha atrás al compás que su quejido engendro una luz azul. La luz de la tumba, ella misma la había cavado año tras año. Se dejo ir en el mecer de unas cortinas por la brisa fuerte.  Ella lo eligió así. Las cartas se perdían en el sentido del callar, de palabras consumidas a ras de sus ojos apagados.  Se asomo en la ventana, la noche cerrada traspasada por la fuerte brisa emitía no sé qué quejido de algún viejo árbol. Y vio esa luz fúnebre, ahora que estaba gastada, arrugada en lo frío del aliento nocturno. Todo había terminado, sus viejas cartas en no sabe dónde, sus anhelos perdidos en un precipicio de desorientación. Abrió la puerta que daba a la calle y salió. Con su camisón gris, con sus sueños grises. Se desprendió de él. Al día siguiente encontraron su cuerpo desnudo bajo un árbol chirriante ante la brisa fuerte , en la mano, unas cartas.

miércoles, abril 04, 2018

no, no lo sabes...


No lo sabes. Sí, no lo sabes, voy hacia ti con la sonoridad de la memoria. Una memoria acompañada de un deseo en las vertientes donde las mareas ambulan en rotos sentidos, en serpenteos de olas que me ayuda a inspirar y espirar…espirar e inspirar. No lo sabes y me siento frente a un piano, una melodía alcanza mis manos secas, distantes de tu mirada. Ojos retorcidos en al encuentro de cada esquina desvencijada, obsoleta. Me abrigo, tiritar por eviternos nubarrones que aburren, que hastían hasta que la memoria te halla, te encuentra sentada frente a mí. No…no lo sabes, enigma absorbidos por la ceguedad de mis pisadas. Y, ¿si supieras? Todo sabe amargo, distante. Todo gira en torno a candados de lo real, de esa verdad que nos lleva a la nada. Súbitamente me encuentro y dejo de sonreír. Te pienso y nada más…y nada más.

martes, abril 03, 2018

Manos...


Manos. Miradas ausentes entre los oleajes continuos de los pasos. Nos perdemos bajo astros protegiéndonos del don de los besos. Abultados espacios concurren como sombra perenne esparcida al vaivén de los vientos.  Solitarias canciones se encogen a medida que el tiempo se desviste de su tic-tac, tic-tac…se enciende una vela y remotos deseos palpan el rostro empobrecido por tercos desiertos. Y  aquí estamos, desveladas, consumidas en la sempiterna deshojar de un almanaque callado, indeciso. Manos. Miradas a través de náufragas singladuras de almas abatidas. Silencio, mucho silencio…