Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información
laguna198@hotmail.com
Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Callado. Su cuerpo se arruga en la luz de la tarde, una
tarde de invierno donde el viento insta en ser pesadez. Sus huesos se atrofian,
la rigidez conversa con la nada. De su mirada espejos rotos donde su abrazo se
pierde. Una mirada triste, la pequeñez de los sentidos, la dejadez. Despierto
sus ojos claros tropiezan con mis ojos, le saludo como cualquier existencia de
este mundo extraño. Ahora, se va, nos deja en una jaula donde el grito es
mareas revoltosas de la agonía, del abandono. Callado. Su cuerpo se despide de
la insonoridad de las jornadas. Su camino burbujea el encuentro más allá de este
pozo donde el todo se transforma en la nada. La montaña está frente mis ojos,
mis ojos secos, mis ojos cansados, mis ojos dolidos. Callada. Estoy
callada, la luna amarilla se aferra a la calima, a la anchura del calor. Es
invierno, un invierno donde buceamos a través de los astros de la madrugada.
Callada. Estoy callada y mi razón es una escalera subiendo donde el firmamento
me entregue algo de belleza. Y es que falta la belleza cuando paseo en el vals
de la distancia. Callado. Su cuerpo evaporado emerge en lo cotidiano de una
tarde y se va.
Te
sientas frente ante a la ventana, las persianas blancas están corridas. Tus
ojos hacen un bosquejo de un ayer casi desmemoriado. Te encuentras en un campo
abierto donde los montes rugen a tu canto aislado. No quieres regresar y
regresas cuando el despertar enciende a los mirlos con su voz. Y tu voz se
apaga, no quieres hablar de todo aquello y ya es hora de que seas cadenas rotas
de un pasado infernal. El agobio, el acoso, la desdicha, los abusos, tu
soledad, tu silencio, la muerte de tu entereza para luego resurgir de entre las
mareas violentas hasta la luz del sol de hoy. Dices que vas a pasear o eso
entiendo, bulles en la pena. Una pena que se contrae a medida que las
estaciones fraguan su marcha. Me aproximo a ti, por la espalda y no me ves. No sientes
en esa atmósfera hermética mi mano sobre tus hombros cansados.
Canto
al llanto. Canto a la despedida. No entiendes que los amaneceres son hijos de
una marea de fondo que me apresa con su pesadez, con su desgarro más allá de mi
memoria. Todo pasa. Todo cambia. fríamente miro el atrás. Caracolas lanzando
gemidos. Gaviotas danzando en una rutina aburrida. Se que estás detrás. Apoyas
tu mano sobre mis hombros y te equivocas en su ánimo. Estoy aquí, dándote la
espalda, sentada en una silla frente la ventana. Somos cuenco donde los navíos
naufragados se agarran…se agarran fuertemente en el mañana. La memoria siempre
regresará pero ellos no ¡no¡uhm…hay quien nace en el embeleso de las maravillas
de sus días, hay quien nace en la experiencia aterradora tras su pisada y
hayquien nace ni en lo uno ni en lo
otro. Pero, todo cambia. Estoy lejos…muy lejos…del ayer.
Estamos
en diciembre, en un invierno primaveral, te noto distanciada. Las ojeras de tus
manos me dirigen en senderos de desgana, aunque digas lo contrario. Siempre
mirar de frente, siempre continuar, aunque las tormentas sean latigazos que te
mortifiquen. Cuando cierres la ventana, vuelve a mí. Aquí estoy esperando que
tu manía de afrontar lo inevitable te permita ser mirada de mi mirada. Y la herida,
queda, deambulas desorientada. En las nubes plomizas del despecho. Tu rostro
árido, tus ojos sin lágrimas lo descifran.
Fuera
la venganza.
Fuera
el bochornoso ayer.
Fuera
todos, si, todos.
Fuera
la tierra que me vio morir.
Fuera
las manos olvidadas.
Fuera
todos. La luz del amanecer me magnetiza, corre un flujo de aire y luz que me
equilibra. No estoy triste, los años perdidos en vagas gentes, en la
indiferencia de la vida ya pasaron. Tu detrás de mí. Apoyas tu mano sobre mis
hombres y me siento crecer. Mis sentidos vuelan vertiginosamente en un tremor
en vertical con el aroma de tu cercana. Porque eres cercana. Porque eres mi yo.
Porque eres mis besos. Porque eres mis abrazos y me abrazas. Me gusta que me
abraces, que todas las mañanas de arrimes a mi razón y me anudes al rodar y
rodar de la jornada.
Y
canto a las hogueras de la memoria
Y
canto a tus ojos perdurables
Y
canto como los pájaros en pleno invierno
Y
canto al adiós de las heridas del corazón
Y
canto al regreso de tus manos.
Estás
aquí, con tu invierno particular. Sabes que te quiero. Sabes que tu llanto
pronuncia una ida, una vuelta…una vuelta conmigo. Estás aquí y es invierno.
Tengo la cafetera esperándote…y te espera. Juntas, una frente a otra, nos
beberemos el olor de lo intenso, de lo intenso de nuestro amor. Un amor bello. Ya
el sol trae su alma creciente, un sol que raja todo y anuncia lluvias. La isla
de enfrente se divisa y ello quiere decir que vendrá lluvia. Danzaremos bajo
ella ¿qué te parece? Empaparnos como cuando éramos jóvenes. Sí, jóvenes. Ese espíritu
que nos entrega a la sonoridad de los días. Estás aquí, un invierno, la
despedida…
Y el crepúsculo viene, Viene con sus penas, viene con la
conversación de los pájaros, viene con el vientre roto ante la memoria perdida.
Los pasos se vuelven lentos, son las siete de la mañana y la conformidad del universo
se entrega a mis ojos. Mis ojos inconclusos, mis ojos resignados, mis ojos
buscándote. Y el crepúsculo viene, me encierro en la habitación bajo la visión
de una lámpara de decaída. Me empujo donde las olas rompen y la mar de fondo dice
que tal vez mañana. Tal vez nos encontremos,
tu y yo…yo y tú. …y ese abrazo con el afecto de los labios se expandan en cielos
de cometas de colores. Hoy, en este instante donde mi aliento se vuelve rígido,
te espero. Siempre te he esperado, aunque no lo sepas, aunque ignores mis
sueños. Y el crepúsculo viene, estoy en la isla. Una isla donde la primavera da
tonadas de cierta tristeza cuando el abandona sacudo nuestras manos, nuestros
pasos desorientados. Y, sin embargo, te espero. Aquí, con una soga aferrada a
mis palabras de amor. Y el crepúsculo viene, unos se van, otros se quedan en un
diminuto instante de tiempo. Y te escribo,
con el dolor de almas ancladas en la profundidad de fosas anónimas. Y te
escribo, con el desconcierto de una luna que me mima, que me extiende todo su
fulgor sobre mis hombros, cansados. Y el crepúsculo viene,viene con sus logros, viene con sus amenazas,
viene con la dicha de una nueva jornada donde los corazones se rinden al descanso.
Silencio, él está en silencio. La
isla se desborda en la enfermedad. La isla se desborda en la nada. Y el en
silencio. En su cama agota los últimos requisitos de esta vida, esta vida
consumida por la celeridad de cada instante. El tiempo no se detiene…tic-tac..
tic-tac. La leve luz de la tarde lo baña de malvas y azules y el está en
silencio. Se deja ir por el cansancio de su destino, un destino sombra de un
invierno calmo. Los cristales clavados en la frente muestran el agotamiento, la
sensación de la dejadez. Silencio, él está en silencio. Miramos el mañana sin
darnos cuenta de que todo en las raíces de esta tierra es un momento temporal
para ser hijos de fosas. La fuerza es huida y los ojos se desvían donde el sol
no despierta. Silencio. El está en silencio. Me cubro de un velo donde los
sentidos se hacen sordos y el quejido de la nada viene. Silencio. El está en
silencio. Y vuelo en la necedad de tanto y tanto abandono, campos de cipreses ondeando
en su murmullo. Nos iremos, donde las ciudades son jardines de colores, donde
los cantos son perpetuos, donde el descanso luce cenizas en la oquedad de la
muerte. Silencio. El está en silencio. Se va donde la existencia no tiene
cabida, donde los arroyos fluyes por los riscos de un universo sibilino.
Silencio, él está en silencio…
Norte, la luna. Despacito consumo
el tiempo, un tiempo arrebatado por la memoria. Las cicatrices supuran el
aliento del adiós. Me levanto, la madrugada dice algo de mis manos, de mis
ojos, de mis piernas. Avanzo donde el norte señala a la luna. Estoy aquí, en
una isla donde la sonoridad del oleaje se hace esperar. Las farolas son chispas
de soledades, de llantos de algún vagabundo de la noche. Yo, impertinente te
pienso. Yo, capaz, aniquilo todo mal que vuela al ritmo de tu espalda. Danzo
con cierta presura donde los pájaros de la luna me entregan la verticalidad de
mi despertar. Sueño donde el norte es luna blanca con…si, con y no hay más. Me
encierro en esta habitación, mi rostro de roca calla, mi rostro erosionado
abraza un espejo y me veo. Un reflejo donde mi rostro distraído aun es capaz de
latir al pulso de la vida. Norte, la luna. Me inmiscuyo en la desolación de la
existencia, de este mundo enraizado al tormento. Y llamo a lo incierto de mi
entereza. Me levanto y te hago mía, así, con la pesadez de mis pensamientos. Y
te miro, aunque tu no me encuentres. Norte, la luna. Las batallas son duras de
exterminar, la enfermedad cruje y somos hijos de la miseria.
Sus ojos, desembocan donde el ocaso de sus
pasos lo hace ahuyentarse de la alegría. Su llanto, riadas donde la nada anuda
su garganta. Y es que deseo estar en casa, dice ella. La molicie de sus
piernas, de su cuerpo quebrado la ahonda a la pena, a un anhelo convirtiéndola
en hija de las lágrimas. Por la ventana se perfila una montaña, una montaña
ajena a sus piernas, a sus deseos y se desmorona en la precariedad de su ánimo.
Me mira, la miro y la conversación se hace añicos cuando sus sueños se pierden
en su oscuridad, en esas sombras que lo saborean en cada instante de su recóndito
grito ¡Uhm¡su hijo, nombra a su hijo. Su hijo y ella en la orilla de una playa
recogiendo el beso de las olas. Estática, me sustento en una luz que ella ha
perdido.Y es que deseo estar en casa,
dice ella. Las dificultades de la existencia pueden ser tan crítica, tan grave
que nos alimentados de pensamientos sombríos. Por la ventana se perfila un cielo
puro, limpio donde la luna llena acaricia la oquedad del olvido. Y ella se ha
olvidado, se ha olvidado de vivir, de una vida que no quiere. La falta de amor
impera en sus sentidos. La falta de su hijo, porque nombra a su hijo ahogándola en puñales de dolor. Por la ventana se perfila una tarde que se ha ido y una
noche que ha venido. Una noche donde la pesadumbre se amontona en barcos de
papel. Una noche de luna llena donde sucumbe al tremor de del llanto. Me voy
con mis espaldas condicionadas al peso de la existencia, con la lumbre de mi
caída bajo las hojas de otoño.
Ella
canta. Y la muchacha la escucha. Una chica de harapos, colgando ante el oleaje
de fondo, apresurándose mientras cometas en el aroma de un otoño lucen gastadas.
Ella canta. Y la muchacha la escucha. Se viran entorno a hogueras que les dan calor
en una fría noche y el faro no calla. La bahía está ahí con su temblor particular,
con su deseo particular, con su bienvenida particular. Ella canta. Y la
muchacha la escucha. Tras el telón gris una lágrima se vuelve callada y solo
conversa con el espejo frente a ella. Ella canta. Y la muchacha la escucha. Una
sala donde el eco de su rostro se desdibuja bajo la lluvia que le espera en calles
vacías. Pero ella canta y la muchacha la escucha y la lluvia para y una luna se
hace dialogar con los sonidos de la nada. Todos se han ido y ella canta y la
muchacha la escucha. Una cierta emoción amigable la condena a la pena, a una
sombra donde su garganta incansable y eviterna seduce a esa muchacha, esa
muchacha que la escucha. Todo se evanece en medio de un teatro de butacas
vacías y ella canta y la muchacha escucha.
Y todo puede ser. Puede ser que la luna entre nubes cenizas
despierte el aliento y sus ojos blancos me mire. Puede ser que me enamora en el
instante preciso de las estaciones. Y puede ser que te llame con los vientos
que vienen cuando te encuentre. Y todo puede ser, resbalo en la noche y la
oscuridad de un otoño me hace emigrar donde los arboles son sonoridad de sus
ramas…de sus ramas cobijo de pájaros. Puede ser que te piense, que converse con
tus manos. Y todo puede ser. El cansancio moja mi espalda. La música se arranca
de mis raíces y me embarco en un vuelo sin destino, sin puerto donde mecer mis
dudas. Y puede ser que te busque y que no te encuentre. Y puede ser que te
halle en el regazo de la belleza, del imperfecto ronroneo de las olas.Y todo puede ser. Ahora, en estos momentos,
un cuarto me amarra, me hace pensar sobre el absoluto absurdo de mis ganas, mis
ganas de conocerte. Algo suena a lo lejos, un suspiro o tal vez un llanto. Y
todo puede ser. Mis ojos se cierran mientras intento decirte algo, mientras enhebro
la dejadez de mis deseos.
Una lluvia sutil. La monotonía de
las horas. Pisadas. El desvanecimiento de la tarde. Paredes de blanco y la
venganza de la vejez, de la dejadez, de la enfermedad. Sin embargo, el, Amadeur
se levanta. Camina hacia el patio donde el ocaso de la jornada le brinda un
jardín de su sueño. Un sueño que ronda la calma. Todo está en calma. Todo toma
su tiempo, mientras una lluvia sutil cae en la monotonía de las horas. Se
siente bien. Se siente ganador en la lucha contra la grotesca huida. Ahora, aquí,
silbando a las flores del otoño. Es vertical, sostenido por sus piernas se
siente libre y en sus ojos el brío del descanso, de la danza con una tierra que
le atiende, que lo abrazo. Amadeur se siente por un momento retraído, su
memoria viaja hasta aquel lugar donde una bruma infernal corta sus alas. Ahora las ha encontrado y aunque herido,
dolido inspira y espira el aliento de la supervivencia, de esta vida que a
veces, de vez en cuando martiriza, zanja la libertad. Hola Amadeur, te veo
bien, paso por tu habitación y sentado levantas tu mirada y sonríes. Una lluvia
sutil. La monotonía de las horas. El trabajo ya ha terminado y me despido. La
noche está limpia en mi silencio, en mi soledad por calles de antaño donde la
historia gira. Y Amdeur duerme ¿qué soñará? Llego a la parada, el frío cala mi
cuerpo, la fragilidad de mi entereza y me despido.
Nubes. Se describe la llovizna
como algo peculiar, como algo afín de año en año en este original otoño. Islas,
una cadena nos ata a ser raíces de esta tierra, una soga barre las ganas de ser
hijas del viento. Nos estancamos, nos precipitamos en la orilla de una playa
vacía donde las olas rumorean al infinito horizonte. Donde las olas nos
entregan a sueños tristes, donde las olas hacen círculos de nuestras huellas.
Nubes. Lo gélido se adueña de nuestros espíritus, libres, nos entregamos a una
visión donde un halo de un mañana mejor nos persigue incansable. Nubes, el
ahora, el aquí, somos hijas de arena envueltas a la servidumbre de nuestros
deseos. De esos deseos trinando frente un espejo que nos muele, que nos hiere.
No, no me mires, Nos decimos y en el
transcurso de las horas cabalgamos donde la luz de un faro amanece en nuestro
ánimo. Hijas de las estrellas, esperamos. Nubes. Una silueta se arrima a mis
pisadas estáticas, verticales y somos eco de la plenitud de los corazones que
se rozan, que se acarician al ritmo de la llovizna. Nos montamos sobre yeguas
de algas y avanzamos donde los soles nos miran. Nubes ¿Cómo se mece la tarde en
su soledad¡Uhm, nos dirigimos donde los ojos opacos no saben de nuestro deseo,
de nuestro amor y nos levantamos, invocamos nuestro encuentro y nos decimos
hola, que tal . Nubes y la luz nos endereza en navíos sin ruta, en la
orientación de nuestros alientos. Nubes.
La tarde, huellas dejadas en la
espalda de los océanos para aquellos que buscan sus sueños. Amadeur viene,viene con su albornoz rojo como resto de un naufragio.
Amadeur ya se encuentra bien después de que las cuerdas de una barca lo
astillasen hasta la cercanía de la nada, de la muerte. Amdeur pasa ante mí,
sonriente, con su lenguaje particular. Amedeur no me entiende, yo no lo
entiendo solo con el idioma de los ojos, con el idioma de una alegría de estar
aquí, ahora, con sus piernas dando un paseo. Amedeur se dirige al patio, al patio
de una casa que acoge bajo su techo protector. Y amadeur sonríe, por unos
instantes mira el atardecer con su mirada estática en ese cielo limpio, en esa
tarde fría de otoño. Amadeur no sabe que lo observo, que me detengo en cada movimiento
de sus pisadas. Amadeur corta una flor amarilla nacida en un pedazo de tierra o
en un pedazo de belleza, según como se mire. Amadeur la huele y quieto con sus ojos
de alegría, suspira. Amdeur se siente feliz, se siente abrazado con su albornoz
rojo. Y para mi todo es perfecto, la
hermosura de una flor amarilla, la hermosura de la alegría de Amadeur.
Ahora,
aquí postrada recuerdo mi juventud, tu niñez. Burbujeantes tonadas de alegría
avanzaban en tu sangre, en la pequeñez de tu cuerpo. Ahora, cuando la
enfermedad y incansable bombardeo que no deja descansar te busco en mis
recuerdos, en una memoria que huye en estos instantes de odio y rencor. Porque
si hija, las guerras no más que son batallas del odio y el rencor, no hay más.
Un poder inhumano exhala cenizas en nuestros ojos y todo se vuelve oscuro y los
pájaros no cantan. Ahora, cuando la noche me agazapa en las sombras de un
minúsculo silencio mis pensamientos me llevan a ti. Tu te has ido, querida
hija. Si hija, has huido como tantos otros a tierras desconocidas, me imagino
en esta ráfaga de aire cortante en tierras insípidas, en tierras donde la lucha
no ha terminado. Busca la paz, el equilibrio querida hija ¡Ay hija ¡no llores
por mí, yo ya he vivido lo que tenía que vivir. Ahora, aquí postrada con ojos
prietos huyendo de mi muerte ¡Es imposible ¡ya viene….ya viene. Estoy acompañada…¡no¡¡no¡
estoy sola para que mentirte. Tanta y tantos muertos que quedarán en el
anonimato. Yo soy una más, vomito por mi nariz, vomito por mi boca toda esta
destrucción, toda esta descabellada maldad del mundo. Mi descanso será tu
descanso querida hija. Mi alma será parte de tus pasas hacia la libertad, hacia
la paz. Te protegeré en cada precipicio que se arrime a ti y seré soga que
cuelga tus sentidos. Este presente de luna menguante me hace detenerme en ti,
en tus deseos, en tus inquietudes, en tus aspiraciones y de seguro que lo
lograrás. Qué contarte de esta despedida aquí en mi lecho de difunta. Querida
hija me siento orgullosa de que te hayas ido de este infierno, la guerra. Me
entra ganas de reír, es como si la victoria fuera mía y con mi ida tu serás
fuente eviterna de la verticalidad, de vientos norte que te lleven lejos…muy
lejos donde la palabra genocidio no exista. Tendrás que empezar de nuevo
querida hija, tu lo vales. Solo te digo que me entra ganas de reír desde este
mi último suspiro y en mi sueño estás tu. Te veo corriendo por la densa hierba
dibujando cometas en el cielo como un jardín de arco de colores. Te veo feliz,
pensándome, conversándome, amándome, recordándome. Las razas no existen hijas,
son nombre que ponen las gentes, las gentes de este diminuto mundo. Somos tan
pequeñas y grande a la vez. Somos un círculo de hogueras donde la danza del
amor nos socorre de lo malévolo, de las tinieblas de las miradas.
2
Me
desprendo de mi cuerpo, orbito en la duda. Una incertidumbre que me desorienta.
Siente algo de calma y un cierto temblor divisa mi cuerpo fundido en llamas. Ya
no estoy y a la vez sí. Soy nota de la musicalidad del universo, este universo
que nos acoge, que nos invita a ser hijos de este mundo. Me he ido, no lejos,
un espacio negro me cubre, pero su equilibrio es indiscutible. Escucho las
voces de las penas, del sufrimiento agotando la tierra. La nada. El vacío. Un
impulso me hace pensar en ti, en tu huida. Ay, querida hija, permaneceré intacta
en el tiempo, hasta que nos encontremos en las estrellas. Esto es la muerte,
una muerte que nos entrega a otros cuerpos. Renaceré ante tu ceguera en el paso
del tiempo. No me reconocerás, no me reconoceré. No obstante, seremos unísona
luz de nuestras pisadas. Observo el llanto de estas gentes, de un país que se
vuelve plomizo. La pesadez de la desilusión acecha en sus hombros y caen, caen
en la derrota de la vida, caen en un sórdido llanto que los hace hijos de la
miseria. De lo mugriento que es ese mundo. Un mundo de guerras idiotas. Presto mi asombro
al fanatismo más incoherente. Somos incoherentes. Somos desequilibrados. Somos
asesinos. Quemamos nuestro hogar, la tierra. La hostilidad nos hace sordos y no
oímos su grito.En esta era todo es
confuso, nos hemos vueltos agreste, un cierto detalle de nuestras manos. Manos
ensuciando cada rincón de ese mundo llamado tierra. Desde aquí, querida hija,
te miro. Se de tus errores, pero también de tus aciertos. No, no llores cuando
llegue la noticia…si llega. Ahora, estoy en otra atmósfera, en otra dimensión
donde todo es bello, donde todo es verdad. Lo bello y lo verdadero…lo verdadero
y lo bello. Nuestra condición es ser humano. Nuestra condición es la prueba de
la diversidad. He fallecido hija. No te preocupes, estaré en tu existencia
contigo. Una llama enciende la espera, mi espera, aquí donde los corazones
vuelan en la alianza de lo natural, de lo real ¿Dónde está la cura? En la
absoluta hipocresía, nos mentimos a nosotros mismos de igual manera que a los
demás. La compulsión de ese ambiente donde se mece la esfera azul es
arrasadora. He muerto, querida hija. No se quien me ha cerrado los ojos, estos
ojos que han visto los desastres de la guerra ¡No¡ no llores cuando llegue la
noticia…si llega- Te abrazo amor mío y que mi abrazo sea tu talismán cuando me
pienses, cuando andes en caminos de lodazales. Ay, querida hija…hija querida…CONTINUARÁ
3
Una
densa niebla depreda la noche. La madre es quemada en la soledad. La dejan en
esa hoguera donde su carne y huesos será no más que cenizas. Una noche donde
los astros hablan del que será, que será de su alma. Y ella contesta, responde
con el porte de la certeza. Una densa niebla se alimenta de la noche y el
rostro de su hija surge en alguna nebulosa de este universo. Este universo
confuso, misterioso, hechizante. Los astros comprenden su que hacer en su
eterno recorrido por su cuerpo. Y dejan que su alma sea parte de ellos. Y dejan
que su luz azul de pinceladas a la vida de su hija. La madre ha muerto. La
queman en un pequeño boceto del nocturno con la densa niebla repica al miedo.
Un anciano desolado, solo, se queda ante ella hasta que la hoguera se apague. No
teme ya la guerra aberrante, cruel que se extiende ante él. De un momento a
otra mientras ella arde en el adiós a este mundo un aullido se escucha, no más,
el chispear de su quema y el aullido…el aullido y su quema. Un perro husmea por
los alrededores al encuentro de engullirse algo. Un perro flaco y canelo en la
desesperada búsqueda de la supervivencia. Así se deriva el largo recorrido de
su hija. Una densa niebla golpea la noche. Su cuerpo extinguido no más es un
extenso sonido del cosmos. Un sonido que ondea en el crepúsculo de su nuevo
nacimiento. Preñada de su inmortalidad es vigía a espalda de su hija. Sabe de
sus penalidades, de su miseria en el transcurso de una travesía que la lleva
lejos…muy lejos donde la herida no tiene cabida. Se ausenta de ese perro flaco
y canelo. No más encuentra ascuas de su ser. El todo es la nada. La nada es el
todo. El bombardeo cuando sus cenizas son llevada en la madrugada por la brisa
fuerte comienza. Un ruido que hace de los ojos del anciano se cierren en una
suplica con algún Dios. De su rostro lágrimas que no se retraen. De su rostro
en la media noche pasada danzan los sueños, sueños de un mañana. Tal vez ,mañana… Abre los ojos, se mira sus manos estranguladas
por la vejez, por el trabajo, por el agotamiento y se las lleva a su cara ¡Uhm¡
no quiere ser el serrucho interminable de los gritos en la oscuridad, de
inocentes desvariando sus destino en la duda. Sí, la duda. Yel perro flaco y canelo se le acerca.
Estático se acuesta en sus pies en un son lastimero. Tal vez, mañana…Mira su
derredor, destrucción y desolación y al fondo el ruido, el ruido. Te lleva sus
manos temblorosas a sus orejas. No, no quiere escuchar más dolor. Una bocanada de
aire aglutinado de fetidez lo empujan pero con el perro flaco y canelo en sus
pies se mantiene quieto, verdadero.
4
Y
en medio del nocturno estoy. Una luna hace conjunción con Júpiter y Saturno. Mírala
hija. Te encuentras reunida con aquellos como tu han partido a un destino
incierto. No aparques hija. No te digo que rechaces tu descendencia, solo, se
mezcla homogénea de esa ciudad en la que estas. No te retraigas hija, se tu
misma, con tus pisadas del despertar como no vinieras de lejos…muy lejos. No es
cuestión de procedencias. No es cuestión de ser extranjera en un nuevo campo.
Solo es una actitud de alianza donde quiera que vayas. Muévete apartando tu inseguridad.
Muévete arrimando lo que corre por tus venas ¡Uhm¡ si pueda abrazarte….te diría
que no eres extraña en esa tierra donde ahora estás, te diría alza tus alas,
alza tu palabra, alza tu carácter y vincúlate con ellos. Tomos somos hijos de
esta atmósfera. Todo somos una pequeña parte del firmamento, contémplalo. Busca
quien vea como tu como gira y gira el ser, vivaces mariposas serán alas de tu
despertar. Aun no lo sabes hija, pero he muerto. Se de cierto sabor amargo a
tus espaldas, algo te dice de mi despedida. Un cierto tremor te arranca al
vacío. Lo sientes. Conversa con el aliento de esos edificios, de esas gentes y
verás que todo es cuestión de tiempo, todo es cuestión de una paciencia que te
llevará a donde tú quieres llegar. No te rindas. Sí, he muerto. Pero no estas
sola. Mi espíritu anima tus huellas borrando todo lo nefasto, todo lo malo. Mira
hija, una luna hace conjunción con Júpiter y Saturno. Las razas no existen, cuando
te des cuenta…sí, cuando te des cuenta bailaras al ritmo de una sociedad que te
mira. Que te mira y respeta ¡Ay querida hija ¡Cuando nos veamos también
bailaremos. Espero que no sea pronto, que tu con tus vivencias seas singladuras
del bienestar. Bienvenida hija. Bienvenida a este nuevo mundo. Todo se balancea
en otro ritmo, pero al fin al cabo es igual. Todos somos iguales, humanos. Aquí
todo es oscuridad, todo es callado. Solo soy una energía que viaja al infinito,
que viaja donde tu estás.Y en medio del
nocturno estoy , tu, ahí con tus iguales o eso crees. A veces confundimos el
norte de nuestras ideas. Sé precavida. Todos no piensan igual que tú. Hay
muchos puñales detrás. Cuídate de ellos y se valiente, se alimentada por la
nueva cultura. Deja que riachuelos de su esencia penetren en tu verticalidad. Una
luna hace conjunción con Júpiter y Saturno, mírala…
5
Detrás…detrás
de ti. Te siento abatida, columpiada en el mal paso de tus inquietudes. Te
desmoronas, te entristeces y piensas en mí. Lo sé, estás pensando en tu
procedencia, en ese país desordenado, conflictivo, sangrante, moribundo,
vagabundo de sueños eclipsados. Quien te alzado la voz. Quien te ha escupido en
los ojos. Quien te ha dañado. Quien te ha rechazado. Así somos, no des tus
manos a todos. La tranquilidad de alas quietas, observadoras te dirán quien
será saludo de tu ser, tu ser como mujer extranjera en el infinito del
universo, en el interminable camino hasta encontrar la paz. Se de tu
sufrimiento, allá, en la frontera …una frontera de alambres y muros aireados de
navajas. Se que has llegado y por cierta suerte estás a salvo. Sí, a salvo con
ese niño que dices a todos ser tu hijo. Pero siempre habrá una bofetada, un
desprecio en tus senderos. Como te lo tomes depende de tu experiencia hija. Y
tienes mucha, me imagino ese campo donde la helada mata gentes, donde el hambre
mortifica la mente, donde la mente se desbarata hasta caer en fosas de colmillos.
Eso pretende. Tu has llegado, has pasado esa barrera sanguinolenta y asesina
con ese niño. En todo momento has pensado en mí. Sí, me has pensado. Llega el
alba y miras ese niño. Llega el alba y te miro, sin que tu lo sepas. Tienes una
sensación rara en tu vientre y te das la vuelta, pero no me ves…no me verás.
Solo cuando la muerte nos ancle en el olvido seremos almas viajeras a un no sé
dónde. Mientras te sigo. párate, ten cuidado con tus pasos. Aunque somos seres
de naturaleza libre esta sociedad nos ha condenado a la marginación. No todo es
bueno, no todo es bonito. Detrás de cada rostro hay ojos, hay un cavilar que
puede volverse contra ti. Recuerda, eres extranjera en una tierra extraña, en una
tierra enrarecida por las lenguas necias. No temas. Se natural. No falsifiques
tu origen y verás como todo irá bien. Uhm¿y ese niño hija? Lo quieres mucho.
Eres ahora su madre. Ay, querida hija, que grato saber que no estas sola, que
grato saber que luchas por el y esa lucha por el te hace luchar por ti. Anda, levántate,
hija, sabes que todas las jornadas no son iguales. Cada despertar es un
nacimiento que puede ser bello, perfecto. Mira por la luz de tu ventana ¡oh la
luz¡ Ese sol por horas durmiente sobre ti. Lo agradeces. Observas a ese niño,
que no se como se llama. Más no es de vital importancia su nombre, lo único es
que este bien y lo está. Uhm, te enciende un halito de felicidad cuando lo contemplas,
dormido, sereno. Tus manos sutilmente acarician su cabeza y respiras hondo,
callada para no despertarlo. Te sientes en este instante completa. Pero hay
algo que te retuerce, te conozco hija, querida hija…Y es el alba y el anciano y
el perro estático en mis cenizas atizadas por un viento que viene…que viene
feroz, mordiente…CONTINUARÁ.
6
Uhm…tengo
miedo hija. Cómo puede ser esto…tengo miedo, mucho miedo.A veces todo se desborda. A veces el ser
humano se vuelve arisco, nefasto ante lo que no asciende del. Un verdadero
temor que me convierte en un pájaro invisible tras los espejos que te reflejas.
Tu no decaigas, ya has sufrido y penado bastante. Ahora, en el amanecer, me
fijo en ese anciano quieto y el perro canelo y flaco en sus pies. No se mueven,
no se tambalean, aunque la amenaza sea real, existente a su alrededor. Tengo
miedo hija que todo esto se expanda. Ustedes, seres de la nada estáis derivados
a la nada, a precipicios donde lo irracional los abraza. Uhm…hija mía, sigue lo
que dice tu corazón y tus ideas. Que nadie te dañe. Que nadie te martirice con
el canto de pájaros sin alas. Todos somos uno, una atmosfera donde se balancea
nuestra entereza enraizada a un epicentro, la vida. Tengo miedo hija…mucho
miedo. Medito, examino y los sueños se vuelven pesadillas, delirios. No por ti
ni tu niño, sino por la fealdad de espíritu de unos. Te meces entre tus
sentimientos, te meces en tu yo, te meces en tu persona. Te perdono todo hija. No
fuiste mala hija en el ayer solo, tu condición de ser, tu condición en el amor.
No fuiste mala. Ahora, aquí, en la oscuridad del espacio determino tus
preocupaciones, tu malestar, tu desconfianza, tu tristeza, tus ansias. Yo lo
sabía hija. Toda la vida lo he sabido. Una opacidad amargaba tu verticalidad.
La condición de ser atraída por el mismo sexo no es mala hija. Nunca lo ha
sido. Son solo una opción más en esta existencia. Perdóname, hija, mi daño no
era por ti, todo estaba involucrado al ritmo de nuestra manera de sociedad.
Detente y medita, qué hubiera ocurrido. No eres mala hija solo, una quise
protegerte. Ante la vociferación, ante la muerte y aun tengo miedo. Sí, mucho
miedo. Sé que no me escuchas, pero algo te hace presentirme. Me piensas,
sospechas algo y sin embargo sigues con la esperanza de volverme a ver. No
hija, el anciano quieto y el perro canelo y flaco en sus pies esta ante el
adiós perpetuo. Pero tu has llegado, con tu niño. Ay, hija mía, que este nuevo
aroma no te entregue a riscos donde ortigas rajen tus deseos, tus propósitos. Tengo
miedo hija de que un martillo hiriente te agarre y te escupa su mal aliento…sí,
mucho miedo. Se tú, erguida como los pájaros al encuentro de su ruta ¿Cómo
hacer? ¿Cómo decirte? Perdón, que los pájaros cantan en mi espíritu de
encontrarte así, has llegado hija….El crepúsculo de la mañana viene con nuevas
expectativas para ti, para tu niño. Lo sé. El crepúsculo de la mañana será de
nuevas experiencias que te harán más fuerte, más alta, más tu. Míralo, ese
cielo entre dorado y celeste construyendo un cielo donde lossueños avanzan, donde todo se va
recomponiendo hasta la victoria de nuestras pisadas.
7
Estoy
aquí, en tu presencia. Te miras al espejo cuando la mañana es bandada de
pájaros. No eres creyente, pero soy ese halo azul rojo blanco que se forma a tus
espaldas. Te converso como quien converso con el ser más amado, tu, hija. No te
das cuenta, pero estoy aquí, tu potente cavilar me traído hasta ante ti. Ahora
te veo mejor, tus alas aún sin plumas son huesos secuelas del pasado. Sabes
hija, estás más delgada. Tal vez haya sido por un viaje duro y cruel donde tu le
dabas la mano a ese niño. Un campo de refugiados, un campo de desheredados de
esta tierra, un campo de martirio, un campo sonde la sórdida agonía te ha
vuelto algo arisca. Mírame como se mira
una estrella fugaz. Mírame como se avecina mi ausencia después de la noticia.
Comprendo que emigrar entre llanuras, montañas hostiles haya creado la gelidez
de tu rostro. Un rostro petrificado, un rostro impotente, un rostro
deshecho.Pero ahora has de vivir, has
llegado y una nueva lucha te espera, la condición de ser extranjera en una
ciudad que no doy nombre, que más da, todas son idénticas. No te duermas hija,
estate con sus ojos atentos. Te miras en el espejo, te examinas y percatas cada
movimiento de tu masa ósea. Qué triste suenan los cuerpos cuando la insonoridad
los ampara. Qué triste suenan las manos cuando lo gélido las acaricia. Qué
triste suena sonrisa cuando te miras y la nada de rodea. Estoy aquí, en tu
presencia. Una calidez dejo pasar a tu cuerpo, a tu existencia para que te animes,
para que no calles, para siguas tu camino. Son muchos años de desasosiego, de
desgracias que aún están latente. Cuando miro ese anciano estático y ese perro
flaco canelo a sus pies me recuerda a ti y a tu niño. Qué triste suenan las
olas de esa bahía que desde tu ventana avistas. Respira profundo hija, saborea
de ese oleaje que trae, que lleva…que lleva, que trae. Qué triste suena tus
ojos cuando un hondo vacío te sepulta bajo rocas indestructibles. Qué triste
suena tus sueños cuando nadie te ama ¡Ama hija ¡Sí, ama! Qué más da. Solo somos
milésimas de segundo en este universo, nada. Aprovecha cada oportunidad que se
te brinde la vida. Qué triste suena tu reflejo cuando desnuda miras tu ayer, tu
hoy. Estoy aquí, en tu presencia, ronroneando el ascenso de tus ganas. No
decaigas, no te marchites donde la sombra de cipreses se empeña en llevarte. Nadie
se alegrará de tu miseria al igual que nadie se alegrará de tu riqueza, de tu
riqueza recóndita. Estoy aquí, mira como energía te atraviesa para quedarse en
ti de manera vertical, positiva. Levanta la cabeza y salúdame…No te duermas.
Ahora me despido con el tintineo de tus pasos. Ahora me vuelvo atmosfera que te
rodea hasta el final de tus años. Qué triste suena la soledad hija, querida
hija. La bahía se ve desde tu espalda y te trae sin cuidado. Ya ha amanecido y
el niño duerme.
8
Adiós,
hija…no, no…un hasta luego. Las fuerzas del universo me retraen, me
llaman.Soy succionada bajo una
atmósfera oscura, leve y pesada a la vez. No sé que decirte de las sensaciones
que siento en estos momentos. Es un estado extraño, me hallo en el placer de
una luz que me absorbe. Supongo hija que volveré a ser existencia de la tierra.
Pero donde, donde… mi memoria se va disipando, mi memoria se va, mi memoria se
va enterrando donde lo casual puede ser una vivencia del ayer. Cuando llegue
ese instante espero que seas tu. Agujeros negros me contrae, me expanda y solo
soy una energía que será hija de un vientre. Naceré de nuevo, no sé dónde. Las
imágenes se me van, solo queda ese anciano y a sus pies ese perro canelo flaco rumoreando
un llanto callado. Ahora te quedas sola hija. No decaigas, no converses con
paredes de la nada. Sé tú. Tu misma. Danzo con celeridad con cúmulos y
nebulosas, no lejos de ti. Me gustaría que el anciano y el perro canelo flaco
se fueran de esa pira donde yo soy inexistencia. Me mortifica, que se dejen
morir así. Quizás, cansados de tanto y tanto odio entre los seres. Y tu hija,
todavía frente al espejo con tus ojos embelesados como esboza una nueva
jornada. No me pienses, no me nombres. Solo soy un eco en la sombra cuando todo
cae vertiginosamente, cuando todo rompe en cristales punzantes que te dañan,
que te matan. Lo más cierto es que nos encontremos, no se en que momento de la
vida y nos sintamos atraídas por nuestras inquietudes. Charlaremos y
charlaremos como no hubiera pasado, un ayer y nos daremos pinceladas de
aliento, de un aliento fresco, alegre. No seremos conscientes del porqué, pero
este cosmos nos indicará el cruce de nuestros caminos. Sí, seremos una visita en un instante
determinado. Sabes, tengo cierta pena, no saber de más. No saber de tus rutas
por este planeta seducido por la enfermedad. Sí, un mundo enfermo. Pero nos encontraremos,
no sé cuándo. Me estoy agotando y tu sigues frente al espejo, el niño duerme. Un poder superior a mi saca mi esencia y
adiós, hasta luego.Y adiós, hasta luego.
Danza con los ahogados de ese ambiente. Danza con las ballenas defraudadas en
su destino. Danza con cementerio de elefantes. Danza con la despedida, con mi
empeño de saber de ti. Danza con el miedo. No sé donde estaré. Solo sé que seré
huesos y carnes no sé dónde, ya nuestros ojos brillarán cuando seamos hijas de
una mismo sendero en el misterio de nuestras palabras.
9
El
todo se vuelve la nada. La nada se vuelve el todo. Un paisaje donde tristes
tonadas anuncian la despedida de la madre. Una madre imbuida por las extraña
estratégicas de un universo que contempla su vuelto. Ella, la madre, olvida su
pasado, su presente, su futura. Ella, la madre, cae atraída por una fuerza que
la compone en huesos y carnes de nuevo. Ella, la madre, será un fragmento del ayer,
pero en este presente en un cuerpo distinto no memoriza sus vivencias. Solo su
carácter será veracidad de sus encuentros, de su búsqueda de la despedida a la
hija. Ella, vuelve con los sentidos dormidos, con una neblina que sacude sus ojos,
ahora, despiertos. Una rara sensación la maneja, una rara acaricia la seduce a
ser vida. Y es vida, en cuerpo de otra persona. Y es vida, en el pensamiento estructurado
de su personalidad.Y es vida que
retorna. Y vuelve no ante el anciano y el perro flaco que posa en sus pies. Y
vuelve entera en la condición de ser humano. Una luz recala en su mirada, una
luz brillante, calmante. Ella abre los ojos y detenida en el tiempo se busca,
pero no se encuentra. Los sueños le han sucedido, sueños de gentes que en su
existencia ha visto. Y levanta cuando el sol es trono de la tierra, cuando el
sol calla el ajetreo de los pájaros. Por momentos, tiene sensaciones raras. Una
advertencia que la lleva a pararse y mirar la bóveda celeste, desde su balcón. Vive sola y enciende la tele. De inmediato la
apaga. Los sucesos de este sistema terráqueo la asustan, la estremecen. Un
verdadero tremor sacude su garganta ante el caos y bebe agua, mucha agua. El
todo se vuelve nada. La nada se vuelve el todo. Lentamente se sienta en su
sillón con la televisión apagada. No, no quiere saber más. Es como si una
aniquilante potencia la estrangulase. Pero esta viva…muy viva. Qué miedo le
dato todo esto, a nivel mundial. No entiende al ser humano o no quiere
entenderlo. No entiende este desbarajuste en la poquedad que somos ¡Humano ¡una
palabra que versa delicadeza, detalle, imperfecto ser que se balancea en la
esfera de la sensibilidad. No , no somos humanos, es tan grande esta palabra
para un mundo tan derruido, tan derretido, tan descuidado, tan alejado. Ella no
entiende del porqué está aquí y su razón no alcanza ese porqué. Solo sabe que
es una minúscula mujer en un piso que se asoma nuevamente al balcón. Su mirada
incide en un anciano paseando un perro flaco y canelo. Ella lo mira con
dulzura, con una ternura constancia que se estancará en su razón. Y los ve
felices. Sí, son felices, el anciano con su perro flaco y canelo. Eso es lo
perfecto. Desde su interior se desdibuja, es como si esa imagen la volviera
alguna vivencia. La busca y la busca, no la encuentra. Rescata su memoria
insonora y todo es callado y todo es vacío.
10
He
llegado. Soy libre. Brindaré por la esperanza. Brindara por los desaparecidos.
Brindaré por los pozos desmemoriados de las tumbas. Brindaré con mis manos, con
mis manos de alas de mariposas volcándose con el aliento de esta brisa otoñal
que me entrego. He llegado, no vengo sola. He llegado, he dejado todo atrás,
apartado en un rincón de este planeta donde las gentes se pudren ante lo
vandálico, ante lo incoherente, ante la ignorancia. La ignorancia de ser. Solo
me he traído estas cartas escritas en ese maldito campamento existente aun,
existente perpetuamente donde la insonoridad de las almas adolece, perecen en
la invernal fosa de lo desconocido. Son mis primeros pasos como extranjera,
como migrante en tierras donde sus paredes reboza de ortigas a lo desconocido,
de lo que no quieren saber. Pero soy libre. Sí, libre y seré brío de la
esperanza. Estoy dañada, una herida que no terminará de cicatrizar, pero veo el
todo de otra manera. Subo por una escalera que me llevará al arco iris de lo solidario
¡No¡no quiero que sientan lástima por mí. Las penas son mías…solo mías. No quiero ojos lamentándose por los sucesos de
mi existencia. Ahora, aquí seré contemplación del transcurso de los días ¡Ah¡ha
amanecido y me miro desnuda en el espejo, tras mía esa bahía proyectando un sol
maravilloso, siento que algo se ha ido, siento que algo está conmigo pero no
logró….no logró saber la verdad. Me desoriento por momentos y miró por la
ventana. El chasquido de un oleaje otoñal hace de ese mar de fondo otra visión.
Una bruma trepa por mi cuerpo y siento frío, mucho frío. Cantaré a la libertad,
a la esperanza. Ella se ha ido, pero tengo la sensación de que me acompaña. No
sé por qué …no, no lo sé. Y todo se vuelve distinto. Un otoño donde el sol toma
el son de mi tonada, una marea que toma relevo en su ascensión, un niño que
cuidar y ella se ha ido…
El
todo se vuelve la nada. La nada se vuelve el todo. Un paisaje donde tristes
tonadas anuncian la despedida de la madre. Una madre imbuida por las extraña
estratégicas de un universo que contempla su vuelto. Ella, la madre, olvida su
pasado, su presente, su futura. Ella, la madre, cae atraída por una fuerza que
la compone en huesos y carnes de nuevo. Ella, la madre, será un fragmento del ayer,
pero en este presente en un cuerpo distinto no memoriza sus vivencias. Solo su carácter
será veracidad de sus encuentros, de su búsqueda de la despedida a la hija. Ella,
vuelve con los sentidos dormidos, con una neblina que sacude sus ojos, ahora,
despiertos. Una rara sensación la maneja, una rara acaricia la seduce a ser
vida. Y es vida, en cuerpo de otra persona. Y es vida, en el pensamiento estructurado
de su personalidad. Y es vida que
retorna. Y vuelve no ante el anciano y el perro flaco que posa en sus pies. Y
vuelve entera en la condición de ser humano. Una luz recala en su mirada, una
luz brillante, calmante. Ella abre los ojos y detenida en el tiempo se busca,
pero no se encuentra. Los sueños le han sucedido, sueños de gentes que en su existencia
ha visto. Y levanta cuando el sol es trono de la tierra, cuando el sol calla el
ajetreo de los pájaros. Por momentos, tiene sensaciones raras. Una advertencia
que la lleva a pararse y mirar la bóveda celeste, desde su balcón. Vive sola y enciende la tele. De inmediato la
apaga. Los sucesos de este sistema terráqueo la asustan, la estremecen. Un
verdadero tremor sacude su garganta ante el caos y bebe agua, mucha agua. El
todo se vuelve nada. La nada se vuelve el todo. Lentamente se sienta en su
sillón con la televisión apagada. No, no quiere saber más. Es como si una aniquilante
potencia la estrangulase. Pero esta viva…muy viva. Qué miedo le dato todo esto,
a nivel mundial. No entiende al ser humano o no quiere entenderlo. No entiende
este desbarajuste en la poquedad que somos ¡Humano ¡una palabra que versa
delicadeza, detalle, imperfecto ser que se balancea en la esfera de la
sensibilidad. No , no somos humanos, es tan grande esta palabra para un mundo
tan derruido, tan derretido, tan descuidado, tan alejado. Ella no entiende del
porqué está aquí y su razón no alcanza ese porqué. Solo sabe que es una minúscula
mujer en un piso que se asoma nuevamente al balcón. Su mirada incide en un
anciano paseando un perro flaco y canelo. Ella lo mira con dulzura, con una ternura
constancia que se estancará en su razón. Y los ve felices. Sí, son felices, el
anciano con su perro flaco y canelo. Eso es lo perfecto. Desde su interior se
desdibuja, es como si esa imagen la volviera alguna vivencia. La busca y la
busca, no la encuentra. Rescata su memoria insonora y todo es callado y todo es
vacío...CONTINUARÁ
Adiós,
hija…no, no…un hasta luego. Las fuerzas del universo me retraen, me
llaman.Soy succionada bajo una
atmósfera oscura, leve y pesada a la vez. No sé que decirte de las sensaciones
que siento en estos momentos. Es un estado extraño, me hallo en el placer de
una luz que me absorbe. Supongo hija que volveré a ser existencia de la tierra.
Pero donde, donde… mi memoria se va disipando, mi memoria se va, mi memoria se
va enterrando donde lo casual puede ser una vivencia del ayer. Cuando llegue
ese instante espero que seas tu. Agujeros negros me contrae, me expanda y solo
soy una energía que será hija de un vientre. Naceré de nuevo, no sé dónde. Las
imágenes se me van, solo queda ese anciano y a sus pies ese perro canelo flaco rumoreando
un llanto callado. Ahora te quedas sola hija. No decaigas, no converses con
paredes de la nada. Sé tú. Tu misma. Danzo con celeridad con cúmulos y
nebulosas, no lejos de ti. Me gustaría que el anciano y el perro canelo flaco
se fueran de esa pira donde yo soy inexistencia. Me mortifica, que se dejen
morir así. Quizás, cansados de tanto y tanto odio entre los seres. Y tu hija,
todavía frente al espejo con tus ojos embelesados como esboza una nueva jornada.
No me pienses, no me nombres. Solo soy un eco en la sombra cuando todo cae
vertiginosamente, cuando todo rompe en cristales punzantes que te dañan, que te
matan. Lo más cierto es que nos encontremos, no se en que momento de la vida y
nos sintamos atraídas por nuestras inquietudes. Charlaremos y charlaremos como no
hubiera pasado, un ayer y nos daremos pinceladas de aliento, de un aliento
fresco, alegre. No seremos conscientes del porqué, pero este cosmos nos indicará
el cruce de nuestros caminos. Sí,
seremos una visita en un instante determinado. Sabes, tengo cierta pena, no
saber de más. No saber de tus rutas por este planeta seducido por la
enfermedad. Sí, un mundo enfermo. Pero nos encontraremos, no sé cuándo. Me
estoy agotando y tu sigues frente al espejo, el niño duerme. Un poder superior a mi saca mi esencia y
adiós, hasta luego.Y adiós, hasta luego.
Danza con los ahogados de ese ambiente. Danza con las ballenas defraudadas en
su destino. Danza con cementerio de elefantes. Danza con la despedida, con mi
empeño de saber de ti. Danza con el miedo. No sé donde estaré. Solo sé que seré
huesos y carnes no sé dónde, ya nuestros ojos brillarán cuando seamos hijas de
una mismo sendero en el misterio de nuestras palabraS...CONTINUARÁ
Estoy
aquí, en tu presencia. Te miras al espejo cuando la mañana es bandada de
pájaros. No eres creyente, pero soy ese halo azul rojo blanco que se forma a tus
espaldas. Te converso como quien converso con el ser más amado, tu, hija. No te
das cuenta, pero estoy aquí, tu potente cavilar me traído hasta ante ti. Ahora
te veo mejor, tus alas aún sin plumas son huesos secuelas del pasado. Sabes
hija, estás más delgada. Tal vez haya sido por un viaje duro y cruel donde tu
le dabas la mano a ese niño. Un campo de refugiados, un campo de desheredados
de esta tierra, un campo de martirio, un campo sonde la sórdida agonía te ha
vuelto algo arisca. Mírame como se mira
una estrella fugaz. Mírame como se avecina mi ausencia después de la noticia.
Comprendo que emigrar entre llanuras, montañas hostiles haya creado la gelidez
de tu rostro. Un rostro petrificado, un rostro impotente, un rostro
deshecho.Pero ahora has de vivir, has
llegado y una nueva lucha te espera, la condición de ser extranjera en una
ciudad que no doy nombre, que más da, todas son idénticas. No te duermas hija,
estate con sus ojos atentos. Te miras en el espejo, te examinas y percatas cada
movimiento de tu masa ósea. Qué triste suenan los cuerpos cuando la insonoridad
los ampara. Qué triste suenan las manos cuando lo gélido las acaricia. Qué
triste suena sonrisa cuando te miras y la nada de rodea. Estoy aquí, en tu
presencia. Una calidez dejo pasar a tu cuerpo, a tu existencia para que te animes,
para que no calles, para siguas tu camino. Son muchos años de desasosiego, de
desgracias que aún están latente. Cuando miro ese anciano estático y ese perro
flaco canelo a sus pies me recuerda a ti y a tu niño. Qué triste suenan las
olas de esa bahía que desde tu ventana avistas. Respira profundo hija, saborea
de ese oleaje que trae, que lleva…que lleva, que trae. Qué triste suena tus
ojos cuando un hondo vacío te sepulta bajo rocas indestructibles. Qué triste
suena tus sueños cuando nadie te ama ¡Ama hija ¡Sí, ama! Qué más da. Solo somos
milésimas de segundo en este universo, nada. Aprovecha cada oportunidad que se
te brinde la vida. Qué triste suena tu reflejo cuando desnuda miras tu ayer, tu
hoy. Estoy aquí, en tu presencia, ronroneando el ascenso de tus ganas. No
decaigas, no te marchites donde la sombra de cipreses se empeña en llevarte. Nadie
se alegrará de tu miseria al igual que nadie se alegrará de tu riqueza, de tu
riqueza recóndita. Estoy aquí, mira como energía te atraviesa para quedarse en
ti de manera vertical, positiva. Levanta la cabeza y salúdame…No te duermas. Ahora
me despido con el tintineo de tus pasos. Ahora me vuelvo atmosfera que te rodea
hasta el final de tus años. Qué triste suena la soledad hija, querida hija. La
bahía se ve desde tu espalda y te trae sin cuidado. Ya ha amanecido y el niño
duerme.
Uhm…tengo
miedo hija. Cómo puede ser esto…tengo miedo, mucho miedo.A veces todo se desborda. A veces el ser
humano se vuelve arisco, nefasto ante lo que no asciende del. Un verdadero
temor que me convierte en un pájaro invisible tras los espejos que te reflejas.
Tu no decaigas, ya has sufrido y penado bastante. Ahora, en el amanecer, me
fijo en ese anciano quieto y el perro canelo y flaco en sus pies. No se mueven,
no se tambalean, aunque la amenaza sea real, existente a su alrededor. Tengo
miedo hija que todo esto se expanda. Ustedes, seres de la nada estáis derivados
a la nada, a precipicios donde lo irracional los abraza. Uhm…hija mía, sigue lo
que dice tu corazón y tus ideas. Que nadie te dañe. Que nadie te martirice con
el canto de pájaros sin alas. Todos somos uno, una atmosfera donde se balancea
nuestra entereza enraizada a un epicentro, la vida. Tengo miedo hija…mucho
miedo. Medito, examino y los sueños se vuelven pesadillas, delirios. No por ti
ni tu niño, sino por la fealdad de espíritu de unos. Te meces entre tus
sentimientos, te meces en tu yo, te meces en tu persona. Te perdono todo hija. No
fuiste mala hija en el ayer solo, tu condición de ser, tu condición en el amor.
No fuiste mala. Ahora, aquí, en la oscuridad del espacio determino tus
preocupaciones, tu malestar, tu desconfianza, tu tristeza, tus ansias. Yo lo sabía
hija. Toda la vida lo he sabido. Una opacidad amargaba tu verticalidad. La
condición de ser atraída por el mismo sexo no es mala hija. Nunca lo ha sido.
Son solo una opción más en esta existencia. Perdóname, hija, mi daño no era por
ti, todo estaba involucrado al ritmo de nuestra manera de sociedad. Detente y medita,
qué hubiera ocurrido. No eres mala hija solo, una quise protegerte. Ante la
vociferación, ante la muerte y aun tengo miedo. Sí, mucho miedo. Sé que no me escuchas,
pero algo te hace presentirme. Me piensas, sospechas algo y sin embargo sigues
con la esperanza de volverme a ver. No hija, el anciano quieto y el perro
canelo y flaco en sus pies esta ante el adiós perpetuo. Pero tu has llegado,
con tu niño. Ay, hija mía, que este nuevo aroma no te entregue a riscos donde
ortigas rajen tus deseos, tus propósitos. Tengo miedo hija de que un martillo
hiriente te agarre y te escupa su mal aliento…sí, mucho miedo. Se tú, erguida
como los pájaros al encuentro de su ruta ¿Cómo hacer? ¿Cómo decirte? Perdón,
que los pájaros cantan en mi espíritu de encontrarte así, has llegado hija….El
crepúsculo de la mañana viene con nuevas expectativas para ti, para tu niño. Lo
sé. El crepúsculo de la mañana será de nuevas experiencias que te harán más
fuerte, más alta, más tu. Míralo, ese cielo entre dorado y celeste construyendo
un cielo donde los sueños avanzan, donde
todo se va recomponiendo hasta la victoria de nuestras pisadas...CONTINUARÁ
Detrás…detrás
de ti. Te siento abatida, columpiada en el mal paso de tus inquietudes. Te
desmoronas, te entristeces y piensas en mí. Lo sé, estás pensando en tu
procedencia, en ese país desordenado, conflictivo, sangrante, moribundo,
vagabundo de sueños eclipsados. Quien te alzado la voz. Quien te ha escupido en
los ojos. Quien te ha dañado. Quien te ha rechazado. Así somos, no des tus
manos a todos. La tranquilidad de alas quietas, observadoras te dirán quien
será saludo de tu ser, tu ser como mujer extranjera en el infinito del
universo, en el interminable camino hasta encontrar la paz. Se de tu
sufrimiento, allá, en la frontera …una frontera de alambres y muros aireados de
navajas. Se que has llegado y por cierta suerte estás a salvo. Sí, a salvo con
ese niño que dices a todos ser tu hijo. Pero siempre habrá una bofetada, un
desprecio en tus senderos. Como te lo tomes depende de tu experiencia hija. Y
tienes mucha, me imagino ese campo donde la helada mata gentes, donde el hambre
mortifica la mente, donde la mente se desbarata hasta caer en fosas de colmillos.
Eso pretende. Tu has llegado, has pasado esa barrera sanguinolenta y asesina
con ese niño. En todo momento has pensado en mí. Sí, me has pensado. Llega el
alba y miras ese niño. Llega el alba y te miro, sin que tu lo sepas. Tienes una
sensación rara en tu vientre y te das la vuelta, pero no me ves…no me verás.
Solo cuando la muerte nos ancle en el olvido seremos almas viajeras a un no sé
dónde. Mientras te sigo. párate, ten cuidado con tus pasos. Aunque somos seres
de naturaleza libre esta sociedad nos ha condenado a la marginación. No todo es
bueno, no todo es bonito. Detrás de cada rostro hay ojos, hay un cavilar que
puede volverse contra ti. Recuerda, eres extranjera en una tierra extraña, en una
tierra enrarecida por las lenguas necias. No temas. Se natural. No falsifiques
tu origen y verás como todo irá bien. Uhm¿y ese niño hija? Lo quieres mucho.
Eres ahora su madre. Ay, querida hija, que grato saber que no estas sola, que
grato saber que luchas por el y esa lucha por el te hace luchar por ti. Anda, levántate,
hija, sabes que todas las jornadas no son iguales. Cada despertar es un
nacimiento que puede ser bello, perfecto. Mira por la luz de tu ventana ¡oh la
luz¡ Ese sol por horas durmiente sobre ti. Lo agradeces. Observas a ese niño,
que no se como se llama. Más no es de vital importancia su nombre, lo único es
que este bien y lo está. Uhm, te enciende un halito de felicidad cuando lo contemplas,
dormido, sereno. Tus manos sutilmente acarician su cabeza y respiras hondo,
callada para no despertarlo. Te sientes en este instante completa. Pero hay
algo que te retuerce, te conozco hija, querida hija…Y es el alba y el anciano y
el perro estático en mis cenizas atizadas por un viento que viene…que viene
feroz, mordiente…CONTINUARÁ.
Y
en medio del nocturno estoy. Una luna hace conjunción con Júpiter y Saturno. Mírala
hija. Te encuentras reunida con aquellos como tu han partido a un destino
incierto. No aparques hija. No te digo que rechaces tu descendencia, solo, se
mezcla homogénea de esa ciudad en la que estas. No te retraigas hija, se tu
misma, con tus pisadas del despertar como no vinieras de lejos…muy lejos. No es
cuestión de procedencias. No es cuestión de ser extranjera en un nuevo campo.
Solo es una actitud de alianza donde quiera que vayas. Muévete apartando tu inseguridad.
Muévete arrimando lo que corre por tus venas ¡Uhm¡ si pueda abrazarte….te diría
que no eres extraña en esa tierra donde ahora estás, te diría alza tus alas,
alza tu palabra, alza tu carácter y vincúlate con ellos. Tomos somos hijos de
esta atmósfera. Todo somos una pequeña parte del firmamento, contémplalo. Busca
quien vea como tu como gira y gira el ser, vivaces mariposas serán alas de tu
despertar. Aun no lo sabes hija, pero he muerto. Se de cierto sabor amargo a
tus espaldas, algo te dice de mi despedida. Un cierto tremor te arranca al
vacío. Lo sientes. Conversa con el aliento de esos edificios, de esas gentes y
verás que todo es cuestión de tiempo, todo es cuestión de una paciencia que te
llevará a donde tú quieres llegar. No te rindas. Sí, he muerto. Pero no estas
sola. Mi espíritu anima tus huellas borrando todo lo nefasto, todo lo malo. Mira
hija, una luna hace conjunción con Júpiter y Saturno. Las razas no existen, cuando
te des cuenta…sí, cuando te des cuenta bailaras al ritmo de una sociedad que te
mira. Que te mira y respeta ¡Ay querida hija ¡Cuando nos veamos también
bailaremos. Espero que no sea pronto, que tu con tus vivencias seas singladuras
del bienestar. Bienvenida hija. Bienvenida a este nuevo mundo. Todo se balancea
en otro ritmo, pero al fin al cabo es igual. Todos somos iguales, humanos. Aquí
todo es oscuridad, todo es callado. Solo soy una energía que viaja al infinito,
que viaja donde tu estás.Y en medio del
nocturno estoy , tu, ahí con tus iguales o eso crees. A veces confundimos el
norte de nuestras ideas. Sé precavida. Todos no piensan igual que tú. Hay
muchos puñales detrás. Cuídate de ellos y se valiente, se alimentada por la
nueva cultura. Deja que riachuelos de su esencia penetren en tu verticalidad. Una
luna hace conjunción con Júpiter y Saturno, mírala…CONTINURÁ
Una densa niebla depreda
la noche. La madre es quemada en la soledad. La dejan en esa hoguera donde su
carne y huesos será no más que cenizas. Una noche donde los astros hablan del
que será, que será de su alma. Y ella contesta, responde con el porte de la
certeza. Una densa niebla se alimenta de la noche y el rostro de su hija surge
en alguna nebulosa de este universo. Este universo confuso, misterioso,
hechizante. Los astros comprenden su que hacer en su eterno recorrido por su
cuerpo. Y dejan que su alma sea parte de ellos. Y dejan que su luz azul de
pinceladas a la vida de su hija. La madre ha muerto. La queman en un pequeño
boceto del nocturno con la densa niebla repica al miedo. Un anciano desolado,
solo, se queda ante ella hasta que la hoguera se apague. No teme ya la guerra
aberrante, cruel que se extiende ante él. De un momento a otra mientras ella
arde en el adiós a este mundo un aullido se escucha, no más, el chispear de su
quema y el aullido…el aullido y su quema. Un perro husmea por los alrededores
al encuentro de engullirse algo. Un perro flaco y canelo en la desesperada búsqueda
de la supervivencia. Así se deriva el largo recorrido de su hija. Una densa
niebla golpea la noche. Su cuerpo extinguido no más es un extenso sonido del cosmos.
Un sonido que ondea en el crepúsculo de su nuevo nacimiento. Preñada de su
inmortalidad es vigía a espalda de su hija. Sabe de sus penalidades, de su
miseria en el transcurso de una travesía que la lleva lejos…muy lejos donde la
herida no tiene cabida. Se ausenta de ese perro flaco y canelo. No más encuentra
ascuas de su ser. El todo es la nada. La nada es el todo. El bombardeo cuando
sus cenizas son llevada en la madrugada por la brisa fuerte comienza. Un ruido que
hace de los ojos del anciano se cierren en una suplica con algún Dios. De su
rostro lágrimas que no se retraen. De su rostro en la media noche pasada danzan
los sueños, sueños de un mañana. Tal vez ,
mañana… Abre los ojos, se mira sus manos estranguladas por la vejez, por
el trabajo, por el agotamiento y se las lleva a su cara ¡Uhm¡ no quiere ser el
serrucho interminable de los gritos en la oscuridad, de inocentes desvariando sus
destino en la duda. Sí, la duda. Y el
perro flaco y canelo se le acerca. Estático se acuesta en sus pies en un son
lastimero. Tal vez, mañana…Mira su derredor, destrucción y desolación y al
fondo el ruido, el ruido. Te lleva sus manos temblorosas a sus orejas. No, no
quiere escuchar más dolor. Una bocanada de aire aglutinado de fetidez lo
empujan pero con el perro flaco y canelo en sus pies se mantiene quieto,
verdadero...CONTINUARÁ
Me
desprendo de mi cuerpo, orbito en la duda. Una incertidumbre que me desorienta.
Siente algo de calma y un cierto temblor divisa mi cuerpo fundido en llamas. Ya
no estoy y a la vez sí. Soy nota de la musicalidad del universo, este universo
que nos acoge, que nos invita a ser hijos de este mundo. Me he ido, no lejos,
un espacio negro me cubre, pero su equilibrio es indiscutible. Escucho las
voces de las penas, del sufrimiento agotando la tierra. La nada. El vacío. Un
impulso me hace pensar en ti, en tu huida. Ay, querida hija, permaneceré
intacta en el tiempo, hasta que nos encontremos en las estrellas. Esto es la
muerte, una muerte que nos entrega a otros cuerpos. Renaceré ante tu ceguera en
el paso del tiempo. No me reconocerás, no me reconoceré. No obstante, seremos
unísona luz de nuestras pisadas. Observo el llanto de estas gentes, de un país
que se vuelve plomizo. La pesadez de la desilusión acecha en sus hombros y
caen, caen en la derrota de la vida, caen en un sórdido llanto que los hace
hijos de la miseria. De lo mugriento que es ese mundo. Un mundo de guerras idiotas. Presto mi asombro
al fanatismo más incoherente. Somos incoherentes. Somos desequilibrados. Somos
asesinos. Quemamos nuestro hogar, la tierra. La hostilidad nos hace sordos y no
oímos su grito.En esta era todo es
confuso, nos hemos vueltos agreste, un cierto detalle de nuestras manos. Manos
ensuciando cada rincón de ese mundo llamado tierra. Desde aquí, querida hija,
te miro. Se de tus errores, pero también de tus aciertos. No, no llores cuando
llegue la noticia…si llega. Ahora, estoy en otra atmósfera, en otra dimensión
donde todo es bello, donde todo es verdad. Lo bello y lo verdadero…lo verdadero
y lo bello. Nuestra condición es ser humano. Nuestra condición es la prueba de
la diversidad. He fallecido hija. No te preocupes, estaré en tu existencia
contigo. Una llama enciende la espera, mi espera, aquí donde los corazones
vuelan en la alianza de lo natural, de lo real ¿Dónde está la cura? En la
absoluta hipocresía, nos mentimos a nosotros mismos de igual manera que a los
demás. La compulsión de ese ambiente donde se mece la esfera azul es
arrasadora. He muerto, querida hija. No se quien me ha cerrado los ojos, estos
ojos que han visto los desastres de la guerra ¡No¡ no llores cuando llegue la
noticia…si llega- Te abrazo amor mío y que mi abrazo sea tu talismán cuando me
pienses, cuando andes en caminos de lodazales. Ay, querida hija…hija querida…CONTINUARÁ
Ahora,
aquí postrada recuerdo mi juventud, tu niñez. Burbujeantes tonadas de alegría
avanzaban en tu sangre, en la pequeñez de tu cuerpo. Ahora, cuando la
enfermedad y incansable bombardeo que no deja descansar te busco en mis
recuerdos, en una memoria que huye en estos instantes de odio y rencor. Porque
si hija, las guerras no más que son batallas del odio y el rencor, no hay más.
Un poder inhumano exhala cenizas en nuestros ojos y todo se vuelve oscuro y los
pájaros no cantan. Ahora, cuando la noche me agazapa en las sombras de un minúsculo
silencio mis pensamientos me llevan a ti. Tu te has ido, querida hija. Si hija,
has huido como tantos otros a tierras desconocidas, me imagino en esta ráfaga
de aire cortante en tierras insípidas, en tierras donde la lucha no ha
terminado. Busca la paz, el equilibrio querida hija ¡Ay hija ¡no llores por mí,
yo ya he vivido lo que tenía que vivir. Ahora, aquí postrada con ojos prietos
huyendo de mi muerte ¡Es imposible ¡ya viene….ya viene. Estoy acompañada…¡no¡¡no¡
estoy sola para que mentirte. Tanta y tantos muertos que quedarán en el
anonimato. Yo soy una más, vomito por mi nariz, vomito por mi boca toda esta
destrucción, toda esta descabellada maldad del mundo. Mi descanso será tu
descanso querida hija. Mi alma será parte de tus pasas hacia la libertad, hacia
la paz. Te protegeré en cada precipicio que se arrime a ti y seré soga que cuelga
tus sentidos. Este presente de luna menguante me hace detenerme en ti, en tus
deseos, en tus inquietudes, en tus aspiraciones y de seguro que lo lograrás.
Qué contarte de esta despedida aquí en mi lecho de difunta. Querida hija me
siento orgullosa de que te hayas ido de este infierno, la guerra. Me entra
ganas de reír, es como si la victoria fuera mía y con mi ida tu serás fuente
eviterna de la verticalidad, de vientos nortes que te lleven lejos…muy lejos
donde la palabra genocidio no exista. Tendrás que empezar de nuevo querida hija,
tu lo vales. Solo te digo que me entra ganas de reír desde este mi último
suspiro y en mi sueño estás tu. Te veo corriendo por la densa hierba dibujando cometas
en el cielo como un jardín de arco de colores. Te veo feliz, pensándome, conversándome,
amándome, recordándome. Las razas no existen hijas, son nombre que ponen las
gentes, las gentes de este diminuto mundo. Somos tan pequeñas y grande a la
vez. Somos un círculo de hogueras donde la danza del amor nos socorre de lo malévolo,
de las tinieblas de las miradas...CONTINUARÁ
Ahora, cuando los pájaros sobreviven a la oscuridad de las
jornadas, cuando el peso de los hombros descienden barrancos atravesados por el
adiós. Ahora, cuando mis ojos fueron bombardeados por lo iluso, cuando la
sonrisa se vistió de indiferencia. Ahora, cuando el agotamiento exhala su último
canto, cuando las olas dormidas rasguñan mi rostro. Ahora, aquí, en el hoy, en el mañana…La guerra ha
terminado amada, el hambre es poseído por la lluvia y la sed se ha convertido
en habitante del ayer. Ahora , aquí, en el hoy, en el mañana amada mía, me
volcaré en tu memoria, en mi memoria. Un árbol ha crecido en nuestro jardín. Un
sol dice de la armonía de los mundos. Un ahora se apura en emprender el
lenguaje de las mariposas. Ahora, aquí, en el hoy, en el mañana te miro.Te miro con la certeza de nuestro camino, de
nuestras alas, de nuestros rumores al son de la isla.
El crepúsculo inquieto,
un tenor alabanza al despertar. Una cierta lluvia leve paseo de cada vivencia,
de cada eco del ahora. Y el sol viene, viene con su alegría, con la hegemonía
de todos los que asistimos a su existencia. El ronroneo de un gato y el susurro
de la ciudad. Desconcierto en el aislamiento, en las escaleras agrietadas de
tanta humedad. Caemos, nos arrastramos a mundos desconocidos el yo emigra a la
reconditez. Una intimidad que se ahueca en la danza de las mariposas¡Mariposas bellas¡ Mariposas revoltosas inmiscuyéndose
en los sueños del mañana. La emoción se detiene y sostengo ese suspiro del tiempo
del amor. Quizás inquieto. Quizás estático. Con el presente de su venida en los
jardines verticales de lo imperfecto. El
sanador espera la caída del sol. Supongo en este emerger de mi yo que soy temblor
de las raíces que nutren la tierra. Y ahora vuelvo, vuelvo y el silencio aboga
al vacío. No somos perdurables, solo materia oscura donde el alma vuela y
vuela. El crepúsculo inquieto, la callada manera de mis manos, la callada
manera de mis ojos, la callada manera de mi garganta, la callada manera de mi
cansancio…