5
Detrás…detrás
de ti. Te siento abatida, columpiada en el mal paso de tus inquietudes. Te
desmoronas, te entristeces y piensas en mí. Lo sé, estás pensando en tu
procedencia, en ese país desordenado, conflictivo, sangrante, moribundo,
vagabundo de sueños eclipsados. Quien te alzado la voz. Quien te ha escupido en
los ojos. Quien te ha dañado. Quien te ha rechazado. Así somos, no des tus
manos a todos. La tranquilidad de alas quietas, observadoras te dirán quien
será saludo de tu ser, tu ser como mujer extranjera en el infinito del
universo, en el interminable camino hasta encontrar la paz. Se de tu
sufrimiento, allá, en la frontera …una frontera de alambres y muros aireados de
navajas. Se que has llegado y por cierta suerte estás a salvo. Sí, a salvo con
ese niño que dices a todos ser tu hijo. Pero siempre habrá una bofetada, un
desprecio en tus senderos. Como te lo tomes depende de tu experiencia hija. Y
tienes mucha, me imagino ese campo donde la helada mata gentes, donde el hambre
mortifica la mente, donde la mente se desbarata hasta caer en fosas de colmillos.
Eso pretende. Tu has llegado, has pasado esa barrera sanguinolenta y asesina
con ese niño. En todo momento has pensado en mí. Sí, me has pensado. Llega el
alba y miras ese niño. Llega el alba y te miro, sin que tu lo sepas. Tienes una
sensación rara en tu vientre y te das la vuelta, pero no me ves…no me verás.
Solo cuando la muerte nos ancle en el olvido seremos almas viajeras a un no sé
dónde. Mientras te sigo. párate, ten cuidado con tus pasos. Aunque somos seres
de naturaleza libre esta sociedad nos ha condenado a la marginación. No todo es
bueno, no todo es bonito. Detrás de cada rostro hay ojos, hay un cavilar que
puede volverse contra ti. Recuerda, eres extranjera en una tierra extraña, en una
tierra enrarecida por las lenguas necias. No temas. Se natural. No falsifiques
tu origen y verás como todo irá bien. Uhm¿y ese niño hija? Lo quieres mucho.
Eres ahora su madre. Ay, querida hija, que grato saber que no estas sola, que
grato saber que luchas por el y esa lucha por el te hace luchar por ti. Anda, levántate,
hija, sabes que todas las jornadas no son iguales. Cada despertar es un
nacimiento que puede ser bello, perfecto. Mira por la luz de tu ventana ¡oh la
luz¡ Ese sol por horas durmiente sobre ti. Lo agradeces. Observas a ese niño,
que no se como se llama. Más no es de vital importancia su nombre, lo único es
que este bien y lo está. Uhm, te enciende un halito de felicidad cuando lo contemplas,
dormido, sereno. Tus manos sutilmente acarician su cabeza y respiras hondo,
callada para no despertarlo. Te sientes en este instante completa. Pero hay
algo que te retuerce, te conozco hija, querida hija…Y es el alba y el anciano y
el perro estático en mis cenizas atizadas por un viento que viene…que viene
feroz, mordiente…CONTINUARÁ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario