viernes, julio 31, 2015

Venturas sobre...

Venturas sobre el mar de nubes. Avistas un roque donde descansarás tu cuerpo cuando el ocaso te aviste. Desde ahí sombras en la noche. Sombras que se transformaran en almas andantes tras un ayer de vida. Los recuerdas. Los ves. Están contigo, anunciando el continuar de tus pasos. Intentas abrazarlos. No se dejan ¿Por qué te preguntas? Los añoras y se te escapan de tus manos. Manos que mecen la luna, los astros cuando pides un deseo. Sigues en ese roque alto, fornido, seguro. Espíritus sobrevuelan a tu alrededor. Te emocionas. Pero no puedes. No puedes…abrazarlos. Se han ido y quedas sola. Miras el horizonte con tus ojos estáticos. Te echas a volar, a navegar sobre esas nubes al encuentro de tu yo, de tu persona. Edificas fuentes de pétalos que se expanden por tus anhelos. Desciendes y llegas a una cueva en medio del salvaje boscaje de pinares. Entras y en lo largo de sus túnelos garabateas algo. No sé qué. Una señal, una señal que te lleva a un mundo desconocido y mágico. De repente una fogata prende alrededor de ti y te preguntas que será, que será…Caes en el aliento de las ánimas que vienen a visitarte ante el poder del deseo. Ánimas desconocidas, muertos alimentados  por las paredes de esa cueva que tú garabateas. Te miran, te observan, te examinan, desnudan tu cuerpo lentamente y te sientes elevarte bajo las cascadas freáticas de la paz, de la felicidad. Lo has conseguido. Sí…la calidez fresca de sus abrazos. Te revuelves entre ellos. Sí ellos. Ellos dirán el camino a tomar. Esa senda donde tus sueños sean realidad. Inmersa en su energía de luz te vas. Sales de esa cueva y tomas el sentido del viento. Un viento sur que te llevará lejos, muy lejos donde la alegría es participe en todas las manos vivas…vivas.









miércoles, julio 29, 2015

Te has perdido...

Te has perdido
Así, en la belleza de pardelas plateadas
Cuando en las vastas mareas
Despliega el canto a la desnudez de sus sentidos.
Te has ido
Bajo el influjo de dos lunas
Reminiscencia de tu ayer.
Tan temprano
Que el correr de las aguas de agosto
Se detienen en tus huellas
Solo el respirar profundo de tu dejadez
Se percibe en la granizada
Que raja las gargantas
De una esperanza desierta.
Adiós, te digo.
Un adiós que en el vuelo de un arco iris
Saboreará un nuevo amanecer
En las tierras misteriosas
De tus ojos.




domingo, julio 26, 2015

Faros...

Faros que redoblan lo incierto
Bajo la densa niebla del temor.
Náufragos abúlicos conducidos
Por el último aliento
Bajo la inclemencia de los astros.
Mareas revueltas que nos seducen
A emigrar a otros lugares
Donde tal vez el sol sea brío
De las almas,
De la verticalidad de nuestros pasos.
No, no…
Ahogados en las profundidades magmáticas
Del deseo.
Violentas olas nos da rostros sin ojos
Que cubren este océano.
Una mano sobresale
Entre las mareas del infierno
Con un adiós al eco sonoro de la vida.


viernes, julio 24, 2015

Aquí...

Serpientes voladoras se engendran en la tibieza de la aurora. Caminan doradas por las sombras del oleaje que se perpetúa en el ritmo ciego de su ronroneo. Habitamos en la esfera del sol, astro indolente que nos permite inspirar y espirar a medida que una corriente de pardelas busca, encuentran sus cobijos en rocas de sal. Amanece y con ello los pasos se vuelven lento en un despertar donde los ecos insípidos del calor se bañan en sudor. Ella está ahí, me está mirando. Con su café, con su cigarro que en espiral asciende al infinito. Ay, me tengo que ir. La dejo con el continuo sorber de ese líquido que la alienta en el continuar, en el comienzo de un nuevo día. Calles vacías. Agosto impera en nuestros sentidos alentándonos con un vago andar.
La miro y se va. Me ha dejado entre los posos de este café que no me dice nada y un cigarro tras otro hasta que mis cimientos se eleven con energía. Le agradezco que se haya ido. Necesitaba estar conmigo misma. Hoy no la acompaño a ese paseo matutino. Creo que comprende. Comprende que a veces necesitamos aislarnos en los agujeros de nuestros pensamientos. Hace calor, me apetece estar desnuda. Desnuda y libre. Somos conscientes de la elevación de nuestros sentidos que se vuelcan en la ensoñación.  
Y andar y andar por este parque solitario. Sus árboles son tiesas cometas por la censura de la brisa. No corre aire sino una masa caliente que arde en mi rostro. Ella estará con sus ojos. Se levantará y dejará todo. Apaciguada se dará un baño de rosas que perfumen su belleza. Y yo que, aquí sola, sentada. No hay fuerzas a seguir. Mejor volver. La calma ronda en este verano donde los sonidos del silencio equilibran mi alma. Avanzo, me levanto, regreso. Ella ahí, con su albornoz. Me mira con cierta ternura. No pregunta nada. Solo me mira y me mira. Para que más.

Si, la miro. Ya ha regresado. Gotas de sal cae por su frente. Debe de haber mucho calor ahí afuera. La quiero tanto…Y me gusta verla así libre. Por qué hemos nacido libres. No agazapados bajo el orden de la posición, de ese objeto que hemos de usar a nuestro antojo. No sé lo que haremos hoy. Las olas son rumor, tal vez nos remojamos en las eternas mareas del sosiego. Ella dirá, yo diré. Deliberaremos donde ir sino aquí. Sí, aquí, bajo este techo fresco.  

miércoles, julio 22, 2015

La caída....

Violines.
Habitaciones secas.
Ojos cerrados.
Inspirar y espirar
En el destino de los vientos
Azotando sobre su rostro hueco.
El silencio.
La soledad.
Rocosas nevadas
Invadiendo sus pasos.
El llanto.
Un piano vacío.
Llega la aurora.
Todo a un mismo ritmo,
Monótono, austero.

La caída…

martes, julio 21, 2015

La jornada...

La jornada se entorpece con las oscuras nubes que pesan en el firmamento a medida que el tic-tac de un reloj se recoge en el tiempo. Ventanas que se abren, que se cierran con un grito al vacío.  Ella se endereza, se yerta en el sentido de la brisa. No sabe dónde está el. Hace días. Días en que su presencia no es aroma bajo ese techo blanco. Noches en vela ronroneando el por qué. El por qué de tantas estaciones de mentiras e hipocresía. Se va a su escritorio. Quiere leer de nuevo su diario, su despedida. Enciende una vela, una vela que se balancea como ella ante el temblor del frío. “ No sé por qué engañarla, a ella no la quiero, pero la amistad creciente en estos años me duele, hacerle daño…El para mi es todo, no sé, tengo que huir hacer mi vida y que ella camina por la senda de otras emociones ¿Cómo decírselo? Sus ojos…Ay sus ojos, cuando me miran veo el placer, la felicidad. Pero…pero no puedo más vivir con este engaño ¿Cómo decírselo? A él lo amo, a ella como hija o hermana la quiero. Es todo tan difícil. No hacerle daño. No…No, daño no. Pero no puedo más…” . Lágrimas que caen. Lágrimas que esbozan una tristeza, una alegría. Ella comprende y le da lástima. No por ella. Sino por él. La vela se apaga por una azotaina de la brisa. Se queda en oscuras. En oscuras y consigo misma. Se siente serena, tranquila. Una paz que tal vez el no sepa comprender. Que sencillo es hablar, se dice ella. Pero entiendo su temor, su miedo.

sábado, julio 18, 2015

No me mires...

Que haces aquí en esta cueva donde nuestro ayer se difuminó en la venida de aguas nuevas. No te esperaba. No solo a ti, sino a nadie. Aquí estoy sentado lamiéndome de recuerdos que sobrevuelan mis manos. Sí, me vendo los ojos. No quiero ver el desastre de nuestros ancestros ¿A salido el sol?
Si, el sol con su brío hermano de esta esfera da su aliento, da sus primeros pasos sobre los océanos eternos que nos observan en el continuo peligrar de su vigor, de su entereza.  Estoy aquí. He venido para ver tu llanto, tus penas. No puedes estar solo así vagando en un pasado ya exterminado contemplando la oscuridad. La vida continua, nos transformamos en ecos de su silencio y ahora debemos levantarnos alzar nuestras velas y ver lo que hay ahí afuera…vamos.
No me mires. Aquí acurrucado me quedaré. No merece la pena seguir en este manantial que corre por nuestras venas donde el vuelo del pinzón se apaga, donde las ballenas quedan atrapadas en las redes de la negritud. Déjame sino siéntate aquí. Sí, aquí al lado mío y abrázame.
Sí, el sol ha salido. Tenemos que irnos. Tus ojos son truenos del espanto pero tenemos que retomar esa senda bajo los tilos, bajo los laureles como refugio de lo que aún queda. Venga amigo no llores más, no llores por ellos. Ya se han ido.
Tu ahí de pie, yo aquí cansado en esta gruta que me aísla de lo real, de la verdad. Dime que no hay sueños imposibles y tal vez te de la mano.
Sí, hoy el sol brilla y hay sueños posibles. Sueños en los de un mundo mejor será venerado por nuestros ascendientes mientras, ahora, hemos de luchar. Unificar nuestros deseos de justicia, humildad y solidaridad y vagar por sus ramas. Conducir nuestras pisadas sin daño sobre las mareas del mañana.

Agárrame fuerte. Voy contigo para admirar el último halito de su respirar. Gracias amiga, amigo. 

viernes, julio 17, 2015

Adiós...

La cotidianidad es imprevisible con sus astros de fuego sobrevolando nuestra mirada. Anunciando la venida de las olas que crecen y crecen hasta hundirnos en el silencio. Un silencio que da lumbre a nuestros corazones, a los vientos frescos de la nostalgia. Caemos esparciendo nuestras manos bajo los dones de la espuma que viene, que va. Y ahí estás. Con esa fuerza que hace que me entregue a ti. No sé como si fueras mágica sentencia del destino a seguir. Y te sigo… Y te amo… Y la belleza reduce mis sentidos en el álgido crepúsculo de tus ojos, de tu caricia.  No sé cuánto de largo será nuestro amor pero bajo la sombra de los almendros nos alimentaremos de cada instante eterno en el recuerdo. Qué más da emerjamos y vivamos con la alegría de estos momentos. Observa como cae la tarde, como el romper de las nubes hacen que se diseminen en formas soñadas. Ahí…ahí…un caballo que nos guiará por la memoria del hoy, de este hoy en que somos una.  Sí, una después la despedida. Aprovechemos esta puesta del astro broncíneo para que nos bañe de ternura, del sutil aroma de las algas, del canto de las caracolas. Ay amor…todo acaba. Adiós. Sí, adiós ya las pardelas nacen de los acantilados como llanto del fin.


jueves, julio 16, 2015

Embriagada...

Embriagada del sudor fresco de las olas. Cuerpos de herrumbres son erupción en las mareas del silencio. Rostros vacíos evacuan el aullido de soledades. La caída de la tarde se avecina, en calma, con el rito de los astros adorando la serenidad de las miradas. Caravanas del éxodo impregnan nuestras manos grises, desgarradas con el sonido de corazones abocados a desiertos.

viernes, julio 10, 2015

Son oscuros tus ojos...

Son oscuros tus ojos.
Aliento a pesadumbre.
Pardelas que jadean.
Muerte temprana
En el amor ido.
La tarde tiembla
En el llanto de sus hijos
Desheredados de la vida, del gozo
De ser verticales.
Sombras en el horizonte.
Planea el ocaso de una sonrisa.
Nos alejamos.
Nos acercamos.
Cantamos al último suspiro.

Nos olvidamos. 

Arrebatado...

Arrebatada, mareas buscan la desnudez de los sentidos. Tu aquí. Yo frente a ti. Gaviotas brotan de la arena en su descanso. Y no se. El vuelo de las almas unificados a los rostros sin ojos de los ahogados. Un llanto. Una melancolía. Somos espejos de nuestras tristezas, del galopar a través de las algas, de las estrellas marinas al encuentro de una lágrima del ayer. Ya no están aquellos que abogarán por el yetarse sobre tierras firmes. Pasadizos los encadenadas en un mundo abisal. Tú aquí. Yo aquí. Nos miramos y nuestros vientres se retuercen, se emancipan de un grito que queda en el vacío, en el vacío de esos seres.

Entonces...

Entonces pensaste es mejor partir cuando la luna menguate agote el sol.  Y nada más sino olvidarte de las violentas miradas de las piedras, de un oleaje que nunca acaba. Decidiste irte sin un adiós bajo la sombra de los astros. Aquí me quede embriagada de dudas, luchando con las fuerzas que en lo hondo me hacer ser perezosa por continuar tu destino. Pero no. Mejor no. Mejor es dejarte ir así con tus alas de albatros blancas en los horizontes engendrados por tus deseos. Aquí te cansarías o ya parecías cansada. Yo ya no puedo…me siento tan débil, tan frágil…que no se…no sé. Prefiero seguir el observando el monótono paisaje de los aisladas, de las solitarias. Mis piernas son plomadas que cae barranco abajo. Tus manos abiertas son plumas de arco iris que luchan y luchan. Te admiro. Creas esas sensaciones de los sueños. Me quedo aquí. Sí, soñando, soñando que tu eres libre, libre.

martes, julio 07, 2015

Trepas...

Trepas con la espuma de la vida cuando la noche se detiene en la blanca luna. Miramos su belleza, el esplendor de sus alas que dan aliento a continuar. Y continuamos en la búsqueda de nosotros mismos.  Nos esparcimos sobre manantiales de paredes blancas donde borbotea la paz. Nos encogemos bajo la sombra de algún laurel que nos refresca la memoria de cuando en cuando en esos instantes de felicidad. Nos desnudamos y bajo el fuego de las hogueras danzamos un grito a la vida en su enraizamiento en nuestras manos. Nos quedamos sin palabras cuando un beso se mece en el labio a labio de nuestro corazón. Y tu ahí, observando cómo nos desenvolvemos entre el mar de nubes que columpia nuestro yo. 

viernes, julio 03, 2015

Sin quererlo estoy aquí...

Sin quererlo estoy aquí. Si, aquí observando la conjunción de los astros que en el ocaso callan.  Vine sin saberlo como llevada por una rutinaria brisa fugaz que tropezó en mí andar y andar.  No sé, aquí estoy, en la orilla de la playa, viendo el bajar de los mares hasta lo hondo del corazón. La nostalgia me salpica, viene a mí y un sueño de pelícanos flotantes desorientados me apresa.  La cara oculta de la luna me mira. Sí, esa cara que se oculta en mil misterios, en mil hechizos. Y me designa a la lumbre pretérita de su carácter ¡Oh cuanto ayer¡

Un ayer envuelto en pétalos de girasoles que sangraban cuando mi pisada era eco del amar. Sí, amar. Por qué no amar, pienso. Aproximarme bajo el techo de una estación cuando la lluvia lucha por sobrevivir. Ahí estás. Ya te observo. Encogida bajo un traje gris, cenizo, plomizo, áspero, insulso, sobrio. Triste, si, estás triste. Tu rostro sin ojos lo delata. Tus manos bajo los bolsillos lo claman. Yo, no sé qué hacer. Sin quererlo estoy aquí, observándote. Mirando como sacas tu ticket y te marchas en el tren. No sé por qué te recuerdo. Y me gustaría desaparecerte de mi mente, de mis sensaciones. Pero no puedo. Concurro a esa estación todos los días con mi mirada calmada, con mi alma suplicando ojala no te encuentre para así olvidarte. Pero no, no…no puedo…prisas…miedos…Y no estás. Me siento aliviada…quizás…no. Espero que el tiempo me aleje de ti, de mis ojos que pisan tu pisada cuando voy a tu encuentro. Y la espuma viene a mí, me yerto y soy abrazada por el tenue oleaje mientras la noche avanza, la luna está aún ahí, que bien.