jueves, julio 30, 2020

Soy

Soy blanca.

Soy negra.

Ecos del todo en la agonía

De cuerpos anónimo en el océano.

Soy todo.

Soy nada.

Batallas inconclusas

En el sabor de la sangre,

De los ojos muertos en nuestras manos.

Soy blanca.

     Soy negra.

         Soy todo.

              Soy nada.


martes, julio 28, 2020

Despiertas














Despiertas,
Ritmos apagados esperan en un muelle
Donde el grito del alba calla.
Un perro anda suelto.
Un gato desafía tus pisadas.
Te sientes libre.
Miras la mar
Con busque humeando el adiós.
Una lágrima retoza en tu tez.
Tus ojos se ahuecan en la dicha.
Despiertas
Te vas en la despedida.
Te acompaña unos bolsillos
Donde tu memoria guarda el silencio.
Te sientes libre.  

viernes, julio 24, 2020

CIERRA VENTANAS....








Cierra ventanas. Cierra puertas. Abre ventanas. Abre puertas. Se envuelve en el dulce aroma de los pajarillos. Viene el viento. Se va el viento. Se arriesga con cada una de sus pisadas a ser lo que es. No más que alas de una gama de colores respirando de la vida. Viene el viento. Se va el viento. Y busca y se encuentra. Y se encuentra y se busca en los adentros de sus pensamientos.  Viene el viento. Se va el viento. Y su memoria hace añicos las huellas malignas tras su espalda.  Cierra ventanas. Cierra puertas. Abre ventanas. Abre puerta. Y sus sueños la llevan a salir arropada por su desnudez, por su sensatez.  Sus alas se eclosionan y la conduce en el sentido de los horizontes donde se respira de ella.  Y viene el viento. Y se va el viento. Y ella duerme con deseos donde sus ojos rebuscan en sus secretos.  Y ella se hechiza de las maravillosas flores de un febrero acabado.  Viene el viento. Se va el viento. Y en su jardín fluye un mundo solo de ella. Ella conversando con sus pasiones, con su reconditez.  Y a veces espera.  Y a veces no espera.  Y ella se aleja invisible en las aceras a donde es. Viene el viento. Se va el viento. Ella canta al ritmo de sus alas, de sus alas con una gama de colores reuniéndola con sus lágrimas, con su sonrisa. Cierra ventana. Cierra puertas. Abre ventanas. Abre puertas. Y ella se alimenta de miradas donde son mecimiento de su fuerza, de sus ganas de ser libre en el eco del  paso del tiempo.

jueves, julio 23, 2020

UNA CALLE....


Una calle. Su piel negra anda descalza, sin rumbo. La noche se establece con los astros desconocidos ante los nubarrones. Un viento acaece y una fina lluvia cae sobre sus hombros.  Deambula en el balanceo de su fatiga, de su desfallecer en una ciudad callada ante su caída. Una calle, cerca la plazoleta, cerca las mareas de la desmemoria. Un muchacho perdido, marchito en lo desconocido, descalzo.  Mis pasos me sienta en un taxi. La noche no es noble, la noche no es belleza, la noche son sombras de la ceguedad.  Un muchacho negro desorientado por las aceras contaminadas de una isla. Se extinguen mis ojos observadores de su derrota. La imagen se aleja, lleva el camino de las mareas. Esas mareas que lo trajeron. Esas mareas donde los llantos desaparecen en el temblor de cuerpos insonoros a nuestros sentidos. Una calle. Vacío.

domingo, julio 19, 2020

Estar








Estar
Un limonero dando sombra.
Unas espaldas mojadas en el silencio.
La lucidez de la tierra.
Ser
Aquí
Ahora
Con el sueño del universo.
La llamada
Aquí
Ahora
De las raíces de los corazones

viernes, julio 17, 2020

Estabas sola....


Estabas sola. Pensando no se qué. Conversando no se qué. Con tus ojos puesto en un firmamento donde la luna escudriñaba tu mirada perdida. Tu mirada de jardines colgantes en la inmensidad del nocturno.  Estabas sola, ello ronroneaba a medida que te observaba, que te examinaba. Con el anclaje de tus sueños en las cumbres más altas, más álgidas de tu memoria ¡En qué piensas mujer?¡ Qué conversación te traes con la luna? Todo es incierto. Solo, que estabas sola con tu escudo de lo insonoro de tus ojos.  Y una pieza de piano sonaba no muy lejos.  Y un ave del  nocturno de vez en cuando hacia sombra de tus ojos, de tu mirada perdida. Pienso, razono que la estabas esperando. Pienso , razono que estabas apartándola.  Y , zas, tu memoria te interrumpe con el atropello de ella. Y  zas, la huída de tu mirada perdida se esconde donde tus manos hacen hueco.  Estabas sola. Y te sientes bien y eliges las murallas donde nadie te ve ¡Cuando nadie te ve¡ Abres los ojos perdidos y te fijas en la luna, en esas nubes que trae el viento….el viento. No te importa. La lluvia también es parte de ti. Y tienes ganas de cantas. Y tienes ganas de bailar. Estabas sola. Y una pieza de piano sonaba no muy lejos. 

martes, julio 14, 2020

TE MIRO...


Estás.
Sí, aquí estoy.
Como te encuentras. Te apetece conversar.
Sí, mis ganas se abren a ti.
Te miro.
Sí, me examinas. Con mis zapatos de hombre. Con mis pantalones de hombre. Con mi camisa de hombre. Con mi gorro de hombre. Yo, también te miro. Con tus zapatos de mujer. Con tu falda. Con tu blusa de mujer.  Hoy no hace frío. Hoy no hace calor.
Te miro.
No pienses mal. Solo, quería danzar con unos ojos que se presentaron en el ayer.
Te miro y te reconozco.
La dualidad converge bajo las pisadas que llevo. Un chico que en su pena andaba de esquina en esquina, de luna a luna, de sol a sol convencido de sus miedos.
Te miro y te entiendo.
Hace tiempo que no lo veo.  Alguna desgracia habrá gastado su vida.  Quería sentir lo que él sentía. Abriendo. Cerrando. Inspirando. Espirando hasta que las tumba lo recorrió.
Te miro,  con tus zapatos de hombre. Con tus pantalones de hombre. Con tu camisa de hombre. Con tu gorro de hombre.  Y es tal  mi repudio y mi atracción que la balanza juega conmigo. Te miro y entiendo. No somos esa masa corpórea que solo vemos con nuestros ojos. Existe algo,  cercano y lejano a la vez que nos motiva, que nos atrae.
Siempre charlaba con él. Si, hablar con el vigor de una amistad efímera, una amistad que solo los astros sabrán donde está.  Caminábamos un poco, hasta la playa. Fijamente mirábamos los movimientos ondulantes del mar y después nos despedíamos. La despedida. El adiós.
Te miro y me despido.  Es la noche, tengo que volver. Mañana nos vemos, aquí, en el mismo lugar.
Me miras y te vas. Te esperaré….

domingo, julio 12, 2020

LA ORILLA


Una pesadez. Centellantes  astros anunciando la ovación de las gaviotas a ras de la orilla. Un vuelo incierto, seguro…seguro, incierto y la respiración honda de las pisadas del viento.  Me arrincono en la invisibilidad de sus sentidos y las sigo con el hechizo del aletear de sus emociones. No vuelven las gaviotas y la pesadez de mis ojos se vuelcan en mi vientre quejumbre del silencio. Me observo, encuentro los astros anunciando un nocturno de luna redonda difuminada y el callar. Solo, el rumor del oleaje. Incesante, con una pesadez de mar de fondo.  Camino con mi vientre abultado de penas por las huellas de los que se han ido. Una pesadez.  Temblor.  Y me cuelo en una esquina apartada de cada eco amasado con el aliento grosero de lo cotidiano. Una pesadez.  Miro los astros danzar en su libertad, en su crepúsculo como hijos del cosmos. Me incorporo y recorro mis venas con el aroma de mi espíritu, distanciado, libre, como esas gaviotas que regresan a ras de la orilla.

jueves, julio 09, 2020

OJOS NEGROS

Bruma. Hay bruma cuando los ojos negros se desvían de las plomizas aceras. La ceguera se hace eco de nuestras pisadas, lentas, monótonas con los brazos caídos más allá de la cintura. Nos llevamos una mano a los ojos, a los ojos negros y vemos un destino incierto, desorientado, refugiado en la nada. Bruma. Hay bruma cuando los ojos negros se entregan a un cielo cenizo. La mano humedad ante los ojos, los ojos negros y sus líneas deambulando a ras de precipicios donde nos asomamos con el vértigo tembloroso del aliento. Bruma. Hay bruma cuando los ojos negros te miran en la verticalidad de la seguridad. Y, entonces, esperamos, penetramos en los túneles de la insonoridad. Y, entonces, dices…un te quiero. Ojos negros vigilantes, cruzando esquinas donde las líneas de la mano marcan su territorio. Bruma. Hay bruma cuando los negros conversa con la oquedad del silencio.  Se abren flores a pesar del resoplido de la pesadez. Flores violetas, flores rojas, flores amarillas, flores azules….flores y más flores. Ojos negros destilando alegría…una viveza apartando la marmórea bruma, las plomizas aceras. Los brazos de nuevo caídos, los brazos extendiéndose en la dimensión de un beso. Ojos negros amándose. Ojos negros emotivos. Ojos negros soñadores.

sábado, julio 04, 2020

EL BOSQUE Y ELLA


Soy pofundo, un bosque donde la claridad se confunde con las sombras, donde los arroyuelos serpentean en su grito de alegría. Ella está ahí, penetrándome con sus pies descalzos. Creo que no la observo y sin embargo mi pesada mirada cae sobre ella. Las aves revueltas anuncian lluvia en su canto, las hormigas se mueven en el sentido de la prisa. Y ella está aquí, ha venido a respirar de la paz, de la tierra embarrada, musgosa donde se cobija todo el olor d este boscaje. Camina cautelosa, con su melena suelta.  Aunque tiro del frescor, ella está con una camiseta que respira todo el sabor de la libertad ¡Qué buscará¡ A mi ojo nada, solo la insonoridad ante un mundo brusco, violentado.  Sus manos rozan los troncos caídos en los siglos, suaves con el verdor de la dejadez.  Su figura es siempre la misma, su rostro también. Lleva años visitándome y no se da cuenta que yo la examino, la miro….la miro. Un mirar que se vuelve respetuoso ante su benevolencia.  Se para, se arrodilla y de un arroyuelo de algún manantial de mis entrañas ella bebe y bebe como si todo ello fuera la existencia.
Ando en mi jornada de sosiego. Me adentro en esta arboleda que tanto me motiva, que tanto me permite soltar el aliento de la opresión. Estoy sola. La humedad se acoge a mi olfato e inhalo una fuente de estabilidad, una fuente de belleza y a la vez algo de nostalgia. No me entiendo pero sigo con mis pasos alejada de todo mal de la polución ¡Es tan hermoso¡ Su verdor me llena de tranquilidad. Intento pisar lento, suave , que mi presencia no sea notada. Hay que cuidarlo, estos resquicios que aún quedan ante un mundo bestial, dislocado. Su pureza está intacta en el paso de los años. Acaricio su cuerpo , sensaciones extrañas  me hacen temblar en la expansión de mi alma. Una sensación agradable. Una sensación que me limpia de todo mal. Bebo de su energía, una energía en equilibrio, la madre naturaleza es así. Siempre justa, con la balanza estable por el paso de los años. Me gustaría conversar con él, que me respondiera. Me conformo en su laberinto de raíces , de troncos, de hojas muertas, de líquenes, de aves de diversa tipología. Parece que va a llover, es más oscuro de lo normal. Desde aquí  la arboleda es el cielo, un firmamento espeso  que solo me deja inspirar y espirar…espirar e inspirar.
Se marcha como ha venido. Relajada, con sus ojos fijos en un cielo plomizo a medida que sus pasos se alejan.  Te espero amiga…no sé cuando. Tal vez, mañana. Tal vez, pasado. Tu espíritu te traerá aquí. Todos somos hijos de la tierra. Todos somos hijos de los soles y las lunas.  La lluvia comienza su música , monótona, triste y al vez en la intensidad de la vida. Me quedo solo, revolviéndome en mi contemplación vivaz.