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laguna198@hotmail.com
Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Cierra ventanas. Cierra puertas. Abre ventanas. Abre
puertas. Se envuelve en el dulce aroma de los pajarillos. Viene el viento. Se
va el viento. Se arriesga con cada una de sus pisadas a ser lo que es. No más
que alas de una gama de colores respirando de la vida. Viene el viento. Se va
el viento. Y busca y se encuentra. Y se encuentra y se busca en los adentros de
sus pensamientos.Viene el viento. Se va
el viento. Y su memoria hace añicos las huellas malignas tras su espalda. Cierra ventanas. Cierra puertas. Abre
ventanas. Abre puerta. Y sus sueños la llevan a salir arropada por su desnudez,
por su sensatez.Sus alas se eclosionan
y la conduce en el sentido de los horizontes donde se respira de ella.Y viene el viento. Y se va el viento. Y ella
duerme con deseos donde sus ojos rebuscan en sus secretos.Y ella se hechiza de las maravillosas flores
de un febrero acabado.Viene el viento.
Se va el viento. Y en su jardín fluye un mundo solo de ella. Ella conversando
con sus pasiones, con su reconditez.Y a
veces espera.Y a veces no espera.Y ella se aleja invisible en las aceras a
donde es. Viene el viento. Se va el viento. Ella canta al ritmo de sus alas, de
sus alas con una gama de colores reuniéndola con sus lágrimas, con su sonrisa.
Cierra ventana. Cierra puertas. Abre ventanas. Abre puertas. Y ella se alimenta
de miradas donde son mecimiento de su fuerza, de sus ganas de ser libre en el
eco delpaso del tiempo.
Una calle. Su piel negra anda descalza, sin rumbo. La noche
se establece con los astros desconocidos ante los nubarrones. Un viento acaece
y una fina lluvia cae sobre sus hombros.Deambula en el balanceo de su fatiga, de su desfallecer en una ciudad
callada ante su caída. Una calle, cerca la plazoleta, cerca las mareas de la
desmemoria. Un muchacho perdido, marchito en lo desconocido, descalzo.Mis pasos me sienta en un taxi. La noche no
es noble, la noche no es belleza, la noche son sombras de la ceguedad.Un muchacho negro desorientado por las aceras
contaminadas de una isla. Se extinguen mis ojos observadores de su derrota. La
imagen se aleja, lleva el camino de las mareas. Esas mareas que lo trajeron.
Esas mareas donde los llantos desaparecen en el temblor de cuerpos insonoros a
nuestros sentidos. Una calle. Vacío.
Estabas sola. Pensando no se qué.
Conversando no se qué. Con tus ojos puesto en un firmamento donde la luna escudriñaba
tu mirada perdida. Tu mirada de jardines colgantes en la inmensidad del
nocturno. Estabas sola, ello ronroneaba
a medida que te observaba, que te examinaba. Con el anclaje de tus sueños en
las cumbres más altas, más álgidas de tu memoria ¡En qué piensas mujer?¡ Qué
conversación te traes con la luna? Todo es incierto. Solo, que estabas sola con
tu escudo de lo insonoro de tus ojos.Y
una pieza de piano sonaba no muy lejos.Y un ave del nocturno de vez en
cuando hacia sombra de tus ojos, de tu mirada perdida. Pienso, razono que la
estabas esperando. Pienso , razono que estabas apartándola.Y , zas, tu memoria te interrumpe con el
atropello de ella. Yzas, la huída de tu
mirada perdida se esconde donde tus manos hacen hueco.Estabas sola. Y te sientes bien y eliges las
murallas donde nadie te ve ¡Cuando nadie te ve¡ Abres los ojos perdidos y te
fijas en la luna, en esas nubes que trae el viento….el viento. No te importa.
La lluvia también es parte de ti. Y tienes ganas de cantas. Y tienes ganas de
bailar. Estabas sola. Y una pieza de piano sonaba no muy lejos.
Sí, me examinas. Con mis zapatos de hombre. Con mis
pantalones de hombre. Con mi camisa de hombre. Con mi gorro de hombre. Yo, también
te miro. Con tus zapatos de mujer. Con tu falda. Con tu blusa de mujer.Hoy no hace frío. Hoy no hace calor.
Te miro.
No pienses mal. Solo, quería danzar con unos ojos que se
presentaron en el ayer.
Te miro y te reconozco.
La dualidad converge bajo las pisadas que llevo. Un chico
que en su pena andaba de esquina en esquina, de luna a luna, de sol a sol
convencido de sus miedos.
Te miro y te entiendo.
Hace tiempo que no lo veo.Alguna desgracia habrá gastado su vida.Quería sentir lo que él sentía. Abriendo. Cerrando. Inspirando.
Espirando hasta que las tumba lo recorrió.
Te miro,con tus
zapatos de hombre. Con tus pantalones de hombre. Con tu camisa de hombre. Con
tu gorro de hombre. Y es tal mi repudio y mi atracción que la balanza juega
conmigo. Te miro y entiendo. No somos esa masa corpórea que solo vemos con
nuestros ojos. Existe algo,cercano y
lejano a la vez que nos motiva, que nos atrae.
Siempre charlaba con él. Si, hablar con el vigor de una
amistad efímera, una amistad que solo los astros sabrán donde está.Caminábamos un poco, hasta la playa. Fijamente
mirábamos los movimientos ondulantes del mar y después nos despedíamos. La
despedida. El adiós.
Te miro y me despido. Es la noche, tengo que volver. Mañana nos
vemos, aquí, en el mismo lugar.
Una pesadez. Centellantes astros anunciando la ovación de las gaviotas a
ras de la orilla. Un vuelo incierto, seguro…seguro, incierto y la respiración
honda de las pisadas del viento. Me
arrincono en la invisibilidad de sus sentidos y las sigo con el hechizo del
aletear de sus emociones. No vuelven las gaviotas y la pesadez de mis ojos se
vuelcan en mi vientre quejumbre del silencio. Me observo, encuentro los astros
anunciando un nocturno de luna redonda difuminada y el callar. Solo, el rumor
del oleaje. Incesante, con una pesadez de mar de fondo.Camino con mi vientre abultado de penas por
las huellas de los que se han ido. Una pesadez.Temblor.Y me cuelo en una
esquina apartada de cada eco amasado con el aliento grosero de lo cotidiano.
Una pesadez.Miro los astros danzar en
su libertad, en su crepúsculo como hijos del cosmos. Me incorporo y recorro mis
venas con el aroma de mi espíritu, distanciado, libre, como esas gaviotas que
regresan a ras de la orilla.
Bruma. Hay bruma cuando los ojos
negros se desvían de las plomizas aceras. La ceguera se hace eco de nuestras
pisadas, lentas, monótonas con los brazos caídos más allá de la cintura. Nos llevamos
una mano a los ojos, a los ojos negros y vemos un destino incierto,
desorientado, refugiado en la nada. Bruma. Hay bruma cuando los ojos negros se
entregan a un cielo cenizo. La mano humedad ante los ojos, los ojos negros y
sus líneas deambulando a ras de precipicios donde nos asomamos con el vértigo
tembloroso del aliento. Bruma. Hay bruma cuando los ojos negros te miran en la
verticalidad de la seguridad. Y, entonces, esperamos, penetramos en los túneles
de la insonoridad. Y, entonces, dices…un te quiero. Ojos negros vigilantes,
cruzando esquinas donde las líneas de la mano marcan su territorio. Bruma. Hay
bruma cuando los negros conversa con la oquedad del silencio.Se abren flores a pesar del resoplido de la
pesadez. Flores violetas, flores rojas, flores amarillas, flores azules….flores
y más flores. Ojos negros destilando alegría…una viveza apartando la marmórea
bruma, las plomizas aceras. Los brazos de nuevo caídos, los brazos extendiéndose
en la dimensión de un beso. Ojos negros amándose. Ojos negros emotivos. Ojos negros
soñadores.
Soy pofundo, un bosque
donde la claridad se confunde con las sombras, donde los arroyuelos serpentean
en su grito de alegría. Ella está ahí, penetrándome con sus pies descalzos.
Creo que no la observo y sin embargo mi pesada mirada cae sobre ella. Las aves
revueltas anuncian lluvia en su canto, las hormigas se mueven en el sentido de
la prisa. Y ella está aquí, ha venido a respirar de la paz, de la tierra
embarrada, musgosa donde se cobija todo el olor d este boscaje. Camina
cautelosa, con su melena suelta.Aunque
tiro del frescor, ella está con una camiseta que respira todo el sabor de la
libertad ¡Qué buscará¡ A mi ojo nada, solo la insonoridad ante un mundo brusco,
violentado. Sus manos rozan los troncos
caídos en los siglos, suaves con el verdor de la dejadez. Su figura es siempre la misma, su rostro
también. Lleva años visitándome y no se da cuenta que yo la examino, la miro….la
miro. Un mirar que se vuelve respetuoso ante su benevolencia.Se para, se arrodilla y de un arroyuelo de
algún manantial de mis entrañas ella bebe y bebe como si todo ello fuera la
existencia.
Ando en mi jornada de
sosiego. Me adentro en esta arboleda que tanto me motiva, que tanto me permite
soltar el aliento de la opresión. Estoy sola. La humedad se acoge a mi olfato e
inhalo una fuente de estabilidad, una fuente de belleza y a la vez algo de
nostalgia. No me entiendo pero sigo con mis pasos alejada de todo mal de la
polución ¡Es tan hermoso¡ Su verdor me llena de tranquilidad. Intento pisar
lento, suave , que mi presencia no sea notada. Hay que cuidarlo, estos
resquicios que aún quedan ante un mundo bestial, dislocado. Su pureza está
intacta en el paso de los años. Acaricio su cuerpo , sensaciones extrañasme hacen temblar en la expansión de mi alma.
Una sensación agradable. Una sensación que me limpia de todo mal. Bebo de su
energía, una energía en equilibrio, la madre naturaleza es así. Siempre justa,
con la balanza estable por el paso de los años. Me gustaría conversar con él,
que me respondiera. Me conformo en su laberinto de raíces , de troncos, de
hojas muertas, de líquenes, de aves de diversa tipología. Parece que va a
llover, es más oscuro de lo normal. Desde aquíla arboleda es el cielo, un firmamento espesoque solo me deja inspirar y espirar…espirar e
inspirar.
Se marcha como ha
venido. Relajada, con sus ojos fijos en un cielo plomizo a medida que sus pasos
se alejan.Te espero amiga…no sé cuando.
Tal vez, mañana. Tal vez, pasado. Tu espíritu te traerá aquí. Todos somos hijos
de la tierra. Todos somos hijos de los soles y las lunas. La lluvia comienza su música , monótona,
triste y al vez en la intensidad de la vida. Me quedo solo, revolviéndome en mi
contemplación vivaz.