martes, agosto 29, 2023

SUAM 8

 


8

Yo Suam cierro la puerta del faro e inmerso entre estas paredes se escucha el crujir del mar. De repente, aunque parezca extraño, un viento febril y violento se levanta . Siento como rompe las agresivas olas gigantes contra este faro. Una agresividad que me transmite a la vez un descanso. Todo se alborota, un tambor suena, el piano no deja de montar nota tras nota y el viento fuerte silba un adiós. Todo calla, así, en el preciso instante que todo se hace silencio. Me erijo hasta esas cuartillas escritas a mano y miro mis manos, mis manos sucias, mi ropa de vagabundo, la señal de un conflicto. Un conflicto que nos ha dejado a las afueras del ritmo del mundo. Yo Suam me lamento, como se lamenta las mareas en la precariedad de la existencia. No quedan nada de los míos. No sé una añoranza revienta mi estómago. Siento la necesidad de sentarme y me siento. Las luces se apagan como se apagan los miedos pegado a mis huesos, a mi piel. No he muerto en esta guerra y ahora en este faro, con la paz de ese hombre percibo mi dejadez. Me levanto, y miro por una ventana redonda, de donde las gotas blancas de las olas entran. En esta noche de luna blanca con solo lumbre a este mar. Un llanto de ballenas se columpia. Un llanto de una isla rajada no se piada de mí. Me sostengo en la verticalidad de mis piernas y miro y veo todo es callado en tierra. No hay luces, solo un humo de alguna hoguera para la despedida de los últimos y es que la guerra ha terminado. Por un instante siento gritos deleznables en mi cuerpo. Por un instante siento pánico. La gaviota picotea mis playeras agujereadas y me distrae. La miro y me mira…me mira y la miro, suspiro. Un suspiro que puede ser un quejido, una dejadez contra lo que no se pude luchar. No…no se puede luchar con el antes, con el ayer. Mirar de frente y reconstruir todas estas cenizas. Cenizas mezcladas con sabor a muertos, con saber a jarrones rotos, con sabor a aguas contaminadas, con sabor a pan rancio. Yo Suam cierro los ojos, me duelen. Me duele mirar a la luna blanca después de tanto tiempo de incomunicación, en una cueva  como barricada al desastre.

 

 

sábado, agosto 26, 2023

SUAM 7

 




7

Yo Suam cuando la madrugada da tregua al oleaje considero que este hombre, muerto en su silencio, era alimentado por la música y el devenir de las mareas. Yo Suam y la gaviota examino todo este lugar, cd, discos y toda clase de instrumentos musicales se acomodan aquí, a su derredor. El piano , solo, erige una melodía, corta pero bella, corta pero triste donde existe el evocador aroma de su carácter, de su personalidad. Hombre oriundo de esta isla, hombre disciplinado con la cultura. Medito y doy por cierto su manera altruista de mirar la vida. No sé que relación guardo con el mientras escucho esa pieza, la mar y su callar. Parece una conversación con algo, con alguien a quien amaba, a quien ama. Una melancolía originaria de la dejadez de sus años, del abandono de aquello que tanto quería. Un amor, una pasión, un paso que no pudo dar y es por ello de tanto y tanto aislamiento. Murió solo, con sus melodías, rodeado de folios escritos por el y dirigidos a no se quien. Eso imagino, escuchando a su música favorita y como puedo observar desconocidos por mí ¡ Uhm ¡ Me doy cuenta que son extraños, para mí, los cd y vinilos que aquí se acumulan. Me doy de golpes en la cabeza y sé que hay que lograr sus deseos. El mar. El mar. Su cuerpo será tragado por los cetáceos que lo llevarán a las profundidades donde los cadáveres anónimos perdieron sus sueños. Yo Suam arrastro su cuerpo, el piano calla y el ronroneo de la noche nos aguarda con la luna blanca, con la luna de la esperanza. Por un instante me siento acobardado, tirado en una tristeza por su persona. Pero habido tantos y tantos muertos, pero él es especial. Su cuerpo es ligero, se deja llevar hasta donde las olas rompen. El faro sigue funcionando, como si su vida continuará. La gaviota a saltitos me sigue. Aprovecho que el océano está sereno para arrojar su cuerpo, me cuesta, pero he de hacerlo. Delfines plateados esbozan una danza cerca de este faro. Es como si lo esperaran. Yo Suam arrojo el cuerpo, estrellas fugaces se amontonan en mis ojos y pido un deseo, un deseo íntimo. Me retiro, vuelvo al faro sin mirar ese cuerpo dejado a riendas de las mareas, de los seres que viven ahí.

 

martes, agosto 22, 2023

SUAM 6

 

6

Yo Suam vi como se encendía una luz. Yo Suam después de haber recogido aquellos papeles comencé a leer a la sombra de la gaviota , con aquel cuerpo inerte dibujando armonía. Y la vejez llega, puede ser de muchas maneras. Yo envejecí con el aroma del mar, con el vestigio de un amor eterno en mis pensamientos. Yo envejecí  en la soledad como hijo de este faro, de ese piano que esboza ante ti. Sabías que ibas a venir. Mis años no me permitieron aguardar más. Y esa guerra…esa estúpida y descerebrada guerra. Así el ser humano gasta sus años. Yo de aquí observo todo, el todo y la vez la nada. Somos nada en la inmensidad de este mundo, de este océano que me alimentaba, me daba el aliento monótono de seguir así, aislado. Sí, Suam, la vejez nos llega a todos. Algunos diezmados, otros con la entereza de la sabiduría recolectado a lo largo de las estaciones. Ahora que me ves, no te asustes ¡Oh Suam¡mira ese piano, este faro donde su luz no descansa con su ritmo perpetuo en el avance de los años. No, no te asustes, estoy muerto en cuerpo pero no en espíritu. Cada ladrillo, cada carta que irás leyendo te hará comprender  por qué te conozco. Tanto ….tanto te he esperado, pero esta guerra, esas guerras de la codicia , de la envidia, de la venganza corre por nuestra sangre. He visto muchas cosas a lo largo de mi vida Suam. Tanto he visto que he llegado a la determinación que todo es cíclico, todo se repite aquí y allí…allí y aquí.  No, no hemos cambiado la memoria ha sido borrada de nuestros pasos y las huellas del atrás no tienen sentido para las gentes del hoy. Cada acción envuelta en violencia, en sangre, en cárceles prietas en nuestras venas es un daño, es un fracaso, es una jaula para nuestra respiración. No , Suam, no te temas. Te conozco. Alguien me ha hablado de ti. Yo Suam necesito apartarme de lo que leo, me distraigo en este misterio. Yo Suam y la gaviota escucho el piano, está sonando y nadie lo toca. Me fijo más en el rostro de ese hombre y no se que sedación repercute en mi , me siento tranquilo aunque este muerto. Yo Suam, impresionado, echaré su cuerpo a la danza de las mareas cuando termine de leer esta carta, esta carta destinada a mí. Calla el piano y continúo leyendo. Morimos solos Suam. La muerte es como el nacimiento, las estrellas velaran por nuestro espíritu, libre. Sé que estas lejos de llegar a la vejez y si llegas verás la riqueza que se ha enhebrado en ti a lo largo de todas tus vivencias, algunas malas, otras buenas pero al fin al cabo vivencias. Verás que tu memoria irá borrando todo el mal y solo guardará los hechos estimulantes, los hechos emocionantes al son de tu felicidad, de tu estar bien contigo mismo. Por mi no sientas pena, Suam. He vivido a mi manera aunque esta guerra , esa dejadez del mundo, esas injusticias aun nos desbarate los sentidos. Yo Suam me detuve y deje que la voz del piano se incrustara en mis pensamientos, en esa forma de razonar del porqué estas palabras destinas a mi….


domingo, agosto 20, 2023

SUAM 5

 

5

Toque en la puerta del faro o mejor dicho tocamos. La gaviota tras su vuelo con la luna esplendorosa había vuelto a mí, a mi lado. Ella me observa como se observa a alguien que es su alma protectora. Nadie abría. Solo el rubor del oleaje llegaba a nosotros, gotas de un mal enfebrecido salpicaba mi rostro. Pero sabía que donde estábamos nada nos ocurriría. Toque de nuevo y el silencio de adentro llegaba a nosotros. La puerta de metal estaba oxidada e intentamos abrirla. Y la abrimos con el chirrido de los años, de los siglos que había estado colocada ahí. Adentro era todo oscuridad. Entramos y llamamos…Uhm el olor. Se mezclaba con las aguas y el océano y cada ser viviente en sus entrañas y cada espíritu dejado al ritmo de la marea. Yo Suam tuve una visión…la visión de barcas hundidas en la infinitud de la esperanza, de tumbas acorraladas en el anonimato, de hombres , de mujeres, de niños luchando contra la monstruosidad de la pesadilla de que el viaje a llegado a su terminó. Un mar de muertos. Un mar que ahora roja especies por la sencilla razón del desequilibrio de nuestras manos. Y ahí están, en la orilla donde las caracolas danzan un llanto a la sin razón. Yo Suam mire a la gaviota. Nos adentramos en el faro. Llamamos al farero, pero no respondía. La oscuridad me hizo tropezar y caí al suelo de bruces. Descubrimos que el farero había fenecido. Dimo luz en su rostro se podía escrudiñar un cierto alivio y una leve felicidad. En su derredor había una aglomeración de papeles que como pude comprobar estaba escrito a mano.  Pudimos ver que sobre su pecho había una nota, un papel más. Tirarme al mar. Sí tirarme donde las olas rompen con las rocas en este faro cuando mis sentidos, muertos, vaguen en otra dimensión. Tirarme al mar, a ese mar mío que me vio crecer y me consagré a el toda mi vida. Tirarme al mar , al mar de los ahogados, al mar de las sonrisas, al mar de los viajes, al mar de los cuentos, al mar de los amantes, al mar de una historia porque mi vida es paralela a él. He reído, he llorado, he desfallecido, he renacido en cada movimiento de su cuerpo, de su alma eterna. Un verdadero sentimiento me sobrevino, no sé porque nos pusimos con los preparativos. La gaviota me miraba y me miraba y con sus ojos negros me daba aliento ante el proceso de llevar a este hombre al océano. Me senté y medité, mejor sería por la mañana cuando las luces del alba despertarán la claridad. Lo examinaba en su muerte y una sensación agradable transmitía, emanaba de su cuerpo. Yo Suam esperé hasta el crepúsculo del día. Yo Suam estuvo toda esa noche ordenando los papeles manuscritos que estaban a su alrededor. Yo Suam y la gaviota sentimos paz mientras su presencia estaba ahí, a nuestro lado. No lo temíamos encerrados en esas paredes como fortaleza, como cronista de toda isla.

martes, agosto 15, 2023

SUAM 4

 

4

Esperé o esperamos, la gaviota y yo hasta que las luces del mediodía se evanecieran con la tarde. Una tarde callada como ninguna otra. Aun en mi rondaba los estallidos, la explosiones, los chillidos de lo horrible. Cuando la playa quedó como un cementerio donde solo la naturaleza de ella era presa de la muerte también caminé hacia el faro. Desde sus faldas veía lo grande que ella, lo vertical que estaba…intocable, animado por una luz que no dejaba de cimbrar. Yo y la gaviota en mis brazos nos propusimos llegar hasta la puerta, para ello tendríamos que andar por rocas afiladas que en cualquier momento podría atravesar mi estómago. La curiosidad me apretaba, aun sabiendo las narraciones de la abuela, aun sabiendo la luz que emitió ella cuando se fue iban dirigidas a este faro. Yo me preguntaba por qué, la gaviota abrazada a mi se recuperaba a cada paso que daba. Una pisada que a sabiendas de un error significaría la muerte, el estar desheredado de esta vida. Por circunstancias desconocidas veía el rostro de la abuela en las nubes cenizas en mi avance, cada vez más clara, como si me sonriera. Yo Suam quería saber quién vivía allí. Era increíble donde tanta destrucción tuviera el pulso suficiente para continuar. Era como un halito de esperanza, esa era mi impresión. Yo Suam creo que todo surgirá de esta miseria, de este desastre antinatural a la madre tierra. Y el faro hablaba, conversaba con todos los vientos que lo buscaban y lo encontraban, fuera cruel, fuera benévolo. Yo Suam observaba cierta sonrisa en la gaviota, más animada, más desinquieta, más juguetona. Pensaba que estaría más próximos pero me tomó, nos tomos unas cuantas horas en alcanzarlo. Cuando llegamos las nubes habían desaparecido y las estrellas de este infinito universo se brindaron a mis ojos y la luna…había luna llena asentía cada esfuerzo hasta llegar a la puerta. De pronto, la gaviota aleteo y su adiós decía que ya nos encontraríamos de nuevo, en la orilla de playa donde los cetáceos perecían. De todos modos me acompañaba en el trayecto. El faro se retorcía en una masa inquebrantable de rocas, quizás por ello permanecía intacto, inmóvil después esta estúpida guerra, de esa estúpida gente creyentes del poder sobre la gentes de este lugar, de otros lugares. Yo Suam veía su afilado vuelo como indicaciones que sentido tomar, me ayudaba. Había sembrado la ternura, el cariño en ella y ella respondía así…con vuelo vivaz y a la vez atento hacia mí. La gaviota y la luna. La luna y la gaviota. Pertinentes a mi final del viaje hasta el faro. Y llegué, después de horas deshojando cada accidente, cada sufrimiento de una ciudad agotada de tanto y tanto dolor, de tanto y tanto demonio induciéndolos a la pestilencia de fosas anónimas. Miré el firmamento, la gaviota había desaparecido o eso creía, sin embargo, la luna blanca aun estaba presente. Llegué a la base plana del faro. Un avistamiento de felicidad se incrusto en mi garganta, en mi estómago. Y en la puerta cerrada, la gaviota. Por un momento me sentí egoísta, felicidad ante tanto y tanto daño. Un daño marcando cada destino. Un daño anclado en cada pensamiento. Siempre existiría ese daño y yo Suam sin darme cuenta estaba acuciándolo. La gaviota y la luna. La luna y la gaviota. Detenidas en mí, me examinaban, me mimaban, se comunicaban conmigo como se comunica a un ser querido. Desde la amplitud de esa cima pude ver toda la isla, esa isla herida, rota en todas sus extremidades y su profundidades. Yo Suam lloré, hacía tiempo que mis lágrimas no corrían por mi tez, que me había secado. Pero yo Suam lloré y había lágrimas con un gusto amargo, tintadas de la sangre derramada en esta isla.

sábado, agosto 12, 2023

3 SUAM

 

3

Yo Suam me acerco a la bahía, las olas siguen su trayectoria continua pero con el reboso de la contaminación de sus carnes. Miro el faro, lo único intacto. Su luz aun parpadea y su temblor dice algo de su habitante. Es como si nada hubiese ocurrida o mejor dicho es como si la esperanza se abriera ante nosotros. Escucho el llanto de los animales marinos. Una ballena varada en la orilla. Otra ballena varada en la orilla. Otra ballena dando su último aliento. Piso la arena con el temor que una mina me acribille y haga pedazos de mí. Proyectiles viviendo en la playa. Esa es mi visión. El día de un agosto pesado, gris, húmedo y un calor rebanando mis piernas. Restos de cuerpos anónimos sembrados en toda su dimensión. Me detengo. Una gorra blanca pero podrida. La cojo con el miedo de encontrarme algo bajo ella y me la pongo. Una gorra blanca indicando la lucidez de las jornadas venideras. Una gorra blanca que me oculta de las miradas del terror. Una gorra blanca y sucia de alguien como yo . Y ese alguien ¿dónde estará? El bochorno correo mis brazos, mis piernas con un sudor de dolor , un dolor latente por mucho…mucho tiempo. De nuevo me encuentro con el faro en su luz que gira sobre si misma. Una gaviota se me pone en medio. Sus ojos negros. Sus ojos tristes. Sus ojos ausentes por falta de alimento. Sus ojos viendo los desastres de la guerra. Permanece estática e intento acercarme a ella. Y se deja. Deja que me acerque y la acaricie. Siento su debilidad, le doy agua que llevo de una botella y pan duro que están en mi bolsillo. Ella, lentamente, con la herida de la supervivencia come con celeridad, con la ansiedad de días y días estar envuelta en penumbras. La observo, tiene un ala herida. Cuando termina la cojo y deja que mis brazos la lleven a donde yo voy. Yo Suam tengo una gaviota ahora que cuidar, que sanar mientras dure esta circunstancia del circulo de su vida. Vamos al faro, a ese faro que tanto mi abuela contaba historias de las gentes que allí vivían y viven, imagino, él no ha dejado de dar esa luz cuando era todo oscuridad de manera intermitente. Y no sé el porque me atrae, será porque da señales de vida, como si nada hubiera pasado, hermético, protegido por la ferocidad de las mareas y rocas deformadas de su hábitat.

jueves, agosto 10, 2023

SUAM 2

 

2

Solo yo. Yo y mi nada. Yo y mi confusión. No entendía lo que estaba pasando. Solo un aire de algo malo. Algo malo pasa concluía en mi mente. Miraba a la abuela mientras el ruido de la calle no dejaba de ponerme nervioso. Una ansiedad en el saber el que esta sucediendo. La abuela tejía y tejía sin dar tregua, sin dejar que yo hablará. Una protección errónea en esos momentos. Sí, por un instante sus manos se detuvieron y sus ojos se cerraron. Era mayor pero no lo suficiente para morir así, tejiendo con la devastadora tempestad de la oscuridad extensa que caería sobre nosotros. Me acerqué a ella. La miraba como se mira algo extraño y creo y es cierto que no es creer que una luz manaba de sus manos, de sus manos tejedoras. Las agujas se movían solas. Sí , solas. Seguían haciendo aquella bufanda para el invierno , un invierno que ya había venido por anticipado con sus metrallas y sus tristezas. Vino mi madre, una sensación extraña paso por sus venas. Una sensación del mañana, del día después. Ella con mi padre hablaba y hablaba sin alza la voz. Lo único que entendí es que no podía venir ninguna ambulancia, ningún médico. Mi padre se agarro las sienes y de un portazo se cerró en el dormitorio. En ese preciso momento entendí algo, no todo, pero en mi la ansiedad rebanaba mis pensamientos, veloces. Me asome a la calle desde la ventana rota, no había nadie, sin embargo, ese ruido. Sí, ese ruido y los gritos se colaban en mí. Un ambiente mezclado con disimulados sollozos se asociaba con la calle. Sí, esa calle donde iba a jugar con mis amigos junto mis abuelos, junto mis padres. Soy Suam, paso ahora por esta calle que ya no es calle sino miseria y reconozco los ojos de mi abuela en cada anciana que ambula por ella y reconozco lo frágil que somos. Soy Suam y saludo a cada anciano que pasa a mi lado, así, con las ojeras de un adiós. Soy Suam y pienso que no vale la pena. No vale la pena luchar en aquellas aberraciones hacia la humanidad. Solo un momento. Somos solo un momento en el Cosmos.

domingo, agosto 06, 2023

SUAM 1

 1

La guerra había terminado ¿Y ahora qué¿Me llamo Suam, así como suena, Suam…Estoy aquí, en mi ciudad o los restos muertos de ella. El hedor y la enfermedad nos acucian, hasta no más que ser un lamento cotidiano. Anhelábamos tantos estos momentos. Sí, estos instantes que en que la traición de bombardeos se callara hasta su fin para respirar. Sí, respirar. Yo Suam respiro el silencio y el quejido del horror de una guerra. Mis sienes descompuestas no dejan de dar navajazos de cuerpos esparcidos en esta aterrada ciudad. Sí, aterrada, porque el terror, el miedo, el dolor, la pena, el trauma será por vida. Si, soy Suam. Así me llamaba mi madre, así me llamaba mi padre, así me llamaba mi abuela, así me llamaba mi abuelo, así me llamaban mis amigos. Ahora la guerra ha terminado, estoy solo, deambulando por estas ruinas que en el ayer fue una ciudad, mi ciudad donde yo vivía, jugaba y estudiaba. Me acuerdo aun del inicio de la gran guerra. Mi madre en la cocina. Mi abuela tejiendo. MI padre y abuelo habían ido ha comprar. Yo, Suam, estudiando. Escuché a mi madre porque mi abuela ya no oía bien, a la mesa. Rápido, rápido. Todo para mi era extraño. La voz de mi madre se movía en un llanto y un quejido. Rápido, rápido. En ese instante un ruido ensordecedor se incrusto en mis oídos. Un ruido que yo Suam aun lo siento. Todo tembló. Y mi madre, deprisa, deprisa a la mesa. De repente golpearon fuerte la puerta. Era mi padre y mi abuelo que no encontraban la llave. Mi madre abrió y no se lo que se dijeron solo entendí, deprisa, deprisa…a la mesa. Sus ojos emanaba un adiós, una desgracia , una pena que la consumiría hasta el resto de sus días. Una tumba se anunciaba. La guerra había estallado. Yo, Suam, siento el estruendo de aquel primer día. Yo, Suam  siento los ojos de mi madre mirándome…mirándome inagotablemente mientras la casa temblaba. Mi padre y mi madre se abrazaron, su último abrazo. Me dio por asomarme a la ventana, los cristales añicos. Mi madre me aparto como se aparta de los demonios de la vida y nos sentamos en la mesa. Deprisa, deprisa. Comimos cuando hubo un callar, un silencio devastador. Escondimos nuestras miradas, la abuela cogió mi mano y mi madre lloraba con sus ojos atentos a cada una de mis emociones. Yo Suam, puedo decir, que lo único que les preocupaba era yo.

sábado, agosto 05, 2023

DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE AGOSTO....


 


Nubes. Una invocación al viento…al viento. Palabras que como hojas se mecen en la nada. La aurora…el pertinente despertar de todas las jornadas. Los sueños. Los deseos. Una maleta de sorpresas anunciando rigurosas pisadas en el silencio. Llueve y es agosto

martes, agosto 01, 2023

ESTÁ AHÍ....

 



Andas ahí. Sí, te siento. Como la brisa surcas sin prestar tus ojos a la mirada soez. Y yo sé que andas ahí, te encuentras a en tu reconditez. Tu vientre suda lágrimas de un ayer para retraerse en la calma. Andas ahí, desapercibida con tus manos como cuencos de cráteres subterráneos a la espera del beso. Y ese beso no viene. Y si que andas ahí, aguardando. Te haces mayor y escribes versos que se los lleva los vientos del norte. Sibilina, conversas contigo y hallas cada fragmento frágil de tu esencia. Andas ahí, tu olor me encuentra y espero como tu esperas y converso como tu conversas y miro como tu miras. Un cielo estrellado se acuesta a nuestro lado, somos parte de él y a la deriva de su música callada seguimos y espero como tu esperas y converso como tu conversas y miro como tu miras.