Otra dimensión, otro mundo donde el rodar y rodar de sus
pies cansados lo llevaba a un vergel de indescriptible imagen. Sonaban los
ritos de las aves que se amaban. Cantaban las olas la vejez de sus andaduras.
Suspiraban las arboledas el reverder de una sonrisa que se insuflaba más a más
a medida que penetraba en aquella belleza. La pena no tenía cabida, solo, el
aliento de las estrellas que acariciaban su corazón. La noche lo ataba a fijar
sus ojos a la luna, un firmamento limpio del ruido sucio de aquella otra
esfera. Sí la muerte fuera así, se preguntaba. Qué placer albergaría en mis
sentidos. Su mirada blanca estampaba instantes de eterna vitalidad. Todavía no
era su hora o eso creía. No quería ahora volver a su lugar de tan dichoso que
se hallaba. Solo había un inconveniente allí la nada de seres como él rondaba.
Solo él y el rumiar de las mareas, de los árboles, de las aves, de los astros…Caminaba
lento, sosegado, estaba cansado tras las cicatrices de antaño. Pero ahora se
miraba en un arroyuelo y todo había desaparecido, era joven otra vez. Sus
arrugas no más que eran fruto de un ayer, un ayer doloroso ¡Qué más da estar solo¡
se decía. Al menos puedo andar y andar con la libertad que aquí se respira. Qué
linda noche con la calma de las ramas, con el silencio de las aves y solo el
taconeo incesante del océano. Aun así se sintió vigilado. Quien podía ser.
Descubrió una cascada en su paso, una cascada plateada que hechizaba su
corazón. Se aproximó. Penetró en ella y halló solo huesos y más huesos. Qué
podría ser, se dijo. No temió sino una paz se le incrusto en su vientre, en sus
piernas, en sus manos, en su mente ¡La muerte¡ Allí entre aquellos esqueletos
se sentó a la espera de la sentencia de los dioses del universo. No lloró, un
halito de alegría se festejaba en su reconditez y durmió y durmió hasta el fin
de sus días.
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
martes, mayo 31, 2016
lunes, mayo 30, 2016
DE ESPALDAS...
De espaldas.
Sí, estoy de espaldas.
Gotas de penas
Sobrevolando
Los cráteres
Que se abren
En el entusiasmo
De una mirada tuya.
Lejana confusión
Donde las rocas
Manan caricias
Del eco rebosante
De los latidos.
De espalda.
Sí, de espaldas
Girando y girando
En mi recuerdo,
En unos ojos
Cuyo jugo es aire
Que ambiciona la
verticalidad
De tus manos.
De tus manos…
A ras de las mías.
Estatuas de acero
Me observan,
Pero que frío hace.
Caigo y levanto
Y otra vez eres tú.
viernes, mayo 27, 2016
Silencio
La caída de la tarde. Astros que ambientan la escena. Ella
frente a un espejo. El espejo frente a ella. La casa está vacía. Ni siquiera
hay muebles, solo una silla donde ella se sienta frente al espejo. El espejo
frente a ella.
Silencio.
Soledades.
Insolidarios rincones
Donde una se cobija.
Mi cabeza parece estallar
Frente al oleaje deforme
De mi esencia.
Que hacer,
Que hacer….
Espejo:
Hola amiga mía. Estás otra vez por aquí. Ahí sentada en una
silla. Tus ojeras te delatan. El sufrimiento, la marca grotesca que ha dejado
la sociedad sobre tus sienes. Pareces estallar, hacerte añicos y me miras, me
miras con llanto tenebroso. Tanto…que me rajo, ten cuidado que te cortes.
Ella:
Sí, aquí. Mirando mi fisionomía, este cuerpo mío desastrado.
No aguanto más. Estoy cansada de vomitar, de correr y correr hasta arrojar mis
entrañas y de muchas cosas más. Por qué seré tan grotesca, tan gorda. Te miro y
observo la decadencia de mi ser. Yo que soñaba con no se qué. No, no…sueños no.
Ya no hay, solo deseo vomitar y vomitar todo lo que hay dentro de mí. No puedo
comer las ideas perversas me asaltan y otra vez lo mismo. Dime, espejo, espejo…por
que seré tan aberrante.
Espejo
Que hablas mujer. Te has quedado sin dientes, sin cabello,
sin carne que rozar¿Es que no te vez? Estás anoréxica. No lo quieres acertar.
Todo depende de ti. Veo un mal destino en tu desequilibrio mental. Estás
delgada, muy delgada pero aun no lo vez. Ya no puedes ni sostenerte en pie ¡No
me cortes y deja esa botella en el suelo. No bebas más. El alcohol no es la solución.
Tienes que pedir ayuda, por favor. Hazlo por mí, no la muerte ante mi
presencia.
Ella:
Dices que estoy delgada, enferma. Yo no lo veo. Parece que
voy a estallar. Necesito emborracharme y después descargar a lo largo del
asfalto con mis zancadas. No hay fuerzas, me siento débil, me siento caer en
los laberintos infrahumanos. Tu espejo, mírame. Dime que estoy bien. Sí, que
soy ala de la vida. No, no…(aprieta las manos contra sus sienes) soy mierda,
soy polvo que se evade de este mundo. Para qué seguir. Sufro…sí, sufro y no
dejaré de sufrir. Y pedir auxilio, no. Nunca, yo no veo que este mal. Solo que
quiero dejar mi cuerpo libre de estas grasas, de esa comida que tanto apesta.
Por Dios…Por Dios…Déjame de mirarme. Que…que es lo que hay ante mí. No, no me
conozco.
Espejo
Tu impulso te llevará a la muerte. Pronto, muy pronto cuando
la luna oculte a las estrellas. Pide ayuda. Sale de estas paredes y vete a
beber de la vida. Sí, de la vida. Me das lástima. Yo aquí sin poder hacer nada.
Tu ahí desnutrida, deshidratada, etc….No, delante de mi no fallezcas. No quiero
ser reflejo de tumbas. Ya se hay mucho dolor tras tu espaldas ¡Te he dicho que
dejes la bebida¡, ya. No más borracheras para suplir la angustia. Te estás
cavando una rincón sin salida. Recuerdo lo bella que eras…(interrumpe ella)
Ella
Es que acaso no lo soy ahora. Lo vez…lo vez. Solo soy una
bestia deforme.
Espejo:
No digo que ahora no lo seas. Pero te estás autodestruyendo
lento…muy lentamente ¡Quítate de mi vista¡ ya. Vete…vete no quiero que te
mueras ante mí.
Ella:
No puedo. Mis piernas flaquean. Me siento fatigada, muy
fatigada…
Adiós,
Paraísos perdidos
En las alas del agotamiento.
Cuerpo inhóspito
De la hermosa caricia
Del sol.
Adiós,
Te has ido
En el mecer de los años,
Gastados de tanto y tanto penar
Por pasillos de hambre.
Se cae de la silla. Se quiebra el espejo.
miércoles, mayo 25, 2016
LA HUIDA...
No. No puede ser. Qué haces aquí. Sí, aquí donde la brisa
toma el movimiento de mis cabellos. Hace estaciones que te habías ido, alejado
de este globo donde los astros suspiran a la noche. Ahora vienes como ser sin
luz abocándome en el verdor de mis sueños a un llanto, a un recuerdo. Vete y
descansa. Ya es tarde, muy tarde. La muerte te lapidó en mis pensamientos y ahora
soy rumbo de otras tonadas ¡Vete¡ te he dicho. No me atormentes, no me apenes,
no me atosigues con tus gastadas manos.
¿Seguro? Por qué mujer esa huída. El ayer siempre tiene que
estar presente. Acaso no me querías para que el olvido tome parte de tu andar
por esta urbe. Aquí estoy contigo. Sé que en la profundidad de tus entrañas aún
me añoras, me suspiras. Solo he venido para despedirme, para decir adiós. Eres
tú la que no me dejas descansar. Siempre pensándome, pensándome…Muerto estoy,
mis ojos no te ven pero te sienten. Déjame descansar mujer. Habito en cierto
lugar que me hechiza a ser parte de ti y aquí estoy, despidiéndome,
despidiéndome.
Es tan difícil el olvido. Me amaste tanto que aún hay restos
de ti bajo este techo. Cada armario, cada toalla, cada sábana huele a ti. No sé…no
sé. Te mueves como sombrío frío que me hace estar estática. Sí, dejaré de
pensarte. Márchate. Tomemos nuestros caminos. Tú bajo tierra y yo a ras de
ella. Pero dime una última palabra ¿ me quieres?
No. No contestaré. Sería darle a la misma tuerca. Esclava del deseo eres,
esclava de tu meditar cuando me llamas. No me llames más. No me traigas flores
a este lugar lleno de huesos y cipreses. Huye…huye bajo la sonrisa azul de una
nueva vida, de una nueva emoción.
Así lo haré. Adiós.
Ella se arrodilla sobre su tumba. Coge un puñado de tierra y
lo aprieta hasta que es sangre que corre por sus manos. Se levanta y dice
adiós. Se va…se va con una sonrisa entre los labios. La lluvia comienza, le
queda un largo recorrido hasta llegar a su casa. El maquillaje se le corre y
mira el cielo. Lluvia que cae, lluvia que corre en la ventura de nuevas
singladuras.
No dejar de danzar...
No dejar danzar con el ronronear del oleaje cuando la
ventisca tétricas nos encausa por sendas mal olientes. Disipar el disparo
inoportuno cuando avanzas tras las praderas infinitas de la belleza, del amor,
de las deliciosas colinas embargadas en silencio. Encasquillarse con el resoplido de una mirada que te desnuda,
que te absorbe como semilla que ha de nacer en las travesuras del corazón, del
corazón…Viva. Sí, viva en el forcejeo con las rotas alas impulsoras de la
libertad. Continuemos…continuemos en la severa rectitud de un sol embriagador
de sonrisas. Abracémonos…abracémonos cada vez que nuestros ojos aislados sean
vertiente de la tersa brisa de las flores. Por favor, color y color, tatúa mis
sentidos con los valles endulzados de paz, de armonía.
martes, mayo 24, 2016
La aurora...
Sereno es el auge de la aurora. Un cierto firmamento gris
empaña los últimos astros en el sentido de sus alientos. Ella se eleva y se
evapora en su meditación con una taza de café. Aún es temprano. La casa vacía,
no hay muebles, solo una silla y una mesa. Se sienta y respira hondo observando
a través de la ventana, la única que posee bajo su techo, los alegres
pajarillos que anuncian una lluvia tierna, suave ¡Cómo le sabe ese café¡ Mira
los posos que ha dibujado y no halla su destino, el rumbo a tomar en esa
jornada que se asoma. Se levanta, una ducha de agua fresca la aliviará de sus
pensamientos. Se seca, se viste, sale a la calle. Las aceras permanecen en la
quietud de lo cenizo. Te yerta sobre un viejo cementerio. Ahí están sus seres
queridos, no lleva flores. Solo una visita enlazada al grito de su soledad. Sí,
sola y sus muertos. Habla y habla con ellos. Les pregunta sobre su ayer, por
qué se han ido tan temprano. Las respuesta que recibe es paralela a un mundo
lejano, un mundo que ella aún no ve ¡Por qué¡ ¡Por qué¡ Sigue preguntando. Ella
quiere ir con ellos, aquí es seducción de manos agrietadas por la sequedad de
su silencio, de los desiertos habitados por ortigas. Ellos callan, deja que sus
lágrimas cubran su rostro en esa desesperación. Se va, lejos, muy lejos donde
los cipreses y los cuervos no mecen su palabra. Retorna a su casa. Sí, ahí,
donde una silla y una mesa la espera para el juego tenebroso de su espíritu.
Cuando entra siente un aroma especial, mágico diría yo. Son sus seres queridos,
esos que se han ido. Luces verde azuladas danzan alrededor de ella. Se siente
viva. Abre su mano y en su palma se posan. Una a una clama un deseo, una
felicidad que la hace sonreír. Sonreír y continuar.
domingo, mayo 22, 2016
LLega la noche
Llega la noche,
Hace frio,
Me consumo bajo el insomne oleaje
De los mirlos que vienen
Arrimarse algún árbol.
El sol se ha ido
Larga espera de delfines
Limpiando lo grotesco
De nuestras manos.
Las rocas me aguardan
Danza en la aventura
De ser eco de pardelas
Cuando cavilo
Sobre los lejanos senderos
De su sentido.
Llega la noche
Columpio de sueños
Elaboran una linda mirada.
Distanciada y bella
Corriente de pasos
Hacia las ventiscas de su aliento.
Hace frio
El titilar de los astros
Me animan al abandono.
Caigo sobre el aroma de las zarzas,
Me dejo ir incesante
Un quemor….un quemor
Anuncia la despedida,
La ida sobre lagunas de mármol.
jueves, mayo 19, 2016
Fosas...
Fosas de cristales rotos.
La embestidas de las mareas.
Un rincón donde un alud de memoria
Se retuerce bajo la insomne mirada.
Aquí, presente, al encuentro de tus labios
Creciente luna que mece los sentidos
Acompasados por el vientre a vientre
De un sudor que emana de unos pechos
Firmes en el norte de los sentidos.
Llegamos...
Llegamos a esa casa donde los
ecos de la oscuridad se cierran de golpe bajo nuestras miradas. Íbamos de la
mano como renacidas de las aguas de sabiduría del amor. Un viejo árbol
reposaba, tranquilo, en el jardín. Lo observábamos, lo examinábamos. Un viejo
árbol ya sin hojas que insuflar a la calma de la noche. Tú y yo ensimismadas en
su talante, en el precipicio de su caída.
Tu gracia me hacía danzar en el apogeo de la tibiez. Mi sonrisa
elaboraba cierto aroma que te inducia al beso. El viejo árbol ahí, vigilante,
eterno, magnetizante. Y lo observábamos, el, como vigía de todos nuestros
movimientos. Encendimos unas velas pues los plomos habían saltado,
inmediatamente después las apagamos era noche luna, de luna bella y perfecta. Se
retorcía por medio de una brisa fuerte el viejo árbol. Y lo observábamos como
parte nuestras singladuras bajo el atemperar del astro rey. Deseo siempre del
nocturno, llamábamos. Sí, cuando los ojos rajados de la tormenta no nos
pudieran mirar. A ráfagas de pasión nos amábamos, así, hasta que el alba
encendía el nuevo día. Después nos despedíamos, corríamos en los huecos del
alejamiento siempre con pensamiento en vertical. Qué difícil, nos decíamos, el
amor oculto. Un amor que se agranda a medida que nuestros párpados se cierran y
se consumen en el silencio del recuerdo.
lunes, mayo 16, 2016
Abres...
Abres el confín de los astros que revoltosos juegan al
deseo. Te aproximas sobre nubes de espejos donde los latidos subterráneos de
tus alas me hacen soñar. Sí, soñar con tus labios bajo la sombra de los míos.
Vienes a mí con retazos sonrojados de rosas que me camuflan al son de tu mirada
¡Qué bella es¡ Sí, linda luna en los piélagos que mis pies pisan y pisan tras
la bocanada profunda del amor. Y, si te digo te quiero….No, aun no, el tiempo retorcerá
esta palabra cuando tu cuerpo, mi cuerpo frente al rumiar del olaje sean
unísono canto de las horas emancipadas de una vida que continua en las fogatas
del beso, de la caricia.
viernes, mayo 13, 2016
Miraba...
El miraba y miraba el renacer de
las flores cuando el crepúsculo se emancipaba de los astros. Ensimismado
acariciaba cada flor que se abría en el brío de los jardines de un parque donde
la soledad rondaba. Sí, solo. A él le daba ya igual. El abismo de ser diferente
lo embriagaba de cierta pena, lejano y desértico. Ya no se preguntaba el por
qué, paseaba siempre con las mismas pisadas mientras meditaba que sería de él
con alguna amistad que le diera de la mano. Muchas estaciones estancado bajo
los influjos del frío. Triste continuaba el amanecer de las flores. Un amanecer
semejante al latido de su corazón, de su corazón…Llegó al final del parque, al
final del túnel de su despertar: aceras ojerosas ante la verticalidad de sus
pasos. Adiós, les dijo. Un tropiezo. Sí, un tropiezo de alguien que hacía lo
mismo que el. Se miraron, se reconocieron, bajaron la cabeza y sus manos se
enlazaron al paseo matutino. “ Soy Bob”, dijo aquel. “Yo Ann”, dijo el otro. “Caminaba
y caminaba donde los soles me muestran el calor de un abrazo, de una eclosión
de mis sentidos bajo el rumor de los pájaros” , dijo Bob. “Yo también, me
pierdo por estas calles, por este parque al encuentro de la brisa. Una brisa
que viene, que va y se asienta en mi rostro”, dijo Ann. Andemos y andemos. Sí,
con la fuerzas de nuestros espíritus solitarios, cancelados en una urbe se
precipita en la carcajada sobre nuestros sentidos. Para ellos somos extraños,
no formamos parte de su grupo. Ahora tú y yo. Solos. Observando el alba de las
flores que nos da la bienvenida a nuestros caminar por este sobrio mundo. Qué
más da que nos aparten, estamos los dos. Tú y yo. Yo y tú. Ellos miraban y
miraban el renacer de las flores cuando el crepúsculo se emancipaba de los
astros. Ellos aliados a un mismo meditar siguieron acaricia tras acaricia el
nacer de una nueva vida.
miércoles, mayo 11, 2016
Detenles...
Amanece, despiertan las aves que rondan los boscajes. El
ahí, sobre un árbol ensimismado en su quehacer jornada tras jornada. El sol
viene y en el pie del árbol alguien. Alguien desconocido para él , alguien
lejano a sus pensamientos, a sus costumbres, a su cultura. Lo mira y mira.
Xx: Yo aquí meditando a medida que las nubes me envían esos
mensajes cargados de saber. Sí, sobre este árbol admiro la fuerza del viento
que viene y que va a lugares distintos. No sé por qué me miras, me examinas.
Soy feliz, esperando que las lluvias vengan para beber del agua que corre por
las cascadas.
YY: Me es extraño estas tierras. Vida radical a la mía.
Estás ahí sentado aguardando lo que te dice el viento, las nubes y yo sin
embargo ando con la rapidez de estos días que se me agotan. Sí, temo a la
muerte. Una muerte que vendrá con cuervos y cipreses sobre mí ser.
XX: Tú crees. La muerte forma parte de la rutina de esta
vida. Hay que fallecer para que los espíritus dancen a través de las hogueras
al anochecer. No, no tienes que tener miedo. Solo, al sufrimiento. Para todos
tiene que venir, su peso puede ser ligero o hiriente pero viene. Viene
arrebatarnos la carne que posa sobre nuestra alma y hay que aceptarla quieras o
no.
YY: Qué haces ahí, me pregunto. Pasa y pasa el tiempo y
permaneces en la misma postura, vigilante, al acecho de algo.
XX: Los espíritus me persiguen, me abrigan. Espero mi presa he
de alimentar a mi gente. No hay prisa. Mira, mira…humo.
YY: Será un incendio.
Xx: ¿Tú crees? No son los que como tu arrasan con el Dios
naturaleza. Los animales huyen, la lluvia huye y la atmósfera se intoxica.
Tendré aguardar más tiempo. Espero que no lleguen donde nosotros estamos,
verdad Dios del viento ¡Llévatelos¡ Arrasa con todo lo que nos destruye por el
placer de rajar nuestra forma de ser. Aquí sonrío. Allí no. Solo seremos
emigrantes de nuestras propias tierras. Mejor morir.
YY: Te entiendo. Somos así, no nos damos cuenta. Pensamos
que nuestra vida es la ideal cuando no es así. Qué pena me das. Siento llagas
en mi corazón que nunca cicatrizarán. Me marcho. Te dejo a ti y a los tuyos.
XX: Detenles ¡Páralos ya¡ Estoy cansado, estamos cansados.
Nosotros nacimos libres y queremos seguir libres. Sí, libres como las aves que
se posan en las ramas de estos árboles. Detenles ¡Páralos ya¡ Ay sol que
habitas sobre mi cabeza diles que se vayan, lejos, muy lejos sino la muerte de
mi pueblo. Quiere ver mi gente crecer, así, desnudos con las corrientes de los
ríos cazar el auge de la vida, danzar cuando la luna mece nuestras cabañas.
YY: Lo siento. Son imparables. Son hijos de lo grotescos,
seres oscuros de la nada.
lunes, mayo 09, 2016
Soles
Soles de ojos cerrados,
Manantiales de sabiduría
Alargando su mano
A la proposición retumbante de alas
Que se yerguen con el sino de la vida.
Mujer que huye
De las tempestades bajo cristales rotos.
Emancipación de la sonoridad del llanto
A la sombra de un crepúsculo
Que viene, que va
Por las vertientes enjauladas
Del abrazo.
jueves, mayo 05, 2016
Atada...
Atada bajo la enigmática sonrisa
de un muro. Su cuerpo se reduce al vaivén de una brisa que la seduce con su
aroma. Ella, recogida, medita sobre los montes tras aquel muro. Saltar o no
saltar. Quedarse ahí con la respiración entrecortada de la oscuridad. Dar un
brinco y como yegua salvaje alejarse de los sombríos pasillos de su mirada. Le
cuesta, la torpeza le impide cualquier movimiento que sea aliento de libres
manos, libres besos. Se levanta, observa el muro. Qué fácil sería, se dice, ir
a la conquista de nuevos sabores que ronronean en su corazón. Sí, su corazón,
ala desplumada al son de los años envejecidos frente aquel muro. Tiene que intentarlo,
arriesgarse a asomar un pellizco de su esencia ante aquel monumental boscaje
que hay tras él. Salta y salta…ya está en el otro lado, un campo de arbustos la
invitan a continuar. Camina y camina con
prisa, con el frescor de que algo nuevo vendrá. Un cierto temor la hace sudar,
sudores de arco iris que ella palpa, que ella acaricia. Se introduce en el
boscaje, un bosque sereno con la claridad de los rayos solares acogidos por el
murmullo de las aves. Sus pisadas son suaves, llenas de gozo. Antes todo gris,
ahora, todo es belleza. Recuerda imagen del ayer no muy lejano. Se lleva sus
manos a los ojos y se siente culpable. Sí, culpable de dejarla evaporar en los
cimientos del miedo. Rodeada de una hermosura perfecta se sienta bajo un enorme
árbol. Se duerme y en sus sueños un adiós con pinceladas de acuarelas anuncia
la venida de ojos que la miman, que la alegran. No quiere despertar, solo,
aislarse en esas sensaciones de la perfección. Una hoja cae sobre su rostro y
sus ojos eclosionan como hijos de aquella atmósfera. Retorna al muro, al gris
de las calles donde las miradas se eclipsan con cualquier paso. No sabe lo que
busca pero lo halla. No lo entiende, alas de mariposa que posan sobre los
pensamientos edificantes de su naturaleza. Ya todo nube de la noche, una noche
que viene con el halito de un deseo. El muro ya no lo ve, el monte a
ennegrecido y ella ….¡ay ella¡…con peso maravilloso de su destino.
lunes, mayo 02, 2016
remar y remar
Remar y remar
Bajo espacios desconocidos.
Misterios se yerguen
A medida que avanzamos
Sobre fondos oscuros, callados.
Imperfectas sonrisas,
Mudez de los vientos,
Caricia de las manos
Que se levantan, que se elevan
Bajo una luna eviterna.
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