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Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Son pocas mis cosas, las cartas
escritas a mi hijo durante los años entre rejas desbordan la maleta. Todo
cambia hijo mío ¿no lo sabías? No se puede ser certero en el mañana, es como el
tiempo variable, su curso puede cambiar en un instante dado sin darte cuenta,
solo , la sorpresa. No te conozco, pero supongo que estarás bien. Estoy aquí en
la ciudad de nuevo , he venido de un largo viaje que ha servido para renovarme
, para nacer de nuevo. Quisiera abrazarte, lo he soñado, lo idealizado tanto…que
no sé, ahora, en este lugar y en este momento si podré, si podrás, si se hará
realidad. No grito ese roce donde una madre y un hijo se expanden en
complicidad, tengo miedo, un temor a que no me quieras. No, no grito las ganas
de verte la complejidad del proceso dirá que sí, que no, que tal vez pueda
verte, pueda descubrirte y tu descubrirme a mí. No lo que te habrán dicho, no
sé si te dieron aquella carta de letra temblorosa y mala. No, no lo sé, lo único
que acierto es que estoy aquí, en la ciudad de nuevo como mujer nueva, envuelta
en las palabras que años tras año he edificado para estar aquí, para llegar
hasta ti. Siento en este día tan frío exteriormente y tan cálido en mis adentro
el viento. El viento golpea la ventana, arranca las hojas como almas vivas y se
muestras como caras rasgueando en su cristal. El viento con su osadía, hace una cierta música aguda, afilada,
flauta que se balancea en mis oídos en su monotonía. Las nubes se disiparán,
arrastrará la tormenta invernal a otros lugares ciertos o inciertos, pero la
llevará. No me gusta el viento hijo, se lleva las cosas. Aunque meditándolo
bien, que se lleve, que se lleve todo mal de mi pasado. Estoy sola, mi mente
recuerda vagamente algo de ese ayer , pero todo es podrido, corrosivo,
incoherente. Yo no quiero que tu lo sepas, en este cambio nadie me conocerá. O
, quizás, quieras saber en el caso que me conozca. Fue la ruta de la ceguera
hija. Fue la ruta de la sordera. Fue la ruta de la ignorancia. Fue la ruta de
la sociedad. Y me dirás porqué hijo mío y yo te diré no lo sé. Simplemente no
lo sé. El viento sigue y yo no quiero chillar, se estampida de esta existencia
que es el hoy, espíritu que flota con un aroma nuevo. Sí, hijo, he venido con
floras nuevas, flores recién podadas para besarte, para abrazarte Y¿el pasado?
¿Qué es el pasado? Es la nada, es el vacío, hogueras donde solo quedan restos
de cenizas de lo que fue, ahora disueltas en el trepar con esfuerzo de mi
vertical. Y me preguntarás, y solo te diré que antes era una mujer de labios
torcidos, de ojos embarrada en negro, de cuerpo desfigurado. Y no diré más,
para que más hijo mío. Lo que vale es el hoy, el ayer es el aliento del hoy ,
un hoy valiente, un hoy erecto, un hoy ascendienteen una apaciguada respiración. Y el viento se
calla, me asomo y un firmamento con luna llena me embelesa. Miro las cartas
esparcidas en el suelo y no sé qué será de ella. Es la madrugada y he de
dormir, a primera hora he de presentarme en el trabajo. Pero me incomoda pensar
en ti hijo mío, cuando salga iré a ese hospital ¿estará o no estará aquella
enfermera que le deje la carta? Yo me hago ilusiones ysonrío. Un soñar despierta, un nerviosismo de
curiosidad de amor, de curiosidad de comenzar de nuevo, de curiosidad de este
día que ya me cerca…CONTINUARÁ
Libre , soy libre. Se me han hecho
corto los años, todo pasa rápido. Salgo de este enjambre de barrotes a otra
vida y no me arrepiento del ayer. La educadora me ha echado un gran cabo. He
estudiado, me he liberado la mierda y ahora puedo decir que soy humana, que soy
mujer. Libre, soy libre. La emoción está en mi piel erizada, el temor porqué no
también ¡Qué será¡ ¡Qué será de mi vida¡ Llevo una maleta más bien llena de
libros, llevo una dirección donde me hospedaré hasta que alquile una casa,
llevo un trabajo, en un supermercado. No me he maquillado, ello me hace presa
del pasado. No, no quiero pintura de labios, de unas, de lo que sea para
demostrar mi verticalidad. No tengo que demostrar nada a nadie, solo, tal como
soy. Ahora la batuta la llevo yo, tomo dirección al hostal que creo saber donde
se encuentra, en frente de un parque de grandes árboles, Sencilla y humilde,
así soy. Basta ya de ser espejo de los demás. Cojo un taxi, el frío es afilado.
Estamos en inverno, de repente comienza a granizar, siento el romper de las
bolitas minúsculas en el coche. Mejor, así no me mojo y le doy la dirección a
donde voy. El chofer no pregunta nada y es que nada debe preguntar, a que le
importa mi vida, porque lo he cogido en las puertas de la prisión. Llegamos a
hostal y me bajo. Me ofrece ayuda para la maleta pero arranco yo sola con ella
y le pago, nada más. La granizada a cesado y todo en la pensión, el hostal ,
como quiera que se llame. Me abre y entro, se ve pulcro, limpio, claro. Le doy
mi nombre y el recepcionista me da una llave con número. Cojo el ascensor hasta
la tercera planta y entro donde será mi cueva durante un tiempo indeterminado,
según me vayan las cosas. Una mesa con flores, una cama, un espejo, una
ventana. No es muy grande pero es cómodo, confortable y silencioso. El silencio
es lo más que adoro. Mucho ruido desordenado hubo en el ayer. Dejo mis cosas y
me asomo a la ventana, da al parque que yo recordaba. Como escampa bajo escaleras
abajo y cruzo. Me pierdo en ese inmenso parque donde árboles hermosos,
grandiosos me cubren de la desnudez de las secuelas. Libre, soy libre. Sola,
estoy sola. Recorro su camino de tierra batida, ahora fangosa pero me es lo
mismo. Libre, soy libre. Nadie me llamará la atención. Solo hay en él un
vigilante, me saluda y me siento en uno de sus bancos mojados. No pienso en el
mañana, me produce nervios, una inquietud de que si lo haré bien o lo haré mal.
Da lo mismo me dijo la educadora, en esta ruta de la vida siempre tenemos que
aprender sin tener en vigencia la edad. Hace frío, mucho frío…pero es tan reconfortante
este lugar, con sus árboles, con sus flores…muchas flores de cuyo nombre no sé.
Me levanto y ahora que el segurita no ve me abrazo a un árbol, parece un
laurel, este si lo se distinguir. Su olor me llena, inspiro y espiro, espiro e
inspiro y me siento como en casa ¿en casa? No, no me equivoco. La casa llamada
planeta tierra, he aprendido muchas cosas en prisión. Tantas, que duele. Duele
que esta casa esté herida. Me han dicho del deshielo, de extinción de especies,
de subidas de mareas, de enfermedades que antes no existían corriendo hacia su
víctima, de temporales crueles, de un mar alimentado de plástico. Medito y no
recuerdo, todo ello he aprendido. Lo voraz que puede ser el ser humano. La
educadora me ha dicho que en mis tiempos libres estudie, me implique en cosas
buenas aunque la fuerza brusca de la atmósfera descuidada que nos rodea vaya
contra nosotros. Sí, soy libre. Sí, estoy sola. Auxiliare por esas mujeres de
ojos vacios, de ojos blancos, de manos rotas, de muslos sangrantes a que
salgan. Estamos a tiempo, a tiempo de nacer de nuevo. Se nace todos los días.
Sí, todas las mañanas cuando el reloj sol nos advierte que debemos continuar en
la vida, en nuestros sueños. Antes yo ciega. El segurita viene otra vez, siento
sus pisadas y dejo de abrazar el árbol. Me ha transmitido tanta entereza, tantos
secretos inconfesables que me emociono. Soy libre, si. Me gustaría gritarlo,
pero no, me consideraría una loca, una desvariada, una borracha, yo que sé, una
drogadicta. Además, no hay que alzar la voz muy alto, sino tímidamente, apocadamente
para que todo salga bien, para sujetar lo que no está. No quiero tormentas en
mi vida, lo evitaré de manera serena, con calma. Me siento de nuevo en el
banco, no sé cuantas horas llevo aquí. Me da igual, el tiempo es relativo según
se mire. Para mí solo ha pasado un pequeño instante que se reflejará
eternamente en mi memoria. Para el segurita serán muchas horas, las horas
deseas de terminar su trabajo. Y hace más frío, la noche viene. No, no quiero
estar ya en él para que , la noche puede ser terrorífica, vibrante en miedo
¿Soportaré esta noche se soledad y silencio? Me ha dicho la educadora que escriba,
que lea, que aleje ese jardín yermo de malos pensamientos de mí y entonces todo
será luz, todo será vida. Leeré hasta quedarme dormida con la lentitud del
nocturno, de las horas. Todo son pruebas
que hemos de saltar para salvarnos y no caer en el quejido de la oscuridad.
Menos mal que es invierno, me no más que este frío metálico me estrecha, así
descansaré mejor. Vuelvo a la pensión, cojo el ascensor hasta el tercero,
cierro la puerta con llave, cierro las ventanas y con la maleta en el suelo la
abro…
Mis piernas pasan mi nueva vida,
entre rejas, entre gente que a veces me mortificarán, que a veces me alegrarán.
Todo puede ser. No sé si he hecho bien, le he dejado una carta ala enfermera ¿por qué a ella?, me interrogo y
las dudas me asaltan. Porque ella me lo dijo, me dijo que estaba vivo. Una
corta carta para que se la a quien sea, a quien lo rescate de la suciedad, de
la miseria. Estoy satisfecha, porqué no. Aunque no veré la luz de la ciudad
durante años me recuperaré. Seré normal como dictan las reglas de la
existencia. Ausente de las drogas y tal vez esta rehabilitación me ayude a
levantar mi destino. Un trabajo, una techo erecto donde guarecerme…Me hubiera
gustado verlo, no puede ser en estas condiciones por muy inocente que él sea,
por muy pequeño. Me lo han prohibido, me lo han quitado como quien arrebata el
bien a una persona no digna. Tendré que aguantar mucho, mucho…Asaltar mi
conciencia y erigirme donde los vientos suenen bien. No, no estoy asustada. Sé
que de este lugar seré transformación, huida de todo mal. Creceré y creceré,
sola, acompañada. No sé cómo pero alargare mis virtudes, mis cualidades para
una mejor calidad de vida. Entro y las presas me miran, no quiero que sepan de
mi pasado, a nadie le interesa. Ahora soy yo, más vital, más crecida. Me quitan
las esposas, me revisan, me examinan pero no me preguntan nada. Ya saben todo
¿Le llegará la carta a lo largo de los años? Sí, cuando su madurez sea
vertical. Confío en esa enfermera de mirada ahuyentada ante mi desesperación.
La lluvia se ha ido y un sol en su plenitud enseña su lengua broncínea, su
lengua cálida en mis sentidos. Es curioso, cuando voy a mi celda, veo un
huerto, hay mujeres trabajando en la tierra. Pero yo no. Pero yo sí. Haré todo
lo posible, incluso estudiaré en la medida de lo posible para cuando vea las
luces de la libertad conducir mis pasos por una vereda reconfortante. No será
fácil, pero la crueldad, pero lo duro, pero los errores ya han pasado. Seré
veraz, seré horizonte de esperanza, seré yo. Ese yo cautivo, desconocido en mi
reconditez. Sacare lo mejor de mi sin que alguien me manipule. Me caigo. El vértigo
repentino de las alambradas me causa cansancio. Pero podré superarlo, todo es
acostumbrarse mientras edificamos un nuevo arco iris, una nueva etapa en las
curvas que tiene la vida. Ahora que no soy de nadie, tendré que respirar,
tendré que abrazar al rumor de la brisa que impregna mi rostro. Solo yo, sola
comienza la curación, las raíces nuevas que crecerán a mi sombra....CONTINUARÁ
Hoy es el día. Un día donde todo será
alboroto y desazón. Pero voy tranquila, sé que está vivo aunque me han
prohibido verlo. Quién cuidará de él, no sé, espero que alguna buena persona.
Yo no tengo nada…nada. Solo este corazón que late ya sano, solo estás manos esposadas,
esperando a que vengan a buscarme para ese juicio perdido. Solo trámites antes
de entrar en prisión. Mi salud anda bien, mis emociones confusas, perdidas en
el vaivén de los vientos bruscos de la vida. Me da igual quien lo eduque, quien
lo cuide, solo espero que sea buena gente y que haga de el libre ave que surca
los caminos bonancibles, benevolentes. No, yo no estoy preparada, me parece
bien que lo hayan dado en adopción, en una casa de acogida, lo que sea con tal
que emerja con el valor suficiente para enfrentarse a esta existencia, para que
nadie lo pise, para que nadie hunda su mazo sobre su espalda. Valiente hijo
mío, sé valiente, solo pido eso. Qué la mierda que me ha condenado a mi no roce
tu tez, tu verticalidad. Oigo pasos, ya viene la policía. Me llevan sin casi
tocarme, yo con mi propias piernas y serena los sigo ¡No¡ no soy culpable. El
juez no para de preguntar y yo digo ¡No¡ no soy culpable. Me grita y grita, me
trata mal…muy mal con su voz mortal. Respiro hondamente y pienso en mi hijo, en
ese hijo que ha vivido. El juicio ha sido rápido, me declaran culpable.
Culpable por muchas cosas que no logro entender en este mundo de abogados y
jueces. Solo sé que soy culpable. Me conformo, mi hijo está vivo. Yo no soy la
persona adecuada para educarlo ¡No¡ no lo soy. Solo soy un desecho de esta
sociedad. Solo soy una marioneta de los hilos que han gobernado mi vida y
ahora, sola, a prisión. Me pondré bien hijo mío, tal vez en un futuro, en un
mañana incierto te conozca, te vaya a buscar ¡Ahora no¡ tengo que estar entera,
tengo que estar curada, tengo que ser yo, tengo que recorrer un largo camino
hasta que quizás pueda ir a buscarte. No para que vengas conmigo, solo un beso,
solo una mirada, solo una caricia. Yo ya en tu vida no soy nada, solo un telón
que no lograrás pasar. ¡No¡ no quiero que pases si algún día te dicen …sí, te
dicen la verdad. Yo no lo deseo, me avergüenzo, como te haría comprender que
estaba ciega, que yo tuve la culpa. Una llovizna fina cae de camino a la
cárcel. Todos vamos en silencio. Mis ojos hartos de esta situación la mira y la
mira. Soy como la lluvia caigo y desaparezco en las alcantarillas, en las
cloacas. Esa ha sido mi andar por la vida. ¡María estás perdida¡ escucho los
latidos del alma ¡María estás perdida¡ escucho el resoplar de misemociones....CONTINUARÁ
Hoy
en la mañana, una mañana que parece risueña en el canto de los pajarillos le he
dicho que su hijo está vivo, qué está bien pero que no lo puede ver. Uhm…doctor
ya está totalmente recuperada, pronto será el juicio. De la clínica a juzgado,
del juzgado a la cárcel. Me ha mirado con cierta nota de tristeza, he
presentido un quejido en su reconditez aunque ella no sepa ¿cómo es la vida
doctor? Esa pobre mujer con sus torpezas, con sus vaivenes dislocados…no creo
que sea culpa de ella, aunque la ley es la ley. La han llevado hasta el fango
otros…vaya a usted a saber. Su familia, esos hombres de mirada afilada, de
mirada de mortandad, de mirada marmórea, de mirada neutral, de mirada gélida la
habrán manipulado y así ha terminado. Pero aun vive, le espera un largo
recorrido. Quizás en la cárcel se desintoxique, quizás allí se alimente de
buenas tonadas para respirar de la vida. Los años pasarán y volverá a la calle,
ella tendrá tiempo de decidir lo que desea, es joven aún. No dijo nada cuando
le dije lo de su hijo, su hijo está vivo. Una sonrisa alboroto su rostro
repuesto, un suspiro emano en su silencio, en su callada manera de resignación.
Me sorprendió y me dejo tranquila. Yo estaba muy nerviosa, no sabía como ella
iba actuar. Sabe doctor, me da mucha pena, demasiada. No estoy preparada para
estas cosas. Mire que me encontrado casos y casos, casos reales donde los críos
han fallecido. Pero la mentira doctor…compréndame. El sol ha salido, se ve la
isla de enfrente, esto quiere decir que va a llover. Por un momento nos deja un
cierto respiro como ella en su calma. Después llegará la tormenta, una tormenta
que no se avecina. Mientras seguimos en la cotidianeidad, ahora me tengo que ir,
sigo con las pacientes. La enferma sale de la puerta del despacho del médico,
el se queda solo, meditativo. Uhm, se dice, no sabe si la decisión tomada es
acertada o no. Solo, piensa en la pesadez de su profesión, en lo difícil que es
ante algunas situaciones. Uhm…ya llueve y con fuerza y con constancia y con
severidad. Se queda mirando la ventana y observa como el agua engulle el
asfalto, las aceras, todo lo que está a su paso. Uhm..piensa, no le gusta que
la policía merodee entorno a él, al hospital. Aquí solo hay enfermos, gente recuperándose
para lanzarse a la calle, a la vida. Uhm..se dice a si mismo, iré aver la paciente María. Quiere saber cómo va a
actuar en su presencia, quiere saber de sus palabras ante la noticia de que su
hijo está vivo.
María
, la prostituta de la planta cinco insiste en ver a su hijo, qué no está muerte
me ha repetido incesantemente. Yo, doctor, no he podido mirarle, plasmar la
mentira me traiciona, me columpio en grietas de donde emana la lástima. Siento
lástima por esa mujer ¿ No es posible Doctor decirle la verdad? Sé que es duro
y tal vez no se lo merezca. Ella no tiene la culpa. El caos, el desequilibrio
de su vida la ha llevado hasta las sombras, hasta la oscuridad, hasta una cueva
donde no ve la luz. Ella, quiere verlo, quizás Doctor podríamos hacer algo. Que
no se enteren la justicia, solo verlo. Usted me mira con su pregunta ¿Cuál será
la reacción? No lo sé, veo a esa chica, María, una buena persona donde vaya usted
a saber las turbulencias que ha habido en su existencia desde que vino al
mundo. No creo que le haga daño al crío. Además está atada. No sé lo que es lo
mejor. Usted quiere evitar drama y espectáculos en el hospital. Pero hay que
comprender que es su hijo. Qué mala suerte el pequeño. Que mala suerte la
madre. El destino de él no se cual será, alguna casa de acogido para después en
adopción, esperemos que dé con buena gente. Ella, entre rejas por una larga
temporada, después saldrá. Ya lo entiendo, después saldrá y puede que vaya en
su búsqueda. A no ser que su vida exista
un giro, creo que esto la ha hecho pensar muy profundamente e irá a su
encuentro, no lo dude doctor. A esa mujer, no puedo engañarla más. Me presiona.
Le dejo en su cavilar lo quiera hacer, si que lo veo o no. Vaya primavera
doctor, todo se altera. Hasta yo que nunca me he visto en esta situación me
deprimo. La lluvia parece que no va cesar hoy, una lluvia estrambótica,
destructiva. Si digo yo que ya no sabemos cuándo hay inviernos, otoños,
primaveras, veranos. Si digo yo que el curso que nos entabla la vida es
difícil. Yo doctor, solo soy una simple enfermera, un personal más que trabaja
en esta clínica. Pero este caso me clava, no me deja distraerme, solo soy fijo
pensamiento en esa mujer, María. Sí, doctor, se llama María. Porque hay que
llamarla por su nombre provenga de donde provenga, a mi eso, me es igual. Estoy
hablando de una persona que ha cometido muchos y muchos errores, creo que
todavía existe el cambio de camino como las que cubren este mundo. Malas
amistades, malas vivencias, malos todos. Qué aquí no nos salvamos ni nosotros,
no dejamos ver a su hijo ¡Muerte¡ ¡Muerte doctor¡ Me mira y yo le miro, ¿qué
hacemos? Una pequeña trampa, un pequeño trato de silencio por parte de ella. No
sé, me siento confundida doctor. Sé que es muy arriesgado. Ya sé que no se fía
de ella. Pero, hombre, qué puede decir. Nadie la creerá. Y que injusto es eso,
de que nadie te crea. Me erizo, tiemblo, ya me dirá usted. Sabe de que esté
recuperada ingresará en prisión después de juicio. No lo ha pensado…CONTINUARÁ
Me dicen que el niño ha muerto ¡No¡
Yo lo oí llorar y llorar. Me dicen que la imprudencias de la vida se pagan ¡Si¡
Pero mi vida vertiginosa no tiene nada que ver con él ¡No¡ Yo lo oí llorar y
llorar. Me siento hastiada, me siento herida, me siento rabiosa, me siento
descender en un abismo donde mi vientre se encoge, se engarrota, se asoma a un
precipicio de tumba. Me dicen que el niño ha muerto, me lo reiteran una y otra
vez. Y yo le digo ¡No¡ Yo lo oí llorar y llorar ¡Mi vida¡ ¡Mi vida, ay¡
involucrada en las miserables manos de la droga, en las manos tétricas,
demoniacas de la prostitución ¡No¡ no me quieren decir la verdad, me dicen que
el niño ha muerto. Yo no tengo la culpa ¡No¡ no soy culpable ¡Sí¡ si soy
culpable. La duda se encara a mí y un muro de ortigas me balancea al vacío. Vacío
vientre, vacía existencia. Yo lo oí llorar y llorar. No, no me escuchan. Solo dicen
sin mirarme a los ojos que ha muerto. Mis ojos, vagos, febriles, petrificados,
cansados. Y no me mira, yo quiero que me mire ¡Míreme mujer¡ La mentira absorbe
la verdad, la mentira hace una tapia de enredaderas punzantes donde no tiene
cabida los ojos frente a otros ojos. Yo lo deje en una puerta ¡Sí¡ un hospital.
A lo mejor es este, pero mujer ¡míreme¡ No me niegue la verdad. Y estaba vivo,
yo lo oí llorar y llorar. No se marche, al menos desáteme las manos. No voy a
escapar ¿para qué? No hay salida en mi vida. No tengo nada, ni a nadie. ¡No¡ no
se vaya. Solo quiero escucharla ¿qué va a ser de él? No me entiende, yo soy la
madre. Sí, la madre aunque ahora no lo pueda ver, aunque no lo pueda acariciar,
aunque no me quiera decir nada ¡No comprende¡ ¡No¡ no me diga más que está
muerto ¡Vírese¡ ¡Deténgase¡ ¡Dígame, por muy puta que sea tengo derecho a
saber¡ ¡No’¡, no me entiende, usted es la única que me puede ayudar antes…Ya
sabe, antes que ingrese a prisión. Solo quiero saber si está bien, solo eso. Está
muerto, son las únicas palabras que revela. Yo no le voy hacer daño,
compréndame. Solo soy una desgraciada de la vida. No tome prejuicios falsos de
porqué soy lo que soy. Póngase en mi lugar , un hijo, el abandono, la dejadez,
la droga y todo lo que se mueve a su alrededor cuando solo hay hambre, ¡mucha
hambre¡ ¡No¡ no soy culpable ¡Sí¡ si soy culpable. No puedo más, deme un vaso
de agua, la fatiga me arrebata el aliento. María pálida.
María vencida. María rajada pero a la vez inconclusa. La enfermera le trae un
vaso de agua pero no la mira. No quiere mirar el dolor, no quiere mirar la
miseria humana, no quiere mirar la pena reventando a María…CONTINUARÁ
Estoy delirando, no puede ser, todo
se vuelve blanco…muy blanco. Paredes blancas, sábanas blancas, silencio blanco.
Todo es limpieza y miro a mi derredor y solo logro alcanzar una ventana donde
la luz que penetra incide en mis ojos. Intento incorporarme pero mis manos
están atadas al hierro de esta cama. Sí, estoy en una cama donde el olor no se
distingue. Parece que me recupero, pero si no mal recuerdo me hallaba en una
choza de techos de plásticos y más plásticos, pero si no mal recuerdo había parido
un niño, una niña no sé, pero si no mal recuerdo la deje en alguna puerta para
salvar su vida, pero si no mal recuerdo volví bajo a mi cueva. Ahora estoy
aquí, en un lugar donde la nitidez es evidente, alguien abre la puerta y entra
con bata blanca. María hospitalizada, la han traído en
el chillar incesante de una sirena. Alguien ha seguido sus huellas y la ha
encontrado. Ella, en medio del caos no se ha dado cuenta. María observa todo y
se siente en paz, una paz inundando su respiración que es rítmica, pausada.
María no entiende que la hayan amarrado y deja de hacer el esfuerzo por desquitarse
de esas cuerdas. María es mirada por un médico de blanco, por una enfermera de
blanco y tras ellos alguien vestido de calle. María cavila más allá de su
reconditez, aunque, perezosa de razonar , sabe a lo que han venido. ¿Qué será
de ti? Ah, pobre desgraciada. Escucha María un sentido que la hace desdichada.
¡Qué será de mi¡ Y María espera a que ellos hablen, el médico de blanco, la
enfermera de blanco, el vestido de calle. Has infringido la ley María, le dice
el médico de blanco. Sí , la has infringido dice la enfermera de blanco y tras
ellos el vestido de calle. Irás a la cárcel, no hay otra solución. No tienes
nada, tu vida te ha llevado a esto, al final entre rejas. Y no te culpo a ti
María, ¿María, es tu nombre? Veinte años María…veinte años entre rejas, no hay otra,
no tienes nada. Me pongo en su situación María y la comprendo. No, no llore. El
comisario quiere hablar con usted, quiere saber lo que sucedió. Sabemos que aún
está muy frágil María, ¿puedo llamarla así? Aunque aquí todos imaginamos la
situación, su vida por…Pero dígame por qué no pidió ayuda antes, usted tendría
que saber que estaba embarazada. Me va decir que existen fuerzas mayores a su
estado. Me va decir que lo ignoraba. Me va decir que se lo impedían. Me va
decir que creía que todo sería distinto, que todo cambiaría. No, María, el
humano cuando es engullido por la maldad lo sigue siendo. Le da igual todo,
incluso su muerte María ¿Quiere decirme algo? Sus ojos están repletos de incomprensión,
de un sin saber el por qué de su
destino. La cárcel María, ha dejado abandonado un bebe. Veinte años María. Ya
el mañana dirá, no quiero hacerle daño más de él que le han hecho. Pero María
no huiste cuando debías de huir, de ese chulo lleno de hipocresía. No me
pregunte por él. No sabemos nada, estará con otra. Usted es lo único que nos
importa ahora. La hemos encontrado en una chabola con un charco de sangre a su
alrededor. No diremos quien no los dijo. Pero fíjese usted, recién a dada luz y
andando sin orientación en esta ciudad ante la mirada de los que pasaban al
lado suyo. No, no se dio cuenta en su razón eclipsada en esos instantes. María deja de mirarlos , guía sus ojos hacia
el techo. Un recorrido maligno, desagradable, incómodo es imagen de toda su
vida hasta ahora. Cierra los ojos y se siente cansada. María, sabe de este
camino arduo que le espera, un camino que no sabe si será peor o mejor que la
otra vida que llevaba. María pierde el control y llora y llora ¿Qué va ser de
ti María?....CONTINUARÁ
Las
horas crecen, una fina lluvia resbala por su tez y despierta con la fatiga
prieta en su pecho. No oye nadie. Intenta levantarse y recuerda que ha dado a
luz. Se mira, corta el cordón umbilical y el pequeño comienza a llorar. Su
rostro sucio más el mal que recorre su espalda desaparecen en medio de un
sonrisa de sus sentidos. Se incorpora y el temblor de su cuerpo en esa cabaña
del infierno le evoca una cierta firmeza ante aquel bebe. María..María, así es
como ella se llama envuelve al niño en un manda deshecha, derruida. María,
María da unos paso con el bebe en brazos y se detiene. En sus muslos de mujer rajada
con el tiempo la sangre no deja de correr. Se esfuerza y María sabe que en
algún lugar seguro lo tiene que dejar. No, no quiere cuidarlo, ni puede. Sale
de esa maldita cabaña y la llovizna juega con una neblina que no le permite
concretar sus pasos. María, María aunque no puede, aunque la fatiga le ingesta
la fatalidad, camina sin rumbo ¿Qué buscas mujer? El delirio con su bebe en el
pecho no la vence, no la condiciona para continuar ¿A dónde vas mujer? Otra vez
esa voz impertinente en sus pasos, en su andar desbaratado, desequilibrado.
Parece que va a desmayar, un mareo navega en sus venas. No deja de sangrar y
sangrar. Voy dónde este niño quede
protegido, voy donde la maldad se acto de desgana, voy donde los retorcidas
miradas no adviertan de donde viene, voy donde dejarlo y yo poder descansar. Me
da igual todo, está ciudad me pesa, pesa demasiado. La basura me consume,
tanto, que este es único bien que haré y después…y después no sé. No puedo, no
puedo. Mi estado me rompe, me patalea desmesuradamente. Y caigo, caigo en un
pozo donde la sombra de mi ayer me corroe ¿Dónde? ¿Dónde dejarlo? Ya no puedo
más...¡no puedo más¡ Pero de sé de una clínica cercana ¡Aparece ya¡ ¡Débil¡
Estoy muy débil, en cualquier momento caeré y después…y después no sé. No sé si
sobreviviré. Ahí está. María pierde el equilibrio pero deja el pequeño en
la puerta del hospital. Ella, sin saberlo, huye y huye, corre con la sangre en
sus muslos, corre en un sudor punzante que la aleja de la zona, corre con el
convencimiento de que nadie la ve, corre por las aceras cenizas sin dejar
rastro de su llanto, de su dolor. María vuelve a la choza. No sabe cómo ha
llegado y se tumba en su miseria...CONTINUARÁ
Temprano
se asoma el sol en este planeta. La primavera brinda un paisaje a mis ojos
gris, melancólico, de dejadez. Ahora embriagada de un parto donde el dolor es
imprevisible, es inexacto, es fatigador, son latigazos que solo los siente la
que haya pasado por esto. Por esto y sola, aquí, en una choza de lata, donde la
miseria abulta más y más mi desesperación, mi sudor frío inacabable. Yo, María,
hija de un mal destino estoy dando a luz en una pobreza de cuchillos. Dolor, mucho
dolor. El, se ha ido. Ha desaparecido tras la cortina de una vida nutriéndose
de la mía. En busca de otra para someterla a sus torturas, al alquiler de su
sexo, de su cuerpo por horas ¡Ah¡ El dolor es agónico, sal ya de este vientre
mío. Parezco que mi conocimiento se evapora, que mis fuerzas están quebradas
ajenas a lo que pueda suceder después. Llevo un hijo, una hija , qué se yo,
dentro y ya es la hora. Me ciño a un pañuelo y muerdo hasta sangrar por la
boca. Grito y grito y nadie me escucha. Estoy aislada en la asquerosidad de
esta existencia. Me desoriento y un puente me llevea las sombras de mi vida, una vida hundida en
la droga, en el alcohol, en los guarros. Me doy asco, ahora, cuando el parto ha
venido ¡Qué será de esta criatura¡ Sola, en no sé dónde. Hay que sobrevivir ¡cómo
por Dios¡ El dolor hace agujeros a mi verticalidad. No, no puedo. Tal vez la
muerte esté rondándome. Respirar hondo, jadear ¡sal ya de mi¡ ¡Ya¡ ¡Ya¡ Estoy
desquiciada, inmersa en una angustia que clava con sus agujas ardientes mi
estómago ¡Usada¡ ¡Solo he sido usada¡ ¡Usar y tirar¡ Tengo frío, mucho frío.
Nadie viene por mucho que chille, solo, el desahucio, la marginación. Sola. No
hay amigos, no hay amigas, no hay nada ¡Ahhhh ya¡ con mi conocimiento mermado
siento un llanto, un llanto de un niño. Estoy cansada, muy cansada. Qué la
mierda de vida me dé un tirón para verlo, para verla. Quiero y deseo ¡No¡ Gotas
caen sobre mí. Está lloviendo en esta choza de mierda, con toda la basura a mí
alrededor. No quiero dormir, no quiero dormir pero un peso superior a mi cae en
mi cuerpo y siento que me voy. Frío, tengo mucho frío. Su llanto, su llanto
interminable. Está vivo, está viva. No me puedo mover ¡Muévete¡ ¡Muévete cuerpo
mío¡ ¡Ay¡ No puedo más ¡No¡ no puedo más, mis pensamientos se cubren de
oscuridad, mis ojos caen y caen vertiginosamente en una bruma mortal...CONTINUARÁ
Estaba sentada…porque ella estaba sentada. Sin darse cuenta
miraba dos realidades, dos océanos paralelos,dos transeúnte iguales, su mesa donde se tomaría el café también era
doble. Espero varios minutos, varios tiempos enfocados a esas dos realidades
iguales y distintas a la vez. En una se le antojabadarse un baño en el inmenso mar queestaba poseído por las malas mareas, en otra
solo mirarlo como se estrangulaban las olas en su impacto contra las
rocas.Y estando sentada pensó que mejor
sería hacer las dos cosas, darse un baño mientras veía estrangular las olas. Y
lo hizo, se sintió aliviada, mientras se sumergía en esas aguas que la llevaban
mar adentro en sus profundidades veía el estrangulamiento de las rocas en su
impacto contra las rocas.Una energía
fuerte se apoderó de ella y comprendió…porque era comprender que la había
visitado la muerte. Una muerte llana, tranquila, perfecta. Estaba sentada…porque
ella estaba sentada. Cuando su cuerpo desapareció del océano, cuando las olas
seguían estrangulándose en su impacto con las rocas. Una gota de calma cimbró
por sus carnes, pidió su café y se despidió.
Un
ambiente hostil. Un niño de corta edad a ras del viento gélido. Un barracón. Un
golpe.
PERSONAJES
NIÑO
CAPATAZ
COMPAÑEROS
MIRLO
ANCIANA
ACTO
1
ESCENA
1
Niño:
Ya
es hora de levantar. No sé porqué me encuentro cansado pero me tengo que
levantar. Ir a trabajar. Tengo hambre, mucha hambre.La bocina suena y me produce rigidez en mis
movimientos pero me tengo que levantar. Tendré que hacer mucho hoy y lo haré,
para comer. Anoche soñé. No sé muy bien Creo que eran mis hermanos. Sí, creo
que yo tenía otro hermano. De mis padres no me acuerdo ¿tuve padres? Mi sueño
alejado del hoy me unía a un juego. Sí, si…ahora recuerdo y ello me hacía
feliz. Ya es hora de levantar y el cansancio no me deja pensar. Recurro a mi
sueño y ello me hace feliz. Así, un sueño feliz. El capataz viene, la bocina no
deja soñar y yo merodeando en el sueño que me hace feliz. Ya de pie voy donde
sus gritos llaman. Hoy hay que trabajar mucho.Piedra tras piedra cogeré para que los mayores, los más grandes que yo
sigan su trabajo.
Capataz:
¡Venga
ya es hora de levantar¡ Manada de gandules.Las horas se van y antes que la noche nos toque con su descanso hay que
trabajar. Sí, si…después queréis dinero. Sí, si…después queréis comer ¡ No¡
Primero atender al trabajo, tenemos que terminarlo. Venga,a levantarse. Hoy no estoy de humor.Por culpa de ustedes el jefe me ha echado una
bronca ¡Culpables¡ Sois culpables. ¡Estos enanos¡ Queréis ser mayores pero no,
nunca creceréis. Seréis nada más que miseria. Hay mucho que trabajarpara madurar y que os podáis ganar la vida.
¡A levantar¡ y no lo repito más. Estoy agotado de que tenga yo que venir a
buscarlos para que vayáis al campo de trabajo. ¡No¡ no habrá desayuno en el día
de hoy , ya es muy tarde.Y a ti que te
pasa. Porqué me miras con esa cara sonriente. Ahhhh….te estás riendo de mi (zas)
Así aprenderás.
Niño:
No
señor. No estoy riéndome de usted. Es…es que.
Capataz:
¡Qué
carajo intentas decirme¡ Es que…Ya sabes lo que es que. (zas) Quiero que ahora
mismo te levantes y vayas deprisa a tu puesto de trabajo. No, no agaches la
cabeza. Solo eres un vago y no llegarás a nada, a nada…(zas)
Niño:
No
señor. No me pegue más. Ya voy. Ya voy.
Capataz:
Rápido,
rápido.
(
Y se levanta. Y va a su labor con sus piernas doloridas después de los azotes. Tiene
que recorrer muchos kilómetros a pie hasta el lugar)
Camina
más deprisa ¡Más deprisa¡ Y esto va para todos, hay que ser puntual lo exige el
jefe.
(
El capataz los mira. Como se van del barracón. Una nota de desprecio invade sus
venas. Enfurecido, sigue gritando con fusta en mano)
Joder,
que hecho yo para mandar esta manada de gandules, de imbéciles. Será la edad,
no saben de lo correcto o no correcto. Ya aprenderán, ¡qué si aprenderán¡
Niño:
Me
duelen las piernas y hace frío, mucho frío. Andaré más rápido para ser puntual,
para llegar alcampo de trabajo.Entiendo a mi capataz, somos unos
ineptos.Me siento avergonzado, muy
avergonzado de que me encontrará aun durmiendo. Qué no estaba durmiendo, estaba
no sé, soñando despierto. Me queda mucho por aprender. Demasiado. Mis
compañeros me han adelantado y es que me duelen las piernas. No puedo ir más
deprisa pero tengo que hacerlo. Tengo que llegar a la hora del comienzo.
Compañeros:
Te
estás quedando atrás. Ya has escuchado al capataz. Hay que ser puntual. No
podemos esperarte si no nos pasará como a ti.
(
el niño escucha sus amigos y le da una patada a una piedra del camino)
Niño:
¡Ay¡
Qué dolorido estoy. Esperarme, no puedo ir más rápido. Chicos ¡esperarme¡ No me
dejéis solo.
(Todos
sus compañeros avanza, el se queda atrás. Cada vez más atrás, hasta que sus
figuras son difuminadas por la distancia)
ESCENA 2
Solo. El paisaje es al
mismo tiempo demoledor y apasionante. Un desierto de piedrasy el frente a la nada. Sus compañeros ¿dónde
estarán? No lo han esperado. Es tanto su agotamiento que le da igual. Su ritmo
es pausado. Su ritmo es triste. Su ritmo es apagado. Su ritmo es ausente a lo
que le rodea. Su respiración se calma y
se sienta sobre una piedra. Solo. La sed y el hambre se hacen hueco en su
estómago, en su garganta y parece delirar. Las piernas aun le duelen un poco
pero es como si no las sintiera, como si las hubiera tragado el vacío que
cabalga junto a él.
Niño:
Se han ido todos. No
puedo más. Aquí en el silencio de mi cuerpo, en el hambre y la sed que me azota
estoy invadido por ese sueño. No, no es
sueño es real. Veo a lo lejos venir alguien de mi estatura. Seguro que es el. Seguro
que se acercará a mí y me abrazará. Yo lo espero. Me duelen las piernas y no
puedo caminar hacia él. Hoy me encuentro débil, parece que me desmayo y un
hormigueo recorre mis manos ¡No¡ tengo que mantenerme firme, aunque, sentado
esperándolo ¡Qué silencio¡ y el está más cerca. Estoy mirándolo, su cuerpo se
agranda a medida que se acerca, a medida que el sueño me golpea. No, no quiero
dormir.
(El niño no se duerme
aún, espera arrinconado en una roca. La figura llega hasta el. Algo balbucea
pero no se entiende. Se posa en su frente y en el acto se transforma en un
mirlo negro de pico naranja.La persona
que veía era un mirlo.Un mirlo gigantesco,
con alas plateadas en su corpulencia negra)
Mirlo:
Me cofundes, no importa.
Aun respiras, ello es importante. Ser vital ante las circunstancia de la
existencia. Duerme tranquilo, te traeré algo de agua y tal vez podamos
conversar y tal vez puedas animarte y tal vez quieras seguirme. Me veías de lejos, la lejanía confunde a los
ojos, a los ojos desfallecidos, a los ojos lastimados, a los ojos del hambre, a
los ojos castigados por las inclemencias humanas. Agua y agua, te rociaré de un
viejo árbol no muy lejos de este desierto de piedras allá tras aquellas
montañas al fondo donde la vida es distinta, donde la espesa niebla reverdece
todo lo muerto, donde todo se mueve en la alegría del vivir ¡Qué digo¡ tú no
sabes de eso, pero es real, la vida no es esto. Es una explosión de emociones
que corretean por cada paso que darnos, a veces, sin darnos cuenta. Ahora,
espera, fugaz con los astros que vendrán en el nocturno estaré aquí. Sí, aquí,
contigo.
(el mirlo se va, deja
al niño azocado con algunas plumas plateadas para que descanse hasta que el
vuelva. Plácidamente, como un soplo de vida el niño duerme. El frío se ha ido,
el dolor se disipa paulatinamente a medida que el calor penetra en su cuerpo.
En su cuerpo de niño. Se hace por unos momentos que pueden ser horas un callar,
el viento norte lo rodea pero no se aproxima, sigue con su sentido, sigue con
su ritmo, sigue cortando rostros de mirada indecisa ante el)
Viento:
Uhmm…ha estado aquí el
mirlo plateado. El protector de las almas caídas por el desdén de los demás,
por el desprecio de este mundo te sanará. Ya verás cómo te recuperaras y
después qué…no sé. Yo sigo mi rutina natural, evocando la gélida atmósfera al
resto, a ese resto que no tiene excusas para matar una flor en pleno
nacimiento. Uhmm…te ha dejado bien arropado con sus plumas de plateadas. Ha
llegado a tiempo, antes que yo con mi fuerza, con mi brusquedad rompiera toda
tu entereza. Pero no creas que es adrede, solo es un impulso de mi carácter
aferrado a mi naturaleza. Soy el viento del norte, un viento que hace temblar
por sus cuchillos helados a muchos, menos a ti. A ti, te dejo, tienes la señal,
la del viejo mirlo plateado. Por ello, no te toco. Uhmm, sigue durmiendo.
(El viento norte se va,
se extingue de la zona del niño y habla para sí mismo mientras sigue su ruta)
Uhmm…las desventajas
para estos muchachos jóvenes en este mundo son muchas, demasiadas. Tanto frío,
tanta incertidumbre, tanta penuria y más. No , no hay oportunidad cuando eres
un niño, una mujer, no sé, todo se vuelve oscuro. Uhmm... No tardará en venir
el viejo mirlo plateado, vendrá y no sé lo que hará. Yo continúo en mi soledad,
en mi silbido impertinente, monótono observando con celeridad cada desgracia,
cada sonrisa.
ESCENA 3
Diminutos ríos
conforman un paraje donde la naturaleza viva desde miles de años conquista las
raíces entusiasmadas en su verticalidad. En el boscaje donde la bruma y hojas
gigantescas hay una infinidad de arboles. Pero hay uno especial, el más anciano
de esa explosión de la madre tierra. El viejo mirlo plateado va hacia él
mientras sus pensamientos se vuelcan en el niño, en la niña, en muchos que les
han cortado el paso antes de brillar en la madurez de los años.
Mirlo:
Aquí estoy, todavía no
me ido a otros lugares de este planeta. Vuelvo a este maravilloso lugar donde
la naturaleza crece y crece en su curso natural. Hola querido árbol de la vida,
estoy otra vez en tu tierra y me siento agraciado y me siento dolido y me
siento con lágrimas amargasante lo que
discurre bajo la atmósfera que nos rodea.
Árbol de la vida:
Sí, aquí estás. Tú que
corres este mundo atrapando cada gota cruel. No hace falta que me digas a que
has venido. Tal vez , alguna mujer o hombre presa del olvido. Tal vez, algún
anciano o anciana presa de la soledad . Tal vez, algún espíritu inocente presa
de lo injusto, de abusos. No sé, no atino a averiguar, dime de qué se trata.
Mirlo:
Ahhhh…árbol de la vida.
Estoy cansado, cansado de tanta basura sobre aquellas vertientes no nace el
sol. El lado oscuro de las almas se empeña en hostigar, en martirizar, en
tortura al más indefenso de los indefensos. Sí, es cierto, vengo a pedirte
ayuda. Necesito de tu agua, de tu savia para sanar una existencia. Una vida
pequeña. Una vida corroída en su corta edad. Ahhh…dime árbol de la vida,cómo a un pequeño pueden robarle la sonrisa,
las ganas de continuar por los largos pasillos de esta existencia. Ahhh…dime
árbol de la vida, cómo puede morir este mundo que tenemos ante tanta destrucción.
La verdad , que aquí quieto contigo, mis pensamientos me llevan a la tristeza.
Una cierta angustia desquicia mi corazón y me siento cobarde. Sí, cobarde.
Somos cobardes…muy cobardes.
Árbol de la vida:
Uhm , lo que me cuentas
es repetitivo. Los siglos caminan pero el ser humano no cambia. No, no cambia.
Tan grosero. Tan grotesco. No todos. Peo hay que ser valiente para alzar la voz
en un grito de basta ya. Toma de mi lo que quieras, ya soy viejo. Alimenta a
esa criatura y si puedes, enséñala a cantar, a volar, a manejarse ante las tempestades
de la rutina, del hoy. Vuela viejo mirlo, vuela hacía el, no hay tiempo que
perder. Uhm y si puede ser que haga una visita, ya veremos que hacemos de él.
Anda, anda agujerea mi cuerpo y toma de mi líquido, de mi agua.
( y el viejo mirlo de
alas plateadas con su pico naranja, hace un agujero en tronco y toma de su
savia de la vida y se marcha con sus pensamientos)
Mirlo:
Qué triste son los
humanos en su soledad. Qué triste es son las barbaridades de sus mentes
abiertas al daño. Qué triste es no darse cuenta de lo desastrados que son. Qué
triste qué no sepan cantar. Qué triste que no sepan bailar al ritmo de sus
vivencias. Qué triste son sus quejas. Sí, sus quejas. De vez en cuando me
aburren, un cierto hastío de enojo ante los que no merecen respeto.Pero hay quien no dice nada, solo callar y
callar. Arrinconados en un túnel donde ellos buscan su propia luz, su propia
verticalidad. Me alejo de este paraje hermoso, casi perfecto y ya estoy donde
la desolación muerde las venas. Veo al chico, en su letargo, con el placer de
mis plumas arropándola del más cruel de los fríos, del más bestial de los
golpes.
ACTO
2
El
Verdor es exultante. Manantiales que corre en toda la dimensión del paraje.
Arboles de enorme estatura azocando. Un sol que penetra en sus entrañas.
ESCENA
1
Niño:
Despierto.
No hay piedras alrededor de mi ¿dónde estoy? Tal vez esté muerto por lo que puedo
observar. Y ¿mi hermano? Recuerdo que lo estaba esperando cuando me dormir de
agotamiento. Mis piernas ya no me duelen. Las muevo y también mis brazos y
siento su rápida recuperación ¿ dónde estoy? Quizás estaré soñando todavía pero
yo vi a mi hermano y no está. Miro a todos los lados y desconozco donde se
encuentra. Apenas hallo restos del ayer. Sí…sí, yo trabajaba o creo que
trabajaba. El sol incide en mis ojos y no me deja ver con aplomo todo lo que
rodea. Me levanto. Me estiro. No hay dolor, ni siquiera alguna tristeza
conversando conmigo. Por qué estoy aquí. No, estoy soñando. No puede ser real.
Hay mucho color, sobre todo el verde. También hay mucho fresco que llega a mi
cara y me agradable. Me doy cuenta de una cosa, estoy solo en este extraño lugar.
Nunca había visto esta clase de paisajes y me conmueve. No se ha donde caminar.
Toco las palmas para comprobar que no estoy soñando y me siento, siento mi
cuerpo ¿dónde estoy? ¿Cómo he llegado a este lugar? No salgo de mi asombro. Sí,
estoy asombrado. Lo que es cierto que hay una cosa que no tengo, el miedo. El
miedo se ha ida. No me da miedo este lugar. Beberé un poco de agua, de aquí.
Hay arroyuelos por todas partes y no veo a ninguna persona.
La
anciana:
Hola
buen amigo. Pero qué joven eres ¿Quién eres tu?
Niño:
(se
encoge de brazos ante la anciana)
¿Quién
soy yo? Un chico. Estaba buscando a mi hermano. Sabe, lo vi antes y no recuerdo
bien.
La
anciana:
¿Lo
viste antes y no recuerdas? Qué hermano es ese.
Niño:
No
sé.
La
mujer:
¿No
sabes? Para empezar no he visto ese que dices que es tu hermano ¿Seguro que
tienes un hermano?
Niño:
(dudoso)
Sí
o creo que sí. Yo antes de dormirme lo vi acercarse.
La
anciana:
Chico,
no creo que tengas algún hermano ¿lo habrás soñado? Yo domino con mis ojos este
boscaje y al único que he visto es a ti ¿por lo qué he averiguado te ha traído
el viejo mirlo plateado?
Niño:
Eh.
La
anciana:
Si,
ese viejo pájaro que no sé donde se ha metido ahora. Qué el de explicaciones.
Niño:
(sin
comprender)
Eh.
La
anciana
Tú
no sabes por lo que puedo saber. Ese viejo pájaro te ha traído hasta aquí y
algún motivo tendrá. Bebe agua y duerme un poco más. El vendrá y te dirá el por
qué. Yo lo llamaré. Anda cierra los ojos. Cierra y cierra tus ojos. Sueña por
unos instantes, un sueño grato, alegre, que te lleve a sitios bellos y buenos.
(él
niño se queda dormido nuevamente)
¿De
dónde lo habrá traído el viejo mirlo plateado? Y si lo acogiera como mi hijo.
Hijo que no tuve, hijo en la muerte del paso del tiempo. Mi vientre seco dice
de mi vida en este rincón aunque de su esplendor siento solo silencio en mis
secas y arrugadas carnes. Hijo que no tuve, hijo de la muerte en el paso del
tiempo. Ay…tendré que hablar con el viejo mirlo de alas plateadas. Cierta
alegría ha vuelto en mí, una alegría que nadie palpa, que nadie saborea solo
los corazones sentados en el aislamiento, en las manos desérticas, en el pecho
hueco. Soy feliz y me entra ganas de canturrear en un murmullo para no
despertarlo ¡Viejo mirlo plateado¡ ¡Viejo mirlo plateado¡ dónde estará.
ESCENA
2
Llega
la luz del mediodía, el viejo mirlo plateado posado en una gran rama
somnoliento y la anciana que va a por él
Anciana:
Saludos
gran viejo mirlo plateado.
Mirlo:
(seco)
No
me molestes todavía querida mujer.
Anciana:
Tengo
que hablar contigo y creo que ya sabes el tema.
Mirlo:
No
me molestes todavía por favor.
Anciana:
Hay
un chico en este bosque, este bosque prohibido a la pisada humana ¿Por qué
viejo mirlo plateado? Porqué lo has traído aquí. Porque segura estoy de que has
sido tú con tu grandes alas, con tu gran cuerpo ¿De dónde viene? Está muy
cansado. Sabes que soy lista y he realizado mis investigado el árbol de la vida
me ha dicho que has si tu. Si, tu. No quisiera hacerle daño. Pero como sabes
aquí no puede estar, esto es un lugar secreto y mágico a la vez. No podemos
dejar entrar esa especie humana corrompida aquí. Somos puros…ah…mira este
bosque…su colorido, su frescor, su vida. No, no podemos contagiarnos de sus
corrosivas lenguas, de sus venenosas manos. Sabes, sé que me estás escuchando.
Me he transformado en una anciana de vientre seco. Y pensándolo bien no me
importaría al ver a ese chico volver al mundo de los vivos. Ay, viejo mirlo
plateado ¿qué has hecho¿Me aleje de
ello ante la ruptura de mis sentidos. Una muerte precoz, una muerte inesperada,
una muerte en aquel lugar donde las olas rompen con las rocas. Luego , no
recuerdo más, aquí, en la invisibilidad de mis manos, de mis piernas y con el
perdón de un llanto infinito. Como espíritu he rogado al árbol de la vida que
me dé una segunda oportunidad. Y sabes, he bebido de su sangre y soy ahora
carne y soy ahora huesos. El me lo ha dicho que tú has traído de algún paraje
desolador, melancólico, aberrante. Yo tendré que retornar con él y tú lo sabes
viejo mirlo plateado.
Mirlo:
(neutral,
seco)
Una
segunda vez, que así sea. No me molestes todavía.
Anciana:
Solo
dices que no te moleste todavía ¿por qué? Me dejas dudar, aquí con este cuerpo
de mujer retorcida por la existencia pero con un espíritu joven. No me das
respuestas ¿Ha qué esperas? Uhmm…me hace pensar que me dejas libre en la toma
de decisiones. Yo alma vagando en las entrañas de este bosque en la soledad
eterna me veo convertida en mujer. Sí, mujer y me dices que no te moleste
todavía. El chico duerme y despertará. Dime…dime viejo mirlo plateado lo que he
de hacer. Aunque soy sombra de un ayer que no recuerdo, solo el andar por este
sitio en pena por algún castigo que no logro entender, que no logro descubrir,
me hallo ahora otra vez humana. Uhmm…es cierto que en la otra vida yo no era
así viejo mirlo plateado y tú lo sabes. Pero no te culpo, supongo que el tiempo
en su memoria ha pasada. Ahora soy una vieja de vientre seco que quiere acoger
a ese niño ¿ Es esto lo que me aguardaba la espera? Mis ojos son vivos, tonada
del olvido, tonada del ahora. Cuerpo de mujer. Sí en el ayer tuve que ser una
mujer o un hombre , no lo sé. No me ayudas viejo mirlo plateado. Contesta.
Mirlo:
(esbozando
un suspiro)
Qué
más te da lo que hayas sido en el ayer querido espíritu de este bosque. Qué
ahora no tienes nada que hacer aquí. Coge el chico y llévatelo. Esto es una
segunda vez, ¿te recompensa ello? Mira tus manos. Mira tú ser. Solo un ser, da
igual lo que seas. Eres anciana, eso
crees. Pero no. Solo es la sabiduría que se apoderado de ti como hija de esta
tierra donde has estado desterrada. Aún tienes tiempo, vete lejos …muy lejos.
Donde los precipicios no os lleven al abismo. Donde los martillos humanos no
devasten vuestra felicidad. El chico no puede despertar, esto es un lugar
secreto, es solo un sueño y nosotros formamos parte de él. No existimos. Solo
un sueño…