viernes, mayo 27, 2011

El romper de las olas...(poema)

Creías que te iba seguir amando,
Tijeras cortan nubes de ensueño
Cuando la espera es refugio de cuervos.
¿Para qué?, me digo
Si a cada alba se insuflan nuevas ideas, nuevos pensamientos
Que me ausentan más de ti, más de ti…
La carencia no perdona
Y cada vez soy más huída de la pena
Donde tú eres esa ave utópica, intangible a mis caricias.
La tarde se oscurece y con ella la alianza del olvido
Es hoguera que retumba sobre mis sienes, sobre mi corazón.
¡Ay mi corazón¡
Escupe toda destrucción de su entereza
Al ritmo que viejos pinos me dan cobijo.
Subo monte arriba expulsando cada dolor, cada lágrima
Batallas uniformes de la reconditez del alma.
Cumplo con el levantar de mis alas hacia otros lugares
Donde la mirada honesta y bonancible me hable de amor, de pasión
Que se lía y lía con la sed de cuerpos desnudos cuando la noche sopla.
¿Para qué?, me digo
Rememorarte son tumbas donde mi beso no vuela.
Suena descabellado decir que te amo
Cuando tu ausencia no más que son torres caídas
Arrojando espumas magmáticas.
Sí, tu ausencia.
La ausencia de tus labios, de tu mirada, de tus manos
Agolpándose en la mentira de la duda.
No, ya no te deseo
¡Apártate de mí¡
Nuestros pubis no comparten el ritmo de las palabras
Somos abrazo de distintas rutas
Donde un mirlo azul agudiza la despedida.
Danzaremos al son de una luna distinta,
Ajena a los astros que mecen nuestros sueños.
Danzaremos con la libertad del aire fresco
Que nos traerá nuevos consejos.
Danzaremos en tierras de elefantes blancos
Con la mar serena en la vieja contemplación
De los días, de las noches en sus horas disecadas
Por el romper de las olas.

martes, mayo 24, 2011

EL ÁRBOL...(RELATO)


Campanas al viento que no siente la fuerza comunicativa del ser humano. Están en silencio. En ese silencio pequeño del pueblo que le ronda. Calles vacías. Un firmamento que se mece entre nubes blancas sin dar señales de vida y un monte azulado que allá a lo lejos permanece inmutable pero vigilante. El reflujo de la tarde da un cierto silencio, duermen los pájaros, los perros con sus lenguas rosadas reposan en medio de la pasividad, en la tranquilidad, en el influjo de un sol que ata cada paso, cada ladrido. Despierto en medio de este paraíso aislado sin los espejismos de los sueños. Descalza me yerto hasta la puerta y salgo. La brisa descifra que es la hora del descanso, instantes que desembocan en la siesta. Con este refugio dócil de la tarde voy hasta ese árbol que se está en enfrente de mi casa, de ese techo solitario vigía de la hoguera de la estabilidad, de la comodidad. Me siento bajo sus ramas frondosas en uno de sus troncos. Es un árbol especial, con el puedo por unas horas mantener una grata conversación sin ser interrumpida por las gentes del pueblo en las horas del letargo.
- Las esperanzas son antorchas que insomnes eleva los corazones cuando la luz del despertar incide en nuestros sentidos amado árbol.
Yo le hablo. Por qué no. El tan sabio con esos conocimientos de antaño me escucha mientras dejo que sus hojas verdes me acaricien.
- Ya observo que vas aprendiendo. Siempre te posas aquí, bajo mis ramas y ellas para ti desprenden todo lo que saben, todos esos suspiros aglutinados desde la mañana hasta estas horas. ¿Cómo te encuentras hoy? Te observo tan bella, tan enigmática…
- Si, me poso aquí porque tu sombra me da vida, inspira a mi imaginación. Hoy estoy bien con esta paz que se extiende. Tal vez algo triste.
- ¿Triste? Una joven como tú. Arriba la hermosura, que son esas penas que acosan tu corazón en el día de hoy. Anda cuéntame. Ayer tan vivaz y hoy envuelta en una extraña melancolía.
- Son penas de amor y soledad gran árbol. A este pueblo no llega nadie, siempre sometido a las mismas caras, a los ancianos que aquí habitan. Yo soy la única. Y ansío tanto amar y ser amada. Ellos me dan cariño y ternura, besos en la frente que son como las flores primaverales de la alegría pero no es suficiente. Necesito que me abracen, una caricia que me haga renacer de esta vejez precoz. ¡Obsérvame, examíname¡ Mis pasos cuando la oscuridad se evade y somos tiempo de claridad son más cortos, más cansados, el aburrimiento me acosa.
- Que terrible suenan tus palabras. La pena ensucian tu mirada, la beldad de tu mirada. Es cierto. ¡Tanta soledad¡ Arrímate a mí. No me gusta que estés tan aislada, tan dolida, tan carente de amor. Nútrete de mi savia, abraza mis raíces ellas te donarán todo aquello que necesitas.

Sin más aquel bondadoso árbol se alzo, sacó sus raíces de la profunda tierra y me tendió como si fuera una mano aterciopelada una de ellas. Suave, humedad, con el aroma fresco de la tierra contagiada de amor. Yo la acaricié, la acariciaba como si fuera mi amante. Este árbol que aun día me da sombra me enseño, fue mi maestro en el arte de la espera. Mientras él me daba todo su amor, toda su compresión.

domingo, mayo 22, 2011

Ya verás...(prosapoética)


Y verás como todo cambiara sobre sedosas alfombra de siemprevivas en esas praderas donde el eco lejano de un cernícalo anuncia ese dibujo de arco iris de la esperanza. Te elevas, corres desquitándote de ese armazón de tu rostro y dejas fluir palabras de amor y libertad desde tu mirada. Eres ave. Eres desnudez. Eres condición de los sueños con la bocanada cierta de un humo de mil flores. Y verás como esa navaja que aprieta tu vientre se desmorona con la sonrisa por cada mina que no pisas, que no palpas. Han desaparecido tras las olas de la muerte. Serán aplastados los del abuso, ese trabajo aberrante de niños y mujeres que acarrean la tristeza, las penalidades con solo el soplo de manos unidas y alzadas. Ya verás, te digo. Será desamarrada de las oscuridades de tus pasos y una nueva oportunidad provocará los latidos de la emoción, de la alegría. ¡Arriba alegría¡ Con el ritmo cierto y bello que cobija la calidez humana. ¡Arriba la alegría¡ Levanta el vuelo y se tu misma persiguiendo esa mariposilla juguetona que de flor en flor eleva el ánimo. Ya verás, te digo. Como tu maleta será de nuevo guiada hacia ese armario y de el solo sacarás la luz gigantesca e inexorable que alumbra esta tierra.

miércoles, mayo 18, 2011

LA NOCHE Y TU...(POEMA)

Caminas sobre seguro, sobre obsidianas cuyo reflejo
Son la mirada de los astros cuando la jornada se apaga.
Los chasquidos de la muerte se te alejan, huyen
Hacia un océano donde náufragos y ballenas
Son gritos insonorizados preludio de una sinfonía agónica
Del más allá del rugir de las olas.
Te refugias en un paseo. ¡Sí¡, farolas de luciérnagas
Giran en el amortajamiento del ocaso y tú amistad
Impecable de la noche eres ese niño, esa niña que juega con una peonza
Que se detendrá cuando encuentres tu destino.
Tú y la noche
La noche y tú
Os trajeáis de un cierto misterio bajo el clima de una sonrisa
Depositando rosas azules, rosas blancas, rosas verdes
En los serenos confines de los corazones.
Caminas sobre sedosas plumas de arco iris,
Te armas de palomas, gaviotas, cernícalos
Y en esa metamorfosis eres reflejo de la libertad, de la bondad,
De la humilde mano que se deja guarecer en un abrazo, en un beso
Con la brisa fresca del nocturno.

domingo, mayo 15, 2011

Mujer que ama el silencio de la siesta...(poema)

Mujer que ama el silencio de la siesta
Mientras su cuerpo en llamas es ovación de los sueños
Que transitan en su cuerpo semidesnudo.
Una sabana blanca la cubre, solo el eco de sus párpados eclipsados
Son roce con la brisa que una primavera de siemprevivas
Transmite en su piel.
Mujer que ama el silencio de una tarde,
Jinete de arboledas plateadas cuya savia de la vida
La transforman en riscos de tabaibas por donde sus piernas
Son singladuras con ayuda de un perro azul
En busca de esa fuente que gira en la paz, en la armonía.
Mujer que ama el silencio de la siesta
No se desespera, es tonada de campanas y tambores
Que despliegan la firmeza, la verticalidad de sus pasos
Sobre valles hechizados por estrellas fugaces, de auroras boreales
Más allá de esta dimensión de tempestades paralelas al alma.

Mujer que ama el silencio de la siesta...(poema)

Mujer que ama el silencio de la siesta
Mientras su cuerpo en llamas es ovación de los sueños
Que transitan en su cuerpo semidesnudo.
Una sabana blanca la cubre, solo el eco de sus párpados eclipsados
Son roce con la brisa que una primavera de siemprevivas
Transmite en su piel.
Mujer que ama el silencio de una tarde,
Jinete de arboledas plateadas cuya savia de la vida
La transforman en riscos de tabaibas por donde sus piernas
Son singladuras con ayuda de un perro azul
En busca de esa fuente que gira en la paz, en la armonía.
Mujer que ama el silencio de la siesta
No se desespera, es tonada de campanas y tambores
Que despliegan la firmeza, la verticalidad de sus pasos
Sobre valles hechizados por estrellas fugaces, de auroras boreales
Más allá de esta dimensión de tempestades paralelas al alma.

sábado, mayo 07, 2011

Cuando...(prosapoética)


Cuando el cosquilleo de esa bola envuelta en hogueras llega a lo más alto. Cuando el vientecillo es frisar con las verdes hojas de las arboledas. Cuando mis párpados caen sobre un reloj que no deja de evadirse te rememoro. Vienes a mí con la danza de un fuego adiestrado que en círculos me va rodeando y yo sin miedo te pienso, te evoco como amante cuya verticalidad suspira en silencio. Vienes a mí con el aturdimiento de las jornadas, con la carencia de tus manos timón habitado por la desorientación. Vienes a mí como luz nublada que se detiene en las rocas donde el rumor de las olas calla y calla. Con temor me ausento en una estación cuyo vagón me llevará por el adagio de los sueños, de esas estelas de cometas azules por rumbos que engendran tu recuerdo. Un largo velo me seduce y de espaldas desnuda soy jinete del océano trepando por algas y caracolas hasta castrar los deseos, ese amor subterráneo de cenizas.

jueves, mayo 05, 2011

Te vas....(poema)


Tú puedes decir que te vas, que te vas
Con el perfume de la libertad
Donde el placer de los recuerdos
Colman tus sueños.
Te extingues estación tras estación
Y mis ojos se duermen bajo un árbol
Cuya sombra es árida llanura de mi caricia.
Te vas, te vas
Marismas habitan mi encuentro con el viento, con el viento
Y con el sutil elixir del ánimo te busco.
Te vas, te vas
El cansancio se afinca en mis manos
Que revierte su jugo en pozos
Donde lunas son sordas a mi amor.
Tu ausencia de mujer
Despunta torbellinos amargos
Que besan mis mejillas con corrientes de lágrimas
Esencia de bailes que surcan sótanos
En la desnudez de las últimas estrellas.
Tú puedes decir que te vas, que te vas
Con la esperanza de un grito,
Con el gemido de mis vuelos
Penetrantes en las lápidas del adiós.