Y eres blanca. Que te digo que
sí. Con una atmósfera bonancible a ras de tus
pupilas que desaparecen cuando la noche llega. Bajo un puente te escondes ante las maléficas
fuerzas que te tiran, que te arrastran, que te rajan cuando con tu verdad
intentas subir a una cumbre escurridiza. Te entregas al aire que te merodea y
alzas el vuelo entre los montes donde la sombría balada de la brisa hace crujir
el malestar de sus savias. Talas que descalabran lo que respiras, el dolor te
llena, el dolor te persigue, el dolor se te asienta sobre tus espaldas. Y eres
blanca. Como qué no…Mírate, observa frente a un espejo y veras a esa persona que te recorre. Ya sé que te doy lata con mi palabra, no puedo
evitarlo. Solo verte me sumerjo en mundos extraños donde la ensoñación aterriza
en mí evocando el hechizo de los riachuelos que vagan por tu cuerpo. Ahí bebo. Me lo permites…Gracias…Y mi vida da
un saludo a esta noche que viene con toda su bondad, con toda su tersa mirada
de astros que reman y reman hacia el amor. Y eres blanca, y eres vuelo entre el follaje
majestuoso de unas calles solitarias cuyas farolas no iluminan todavía. Ven aquí, te digo. Besa
este cuello que te espera…
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
domingo, mayo 31, 2015
sábado, mayo 30, 2015
Una muerte...
Una muerte suena en un violín de
habitaciones blancas, refugio de las pardelas.
Se entrega a la fuerza del oleaje que viene, que va con un susurro de nostalgia.
Se entrega a las bellas hogueras que una
luna danza en melancolía. Abrazada a una roca lisa se llena de la respiración
de las mareas, de la espuma blanca que las caracolas arrancan de las entrañas
de las profundidades. Un enorme quejido
la induce a ser espalda de esa sala donde un violín anuncia la muerte. Navega por parajes donde la espesura exuberante
de las alas la hacen columpiarse a ras del océano. Un océano viejo y cansado. Rota, cansada,
hastiada, en el herrumbre de su ser se levanta y con sus ojos abiertos traspasa
las fronteras de la desigualdad en todas sus esferas. Más allá le espera el
creciente musgo que suavizará el detrimento de una esfera de crepúsculos
marchitos, de deshilachadas sensaciones.
miércoles, mayo 27, 2015
No sé...
No sé donde
nací. Te lo puedo jurar por las fuerzas del universo que influyen en nuestros
ritmos de vida. Solo recuerdo caravanas y más caravanas que se dirigían sin
dirección propia por las dunas del desierto.
Supongo que en algún lugar habré brotado, habré emanado de ese vientre
que con sudor y dolor me trajo a este mundo. Trato de averiguar tu empeño. Qué
más te da mi procedencia. Vagas sintonías asociadas a vergeles me inducen a
testiguar que soy hija de arena, de aguas cristalinas donde en el descanso se
ha de beber. No. No me preguntes más. Da igual mi poblado, mi ciudad , mi país,
soy hija de esta tierra que a veces parece sangrar y sangrar. Observo cómo se
derruyen los boscajes inmensos por no sé que causa. No me interesa, solo el
verdor de su follaje que da respiración a este planeta. Observo como la pobreza
insuflan cuchillos ardientes sobre este mundo. Entonces…¡Enderézate esfera
azul¡ Da condiciones de vida equilibrada a esos. Si, a esos los cuales la muerte temprana
respira de sus alientos. Por qué insistes. Estoy aquí ¿No me ves? Soy lo que
soy. Yo y yo. Mujer traída a la tierra con sus defectos y destrezas. No más. No
importa la procedencia de mi sangre, esta sangre que corre a través de salvajes
prados hasta hallar el éxtasis. Sí, el éxtasis. No, no lo comprendes. Galopar y
galopar por las colinas resplandecientes bajo el hechizo de la luna, bajo la
tibieza del sol. Me da igual lo que pienses. Aquí sigo…y solo te interesa mi
cuna. Qué más da. Mírame. Te lo ruego, mírame. Me amas o no me amas. Deberías
de desatarte de los prejuicios que en ti se han
infiltrado y mirarme. Sí, mirar la gruta de mis sensaciones. No. No seas
pesado. No sé donde nací. Por mi discurren la leve azotaina de una brisa que me
lleva, que me conquista a ser mujer que va de roque en roque al encuentro de su
yo. No lo martirices con tus preguntas.
Ya veo el pinzón azul. Aleteando con su fresco haz de belleza. Lo
perseguiré, tal vez ahí encuentres la respuesta
lunes, mayo 25, 2015
Un ángel cae...
Un ángel que cae. Secuelas que seducen el renacer de una
nueva energía en el sentido de las alas plateadas de la lluvia. Lágrimas que
emocionan, que se derraman en un vaso torpe como agua que bebes. Andamos bajo el influjo de un mundo de
arboledas pronuncian palabras tersas. Las seguimos y somos singladuras de un
viejo baúl secretos de nuestra reconditez. Secretos que se expansionan y
contrae como el universo que nos ampara. Rastros de luna vieja se mueven en
ellos condicionando el quehacer del
mañana. La vida que surge con su haz tembloroso a ras de nuestros ojos, la vida
que brinda cada huella dejada atrás.
domingo, mayo 24, 2015
Miradas lamidas...
Miradas lamidas
En la vertiente de una persiana
Que abre, que cierra.
A rastras con sus hombros desnudos
Decayendo en los acantilados
Donde pardelas emocionan con su grito.
Te sujetas a los alambres espinosos
Que desembuchan tus miedos, tus temores
Y el vuelo alto se pronuncia
A través de roques difuminados
Con el lápiz de tus labios.
Intentas huir y huir
Gangrenando cada paso incierto de tu inocencia
Y te vez alta, bella en la cima de una columna
Desembocante en cráteres espumosos
Del que respiras el amor a la vida.
jueves, mayo 21, 2015
Mira, observa...
Mira, observa. Sí, si… Allí en el horizonte. No ves figuras
de nubes naranjas que se entrencan al ocaso. Como que no las ves. Que no
distingues formas corpóreas que se van extinguiendo a medida que la jornada se
apaga. Mira, observa. Estos ojos que ven las esperanza de una orbe mejor. Que
se consumen con el tiempo. Si, si…el tiempo, se va y no quiere prolongarse
sobre nuestras manos. Estamos mayores y el día a día es va con tanta celeridad
que a veces confundimos las horas, las estaciones. Mira, observa…el resplandor
ininteligible que nos espera después de nos hallamos ido.
Te escucho. Miro y observo donde tú quieres. Pero nada más
que siento un amargo placer…será el cansancio. Esta fatigo que por muchos años
nos han visitado. Miro y observo y solo
veo nubes descoloridas, no me dicen nada. Sí, nada ¿Cómo alcanzar lo que tú
ves, lo que tú sientes? Es todo tan remoto que ya nos queda exclusivamente las
profundidades del vacío. Me hallo vacía. Dime tú como surgir y ser brío para
que esas nubes que tanto admiras me comuniquen algo, alguna cosa, por muy poco
sea. No cierres los ojos mujer. Intento mirarte y la oscuridad de tu iris me
dice que hemos de marcharnos.
Mira, observa…oh ya se han ido y solo queda la noche. Una
noche donde el follaje de las estrellas nos entregara lo hermoso que esta
atmósfera que anda alrededor de nosotros. Bésame querida mía. Sí, ahora, por qué no.
Nadie nos ve. Estamos sola ante la mirada de las constelaciones. Un día verás que todo mejorará, no más
incertidumbre donde pisar, donde no mirar para que las espadas en carne viva no
tropiece con nosotras. Ahora, bésame…Mira,
observar…los montes ahí debajo, con sus siluetas negras meciéndose, rasgueando
al son del viento. Sí, precipitémonos bajo la oda del amor.
Te escucho mujer. Sí, el amor. Ese sabor de tu piel, ese
relampagueante embrujo de tu sombra sobre la mía. Vivamos.
martes, mayo 19, 2015
Debajo...
Debajo de los arroyuelos que
suben y bajan. Izando los trinos muertos de los pájaros inconclusos en su perdida. Arboledas que erectas danzan a la melancolía
y un adiós de los valles aislados por la frondosidad de su gris
vegetación. Y yo aquí, en la ensoñación
de que tal vez algún día logre verte. Mientras, los ojos olivinos apagados se
pasean por la derrota de una lágrima que vuela y vuela frente a los muros de la
vedad. Mientras correr a través cumbres
insomnes donde las brasas embriagadas de la exuberancia de la espera escucha el
pacer de un jilguero. Debajo de las derrotas, acostada con el canto de senderos
que te llevan al silencio. Así me
siento, digo. Nubes marmóreas me visitan. Un llanto que se vuelve caída por
pedregosas curvas donde el dormir se
hace perpetuo. Y yo aquí arropada por una música que va, que viene pronunciando
palabras de amor. Sí, sola, entre acantilados afilados y el aliento gastado.
domingo, mayo 17, 2015
Y vendrás...
Y vendrás…
Con el fuego insomne
Que vela tus singladuras
A ras de una jornada borrascosa
Donde las aves gritan al viento.
Y vendrás…
Con tus manos aferradas
A un vasto bolsillo
Donde guardas tus emociones.
Sí, en secreto
Para cuando la desolación concluida
Sea mareas de los deseos.
Y vendrás…
Llorando bajo un almendro sin flor
Arrimando la añoranza
De la vida, de la vida…
Brisa que se consume.
Aire que no logras alcanzar,
Una respiración profunda.
Inspirar y espirar.
Espirar e inspirar.
Y vendrás…
Cuando los días cansados
Acaricien tus ojos en blancos.
sábado, mayo 16, 2015
FLORES...
Inquieta.
Se podría decir que estaba intranquila cuando asomaba sus ojos grises al balcón
para olisquear sus plantas. Se le encendía un no se que de emoción cuando
comprobaba que eran bien bellas, bien perfectas. Sus ojeras tras noches de insomnio
se marchaban, abrían la puerta y en silencio se evadían hasta que la luna
regresara a regar sus sueños. Pero hoy….Hoy
sus flores amanecían maravillosas ¿Por qué?, se preguntaba ella. En días
anteriores estaban decaídas, como sin aliento para vivir. El astro rey se regocijaba, la miraba en su
felicidad. Si, hoy me tomaré un respiro,
les dijo a sus plantas, daré un paseo por cualquier parque y me olvidaré de
vosotras por unos instantes. Qué jornada
tan elocuente, tan enhebrada a la sustancia de la vida, tan dichosa. Fue al
parque más próximo. Su paso lento llenaba su cabeza de pajarillos pensantes que
la redujo a sentarse en un banco. Desde
ahí observaba todo ser que ambulaba ante ella. La anciana con sus perros en
busca de esos gatos callejeros para alimentarlos, los enamorados que de mano
danzaban el gozo del amor, el atleta que con su sudor dejaba atrás sus penas,
sus derrumbes. Se acordó de sus plantas
¡Qué bonitas estaban¡ Todavía en su cavilar la atiza una fuerza superior a
ella, el por qué. No entendía. Antes marchitas y ahora verticales como veleros
que avanzan contra las mareas. Se levantó. Retorno a su casa y casi corriendo
se fue hasta el balcón. Allí estaban, bien puestas, bien lindas. Por su mejilla corrió una lágrima. Lágrima
que a su corazón llegaba ¡ Ay mis pequeñas me dais vida¡ Llenáis mi soledad con
la exuberancia y riqueza de vuestro don.
Permanecer así. Así, tan bellas hasta que la muerte sea fosa profunda
que me evoque. Mientras os cuidaré. Se
dio cuenta que las flores la miraban y que una a una los pétalos se iban
cayendo sobre sus rostro. Una fuerte emoción se apoderó de ella. Aquellos
pétalos mezclados con sus lágrimas se transformaban en nubes de corazones de
colores que ascendían hasta el firmamento. Supo que era su hora, la despedida.
Ella y sus plantas. Sus plantas y ella
viernes, mayo 15, 2015
Colinas hechizadas
Colinas hechizadas
Hiladas mareas
Conquistando las brumas del ocaso.
Solo el tiempo que pasa
Tic-tac
Tic-tac
Y otra vez la serena
Lluvia de siemprevivas
Avivando nuestros sentidos.
Brasas que confunden
Desnudos cuerpos
A ras de un vertical horizonte
Abogando por sus deseos.
Sudor.
Exhalación de cumbres.
Hogueras nocturnas
Que confunden el beso.
Hiladas mareas
Conquistando las brumas del ocaso.
Solo el tiempo que pasa
Tic-tac
Tic-tac
Y otra vez la serena
Lluvia de siemprevivas
Avivando nuestros sentidos.
Brasas que confunden
Desnudos cuerpos
A ras de un vertical horizonte
Abogando por sus deseos.
Sudor.
Exhalación de cumbres.
Hogueras nocturnas
Que confunden el beso.
jueves, mayo 14, 2015
Un tul...
Un tul purpureo envuelve los
sentidos, yertos con el auge de la jornada. Caminamos por serpenteantes
laberintos en búsqueda de la verdad. Hallamos piedras negras, piedras blancas
que nos guían por la senda de la realidad. Un llanto parece que sintoniza con
nuestro encuentro. Hogueras de nostalgia nos invade con el ir y venir de
imágenes que se expansionan en nuestro recorrido. Te cansas. Te agotas. Desfalleces, arrancas
el traje que llevas puesto. Un traje a rayas con la verticalidad del sol y con
tu desnudez amaneces en una llanura donde margaritas danzan a son de los silbos
de las aves. Te preguntas que haces aquí. No lo entiendes. Tus lágrimas
irradian luz, destellos que pétalos caídos asumen como suyos. Te echas a correr
y correr, travesía entre la verde hierba y algún que otro árbol. De repente la bruma, una
bruma que cae sobre tus ojos abiertos. Buscas la salida, alas de mariposas te
acompañan, siguen tu paso. No sabes a dónde vas. Te da lo mismo. Cuevas que se
tornan mensajeras de las telas de arañas que amputan tus pisadas. Te sientas. Y
dices sentirte bien. Sí, en esa distorsión de la vida que avanza. Pájaros de
colores se posan sobre tu hombro. Pájaros que van y vienen y por dentro te
sientas vivir. Te entregas a la brisa y vuelas y vuelas donde la imaginación
alcanza lo inexistente.
lunes, mayo 11, 2015
Cuerpo latente...
Cuerpo latente.
Eclipsada mirada
Emancipándose de las arrugas
De una montaña
Que ha de ascender.
Sorber de la luna.
Nutrirse de astros
Que en bandada seducen
El ritmo de lo bello, de lo bueno.
Manos en vertical.
Senos al viento
Pronunciando el libre canto a la vida.
El mecer de una rama
Que lejana se desvanece en la sombra negra
De la atmosfera nocturna.
Aquí, ahora
Recordándote, mimando con esbozos al firmamento
Tu nombre…
Si pudiera…
Si pudiera…
Olisquear tus ojos
Con los manantiales profundos de un suspiro
Que sería de mí.
Que sería de ti.
Una nube gris que pasa y pasa,
El vacío de nuestros pasos.
Ven, ven...
Ven. Ven aquí me decía la mar en lo alto cuando las
caracolas eran melodía del rubor de las olas. Ven, acaricia tu cuerpo con el
salado manto cristalino que mi cuerpo tiende para ti. Y yo iba, insomne, con la
desnudez de mis manos, de mis pies, de mis senos a la deriva de los náufragos. Conformábamos
una sola, las olas y yo, yo y las olas. Nutrirme de tus entrañas donde peces de
colores llaman a las hogueras de la vida fructífera. El firmamento dispara
nubes, nubes cenizas que en su animación se van, se alejan hasta que esa bola
de fuego y calidez se planta sobre nosotros. Ahora que no hay nadie en la orilla de los
sentidos me muevo con el vaivén de una pequeña brisa. Necesito danzar y que las
algas y estrellas marinas aboguen por mi ritmo sin prisas. Ven. Ven aquí me
decía el océano, mécete en las aguas transparentes de la calma como estatua de mármol
eterna. Saluda a este nuevo día. No con
desdicha, decía. Sino con los sueños que imperan en nuestra sustancia. Ven. Ven
aquí amante de los sueños que no se evaporan con el suceder de los años. Aquí
estoy, para ti. Si, digo yo. Ya voy. Voy con alas verdes de una fragancia
salina que induce calma. Voy con mis deseos de ser vertical en las vertientes
del crepúsculo distanciándome de ese mal humor característico de las miradas
sin luz. Ven, ven, me dices….
sábado, mayo 09, 2015
Serena...
Serena. Al
unísono el alba se eleva para observar las calles que comienzan a ser sombra de
nuestras pisadas. Un amanecer donde los pajarillos de la primavera lucen sus
trajes más coloridos, donde las flores son ese eco remoto de un blancor que
espanta a las nubes por una bóveda pintada de celeste. En equilibrio y con la
monotonía de los rostros andamos hacia el infinito de las mareas. Ese océano
frente a nosotros que viene y que va con su espuma, con sus algas, con el álgido
tono de las caracolas…Pensativos nos arrugamos hasta besar nuestro vientre y
vagamos por mundos invisibles a nuestro tacto. Tal vez sea un sueño, quizás una
esperanza pero que emocionante es mirar el barrer del oleaje cuando el sol
asciende. Algunos dirán que ves, digo yo. Pero si. Ese mecer de las olas con su
canto verde azul halla la magia para pacer en paz. Me arrimo. Me desnudo y mis
pies es fresca cosquilla de su cuerpo mientras paseo por la orilla. Y el día se
levanta emancipándose de la brisa fresquita, de las brumas que anuncian
pesadez. Continuemos. Sí, por esta orilla. A lo lejos cachalotes se confunden
con una piedra estira y vasta. Los observo, su libertad nos lleva por lugares
desconocidos, misteriosos, asombrosos llenos todos ellos de belleza. Lugares
que quizás mano humano haya palpado. Mejor, pienso. Nuestras manos hirsutas pueden estropear la
hermosura de la naturaleza, de esa atmósfera profunda. Pero vamos amigo, amiga
contemplemos lo lindo de esta mar que nos brinda con sus especies. Desde aquí. Sí, desde aquí se ve bien. No
hace falta invadir su territorio para que se espanten. Y las olillas acarician
mi piel. Jaja..Feliz me siento. Pero vamos amigo, amiga a seguir por esta
orilla desde que de la belleza perfecta nos podemos alimentar. Serena y el día
avanza, paso a paso, con el golpeteo de las olas sobre las rocas. La marea sube
y sube ¿ Qué hacemos? Nos quedamos. ..Mejor será irnos. Sí marcharnos hasta que
mañana el din don de las campanas del
crepúsculo nos avise.
miércoles, mayo 06, 2015
Un piano...
Un piano.
Cuerpos que se desvanecen
Con la tonada evadida
Por las cumbres de la
respiración.
Inspirar y espirar.
Notas que en armonía
Trepan por un añejo rosal
Cuyos pétalos crepúsculo de la aurora
Anuncian antiguos sueños.
Brechas que se abren
En conquista del equilibrio
Y la música como arco de colores
Que nos condiciona en el hacer, en el estar bien
Bajo su influjo bello.
martes, mayo 05, 2015
Dices,,,,
Dices de expandirte entre diques
y dejar que el océano te abrace. Que venga a ti con la luna pálida entonando
alguna vieja canción de ramas secas. Dices que te vas por los senderos
serpenteantes donde la luz del astro rey empuja tu ánimo a avanzar más y más
hasta ser cómplice de los campos llanos donde las arboledas torcidas marcan tu
destino. Dices de un beso al viento que se azoca bajo las aguas plateadas de
una laguna de que la emerge peces azules, aves verdes en evocación al amor. Dices
adiós, sin más, que la duras de la estaciones de antaño no te permiten
alimentarte de las nuevas que trae la brisa. Brisa que viene, brisa que va con
los sentidos de tu alma arrugada por el peso de ojos cercanos a tu memoria.
Mírame te digo en el vertical vuelo de tu esencia, rocas que añicos son sombra
bajo tus pies, ven aquí donde yo poso con tus huellas sonoras. Dame la mano
amiga dancemos a los recuerdos marchitos con el aliento de nuestro corazón, con
las llamas de nuestro presente. Dices que no. Que te vas así, sin más. Lejos,
muy lejos. Donde el arco iris no mencione el quejido traicionero de las noches,
de los días. Adiós te digo. Que te vaya bien. Por aquí estaré por si acaso
decides volver. He plantado nuevas flores en el jardín para cuando pases , si
pasas, veas el engendrar de colores de una vida que brota y continua.
sábado, mayo 02, 2015
Indecisa...
Indecisa en si subir o bajar ese barranco donde las
siemprevivas avivaban el rubor en su tez. La tarde ya escaseaba volviéndose más
oscura, una densa capa de astros se aproximaba y con ellos la luna. Por ello no
temía la oscuridad, ese animal esférico calmo la guiaría tanto si ascendía o
descendía ese barranco. Se preguntaba que se encontraría allá arriba, se preguntaba
que se encontraba allá bajo. Pregunto a la brisa sutil que acariciaba su
tez si subir o bajar. La respuesta fue inminente. “Sube hija de la noche para
que compruebes las antorchas basculante de tu hábitat. Para que contemples la
belleza de las estrellas cuando la tarde guarda su espada malva anaranjada. Solo
habrá oscuridad pero en ti existirá el brillo natural de tu mirada. “ Y subió
el barranco. Le costaba. A gatas agarrándose a cada piedra segura logró llega a
la cima. Cuando se miró las manos todo era sangre, tal había sido su esfuerzo
que se sentó. La noche ya era presente. Ahí estaba la luna con los astros como
vigías. Miro abajo. El pueblo estaba lejano. Las farolas como luciérnagas estaban
encendidas, estáticas y un cierto frescor resbalaba por todo su cuerpo. Le
pareció maravilloso ese insomne mundo. Ahora no sabía qué hacer. Sí quedarse allí
hasta el amanecer o descender. Desde esa
ventana abierta a la tierra elevo sus brazos. Sus brazos castigados, fatigados.
Plumas nacieron. Plumas de un rojo purpúreo. Levanto anclas y comenzó su vuelo
barranco abajo. Avisto un arroyuelo y de él bebió. Al final su pueblo que ahora no lo veía.
Hacía el volando se dirigió y cuando llego desde la altura que estaba se fue
quitando pluma por pluma. Plumas que entraba en cada una de las casas. Las
campanas tocaron y supo que era la hora. La hora de dejar todo e irse. Se
marchó caminando por el cauce del barranco a otro lugar, a otra vida.
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