martes, mayo 19, 2015

Debajo...

Debajo de los arroyuelos que suben y bajan. Izando los trinos muertos de los pájaros inconclusos  en su perdida.  Arboledas que erectas danzan a la melancolía y un adiós de los valles aislados por la frondosidad de su gris vegetación.  Y yo aquí, en la ensoñación de que tal vez algún día logre verte. Mientras, los ojos olivinos apagados se pasean por la derrota de una lágrima que vuela y vuela frente a los muros de la vedad.  Mientras correr a través cumbres insomnes donde las brasas embriagadas de la exuberancia de la espera escucha el pacer de un jilguero. Debajo de las derrotas, acostada con el canto de senderos que te llevan al silencio.  Así me siento, digo. Nubes marmóreas me visitan. Un llanto que se vuelve caída por pedregosas  curvas donde el dormir se hace perpetuo. Y yo aquí arropada por una música que va, que viene pronunciando palabras de amor. Sí, sola, entre acantilados afilados y el aliento gastado.

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