El tiempo es
primicia de la calma. Los deseos se incrustan en los sueños. Las palabras
revolotean al unísono de la serenidad. Ateos, agnósticos, creyentes se reúnen
bajo la sombra de una mesa. Panderos son el sonido son el sonido de las almas
que acompañadas de una ilusión, de una sonrisa dejan los desfases de este mundo a un lado por unos instantes de
olvido. Sí olvidamos las miserias que recorre sangrante en esta esfera. Pero
volvamos. Volvamos a la sonrisa que entre miradas chispeantes enciende ese árbol
de la vida. Nos conciliamos. Nos damos las manos. Esas manos que con su calidez
motiva la esperanza de un mañana mejor. Feliz navidad. Feliz reunión. Aquí
estamos.
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
miércoles, diciembre 25, 2013
domingo, diciembre 22, 2013
Ibas...
Ibas con tu
vuelo negro cuando la noche es sombra de lo desconocidos por los barrancos de
estas ínsulas. Cascadas corrían con el fulgor de un alma en pena que se da
cuenta que no vale la pena ser memoria de lo de atrás. Ibas desquitándote de
todo. De todo. Sobretodo aquello que te aunaba a una noche sin lunas. Tu
corazón te lo pedía. Tu mente te lo suplicaba. Barranco abajo con el ritmo de
un sutil aire bajabas. Ibas en busca de tu ser, de tu esencia. La belleza de
nuestra reconditez que a veces permanece estática en el tiempo. Allí te
encontraste con ella. Sí, con ella. Con la dama del monte. A veces mariposa y
otras murciélago. Te paraste en tu descenso. Algo le dijiste. Algo te dijo. Las
lágrimas evocaron a vuestras almas. Una real y la otra irreal.
-Qué haces aquí
mujer- preguntó ella
- No se.
Saboreando tal vez de la madre tierra- contestaste tu.
- Sí. Sola. Con
tus pensamientos intentas huir del ayer. Ese ayer austero. Ese ayer donde aun
las heridas reposan en tus sentidos. Ese ayer donde las navajas rozan tu
vientre. Ese ayer que te llevo a la desgracia.
- Puede ser.
Pero también estoy aquí por este reino natural me seduce, me enamora.
- Sí. Sola. Con
esa pena que arrastra desde décadas. Con ese llanto profundo que duerme tus
pasos. Con ese error que invoca los cristales rotos que has de pisar. Te
conozco. Se quien eres. Y todo lo de antaño es solo un juego que tú buscas.
Olvida. Olvida ya. Ya está bien.
- ¿Tú crees? Me
encuentro tan desdichada. Que baladas fúnebres se revuelcan en mis entrañas. No
se. Quiero respirar. Inspirar y espirar de este aroma que insufla la naturaleza
a ver si con ello soy capaz…Capaz de renacer.
- Sigue mi
consejo. Sigue hasta el final del barranco. Allí encontrarás un faro. El te
dará esa luz donde rompen las olas que harán cenizas tu ayer.
Iba
hacía el final del barranco. A medida que avanza una luna iba creciendo en el
nido de sus ojos. Fue hasta el final. Donde el rugir del océano estremecía sus
huesos. Allí halló el faro. Espero que la luz incidiera en su rostro y cuando
esto ocurrió sus alas negras se transformaron en dos arcos iris, dos caminos.
Tenía que elegir. Sí, elegir su destino. Tomo la opción de su mano derecha.
Descendió por el. A medida que subía su memoria iba olvidando. Olvidando todo
lo que era, todo lo que fue. Hasta que la nada ambulo por su razón. Hasta que
sus ojos se cerraron para siempre.
miércoles, diciembre 18, 2013
Estático...
Cuando el tiempo se hace estático y las aves se revuelcan en
la arena de una playa vacía caminamos con rostros pálidos hacia un destino
incierto. Mientras nos alojamos en nuestros sueños. Soñar despierta cuando la
bruma de la orilla trepa por nuestras carnes hasta nuestros ojos blancos. Soñar
despierta cuando el susurro de las olas emociona nuestro corazón con su latido
frágil. Elevamos los brazos. Nos arrodillamos. Y somos eco efímero de un a lo
mejor. A lo mejor con la venida del invierno seremos el aunar de nuestras
manos, de nuestra voz y juntos danzaremos por un mundo más justo, más
solidario. Donde la paz sea ese manantial del cual absorberemos cada instante
en que cada suceso abominable interfiera en esta esfera.
martes, diciembre 17, 2013
Astros...
Astros. La
sonoridad del universo nos envuelve en cada avance por las vertientes oscuras
de su naturaleza. Alzamos la voz. Con un canto que estremece nuestros vientres
hasta sentir el cosquilleo de las lágrimas por nuestro rostro. Somos parte de
él. De ese cosmos cuyo haz en la noche sin luna emociona los corazones.
Levantamos una mano y con nuestra mano abierta recogemos de su jugo, de su
solemnidad, de su perfección. Nos integramos en su atmósfera y somos seres que
danzamos al son de algún cometa de paso. Cerramos por instante los ojos y
respiramos. Inspiramos ese aroma que se expande a través de nuestro cuerpo
hasta ser hijos de este minúsculo planeta. El sosiego llega. La calma retorna
en nuestros movimientos. Aquí estamos. Aquí estaremos. Paulatinamente la
oscuridad es retirada por una cortina de luz. Llega el alba. Y con el los rayos
solares nos dirán que camino tomar. Nos emancipamos de las prisas. Nos colgamos
del equilibrio y un cierto balanceo nos hace ver lo que nos espera.
sábado, diciembre 14, 2013
Y quieres...
Y quieres ser luna creciente
Donde los ecos de la insonoridad
Aprieten con fuerza tus deseos.
Y quieres ser viento,
Un viento que no se doblega
Ante la incertidumbre
De ser espíritu de mareas desconocidas.
Y quieres ser lluvia,
Lluvia que corre y se expande
A través de los ensueños del ser humano.
Y quieres ser ave,
Que vuela y vuela
Por cada rincón de mirada incierta
Por las vertientes de melancolía.
Y quieres ser tú,
Tú misma correteando por largos pasillos
Donde la oscuridad no existe.
miércoles, diciembre 11, 2013
Se alza...
Se alza unas notas
Bajo la tormenta.
Cuerpos presentes
Antojados en ser papel de lluvia,
En ser hijos del viento
Y otra vez nombramos
Esas esferas brillantes del universo
Donde la sensibilidad se agazapa.
martes, diciembre 10, 2013
Y sigues...
Y sigues. Sigues en la ruta de las rosas negras que
oscurecen el firmamento a la espera del resurgir de tu alma. Sigues caminando
en sentido inverso quebrantando las leyes que rige la gravedad para el
significado de tus sueños. Por si no lo sabes la noche ya es presencia. Una
presencia que se engendra prematuramente a la vez que los astros huyen a otros
planetas donde el sol les de brío. Y sigues. Sigues como ave zancuda que se
asoma a las vertientes desconocidas y subterráneas donde freáticas esperanzas conmueven
tu pulso. Ahora te escondes bajo manantiales de plumas, bajo efímeros
palmerales cuya sombra proyectada son el eco de tu aliento. Y sigues. Sigues
con el querer que te amen desde la cima de una cumbre donde hoy, ahora la
tormenta se despliega en la danza de tu soledad.
sábado, diciembre 07, 2013
El muerto...
Se sentía el
silencio de las miradas. Una bruma temible abrasaba todo ser que se tropezara
con ella. El silbido de las ramas ante algunas ráfagas del viento invadían todo
el ambiente. De repente se encendieron
las antorchas. El muerto en su cama era mármol blanco que hacía señas al mundo
venidero. Solo una vela en la mesilla. De uno en uno iban pasando los
familiares, los conocidos, los noveleros. Querían ver a ese ser que en otro
tiempo fue tempestuoso oleaje de la maldad ahora carcomido por lo estático y
blanco de sus movimientos. Aun así le temían. Cualquiera sabe que tipo de
demonio podría insuflar ese cuerpo inerte. Todos le daban la espalda, no
querían mirarlo. Para qué ya si era mortaja. Era la noche. Una noche sombría y
amarga. Sin embargo algunos en su interior y en el cruce de sus ojos se
preguntaban que sería de su vida sin él. El él que ordenaba, mandaba y azotaba
con su lengua venenosa a todos y todas. No tenía hijos. Despreciaba a las
mujeres. Despreciaba a los hombres. No se sabe muy bien por qué pero los
observaba con cierta ferocidad y agresividad que cualquiera que tropezara con
el gris de nube de sus ojos caía en la desgracia. Ahora todo se había acabado.
Había como costumbre coger ese cuerpo y bajo la luz de las antorchas
enterrarlo. Nadie se atrevía. Todavía el temor ambulaba en ellos. Todos
pensaron lo mismo. Dejar el cuerpo. Dejar la casa. Dejar las antorchas y que
ellas hagan lo que tienen que hacer. Se fueron como huyendo por la cobardía. La
casa ardió. Cada llamarada dibujaba figuras deformes que gritaban, que gemían.
Pensaron que alguna maldición les caería encima por no llevarlo al camposanto.
Pero ya les daba igual. Tanto y tanto sufrimiento ante un ser. Corrieron bajo
las espantosas llamas. Llamas que los llamaban. Que los nombraba uno a uno. Se
congregaron en la iglesia y rezaron y suplicaron. Pero era imposible y pueblo
se envolvió en llamas. Todo destruido. Todo cenizas. Tendrían que comenzar de
nuevo. Sí, de nuevo ahora sin la grotesca mirada de él.
viernes, diciembre 06, 2013
Y vienen las nubes...
Y vienen las nubes.
Y vienen las lluvias.
Y el sol se va.
Y los pájaros callan.
Nos revolvemos entre yeguas
Cuya mirada insta un espacio en el vacío.
Nos agarramos a ellas
Con la fuerza de una mano
Que desea ser travesía de los montes,
De los vientos que se enhebran
Sobre nuestra desnudez.
Y vienen las nubes.
Y vienen las lluvias.
Y el sol se va.
Engendramos paulatinamente un grito,
Un grito a la vida.
Y pastamos sobre arco iris
Que recorren a la sonrisa,
La luz de nuestras entrañas.
martes, diciembre 03, 2013
Estabas por aquí...
Estabas por aquí. No sé por qué.
Cuando ahora eres trepar por donde las yeguas mencionan el arco iris.
Merodeabas a mi alredor sin saber la intención. Ya nos habíamos alejados,
consumidas en la nostalgias del tiempo cuando de un viejo almanaque no cesa de caer
hojarasca. Querías, dices, intentarlo otra vez. No recuerdas del hastío a que
llegamos. De esas aguas de penas que en la monotonía de la niebla nos hacia
beber de ella. Ahora estás aquí. Que voy hacer yo. No se. Acogerte en esta
oportunidad que nos da la esperanza después que la luna creciente se haya
desvanecido. Y soñar de nuevo, digo. Sí, acogernos a esos besos y caricias que
unas ves nos entusiasmaron. Te quiero. Me quieres. Y así somos. No hay más que
decir. Somos ecos magmáticos de las grutas que en intimidad nos hace recorrer
sus misterios. Tu misterio. Mi misterio. Aquí estamos otra vez. Has venido y
aunque no te lo había dicho te esperaba. Somos al unísono ese techo bajo el
cual se agazapa nuestros sueños, nuestras ilusiones. Y llorar cuando la emoción
se embarca en nuestras miradas. Que gritan, que suspiran cuando somos otra vez
una sola. Como el viento, como las mareas que retornan el amor.
domingo, diciembre 01, 2013
Pasos lentos...
Pasos lentos. Desfalleces con la sonata de los soles que
pueblan este universo. Vas en busca del calor de los pinzones que van a tus
manos a posar. Bebes de ellos. De esa alegría que estimula tus singladuras sin
norte. Me dices que estás aburrida. Siempre lo mismo. Cuelgas un almanaques y
lo deshojas rememorando cada mes que se articulado por la monotonía. Son
muchos, ya lo se. Y siempre lo mismo. Quieres volar. No sabes donde. Escurrirte
como el agua que se desliza cuando una ducha temprana despierta tus sentidos.
Te aproximas acantilados. Como rompen las olas. Te estremeces. Avanzas. Ves el
infinito del océano. Sientes dolor. Una pena que muerde tu vientre, tus senos.
Pero sigues. Captas cada ola de la naturaleza y te dejas ir. Si, te dejas ir
por la balada de un viento que azota a tus espaldas. Te empuja. Tiemblas. Y
otra vez te miras al espejo. Tu cuerpo arrugado. Tu cuerpo martirizado. Tu
cuerpo inexistente. Adiós dices. Un adiós que se transforma en alas de mariposa
que te darán la aventura de navegar por otros paisajes, por otros mundos donde
los soles te den vida.
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