sábado, noviembre 25, 2017

Alas en vertical

Es infranqueable. Despierta con cierta ironía, con cierta brutalidad cuando avanzamos bajo su manto verde. Hoy la calma no está presente sino una marea dura, temblorosa que consume las ganas de ser parte de ella.
No digo lo mismo. Nos dejaremos llevar por ella, por los sentidos de su movimiento aunque toquemos fondo. Ella nos dejará respirar si nos dejamos ir.  Vamos, aticemos el concierto del océano con nuestros cuerpos desnudos. Sí, desnudo cuando el alba dice de la tempestad, de la grotesca caricia de su piel.
¿Nos arriesgamos? Eso quieres decir, avanzar en su templo de barcas naufragadas como si fuéramos parte ella.  Pero antes de penetrar en su corpulencia de oleajes inciertos dame la mano.  Iremos aunados a una sola palabra, la libertad. Una gaviota nos merodea. Una gaviota nos anuncia. Una gaviota nos induce a ser parte del aire, del mar que nos rodea. Dancemos con el rubor violento de sus aguas, de sus alas.
Me miras. No estoy acabada. No estoy ida.  Solo, la belleza de la madre tierra aunque su bestialidad este en estos instantes. No, no es ella, somos nosotras. Sí, nosotras las que en sus entrañas indagamos con el curso de los tiempos.
Sí, mirar los ojos desnutridos de tu espíritu. No, no mientas. No digas más, vamos. Tu también me observas, me examinas  por si seré capaz. Si, lo soy. Acabemos ya, nadaremos hacia el horizonte donde los sueños se hacen reales, donde la agonía se desvanece en el pausado cauce de los años.
Alas  en vertical
asomo de la serenidad
de almas mecidas por un océano

culminante  en dicha     

miércoles, noviembre 22, 2017

Yo declaro...

Nubes haciendo círculos con lo cotidiano de pájaros en silencio. La humedad hermética se incrusta entre los cuerpos ausentes de las horas y da comienzan los pasos por las veredas aisladas de todo ruido, de toda polución, solo, el oleaje. Se asoman y dejan que las lágrimas del océano acaricien sus mejillas, pálidas, insípidas, tirantes, marmóreas. Todavía les queda por llegar, llegar a la imperfecta atmósfera que dice de amparar la huída, la herida, la sed. Alguno tiene ganas ante tanto hastío y desolación cantar ….y canta, se encamina en la mirada firme de la muerte y una nana sale de sus labios agrietados, de su garganta rajada. Todavía está lejos, muy lejos…cuerpos rotos que probablemente solo verán el firme y asqueroso hierro en la llegada en sus ojos ¿Dónde estás?, se preguntaran y lanzaran sábanas de su propia sangre entre los barrotes. Pero, el oleaje sigue ahí. En sus oídos, en sus estómagos, en sus luchas, en sus nuevos despertares amargos….
     Yo hijo de las olas declaro
La libertad de los pueblos
Que amanecen en la oscuridad
De batallas insomnes, de hambre perpetua.
Yo hijo del viento declaro
Que venga la esperanza
Con su manto de astros
Amamantando nuestras manos,

Nuestras pies cansados.

domingo, noviembre 19, 2017

El acantilado

Ya he llegado, estoy en la cima del acantilado. Una cierta bruma me acoge sin poder conquistar con mis ojos abatidos el más allá. Mis piernas se detienen, mis manos usurera de caricias se agotan…pero estoy aquí. Me pregunto de donde vengo, si he nacido o no. Mi vida parece ser agitada por la ceguera, por el mecer de un oleaje que solo escucho…viene y va, va y viene moldeándose, muriendo contra las afiladas, deformes y negras rocas. Me detengo, mis pies creo que están en el filo, noto la ausencia del viento y la pesadez de esta bruma que a cada instante aumenta ¿Soy yo? O es mi alma la que inspira y espira en este momento en este acantilado bien alto, bien fuerte, con silueta de alas resquebrajadas. No, no me doy cuenta, el tiempo pasa. Yo, aquí estática. Seré o no seré. Apartada de todo la nada me acompaña, me cuestiona el veredicto a tomar. No sé, se me antoja seguir aquí, en la cima del acantilado. No hallo solución a los Dioses que pueblan esta esfera llamada tierra. Todos los escritos es lo mismo. Tomare alguna cuerda en el bolsillo y la decorare con piedras, piedras de esta tierra, de este acantilado y oraré por no sé quien, quizás, por mi, por esos dioses que no responden. 

viernes, noviembre 17, 2017

Siempre...

Qué has dicho eso, los vuelos de cernícalos se apagan en la medida de la rutina. No, no te entiendo. Siempre hablando con las aves que circulan a través de tu vigilancia en la caída de la tarde. Qué has dicho eso, lo de los estómagos rajados por la sed y la fertilidad ahuecada en un mundo inmerso en el hambre. Siempre te detienes y conversas con tu yo, ausentándote de la realidad envuelta en tus pasos bajo este techo, entre este pasillo oscuro ahora que anochece con el rumiar de la dejadez. Que has dicho eso, la muerte oprime esta esfera ambientándola en una tala progresiva de inocencia que duele, que pena en el sentido de un viento norte rompiente de tu rostro. Siempre terminas en la nada, hay algo que muerde tu conciencia haciéndola vagar en penurias alejadas de tus manos. Ya lo sé, no puedes hacer nada, solo, el emerger de corazón…si, tu corazón en los ojos rotos por el llanto como duelo de esta tierra. Esta tierra oprimida, devastada, injusta, insolidaria, desigual por aquellos que hablan de la libertad, de la esperanza. No, no es así. Qué has dicho…cansada….siempre fija bajo las neblinas de la humanidad, de las yermas huellas de algunos…de algunos cuantos sobre el todo.

jueves, noviembre 16, 2017

Amanece...

Amanece.
El rumor de la polución
Se abriga de la oquedad de unos ojos
Mirando, observando, examinando
El recorrido de sus silencios.
Amanece.
Los pajarillos lamen los cerrados encuentros
Con el brío de arboledas  que enferman.
Amanece.
El otoño parece conversar
Con sus pisadas monótonas
Por una isla que lleva la profundidad de sus sentidos.
Amanece.
Sábanas blancas tendidas a la venida de la lluvia
Y ella, sola, perecedera en rondar de los años

Idos al refugio de la desmemoria.

domingo, noviembre 12, 2017

El arco iris...

El arco iris ha salido, no te das cuenta. La helada de tus emociones te hace vagar como ave muerta. En la orilla, tus pies desnudos no saben del calmo oleaje solo de las desventuras de antaño. Vasto es tu camino, ahora, en el trepar por tele de arañas pobladoras de tu mente. Todo se hace incierto, inseguro y tiemblas. El frío raja tus ojos al horizonte, muerde cada intento de navegar por los astros de la vida, de la sonrisa. Sin embargo…sin embargo, aun eres vertical aunque la molicie descanse sobre tus hombros. Has despertado…el arco iris ha nacido bendiciendo tus  ojos verdes en el rebozo de nubes que dibujan el sentido de tu aroma. Hueles a humedad, hueles a penas, hueles a desnudez que se irá con el transcurso de la jornada. Los tambores de una caricia remota y monótona te animan y vences los conspirados surcos que atraviesan tu estómago. El arco iris ha nacido…resonar de violines, gaitas y chácaras que te irán hablando de tus decisiones en la larga espera. Espero que briosas, enamoradas del nacer entre columnas que sostienen aquellos sueños del mañana. 

viernes, noviembre 10, 2017

Sin más...

Sin más arremetió contra la mesa. Esa mesa de dibujos imperfectos ahora estaba vacía. Se sentó, se desabrochó el cuello de la camisa y suspiro. Tantas estaciones de lunas rotas por el quehacer vago de las horas. Todo estaba perdido, eso pensaba él. Hoy no silbaría cuando los pajarillos retozaran en su balcón de geranios mal heridos por una vejez presente. Pero su alma aun inhalaba el aliento de aquella juventud ida. Salió de su casa dejando la puerta abierta. Si abierta para que aquellos garabatos de años desaparecieran en el conjuro de la luna. El bullicio de gente en la calle era demoledor para sus sentidos pero había algo, sí, algo…la música de otros lugares tomaba un escenario amplio de la vida, de lo que queda por hacer. Se detuvo y un cierto remordimiento lo atizaba para que retornara…si, volver a esa vieja casa de puerta abierta. Entró, todo estaba en su sitio. El olvido es quejumbre que nos deshereda del aire que se respira. Solo, cansado se fue a la mesa y se sentó. De nuevo se desabrochó el cuello de la camina y  el comienzo de su última obra. Sus manos temblorosas lo llevaban a un pincel y la oscuridad de sus ojos a tonalidades grisáceas. Ya está bien, se dijo. Se dio la vuelta y visualizó una maleta, una maleta heredada de no sabe quién. Llevaba ahí años y años, tantos que su superficie estaba todo agrietada. Ya no hay tiempo, se dijo. Metió sus últimos dibujos en ella y se fue dejando la puerta abierta. Miro la luna, una luna llorona, ausente a sus pisadas entre los viandantes. Otra vez escuchó el concierto, otra vez se detuvo. Abrió la maletas y ojos de buitres se aproximaron mientras el caía, caía en la nada. 

jueves, noviembre 09, 2017

Suena...

Suena el retozar del canto de los sentidos.
Suena el bello coro de aves viajeras del silencio.
Suena el albor cotidiano de mis sentidos.
Suena el alegre sonido de las nubes.
Suena el otoño envejeciendo las hojas
Caídas a ras de mi rostro.
Despierto, emigro donde lo imperfecto
Mece mis movimientos en animados saludos
Al bien hacer de la existencia.


miércoles, noviembre 08, 2017

El cauce

Dos existencias envueltas en nubes de pensamiento. Caminan y caminan hasta ser bañados por un océano donde la alegría del vivir es ola que viene y va en sus enterezas.

Y: Vamos por el cauce hacia abajo soplando las flores caídas a ras de nuestra mirada.
X: Y, a dondé llegaremos, te pregunto. Siempre con la ruta serpenteante de este río que parece interminable, eterno en mis pisadas gastadas.
Y: No sé, me preguntas y yo no tengo la respuesta. Solo, los alisios cubrirán nuestra espalda y continuaremos como naves rebosadas de amor hasta el final. Ese final donde sus aguas rápidas se expanden en el océano.
Y: Estás enganchado a mi mano que tira y tira en la huída de rostros opacos, obtusos a nuestro enlace con los astros venideros.
X: Rápido, rápido. Avisto el horizonte donde las pardelas hacen huecos en los acantilados. La mar cercana. Ese mar que tantos nos adora, que tanto zumba en el agrio retozar de lo cotidiano. Allí nos esconderemos. Seremos alas abiertas a la aventura de la espera. Todo tiene que cambiar. Un calentamiento suspira en la proximidad de esta esfera. Pero, no preocupes, seremos fuerte, seremos aquellos que sobrevivan a las calamidades adyacentes en este mundo.
Y: hablas de penas. Penas originadas en las entrañas de la humanidad, de una existencia materializada en el daño, en la agresión donde duermen, donde sueñan ¿Y los indefensos? Si, los inocentes que de sed y hambre se pudren en la distancia. Ellos son los que tendrían que emerger en la plenitud de un nuevo despertar. Un despertar tranquilo donde las armas solo son apagadas semillas del mal.
X:
Todo tendrá un final como pesadilla del ayer, del hoy. Creceremos en las caravanas donde la paz alzada de mantos blancos nos congregue bajo la hoguera de la nobleza, de la bondad. Sí, creo que llegaremos.
Y llegan a ese océano infinito que ampara la isla. Detrás ya han dejado el cauce del barranco, un barranco que se encoge a medida que se aproxima. Una playa. Una libertad. Una certeza. Y, ahí van al encuentro de la armonía, de la paz, del equilibrio entre tierra y humanidad.


sábado, noviembre 04, 2017

fumas un cigarro

Fumas un cigarro,
En nubes oscuras
Te delatas ante la luna.
Apartas el brío de la duda
Y sigues aquí.
Poco a poco
El tiempo se sonroja
Ante el pulso arrojadizo de tus alas
¡Vuela¡
¡Vuela¡
En el interminable aliento de las fuerzas blancas
De la paz, del ensueño cíclico de las jornadas.
Fumas un cigarro,
Templos de luna te cobijan
En el imperturbable malgastar de los años.  



Siempre conversando...






Siempre conversando. Aladas semillas implantadas en la bondad. Siempre mirándome, cada movimiento lento, cada palabra apagada, cada lágrima precursora de los sentidos. Siempre dices que estoy emparedada…no sé por qué, me gusta estar así, con el frescor de mis sueños, de mis deseos. Pausadamente te arrimas y callas. Callas en el jaleo de mis entrañas, callas en mi mano temblorosa al viento. No sé si son los años, esas historias iluminadas por foco que me tiñe de desconsideración con el ya, con el presente latente en la oquedad de nubarrones. Siempre conversando. No, no me convences. Estoy aquí, hace frío pero me reconforta la armonía luminiscente de mis pasos. Good bye, no me hables más, me cansas y yo con mi ajetreo despierto pierdo la noción del tiempo. Mi escena es cotidiana, soy eco de mi propia película en estos instantes. Adiós, no converses más. Todo termina en un absurdo de frases arraigada algún libro. Me aburres…es que no entiendes. Retorno a mi reconditez donde las hechiceras de la noche de luna son saltos sobre hogueras en sus conjuros. Siempre conversando y yo no que decir, no sé que entender, coronas de huesos marcan los destinos de cada uno, no hay remedio…¿entonces? Por qué tanta preocupación por donde silban las flores que pueblan mi búsqueda. Sola…bah…siempre lo estado ¿A qué vienes ahora? Yo y mis monólogos siempre conscientes de que no estás…. ¡Sed¡ Tengo sed…sed de castillos en la arena que pueda destartalar para de nuevo edificarlos con un suspiro. Siempre conversando, no te agotas…tic-tac, el paso de las horas me dice sin ganas que me cubra de sueños, que cierre los ojos y continué en ese laberinto de mi trotar como ave remota a tus ansias, a tus miedos, a tus quejas, a tu ignorancia por donde ronda mi corazón. Uno, dos, tres…y zas. Ya está, adiós. 

jueves, noviembre 02, 2017

vacío

Cara a cara.
Vientre a vientre.
Notas esparcidas bajo mis pies.
Sábanas arrugadas abrigándote.
La noche es larga,
Una noche de luz            
Donde los grillos rompen el silencio.
Nos elevamos fuera de nuestros ojos,
Torpes, lamidos por la consternación
Y la huída de la caricia.
Un pétalo cae.
Un pétalo resbala.
Un pétalo tiembla.         

               Vacío…

miércoles, noviembre 01, 2017

divagaciones de una noche de noviembre

Comenzamos el viaje, un viaje largo o corto según como se mire, según las manecillas de un reloj marque nuestras vidas. Algún día se irán…si, por allá, como polvo de estrellas que somos. Pero ahora, mientras saboreamos de nuestro caminar incesante, a veces retorcido por los temblores del viento, sonreiremos. Vagaremos en las mediaciones de la concordia y pacíficas palabras nacidas de nuestro vientre. No sé para que discutir, para que distanciarnos de ellos de nuestros hermanos manados de esta tierra madre.  A veces queremos distinguirnos en la brutalidad de la fragmentación de nuestra sangre. Mira como mana su color vivo, no hay distinción solo la meta que se proponga nuestro cavilar, muchas veces absurdo, caemos en la estupidez de la superioridad ¿Superior a qué? Sí, tenemos capacidad de pensar, de una cultura que establece nuestro rango entre otros seres, entre otras formas de vida. Pero a la vez somos tan iguales, existe una similitud: muerte y vida, vida y muerte. Y así sucesivamente ¡Déjalo ya¡ ojos desorientados acarician la grosería, duermen en la terquedad, ansían el yo. Sí el yo, yo soy mejor que tu y me voy, detesta toda la atmósfera que ronronea en su propio mar, en su propias raíces.  Se elevan banderas, se elevan brazos y todos caemos en la tentación. La tentación de la huida del enlace de los pueblos. Estamos lejos, muy lejos de una tierra amparada por la igualdad, por la sombra ausente en pueblos moribundos. Pues sí, comenzamos el viaje, un viaje en la mirada perdida de la sobriedad, de desencajadas navajas que retuercen los huesos, ya cansados, de este anciano planeta.