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Una
llovizna temprana. El frescor de un
viento callado embellece nuestros rostros apagados. En algún año que no recuerdo había dos
colinas distanciadas. Ella con su silbo llamaba a su cómplice con lo hermoso de
un aliento tierno. Ella de la otra colina respondía con su piano amarrado a las
raíces de la tierra con una tonada esperanzadora, con una tonada agarrada a los
espíritus que venían de una a otra colina. Ella con su silbo en medio del
vacío, del silencio ahuyentaba la ira de la tierra, de esta tierra consumida
por nuestras propias manos. Ella con su piano contestaba, de rama en rama iba
engendrando notas con sabor a calma, con los colores de la templanza, con las
espaldas mojadas por cada pozo donde se precipitaba la nada. Ella con su silbo
enamoraba, creaba la perfección de una brisa invisible, intocable. Ella con su
piano sanaba lo que era funerales anónimos.
Y al unísono se vestían de una sonrisa, de un canto galopante a través
de un mundo enfermo, decaído, deshecho, cansado.
Y
vendrán los sueños.
Y
vendrán los deseos.
Y
vendrán las esperanzas.
Y
vendrán los cuerpos
Solapados
a los soles, a las lunas.
Ella
con su silbo aislaba cada abrazo prieto, cada mano tendida a la soledad con un
sutil entusiasmo en vertical. Ella con su piano contestaba en el hueco de la
distancia los fértiles rosas que volveremos a besar. Una llovizna temprana. El frescor de un
viento callado embelleciendo cada sombra a ras de nuestros ojos.
Y
vendrán los sueños.
Y
vendrán los deseos.
Y
vendrán las esperanzas.
Y
vendrán los besos
Agarrados
a los soles, a las lunas.
Una
lluvia que viene con todo por su poder para sanear esta atmósfera. Ay, querida
y porqué no. Una llega a una edad que no le importan las habladurías, donde el pasotismo
del que dirán se extingue como asteroides cuando entran en esta atmósfera. Estrellas
fugaces como la fugacidad de la vida. Todo es efímero, nosotros somos efímeros
en un largo o corto periodo de tiempo según se mire. Todo tiene su comienzo y su fin. Mientras el
perro canelo paseo bajo la lluvia tomo la mano a mi memoria, instantáneas me
recorren en ese grato placer de las cosas buenas. Porqué me habrá cedido su
asiento cuando venía del trabajo. Una mujer de rasgos indescifrables se ha
sentado al lado mío. Una mujer cuyo olor aun conservo en mis pensamientos. Me
viene como naturaleza exuberante donde las amantes cuecen su historia. Sí, porque
todos tenemos una historia, aunque nos parezca insignificante, negada a nuestra
postura en el suceso de los años. Algo que decir, más en estos días donde todo
es confuso. Algo que nos desquite de cada pesadilla, de cada conducción
temeraria hacia la duda. Y, cómo sería esas historias. Historias enervadas con
la voz interior, con nuestras palabras que van surgiendo a medida que se va
hilando. Y me digo, Y vendrán los deseos, esos deseos que me cubren como manto
de hierba cuando despierta después de la lluvia. No, no hay tiempo que perder. Que
surja lo que tenga que surgir. La espero, siempre la he esperado, no sé conque máscara,
no sé con qué ojos, pero la espero. Y esa espera es bruma que me sacude. Ahora,
cuando todo parece oscuro habrá algún túnel donde al final en la claridad me
tropezaré con ella…sí , con ella. Hola, como estás, te estaba esperando…esperando..CONTINUARÁ.