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Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Y somos vigías de un sol radiante, bello. Amanece. Nos incorporamos
y nuestros deseos ante el desastrese sacian.Caminamos con la lumbre de nuestros huesos,
atesorando un día más. Cavilamos en las
profundidades de una garganta herida y continuamos en el pulso de la vida. Los latidos
se apaciguan, un respirar hondo y certero nos mueve orientados al sabor de un
futuro. Un futuro que solo es paso de jornadas, pocas, donde todos, donde todas
nos acogeremos al abrazo, al beso. Mientras, algún gemido sórdido suena por las calles, son
las sombras acompañantes en cada alba. Mientras, las manos lavadas al son de
una melodía, triste. Pero la luz se aproxima, lenta, yerta, valiente y nos hace
temblar en la emoción, en los sentidos disueltos de esta despedida.
De espaldas. La noche. En la distancia. En la noche. El
rumor del oleaje Y las incesantes estrellas
XX:
Buenas noches querida ¿Cómo te encuentras? Estoy aquí…aquí
donde el presente nos depara desconcierto, nos avisa de un mañana bien distinto
donde los pueblos amanecerán abrazados. Y , dime ¿Cómo te encuentras? En la
lejanía recorro tus ojos, tu cuello desgarrado de tanto sollozar en la
intimidad. Pero, ante mí, te muestras vital, emotiva , acariciando desde la
distancia la esperanza, la paz.
YY:
Buenas noches querida ¿Cómo te encuentras? Yo bien, en este
lugar donde la frontera intacta son ecos de la nada, de un silencio demoledor,
estremecedor. Sí, a veces tiemblo, me miro frente al espejo y mis ojos se
pierden en el vacío, en la impotencia. Cierto resquemor me da golpes seco pero
resuello y miro el firmamento, brillante, bello. Los astros todavía están ahí y
puedo verlos.
Xx:
Esta guerra a de acabar. Estragos está haciendo a un mundo
desarrollado donde sus mejores armas no pueden hacer palidecer al mal ¡Qué hemos
hecho querida¡ Qué mal nos ensucia con sus manos estrangulantes hasta ser no
más velatorios solitarios. Escucho la mar ¡Ah , la mar…¡ Me gustaría
aproximarme a ella. Pero todo es un no. Desde el balcón soy vigía de sus
movimientos, de sus cambios…igual que siempre.Sé que no me ves, pero imagino mis palabras sorbidas por tu corazón.
YY:
Qué bonita noche estrellada. Contemplo su soledad, su callar
y me inunda de calma, de ganas de violarla y ser parte de ella. Pero no puedo,
pero no podemos aun. Estamos confinados por la vida, por la sonrisa.
Voz 1:
Tambores suenan a lo lejos.
Voz 2:
Las calles pobladas del mañana.
Voz 3:
Las hogueras palpitan y las manos se aúnan.
Xx:
He oído tu voz, me reconforta. Me ahuyenta de temores, de miedos,
de cobardía. Buenas noches querida, voy a soñar con el canto de las ballenas,
con el canto de los pájaros, con el canto de la humanidad. Mañana vendré,
cuando las constelaciones jueguen con mis ojos para conversar algo más.
YY:
Buenas noches querida, realizaré mi último viaje a los
desiertos, a las yermas tierras de lo callado. Mañana vendré y como tu
entonaremos el saludo, entonaremos un canto a lo hermoso, a lo lindeza de esta
lejanía. Seremos caracolas en el eco de la existencia, en el ruego de que
nuestros labios rocen nuestra piel. Pero, no seremos olvido.
Intentamos mantener la cordura con la brisa que despierta
nuestros latidos. Intentamos nutrirnos del resonar de las aves que un manía
dichosa , brillante cantan al crepúsculo de la mañana. Intentamos ser cerrados
pisadas donde el aire, el firmamento nos yergue en las suplicas. Intentamos
callarnos,revestirnos de lejanía ….de
una lejanía que nos sanará. Aquí, en el presente, una obsesiva epidemia invade
nuestros ojos, nuestras manos, nuestros saludos cada vez que nos retorcemos en
nuestros movimientos. Aquí, en el presente, esperamos su quema, su derrota¡Silencio¡ Solo el eco del silencio se cruza
en las miradas ausentes ¡Silencio¡ presiento que su tiranía, su provocación
será abatida por los corazones bellos de la verticalidad ¡Que la esperanza no
nos abandone¡ ¡Que los sueños nos no deje¡ ¡Que los deseos no se vayan¡ El sol
esboza sus filamentos dorados, amarillos. Me arrimo a él y con la fortaleza de
mis pilares aguardo la luz entre las sombras. Emerjo en el aquí, en el presente, como amante
de emotivas sensaciones tras la cura. Sorbo mi café. La pantalla en blanco.
Unas notas respirando paz. Aquí, en el presente, esperamos en nuestras manos el
renacer.La atmósfera que me envuelve se
vuelve cálida y una lágrima resbala por mi tez seca. No obstante, erupciono,
profundizo en los pasadizos del ser, sus luchas. Somos valientes. Somos
hechiceros de los rastrojos de la penuria. Somos nosotros. Abro la ventana,
abro las persianas y el sol .
Querida , querido estoy con mis alas calladas navegando a
través de los ojos que se cruzan en una esquina, en calles donde las farolas
chismorrean la dejadez.Me dejo ir por
la imaginación gravitando en la positividad de su hegemonía, de su pereza de
quererse ir.Me he vuelto desértica raíz
que envuelve mis emociones.Hoy, un
lunes, donde el aislamiento nos obliga retorcimientos de los sentidos
vengoy me enamoro de las nubes, de una
cumbre nevada a lo lejos.Querida,
querido, la tormenta se evapora a medida que la tarde decrece para su encuentro
con los astros ¡Qué dirán¡¡Qué dirán¡ No escucho, solo el mañana, un mañana
donde el abrazo honesto, humilde nos provisione de sueños.Mis pisadas se pierden una ciudad vacía, con
miradas desconcertadas, con la pena pegada en los huesos. Sin embargo seguimos
respirando. Sin embargo seguimos llamando a la verticalidad de nuestros actos.
Querida, querido aquí estoy como pico que hemos escalar, lentamente, con el
sabor agradecido de nuestras manos, ahora, ausentes. El viento está quieto, como nosotros. Me asomo al balcón y la nada ronda.
Una llovizna temprana.El frescor de un viento callado embellece
nuestros rostros apagados.En algún año
que no recuerdo había dos colinas distanciadas. Ella con su silbo llamaba a su
cómplice con lo hermoso de un aliento tierno. Ella de la otra colina respondía
con su piano amarrado a las raíces de la tierra con una tonada esperanzadora,
con una tonada agarrada a los espíritus que venían de una a otra colina. Ella
con su silbo en medio del vacío, del silencio ahuyentaba la ira de la tierra,
de esta tierra consumidapor nuestras
propias manos. Ella con su piano contestaba,de rama en rama iba engendrando notas con sabor a calma, con los colores
de la templanza, con las espaldas mojadas por cada pozo donde se precipitaba la
nada. Ella con su silbo enamoraba, creaba la perfección de una brisa invisible,
intocable. Ella con su piano sanaba lo que era funerales anónimos.Y al unísono se vestían de una sonrisa, de un
canto galopante a través de un mundo enfermo, decaído, deshecho, cansado.
Y vendrán los sueños.
Y vendrán los deseos.
Y vendrán las esperanzas.
Y vendrán los cuerpos
Solapados a los soles, a las lunas.
Ella con su silbo aislaba cada abrazo prieto, cada
mano tendida a la soledad con un sutil entusiasmo en vertical. Ella con su
piano contestaba en el hueco de la distancia los fértiles rosas que volveremos
a besar.Una llovizna temprana. El
frescor de un viento callado embelleciendo cada sombra a ras de nuestros ojos.
Divago. ..divago por estas estancias, por esta estación que
nos trae lluvia. Me siento y frente a mí una pantalla donde se van descubriendo
las palabras engendradas desde la reconditez. Buceo por cada habitación, saludo
la mañana y suplico a no sé quien que la gelidez se ahuyente. Que venga un sol
con todo su brío y calidez.Amanece
y ella se mueve al son de una balada y ella se entusiasma en el canto de los
pajarillos que aun transitan en las calles. Amanece y ella se entrega ala entereza de sus espaldas.No se queja, solo canta a las luces de la
mañana. Otra jornada. Otro día donde tendrá que guerrear con su interior, presa
de la música se deja ir, baila y canta con el cosquilleo vertical de una
sonrisa. Ella sola. Ella y el amanecer. El amanecer y ella.Toma aliento en una respiración profunda y
lenta. Y sus piernas brincan al ritmo de sus latidos. Se siente bien, se siente
despierta ante la tempestad cruel que nos arrastra, que nos trastorna. Abre la ventana y se fija en un mirlo que posa
en una rama, sonríe. Penetra en lo hondo de sus sentidos y de nuevo la danza, y
de nuevo el saludo. El amanecer y ella. Ella y el amanecer. A lo lejos divisa
una fuente que en el ayer era yerma y ahora luce agua de colores, agua que
corre y la viste de serenidad. Divago…divago por estas estancias, me
introduzco en el ensueño, me acaricio las manos y doy bienvenida a esta jornada
donde los rostros grises te miran con cierto recelo.La confusión a veces se adentra pero cierro
puertas, cierro ventanas entregándome a los deseos.
La
mar esta revuelta. El vacío ronda en la urbe. Solo, los que van a su labor
cotidiana. Desde aquí habito las penumbras que se mueven en los corazones
ahora, existencia de los deseos, de una fuerza para que esto acabe.Me adentro en mi otro yo, en el yo donde
historias sin contar logran un silbo de alianza con la humanidad. “ No sé cuándo y en qué fecha se produjo, la
sequedad de los montes, la sequedad de las palabras, la sequedad del roce, la
sequedad de las miradas, la sequedad de las pisadas, la sequedad de una ciudad
abundante.Hacía tiempo que todo era
árido, agreste, cómplices de ojos sin lágrimas. Pero un día, decidieron al
unísono lanzar un grito de esperanza, un grito de paz, el grito de una batalla
que ellos mismos eran diana. Y gritaron…y gritaron, la tierra se abrió y las
mareas se mantuvieron en calma. De repente la lluvia, nubarrones marrones,
grises habían venido para la fertilidad de sus vidas. Entonces, dejaron de
cavar sus tumbas, dejaron de penar en las jornadas. Agua de la existencia, agua
nutriente de los campos, de las raíces ensangrentadas de sed. La atmósfera se
limpió, se purifica como se purifica el alma cuando el abrazo prieto da tibiez
a nuestro frío”. Sí, la mar está revuelta, expulsando toda tentación de
abrazo. Ahora no, más tarde, cuando nuestras manos en coro alrededor de una pequeña
fogata prendamos un canto, un canto a la alegría de ser, de estar. Mientras en
las solitarias aceras vuelco mi saludo a la nada. Un saludo mutilado solo, la
mirada allende.
Espiro
e inspiro….espiro e inspiro por los adentros de las puertas.Día cuarto del confinamiento, de la
emergencia sanitaria. Por mis venas pasan la masa de refugiados, de las guerras
inacabadas, del hambre brotado en esta esfera. Ya he salido con Kenia, una perrita del
incendio del pasado verano. Ella es desinquieta y a la vez todo cariño,
ternura.Me paro, una detención por los
hermanos en injusticia. Sí, porque somos hermanos de las raíces de esta tierra
que pisamos. Todavía no he escuchado nada sobre ese virus ingeniado que ha roto
con el hoy, con el pasado y la frontera se censura. Tiemblo, un temblor que va
más allá de este episodio crítico en la civilización. Una punzada de dolor me
provoca, me revuelve en los hondos pasillos de mi vientre y en mi cerebro
existe una lucha con aquellos que el viento lleva a la libertad, a sus sueños,
a sus deseos.Tendré que olvidar, por un
instante que se hace eterno entre estas paredes blancas, en este cuarto donde
los días se enredan con las resecas miradas, con el roce huido.Llueve, una cortina liviana se levanta contra
nosotros. Una cortina que nos convierte en calles anuladas, en un asfalto donde
los pasos se pierden. Espiro e inspiro…espiro e inspiro ¡olvidar¡ en la
brevedad de nuestro silencio que será un grito cuando todo termine…cuando todo
termine.
Y cogí el teléfono, mensajes sobre la enfermedad había
invadido sus conversaciones. Y de golpe agotado ante tanta información difusa
lo aparté. Lo alejé donde mis ojos no recorrieran una y otra vez lo mismo, lo
distinto. Me habilito a ser ferviente lectora de las calles de la nada, de cada
esquina donde el miedo entumece los huesos.Me preocupa la situación, un cierto balance de pensamientos se incrusta
en mis sienes y desembarco en esta tierra, en estas islas donde la gente vive
del aire libre.Ahora, todo sigue igual
con unas ojeras donde todos nos acurrucamos al fin de este episodio, de esta
peste del siglo XXI. Nos aventuramos a orar al universo y entregamos nuestra
energía en saludar, en despedir cada jornada pasada. Todo pasará, todo volverá
a la normalidad y floreceremos con una nueva visión, una visión que solo
atiende a nuestra recónditas profundidades.
Despierto. Un aliento de soledad ronda las aceras. Día 15 de
marzo del 2020. Un virus se revuelca en la respiración atenta, pausada.
Inspirar y espirar, espirar e inspirar. Aplausos aquellos valientes que
demuestran sus ojos , sus manos a esta batalla que hay que afrontar. Despierto.
Miro desde mi ventana, el ambiente se vuelve estático, hermético,consolidando la lucha. Un baño de agua
caliente se enhebra en mi desnudez, en vertical. Despierto, la cura se frota en
los cuerpos andantes del mañana en una atmosfera embelesada en las ganas de
sonreír. Despierto,el cielo está
nublado, el frescor penetra en mi rostro y me enderezo, sorbo un café, un
cigarrillo y lo cotidiano se vuelve techos donde las pisadas se repiten, se
atañen a una cierta tristeza, a una cierta voluntad de ser vuelos altos de los
sueños.
Calma. El todo es la calma.
Paredes que estrujan los pasos rutinarios hacia una luz del crepúsculo.
Silencio. El todo es el silencio. Calles solitarias, algún ladrido y no más.
Aislamiento. El todo es el aislamiento, cuerpos moviéndose en torno a las manos
caídas, a las manos lejanas, a las manos ahuyentadas.Y aquí estamos, corriente gravitando
alrededor del murmullo de una pantalla, de un papel como afluente de las
noticias. Nada. El todo es la nada. La distancia en la existencia de la
interiorización, en el cavilar con nuestra alma, libre de cada espejo
reflejando la ausencia. Sin embargo, el cosmos nos abriga, los astros pacen
sobre nuestros hombros.Sin embargo,
luchamos en el espacio de nuestras conversaciones con las mareas, con las
cuidadosas pisadas abasteciendo nuestro espíritu. Encendamos una vela,
pronunciemos vida y seremos resonar de la alegría, de la conciencia de este
mundo.
En la inmensidad del boscaje. En la inmensidad de la danza
cuando la brisa fuerte palpita en las ramas. En la inmensidad de mi reconditez
me hallaba. En solitario e insonora al bullicio de la urbe me había huido donde
los manantiales son riachuelos de la sabiduría, donde los pájaros vuelan bajo a
ras de mis ojos, de mi espalda en cada pisada dada. Donde la inmensidad del
musgo y los helechos abrigaban mis sentidos.Estuve varías jornadas, noches con la luz de la lunay días con las sombras del sol.Me arrastraba hasta el risco mayor, ahí donde
los arboles se esconde y pelado queda el monte. Me arrimaba al abismo y
recorría con mi mirada, con mi lenta respiración, inspirar y espirar, espirar e
inspirar, la eternidad del instante. Un instante convertido en un arco de
colores que me invitaba a seguir, a continuar en su corpulencia. Y paso a paso
andaba por ese arco iris y abajo el bochornoso vals de una sociedad manchada
por la melancolía, por el gris despecho de la madre tierra.Al tercer día retorno a la ciudad, una ciudad
iluminada con las luces artificiales de las miradas, de los rostros sin ojos
cuando mi paso, sus pasos se cruza. Nadie me había echado de menos, abandonada
en la inmensidad de la urbe, en la inmensidad de lo gélido de las manos tome
presura de mis piernas, fui hasta bajo mi techo, mi casa. Allí el absoluto
silencio se compartía en ojos de desesperación, en ojos de desgana, en ojos
molidos de una vida cerrada al viento como alma de nuestra aventura de
ser.Callados, recelosos no me comentaron
nada. Encerrada en mi cuarto, me acosté, un sueño embargo mis ganas y en calma
viaje en un velero despuntando la sonoridadde la esperanza, despuntando la pacificación de los espíritus en mis
manos, en sus manos.Desperté en la
inmensidad del boscaje de nuevo. En la inmensidad de mi esencia como mariposa,
mariposa viva en la lucha de su destino Y ¿Cuál es el destino? Se preguntarán,
me pregunto. Un inmenso e incierto haz de caracolas y algas como trompetas al
vacío, como manera de un olvido, como una postura de un mañana. Ya lo ven, un
inmenso mañana enredado en sus manos, en sus besos, en las breves sorpresas de
la inmensidad de lo cotidiano.
El espejo. Me miraba en el espejo, desde el reflejo la veía
con sus manos apagadas, con sus manos arrugadas, con sus manos esbozando un
movimiento que se transformaba en delicadeza, con sus manos frágiles.Su cabello era cano y le llegaba por encima
de los hombros, esos hombros donde se soporta la pesadez de los años, las
cargas de una melancolía a veces rebozada de alegría. El tiempo ha pasado y yo
en el espejo, observándola, examinándola en su vejez. Ella mira por la ventana
y saluda inconsciente a todo lo que pasa, sean ya pajarillos, sean ya personas,
sean lo que sean. Ella gravita entorno a
ella en el paso del tiempo. Ahora, no le importa las horas. Sus ojos vivos aún
a veces me miran. Me miran mientras yo en el espejo la miro a ella. Coge una
aguja, se detiene en un botón a punto de caer y lo cose. Una sonrisa se deja
ver en su rostro. Después me mira, me mira como yo la miro a través del espejo
y asiente. Ojos abandonadosa las
sombras y luces de la vida. Después, la ventana, levanta su brazo y saluda a no
sé quién.Y yo me miro en el espejo
mientras ella se levanta de la silla y se va a por su café. Mi entereza se
vuelve como la de ella, vital. Mi yo se disfraza de belleza y voy tras ella.
Nos sentamos en la cocina, una frente a otra. Me mira. La miro. Señales de
felicidad me cede de su tez apagada, secuestrada en el paso de las décadas. No
me dice nada, no hace falta. Yo tampoco hablo. Conversa nuestra confianza, nuestras
emociones, nuestros vestidos de un paseo por algún parque cercano, nuestro café
humedeciendo nuestros labios. Solo
conversamos con el tiempo, un tiempo que se acaba. Ella se irá antes, lo
sabemos y me dejará lo bonito del cariño, de la ternura. Me dejará el saludo a
los pajarillos, a las personas que pasen a ras de la ventana. Y tendré que olvidar y continuar bosquejando
mientereza.
De espaldas. Sí, de espaldas. Ellos dos y el silencio. Ellos
dos y la distancia. Uno contemplando las manías hipocondríaca de una sociedad. Otro,
despechado, bajo un campo de sombras negras.
XX:
Sé que estás lejos…muy
lejos e intento abrazarme a tus dudas, a tus penas, al derrumbamiento de tu
verticalidad. Lejos….muy lejos, donde el mundo es una atmósfera insoportable
agitada por el desprecio, por el olvido. Quieres llegar pero la frontera ¡Ah ,
la frontera¡ De qué demonios frontera me hablas en un mundo globalizado. Sí, de
aquí escucho, miro los periódicos y estremece el canto de la agonía en tierras
de la desidia, en tierras de helados sentidos, en tierras donde mi mano no te
alcanza. Ay , amigo mío ¿Te acuerdas cuando nos escribíamos? No sé nada de ti.
Solo que querías llegar…llegar donde el arco de colores sonríe después de
tantas y tantas penurias. Muertes anónimas allá…Sí, allá donde tu te hayas.
YY:
No. No estoy lejos. Estoy tras la frontera. No te das cuenta
pero te puedo ver. Eres inconsciente del peligro, de los dolores, de la muerte andando
como ave hechizado por la oscuridad. A veces pienso que es mejor así. No
soporto el daño a estas gentes que viajan al vacío, de estas gentes prisioneras
de todos. Sé que me esperas, todavía vivo. Estoy aquí con las corrientes
mascullando quien será la próxima víctima. Solo enfermedad, solo muerte. Amigo mío confió en que llegaré, no sé en qué
estado.
Xx:
Un cuervo se posa en mi ventana. Lo miro. Malas esperanzas
para ti, amigo mío. Malas noticias se reparten por este continente donde todo
se aloja ahora en obsesiones. Una enfermedad ha llegado, un enfermedad que
parece mortal. Pero no, la muerte la tenemos en nuestras manos, la muerte está
en nuestras manías, la muerte está en nuestra visión psicótica respecto a ella.
Mientras tu…si, tu.No sé de ti, imagino
tus manos heridas, imagino la propagación adherida a tus espaldas, a tus ojos
de la muerte. La muerte de verdad. Eres un refugiado de las diabólicas ideas
del poder ¡Oh, amigo mío¡ Poso mis pensamientos en ti y el llanto y el remorder
me paraliza en un estado de fracaso. La humanidad ha fracasado amigo mío,
querido amigo.
YY:
No. No estoy lejos. Estoy tras la
frontera. Los malditos dioses han creado un mundo de hipocresías, de mentidas
concedidas desde nuestro nacimiento. Así estamos. Me alejo. Me ausento donde no
soy influjo de la mediocridad y bailo al son de mi libertad sin hacer juicio a
la procedencia de todos los que estamos aquí. Todo es cuestión de tiempo, un
tiempo que a veces nos retuerce, un tiempo que parece eterno, un tiempo que nos
desprecia en el hoy ¿Pero, mañana? Qué será del mañana. Sí , amigo mío, la
humanidad ha fracasado , puedo convencerme de lo que razonas. Ay , amigo,
siento dolor, mucho dolor. Algún niño ha nacido, escucho el dolor de alegría de
la madre, escucho el llanto innato de esta nueva alma, nacida donde la lumbre
de la miseria y la desesperación nos vuelve pena.Y ¿qué será de él? No , no quiero preguntarme
¡No¡ harto de este hostil lugar no quiero saber nada ¡Ay amigo¡ , amigo mío
¿Nos veremos?
XX:
¿Nos veremos? Todo está tatuado
de mal ¿Nos veremos? Sí, amigo mío. Haré todo lo posible por hallarte. Y te daré
un abrazo, y te daré mi mano. Te presiento. No me gusta estos presentimientos,
pero sé que estás cerca ¡Oh , amigo¡ Amigo mío, querido amigo. Solo pensaré en
ti, que mis fuerzas te traigan, que mis ganas te dejen ver. Y te daré un
abrazo, y te daré mi mano. Amigo, amigo mío….
Marzo,ondulantes
mares donde la huída pasea por nuestros ojos cerrados.Sí, ojos cerrados al encuentro de la verdad.
Marzo, se vuelve repetitivo en el suceso de los años, ahora, alejados en las
ojeras de la memoria.Hace frío, un
invierno tardío concilia el sueño de los almendros donde se sana las
desavenencias de las pisadas. Marzo, un campo de refugiados abocados a la
gangrena de nuestra mirada despectiva. Vuelan las aves y el frío se entorna en
navajazos contra la existencia. Marzo, aquí, la isla. Una isla habitada por el
silencio ante las fronteras de balas rajando la inocencia, torturando el éxodopor un incomprensible despecho.Ojos cerrados y el desvanecimiento de las
palabras ¡No¡ no hay palabras, la conversación gira en torno de hogueras que se
apagan. Marzo,abrázame fuerte compañeraque los gritos de la nada retumban en una
sepultura de ojos blancos, de manos cansadas, de espaldas arrojadas al vacío.