sábado, diciembre 30, 2017

debajo de un puente

Debajo de un puente o eso creo. Ella, esbozaba el saludo de las primeras chispas del amanecer. Se cubría de manta y cartones que alguien había dejado por ahí. Ella, somnolienta se elevaba con sus espaldas cansadas, con sus engeñados cabellos grises por el paso de las estaciones. Con sus manos temblorosas bebe un poco de vino. Dice, para calentar el cuerpo, para alentar el alma en su rutina diaria. Cogía su carro de compra como dama de la ciudad empobrecida e introducía todos sus enseres, una manta y cartones que le servirían para la noche siguiente debajo de un puente o eso creo…también podría ser un banco a la sombra de un parque desnudo de vigilantes o por qué no algún sucursal del poder. Sin más mientras salía de su hueco, debajo de un puente  o eso creo tocaba su flauta. Tendía sus sucias manos por si alguna moneda rodaba para comprarse otro envase de vino.  Ella era extraña a esta tierra, decía que no la llamaran emigrante que la tierra pertenecía a todos y ella rondaba por donde quisiera. Todos la conocían. Ella era una flauta andante, eso decía. Todo el día hasta que la noche cerrara su melodía tocaba y tocaba.  Una melodía suave, resaltada por sentimientos venidos de un pasado que más vale no pronunciar. Ahora, alcohólica y alojado debajo de un puente o eso creo se recreaba en su dejadez. No, no iría a ningún albergue. No, no compartiría su tetrabick con alguien. No, no comentaría sus penas. Ya cansada y monótona se había  acomodado en la insonoridad debajo de un puente o eso creo. 

viernes, diciembre 29, 2017

Ríe..

Ríe.
Salta.
Combatir la monotonía de las horas.
¡Ay¡ las horas
Gigantescas olas de resecadas emociones.
Salones aterciopelados de pies desnudos.
Danza.
Canta.
Belleza de las manos
Al unísono evocando
Danzas sobre hogueras.
Vientre con vientre.
Estallido de un tiempo que se alarga
En la memoria de momentos perpetuos.
Ríe.
Salta.
Vencer las guerras sonoras en el todavía,
En el ahora, en el instante alojado de ojos blancos.




miércoles, diciembre 27, 2017

El callar..

El callar emerge cuando el amanecer va al encuentro de ella. Sí, ella, la de paso vertiginoso por las aceras grises de una ciudad dormida. La acompañan sus emociones, sus deseos, sus sueños, el rogar cotidiano de un halito de aire para poder continuar.  Se ve sumisa a sus movimientos indeterminados,  desquitado de toda amenaza del parar. Hoy luce su cabellera azul, sus manos azules donde algún anillo se perdió en el ayer.  El todo se ha puesto como ropa, el todo de sus esperanzas. Llega a donde quería, caracolas lanzan sus gritos al viento pausado, tranquilo.  Es invierno. La playa, vacía. Continúa en la orilla dejando un rastro efímero de sus pisadas.  Hace frío.  Hace poco dieron las campanadas de un nuevo año. Se sienta  en la orilla y deja que el oleaje calmo con sus espumas blancas la acaricie. Toma conciencia del ayer, de ese ayer de unas horas. Todo es relativo.  Se desabrocha uno en uno los botones de su camisa, de sus pantalones vaqueros. El primer baño del año. Se pone sus gafas de natación y adelante. Nada y nada hasta una barra próxima a la playa, la playa vacía.  Allí se queda por un rato, le da igual lo gélido de la atmósfera. Saluda a las ballenas y las gaviotas doradas del amanecer. Se siente amiga de ellas. Simplemente la vida, la vida de la madre tierra.  De nuevo se zambulle, regresa a la orilla. La playa vacía, y su ropa donde la dejó, húmeda. Se viste y continua con su paso hacía su casa. Abre la puerta. Silencio. Se ha traído una caracola y se la pone en el oído. Estallan en ella la voluntad del puede ser…puede ser que mi abrazo conmigo misma sea erupción de nuevos sentimientos, de una nueva lucha en el callar. 

lunes, diciembre 25, 2017

Aquí

Aquí. Ahora. El viento  norte.
Ballenas flotantes
Bajo una luna briosa
Y la sonrisa
                Y los pasos
                               Y los sueños.
Aquí. Ahora. El viento norte.
Nocturno elevado a los sentidos  
Ojos huecos, ojos ajenos, ojos dolidos
Sin embargo,  el aliento  bello
De las alas plateadas al son de la vida
Y la sonrisa
                 Y los pasos

                                 Y los sueños.

miércoles, diciembre 20, 2017

Alguien ha preguntado...

Alguien ha preguntado
Peces voladores en las nubes de cristal.
Tu mirada se pierde
Perseguida por los sueños invertidos,  arriesgados
De ser amante de su silencio.
Vacías playas se embriagan de pardelas.
Tus manos se entorpecen y respiras de la necedad
De las tierras ausentes a tu caricia.
Alguien ha preguntado
Rondan mareas nefastas en tu lasitud.
Ahora, te sientas y conversas con la nada,
Con voraces  palabras que vienen de arboledas arrancadas
Por el vacío.


domingo, diciembre 17, 2017

¿Sueñas?....

¿Sueñas? ¿Duermes? Vagas sobre la sombra de una bóveda celeste que te hechiza, que te da el sabor del descanso. Estoy aquí, como siempre, escribiéndote, amándote.  Y tu cotidiana renuncias a la belleza de la caricia, de besos alados de de gracia ¿Sueñas? ¿Duermes? Bajo ti las mareas rebeldes del viento, el desangrado mundo asumiendo el mañana ¡Tus manos¡ pétalos de fuego tomando la vida, la sonrisa cuando tus ojos cerrados se aíslan del ruido de las gentes que gritan  en la corroída estampida de colmillos sacudiendo a lo indefenso ¿Sueñas? ¿Duermes? Me acerco a ti en ese letargo y busco en tus pensamientos el regocijo de seguir así,  ausente, lejana, a solas contigo, danzando a los tambores de la existencia. 

viernes, diciembre 15, 2017

la ventana...

Desde aquí, de esta ventana donde la noche ronda, donde la lluvia liviana y ágil moja las imágines te observo.  Andas así, desnuda, frente un espejo. En él se dibuja de manera desteñida  las impresiones de la jornada. Una jornada donde el resonar simultáneo de la nostalgia te lleva a una esquina, la misma de todas las noches.  Hace frío, tus manos tiemblan en el auge que la oscuridad se adentra en tu pecho, tu pecho desnudo.  Lo miras y ya quisieras amamantar la sabiduría de la vida. Un pecho desgarrado, inexistente, perdido en las lunas del ayer.  No sabes que hacer, el dolor te empuja a esa esquina mientras yo te observo….te observo desde mi ventana. Apago la luz para que no me descubras, aunque, me da igual.  Pero todavía no, aún es temprano. Tan temprano que los  ojos que me amparan cuecen cuando te ven  en esa esquina.  Ahí te quedas, estática, yerta con la mirada fija en el más allá del firmamento. No te das cuenta que llueve. Yo solo veo lo gris del cielo y la lluvia. No sé qué verás tú, me da igual. Pero hay algo preocupante, esa esquina…la misma esquina ¡Qué será¡ ¡Qué será¡ Prefiero no descubrirlo.  Deja de llover y un viento  expulsa las nubes. Estrellas y más estrellas y tú yerta con la mirada fija en el más allá del universo. No sé qué pensar detrás de esta ventana, una ventana donde el vaho borra casi tu silueta.  Espero a que vuelvas y dejes esa esquina…esta noche no. Te quedas….tic-tac…las horas pasan. Tu desnudez se vuelve cada vez más brillante. No entiendo. Limpio los cristales y perfectamente te observo. Te vas, desapareces como polvo de estrellas, esas que estabas esperando.  Desde aquí, de esta ventana donde la noche ronda,  te observo. Te vas con tus sentidos verticales en el silencio de los gatos callejeros y la lumbre de alguna farola a no sé dónde… ¡qué será¡ ¡qué será¡ Me quedaré en la tristeza de los vuelos tristes de esta ventana. Te esperaba…





EN SILENCIO DEL 14 AL 21 DE DICIEMBRE DEL 2017

EN SILENCIO evocamos el descanso de ciertas estaciones que pueblan nuestros sentidos. Emergemos en el riesgo de establecer nuevas creaciones donde el color es ave que nos lleva , que nos trae.


martes, diciembre 12, 2017

Caminaba

Caminaba despacito, con la lindeza de una lluvia otoñal que traería las nevadas en la cumbre.  Dejaba de sus bolsillos caer piedrecitas y papelillos arrugados que eran huella del ayer.  Piedrecitas para no perderse, papelillos para que la mala memoria no lo dejará hermético, estático ante algún suceso del hoy.  Continuaba con su camino lento y lo perfecto de blancos copos hacia la cima. No le importaba el frío, ni la helada nocturna que vendría sobre sus añejos huesos, ella seguía, sola, con sus piedrecitas y papelillos. Versos y recuerdos abandonados en una senda donde todo era olvido, hasta ella. Ella desplazaba de su mente mientras avanzaba todo su pasado. Sus largas melenas de tono cano la tomaban de la mano, a igual que sus arrugas, a igual que sus años. No tenía sensación de agotamiento pero cierta pena se adhería a sus espaldas. Ingería no se qué camino de púas que la pronunciaban en ese andar y andar hasta la cumbre.  Llegó en el naciente de un cráter. Sus manos se posaron sobre las rocas que habitaban el lugar pero el frío y el calor solo hizo que de sus manos hinchadas derramara sangre, sangre que ella se fijo pero continuaba con su camino. La noche despejada la invitaba a admirar un firmamento rebozado de astros sin distinguir sus siluetas. Caminaba despacito, con el bello toque del silencio, de la nada. Cerró los ojos y hechizada también por una luna llena esbozó una sonrisa ¡La vida¡ ¡la vida¡ grito y en el respuesta su propio eco, sus propias emociones. Sacó el saco de dormir de su vieja mochila y se sentó. Así, hasta que el alba le encendiera con las isla con los primeros rayos solares ¡la vida¡ ¡la vida¡, grito de nuevo.  Ahí, mi caballero, universo del misterio que en el nocturno luce su traje de luces. Ya estoy vieja y sola por ello me quedaré aquí, ya no tengo más piedrecitas ni más papelitos. Todo lo he dejado atrás para los que vengan en el mañana, un mañana espero bonancible en la paz de los pueblos. 

miércoles, diciembre 06, 2017

LA FRONTERA

Xx:
Aquí en un rincón donde los desérticos montes empobrecen nuestra mirada en monotonía.
Aquí sobre un Roque milenario observo la frontera donde la caricia de ella será ajena a mí. Más no me retiro, no me alejo de embelesarme con la frontera.
¿Cómo será su país? Tal vez más verde. Tal vez más fértil.  Tal vez más amable con los rostros que se levantan y no halla ese viento norte cortante de los pasos a dar. Ella está allí, en el País después de la frontera. Aquí no nos quejamos, pero la sequedad del aislamiento hace de esto un desierto de espíritus. Solo el viento…el viento voraz, gélido rajando nuestros labios. No sé como imaginármela, quizás, bella o la belleza es lo que ronda en mi mente como fotogramas de una película que edificado con mi silencio, con mi soledad. Quizás, perfecta o la perfección es sagrado ritual envolvente en la lejanía ¿Está lejana? No, no. Ahí está la frontera. Impera con sus muros de astillas para todo aquel que quiera pasar, impera con almas abatidas, desoladas que han querido pasar, impera con el llanto, con el dolor, con la pena.  Me aproximaré a la frontera y seré ave que vuela a ras de sus púas y trincheras oxidadas ¿Cómo será su país? Me pregunto. Alegres notas me llegan de allí, aquí, no tengo nada que hacer solo un velo triste y nostálgico de libertad me escuece.

Yy:
Aquí donde el magma a construido esta tierra y allí la frontera. Huele a azufre, la temperatura del agua varía, tiembla la tierra, puede que venga alguna erupción. Entonces, ya no seremos la frontera como nos llaman ellos. Sí, ellos. Sí, esos, los que no ven perfectos, bellos, con la alegría danzando en nuestras pisadas, en las huellas que dejamos. No están equivocado. Una calima proviene de su país, ausente en mi mente. No sé como viven por más que intento imaginarlo, solo, la pobreza, la sed, la guerra, la injusticia, la ayuda negada corre en mi meditación. Pero hay algo que me atrae, no sé…como sí alguien me llamará, como si alguien me pidiera auxilio. Salgo de mi casa bajo este manto de astros desconocidos- supongo que allí las estrellas serán cumulo de maravilla- con mi perro. El calla, yo también. Y diviso la frontera. Cuántas muertes habrá habido, cuantos inocentes en busca de una oportunidad habrán caído en el engaño. Todo es engorroso en la frontera.  No hay nadie en la calle, hace frío. Debajo de mis piernas algo se estremece. Tendrán que examinar el volcán.  No más, tenemos que asimilar que detrás de la frontera es todo magmático. Y ellos quieren venir, y ella o él quieren llegar y conocerme. Algo me lo dice de mi reconditez, de los sueños que en la cama navegan en el misterio ¡Mira lobo¡ Ahí está la frontera. Y si le damos la espalda…¡crueldad¡¡ inhumanidad¡¡maldad¡ sí, la huída. La huída ante los tropiezos de la vida. Me da lástima, la frontera ¿Quién intentará atravesarla ahora? No lo sé, el, ella, ellos. Y después que…

Xx
La frontera. Voy a trepar. Voy a saltar. Voy arriesgarme. Mi sangre vagara como una más. Y después que…alguien me escuchará. Tengo frío, mucho frío. Mi corazón y mis piernas me llevan a ella aceleradamente.  Mis latidos bajo este cielo abrumado de estrellas me guían. Sí, saltaré. No tengo nada que perder, solo, la vida. Sí, mi vida. Qué más da. Aquí ya no tengo nada que hacer solo arriesgarme.

Y salta, y la policía le persigue. Sus sienes ensangrentadas. Sus ropas rajadas. Y la policía lo busca y lo busca.
Yy:
La frontera. Algo pasa en la frontera. Luces y más luces. Yo con mi perro paseando. No sé si acercarme. Podría ser peligroso…necesito saber lo que ocurre. Necesito saber el trato que se le dan aquellos que saltan la frontera.  Todo es curiosidad, una morbosidad que me lleva al remordimiento. Veo una sombra correr y correr. No sé me atrae ¿qué le pasará? Cae y voy a su encuentro. Su piel distinto color a la mía ¿Estás bien? ¡sus ojos¡ sus ojos me asustan y el terror son figuras de una ayer , de un hoy, de un mañana por su vida. Le doy mi mano. El la mira desconfiado. No soy la policía. Las luces se aproximan, la búsqueda vertiginosa se arrima. Se levanta y me da su mano ¡Aprisa¡ ¡Aprisa¡  A lo mejor estamos a tiempo. Sí, a tiempo de llegar a mí casa. Ya estamos bajo mi techo. El, de pie. El, temblando. El, herido. El, llorando.
Xx:
He pasado la frontera. Y ahora que me espera.  Tu.  La batalla ha terminado. Sí, ha terminado para mí. Para otros será hasta el fin de sus días. Sólidas son las paredes de este hogar. Las toco y las toco y el frío no está, se ha ido.  Todo era esto detrás de la frontera.
Yy:
Siéntate. No, no me mires así. Sí todo era esto detrás de la frontera. Ahora hay que descansar en esta noche frenética. Otro temblor, no sé que se cuece ahí debajo. Ya has pasado la frontera. Yo, no sé, te escudaré ¿Qué hacer?  ¡Oh, dioses del universo¡ Ayudarme.  No, no me mires así. Estoy desahogándome. Todo es complicado y confuso. Te están buscando como si fueras un delincuente y solo has pasado la frontera ¿Qué quiere decir la frontera en un mundo globalizado? No, no lo entiendo. No , no me escuches. Deja que te cure y descansa, mañana será otro día y ya veremos.  Me siento extraña y tú también. Pero hay algo que dice que no lo somos tanto. Has pasado la frontera…"


domingo, diciembre 03, 2017

Y zas...

Deja los libros, así, solos en el aliento que penetra por la ventana y entiéndeme.  Ellos solo te dan una especie de hechizo que te hace vagar en el ensueño.  Ven aquí, si….en este sillón donde estoy sentada ahora observándote con mis gafas gastadas. Deberíamos de charlar un poco, alguna palabra que se hago en estas paredes grises. No, no quieres mirar la realidad. Te despedaza, te quema. Pero date cuenta de que todo ya ha pasado.  Somos eco del ayer, si…pero además murallones para que no se repite, para que no vuelva a eclosionar y dejarnos tirados por las alcantarillas de nuestros adentros. Te evades…sí que te evades. Haces como si no me escucharas y ello me provoca cierta atracción, un amor intenso hacia ti ¿Me comprendes?
 Y zas, dejo el libro. Una historia amena donde los mares se mueven en torno a la quema de los recuerdos.  Ahora te miro, dime, te sigo escuchando. Entiende que tengo que olvidar y crecer en las esferas de esta nueva vida. Pero a veces…¡Ay ¡ a veces viene el, viene ella, viene quien quiera y arrebata la risa esbozándome una amargura por no gritar cuando estaba a tiempo. Por ello me aíslo. Supongo que me comprenderás. Me gusta estar aquí, a la luz de esta ventana mientras tú en ese sillón espera mi abrazo. Ya iré, no te preocupes. Necesito meditar, examinar desde aquí el bien y el mal pasado.  Ahora es tarde. Bueno, salgamos. Está lloviendo y la noche ya viene temprana. Mejor, calles vacía donde el susurro de la llovizna pintará nuestros rostros de desconocidos. Desconocidos que van y vienen. No te olvides el paraguas. Ese no que está roto, coge el verde.
No hace falta cerrar con llave, vamos.  Solo daremos unos pasos de la mano. Y quizás, se la lluvia se va nos sentaremos en algún parque cercano, próximo a ese techo que nos hace cabalgar en la pesadez del pasado. No llevo móvil y ¿tu? De acuerdo, lo has dejado, has leído mis pensamientos.  Mira, la neblina azota la cumbre en su sutilidad, hoy no veremos el roque pero da lo mismo,  estoy contigo. Cuéntame algo de lo que los estabas leyendo.
Ja, nada. No estaba leyendo. Solo disimulaba mientras tus ojos se posaban en los fotogramas de mente, intentando leerlos. Es imposible, solo yo sé del pasado. Un pasado inmaduro, arrebatado, desquiciado de todo este presente. Ahora miro al frente. Ahora te miro a ti y en este paseo bajo la lluvia me enamoro más aún de tus formas de hacer las cosas, más aún  de esas estrellas que no puedo divisar ni ahora, ni nunca. Uf, ahora que recuerdo, el telescopio esta polvoriento, las telas de arañas le caen. Dejémoslo, algún día… estaremos ahí arriba. No te rías…sí, seremos energía que se expande y contrae en el universo. Ahora toca vivir como podamos ¡Qué impertinente es este mundo¡ Peleas voraces, aberrantes contra la humanidad y al fin y al cabo seremos pieza de una fosa, no más ¡Mira que somos de mala sangre¡  
Parece que llueve más fuerte, las sombras nos persiguen como fantasmas de nuestras pisadas. Volvamos a casa. Tú con tu libro, yo en mi sillón.


viernes, diciembre 01, 2017

los sueños de la espera...

Los sueños de la espera,
Letargo indeciso tropezando a cada sombra, a cada desperezar
De las alas calladas
Cuando un telón se yerta bajo los ojos cenizos del agotamiento.
Se revuelven en arboledas liadas a la vejez
En el cotidiano manoseo de la oquedad de los cuerpos
Ambulantes en aceras muertas.
Los sueños de la espera,
La lluvia se desgasta, se cansa
Y culmina en el desahucio de las manos
Enraizadas en la monotonía.
Tal vez, derramadas ilusiones en las vertientes de la nada.
Tal vez, resoplido de ancianas heridas en acantilados poseídos por el vacío.
Tal vez, pisadas en la pena vertical de nuestras espaldas.
Los sueños de la espera,
Vagas ganas de agarrarlos para erguir su ruta distante, ajena

En manchadas huellas del ayer, del ayer…

Rotos pasillos

Rotos pasillos
Abogando a la incertidumbre
En la terquedad de una jornada.
De espaldas,
Marea que se expande y contrae
En el susurro del viento.
Silencio prematuro
Con tambores olisqueando
Alguna caricia en la unión de los vuelos
Hoscos,  desnutridos, simples

En el despertar.