viernes, diciembre 15, 2017

la ventana...

Desde aquí, de esta ventana donde la noche ronda, donde la lluvia liviana y ágil moja las imágines te observo.  Andas así, desnuda, frente un espejo. En él se dibuja de manera desteñida  las impresiones de la jornada. Una jornada donde el resonar simultáneo de la nostalgia te lleva a una esquina, la misma de todas las noches.  Hace frío, tus manos tiemblan en el auge que la oscuridad se adentra en tu pecho, tu pecho desnudo.  Lo miras y ya quisieras amamantar la sabiduría de la vida. Un pecho desgarrado, inexistente, perdido en las lunas del ayer.  No sabes que hacer, el dolor te empuja a esa esquina mientras yo te observo….te observo desde mi ventana. Apago la luz para que no me descubras, aunque, me da igual.  Pero todavía no, aún es temprano. Tan temprano que los  ojos que me amparan cuecen cuando te ven  en esa esquina.  Ahí te quedas, estática, yerta con la mirada fija en el más allá del firmamento. No te das cuenta que llueve. Yo solo veo lo gris del cielo y la lluvia. No sé qué verás tú, me da igual. Pero hay algo preocupante, esa esquina…la misma esquina ¡Qué será¡ ¡Qué será¡ Prefiero no descubrirlo.  Deja de llover y un viento  expulsa las nubes. Estrellas y más estrellas y tú yerta con la mirada fija en el más allá del universo. No sé qué pensar detrás de esta ventana, una ventana donde el vaho borra casi tu silueta.  Espero a que vuelvas y dejes esa esquina…esta noche no. Te quedas….tic-tac…las horas pasan. Tu desnudez se vuelve cada vez más brillante. No entiendo. Limpio los cristales y perfectamente te observo. Te vas, desapareces como polvo de estrellas, esas que estabas esperando.  Desde aquí, de esta ventana donde la noche ronda,  te observo. Te vas con tus sentidos verticales en el silencio de los gatos callejeros y la lumbre de alguna farola a no sé dónde… ¡qué será¡ ¡qué será¡ Me quedaré en la tristeza de los vuelos tristes de esta ventana. Te esperaba…





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