martes, marzo 31, 2015

Los astros...

Entré y te encontré sobre las ramas de los sueños que trepan hasta esa ventana con vistas a un firmamento donde los astros toman de la mano rostros anónimos. Te preguntabas, quien serán. Sí, gente que divaga por la atmósfera perdida después de la despedida del ocaso. Gente que después de ser fosa en las profundidades de la tierra emergen como estelas de un lugar desconocido, impreciso. Quisiste hablar con ellos pero algo te alejaba, te hacia gravitar en las entrañas de tu esfera azul. Más tarde, pensaste. Cuando mis manos de salitre culminen como marchita onda del océano. Invisibles a tus ojos, a tus sentidos quisiste aproximarte aunque la senda de acantilados donde el oleaje muere fuera tu propia muerte. Los veías tan calmos, tan embriagados en perfección que querías ser uno de ellos. Su luz, centelleantes yeguas que se arriman a la belleza. Pero te detuviste, si te paraste cuando de la mar las caracolas y estrellas marinas te llamaron con el rumor de la espuma. Ven aquí, te dijeron. Y fuiste. Fuiste donde la mar serena te llevaba hasta la orilla. Caminaste y caminaste sin sentido. Te daba igual. Todo era hermoso. La noche se hacía largo y los astros te miraban. Confesaste tus secretos a ellos. Sí, a ellos. Por qué no. Te escuchaban  y con su silencio te respondieron. Un silencio que motivo cierto bienestar en tu espíritu libre. Me miraste. Bajaste de aquel árbol que a los astros del nocturno mirabas. No me dijiste de nada. Simplemente te marchaste. Te deje. Más nunca volví a verte. La confusión me llevo hasta cada noche contemplar cada constelación cuya silueta te reflejaba.


domingo, marzo 29, 2015

El agujero...

Un agujero. Enorme en medio de una llanura donde la llegada noche era animal de pasos lentos. Una luna cruzada en forma diagonal se tambaleaba a medida de que ella prendía sus pies en la hierba húmeda. Ella la guiaba. Ella le susurraba. Ella la acariciaba con el sutil velo de su  luz. Y ahí, en medio de la nada, del silencio, un agujero. Se paro ante él. Y con sus manos bálsamo de agua de luna penetró en él para averiguar su profundidad. Era mucha. Se había cavado hace poco por los chorros sutiles de agua que desparramaba en sus flancos y posaba en su fondo. Pensó, este es el mío. Aquí abandonaré toda tempestad que me acosa, me persigue y me mata. Su rostro  se lamia en la palidez y unas fuerzas escasas. Quiso entrar. Tirarse y acabar con todo. Era su hora. Ella lo sabía. Mientras mariposas danzaban a su alrededor. Mariposas sin alas, sin ánimo. Se sentó. Metió una pierna y después otra. De esa nada. De ese agujero se engendró una mano. Una mano que corría por sus piernas como extrayendo todo mal. La noche avanzaba y con ella se sentía como parte de aquella atmósfera. La mano agarró una de sus manos.  Le cedió todo calor que ella necesitaba. Se levantó y miró fijamente ese fondo. Pensó, mejor será dejarlo para otro día. Todavía no es mi hora. Y su  rostro pálido se volvió hacia la luna. Mírame, dijo. Aquí estoy buscando los secretos del alma. De alma que no se ve, que no se toca. Otra vez camino de vuelta. De vuelta a casa. A él lo he abandonado. Me ha rechazado. Y en ese rechazo he de comenzar una nueva vida, que la alegría sean los astros que esta noche embellezca la ruta del ensueño. Sí, me voy. Ya vendré. No sé cuándo. Ya te contaré amada luna.  Pero ahora me embriaga la calma. No sé será el silencio que se mece aquí, en este lugar. La armonía de este mundo cada día más extraño. 
Viejos vientos soplan.
La desnudez de los rostros.
La desnutrición de las manos
Que alzadas se dirigen a la nada.
Un grito
La reconditez de un quejido
Anunciando un ocaso
Que se evade en medio de espumas feroces.
Un cuerpo
Eclosionando con pétalos de mayos
Cuando en sus singladuras
Acoge  a la afable estampa de los sentidos.
Viejos vientos soplan.
Aquí estás.
Sola.
Con el erguir de raíces
Liando y liando entre tus piernas.
Avanzas.
Te desperezas.
Y un sueño viene.
Aquí estás.
Con el canturreo de la vida,

Con los verdes ojos del mañana. 

jueves, marzo 26, 2015

Ven...

Emociones.
Vuelo alto
Arrebatado por el sudor negro
Una ventisca,
Piedras que se amoldan a mis senos.
Un canto
Disuelto en las esferas enrarecidas del amor.
Voy a por ti.
Sí.
Con mis manos de alas sin plumas
Con mis besos muertos de sed.
Con mis ojos estériles.
Qué dices.
No, no te escucho.
Aquí estoy.
Tú, ahí
En el mecer de palabras
Que la lluvia se lleva.
Ven  amor.
Plateadas lunas barranco abajo
Esperan la danza unísona
De nuestros cuerpos.


martes, marzo 24, 2015

Su rostro...

El recorrido se hace vago
Cuando la tarde
Retoza en su caída
Bajo las sombras de las calles
Blancas, muy blancas

Su rostro también blanco andaba descalzo sin rumbo por cada esquina de la ciudad. No sabía lo que buscaba. Su palidez la iba carcomiendo lentamente y sus pasos sutiles la impregnaban de cansancio. Llegó hasta una pequeña ermita donde los abuelos de antaño se reunían para hablar y hablar de sus vidas, de sus pasados. Ella los escuchaba como sumisa en sueño, en un cuento que ahora sería difícil de creer. La campana sonó y el viejo cura entro perseguido por todos ellos, por todas ellas. Mujeres a un lado, hombres a otros. Todavía el conservacionismo era latente. Ella no sabía qué hacer. Había nacido en la noche cuando la nevada fue feroz. Su cuerpo blanco desnudo la empujó y entró. Nadie la miraba solo el viejo cura que seguía con su antigua rutina. Por un momento pensó que echarían. No fue así. Vieron como un ángel nacido del bosque. Blanca, muy blanca. Tanto que constrataba con aquella oscuridad, con aquellas ropas. Se arrodillo ante una figura. Una figura en forma de cruz. No entendía bien el por qué. Pero le atraía aquel semblante de lágrimas de sangre, de sudor de sangre. El párroco hizo silencio. Todos ahora la miraban. Cada par de ojos se iluminaban en lo que creían que era un milagro.  Ella, blanca, muy blanca. Nacida de la nieve. Alzo una de sus manos hasta uno de los pies de la figura y de repente una especie de luz la difumino. Se fue derritiendo y tras aquella masa blanca quedaba un cuerpo de mujer, desnudo, feliz. Se de la ermita. A cada paso que daba provocaba cierto himno de paz, de sabiduría. Y el cura callaba. Y el cura se sentó. Y todos agacharon la cabeza no se sabe bien si por pudor o respeto hasta que ella salió. Ya era de noche, una noche sin luna mecida por astros que coreaban cierta melodía. De nuevo penetró en el boscaje. De nuevo desapareció. Todos salieron y se sentaron a contar historias del ayer, ahora una más de aquel pueblo mágico. 

lunes, marzo 23, 2015

Mece las sombras...

Mece las sombras
Barcas desorientadas.
Agónicos seres
Perdidos en la tempestad
De corazones que arriban en un océano
Que sepulta el anhelo
De ser libres, de ser pájaros de fuego.
Un faro
Lejano
Abatido
Vigía de cadáveres
Que bailan con el rumor de las mareas.
Mañana.
Sí, mañana..
Seremos canto de la paz, de la justicia.
Manos sucias que ha deshora
Sangran en su labor
De emerger como ciudadanos del mundo.
Aislados.
Muy aislados de la verdad.
Esferas confusas
Que los vuelve seres de la nada.
Penumbra que los embarca
Donde se mece las sombras.


sábado, marzo 21, 2015

la noticia....relato

Por rato estuve cavilando sobre la noticia venida.  En mis entrañas se desdoblaba un no sé que de espanto y asombro.  No se concretamente lo que había pasado. Pero algo no grato tenía que ser.  Yo vivía aislada del pueblo. Sí, donde las arboledas hacen sombra, donde la frescura de los arroyuelos son visitados por una multitud de pájaros de colores. La noche ya entraba. Una noche de luna blanca. Me decidí y fue al pueblo. La bruma ya llegaba pero un foco de luz por la plateada me hacía señas del camino a tomar. Cuando ya estaba cerca aviste con mis ojos de asombros, con mis ojos de  terror, con mis ojos de temor cientos de antorchas que venían en mi misma dirección. No comprendí. Hasta que uno de los fuegos que iluminaban se acercó a mí “¡Tú pecadora¡ ¡Mujer salvaje que vives apartadas que practicas¡ Acusada. Sí estás acusada de magia negra.  Sino que hace una joven como tu viviendo alejada del pueblo. De este pueblo que te apreciaba hasta que decidiste irte.” Yo no comprendía, no quería escuchar las absurdas revelaciones de este hombre. La bruma se iba, se alejaba por el monte. Y pude ver todo ese enjambre de humanos que venían a por mí. Como creer esta situación. Me parecía irracional, ilógica. “No. No. Todo es falso”, dije yo.  “¿Falso? Entonces que hace una mujer viviendo sola sino practicando artes maléficas. Otra cosa no puede ser. Nos abandonaste ¿Por qué? No hay otra explicación. Eres la hechicera de los maldecidos, de esos espíritus que se congregan cuando la luna se evade.” No atisbaba a comprender. Yo mujer en la bella ventura de ser libre acusada de falsedades. Me rodearon. Me asusté. Pero fui veraz y vertical, quería conservar mi entereza ante estas mentes ofuscadas. Besé la tierra. “ Yo amo este bosque, esta naturaleza que a mi derredor baila y baila y por ello estoy aquí. Aquí.” “No mujer extraña. Tú lugar no es este. Debes ir con nosotros al pueblo y vivir con sus habitantes, relacionarte con cada una de sus gentes sino…Sino caerás presa entre rejas hasta que aceptes”. La palabra presa. Yo mujer de la libertad, del galopar entre flores silvestre y acariciar el musgo de las piedras que habita este lugar caí en un pozo. Un pozo donde aves negras picoteaban hasta sacarme los ojos, hasta rajar mi lengua. “No. No”, dije yo. “ Prefiero ser muerte, estar sepultado bajo esta tierra donde las raíces me acogerán” .“Estás perdidas, nosotros cambiaremos tu pensar, ese pensar nefasto”. Y vinieron y vinieron…a por mí. Arrastrando me llevaron al pueblo. Todo era gritos y más gritos. Encerrada en una celda me quedé. Desnuda, hambrienta con el frío del norte corriendo por mi sangre.  Y así hasta que un pájaro de colores vino a visitarme. Ahí estaba en la pequeña ventana de aquellos muros húmedos, fríos. Me acompañó hasta los finales de mis días, hasta que un día cuando el sol era cumbre mis manos fueron alas, alas de mariposa que revolotea y huye y huye…


La lluvia....

La lluvia que viene. El descenso de cuerpos desnudos por acantilados de sal. Las olas que rompen con su soberbia andadura.  Un poema que se alza entre rocas deformadas con la condición de que llegues. Sí, que llegues a este rincón donde los sueños emergen del silencio. Truenos, relámpagos. Una tormenta y en medio del océano los brazos que se extienden coordinados por aves de colores. Las palabras se pierden. No hay necesidad de ellas. La lluvia que ya está. Un viento que se apaga. Que huye por las esferas desconocidas de otros rostros, rostros sin ojos. Manos que se prolongan hacia el beso. Corremos hacia él. Aquí está, aquí estamos. Embebidos en la caricia fértil, en la partida de una lágrima, en la espesura de los deseos que nos inducen a ser cuerpo a cuerpo con la humedad, con el roce de los vientres sudorosos cuando el alba danza ¡Danzad¡ ¡Danzad¡ En las hogueras que os darán calor, que os ofrecerán techo ante los yermos astros que esta jornada ha borrado. 

jueves, marzo 19, 2015

Tierra adentro...

Tierra adentro. Ya está a la vista ese paraíso donde las aves de colores posan en tranquilidad. Vamos amiga. Anímate, dame la mano. Vagaremos en su atmósfera como hijas de la brisa que ahora viene y va. Viene y va. Estamos cerca. Ninguna muralla será capaz de detenernos en fosas donde canta la pena, los llantos agónicos de las almas. Ya estamos. Solo un paso más. Mira la bóveda celeste hoy nos brinda con ligeras nubes rostros de los que se han ido. Pero aún así siéntete dichosa. Estamos cerca, muy cerca. Tocaremos los pétalos de plata de los corazones que con su brío nos despierten algo de afecto, alguna sonrisa. Escucha, escucha….un violín suena próximo. Es la música de las raíces que apegadas están a esta tierra de esperanza. Ramas bailan al son de los espíritus que en concordia son afable mirada de nuestras manos unidas. A un mismo paso, en un mismo canto. La sequedad de unos labios no será arma que nos someta. Alégrate. Ya estamos aquí. Horas y horas serán alumbradas por la bonancible caricia  de la hierba salvaje que crece y crece.  Y ojalá tu ser este siempre presente ante mí, ante la belleza de esta esfera ascendiendo por nuestra desnudez.


miércoles, marzo 18, 2015

El último viaje...relato

¡Qué arduo y qué angustiosos son los días ¡, pensaba él . Se recogía en sus brazos y con su mirada hacia el infinito ocaso trataba de diseñar su vida en otro lugar . Trataba ver más allá de esas ligaduras que oprimían a su sociedad en el infierno y alcanzar las palabras del universo con toda su fortaleza . Se llamaba Bul . Nombre nacido de sus antepasados cuando eran parte de la naturaleza . Ahora , su nombre era el resoplido de imágenes de muertos , de sangre , de penalidades . ¡Una tras otra ¡.¡Otra tras una ¡. No sabía como sobrevivir . No sabía como afrontar una historia más donde la marabunta  de la desgracia y la masacre  lo hacía estremecerse en un dolor agudo más horroroso en cada aurora . Auroras teñidas de un luto ilimitado , de un luto confuso , de un país sumergido en las aguas negras de  la miseria . Él ansiaba cambiar todo eso  . Pero, ¿cómo ¿ . Desde dentro todo era desequilibrio, todo era ofuscación : pasadizos involucrados  a la oscuridad . El ser humano se agota . Sus pensamientos no más que se  nutren de muertos  cuando  no más que ha visto guerras y hambre . Por ello , él  huyo . Aunque en su mente sobrevolaba la cobardía . ¿Acaso soy cobarde?, se decía una y otra vez. Herido se despidió de su pueblo , dejaba esa tormenta infinita tras de si . Tomo todos sus ahorros y comenzó un largo viaje . Un viaje donde el contraste de paisaje era colosal . Lugares donde la sequía era la soberana que marcaba el ritmo de las gentes ; lugares donde la exuberancia de la vegetación invitaba a erigir a sus habitantes . Pero , ¿cómo? . Todo un paraíso echado a perder. Los amaneceres iban pasando , él se sentía cada vez más cansado . Parecía que  nunca iba a llegar . Llegar a ese puerto donde un barco le esperaba y a cambio de todo sus recursos  lo dejarían cabalgar por las ondulaciones del océano . Habían muchos como él . Desesperados , soñando en lo que el futuro les depararía en esas nuevas tierras  . Y llego . Al principio se sintió un poco desilusionado por la cantidad de gente que como él iban a embarcarse , por lo frío que era el patrón del barco . Comprendió que aquello era un negocio , un negocio donde se arriesgaban un sin fin de vidas . Que más daba ser anciano , niño , hombre o mujer . Todos eran tratado por igual . Subió a ese barco , no pensó en lo frágil que era . Cuando vio donde lo introdujeron ,dentro de ese cascarón de papel, sus ilusiones se vienen en picado . Nos tratan como esclavos , pensó . Pero ya no había vuelta de página , tenía que continuar sin mirar atrás . Todo pasará con celeridad , sólo unos días bajo el sudor , el olor , el hambre y la sed . Sólo unos días que iban derruyendo las expectativas de cada uno de los que se hallaban en ese agujero . Sólo unos días en que la entereza se iba aboliendo  . Sólo unos días en que los sueños iban transformándose en un canto ceniciento . Sólo unos días en que los obligaron abandonar el barco y cada número determinado de pasajeros  los embarcaron en una barca  que posaba en sus flancos . ¿Y ahora qué ¿. Uno de ellos era el guía . Sólo faltaban unos cuantas millas . Unas millas que nos más que fueron un infierno . Unas millas inscripción anónima de cada uno de los que iban pereciendo . No lo soportaron . Sólo quedo Bul con sus ojos ya sin ese líquido salino al ver tantas vidas caer por un precipicio en un mar silencioso. Él sabía que su muerte sería en cuestión de horas. Sus deseos envanecidos, envueltos en un ataúd infinito para la eternidad. No quería dejarse vencer. No pudo. Ya no podía más y poco a poco se fue durmiendo en sus sueños mal logrados.  Su alma se desprendió de su cuerpo como hoja que deja ser parte de un árbol. Lo rodeó. Lo observó. Examino su cuerpo  condesciende con ese plácido océano y lo llevó a las profundidades . Otro mundo . Otro vergel .¡ Aquí esta mi vida ¡ , transmitía Bul a su alma . Una vida que se hastía tras unas auroras inciertas donde no sabes donde esta tu ruta  . Al menos ahora soy libre. Fíjate espíritu mío, aquí no hay miserias , no existe esa autodestrucción del ser humano. El hambre, las enfermedades y la sangre no me esperara en el crepúsculo  Ese era su destino . El alma dolida erupcionó de nuevo en la superficie de esa mar pacífica . Ahora sería guía , sería ese rorcual  que con su quejido agónico daba aviso a los demás . Narraría la historia de Bul en un cantil agudo y apagado . Hablaría a las estrellas de esa fosa común . Ellas serían los cirios   de aquellos difuntos sin nombre .

Siempre...

Siempre. Sí siempre volcaba su ánimo a la presura de la mañana. Una mañana sondeada por un sol que la abordaba con toda la calidez a par que una brisa fuerte se mezclaba con sus pasos. Se preguntaba el por qué de las aberraciones de la vida. Guerra de religiones que sonaban a espanto, a terror. El respeto se había perdido, ofuscado a un lado de seres incoherentes que no aceptaban la creencia de otros dioses ¡Que dioses¡ Todos el mismo envuelto en diferentes máscaras. Ella pensaba que el universo era su jefe, el que condicionaba todo ese andar por esta vasta atmósfera. Que somos  sino polvo de estrellas. Polvos de astros que sueñan, que desean, que imaginan, que aman. Partículas que congregadas se expanden por un mundo que pena, que llora a cada sangre derramada, a cada vientre abultado por la sequedad de sus labios. Por qué no pensaba dejar una esfera donde generaciones venideras fueran pacíficas aves del abrazo, del beso volado de un hemisferio a otro. Amantes de cada ser que pasa. Adiós a las armas. Adiós a la miseria. Adiós a la muerte. No más injusticias. Amantes de la nobleza de las almas, del arco iris que ilumina la mirada.  Todos iguales…

jueves, marzo 12, 2015

Suena y suena...poema

Suena y suena
Mis cuencos en tus llamaradas.
Inagotables en el ritmo de las miradas
Que se pierden cuando somos ágil astro del cosmos.
Seguimos en la rutina, de conocernos
De albergar un halito de ilusión
Que nos arrime a las hogueras estacionarias
Del amor, de ese encantamiento
Que viene y va
Cuando somos soplo de mareas de amapolas.
Aquí estoy
Aquí estás
Y las vertientes del sur arrancan un viento
Que nos inducen a ser huellas de nuestros labios.
Aquí estoy
Aquí estás
Con esas maneras de blancas olas
Rumiando el deseo, la pasión.


miércoles, marzo 11, 2015

Desierto....(relato)

Son largas las horas . La frontera solo se halla a unos metros de mi . Unos metros que son como aves que pasan a ras de mis pupilas . Una frontera de hierros y alambres espinados  donde sólo el mero echo de alcanzarla y tocarla estallan en mi pensamientos de felicidad , pensamientos que edifican mis sueños en la realidad .Ya no recuerdo los días , ni las horas que la anhelaba . Si , anhelar . Como si fuera un amor imposible , un deseo que abarca toda tu vida y hasta que no la ves , no la besas , el ánimo y el empuje hacia la vida se va deteriorando .
 Entre nosotros . Todos nosotros que giramos sobre una misma brújula  no la nombramos , es algo que permanece intangible a nuestras conversaciones hasta lograr el salto. La respetamos . Un muro cuya ascensión y luego su descenso nos dejará respirar . Respirar como las flores tras la lluvia . Intento mirar el atrás, esas tierras donde mis raíces no pudieron expandirse , todo esta tan destruido , tan caótico  , tan desfallecido que no siento remordimiento por esta acción del hoy. ¡Me han hablado tanto de lo que hay  detrás de la frontera¡ : la libertad , el alimento de cada día , el bienestar , la muerte de ciertas enfermedades  y, como no, la paz . Sobretodo la paz , esa musa adorada por todos los que huimos de la violencia , ese árbol donde cada uno de sus frutos es un beso noble y aterciopelado .
   Es difícil construir un deseo, construir una imagen de lo que existe y será detrás de la frontera .¡Cambiar mi vida¡ , lo deseo tanto.
¿Por qué hay tantos muertos ahora?. No es posible, me rodean. El grito a la vida se ve envuelto en un colmillo que te arrastra a la tumba. Me apresan. Nos apresan .Con una hilera de cadenas nos abandonan donde la arena retuerce el agua , el árbol, la vida .Y,¿ahora qué?. Nos miramos , nos examinamos. La luz de los sueños del ayer se han perdido . Ahora , un penoso regreso como esclavos del mundo de hoy a través de un puente de hojarasca . Siento sed . Una sed que se agrava más ante la impotencia y la desorientación. A medida que los días pasan como gaviotas en la hoguera  me pierdo , pierdo aquello por lo que he luchado . Ya, el hambre me da igual  . Morir así , debilitándome día a día , atravesando mi pecho una lanza de estrellas fugases que luchan entre el sueño y la realidad . Ya, la llamada da su fin. El fenecimiento  de mi ser y de otros hará hueco al descanso , a un sueño del ayer .






Algunas veces...

Algunas veces navegas por infranqueables tierras donde el zumbido de la tormenta te hace avanzar y avanzar. Te da igual. Sigues aunque bloques de acero se interpongan a tu paso y tus huellas borradas por lenguas de alfileres. Caminas, lenta pero segura bajo el hechizo de tus deseos, de aquello que anhelas. No existe el cansancio de tus alas de arco de colores, de tus piernas de piedra viva. Sigues con el tintineo de un ave azul que guía tu corazón, tu razón. Y no piensas. No. Apartas de ti toda esa virulencia que nos vemos envueltos en el paso de las jornadas. Lágrimas que desembocan en un pozo seco del cual no beberás. Algunas veces sientes el peso en tus manos, en tus párpados pero el alegre comienzo de una tonada que viene del viento, del viento te hace ser de vuelos eviternos, sumisa a tu yo, a tu ser. Ánimo, te digo. Admiro tu veracidad, esa verticalidad que es aliento hacia nortes benevolentes, nobles. 

sábado, marzo 07, 2015

Avanza...

Avanza, avanza sobre arenas plateadas donde el resonar de las caracolas anuncian la danza entre hogueras de sal.  Cuerpo desnudo y seno besando el aliento de la brisa lentamente con el entusiasmo de ser alas que en luna llena crece hasta  el roque más alto. Lo alcanzarás con tu danza tenue dejándote llevar por el aroma de tu espíritu. Venga mujer, tú puedes. Puedes invocar la lluvia de pétalos de rosas blancas como raíces que te has de agarrar y avanzar en la ventura de ser. Ahora aquí observando el alba. Pajarillos que se emancipan de la duda y cantan y cantan. Que belleza…Rodearte de lo perfecto, de la armonía del mundo cuando la naturaleza viva viene a ti. Y así vas y vienes. Avanzas, avanzas con la sutil escalera de colores en el vuelo vertical y firme de tus deseos, de tus sueños.

martes, marzo 03, 2015

La carta...

Baja escalones con la presura de alguien la aguarda.  Abre la puerta. Una bóveda ceniza envuelve sus ojos apagados. Es el viento otra vez, se dice. Cierra bien fuerte. Tan fuerte que retumban las paredes estropeadas por el paso del tiempo. Descubre una carta en el suelo. Al menos el cartero ha venido, se dice. La misma carta todos los meses. Es de alguien desconocido, alguien a quien ella quisiera conocer. Pero no hay letras solo un pétalo de rosa cuyo aroma la arrastra a la ensoñación, a la nostalgia. Sube de nuevo hasta su puerta. Entra temblorosa, lenta con aquella carta en la mano y saboreando con su olfato aquel pétalo ¿Quién será?, se pregunta. Sabe que estoy aquí, que vivo aquí. No se habrá equivocado. Se asoma al balcón por si ve a alguien, la nada inunda la urbe. Una lluvia liviana, suave comienza a caer.  Coge el pétalo y con él sobre hace un avión. Sopla y sopla y lo deja caer desde el balcón. Observa cómo es arrastrado por la lluvia hacia una alcantarilla. Guarda el pétalo en su diario. Tantos…se dice. No sabe qué hacer.  De pronto de su diario se engendra algo. Algo que asciende hasta su techo. Es un rosal. Con tantos pétalos se ha llenado el de ellos. Es hermoso. Un rosal blanco. Se queda mirándolo, interrogándose. Se da cuenta de la vida que queda por venir. Afuera continua lloviendo. Esta no cesa. Mientras ella con su diario abierto en blanco y el rosal. Se siente dichosa, feliz. Es una señal.