Entré y te encontré sobre las ramas de los sueños que trepan
hasta esa ventana con vistas a un firmamento donde los astros toman de la mano
rostros anónimos. Te preguntabas, quien serán. Sí, gente que divaga por la
atmósfera perdida después de la despedida del ocaso. Gente que después de ser
fosa en las profundidades de la tierra emergen como estelas de un lugar
desconocido, impreciso. Quisiste hablar con ellos pero algo te alejaba, te
hacia gravitar en las entrañas de tu esfera azul. Más tarde, pensaste. Cuando
mis manos de salitre culminen como marchita onda del océano. Invisibles a tus
ojos, a tus sentidos quisiste aproximarte aunque la senda de acantilados donde
el oleaje muere fuera tu propia muerte. Los veías tan calmos, tan embriagados
en perfección que querías ser uno de ellos. Su luz, centelleantes yeguas que se
arriman a la belleza. Pero te detuviste, si te paraste cuando de la mar las
caracolas y estrellas marinas te llamaron con el rumor de la espuma. Ven aquí,
te dijeron. Y fuiste. Fuiste donde la mar serena te llevaba hasta la orilla. Caminaste
y caminaste sin sentido. Te daba igual. Todo era hermoso. La noche se hacía
largo y los astros te miraban. Confesaste tus secretos a ellos. Sí, a ellos.
Por qué no. Te escuchaban y con su
silencio te respondieron. Un silencio que motivo cierto bienestar en tu
espíritu libre. Me miraste. Bajaste de aquel árbol que a los astros del
nocturno mirabas. No me dijiste de nada. Simplemente te marchaste. Te deje. Más
nunca volví a verte. La confusión me llevo hasta cada noche contemplar cada
constelación cuya silueta te reflejaba.
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
martes, marzo 31, 2015
domingo, marzo 29, 2015
El agujero...
Un agujero. Enorme en medio de una llanura donde la llegada
noche era animal de pasos lentos. Una luna cruzada en forma diagonal se
tambaleaba a medida de que ella prendía sus pies en la hierba húmeda. Ella la
guiaba. Ella le susurraba. Ella la acariciaba con el sutil velo de su luz. Y ahí, en medio de la nada, del
silencio, un agujero. Se paro ante él. Y con sus manos bálsamo de agua de luna
penetró en él para averiguar su profundidad. Era mucha. Se había cavado hace
poco por los chorros sutiles de agua que desparramaba en sus flancos y posaba
en su fondo. Pensó, este es el mío. Aquí abandonaré toda tempestad que me
acosa, me persigue y me mata. Su rostro
se lamia en la palidez y unas fuerzas escasas. Quiso entrar. Tirarse y
acabar con todo. Era su hora. Ella lo sabía. Mientras mariposas danzaban a su
alrededor. Mariposas sin alas, sin ánimo. Se sentó. Metió una pierna y después
otra. De esa nada. De ese agujero se engendró una mano. Una mano que corría por
sus piernas como extrayendo todo mal. La noche avanzaba y con ella se sentía
como parte de aquella atmósfera. La mano agarró una de sus manos. Le cedió todo calor que ella necesitaba. Se
levantó y miró fijamente ese fondo. Pensó, mejor será dejarlo para otro día.
Todavía no es mi hora. Y su rostro
pálido se volvió hacia la luna. Mírame, dijo. Aquí estoy buscando los secretos
del alma. De alma que no se ve, que no se toca. Otra vez camino de vuelta. De
vuelta a casa. A él lo he abandonado. Me ha rechazado. Y en ese rechazo he de
comenzar una nueva vida, que la alegría sean los astros que esta noche
embellezca la ruta del ensueño. Sí, me voy. Ya vendré. No sé cuándo. Ya te
contaré amada luna. Pero ahora me
embriaga la calma. No sé será el silencio que se mece aquí, en este lugar. La
armonía de este mundo cada día más extraño.
Viejos vientos soplan.
La desnudez de los rostros.
La desnutrición de las manos
Que alzadas se dirigen a la nada.
Un grito
La reconditez de un quejido
Anunciando un ocaso
Que se evade en medio de espumas feroces.
Un cuerpo
Eclosionando con pétalos de mayos
Cuando en sus singladuras
Acoge a la afable
estampa de los sentidos.
Viejos vientos soplan.
Aquí estás.
Sola.
Con el erguir de raíces
Liando y liando entre tus piernas.
Avanzas.
Te desperezas.
Y un sueño viene.
Aquí estás.
Con el canturreo de la vida,
Con los verdes ojos del mañana.
jueves, marzo 26, 2015
Ven...
Emociones.
Vuelo alto
Arrebatado por el sudor negro
Una ventisca,
Piedras que se amoldan a mis senos.
Un canto
Disuelto en las esferas enrarecidas del amor.
Voy a por ti.
Sí.
Con mis manos de alas sin plumas
Con mis besos muertos de sed.
Con mis ojos estériles.
Qué dices.
No, no te escucho.
Aquí estoy.
Tú, ahí
En el mecer de palabras
Que la lluvia se lleva.
Ven amor.
Plateadas lunas barranco abajo
Esperan la danza unísona
De nuestros cuerpos.
martes, marzo 24, 2015
Su rostro...
El recorrido se hace vago
Cuando la tarde
Retoza en su caída
Bajo las sombras de las calles
Blancas, muy blancas
Su rostro también blanco andaba descalzo sin rumbo por cada
esquina de la ciudad. No sabía lo que buscaba. Su palidez la iba carcomiendo
lentamente y sus pasos sutiles la impregnaban de cansancio. Llegó hasta una
pequeña ermita donde los abuelos de antaño se reunían para hablar y hablar de
sus vidas, de sus pasados. Ella los escuchaba como sumisa en sueño, en un
cuento que ahora sería difícil de creer. La campana sonó y el viejo cura entro
perseguido por todos ellos, por todas ellas. Mujeres a un lado, hombres a
otros. Todavía el conservacionismo era latente. Ella no sabía qué hacer. Había
nacido en la noche cuando la nevada fue feroz. Su cuerpo blanco desnudo la empujó
y entró. Nadie la miraba solo el viejo cura que seguía con su antigua rutina. Por
un momento pensó que echarían. No fue así. Vieron como un ángel nacido del bosque.
Blanca, muy blanca. Tanto que constrataba con aquella oscuridad, con aquellas
ropas. Se arrodillo ante una figura. Una figura en forma de cruz. No entendía
bien el por qué. Pero le atraía aquel semblante de lágrimas de sangre, de sudor
de sangre. El párroco hizo silencio. Todos ahora la miraban. Cada par de ojos
se iluminaban en lo que creían que era un milagro. Ella, blanca, muy blanca. Nacida de la nieve.
Alzo una de sus manos hasta uno de los pies de la figura y de repente una
especie de luz la difumino. Se fue derritiendo y tras aquella masa blanca
quedaba un cuerpo de mujer, desnudo, feliz. Se de la ermita. A cada paso que
daba provocaba cierto himno de paz, de sabiduría. Y el cura callaba. Y el cura
se sentó. Y todos agacharon la cabeza no se sabe bien si por pudor o respeto
hasta que ella salió. Ya era de noche, una noche sin luna mecida por astros que
coreaban cierta melodía. De nuevo penetró en el boscaje. De nuevo desapareció.
Todos salieron y se sentaron a contar historias del ayer, ahora una más de
aquel pueblo mágico.
lunes, marzo 23, 2015
Mece las sombras...
Mece las
sombras
Barcas
desorientadas.
Agónicos
seres
Perdidos en
la tempestad
De corazones
que arriban en un océano
Que sepulta
el anhelo
De ser
libres, de ser pájaros de fuego.
Un faro
Lejano
Abatido
Vigía de
cadáveres
Que bailan
con el rumor de las mareas.
Mañana.
Sí, mañana..
Seremos
canto de la paz, de la justicia.
Manos sucias
que ha deshora
Sangran en
su labor
De emerger
como ciudadanos del mundo.
Aislados.
Muy aislados
de la verdad.
Esferas
confusas
Que los vuelve
seres de la nada.
Penumbra que
los embarca
Donde se
mece las sombras.
sábado, marzo 21, 2015
la noticia....relato
Por rato estuve cavilando sobre la noticia venida. En mis entrañas se desdoblaba un no sé que de
espanto y asombro. No se concretamente
lo que había pasado. Pero algo no grato tenía que ser. Yo vivía aislada del pueblo. Sí, donde las
arboledas hacen sombra, donde la frescura de los arroyuelos son visitados por
una multitud de pájaros de colores. La noche ya entraba. Una noche de luna
blanca. Me decidí y fue al pueblo. La bruma ya llegaba pero un foco de luz por
la plateada me hacía señas del camino a tomar. Cuando ya estaba cerca aviste
con mis ojos de asombros, con mis ojos de
terror, con mis ojos de temor cientos de antorchas que venían en mi misma
dirección. No comprendí. Hasta que uno de los fuegos que iluminaban se acercó a
mí “¡Tú pecadora¡ ¡Mujer salvaje que vives apartadas que practicas¡ Acusada. Sí
estás acusada de magia negra. Sino que
hace una joven como tu viviendo alejada del pueblo. De este pueblo que te
apreciaba hasta que decidiste irte.” Yo no comprendía, no quería escuchar las
absurdas revelaciones de este hombre. La bruma se iba, se alejaba por el monte.
Y pude ver todo ese enjambre de humanos que venían a por mí. Como creer esta
situación. Me parecía irracional, ilógica. “No. No. Todo es falso”, dije
yo. “¿Falso? Entonces que hace una mujer
viviendo sola sino practicando artes maléficas. Otra cosa no puede ser. Nos
abandonaste ¿Por qué? No hay otra explicación. Eres la hechicera de los
maldecidos, de esos espíritus que se congregan cuando la luna se evade.” No
atisbaba a comprender. Yo mujer en la bella ventura de ser libre acusada de
falsedades. Me rodearon. Me asusté. Pero fui veraz y vertical, quería conservar
mi entereza ante estas mentes ofuscadas. Besé la tierra. “ Yo amo este bosque,
esta naturaleza que a mi derredor baila y baila y por ello estoy aquí. Aquí.” “No
mujer extraña. Tú lugar no es este. Debes ir con nosotros al pueblo y vivir con
sus habitantes, relacionarte con cada una de sus gentes sino…Sino caerás presa
entre rejas hasta que aceptes”. La palabra presa. Yo mujer de la libertad, del
galopar entre flores silvestre y acariciar el musgo de las piedras que habita
este lugar caí en un pozo. Un pozo donde aves negras picoteaban hasta sacarme
los ojos, hasta rajar mi lengua. “No. No”, dije yo. “ Prefiero ser muerte,
estar sepultado bajo esta tierra donde las raíces me acogerán” .“Estás
perdidas, nosotros cambiaremos tu pensar, ese pensar nefasto”. Y vinieron y
vinieron…a por mí. Arrastrando me llevaron al pueblo. Todo era gritos y más
gritos. Encerrada en una celda me quedé. Desnuda, hambrienta con el frío del
norte corriendo por mi sangre. Y así
hasta que un pájaro de colores vino a visitarme. Ahí estaba en la pequeña
ventana de aquellos muros húmedos, fríos. Me acompañó hasta los finales de mis
días, hasta que un día cuando el sol era cumbre mis manos fueron alas, alas de
mariposa que revolotea y huye y huye…
La lluvia....
La lluvia que viene. El descenso de cuerpos desnudos por
acantilados de sal. Las olas que rompen con su soberbia andadura. Un poema que se alza entre rocas deformadas
con la condición de que llegues. Sí, que llegues a este rincón donde los sueños
emergen del silencio. Truenos, relámpagos. Una tormenta y en medio del océano
los brazos que se extienden coordinados por aves de colores. Las palabras se
pierden. No hay necesidad de ellas. La lluvia que ya está. Un viento que se
apaga. Que huye por las esferas desconocidas de otros rostros, rostros sin
ojos. Manos que se prolongan hacia el beso. Corremos hacia él. Aquí está, aquí
estamos. Embebidos en la caricia fértil, en la partida de una lágrima, en la
espesura de los deseos que nos inducen a ser cuerpo a cuerpo con la humedad,
con el roce de los vientres sudorosos cuando el alba danza ¡Danzad¡ ¡Danzad¡ En
las hogueras que os darán calor, que os ofrecerán techo ante los yermos astros
que esta jornada ha borrado.
jueves, marzo 19, 2015
Tierra adentro...
Tierra adentro. Ya está a la
vista ese paraíso donde las aves de colores posan en tranquilidad. Vamos amiga.
Anímate, dame la mano. Vagaremos en su atmósfera como hijas de la brisa que
ahora viene y va. Viene y va. Estamos cerca. Ninguna muralla será capaz de
detenernos en fosas donde canta la pena, los llantos agónicos de las almas. Ya
estamos. Solo un paso más. Mira la bóveda celeste hoy nos brinda con ligeras
nubes rostros de los que se han ido. Pero aún así siéntete dichosa. Estamos
cerca, muy cerca. Tocaremos los pétalos de plata de los corazones que con su
brío nos despierten algo de afecto, alguna sonrisa. Escucha, escucha….un violín
suena próximo. Es la música de las raíces que apegadas están a esta tierra de
esperanza. Ramas bailan al son de los espíritus que en concordia son afable
mirada de nuestras manos unidas. A un mismo paso, en un mismo canto. La sequedad
de unos labios no será arma que nos someta. Alégrate. Ya estamos aquí. Horas y
horas serán alumbradas por la bonancible caricia de la hierba salvaje que crece y crece. Y ojalá tu ser este siempre presente ante mí,
ante la belleza de esta esfera ascendiendo por nuestra desnudez.
miércoles, marzo 18, 2015
El último viaje...relato
¡Qué arduo y qué angustiosos son los
días ¡, pensaba él . Se recogía en sus brazos y con su mirada hacia el infinito
ocaso trataba de diseñar su vida en otro lugar . Trataba ver más allá de esas
ligaduras que oprimían a su sociedad en el infierno y alcanzar las palabras del
universo con toda su fortaleza . Se llamaba Bul . Nombre nacido de sus
antepasados cuando eran parte de la naturaleza . Ahora , su nombre era el
resoplido de imágenes de muertos , de sangre , de penalidades . ¡Una tras otra
¡.¡Otra tras una ¡. No sabía como sobrevivir . No sabía como afrontar una
historia más donde la marabunta de la
desgracia y la masacre lo hacía
estremecerse en un dolor agudo más horroroso en cada aurora . Auroras teñidas
de un luto ilimitado , de un luto confuso , de un país sumergido en las aguas
negras de la miseria . Él ansiaba
cambiar todo eso . Pero, ¿cómo ¿ . Desde
dentro todo era desequilibrio, todo era ofuscación : pasadizos
involucrados a la oscuridad . El ser
humano se agota . Sus pensamientos no más que se nutren de muertos cuando
no más que ha visto guerras y hambre . Por ello , él huyo . Aunque en su mente sobrevolaba la
cobardía . “¿Acaso
soy cobarde?”,
se decía una y otra vez. Herido se despidió de su pueblo , dejaba esa tormenta
infinita tras de si . Tomo todos sus ahorros y comenzó un largo viaje . Un
viaje donde el contraste de paisaje era colosal . Lugares donde la sequía era
la soberana que marcaba el ritmo de las gentes ; lugares donde la exuberancia
de la vegetación invitaba a erigir a sus habitantes . Pero , ¿cómo? . Todo un
paraíso echado a perder. Los amaneceres iban pasando , él se sentía cada vez
más cansado . Parecía que nunca iba a
llegar . Llegar a ese puerto donde un barco le esperaba y a cambio de todo sus
recursos lo dejarían cabalgar por las
ondulaciones del océano . Habían muchos como él . Desesperados , soñando en lo
que el futuro les depararía en esas nuevas tierras . Y llego . Al principio se sintió un poco
desilusionado por la cantidad de gente que como él iban a embarcarse , por lo
frío que era el patrón del barco . Comprendió que aquello era un negocio , un
negocio donde se arriesgaban un sin fin de vidas . Que más daba ser anciano ,
niño , hombre o mujer . Todos eran tratado por igual . Subió a ese barco , no
pensó en lo frágil que era . Cuando vio donde lo introdujeron ,dentro de ese
cascarón de papel, sus ilusiones se vienen en picado . “Nos tratan como esclavos” , pensó
. Pero ya no había vuelta de página , tenía que continuar sin mirar atrás .
Todo pasará con celeridad , sólo unos días bajo el sudor , el olor , el hambre
y la sed . Sólo unos días que iban derruyendo las expectativas de cada uno de
los que se hallaban en ese agujero . Sólo unos días en que la entereza se iba
aboliendo . Sólo unos días en que los
sueños iban transformándose en un canto ceniciento . Sólo unos días en que los
obligaron abandonar el barco y cada número determinado de pasajeros los embarcaron en una barca que posaba en sus flancos . ¿Y ahora qué ¿.
Uno de ellos era el guía . Sólo faltaban unos cuantas millas . Unas millas que
nos más que fueron un infierno . Unas millas inscripción anónima de cada uno de
los que iban pereciendo . No lo soportaron . Sólo quedo Bul con sus ojos ya sin
ese líquido salino al ver tantas vidas caer por un precipicio en un mar
silencioso. Él sabía que su muerte sería en cuestión de horas. Sus deseos
envanecidos, envueltos en un ataúd infinito para la eternidad. No quería
dejarse vencer. No pudo. Ya no podía más y poco a poco se fue durmiendo en sus
sueños mal logrados. Su alma se
desprendió de su cuerpo como hoja que deja ser parte de un árbol. Lo rodeó. Lo
observó. Examino su cuerpo condesciende
con ese plácido océano y lo llevó a las profundidades . Otro mundo . Otro
vergel .”¡
Aquí esta mi vida ¡ “, transmitía Bul a su alma . “Una vida que se hastía tras unas
auroras inciertas donde no sabes donde esta tu ruta .
Al menos ahora soy libre. Fíjate espíritu mío, aquí no hay miserias ,
no existe esa autodestrucción del ser humano. El hambre, las enfermedades y la
sangre no me esperara en el crepúsculo “ Ese era su destino .
El alma dolida erupcionó de nuevo en la superficie de esa mar pacífica . Ahora
sería guía , sería ese rorcual que con
su quejido agónico daba aviso a los demás . Narraría la historia de Bul en un
cantil agudo y apagado . Hablaría a las estrellas de esa fosa común . Ellas
serían los cirios de aquellos difuntos
sin nombre .
Siempre...
Siempre. Sí siempre volcaba su
ánimo a la presura de la mañana. Una mañana sondeada por un sol que la abordaba
con toda la calidez a par que una brisa fuerte se mezclaba con sus pasos. Se
preguntaba el por qué de las aberraciones de la vida. Guerra de religiones que
sonaban a espanto, a terror. El respeto se había perdido, ofuscado a un lado de
seres incoherentes que no aceptaban la creencia de otros dioses ¡Que dioses¡
Todos el mismo envuelto en diferentes máscaras. Ella pensaba que el universo
era su jefe, el que condicionaba todo ese andar por esta vasta atmósfera. Que
somos sino polvo de estrellas. Polvos de
astros que sueñan, que desean, que imaginan, que aman. Partículas que
congregadas se expanden por un mundo que pena, que llora a cada sangre
derramada, a cada vientre abultado por la sequedad de sus labios. Por qué no
pensaba dejar una esfera donde generaciones venideras fueran pacíficas aves del
abrazo, del beso volado de un hemisferio a otro. Amantes de cada ser que pasa.
Adiós a las armas. Adiós a la miseria. Adiós a la muerte. No más injusticias.
Amantes de la nobleza de las almas, del arco iris que ilumina la mirada. Todos iguales…
jueves, marzo 12, 2015
Suena y suena...poema
Suena y suena
Mis cuencos en tus llamaradas.
Inagotables en el ritmo de las miradas
Que se pierden cuando somos ágil astro del cosmos.
Seguimos en la rutina, de conocernos
De albergar un halito de ilusión
Que nos arrime a las hogueras estacionarias
Del amor, de ese encantamiento
Que viene y va
Cuando somos soplo de mareas de amapolas.
Aquí estoy
Aquí estás
Y las vertientes del sur arrancan un viento
Que nos inducen a ser huellas de nuestros labios.
Aquí estoy
Aquí estás
Con esas maneras de blancas olas
Rumiando el deseo, la pasión.
miércoles, marzo 11, 2015
Desierto....(relato)
Son largas las horas . La frontera solo
se halla a unos metros de mi . Unos metros que son como aves que pasan a ras de
mis pupilas . Una frontera de hierros y alambres espinados donde sólo el mero echo de alcanzarla y
tocarla estallan en mi pensamientos de felicidad , pensamientos que edifican
mis sueños en la realidad .Ya no recuerdo los días , ni las horas que la anhelaba
. Si , anhelar . Como si fuera un amor imposible , un deseo que abarca toda tu
vida y hasta que no la ves , no la besas , el ánimo y el empuje hacia la vida
se va deteriorando .
Entre nosotros . Todos nosotros que giramos
sobre una misma brújula no la nombramos
, es algo que permanece intangible a nuestras conversaciones hasta lograr el
salto. La respetamos . Un muro cuya ascensión y luego su descenso nos dejará
respirar . Respirar como las flores tras la lluvia . Intento mirar el atrás,
esas tierras donde mis raíces no pudieron expandirse , todo esta tan destruido
, tan caótico , tan desfallecido que no
siento remordimiento por esta acción del hoy. ¡Me han hablado tanto de lo que
hay detrás de la frontera¡ : la libertad
, el alimento de cada día , el bienestar , la muerte de ciertas enfermedades y, como no, la paz . Sobretodo la paz , esa
musa adorada por todos los que huimos de la violencia , ese árbol donde cada
uno de sus frutos es un beso noble y aterciopelado .
Es difícil construir un deseo, construir una imagen de lo que existe y
será detrás de la frontera .¡Cambiar mi vida¡ , lo deseo tanto.
¿Por qué hay tantos muertos ahora?. No
es posible, me rodean. El grito a la vida se ve envuelto en un colmillo que te
arrastra a la tumba. Me apresan. Nos apresan .Con una hilera de cadenas nos
abandonan donde la arena retuerce el agua , el árbol, la vida .Y,¿ahora qué?.
Nos miramos , nos examinamos. La luz de los sueños del ayer se han perdido .
Ahora , un penoso regreso como esclavos del mundo de hoy a través de un puente
de hojarasca . Siento sed . Una sed que se agrava más ante la impotencia y la
desorientación. A medida que los días pasan como gaviotas en la hoguera me pierdo , pierdo aquello por lo que he
luchado . Ya, el hambre me da igual .
Morir así , debilitándome día a día , atravesando mi pecho una lanza de
estrellas fugases que luchan entre el sueño y la realidad . Ya, la llamada da
su fin. El fenecimiento de mi ser y de
otros hará hueco al descanso , a un sueño del ayer .
Algunas veces...
Algunas veces navegas por
infranqueables tierras donde el zumbido de la tormenta te hace avanzar y
avanzar. Te da igual. Sigues aunque bloques de acero se interpongan a tu paso y
tus huellas borradas por lenguas de alfileres. Caminas, lenta pero segura bajo
el hechizo de tus deseos, de aquello que anhelas. No existe el cansancio de tus
alas de arco de colores, de tus piernas de piedra viva. Sigues con el tintineo
de un ave azul que guía tu corazón, tu razón. Y no piensas. No. Apartas de ti
toda esa virulencia que nos vemos envueltos en el paso de las jornadas.
Lágrimas que desembocan en un pozo seco del cual no beberás. Algunas veces
sientes el peso en tus manos, en tus párpados pero el alegre comienzo de una
tonada que viene del viento, del viento te hace ser de vuelos eviternos, sumisa
a tu yo, a tu ser. Ánimo, te digo. Admiro tu veracidad, esa verticalidad que es
aliento hacia nortes benevolentes, nobles.
sábado, marzo 07, 2015
Avanza...
Avanza, avanza sobre arenas plateadas donde el resonar de
las caracolas anuncian la danza entre hogueras de sal. Cuerpo desnudo y seno besando el aliento de
la brisa lentamente con el entusiasmo de ser alas que en luna llena crece
hasta el roque más alto. Lo alcanzarás
con tu danza tenue dejándote llevar por el aroma de tu espíritu. Venga mujer,
tú puedes. Puedes invocar la lluvia de pétalos de rosas blancas como raíces que
te has de agarrar y avanzar en la ventura de ser. Ahora aquí observando el
alba. Pajarillos que se emancipan de la duda y cantan y cantan. Que belleza…Rodearte
de lo perfecto, de la armonía del mundo cuando la naturaleza viva viene a ti. Y
así vas y vienes. Avanzas, avanzas con la sutil escalera de colores en el vuelo
vertical y firme de tus deseos, de tus sueños.
martes, marzo 03, 2015
La carta...
Baja escalones con la presura de alguien la aguarda. Abre la puerta. Una bóveda ceniza envuelve
sus ojos apagados. Es el viento otra vez, se dice. Cierra bien fuerte. Tan
fuerte que retumban las paredes estropeadas por el paso del tiempo. Descubre
una carta en el suelo. Al menos el cartero ha venido, se dice. La misma carta
todos los meses. Es de alguien desconocido, alguien a quien ella quisiera
conocer. Pero no hay letras solo un pétalo de rosa cuyo aroma la arrastra a la
ensoñación, a la nostalgia. Sube de nuevo hasta su puerta. Entra temblorosa,
lenta con aquella carta en la mano y saboreando con su olfato aquel pétalo
¿Quién será?, se pregunta. Sabe que estoy aquí, que vivo aquí. No se habrá
equivocado. Se asoma al balcón por si ve a alguien, la nada inunda la urbe. Una
lluvia liviana, suave comienza a caer. Coge el pétalo y con él sobre hace un avión.
Sopla y sopla y lo deja caer desde el balcón. Observa cómo es arrastrado por la
lluvia hacia una alcantarilla. Guarda el pétalo en su diario. Tantos…se dice.
No sabe qué hacer. De pronto de su
diario se engendra algo. Algo que asciende hasta su techo. Es un rosal. Con
tantos pétalos se ha llenado el de ellos. Es hermoso. Un rosal blanco. Se queda
mirándolo, interrogándose. Se da cuenta de la vida que queda por venir. Afuera
continua lloviendo. Esta no cesa. Mientras ella con su diario abierto en blanco
y el rosal. Se siente dichosa, feliz. Es una señal.
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