martes, abril 29, 2008

Intacta...


Intacta permaneces así sobre la cama. Siento que me percibes, que las sábanas sobre tu cuerpo muestran nuestro deseo del nocturno. Ahora, yo estoy de pie. Frente a ti. Ahora yo soy ave desnuda que el olor a sexo es rastro que has de buscar cuando despiertes. ¡Eres tan bella cuando duermes¡. Sí, eres como las palabras que tras cigarro a cigarro se van consumiendo hasta la nada. Me voy a duchar. Me pesa. Tu aroma se irá disolviendo a medida que el agua corretea por mi piel. Pero no, es la memoria. Esa que impecablemente vela por el recuerdo. Y te recordaré. Rememorar cada instante que hemos estado juntas. Me voy, me disipo de esta atmósfera que rebosa ardientemente de amor, pasión y sexo. A ti, te dejo mezclada entre tus sueños. Tienes ahí en tu mesilla el despertador y será el encargado de decirte la hora del café. Como siempre sorbo a sorbo miraras por la ventana. No te fijaras en nada en concreto solo intentarás que la brisa de la mañana levante tus alas para seguir tu ruta. Después, nos encontraremos como siempre a la misma hora en esa cafetería de la esquina para tomar algo. Nos perderemos en un paseo por el silencio. Sí, sin palabras hasta erupcionar en un nuevo día. Espero que las noticias de la jornada sean buenas así nuestra sonrisa dibujará gaviotas en el aire. Si hay alguna mala nota nos desahogaremos, iremos a la costa donde las olas rompen con monotonía con las rocas y nos dicen de esa paz que evoluciona con la caída de la tarde. Abrázame te diré en la oscuridad de las miradas, en la soledad de los cuchicheos y danzaremos con las manos juntas en el vals de las estrellas.

domingo, abril 27, 2008

La ausencia...


La ausencia, gota negra que cae y deja brotar en nosotros desiertos de espinas. La soledad, flor que se despedaza y elevada a las tinieblas es pasadizo de nubes marrones. Nos arrinconamos en esferas deformadas donde el brillo de las estrella se satina de la nada. Tu fisonomía no está presente. La respiración que se marchita y resbalamos a fosos negros donde un gavilán en vuelo se detiene. Las horas se paran y el valle de la brisa aterciopelada se vuelve duro y agreste. Aquí, la oscuridad trepa por mi mirada y lejana y herida te pienso, entierro el gris pálido de mis manos.

Alas de mariposa

El latigazo del crepúsculo incide sobre mis pupilas. Viejas aves entonan un canto a la melancolía y la tierra baldía. El rigor cierto y seguro de esta oscuridad y humedad que poco a poco va destartalando mis ojos y huesos. Escucho unos pasos, un eco sonoro que se repite una y otra vez cada día, a la misma hora. Hoy son distintos, un tintineo que se junta a otros pasos plúmbicos. Abren la puerta, el chirrido suena a soez y grotesco. Una corriente de estacas penetran en mi pecho. Mis latidos carcomidos por la soledad y la marginación se desbocan en un vuelo violento y desesperanzador. ¡La última hora¡ Los últimos instantes en que mi respiración gozará de libertad. Ando apurada con mi última oración. Oración sin respuesta. Me dejo ir. Subo las montañas que la imaginación me teje mientras me amarran. Todo ha terminado. Lo que viene ahora es atroz. Ese dolor. Esa lenta muerte que no concibe mi mente, mi cuerpo. Alas de mariposa revolotean alrededor de mí. Alas que emanan flores en el desierto para nunca más. Nunca más esta erupción de piedras sobre nuestra faz

viernes, abril 25, 2008

La alegría...

La alegría de beber de ti,
De tus senos cuando la aurora
Es renombre de la plateada en calma
Y la espesa calima
Nos despoja de las sábanas blancas.
Trenzamos un camino hacia el astro rey
Y nos deslizamos entre el sudor
En vientre con vientre
Contra el viento débil
De ese armario oscuro
Que oscila a nuestro paso.
Un piano engendra el beso afrutado
De nuestra paz en cuyo horizonte
El arco iris es vigía
De cada una de nuestras acaricias.

jueves, abril 24, 2008




El viento, el sociego...
El eco profundo de tu suspirar
Arde por cada una de mis venas
En el sentido de los aromas de los rosales
Que pueblan nuestro jardín.
La libertad se orienta a través de una nave
Donde el oleaje besa nuestros labios
Y corremos río arriba
En el fervor de conchas y caracolas
Que harán de nuestro amor
Un grito lejano en las medianías
De un vergel de palmeras ondulantes
A través del sol, a través de las estrellas.
Fosforescentes águilas recorrerán
La caricia entre bosques de lunas
Y buscaremos la serenidad del nocturno
En el silencio, en el silencio…

El eco produndo...

domingo, abril 20, 2008

Un cuarto oscuro
Donde oscila la tempestad
De los agrias acaricias
Antes de la despedida.
Te vas con tus alas mutadas
En un vuelo ceniciento,
En un vuelo de amargura.
Tu mano sobre mi pecho rajado,
Tus labios sobre el adiós
Y el confín del universo
Dividiendo este amor.
Ya no suenan las campanas rígidas
Del aroma a lavandas.
Ya no suenan los tambores míseros
Del deseo intenso.
Las ilusiones corroídas,
Alejadas de las cadenas de la pasión
Y, la muerte, esfera donde la hojarasca
Hace temblar nuestros corazones.
¡Ahí de mi ¡
¡Ahí de ti¡
Pasos agigantados se entristecen
Al son de una hoguera extinguida.

miércoles, abril 16, 2008

La resonancia de la calma llega con su carácter consagrado a la paz. Nos abstraemos en el viento que azota con benevolencia y un hechizante haz de serenidad. Abarcamos un paraíso donde aves azules, rojas, verdes son cómplices de nuestra mirada. El árbol caído se reestablece y vuela sobre mares olivinos donde el canto y la danza hacen bello el amor. La promesa de las enamoradas es arroyuelo por donde tambores y flautas sabe del sabor de sus labios.

Se va
Por los retorcidos volcanes
Que vomitan su callar
En la desventura del amor.
Se encoge
Entre zarzas de metal
Donde la fetidez
De su ayer
Lame las mareas del hoy
Una y otra vez.
Se va
Con la danza de cernícalos
Ovacionando su despedida
Delante de ese muro
De indescifrable oscuridad.
Se expande
En el grito grandioso
De una libertad
Que respira a lo lejos.
¡Mirad como se yerta¡
En vertical y mágica
Recorre la tempestad
Como nube de aves
En busca de su amada.
La esperanza la sacude,
La esperanza es vena
Que estalla y la arranca
Más allá del horizonte.

sábado, abril 12, 2008

El valle de la luna. El valle de los encantos arraigados al zarandeo del amor que bucea en el silencio de los cuerpos. ¡Se aman¡ Se embarca en latigazo fecundo de gaviotas ovacionando el labio a labio de sus sudores. Dos enamoradas del arco iris que suena a sus pies. Caminando al unísono entre la ensoñación y la nostalgia de sus alas libres. El valle de la luna. Ese lugar donde las amantes trepan a ras de una fuente de veracidad y amor.