miércoles, abril 16, 2008

La resonancia de la calma llega con su carácter consagrado a la paz. Nos abstraemos en el viento que azota con benevolencia y un hechizante haz de serenidad. Abarcamos un paraíso donde aves azules, rojas, verdes son cómplices de nuestra mirada. El árbol caído se reestablece y vuela sobre mares olivinos donde el canto y la danza hacen bello el amor. La promesa de las enamoradas es arroyuelo por donde tambores y flautas sabe del sabor de sus labios.

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