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laguna198@hotmail.com
Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
Entras en la profundidad de la noche.La medianoche se desliza en tus manos huecas,
silenciadas. Pausadamente cantas el rumor de tu conciencia, de tus sentidos. Te
dejas ir…entras en la profundidad de la noche y sonámbulos grillos te
acompañan. Tus ojostímidos, fijos,
establecidos en la insonoridad de la expresión se agitan en dirección sur.
Cantas y el rumor de lo ignorante del mañana, del despertar te secuestra en la
duda. Quizás, tal vez, puede ser que te entregues al vacío. Quizás, tal vez,
puede ser que te entregues a luz.Cierras tus ojos, te dejas ir y cantas el rumor de tus sueños. Te
despides. Te pierdes en pisadas inexactas, imprecisas, alentadas en la
monotonía de las noches. Entras en la profundidad de la noche y te despides y
cantas el rumor de tu conciencia, de tus sentidos.Siluetas desnudas se disuelven ante ti.
Siluetas desnudas se deforman a medida que te pierdes en pisadas hacia el sur,
hacia el sur. Tiemblas. Cierta frialdad te sosiega y te entregas al canto.
La noche. Luna menguante. Los pájaros cantan al bochorno. Un
callar. Remotas travesías de la pérdida. La noche. Los pájaros cantan al
bochorno. El sudor. Ojos rasgados tras una cortina de montañas oscuras. El
océano. Vienen con la sombra de los deseos bajo el brazo, en unos bolsillos
rotos deriva de la muerte. La noche. Luna menguante. Mis pasos a través de las
aceras y un oleaje que no cesa. Un mar de fondo abogando a tumbas sin flores, a
tumbas de ojos blancos. La noche. Los pájaros cantan al bochorno. Miro mis
manos.Mis manos de destino incierto.
Trato con la mentira. Trato con los sueños negados. Trato con el silencio. La
noche. Luna menguante. Los pájaros cantan al bochorno ¡No¡ No te admiro muerte.
No te arrimes a los océanos donde la huída canta a la esperanza ¡Aléjate¡ La
noche. Los pájaros cantan al bochorno…
El escenario. La insonoridad de los aplausos. Una voz que se
eleva en sus tonos, en sus notas ante el silencio palpable. Un telón que no
desciende. Ella y la inmensidad de butacas vacías, de butacas ignorantes del
mañana. Sin embargo,una voz se eleva en
la incertidumbre. Precisa, firme, en la verticalidad del todo. Cuando finaliza
la nada la ilumina, sus ojos reparten lágrimas de emoción, de esplendor.Ella y los pasos del adiós. Un telón que no
desciende.Frente a un público
inexistente expresa el arte del canto lejos, muy lejos. El escenario. Un telón
que no desciende. Ella, ahí, esperando el paso del tiempo, el ritmo incansable
de los ojos, el taconeo de las palmas. Todo volverá y el telón descenderá y
ella en la inmensidad de butacas llenas se estremecerá, temblor vigía de la
esperanza.
Nubes.
Hay muchas nubes. Sobre ellas se esconde los secretos, los misterios de un
universo inconcluso, de un vacío que nos saluda cuando la mañana brinca en
nuestra ojos en el horizonte. La mujer de la esquina aun sigue ahí. La mujer de
la esquina está fumando un cigarro en las prisas de la jornada. La mujer de la
esquina lleva falda y una camiseta. La mujer de la mañana lleva su mirada a las
nubes. Hay muchas nubes.Un mes de
septiembre extraño, enrarecido por cada suceso de su vida. La mujer de la esquina
deja el cigarro. La mujer apaga en la acera con sus playeras el humo que la
llevara al movimiento. Desaparece.La
mujer de la esquina se pierde en el populoso boscaje de cemento de una ciudad.
Cierro la ventana. Desnuda, recorro el pasillo. Desnuda me adentro en la mujer
de la esquina. En la cocina, enciendo un cigarro…uhmm…un café.Soy la mujer de la esquina, ahora, envuelta
en dilemas. La mujer de la esquina anda y anda.Los perros en la mañana ladran, saludan. En la ducha, mi cuerpo desnudo se
expande en la libertad del agua, un agua que corre y me niega esta humedad
apegada. La mujer de la esquina ve su destino. La mujer de la esquina baja la
cabeza y se mira las manos, sus líneas se confunden, se cortan. La mujer de la esquina vuelve.Abro la ventana. Mojada, con una toalla
enrollada la observo. No sé si se da cuenta que estoy aquí. La mujer de la
esquina enciende otro cigarro. De las nubes preñadas cae alguna gota. La mujer
de la esquina lleva sus ojos a miventana. Su mirada y mi mirada se cruzan, penetran en túneles donde el
recorrido se hace vago, cansado. Su mirada y mi mirada ven la luz, un febril
final estado nos hace temblar. Un cielo despejado, impecable, pulido se
presenta. He llegado
Me
convocas a estas palabras sobre este papel.A mi memoria vienen los vientos del ayer y te encuentro con la mirada
ausente, insonora, estática en un horizonte donde las olas rompen contra un
faro que da luz, que no da luz y así sucesivamente.En la noche cuando los astros alumbran la
pesadez del calor de la jornada. Cuando debajo de la ducha soy desnuda pieza
que se rompe, que se compone en mujer distinta. A mi memoria vienen tus
conversaciones con el silencio, con lo lejano de la desdicha y aun así tus ojos
expresaban una cierta pena.Así,
ausente, insonora, estática. Hoy te escribo querida Ann donde los recuerdos
pisan mi sombran, donde el tic-tac de la medianoche cierran mis parpados. Esta
vez , creo, te enviare la carta. Esta carta que se cuece a la par de velas
dando luz a mis manos. No haré bolitas de papel enganchadas en la papelera. No
haré cenizas de cada fragmento de mí, de cada recuerdo de ti. No sé porqué te escribo. Me hallo en el
silencio de la noche, en la infinidad eterna de los pensamientos sentadaen una silla y ante una mesa revuelta,
desordenada. Te escribo porque tengo ganas.Hola querida Ann, se me olvidaba saludarte, querida Ann. Dónde te
encuentras. Los años pasan, las estaciones son pastos que nos mueven en la
inseguridad, en una desorientación del mañana. Pero aun así, estamos aquí, sobreviviendo,
consolándonos cuando el arco de colores se espabila ante la lluvia y el sol.
Uhmmm. …Ah, querida Ann, ¿Cómo estás? Espero que bien. Yo como siempre en el
rodar y rodar de lo cotidiano. El drago
ha crecido en mi jardín y recuerdo aquella vieja de la cumbre cual salvaba
vidas con su sangre de la vida. Uhmm….te envío esta carta como mensaje en una
botella sin saber si aun vives en mismo lugar. Cómo hemos cambiado querida Ann.
Yo demasiado pero siempre amarrada a mis raíces y tu…sí, tu, cuéntame,
contesta. Ah, aquellos años. Te acuerdas Ann cuando gritábamos en las
manifestaciones ante la repulsa de cualquier acto nocivo para este mundo. Todo
sigue igual. Guerras con sus combatientes de la nada. Hambre con sus vientres
de moscas. Sed con sus gargantas rajadas. Donde está el equilibrio querida Ann,
no existe. Solo los desajustadas mentes de esta esfera carcomiéndose a sí misma.
La brisa esta quieta, tomo una pausa para sorber un poco de café y me detengo
con esta carta. Pero me convocas, pero te convoco. Cierro los ojos y te observo
en esa juventud alocada. Ahora en la calma , medito y he borrado y he censurado
y he asesinado el ayer. Pero tu vienes, has venido esta noche como tantas
otras, aquí estoy sobre esta carta, terminando ya. Si no quieres contestar no
contestes, las luces del verano se agotan y llegará un otoño donde las pisadas
se pierden sin tiempo en un boscaje donde la luna es guía. Uhmm …querida Ann,
nos conocemos. Somos mujeres yeguas corriendo en las llanuras de la libertad,
una libertad casada con el vacío de nuestras manos. Libres.
La noche . Es de noche. No veo la
luna blanca, nubes la espantan en un lugar donde el recuerdo se retuerzo. Ahora
te miro, como se mira lo lejano, lo fugaz. Me arrincono en el ayer, en esa
memoria del ayer donde nuestros sueños viajaban a través de las tempestades, de
la verticalidad de la realidad. No, no hemos llegado. Te miro ahí sentada en un
sillón con brazos de flores, muchas flores con una fuerte gama de colores.Te miro y me pierdo en la oscuridad de tu
vida. Te vas. Converso contigo en la monotonía de las jornadas. No dices nada.
Tus ojos fijos en un piano de años ocupando esta casa que parece caer. La
noche. Es de noche.Me pongo frente a ti
y toco tus frágiles manos. No hay señal, no hay repuestas, solo un insonoro
pozo donde tú no me reconoces. Te acuerdas cuando íbamos de la mano por estas
calles de esta ciudad, de otras ciudades.Siempre de mano. Con la impertinencia de ser murosa la enfermedad. Ahora, no veo la luna blanca…solo
tu marcha silenciosa en las grutas deformes de tu memoria.Muerte y vida…vida y muerte. Es un estado que
se mezcla homogéneamente sin darnos cuenta. Te miro, me gusta mirarte a la
espera de alguna señal. No quiero que sufras. No quiero que en tu estática
manera surjan penas, torturas. No me respondes. Dejo tus manos y observo tu
mirada fija en ese piano. Te acuerdas cuando tocabas, cuando cantábamos
canciones nacidas de la nada. Esa nada que es ahora hija de los años. Somos
mayores, muchos vivencias hemos tenido. Me quedo con ello querida mía. Y ,
suplico,¡márchate¡ …y me empobrezco y,
suplico, ¡quédate¡ No, no quiero que sufras.Dime algo…¡qué hacer Dioses del universo¡ Es de noche y tus ojos fijos
en un viejo piano, como nosotras. Te quiero. Me quedaré contigo , con mis manos
sobre tus frágiles manos hasta que el sueño te derrote ¡Tormentas pasean por mi
razón¡ No esperaba este final . El telón se ha cerrado y somos público de
nuestra propia existencia, ya derrotadas, ya desorientadas. La noche. Es de
noche. Te quiero.