martes, septiembre 29, 2020

SUEÑAS

 









Sueñas

¿Has soñado?

Arboledas suspirando

El nocturno de tus ojos.

Sueñas

¿Has soñado?

Mareas de bahías muertas

Cuando la luna conversa

Con las alas de mariposas.

Sueñas

¿Has soñado?

Vergeles deseosos

De tus labios

En la sibilina danza de lo interminable.

lunes, septiembre 28, 2020

ENTRAS....

 











Entras en la profundidad de la noche.  La medianoche se desliza en tus manos huecas, silenciadas. Pausadamente cantas el rumor de tu conciencia, de tus sentidos. Te dejas ir…entras en la profundidad de la noche y sonámbulos grillos te acompañan. Tus ojos  tímidos, fijos, establecidos en la insonoridad de la expresión se agitan en dirección sur. Cantas y el rumor de lo ignorante del mañana, del despertar te secuestra en la duda. Quizás, tal vez, puede ser que te entregues al vacío. Quizás, tal vez, puede ser que te entregues a luz.  Cierras tus ojos, te dejas ir y cantas el rumor de tus sueños. Te despides. Te pierdes en pisadas inexactas, imprecisas, alentadas en la monotonía de las noches. Entras en la profundidad de la noche y te despides y cantas el rumor de tu conciencia, de tus sentidos.  Siluetas desnudas se disuelven ante ti. Siluetas desnudas se deforman a medida que te pierdes en pisadas hacia el sur, hacia el sur. Tiemblas. Cierta frialdad te sosiega y te entregas al canto.

viernes, septiembre 25, 2020

LA NOCHE

 



La noche. Luna menguante. Los pájaros cantan al bochorno. Un callar. Remotas travesías de la pérdida. La noche. Los pájaros cantan al bochorno. El sudor. Ojos rasgados tras una cortina de montañas oscuras. El océano. Vienen con la sombra de los deseos bajo el brazo, en unos bolsillos rotos deriva de la muerte. La noche. Luna menguante. Mis pasos a través de las aceras y un oleaje que no cesa. Un mar de fondo abogando a tumbas sin flores, a tumbas de ojos blancos. La noche. Los pájaros cantan al bochorno. Miro mis manos.  Mis manos de destino incierto. Trato con la mentira. Trato con los sueños negados. Trato con el silencio. La noche. Luna menguante. Los pájaros cantan al bochorno ¡No¡ No te admiro muerte. No te arrimes a los océanos donde la huída canta a la esperanza ¡Aléjate¡ La noche. Los pájaros cantan al bochorno…

domingo, septiembre 20, 2020

EL ESCENARIO....


El escenario. La insonoridad de los aplausos. Una voz que se eleva en sus tonos, en sus notas ante el silencio palpable. Un telón que no desciende. Ella y la inmensidad de butacas vacías, de butacas ignorantes del mañana. Sin embargo,  una voz se eleva en la incertidumbre. Precisa, firme, en la verticalidad del todo. Cuando finaliza la nada la ilumina, sus ojos reparten lágrimas de emoción, de esplendor.  Ella y los pasos del adiós. Un telón que no desciende.  Frente a un público inexistente expresa el arte del canto lejos, muy lejos. El escenario. Un telón que no desciende. Ella, ahí, esperando el paso del tiempo, el ritmo incansable de los ojos, el taconeo de las palmas. Todo volverá y el telón descenderá y ella en la inmensidad de butacas llenas se estremecerá, temblor vigía de la esperanza.

 


miércoles, septiembre 16, 2020

LA MUJER DE LA ESQUINA...








 Nubes. Hay muchas nubes. Sobre ellas se esconde los secretos, los misterios de un universo inconcluso, de un vacío que nos saluda cuando la mañana brinca en nuestra ojos en el horizonte. La mujer de la esquina aun sigue ahí. La mujer de la esquina está fumando un cigarro en las prisas de la jornada. La mujer de la esquina lleva falda y una camiseta. La mujer de la mañana lleva su mirada a las nubes. Hay muchas nubes.  Un mes de septiembre extraño, enrarecido por cada suceso de su vida. La mujer de la esquina deja el cigarro. La mujer apaga en la acera con sus playeras el humo que la llevara al movimiento. Desaparece.  La mujer de la esquina se pierde en el populoso boscaje de cemento de una ciudad. Cierro la ventana. Desnuda, recorro el pasillo. Desnuda me adentro en la mujer de la esquina. En la cocina, enciendo un cigarro…uhmm…un café.  Soy la mujer de la esquina, ahora, envuelta en dilemas. La mujer de la esquina anda y anda.  Los perros en la mañana ladran, saludan. En la ducha, mi cuerpo desnudo se expande en la libertad del agua, un agua que corre y me niega esta humedad apegada. La mujer de la esquina ve su destino. La mujer de la esquina baja la cabeza y se mira las manos, sus líneas se confunden, se cortan.  La mujer de la esquina vuelve.  Abro la ventana. Mojada, con una toalla enrollada la observo. No sé si se da cuenta que estoy aquí. La mujer de la esquina enciende otro cigarro. De las nubes preñadas cae alguna gota. La mujer de la esquina lleva sus ojos a mi  ventana. Su mirada y mi mirada se cruzan, penetran en túneles donde el recorrido se hace vago, cansado. Su mirada y mi mirada ven la luz, un febril final estado nos hace temblar. Un cielo despejado, impecable, pulido se presenta. He llegado

viernes, septiembre 11, 2020

LA CARTA...









 Me convocas a estas palabras sobre este papel.  A mi memoria vienen los vientos del ayer y te encuentro con la mirada ausente, insonora, estática en un horizonte donde las olas rompen contra un faro que da luz, que no da luz y así sucesivamente.  En la noche cuando los astros alumbran la pesadez del calor de la jornada. Cuando debajo de la ducha soy desnuda pieza que se rompe, que se compone en mujer distinta. A mi memoria vienen tus conversaciones con el silencio, con lo lejano de la desdicha y aun así tus ojos expresaban una cierta pena.  Así, ausente, insonora, estática. Hoy te escribo querida Ann donde los recuerdos pisan mi sombran, donde el tic-tac de la medianoche cierran mis parpados. Esta vez , creo, te enviare la carta. Esta carta que se cuece a la par de velas dando luz a mis manos. No haré bolitas de papel enganchadas en la papelera. No haré cenizas de cada fragmento de mí, de cada recuerdo de ti.  No sé porqué te escribo. Me hallo en el silencio de la noche, en la infinidad eterna de los pensamientos sentada  en una silla y ante una mesa revuelta, desordenada. Te escribo porque tengo ganas.  Hola querida Ann, se me olvidaba saludarte, querida Ann. Dónde te encuentras. Los años pasan, las estaciones son pastos que nos mueven en la inseguridad, en una desorientación del mañana. Pero aun así, estamos aquí, sobreviviendo, consolándonos cuando el arco de colores se espabila ante la lluvia y el sol. Uhmmm. …Ah, querida Ann, ¿Cómo estás? Espero que bien. Yo como siempre en el rodar y rodar de lo cotidiano.  El drago ha crecido en mi jardín y recuerdo aquella vieja de la cumbre cual salvaba vidas con su sangre de la vida. Uhmm….te envío esta carta como mensaje en una botella sin saber si aun vives en mismo lugar. Cómo hemos cambiado querida Ann. Yo demasiado pero siempre amarrada a mis raíces y tu…sí, tu, cuéntame, contesta. Ah, aquellos años. Te acuerdas Ann cuando gritábamos en las manifestaciones ante la repulsa de cualquier acto nocivo para este mundo. Todo sigue igual. Guerras con sus combatientes de la nada. Hambre con sus vientres de moscas. Sed con sus gargantas rajadas. Donde está el equilibrio querida Ann, no existe. Solo los desajustadas mentes de esta esfera carcomiéndose a sí misma. La brisa esta quieta, tomo una pausa para sorber un poco de café y me detengo con esta carta. Pero me convocas, pero te convoco. Cierro los ojos y te observo en esa juventud alocada. Ahora en la calma , medito y he borrado y he censurado y he asesinado el ayer. Pero tu vienes, has venido esta noche como tantas otras, aquí estoy sobre esta carta, terminando ya. Si no quieres contestar no contestes, las luces del verano se agotan y llegará un otoño donde las pisadas se pierden sin tiempo en un boscaje donde la luna es guía. Uhmm …querida Ann, nos conocemos. Somos mujeres yeguas corriendo en las llanuras de la libertad, una libertad casada con el vacío de nuestras manos. Libres. 

jueves, septiembre 10, 2020

Puede ser....



Puede ser que la nada nos convoque

En el ritual de las mañanas ante las pisadas de las calles.

Puede ser que el vacío sea el todo

Que nos apuñale en los deseos, en los sueños.

Puede ser que estemos aquí

Ante el silencio.

Puede ser que te quiera

Las jornadas ya conversaran.

Puede ser que seamos huída

En el vago letargo de las manos.

Puede ser que los ojos

Sean brío de jardines de colores.

Puede ser que nos encontremos

Donde las hogueras remojen nuestra caricia.

Puede ser que las soledades

Pincelen nuestros puentes en su cruce.

Puede ser que digamos algo

Breve como el aliento de un despertar.


domingo, septiembre 06, 2020

la noche....


La noche . Es de noche. No veo la luna blanca, nubes la espantan en un lugar donde el recuerdo se retuerzo. Ahora te miro, como se mira lo lejano, lo fugaz. Me arrincono en el ayer, en esa memoria del ayer donde nuestros sueños viajaban a través de las tempestades, de la verticalidad de la realidad. No, no hemos llegado. Te miro ahí sentada en un sillón con brazos de flores, muchas flores con una fuerte gama de colores.  Te miro y me pierdo en la oscuridad de tu vida. Te vas. Converso contigo en la monotonía de las jornadas. No dices nada. Tus ojos fijos en un piano de años ocupando esta casa que parece caer. La noche. Es de noche.  Me pongo frente a ti y toco tus frágiles manos. No hay señal, no hay repuestas, solo un insonoro pozo donde tú no me reconoces. Te acuerdas cuando íbamos de la mano por estas calles de esta ciudad, de otras ciudades.  Siempre de mano. Con la impertinencia de ser muros  a la enfermedad. Ahora, no veo la luna blanca…solo tu marcha silenciosa en las grutas deformes de tu memoria.  Muerte y vida…vida y muerte. Es un estado que se mezcla homogéneamente sin darnos cuenta. Te miro, me gusta mirarte a la espera de alguna señal. No quiero que sufras. No quiero que en tu estática manera surjan penas, torturas. No me respondes. Dejo tus manos y observo tu mirada fija en ese piano. Te acuerdas cuando tocabas, cuando cantábamos canciones nacidas de la nada. Esa nada que es ahora hija de los años. Somos mayores, muchos vivencias hemos tenido. Me quedo con ello querida mía. Y , suplico,  ¡márchate¡ …y me empobrezco y, suplico, ¡quédate¡ No, no quiero que sufras.  Dime algo…¡qué hacer Dioses del universo¡ Es de noche y tus ojos fijos en un viejo piano, como nosotras. Te quiero. Me quedaré contigo , con mis manos sobre tus frágiles manos hasta que el sueño te derrote ¡Tormentas pasean por mi razón¡ No esperaba este final . El telón se ha cerrado y somos público de nuestra propia existencia, ya derrotadas, ya desorientadas. La noche. Es de noche. Te quiero.


miércoles, septiembre 02, 2020

Quisiste...


 


Quisiste venir.

Quisiste quedarte.

Quisiste mirarme.

En los ojos de la luna balbuceaste mi nombre.

Quisiste quererme.

Quisiste abrazarme.

Quisiste besarme.

En los ojos de la luna acariciaste mi deseo.

Y, ahora, estamos girando en el encuentro

De tuertos a nuestros alientos.

Y quisiste venir.

Y quisiste quedarte.

Y quisiste mirarme.

En los ojos de la luna sombra de nuestros cuerpos.

Y , ahora, tendidas bajo nítidos astros fugases

Pronunciamos el callar de las aves nocturnas.

Y quisiste quererme.

Y quisiste abrazarme.

Y quisiste besarme.

En los ojos de luna brío de nuestro despertar.