miércoles, septiembre 28, 2011

Ese rincón de la esperanza, de los sueños

No, no avances por arenas movedizas donde los manglares de los astros no pueden acoger tu melancolía. Solo una destrucción más de tu alma. Camina por tierras firmes donde las arboledas dan sombras, dan una especie de ánimo que revienta toda esa pena que te cansa. No, no alces tu voz para el llanto por un amor ido, por un diluvio de piedras que rozan tu corazón cuando intentas avanzar. Elévate en el silencio de las nubes cuando el arco iris encuentre tus pupilas y te diga “ Venga, vamos a ese rincón de la esperanza, de los sueños”. No, no te lo digo más. Te has ido y entre mis recuerdos estás como luz nómada al encuentro de la alegría. ¡Ay la alegría¡ La tienes aquí mismo, en las cosas nimias, bajo un telón de fina lluvia que con tan solo abrir tus manos te besará. Dices, que eso es mentira, una falsa ilusión que se ofusca a medida que intentas dar un paso pero no creas, es cierto, arrímate a esa cumbre donde los pinzones azules cuentan leyendas, historias de las cuales emanarás una cascada de sonrisas. Ya verás como todo cambia. No, no te vayas. Quédate conmigo al calor de una hoguera de lunas en el auge del nocturno. Seamos esas golondrinas que de tejado en tejado se arrima algún parque para en la oscuridad abrazarse, para en la oscuridad ser beso que navega en libertad.

miércoles, septiembre 21, 2011

Errante....(prosa-poética)

Errante, con lágrimas condensada en tus pupilas. Te arrastras hacia las llamas donde el centro es ascenso al firmamento. La noche te convoca, el otoño te suelta y reventando tus secretos más allá de rosas disecadas te vuelves ave. Sí, ave que surca las mareas en ese beso con la libertad. ¡Tierras nuevas¡ Avanzas y no mira atrás. Avanzas y no te pierdas por el saludo infiel a la pureza. Nada te hace daño. Inmune a todo te envuelves en globos de cristal pulido con las manos artesanas de la esperanza. Alzas un grito entre alfombras de sedas, te dejas caer y sobre su faz tu cuerpo se expansiona y contrae como el universo. Cansada de las palabras huecas emites un beso, porque a veces es mejor un beso o una caricia que ser blablabla…Te levantas y te miras en un espejo, tu desnudez de fuego contagia a tu imagen y con movimientos leves se va. Sí, se escabulle el reflejo y te encuentras que no somos nada en este minúsculo mundo. Pero esa nada puede brillar, puede resplandecer como punto que se agranda cuando damos la mano, cuando el calor de otro cuerpo seduce la alegría.

miércoles, septiembre 14, 2011

EL ANGEL CAÍDO...(RELATO-FICCIÓN)


No, no es una pesadilla es la realidad que se emancipe de nubes violáceas y me lleva sobre nubes por la senda de las cruces. Sí, evocaba no se que, un ritual que cuando la tarde se infla de noche sin luna me elevaba sin más de este planeta tierra. Yo no soy creyente pero las cruces tienen algo de gris siniestro que me atraían. A la luz de Júpiter encendí una vela, una vela de esas que se suele llevar en profesión. Dancé alrededor de ella y lentamente me arrodillaba hasta sentir mi cuerpo absolutamente al suelo. Un suelo de tierra batida, un suelo árido, un suelo frío. La madrugada estaba apurada o el tiempo pasaba rápido, una lluvia sutil comenzó a caer. Bendita dije yo. Me quite la ropa y desnuda me alcé. La llama hacía vaivenes de extinción hasta que en la oscuridad me quede solo el reino de los astros, solo el reino de esas cruces grises que yo miraba fijamente. De repente mis ojos se desplazaron y a mi derecha pude observar una especie de estatua. Al principio no le preste atención solo era eclosión a esas cruces. Poco después sentí un ligero murmullo que provenía de esa dirección. La estatua balbuceaba ciertas palabras incompresibles a mis oídos. Me hablaba. Sí, ella un ángel nacido de las nubes. Mi temor era cero. Me sentía serena y equilibrada. Es más me acerqué a este extraño suceso e intenté tocarla. No pude, fue desapareciendo y a medida que este ocurría la especie de humo que dejaba iban formando una frase “ Vive, deja tu cuerpo zarandearse con este maravilloso mundo, disfruta de sus bosques, de sus desiertos, de sus océanos, de sus montañas, de su gente pero no olvides ese fragmento que se agota, que se cansa de tanto y tanto ser lagunas inhóspitas para la verticalidad de sus vidas. Vuela en libertad y deja ser libre a la madre naturaleza”.

domingo, septiembre 11, 2011

No se por qué callas....


El primer paseo de la jornada. Bajo un septiembre que desde lejos nos va dejando residuos de un calor agotador. Tus ojos se cierran y saboreas con ese lento suspirar toda la belleza del despertar de la brisa. Esquivas la mano prieta que te acorrale con la pena del vacío. Andas sola haciendo surcos en la orilla mientas gaviotas picotean la serenidad del aroma de las mareas. Arrancas de tu profundidad un poema:
No se por qué callas,
Parece una eternidad
Que bajo pinares
Guardas el silencio de tus ojos.
Yo mientras beso tus alas, tu libertad,
El amor huido que invoca amantes invisibles.
Como se desvanece todo,
Ese mundo edificado con las ramas prendidas
De una pasión ida.
No se por qué callas,
Te miró.
Te rondo.
No recuerdas acaso aquel banco vacío
De palomas en reposo
Donde nos besábamos.
Tal vez no.
Todo está muerto.
Sin embargo no hay heridas,
No hay ese quemante magullar de espinas
Que envuelven nuestras sábanas.

Sí, se ha ido. Mudo testigo son las olas y las montañas que corren a través de tus venas. Mudo testigo son las estrellas fugaces que colman ahora tus noches en el silencio de tu cuerpo. Te recoges como árbol del que emana una nueva vida, un nuevo resurgir de cascadas que mecen tu mañana.

sábado, septiembre 03, 2011

Divagaciones de una noche....


Noche de un agosto agotado, desfallecido ante la presencia de una luna de septiembre. Horas que pasan. Amantes que se abrazan, son caricia de la levedad de la brisa. Palmeras estáticas con su verticalidad soplando la sombra de las pisadas. Pienso, digo que todo no está perdido que aun los sueños son ese laberinto donde ambula el ser constructivo, poseído por un positivismo inexorable. No sabemos a donde vamos, nos agarramos a una mano y como rama que mece nuestros sentidos la seguimos. Pienso, árida tierra de secretos ¿Dónde están? Tal vez si nos arrimamos a una acequia descubramos que detrás de nuestros ojos se encuentra el palpitar de los misterios. Espejos que reflejan el dolor humano que me queman, que me queman hasta no ser hijos del sol, hasta no ser despertar de una nueva alba. ¿Para qué? , me digo. Las miradas las recorren un puñal humedecido de astros idos, los corazones divagan
juntos cenizas donde sus almas son sabina vencida por el viento abominable de la pobreza. Pienso, luchar contra tormentas que nos empujan a un precipicio. ¿Por qué no? Quizás nuestros brazos de plumas plateadas nos haga resurgir con las luces de un mundo que callado nos muestras cascadas de belleza, de paz.