domingo, septiembre 11, 2011

No se por qué callas....


El primer paseo de la jornada. Bajo un septiembre que desde lejos nos va dejando residuos de un calor agotador. Tus ojos se cierran y saboreas con ese lento suspirar toda la belleza del despertar de la brisa. Esquivas la mano prieta que te acorrale con la pena del vacío. Andas sola haciendo surcos en la orilla mientas gaviotas picotean la serenidad del aroma de las mareas. Arrancas de tu profundidad un poema:
No se por qué callas,
Parece una eternidad
Que bajo pinares
Guardas el silencio de tus ojos.
Yo mientras beso tus alas, tu libertad,
El amor huido que invoca amantes invisibles.
Como se desvanece todo,
Ese mundo edificado con las ramas prendidas
De una pasión ida.
No se por qué callas,
Te miró.
Te rondo.
No recuerdas acaso aquel banco vacío
De palomas en reposo
Donde nos besábamos.
Tal vez no.
Todo está muerto.
Sin embargo no hay heridas,
No hay ese quemante magullar de espinas
Que envuelven nuestras sábanas.

Sí, se ha ido. Mudo testigo son las olas y las montañas que corren a través de tus venas. Mudo testigo son las estrellas fugaces que colman ahora tus noches en el silencio de tu cuerpo. Te recoges como árbol del que emana una nueva vida, un nuevo resurgir de cascadas que mecen tu mañana.

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