domingo, agosto 30, 2015

Valles hechizantes...

Valles hechizantes
Crecidas de  lunas azules
Donde los sueños  se fraccionan
En millones de astros
Que nos da aliento.
Aquí, contemplando lo bello
Sumergiéndome en las aguas oscuras
De un universo que se expande, que se contrae
Entre las duras rocas de nuestro espíritu.
Alcanzamos la orilla,
Esa orilla emergente en pétalos de nebulosas.
Otras vidas, otros ritmos ciertos y puros.
No, no estamos solos en el infinito del cosmos.
Tal vez aves doradas, plateadas, broncíneas
Sean su astro rey.
Tal vez ríos del que nace la vida
Sean pacíficas tonadas a sus singladuras estelares.
Nosotros aquí
Lejos muy lejos.
Arrebatando a la madre tierra
Toda su vitalidad, toda su fuerza.


miércoles, agosto 26, 2015

Cansada.....

Cansada. Sí, estar cansada bajo la insolencia de tu mirada. Con el coqueteo de agujas ardientes en tus manos. Es que no ves. Hoy visto de rojo. Sí, de ese carmín intenso que se escapa por mi barbilla cuando tu, con tu puño de navajas, atraviesa mis carnes. Cansada, de volar bajo la influencia de una luna desconocida solo lo que tú digas. Sí, tú, amo y señor del miedo. Cansadas, decrecimiento de la persona, de su esencia. Y por fin la muerte. Mírame. Estoy muerta. Mi rostro ensangrentado sin ojos, mis manos impotentes. Ahora si….ahora me dejas ir. Gracias por esta vida mierda. Elevaré anclas y navegaré por el inmenso océano hasta no que no quede nada de mí, hasta que no haya rastros de ti. Adiós…y me embarco…ahí está ese velero que me llevará lejos, muy lejos ¡Que serena está la mar¡ Ahora yazco aquí en esta barca moribunda, sedienta, rota, sumergida en un mundo de algas y caracolas. Aquí, con mi vestido rojo, cansada. Que es lo que se ve en el horizonte…una especie de isla. Delfines y ballenas me acompañan me llevan….me llevan hasta allí. Hola mujer caída de las rompientes noches del pánico, aquí estás, en este islote de cristal donde nada más podrá dañarte. Vienes de un mundo raro, de una tierra donde los hombres son arma letales cuando su crecer y crecer es aberrante. Ahora estás aquí, con nosotras. Podrás reponerte y trepar donde los sueños azules, verdes den armonía a tu vida. Mira, mira tras el cristal. Allá, a lo lejos, las secuelas de la maldad, de la violencia. Si lo tocas sentirás el temblor, el temblor de un ser autodestructivo, destructivo…un infeliz. Pero olvidémonos ahora de eso. Deja su rostro en el tras esa barrera. Aquí no puede llegar  ¿Quiénes sois? ¿Por qué estoy aquí? Debería estar bajo tierra, si bajo tierra con mi traje rojo, con mi rostro ensangrentado. No, no mujer. Luce tu lado más bello y arrímate a esta hoguera que te dará calor. Un calor que te devolverá a la vida, a la vida…Esa otra vida que te pertenece, en que tu eres vertical y dominio de tus sentidos, de tu ser ¡Arriba mujer¡ Cantemos y bailemos en honor de las que se han ido. Nosotras. Sí, nosotras. Cantemos y bailemos por aquellas que aún quedan. Ellas. Sí, ellas. Que la valentía se asome y huyan…huyan donde la maza de la muerte, del dolor no pueda alcanzarlas ¡Arriba mujer¡ Cantemos y bailemos por aquellas que están por llegar, ni una más.

domingo, agosto 23, 2015

Que sí....

Que sí…que sí…que vengo con una sonrisa es que no lo ves. No, imposible los prejuicios elaboran cierta barrera de cristal donde se distorsiona toda la imagen de nuestro pueblo. Aquí estoy entre las mareas violentas cuya esperanza son fronteras edificada por nosotros, por ustedes. Todos iguales, humanos, con el corazón latente en las cumbres de ser. No sé porque me ahuyentas, dame la mano. Mira mi mano la sangre corre por sus venas. La sangre corre tras el dolor. El dolor de un pueblo marchito a vera de ustedes. Saqueáis, ruptura de nuestros cimientos para el crecer del bienestar. Ahora como esclavos de vuestra esfera somos rechazados, somos seres sin derechos. Que venga el sol. Sí ese sol que nos brindara las manos unidas. Pero no está lejano para vosotros, está lejano para nosotros. Pienso que nos teméis. No sé porqué, esqueletos que recorren los océanos, esqueletos ahogados en esos lindes donde  condiciona la fragmentación de los humanos. Que venga el sol. Sí ese sol que nos brindara con la paz, con la fraternidad…pero cuando, me pregunto. Seguimos igual, nosotros de un mundo menor para ustedes nos tenéis miedo. Un miedo que se expansiona en cada reacción cuando nos ven pasar. Que venga el sol. Sí ese sol que nos brindará con los fuegos de la unión entre hermanos de esta misma tierra. No, no me creéis. Pero es cierto.
No. No vengas. La tempestad rueda por nuestras mentes confusas. Sois hijos del hambre, de la guerra, de la miseria. No, no culpes a todos. Sé que nuestra es la culpa. Sí, la culpa. Me declaro culpable, nos declaramos culpable. Pero, qué hacer. El pánico invade cada huella dejada la viento por vuestros pasos. No. No vengas. Quédate ahí, en tu tierra ¡Ay el sufrimiento¡ Crece a medida que pasan las estaciones. Aquí no os quieren. Ya se…ya sé que hemos exterminado cada uno de vuestros recursos en búsqueda de nuestro ascensión a la riqueza. Ya se…ya sé que hemos acabado con vuestras vidas ¡Ay tu corazón¡ Como late.

Que sí…que sí, que vengo. Cueste lo que cueste, emigración de esencias que evocan la vida, la vida…no lo comprendes. No queremos molestar, no seremos esa astilla que vuestro rincón que tanto huís. Dame la mano amigo, amiga. Una mano que corone con caballos voladores en el sentido de la paz. Sí, la paz ¿Por qué tanta mierda? No lo comprendo. Que venga el sol. Sí ese sol que nos brindará en unas sensaciones más homogéneas, más iguales. 

jueves, agosto 20, 2015

Manos que vuelan...

Aquí. Sí…Ven aquí donde mis manos vuelan efímeras gamas más allá de los sueños. Te llamo en la tempestad de la incertidumbre que nombra tu esencia. No sé por qué. Misteriosa te vuelvas y yo…yo me introduzco en las esferas que gravitan bajo la luna. Te confundo con alguna que otra constelación y entre nebulosas busco tu deseo. Me pierdo. Insuflo un querer vago y vasto que se extingue a media que el temor alcanza mi orilla. Aquí…sí aquí…donde ahora estoy lanzando cometas en el aire a medida que el ronronear de las olas me hace cierto cosquilleo que me anima, que me danza a ser libre. 

martes, agosto 18, 2015

Rápido....

Rápido, rápido el tren se desvanece entre escenas de un paisaje que cambia incesantemente. Atraparlo es como desviar la atención a un magma que corre por las venas. Sí, tengo que alcanzarlo, irme con él  al otro lado del espejo de esos montes que señalan la huída. La tarde me embriaga con su bóveda perfecta. Un celeste purificado que hace que me quede estáticamente mirándola. Pero he de cogerlo. Sí, ese tren de destino incierto. Ya llego…ya llegué. Sobre los raíles un sonido agudo e ingrato. Sobre mi pecho una tonada triste y estrecha a la vez ¿A dónde me llevará? No lo sé. Pero espero que lejos, muy lejos donde los arco iris circulares me atrapen y yo pueda surgir y reír. El revisor se aproxima. Ahí está…Tome el ticket y con un guiño y una sonrisa bonancible se va. Estoy sola donde me siento. No hay nadie. Deprisa pasan las imágines de un paraje soñado. Deprisa se desvanecen ante mi mirada. Pasamos un túnel. La oscuridad se hace presente. Un túnel largo, muy largo. Parezco desfallecer pero hay algo que me mantiene despierta, latente hasta que la luz está de vuelta. Ya hemos llegado. Me bajo de este vagón vacío. Una estación. Todo silencio. Todo oscuro. La nada imperando pero observo una figura. Una figura de espalda. Me acercaré, no me acercaré…qué se…es lo único que habita aquí a estas horas. Parece que gime. Qué tendrá. Qué pasará por su alma para este decaimiento. Me dirijo hasta ella. Se da la vuelta y la miró, mis ojos son reflejo de ese espejo.  Tan largo viaje para nada. El espejo se quiebra, estalla en mil pedazos. 

domingo, agosto 16, 2015

En la vieja esfera....

En la vieja esfera
Donde astros
Son las llamaradas
De tu rostro.
Suave, con el movimiento lento
De una luna creciente
Que allá en lo alto
Impera con su quejido
Bajo las sombras de la noche.
Un piano quebrado,
Una lágrima sinuosa en la brisa
Y la pesadez de los cuerpos
Aunados por el sudor de la tarde.
Suave, resquicios de una oscuridad
Columpiándose en las brumas del deseo,
De un horizonte allende
Donde suenan los cascabeles de unos ojos

Mirando a ras de mis sentidos.

sábado, agosto 15, 2015

fRAGAMENTO DE LO QUE ESTOY HACIENDO....

...Nocturno no te siento respirar en mi alma. Ando al ritmo de los arroyuelos hilando el silencio. Quedo abandonado en una duna infecunda donde tus ojos no son vergel de esta monotonía¿ Donde andas María? Surge entre mi un viento hostil ante tu oscuridad. Posa ante mí mariposa encantada. Aquí te espero. Recuérdame, por favor. Que los dioses del universo te lleve mi mensaje, escribía Pablo en el paso de los meses. Meses y estaciones donde el niño crecía vigoroso o eso creía. La enfermedad se aproximo en aquel bosque. Ansioso buscó la vieja del bosque, dónde andaría. No debe de estar lejos, se dijo. Con el niño entre sus brazos avanzaba y avanzaba de manera apresura al encuentro de alguna cabaña semiescondia donde ella vivía.
-Pero que haces Pablo ¿por qué me buscas? Los lobos, las ardillas, el mecer de las ramas me avisan.
-¿Qué escucho?
- A mí a la vieja del bosque. Ante ti mi techo. Entra, anda.
- Tú que tanto sabes. Que tiene mi niño.
- Nada Pablo. Que la magia de la luna llena con esta savia de los altos árboles que aquí habita lo sanen. Déjamelo y vete. Mañana cuando vuelvas lo verás vivir de nuevo.
 Pablo se marcha confiado. Sufre, sufre por la enfermedad del pequeño. Regresa a su guarida con los pasos perdidos, suplicando, suplicando la curación de este.
    Luna blanca que me visitas
Anima a las ánimas de esta tierra
Expirar el dolor de este pequeño.
Venga, venga
Que venga la lluvia de verano
Mientras tú ahí arriba
Censuras la enfermedad.
  Ungüentos, luna llena, espíritus andantes alumbraron la cabaña y el pequeño renació. Abrió sus ojos lentamente y con una sonrisa la vida en el amanecer llamo a su padre. Pablo invocado por los rumores del bosque fue hasta allí. Lo encontró jugando con la anciana mujer y muy feliz. Salgamos fuera Pablo y pequeño, contemplemos este reino natural maravillosa que nos da vida. Dancemos cuando venga la noche en las hogueras de la esperanza para agradecer a las ánimas por el auge de este ser. Ya te observo Pablo como me miras ¿Te preguntas como he llegado aquí, por qué estoy en este lugar? En mi ayer fui monja, me metieron cuando era una cría en un convento lejos de aquí. Al principio todo era primoroso: cosechábamos, recolectábamos, hacíamos dulce y rezábamos. Pero llegó la hambruna y nos quedamos sin protección. Una noche incendiaron el convento y tuvimos que huir. Pero huir a donde. Descontroladas cada una se fue por su lado. Yo me refugié en este denso bosque, bajo sus sombras. Y aquí he vivido desde mi juventud. Ahora, vete Pablo con tu hijo. Con este hijo de las lunas azules. No me cuentes tu historia que ya la sé como también sé quién es la madre. Cuídalo...


Que extraño

Sí, que extraño un cierto desacuerdo coloniza mis sentidos. Me yerto sobre pedregales magmáticos con el deseo de quererte, si tú quieres…Todo es relativo el amor, las ganas, la belleza de un mundo desconocido.  Girar y girar en torno a las hogueras que prenden el ánimo de seguirte más allá del cavilar jornada tras jornada. A veces la espera se hace larga, túneles que he de atravesar con la pequeña vela del deseo. Sí, es extraño el rondarte, el saber que me gustas tras los espejos donde escondo mi esperanza. Temblor, auge de ramas secas que se mecen con la continua brisa que viene y va. Una cierta tristeza me invade y alargo mis manos hasta mis ojos cerrados pensándote, amándote. Y el dolor sin razón viene, viene con sus guitarras rajadas, con sus nubes vacías por tenerte lejos, muy lejos. Me envuelvo en la nada y visito cada mirada tuya. No sé, las cosas del querer. De alguna manera habrá otro amanecer donde la memoria sea fuerza de traerte hasta aquí. Sí, aquí donde mi corazón te espera.

miércoles, agosto 12, 2015

Tal vez....

Tal vez las vastas tierras
Cierran su voz
Cuando la intacta caricia
De la lluvia se vuelve locura
Que en horizontal huye
A refugiarse bajo el árbol de la vida.
Tal vez alcancemos la cima
Donde las posturas de los veleros flotantes
Nos congregue en hogueras
Donde la sed, el hambre
No más sean un mal sueño.
Tal vez las batallas de los hijos del océano
Se eclipsan con el solapamiento de las lunas azules
Dando lumbre a un nuevo mundo.
Tal vez se pierdan en la oscuridad
Los horrores de la historia
Que continua cíclica en los desiertos
De la conciencia.



Rastros...

Rastros. Huellas palpitantes a la vez que somos navegantes de los astros. Vienes a mi encuentro con tus ojos mullidos por la pesadez de los días. Espaldas cansadas de tanto vagar y vagar donde el eco de una pardela es anuncio del llanto ¿Por qué?, te digo. No más penas. No más remordimientos de un ayer absurdo donde el beso desértico te dejo andar por caminos de hiel. Ven aquí. Aquí conmigo. Comencemos a retozar en las mareas del destino. Te esperaba. Una bóveda celeste y populosa de polvo impera con el sudor de nuestros labios. Únamelos y amemos el sino que nos marca cada sol como corriente avanzando hasta los océanos. Te enderezas y en vertical elevas tus brazos desde los acantilados que te llevan, que te traen un resquicio de brisa. Te vuelves y me miras. Dices, vamos. Me das de la mano y barranco abajo volamos en las alas de las nubes llevándonos a una vacía playa. Solas, con el itinerante frescor de las olas arrugadas que secan el ayer.  

domingo, agosto 09, 2015

Encadenada...

Encadenada
A los sepulcros aislados
En la noche de claro de luna.
Serpentear por senderos
De tierra batida
Donde el resonar del oleaje
Impera en las almas abatidas por la nostalgia.
Vamos hacía al horizonte.
Vamos hacía las estrellas
Cuyo brío nos seduce
A ser brinco bajo la sonata de un adiós.
Se disecan nuestras manos.
Se arrastran nuestras huellas.
Se rajan nuestros sueños.
Aquí estamos
Anunciando el engendrar de nuevas naves
Que nos llevan en vertical lejos
Donde el vientre sopla nuevas inquietudes.

sábado, agosto 08, 2015

Flores y más flores...

Quiero flores y más flores, que broten dentro de las cavernas de la belleza con la tonada de su colorido. Flores y más flores ornando cada huella, cada paso del tiempo a través del reflejo de mis ojos en la alegría de edificar imágenes sobre nubes aterciopeladas. Flores y más flores para mi, para ti, para todos….Que se alce el canto, que prenda los brincos, dancemos alrededor de ellas como un nuevo nacimiento, el de la vida que sigue, que sigue…Flores y flores y más flores para los que no están, aquellos que navegan en el sepulcro de los océanos como beso tendido a sus almas perdidas en la inmensidad del adiós, hasta luego. Flores y más flores ven aquí, déjame acariciar el sutil velo que te cubre y seamos el engendrar de rostros de ojos con brío. Aquí las tienes, aquí las tengo…suspiremos por su aroma, el aroma de la belleza. 

Mirando el atardecer....

Y francamente regreso con un fardo de cansancio en mis espaldas. No sé lo que ha ocurrido pero la monotonía de la jornada me lleva por una senda hasta ese bajo techo que parece desprenderse para olvidar. Sola, me gusta así. Así ante el dolor de estos meses pasados. Muchas tumbas cayendo de mis ojeras, de mis lágrimas. Todo tan seguido…no comprendo…uno tras otro, otro tras uno. Con ese ritmo que no te deja respirar para sentir su último aliento. Se han ido. Sola estoy, aquí, bajo este viejo balcón adquiriendo el frescor del reino natural. No, ya no. No necesito a nadie. Para que…todos se van. Lentos, rápidos, con la herida sangrante que no termina de sanar. Me quedaré aquí meciendo mis pensamientos. Mirando el atardecer en su callar. 

jueves, agosto 06, 2015

Montañas...

Montañas y montañas, acaso es que no las avista. Ahí delante de ti en peregrinación al ocaso de la jornada. Mira al frente. Ante ti se muestra la maravilla de la naturaleza, así, salvaje, misteriosa, hechizante, bella. Corramos hasta ella. Sí…si puedes. No te ciegues ahora y escalemos hasta su cima. Da igual el oscurecer es noche de luna azul. Una luna que nos dará de beber a cada paso firme que marquemos. Vamos ya…deprisa que la brisa también nos ayudará. Dame la mano, iremos unísono en la ascensión por este camino de cenizas y picón. No temas. No está muy lejos esa cumbre que debemos alcanzar. Allí hallaremos esa vela que se columpiará con nuestra danza. Sí, la danza de las manos libres al son de los cernícalos que alzarán su vuelo para llevarnos lejos, muy lejos.  Llegaremos a la isla plateada que abre y cierra sus puertas según el corazón alado de sus sensaciones. Por ello, te pido, se feliz.  Sí feliz como ese arco de colorines que nos muestra el apagar de la lluvia. Vamos, ánimo, dame la mano, te digo. Ya es la noche y la luna muestra su traje más espectacular. Escúchala…escucha lo que nos dice. Su susurro con el viento lento y tenue me llena de gozo, me hace cierto cosquilleo. Acaso, no lo sientes. Me miras. Así, ensimismado, sin saber que decir. No digas nada y subamos. 

lunes, agosto 03, 2015

Divagaciones de una tarde de agosto....

Que precoces son los párpados que se eclipsan cuando la tarde es singladura del agotamiento. Nos recogemos por unos instante en el inmenso paraíso de lagunas doradas donde aves multicolor van a pacer. Avistamos un sueño que en su entereza nos lleva por extraños lugares desconocidos. Queremos alcanzarlos…así…con la tonada y la influencia del rubor de las cascadas que en ellos enhebran el sosiego. Una tarde de verano, una tarde que pasada las manecillas de un reloj nos eleva a una bóveda celeste. Dejamos atrás la pesadez de las horas y comenzamos una nueva andadura. Escala, escala…digo…sobre puentes azules donde el resonar sutil de las ramas de la vida te alienta a continuar. Vemos el recoger de las alas que rotan en nuestra esencia y caminamos lento por esas bocas que erupcionan felicidad. Dices, que me besen…que me besen ahí…ahí donde los ojos abiertos manan la verticalidad de nuestro yo. Así es la tarde. Así son los golpes tersos de la paz. Arco iris de pétalos rosas rozan tu senda, un arco de colores que coloniza nuestros sentidos…

domingo, agosto 02, 2015

Un pajarillo...

Un pajarillo picotea tus manos cuando en la calma de las mareas estas tumbada sobre la arena. Te dejas. Su cosquilleo te lleva a lugares lejanos donde la luna eterna no deja de observar tu cuerpo. Te sientes bella, una mezcla entre paz y equilibrio. A veces piensas en el por qué de tanta prisa, en el que sentido esta esfera da la vida. Huyes y te recoges en lo hermoso de las palabras de las olas, en el picoteo de ese pajarillo perdido en la orilla. Sonríes y te dejas llevar. Qué más da el paso del tiempo. Todo sigue igual. Mañana volverás al mismo sitio y con tu mirada al horizonte enterrarás el malestar de los rostros conducidos por calles vacías.