viernes, febrero 14, 2025

LA VISITA(NARRATIVA)8

 

8

No quiero ser consciente de este presente. Hoy a mediados de febrero devuelvo mis ojos a todo transeúnte que sube en este vehículo. Miramos los móviles como si nuestra pendiera de ella. Miradas cabizbajas , fijas, quietas a como evoluciona un rectángulo que nos dicta la era que vendrá. Sordos, nos batimos en la nada, en el vacío. Falta emoción, falta la mano humana, el trato de la existencia como seres de este planeta. Somos por condición innata sociables, pero, los espejos del hoy nos lleva a un aislamiento que hace un pasadizo oscuro hasta que una mirada se cruza con otra. Me entra frío aunque el sol brille en su aposento más álgido. Y necesitamos calor, mucho calor para que nuestras manos se unan como fortaleza a un espíritu libre, esperanzador, crítico. Penetro en mi persona y olisqueo el abismo de mi soledad. Un mundo de gentes solas y asiladas. Tenemos que sentir, sencillamente. Destruir esos candados que no deja entrar la palabra en las sombras que nos atraen, que nos seduce. En su recorrido hasta la estación se fijó en los que entran , en los que salen…en los que salen, en los que entra. Todos con la misma postura. Con ese modo peculiar del siglo XXI de insonorizarnos a otros. Mientras sus ojos vibran en cada persona, en cada postura piensa en el trabajo que ha de realizar en los montes sagrados. Hace un recorrido esquemático por la historia del mundo y todo se repite. Ya nuestros ancestros ante de cristo sabían del firmamento, de sus condiciones, de sus movimientos e iban construyendo sus pueblos en torno a ese dios sagrado llamado sol. Tenían una conexión espiritual más allá de este mundo, el más allá de nuestra atmósfera los atraía como inducidos a sus vivencias. Así giraban, entorno a los equinoccios, a los solsticios como ejemplo de cosecha, de lluvias , de un clima yermo para la subsistencia. Y adivinaban. Y acertaban. Es asombroso el ingenio humano en siglos atrás hasta que todo se oscureció con la llegada del cristianismo. Un apagón que nos llevó a un retroceso, a un parón que ahora intentamos recuperar en ciertas zonas de esta esfera ¡ Oh, cielo divino¡ traes el alimento para el hacer cotidiano. Y le hacían homenajes, tan magnánima que aun queda de sus arquitecturas, esas estructuras en cada cultura distante una de otras y con una respiración en común, el universo. Y en todos estos años , qué hemos aprendido, guerras estúpidas, opresión obsesiva, matanzas convulsas que nos lleva a lo aberrante, a lo tétrico, a lo horrible que somos. Se baja de la guagua, ya ha llegado a la estación y un hondo suspiro la conmueve, ve dos chicos besarse, ve dos chicas besarse, ve un chico y una chica besarse y considera que eso es la belleza en ese preciso momento, todo un instante que se vuelve eterno hasta que la muerte nos separe de lo terrenal y nos lleve con onda y energía lejos, muy lejos donde la materia , lo material no tiene cabida. Y ese momento lo desvía de su mirada , ensimismada en sus cavilaciones. Ella, sola. Sí, sola en la época de los solitarios. Mira el cielo ¡ Oh, cielo divino¡ traes la condición de nuestro mañana…un mañana incierto, algo estropeados, algo corroídos, algo insostenibles, pero con la fuerza suficiente para equilibrar el todo. Todo este todos que nos absorbe en un futuro mejor, más elocuente a las manos unidas. Sí, las manos unidas para desbarajuste de estos días, de esta contradicción que nos ampara.

 

 

 

 

 

 

martes, febrero 11, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 7

 

7

Llega el autobús, me subo con lo pesado de mi mochila. Es invierno y me he defender por lo que pudiera pasar, hasta un botiquín de primero auxilios llevo por si hay que trepar por esos senderos donde jamás sabremos de su ayer con certeza. Me siento al lado de una anciana. Me saluda. La saludo. Es mayor pero su vitalidad todavía promete en las estaciones venideras. A veces caracterizamos a las gentes por su rostro, por su presencia ante nosotros, pero no captamos el espíritu de su reconditez. Esta señora quizás sea más capaz de mucha de la juventud de hoy. Una generación en crianza de una sociedad patriarcal, machista y una dictadura que le quitaba la paz tal vez de sus despertares. Y no hace mucho, creo estar viendo en ella el espejo de esa represión que la ha  esculpido con esta fortaleza del hoy donde su verticalidad permanece intocable. Es como un soplo de vida tras la calvicie de las ataduras, de las censuras, de las prohibiciones. Ella, es una mujer que se ha ido moldeando al paso de los años, al paso de innumerables azotes del vivir, de expresar lo que siente. Y , me detengo, la miro, le sonrío, volvemos hacia atrás, una descomunal cultura en ser todos autómatas, con el pensamiento crítico borrado de la manera de ser, imitando el comportamiento de quien tenemos al lado, imitando esos disparates que describen una sociedad de analfabetos del pensamiento. Me habla, me dice algo del tiempo y yo asiento. No la he entendido muy bien y comienza a hablar conmigo así sin más. Me dice de su juventud, cuando iba a la isleta disfrazada en la huida de esa libertad arrebatada. Me dice de sus disfraces, en la época franquista, sacos de harinas rematados en los ojos de la fantasía, de esa ilusión y ganas que se tiene cuando volamos en la sombra de un pueblo, escapando a cada atizar que podría condenar en prisión. Sus ojos azules, sus ojos claros, sus ojos transparentes transmiten viveza y un regocijo que la llena y la hace caminar, seguir adelante. Se me hace ameno este viaje, la visita de ese saber de épocas pasadas. Las inhalo, las vivo como si de mi se tratara. Sube por las calles de esa vieja Isleta donde todos se reúnen. Una congregación para celebrar los abismos de una religión, de una política que llevo a muchos a la marcha, a los calabozos, a la muerte. Una época donde la miseria imperaba, pero sobre todo esa unión pacíficas de sus manos en la lucha, en la resistencia. Si, resistió, tanto. Que ahora el placer de su felicidad la lleva de autobús en autobús como si fuera una segunda, una tercera juventud embarcada donde la vio parir. Otros muchos se fueron , me dice, se embarcaron rumbo a las américas en busca de la buena fortuna. Y esos muchos otros, se olvidaron de sus familias, de sus mujeres, de sus hijos. Otros, y esos otros volvieron no sin con alguna sorpresa y de nuevo se iban y de nuevo regresaban  y de nuevo la nada. Mientras los más listos hacían trapicheos en el muelle, este muelle edificado con las ganas de una Europa. Y ellos eran los cambulleros y se hicieron ricos, hija ¡Qué si se hicieron ricos? Ricos y avaros. Ese intercambio de mercancías por dinero. ….Esos alemanes, esos ingleses…aun conservo objetos de la época hija. Aquí está mi parada. Se va, casi sin despedirse, se siente orgullosa de la época que vivió y sobrevivió. Sigo en mi ruta hasta la estación. No queda mucho…pero no hay prisas…no hay que tener ganas de correr …todo a su debido tiempo y allí tendré que esperar hasta la guagua que me lleve próxima donde los ancestros ovacionaban las montañas…las montañas sagradas. Miro por el cristal de la guagua, miro cada persona que entra y visiono un mundo distinto al mismo, una visión cambiante a medida que van pasando. El cielo se ha vuelto a nublar, así somos, estamos bien, estamos más o menos y estamos bloqueados. Así es la vida, una vida recorriendo las sombras y luces del tiempo que no volverá. Hay que aprovechar cada instante como si fuera eterno, como si fuera un filamento de oxígeno, de agua, de oro. La anciana, ya no está. Cualquiera sabe si me la encontraré otra vez, me ha enriquecido, un gusto charlar con ella. Con su maquillaje desfazado, con sus arrugas añadiendo cada situación de su vida, con sus manos de anillos que quien sabe de donde provienen. De un barco extranjero, de algún emigrante de sus antepasados, de algún amor perdido.

 

 

 

 

 

domingo, febrero 09, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 6

 

6

Con la destreza que envuelve lo misterioso, lo oscuro, lo absolutamente quebradizo abre ese paquete, esa carta sin remitente. Sus ojos se posan en una foto en su primera impresión. Intenta averiguar donde es ese lugar, ese sitio tan ramificado en sus raíces. Su tentación se despierta y sabe de donde se trata, son las montañas sagradas por los ancestros de la isla…de la isla. Un viaje la separa por un instante de esa imagen y sus ojos vuelan en el pasado, en ese pasado remoto de miles de años. Un viaje que la ampara en las antiguas civilizaciones de la islas…de las islas. Y tras ella una pequeña carta. “ Hola Enma, te escribo porque me es necesaria tu ayuda en el estudio de estos monumentos naturales de nuestros antiguos pobladoras, de esos aborígenes venido supongo que en emigración en las huidas de las batallas del norte de Africa o posiblemente abandonados como castigo en este pedazo de tierra en medio del Atlántico. No se bien, por ello te envío esta foto del Risco Caído con sus montañas sagradas de antaño. Tu sabes bien que soy compulsivo con lo que desconozco. Se aproxima el equinoccio de primavera y quisiera saber, ser contundente con mis ideas, con mis investigaciones. Sabes mucho de esos temas y espero contar con tu ayuda” Ella cierra los ojos, respira profundamente. Y se marcha donde las costumbres antiguas abogaban en la isla. Dibujo un cielo límpido, sin secuelas lumínicas por la polución. Dibuja aborígenes que no sabe muy bien de donde vinieron. Pero lo seguro por ese mar que nos protege, ese mar donde en las precoces horas de la jornada fue a nadar y entabló conversación con los cetáceos. Observa esa foto y se desplaza donde los cantos, los gritos, la suplica, la oración era todo cómplice con el firmamento. Se yerta y se erige a su habitación, saca algunas cosas necesarias sobre todo de abrigo. La visita le espera, se elonga en la memoria de los aborígenes y comienza a divagar como pudieron con tanta exactitud averiguar los equinoccios, los solsticios para continuar, para amparar sus vidas en los siglos de los siglos. Se llevará una mochila, sabe que cuando se acerca uno de estos fenómenos astronómicos se desencadena una febril creencia en el presente por las gentes. Algunas supersticiones que nos lleva a la absoluto absurdo. Le es pesado abandonar por días su techo, estas paredes que la ilimitan en sus sueños, pero la causa es tentadora, lo desconocido se atreve a llamarla para investigar que hubo detrás de esas estructuras que en el día de hoy se conserva. Se traslada a otras civilizaciones y todo es semejante, unas más avanzadas, otras menos. Y es que se confirma que algo detrás y ese algo que ahora no estás , que nos ha dejado vencidos por los miedos y la carencia de empatía y humanidad de los terrestres o marcianos , porque todo indica que nuestra existencia se expande más allá de los confines de este mundo.  Introduce piezas en su mochila. Revisa la casa cautelosamente, apaga la música esa solemne aria que no deja y deja de rotar y sale. Sale con el acero de un invierno que llega a su final, le azota en su rostro una brisa gélida, una brisa que cuenta de un cielo claro y puro. Es hora de partir, ahora que es temprano. Y a la sombra de una ciudad despierta espera en la parada, tendrá que cruzar toda la ciudad para llegar a la estación y continuar su ruta a la cumbre. Su visita será un aliciente que con el pellizco de una sonrisa la llevé tal vez, a un emocionante recorrido del ayer.

 

 

 

 

sábado, febrero 08, 2025

LA VISITA 5(NARRATIVA)5

 

5

Uhm, ese beso. Esa caricia. Sumergida en un pensamiento casi obsesivo la llamo. Voy a ese cajón de la mesilla de noche y saco sus cartas, su aliento. Respiro hondo, un inspirar y espirar que culmina como relámpago en la madrugada de los sentidos. Recuerdo aquel jardín , aquella plaza donde nos conocimos. Ya anquilosado en el abandono por el paso del tiempo. Recuerdo como se desbordó en mi un temblor ramificándose por la espalda hasta ese saludo. Hasta ese hola que nos fundió en un iceberg en el más absoluto aislamiento en el cuchicheo de las miradas. Y nos miramos…uhm, aquí en mis manos débiles conservo aun sus garabatos sobre papel. Una letra distraída, natural , nacida de la sombra del pasado. El pasado, ahí queda, en el remoto camino sin retorno que solo contemplaremos cuando la memoria acecha así, en estos momentos de soledad y silencio. Uhm, pero esas cartas, me dan pereza romperlas, tirarlas al viento. Fue hermoso, pero cada uno tiene que seguir su senda como los destinos no convocados por el mecer del oleaje. Y la olvido. Y la guardo. Y soy gravitar donde las luces de este invierno encienden mi nuevo latir. Vamos cambiando a lo largo de los años, no totalmente, pero los años nos marca cada paso continuo a dar. Una cierta mezcolanza la desvía de ese propósito de abrir la carta llegada. La mira. …Sí, la mira, ahora que es otra, ahora que la mañana avanza embelesada en ese ayer. Suspira. Un suspirar profundo que la contiene en la entereza, en la fragilidad de sus pisadas. Su desánimo , su falta de ilusión se las arregla para dejar esa carta. El túnel se desfasa y entra en la oquedad de su carácter. Una mujer testaruda. Una mujer de si misma. Una mujer en los vuelos de los mirlos cuando se enciende el día. Una mujer causante de esa armadura que la ayuda para ser ella misma. Que más…Sí, ser uno mismo en cualquiera de las condiciones que tome las líneas de la existencia. Por ello en las vivencias no vale todo. No, no vale todo. Cabalgar donde las constelaciones marcan rigurosamente tu singularidad. Una singularidad no particular sino un baúl de secretos que van focalizándose a medida que los años nos envuelve en madurez. Se frota los ojos y despierta, se despereza como si hoy quisiera conquistar algún sueño perdido, algún sueño estropeado que se embellece con solo el cántico de sus alas. Se aproxima a la carta. Cuidadosamente la abre. Cuidadosamente vuelve a saber del aroma de su brisa pero no contesta, permanece callada como callan los que después en los columpios ofuscados por guerras perpetuas. Y es que así es el ser humano querida. Sí, es así, hagas bien , hagas mal siempre incordiando hasta los más frágiles, más delicado. Y dónde está esa delicadeza. Unos buenos días, un sombrero que nos proteja de todo mal como esta atmósfera terráquea. Y dónde está esa delicadeza. Somos sobornados por la hipocresía, una mentira que mantiene al mundo….sí, al mundo, que no son todos sino algunos en vilo , apartados de lo real, de la verdad. Y es que cuesta tanto ser verdad, ser natural como las alas de mariposas frágiles…muy frágiles.

 

 

 

 

martes, febrero 04, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 4

 

4

Escucho las noticias de la mañana mientras deambulo en el aseo de la casa. Dicen que puede que exista agua en otros lugares del sistema solar. Este sistema solar enigmático, inmiscuido en lo extraño,  inflado de lo desconocido. Buscamos agua y no por el mero echo de que puedan existir otras vidas sino para nosotros, los terráqueos. Tan importante es, que levitamos en esta era espacial como la búsqueda de la colonización desesperada de esos otros habitas, de esos otros mundos para expansión ha posteriori. Necesitamos aguas, esa agua por el cual nos confrontamos en tierras donde la desertización es explosiva, aferrada al terror. El agua de la vida. Nos ayudará por otras exploraciones espaciales aparte de la atmósfera de dichos satélites, planetas. Tomo un vaso de agua, del grifo no creo que me cause algún daño aparte de esta atmósfera cargada. El sol esta en su grado más alto y luce su traje broncíneo como lo máximo de vida. Se yerta en su salón, un salón luminoso donde toda la energía solar se expande por sus paredes, abre las cortinas y se sienta de nuevo ante esa carta, esa carta con remitente a mano. No sabe en su callar de que va, pero para ella le es lo mismo. La mira , la huele ese olor que la lleva arboledas perdidas en algún lado del hemisferio. Es de papel reciclado. Y otra vez el agua, se necesita mucha agua para reciclar papel. Bebe otro vaso de agua, se limpia todas sus entrañas mientras en sus manos la carta se vuelve atrás adelante, de adelante atrás. Y antes de abrirla imagina…imagina que podrá ser. Se asoma por un momento en su balcón, los geranios están secos, le quita las ramitas secas y les remueve un poco la tierra y los riega. Agua, agua…será algún agravio en lo posterior que colonicemos esos mundos, esos satélites tan lejanos que aún lo contemplamos como una película de ciencia ficción. Habrán banderas designando territorios, la fraternidad de la defensa planetaria está en estos instantes un poco estropeada. Seremos como esos navegantes del cosmos al encuentro de nuestro territorio, soplaran banderas de los primeros conquistadores, se liara una espesa bruma con el de quien es cada espacio conquistado. Todo se repite, los genocidios, las colonizaciones y por tanto los pleitos y batallas perdidas. Siempre lo mismo, estoy harta de tanto y tanto lo mismo. Somos obsesos compulsivos con el poseer y poseer tierras que no son de nadie. El agua , el agua. …Uhm, no esperaba su poder tan fascinante, por su poder tan aborrecible cuando las guerras contribuyen más y más a lo malévolo. Yo aquí, ante está carta. No se dé su contenido interior, pero me agazapo que será algo inesperado, alguna sorpresa que alguien me quiere dar. Y sueño…Y sueño con lo bello que es la vida, con magnífico que es tener esa unión con el agua que nos empuja a estar vivos.  Porqué no escribe su nombre el remitente, dentro hay un libro o un bloc o lo que sea.. La  olfateo para saber de su olor, para saber de quien es. En la memoria conservo los alientos de las gentes próximas a mí. Esa fragancia peculiar , particular que cada uno de nosotros poseemos. Pero no atino, no descifro su origen. Apaga la radio y sigo con las arias de ciertas óperas. Se viste en su habitación y se mira al espejo mientras lentamente se va poniendo cada una de las piezas. Se acaricia su vientre, abultado, inflado, entrado en la menopausia y su cambio desde hace algunos años es evidente. Unos kilos de mas moldean su figura, aún así se sienta bien consigo misma, lo acepta. Solo piensa en vivir , en armase hasta los ojos y ser brío de una sonrisa  aquello que la llama , que le atrae, que se sienta bien. Agua, necesitamos agua como aliciente para continuar, como encuentro de nosotros mismos, como eco del mañana.