lunes, junio 29, 2015

Temprano...

Y es temprano
El verano ha llegado
Con las hogueras san juaneras
A ras de las playas.
Aquí seguimos
Cantando a las fronteras de la libertad
Un océano nos abraza
Con su fuente natural de vida.
Y es temprano,
El ronroneo de un reloj avanza
Almanaques que arden
Bajo la lumbre de nuestros ojos cerrados,
Vacíos derrumbes de la nostalgia
Retornamos a las mareas
En el silencio de los cuerpos.
Y es temprano,
Aun los cirios del universo
Son aliento del crepúsculo,
Aquí estamos
Emergiendo en el resonar de los violines
Que nos llevarán al son de la brisa
Hilando nuestros empeños.



domingo, junio 28, 2015

Capitulo xxxxx... Fragmento de la novela que ando...

María crecía de alegría y de pena a la vez. La lejanía de Juan, sin noticias de él. Sin embargo aquel muchacho acogido bajo su techo se enderezaba, se desprendía de esas cadenas ensangrentadas del ayer. Vamos muchachos, decía a su hijo y aquel que había adoptado, es hora de la siembra.  Y allá en los campos de cultivo se afanaban en la labor desde el primer lucero del alba hasta que los astros abundaran sobre sus espaldas.  Pero todo no era tan calmo el recaudador iba de casa en casa para el deber de aquellas gentes de la aldea el pago de los tributos. Vamos chicos, tengamos fe, decía María al ver que con el paso del tiempo la cosecha no daba a luz. Pero nada, una ola de calor sobrevino incendiando los campos y llenándolo de plagas, la cosecha perdida. Vamos chicos, que los dioses nos de la fortuna de poder sobrevivir, tengamos, decía María. María con los ojos descolocados de su órbita, con la lágrima contenida. Ellos bajaban la cabeza. Sabía que esa gran mujer se derrumbaba y no por ella sino por ellos. Vamos chicos, tengamos fe, no pasará nada, decía María. Y el dolor crecía y crecía. El recaudador toco en la puerta de su caso. El recaudador tocaba y tocaba y María no sabía qué hacer. Tranquilo chicos, tengamos fe, aunémonos. María abre la puerta, por su rostros lágrimas hacen ver a este que no tienen nada. Ya sabe lo que le espera. La expulsión. El vagar y vagar a otros lugares donde les den tierras para poder cultivarlas. El vagar y vagar en busca de algún cobijo ¡La expulsión¡ A María se abrazan los dos muchachos. Avanzan hasta el cobertizo y allí la mula y un carro de mala muerte. Depositan lo poco que tienen en el y se van. Se van donde el destino de la brisa caliente los lleve. Otra vez, se dice. Otra vez vagar sin rumbo, sin la firmeza de que mañana comerás. Y Juan ¡Juan dónde estás¡

Yeguas que se alzan...

Yeguas que alzan su vuelo, en vertical, por las sendas de los puentes colgantes que desenvainan un arco iris. Van hacia la promesa de sus deseos. Inquietas galopan bajo la sombra de un almendro a medida que todo se hace palpable, real. Ella las observa con la indecisión entre sus carnes. Permanece en una cueva donde los secretos misteriosos de su amanecer son inciertos. La duda la retrae pero en sus sueños a lomo de una de ellas con la celeridad del viento vio un halito de luz. Las persigue, en vertical, por ese sendero de los puentes colgantes. Ellas no se dejan atrapar y sigue y sigue hasta el final del puente. Ahí un túnel con la lumbre de antorchas penetra en sus ojos, ojos que ven el mañana, esas emociones que le esperan. Se introduce en el, en su largo caminar solo escucha el eco de sus pisadas, las sombras vacilantes de las llamas. Tiene que llegar a su salida. Cierra los ojos y deja que el calor de las antorchas la guíe. Llega al final. Ahí están las yeguas pastando. Ella no se aproxima sino se acerca al acantilado. Un día con un sol radiante la estaba esperando. Un día con el romper suave de las olas la mira. Levanta sus brazos y se arrodilla. Respira e inspira. Y en vertical alza su vuelo  por toda la costa de esa ínsula. Y la hermosura de su silueta y entrañas la llevan de vuelta. De vuelta a la vida, a la alegría. 

sábado, junio 27, 2015

A lo mejor...

A lo mejor no me has visto. Nubes plomizas azotan tus ojos. Alejando en embarcaciones sin paradero cada una de tus sensaciones. Aquí estoy, aquí estamos. Brotando bajo la luz de un verano que parece dormir. Te apegas a sueños infranqueables, con esas barreras que una mano atroz interpone en tu camino. Pero, ven. Sí, ven aquí. Vendrán otros deseos que a lo mejor saborearas de manera hermosa. Me buscas y no me encuentras. Estoy aquí, estás aquí. Con la lumbre de un piano que recorre la existencia de nuestro ser. Somos. Sí, somos albatros que se vuelcan en torno a las mareas cuando se violenta. No hay temor. No hay prisas. Solo la sonoridad irreductible de nuestros latidos. A lo mejor no me has visto, digo. Yo, aquí. Esperando, esperando….Esperando el ocaso de las jornadas con el mecer de las olas. Y tú, en medio de ese océano, seas astro del firmamento que pace sobre mi pecho. Caballitos de mar misteriosos, mágicos nos observan. Caracolas lanzan al vacío una tonada. Sí, recuerdas. Esa de aquella estación sonaba a lo lejos.  Qué más da. Aquí estoy, aquí estamos. Con el velo en nuestra mirada, en nuestros labios. Ven, acércate. No habrá más daño por tanta desdicha. A lo mejor no me has vistos… 

lunes, junio 22, 2015

Y he venido....

Yy:
Que haces aquí . En este paseo cercano al océano cuando aún los astros son velas del universo.
XX:
Lo mismo me pregunto. Que hago aquí, me dices. Viene a contemplar la huida de las estrellas que conquista los corazones mientras nuestra madre la mar rumorea su despertar azulado. Permíteme ¿Me puedo sentar con usted?
YY:
Si, por supuesto. Siéntate. Aún es temprano. El horizonte oscuro se desvanece y avanza el astro rey . Creo proclama lluvias que vendrán de manera improvisada ¿Quieres tomar algo?
Xx:
Un café, por favor. Aun ando medio espabilándome. Pero no quería perderme la sensaciones de la madre naturaleza. Contemplar como las pardelas plateadas vuelan y vuelan y se posan en la playa.
  Un café pide a medida que enciende un cigarrillo que contrasta con la noche que se evapora. Se miran y después se fijan en la belleza perfecta del horizonte. Pardelas plateadas pasa ante ellos ¡Es un mensaje¡ Es un mensaje que viene de las profundidades del océano. Avisa de esos espíritus presentes: náufragos, emigrantes, ahogados que navegan en silencio en lo hondo de su entraña. Se miran, se recogen en sí mismos. Observan la gaviota plateada que sobrevuela sus pupilas, sus almas.
YY:
Somos hijos de las mareas. Hijos del logro rompiente de las olas en las rocas. Así hemos nacido en el violento golpe del océano. Su espuma sube y sube hasta llegar a esa cima del brotar de nuevas oportunidades, nuevas ilusiones, nuevos sueños.
XX:
Por ello he venido. He venido para ver esta masa ondulante mecer nuestros sueños. He venido para saborear el salitre y las caracolas que ahondan en una tonada emergente en paz y serenidad. He venido para acompañarte en esta soledad de los días.
Y ha venido. Sí, ha llegado para ser ala del aliento unísono de ese desconocido. Son extraños pero en la cima del oleaje cuando el sol broncíneo caricia sus ojos son uno. Espejo que se miran. Espejo que se desdobla y unifica en ir y venir de las jornadas.


sábado, junio 20, 2015

Dices....

Dices que si  saber de esos vuelos a otras esferas. Te entregas a un alma que dice velar por tus sueños sin darte cuenta que existen más oportunidades. Huyes ensimismada en esa mirada que por primera vez beso tu cuello sin saber otra maneras de erigir tus pisadas. A veces te hallas envuelta con un traje monótono de grises pétalos que te llevan, que te conducen por calles obsoletas donde los rostros se pierden. La noche te atrae. Noches sin luna doblan la esquina y temes convertida en silencio. Prefieres el mismo y apagado ritmo de las palabras que el te desvela y no te das cuenta del grito alegre que se expande ante ti. Mira…Sí, mira, te digo. Como el nocturno embellece los cuerpos que aspiran al nuevo sabor de los reflejos de una luna que prodiga singladuras a través del viento. De alguna manera tendrás que liberte. Convencerte de que esas alas vigorosas que ahora duermen en ti se izaran y se lanzarán a la mar hasta aquel faro ¿Es que no lo ves? Las horas pasan, los años son cansados pero tendrás que olvidar.   Pero no. Sigues en esa muerte, velas que  se enciende a medida que vacilas si salir o entrar, si seguir o parar.
Seguir o parar quedarme aquí en la duda. Estar estancada. Morir lentamente. Dejar el ancla bajo las profundidades. Creo que me he perdido. Ambulo como tú dices en calles sin luna y todo me da igual. No sé. No sé cómo resurgir bajo este fuego que aprieta mi vientre. Sí, me he perdido en las lagunas aburridas de la desidia. Todo me cuesta. Me cuesta tanto….que cada peldaño son rocosas inaccesibles, intangibles a mis pisadas ¡Mis pisadas¡ ¡No las siento¡ Se sumergen en un pozo de ilusiones acabadas, ilusiones inexistentes. Compréndeme. Escúchame. Cavo y cavo mi fosa. Así despacio, sin que nadie lo perciba. Pero tú vienes y me ves. Ves lo hondo de ella. Inerte soy. Mis sentimientos y emociones están ahí hondo, muy hondo. Tendré que trepar y el sudor y la fatiga me hace presa, indefensa ante las barbaridades que incrusta la vida. Oh, la vida. Ya se fue. Ahora déjame. Resignada me encojo y bajo la sombra de cipreses me apetece dormir. Dormir eternamente.
No. Aun la vida te llama ¡Escúchala¡ ¡Escúchala¡ El tintineo de las aves que una vez a tu ventana fueron a visitarte. El abrir de las flores cuando el crepúsculo se enciende en colores. No, amiga. No me dejes. Retorna al mundo de los vivos. Corretea como feliz guirre en las llanuras que te dan frescura, que te dan libertad. No. No me dejes, desencadénate y se tu misma.

No querida. Aquí me quedo. La fosa ya está terminada. No nada más. 

viernes, junio 19, 2015

Una brisa que viene...

Un brisa que viene. Una brisa que va. Envueltas en figuras de nubes cuando el eco de las gaviotas es sonoridad entre  nuestras carnes. Caminamos. Andamos por los vestigios incandescentes de los astros que alumbran nuestra mirada. Agotamos nuestras fuerzas en la ruta infinita contra los poderes de la oscuridad.  Y de nuevo nos engendramos, de un vientre  plano conquistamos un pedacito de firmamento que nos dirá de nuestro destino.  Un destino que a veces se envuelve en brumas cuando el alba atiza con las filigranas plomizas. Pero seguimos, nos ausentamos de toda realidad y somos amplitud de los sueños.  

sábado, junio 13, 2015

Levantad anclas....

Levantad anclas. Ella esboza a través de su ventana una sonrisa perfecta. Una sonrisa que se encadena alguna imagen del ayer. Paulatinamente la abre y observa esa jornada que se engendra en los acantilados donde las olas se remueven hasta romper.  Suspira. Inspira y espira. Se nutre de cada aliento de la atmósfera que en ese instante penetra en sus venas. Se ve surgir de nuevo. Otra vez el amanecer. Despacio se retira y se hace un café y se fuma un cigarro que la hace meditar. Años y años, piensa ella. Años donde las tundras han bañado estas paredes. Se siente sola, aislada en un mundo que se desbarata, que acomete traiciones a la humanidad, a los seres renacientes en el albor de su naturaleza. Ya no se siente triste sino cansada. Un desfallecimiento que la lleva, que la trae por cada una de las habitaciones vacías. Mira sus anotaciones, siempre lo mismo. Hoy he despertado en la inmensidad de un silencio, en el rumor de una marea, en el brío de astro rey que me trae nuevos sueños. Se retrae, se encoge y en un rincón de la cocina desusada se sienta. No siente ganas hacer algo. Se fuma otro cigarro, observa como el humo en espiral asciende a medida que sus inquietudes se extinguen. Aún así sonríe. Una sonrisa perfecta que la socorre de ese estancamiento en las presas vacías.

viernes, junio 12, 2015

Fronteras que se cruzan...

Fronteras que se cruzan
El amanecer diáfano
Un grito ante los ríos
Que nutren sus gargantas.
La jornada corre
A través de los espejos de nuestros ojos.
Todo igual.
Permanecemos intangibles a otras manos
Aunque el agua corre
Por nuestras mismas sendas.
El entendimiento se empobrece
Y llamamos a ese sol universal
Para que acoja la humanidad.
Todos iguales.
Costumbres que embelesa la riqueza
De unos corazones  en su mezcla.
Somos uno solo.
Un globo que permanece en un cosmos
Donde los astros nos hacen soñar.



martes, junio 09, 2015

Te vas...

Marea que regresa.
Marea que se va.
En la cercanía de un plano horizonte
Alas que alzan un inquietante grito.
Desde lugares lejanos se escucha.
El canto vigoroso de un cetáceo
Llamando a su hermano
Que se mueve entre las naves de los astros.
Quieres volar,
Volar lejos
Donde las piedras pisadas
No sean huella de tu sustancia.
Donde las arboledas perdidas
No sean ecos de un quejido infernal.
Y te mueves
En el delirio de los sueños.
Cansada estás
Marea que regresa.
Marea que se va.
Tomás el vuelo
Aferrada al compás de tu esencia.
Amas la luna.
Amas el océano.
Amas el bello ritual de las estrellas.
Puede ser que perezca en ello
Qué más da, te dices.
Y te mueves
Y tomas vuelo.
Te vas….



lunes, junio 08, 2015

Aquí estaré...

No sé porque te lo dije. Tal vez el aliento del norte con sus guadañas me oprimió la garganta e hizo que de mi erupcionarán esas palabras patéticas. Lo siento, te digo. Pero tú no sé…Me miras, observas cada uno de mis movimientos y me haces desencadenar en la duda. Perdóname. Fue una estupidez por mi parte. Pero tus ojos como órbitas muertas olisquean otro lugar, aunque me miras. No sé lo que estás pensando en este momento. Pero se me hace eterno. Espero tu perdón, digo.  Quizás no venga nunca. Estás resentida, inquieta, deslumbrada por mis palabras. A través de tus mirada observo como corres y corres en una huída que te lleva por un túnel donde la oscuridad pertinente impera.  Anhelas la salida, esa salida que te dará la luz y el brío suficiente para dar una contestación. Pero no…se hace muy largo. Al final un acantilado donde el romper de olas violentas demuestran un océano negro. No te detienes y caes al vacío. Al vacío de tus sentimientos. Me das apuro…No sé qué hacer, que decir, que palabras pronunciar para no dañarte más. Y te desvaneces. Por qué, te pregunto. Es como si fueras cenizas que en espiral se expande en el horizonte, un horizonte turbio, gris. Ya no más me das a entender.  Demuestras cansancio que con tan solo una mota de mi yo te hace irte.  Adiós amiga, te digo. Adiós. No sé…Cuando tengas necesidad de algo vuelve, aquí estaré. 

sábado, junio 06, 2015

Mírame..

Mírame
Sí, mírame
Con el sabor de cipreses
Rompiendo el oleaje
Penetrante en las rocas deformes.
Aquí estoy
Olvidándote.
Olvidándote…
Cenizas en la oscuridad
Cuando el alba se entromete
Para despertar la memoria.
Ahora somos inaccesibles,
Infranqueables tapias
Donde el musgo agreste
Trepa y trepa
Hasta enraizarse en nuestro corazón.
Cuerpos brotando
Bajo el sosiego de la despedida,
De ese resquemor de unos labios
Que abandonan una vida.
Pasos incesantes
Escuchados en la letanía.
La huída.
Ese escape por las ramas de nubes
De otro encuentro, de otro encadenamiento
En el proceso de amar.
Mírame.
Sí mírame
El otoño ha pasado
Y ya no regresamos
A esos lugares
Donde danzábamos
Al son un pájaro  azul.
Qué lejano queda  todo.
La huída.
El refugio de otros ojos
Cuya extensión  no te dirán adiós
En lo temprano de una casa fría.
Que te vaya bien…
Que los reflujos de una luna no anulada
Te de brío para la eternidad.
Ya sé qué lloras.
Llorar y llorar
Y tus pasos por calles vacías,
Por playas donde las gaviotas grises
Son el mecer de tus sentidos.



miércoles, junio 03, 2015

Vienes aquí...

Vienes aquí. Ahora, a estas horas cuando todo es desorden. El viento se arrima se arrima a las ventanas abiertas. Tic-tac, un reloj que no para y sigue su ritmo de la vida. Una vida que se acaba en el suceder de los años, de los meses. No ves el desorden. Me sorprendes. No esperaba tu visita a estas horas tan tempranas. El sol no lo he visto hoy, un mar de nubes invade el firmamento. No he tenido tiempo de recoger, pero sé que ti no te importa. Que vienes a contarme tu sueño. Siempre el mismo. Dices que vagas por barrizales donde una atmósfera feroz e imperdonable ataba tus piernas. Querías avanzar y no podías. De repente una yegua blanca se aproxima a ti y te invita a subirte. Pero no quieres. Quieres avanzar solo ante la dureza del camino.  Voy a cerrar las ventanas, el viento azota más violento. Las mar grazna. A mí no me molesta. A ti sí. Y decías que querías luchar tu solo. Tu cuerpo se dividía entre la fatiga y ese espíritu voluntarioso empujándote a continuar. Mira como la marea se violenta, como sube y sube. Hoy no nos podremos bañar. Y tu sueño no acaba seguías y seguías ante el agreste panorama. No sabes si lo lograste. No sabes si tu vida surgió de aquel lodazal victorioso. Solo que estás aquí, conmigo. No sé qué decir. Tal vez deberías ir a un psicoanalista que te ayude a descifrar su significado. Te veo valiente, emergente en el mañana. Ahora todo es oscuro, un largo túnel que has de superar.  Gracias por tu visita. Ya ves. El viento no se calma aun así vamos a la playa, ahí donde las olas rompen con las rocas. Nos subiremos a la más alta y la espuma nos refrescará. Vamos amiga, avancemos.