A lo mejor no me has visto. Nubes plomizas azotan tus ojos.
Alejando en embarcaciones sin paradero cada una de tus sensaciones. Aquí estoy,
aquí estamos. Brotando bajo la luz de un verano que parece dormir. Te apegas a
sueños infranqueables, con esas barreras que una mano atroz interpone en tu
camino. Pero, ven. Sí, ven aquí. Vendrán otros deseos que a lo mejor saborearas
de manera hermosa. Me buscas y no me encuentras. Estoy aquí, estás aquí. Con la
lumbre de un piano que recorre la existencia de nuestro ser. Somos. Sí, somos
albatros que se vuelcan en torno a las mareas cuando se violenta. No hay temor.
No hay prisas. Solo la sonoridad irreductible de nuestros latidos. A lo mejor
no me has visto, digo. Yo, aquí. Esperando, esperando….Esperando el ocaso de
las jornadas con el mecer de las olas. Y tú, en medio de ese océano, seas astro
del firmamento que pace sobre mi pecho. Caballitos de mar misteriosos, mágicos
nos observan. Caracolas lanzan al vacío una tonada. Sí, recuerdas. Esa de
aquella estación sonaba a lo lejos. Qué
más da. Aquí estoy, aquí estamos. Con el velo en nuestra mirada, en nuestros
labios. Ven, acércate. No habrá más daño por tanta desdicha. A lo mejor no me
has vistos…
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