Distante, materia oscura que se expande y contrae en curso
de las lunas. Nos unimos a las montañas donde los arroyos abundantes son
maravilla de los sentidos. La existencia se vuelve extraña, una condición
olisqueada por el encogimiento de nuestros estómagos ante tanto desgarro, ante
tanta ruptura de lo sensible, de lo frágil. Distante, en donde las mareas
hipnotizan los cetáceos, las aves nocturnas. Sin embargo, me aproximo, aquí
estoy, aquí estamos divagando nuestra condición de amar y ser amadas. Un
suspiro. Un agujero que sustrae cada tic-tac de la respiración para ser muelle
donde escalan los ojos de la penumbra. Y no es tristeza asumida, es un girar y
girar entorno a tu mirada ausente, desvaída, pálida. Distante…