Porque estoy ahora aquí con ojos vigilantes cada espacio donde tus pasos se columpian. No sé, tenía ganas de verte, de conversar sobre los sueños en mareas rotas. La jornada está nublada, la gelidez de su aliento se pega a mi espalda. El suceso de las estaciones están doloridas, con la pena ahincando sus los colmillos. No preocupes, vamos por las calles embriagas de estos instantes y nos miramos y nos tocamos. No importa, te digo. Ojos evaporados tras nuestras pisadas, seguras, firmes con el paso del tiempo. Estamos despiertas, abiertas a ese horizonte donde la vida se esconde. No preocupes, llegaremos. Vestidas de flores alegras ante la pesadez del otoño llegaremos. Nos fijamos en la mar, los huidos de la peste del hambre, de las batallas inacabables, de la sed vienen. Sus vidas rondan la muerte, la esperanza quebrada en la mar. Sí, la mar…la mar. La noche vendrá estrellada, subiremos al monte, más allá de los pinares y la vía láctea hablará con nosotras, de nuestros destinos. Sí, tenía ganas de verte. No preocupes, nos agarraremos al árbol de la vida y de su sangre seremos eviternas calmas bajo las sábanas de este mundo. Un mundo rumiando su desesperación, su jadeo en el pulso de la pena. Sabes… te estaba llamando, sin que te dieras cuenta. Te soñaba cuando la noche se metía entre mis sentidos. No preocupes. Te soñaba ….te soñaba. Así, con el vencimiento al mal que tiembla a nuestros pasos. Así, con las manos unidas bajo la sombra del universo. Ya sabes que te quiero, así, libre.