miércoles, diciembre 09, 2020

Sabes....

 




Porque estoy ahora aquí con ojos vigilantes cada espacio  donde tus pasos se columpian. No sé, tenía ganas de verte, de conversar sobre los sueños en mareas rotas. La jornada está nublada, la gelidez de su aliento se pega a mi espalda. El suceso de las  estaciones están doloridas, con la pena ahincando sus los colmillos. No preocupes,  vamos por las calles embriagas de estos instantes y nos miramos y nos tocamos. No importa,  te digo. Ojos evaporados tras nuestras pisadas, seguras, firmes con el paso del tiempo. Estamos despiertas, abiertas a ese horizonte donde la vida se esconde.  No preocupes, llegaremos.  Vestidas de flores alegras ante la pesadez del otoño  llegaremos.  Nos fijamos en la mar, los huidos de la peste del hambre, de las batallas inacabables, de la sed vienen.  Sus vidas rondan la muerte, la esperanza quebrada en la mar. Sí, la mar…la mar.  La noche vendrá estrellada, subiremos al monte, más allá de los pinares y la vía láctea hablará con nosotras, de nuestros destinos. Sí, tenía ganas de verte. No preocupes,  nos agarraremos al árbol de la vida y de su sangre seremos eviternas calmas bajo las sábanas de este mundo. Un mundo rumiando su desesperación, su  jadeo en el pulso de la pena.  Sabes… te estaba llamando, sin que te dieras cuenta. Te soñaba cuando la noche se metía entre mis sentidos. No preocupes. Te soñaba ….te soñaba. Así, con el vencimiento al mal que tiembla a nuestros pasos. Así, con las manos unidas bajo la sombra del universo. Ya sabes que te quiero, así, libre.

domingo, diciembre 06, 2020

DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE DICIEMBRE

 



Ando donde las olas rompe en las rocas deformes.  Rocas de un ayer magnatico cantando disecadas al hoy.  Dejo que el océano me consuma con toda su fragancia, con todo su violencia, con toda su fuerza. Estática, admiro cada movimiento de su corpulencia, bella, absolutamente entregada a la madre naturaleza. Y viene la ola, me es indiferente sus dimensiones. No, no hay temor sino una entrega de la firmeza. Y se va la ola en su baile con el sol del crepúsculo.  Sigo, aquí, en el ahora de estas estaciones extrañas. La emoción viene a mí. Y viene la ola, una ola que traga todo mal y me lleva a la entereza. Es otoño. La llovizna no tarda. No me retiro, un mestizaje salado y dulce me imanta, sobre la roca. Y descubro su seducción, su manera de presentarse. Contemplo su arrugada manera, su agitada celeridad fiel en el proceso de las lunas. Pardelas cantan a ese océano con sus vuelos en horizontal. Y la musicalidad  de sus ecos compañía del oleaje me deja aquí, donde las olas rompen.

sábado, diciembre 05, 2020

LLUEVE

 









 

Estás en la cascada. Llueve. Te has marchada en tu conversación con una jornada fría. Llueve. Te imagino por ese camino real esbozando la plenitud de la libertad, de tus ilusiones. Llueve. Desnuda te mueves bajo ella indiferente del tiempo,  hay tormenta. Llueve. No temes las desavenencias del clima a veces retorcido de la isla, de la isla. Cañaverales guardan tu secreto,  tu cuerpo tirita y a pesar de ello permaneces en la cascada.  No te das por vencida y pones a prueba tu sensatez, tus pilares arraigados a la tierra. Llueve. La noche ya viene, tienes que volver. No temes y cuando la luna te avisa que es hora de retornar lo haces. Llueve. Lo haces con tu corazón abierto en la balada de lo bueno, de la emoción, de una sonrisa dibujando sueños en la pesadez de las nubes. Llueve. Barranco arriba ves lo que has dejado atrás, ves lo que has agazapado en tus sueños y vienes. Llueve….llueve.

viernes, diciembre 04, 2020

PÁJAROS

 






Pájaros. Agrupados en un canto cuando el tiempo se detiene a las siete de la mañana. Están aquí, ahora, en las ramas de la vida, del ensueño.  Miro a través de los cristales de la ventana y la huida de la luna desvanece mis sentidos.  Me pierdo en el deseo, en las emociones acabadas con la entrada del despertar.   Soy viajera de los sueños, de las promesas de un otoño inalterable, equilibrado con el chasquido del oleaje. La sombra del ayer se ciñe a mi vientre, me arrojo por la vasta oscuridad. Un túnel me llama. Pájaros de boca cerrada lucen mis pasos y al termino las luces del alba. Ven, ven aquí, digo. Sin daño, sin penas, con la voz bien alta. Mis ojos. Tus ojos. Pájaros. Ven, ven aquí, digo.                

martes, diciembre 01, 2020

ELLA LOS VEÍA...



 

Ella los veía. Sí, los veía cuando la madrugada desvela el sueño. Las almas danzantes a su derredor la tocaban, la acariciaban. Sin duda, ella los veía. Sus ojos inconclusos en deseos se hilaban en la condición de las palabras de ellos. Y luego amanecía. Ella despierta se asoma al balcón , saludaba el nacimiento de un nuevo sol. Un sol iridiscente que soplaba su mirada perdida en la noche.  Sus conversaciones en el callar de las madrugadas se iban apoderando de sus  de escenas que vienen a ella. Ella los veía,  no tenía ningún temor. Cada una de sus llamadas sobrevolaban en su despertar, en su aletear cuando la madrugada desvela el sueño. Es temprano. Un perro ladra. Ella toma atención ante el significado de las apariciones. Ella toma rumbo con su boca amarrada al silencio.  La pesadez a veces la hj examina, siente el despecho de algunas esas ánimas que no más evocan la presura de los acontecimientos, buenos, malos…malos, buenos.  Ella los veía. Sí, los veía con su voz gélida, con su aura espesa, con su pasividad ante lo bochornosa de la visita. No. No le gustaba cuando en muchas ocasiones la desorientaban, sin saber el lenguaje de sus gestos, de sus movimientos. Y ella agradecía las noches de luna, noches de descanso para su cuerpo, para sus sentidos.   Y ella los veía, mujer que escala a otra dimensión invisible para muchos, digo yo. Ella los veía, en su espalda la sombra de ellos , de esos que se han ido y enciende la fogata del recuerdo cuando la madrugada desvela el sueño. Se siente agraciada , rebosante en un impulso que no tiene límites. Grata mujer, discurriendo en las oscuridades del humano ¡Qué misterio guarda este mundo¡, ello me pregunto porque ella los veía. No hay dudas, ella, ahora , en su balcón. Cierra los ojos y revive cada presencia de horas pasadas. Un perro ladra. Los pájaros cantan al otoño. Vendrá la lluvia, se dice. Y en su memoria intenta resolver cada significado de esas presencias extrañas, de esos muertos que danzan.