domingo, mayo 30, 2021

La luz

 


 La luz de la mañana incide sobre sus ojos, ojos de alas blancas paciendo en las miradas, de bellas tonadas.  Por un  impulso de sus piernas se dirige al mercado. Ese mercado donde el barrullo se incrusta en sus oídos, donde los cuerpos plagados de sudor olisquean su forma de andar, donde lo angosto de su espacio la hace  tropezar en cada paso. La luz de un día festivo la invita hacer hija de una ciudad donde todo fluye, donde todo mana al compás de los murmullos difusos,  inentendibles. Se fija en cada puesto, estática se alimenta de su color, de su caos, de las cosas dispersas en el intento de ser verticales en sus vidas.  La luz de sus sueños le da un vuelco, se encuentra en un espacio donde todo se mueve en desorden,  en altos y bajos con el equilibrio diseminado en cada personaje. El secreto de la sustancia de esas miradas se pierde en la mentira, en la verdad en cada producto de venta.  La luz de la mañana incide sobre sus ojos, sale del parque donde el mercado es cercado. Coge el transporte público, una guagua donde los vicios de mayo andan aun sueltos. Vicios de la inestabilidad del tiempo,     vicios de asientos vacíos en una mañana dominical. Se queda en una parada antes de su casa, camina, hasta que su corazón recoge de la brisa de un sol despistado, dejándose abandonar en las esferas de nubes que vienen…que vienen.  Sube hasta su planta, abre la puerta. La luz de la mañana penetra por una de las ventanas, el aire la eleva a ser ella. Se sienta frente en su escritorio y una ráfaga fría se pega en sus espaldas, la soledad, el abandono, la tristeza.  Escribe notas retorcidas en desencanto, retorcidas en lágrimas ahuyentando la pena. La luz de la mañana le dice que tal vez…tal vez si fuera más fuerza sería beso de sus pensamientos, de sus deseos. De pronto se viro, una luz de la mañana azul acogida por una masa de viento empapa sus ojos y todo es silencio. Cierra los ojos, se deja caer y un cierto temblor trepa hasta su corazón. La luz de la mañana incide sobre sus ojos y todo se ha acabado.

sábado, mayo 29, 2021

LIBROS PUBLICADOS RECIENTEMENTE

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miércoles, mayo 19, 2021

LAS GUARDABA....

Las guardaba en su bolsillo derecho. Eran sus inquietudes…un resonar de paredes de su casa que la asaltaba asestándole callamiento. A quien iba dirigida, no sabía. Solo, los mareas dictarían su curso a través de los años. Las guardaba en su bolsillo derecho.,..un bolsillo de cartas verticales al silencio. Ahí, una despedida. Ahí, un abrazo. Ahí, un beso. Ahí, lo cálido de su postura ante la existencia. Describía cada suceso invasor de su equilibrio, de esa tranquilidad molestada.  La guardaba en su bolsillo derecho. Para ella, para aquella donde la ausencia la condenaba a la dejadez, a la indiferencia, al cansancio. Sin embargo, en ellas, en esas cartas guardadas en su bolsillo derecho describía la belleza de un paisaje de ciudad, de sus parques, del columpiar sonoro de rostros que iban, que venían e intentaba descifrar lo recóndito de sus sentidos.  Y las guardaba en su bolsillo derecho. Salió a la calle se inquietaba con las miradas perdidas, cada vez más y más ojos saboreando el vacío, con sus cabezas rogándole no sabe que dios pero con el paso prieto del orden. Y las guardaba en su bolsillo derecho.  Cartas donde sus emociones cantaban con los pájaros descansando en ramas quietas, donde sus amores  se esparcían en una conciencia ahora remota. Pero, ¿qué vas hacer con ellas?, me pregunto. Las guardaba en su bolsillo derecho. Todos los amaneceres le sonreían con la nota de sus ojos despiertos, con sus espaldas descansadas y andaba por las aceras en una atmosfera agreste, tirana.  Nos olvidamos de nosotros, se decía. Y las guardaba en su bolsillo derecho, vestidas de los tonos de los días, del paso de las horas. Se arrimo donde el oleaje rompe con la isla y dentro de una caja de madera la puso.  Se desprendió de esas cartas que guardaba en su bolsillo derecho.  Miro el jardín misterioso  del océano, como se mira cuando algo de ti se desprende causando la herida y las dejó ir. Sí, dejó ir las cartas que guardaba en su bolsillo derecho.  El sol, bello, la alentaba a ese adiós. Por unos instantes se quedo inmóvil, la ciudad detrás de ella. Y las dejo ir, las cartas que guardaba en su bolsillo derecho. Temblorosa y con el mensaje huido en la mar  de fondo, en la mar violenta  retorno a la vida.


martes, mayo 18, 2021

EL CANTO....

 








El  canto del ahogado.

El canto difuminado de una frontera.

El canto de raíces ajenas.

El canto de la muerte.

Nubes

                Silencio

                               Pasos

El canto del amor.

El canto de tus manos.

El canto de tus ojos

El canto del adiós.

Nubes

                Silencio

                               Pasos

El canto de la nada.

El canto del vacío.

El canto  de unos labios heridos

 El canto  de tu vuelo

Nubes

                Silencio

                               Pasos

 

domingo, mayo 16, 2021

Donde las alas callan

 


Donde las alas callan.

Donde el refugio es estático.

Donde el ronroneo del tic-tac es eterno.

Donde tus ojos ceden a mis ojos

Y somos hijas de los vientos suroeste.

Donde la luna es voz.

Donde la mano mece la hierba.

Donde las olas son sororidad.

Donde las ramas nos columpian

Y somos hijas de los sentidos.

jueves, mayo 13, 2021

EL VACÍO DE LAS OLAS

 


La tempestad. Ella lejos donde la sonoridad de una mar fea ahuyenta su regreso a la costa. La tempestad. Enrevesada influencia de un tiempo que no la deja avanzar. En su tabla de surf, es mujer del viento, del oleaje que la lleva lejos …muy lejos.  Agarrada de ella intenta respirar, salir de las turbulencias violentas de un mar enojado, grosero, acribillante de sus sentidos.  Una luz de tierra la visita, una fatiga poderosa la muele en su esfuerzo….respirar, respirar en la profundidad de la mañana. Una mañana gris, pesada. Una ola la entrega a una orilla. Una ola se apiada de su sufrimiento y la deja desmayada  en un revoltijo de conchas, algas y arena.

ACTO 1

Ellen:

Tendida en la humedad de la arena. Tumbada en el silencio de este lugar.

Tumbada en  el rumor de las olas

Arrastradas hasta mis pierna.

Un estático frío golpea mis carnes,

Una estática visión me  lleva a la nada.

Respiro hondo y me levanto.

Me siento tambalearme, los mareos surcan a través de mis cuerpos. Todo es doble, triple. Mis ojos contemplan mi cansancio, mi desmayo y soy firme pensamiento en que puedo estar erguida.  Intento dar un paso, así, con la fatiga , con los mareos y el desequilibrio frena mi propósito. Un cierto temblor arremete mis huesos y caigo de rodillas.  Detrás de mí el mar, delante de mí la insonoridad de las voces de la existencia.

Sentada, dejo que el tiempo  pase. Ahora, un sol batallador se enfrente a mi mirada y me hace cerrar los ojos. Parezco adormilarme más en el conocimiento, parezco desorientarme más de mí equilibrio. Abro los ojos, me siento mejor. No avisto a nadie y el susurro de lo desconocido me acecha. No sé donde estoy solo, el silencio y el océano. Una gaviota se acerca a mí, me merodea como si fuera presa suya con este olor a mar. Fijamente, me mira, observa cada movimiento que hago y se retrae. Pero vuelve otra vez a aproximarse en su espacio,  en mi espacio. Un espacio reducido que tiempo y el observador comprueba que es distinto. Me pregunto dónde estoy. Sí, ¿dónde estoy? Estoy en  una pedazo de tierra inhabitado. Estoy perdida en una masa de isla que desconozco. Estoy en donde los rayos solares no dejan incidir en mis ojos. Estoy frente a una gaviota (que no deja de mirarme) que con su expresión, con el negror de sus ojos quisiera decirme algo. Aletea alrededor de mi, sus alas en horizontal son enormes testigos de esta vida, de este lugar, de este océano. Ella sabe donde estoy. Estoy donde la reconditez se encuentra consigo misma. Estoy donde lo natural es verticalidad que hace tomar aliento y lentamente comprendemos el lamento de la humanidad.  Se acerca a mí, con su danza, con sus plumas grises y blancas, con sus ojos fijos en mis ojos. En mis ojos agotados. En mis ojos penosos. En mis ojos desesperados. En mis ojos vacios.

 

Voz fondo:

Ellen y la gaviota

Ellen y la playa vacía.

Ellen  y el silencio.

Ellen y el rumor de las olas.

Ellen y su destino.

Ellen y gaviota se examinan como seres extraños, como seres comunes, como seres hijas del océano. Ellen cogiendo olas cuando la mar nerviosa tira de la ira. Gaviota merodeando la marea al encuentro de su alimento. Amantes ambas de un mar que se embiste con su tenebrismo  absoluto. Ellen y la gaviota no lo temen, lo conocen. Ambas descansadas se viran y juntas lo miran. Se ven de reojo, una confianza las alerta de que serán amigas, amigas en la verdad.

Gaviota:

La belleza

Ellen:

La belleza

Gaviota:

Las olas

Ellen:

Las olas

Gaviota:

Solas

Ellen:

Solas.

Gaviota:

Estamos aquí, en este islote de no sé cuantos. Un sitio donde nadie llega. Tú estás aquí. Has llegado tu en tu danza con las olas, eclipsada en tu orientación.

 

Ellen:

 

Si, no hay vida. Como lograré retornar a mí hogar. No entiendo como la tempestad me vomitó sobre esta orilla donde ahora hablo con una gaviota, solas y el oleaje. Las olas se alargan y quietas en el tiempo mecen nuestros deseos, nuestras incertidumbres. Estamos aquí. Intento enderezarme pero el cansancio se apodera de mis miembros, calambres y vértigos.

Gaviota:

Estás aquí. No te des prisa. La celeridad no nos lleva a nadie. Tienes que reponerte, recuperar toda tu fuerza. Mientras, seamos vigías de esta extensión de masa de agua salda. Mientras seamos embelesada observación de cada movimiento de su corpulencia. Las ballenas nos saludan, escúchalas…¡escúchalas¡ Ellas en el virgen océano de  su existencia ¡Qué hermoso es su canto¡ un deje de tristeza se refleja. Huyen…huyen de las manos arpones, de los ojos navajas. Aquí están con nosotras.

Voz del  fondo:

Ellen y la gaviota

Ellen y la playa vacía.

Ellen  y el silencio.

Ellen y el rumor de las olas.

Ellen y su destino.


 

 

Ellen:

El sol estalla sobre mi espalda. Mi espalda cansada. Detrás un árbol, me cobijo en su sombra, en ese regazo donde la herida no sangra más. Mis ojos en el derredor se mueven y la gaviota no está. Debe ser el descenso del mediodía. Por un momento pienso en ella, en ese mar no lejos de donde estoy, lo veo. Su movimiento sinusoidal me atrae pero, no, no regresaré a casa.  Lo admiro en toda su expansión. Estoy debajo de un limonero. Es raro, pero es un limonero. Sus frutos aromatizan mi cuello. Un olor que me consume hasta se olvido donde estoy. Sola, en una isla donde las mareas columpian mis sentidos. Me apoyo en el , el agotamiento se deshace y tomo la mano a las ganas…a las ganas de conversar con mis inquietudes, con mis emociones, con mis pasiones. Lo acaricio, cuerpo áspero que guarda los misterios de este trozo de tierra. Mis labios siente el jugo de un limón. Mis labios castigados. Mis labios doloridos. Recobro el equilibrio y estática extiendo mis brazos a ese sol del que me escondo. Sus raíces anudadas, estranguladas sobresalen de la arena. Y no me pregunto cómo puede sobrevivir como especie en este hábitat adverso a su condición. Lejos…muy lejos donde los montes dan riqueza. La borrasca se ha ido, se ha fugado a otros lares donde la mar serena será avalancha de todo un mal por momentos. La gaviota regresa, la siento detrás de mí.

Gaviota:

 Somos poleas que nos movemos según los vientos se ahínque en nuestra razón. El corazón y los sentidos nos guían en el devenir de las horas, la razón nos paraliza y el temor nos apresa. Tu como mujer de las mareas sabrás de ello. No escondes nada, sacas toda tu vileza para ser rítmica tonada con las olas ¡Las olas¡ ¡Las olas¡  como la vida misma son. Vamos y venimos, nos quedamos y luego nos marchamos pero volvemos aquel lugar donde la paz nos quiere. La belleza.

Ellen:

La belleza

Gaviota:

Las olas

Ellen:

Las olas

Gaviota:

Solas

Ellen:

Solas ¡Qué hermoso atardecer¡ un océano plano con alguna rugosidad, con algún defecto, nada es perfecto. La imperfección nos saluda. Nos inunda cada jornada, eso es bello. Ya distingo el faro de mi hogar allí, a lo lejos.  No sabía de esta pequeña isla. Nunca había estado. Nunca ha estado nadie. Ella es para mí, ya tu vez, perfecta. Un estado donde la vida se vuelve lenta, calma. Un faro que viene, que va como el oleaje. El con su luz, ellas con su espuma. En su unión un canto al placer, a las sensaciones muertas atracados sob


re nuestros hombros. Tus ojos, mis ojos. Mis ojos, tus ojos.  

 

Voz del fondo:

Ellen y la gaviota

Ellen y la playa vacía.

Ellen  y el silencio.

Ellen y el rumor de las olas.

Ellen y su destino.

El limonero baja sus ramas sin púas. Ramas de manos donde Ellen es  invitada a sentarse. Donde Ellen se incorpora y se acomoda. Donde  Ellen recobra la confianza con la madre naturaleza. La eleva hasta donde la luna, ya visible, comenta con su halo las zozobras del mundo, las contradictorias facetas del ser humano, los desajuste de una atmósfera que muere por su propio veneno.

Luna:

Querida tierra.

Amada tierra.

Vuestro crepúsculo a las brumas son perceptibles. Una densa niebla os embadurna de desgracias, de desencanto y la paz está lejos….muy lejos ¡Oh, vuestra belleza¡ Miradme, miradme…no perdáis la esperanza.

Gaviota:

La belleza

Ellen:

La belleza

Gaviota:

Las olas

Ellen:

Las olas

Gaviota:

Solas

Ellen:

Solas. Es hora de partir, como arco iris ramificado en la ilusión de la luna me voy. Me marcho a la isla…la isla.

 

domingo, mayo 09, 2021

SENTADA


 

Sentada,

Raíces rasgando la ventana.

Una luz de la tarde,

El pasadizo de los sueños.

Vertical,

Miradas perdidas.

Las hojas cayendo

Las flores naciendo

Y el pasaje al gorgoteo de las olas,

Voz sonora en lo eviterno de su cuerpo,

Balanceo interminable clavada en la humedad de la arena.

Sentada

     Vertical

  Y la sonrisa de las gaviotas

Ligeras plumas acariciando mi tez.

jueves, mayo 06, 2021

SOMBRAS IMPERTINENTES

 






Sombras impertinentes

 Las ramas de la   tierra

Ojos  inacabados en el horizonte

Crepúsculo de soles

Desviando las pisadas inertes

Neutros paisajes

Se acomodan en la insonoridad

La búsqueda se hace ritual

Con alas rajadas

Con alas desperdiciadas

Con alas brumosas

Al canto de las cicatrices

miércoles, mayo 05, 2021

HIJA DEL COSMOS

 





Su  fisionomía era secuencia de los riachuelos que presencian  la vida. Nacía del alboroto de la alegría como bienvenida hermosa a su nuevo rol. Sus ojos se confundían con la ausencia de ser formar parte de un legado de otros años. Sin embargó, nacía con la condición del bien y del mal, de lo claro y oscuro  que vida amarraba a su cuello desnudo. Un grito en el silencio de su nada la reactivo y ahora era otro pedazo minúsculo de esta tierra. Su andar , embelesado a todo lo que surcaba a su derredor,  era cauto,  entregado a sus nuevas singladuras por el espacio que habitamos. Sus manos,  enderezadas, se consumían en ser pacto del amor, de un querer  que la recogiera en su sombra cálida. Ella venía de otro  lugar….un lugar distante para la razón de la existencia.   A medida que avanzaba iba vistiéndose, de humana,  para no aparentar su lejana procedencia. Algunos vagos recuerdos del ayer se cruzaban en su memoria. Ahora estaba aquí con la visión de una experiencia. Desde sus sentidos examinaba, observaba,  tocaba todo…el todo. Y el todo era un mundo desajustado, desequilibrado,  desorientado. Ella, neutra, a todas las ideas se entregaba a escuchar. Escuchar la tonada de los pájaros, escuchar el rumiar del oleaje, escuchar el crujir de  las  ramas, escuchar el lamento del viento….del viento.  Sentía como si este mundo abocara al vacío, a un abismo imposible de parar.  Penas, dolor y el coraje de quien lucha para atragantar toda su miseria, toda su nada. Su conclusión aportó que esta esfera era como los seres que la habitaban, su madurez tardaría años en llegar. Una madurez  cual costaría la vida, la sonrisa, las pisadas de las arboledas en su ascensión al sol.  Una madurez  cual seductora de cada miembro , de cada sociedad sin los rencores del ayer, sin el atravesado odió entre sus integrantes. Su fisionomía volvió aquel riachuelo del que manó. Su muerte fue disuelta en su olvido. Sus ojos se embarcaron a otros lugares del universo. Ella hija del cosmos. Ella hija de jardines flotantes  eviternos.

domingo, mayo 02, 2021

EL DEVENIR...


 

El devenir del querer,

Estampida de sueños

Doblados en un  cajón.

El devenir de los abrazos,

Veracidad gruesa

Engrandeciendo los sentidos.

El devenir de nuestras manos,

Acariciando las hojas verdes

Del mañana.